Lightning Only Strikes Once (...

Av cyberpuf

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Una tormenta se desata y Clarke decide subir a lo alto de la torre en Polis porque no puede soportar la idea... Mer

1. Lo inesperado
2. Malditas hormonas adolescentes
3. Reuniendo fuerzas
4. Al filo.
5. Razones confidenciales.
6. Memoria motriz.
7. ¿Quién manda?
8. El eslabón débil, o no.
9. Un nuevo comienzo, juntas.
10. Conseguiros una habitación.
11. Moviendo fichas.
12. Como ver por primera vez un lugar ya conocido.
13. El programa Adopta un Skaikru.
14. La brutalidad de Polis.
15. Como una de tus chicas francesas.
16. Reasignados.
17. Llamada de larga distancia.
18. Promoción de peones.
19. Derecho a una llamada.
20. Elige tus batallas con sabiduría.
21. Falta de comunicación.
22. Eres mi debilidad.
23. Buscando a alguien.
24. Tercera ronda.
25. Enjabona y enjuaga.
26. Preparativos de viaje.
27. Asesoramiento profesional.
28. Segundas oportunidades.
29. Yo voto por televisiones.
30. En el armario.
31. Alguien para cuidar la casa.
32. Una delgada línea invisible
33. Vestida para matar.
34. ¿A qué jugamos?
35. Poli bueno, poli malo: estilo grounder.
36. Yendo a pescar.
37. Kane.
38. No solo los buenos mueren jóvenes.
39. Dormir.
40. "Lo siento" es más que una frase.
41. Un poco más cerca que el sofá.
42. Sin reembolso.
43. Las cadenas de mando.
44. La parada repentina
45. ¿Captas el mensaje?
46. Llevar una pistola a una pelea con cuchillos.
47. Matar al Mensajero.
48. Como Donkey Kong.
49. Sky City
50. Chispas
51. Abre y descarga.
52. El rayo sólo golpea una vez.
53. Simplemente no lo explotes.
53. La calma que precede la tormenta.
55. Una chica por la que vale la pena luchar.
56. Un punto débil.
57. La cura definitiva.
58. Colocarse bien por lo alto.
59. Lo que temen los monstruos.
60. Subiendo de nivel.
61. Todo se desmorona.
62. Tiempo de sanar.
63. En equilibrio.
64. Kos Kongeda.
65. Emancipación total.
66. Ansiedad por separación.
67. Como un padre.
68. Piensa en los niños.
69. El Swerve.
70. Códigos de lanzamiento.
71. Choque.
72. El resto es historia.
73. El acuerdo.
74. Mejor muerta.
75. Guerra pasivo-agresiva.
76. La vida después de la muerte.
77. Un día helado en el infierno.
78. Territorio enemigo.
79. Quién eres cuando nadie te ve.
80. Tomar un pueblo.
81. Reunión familiar.
82. Guiando la manada.
83. Traición y pólvora.
84. Mi verdadero norte.
85. El libro.
86. Jugando a las casitas.
87. Calentando el ambiente.
88. Familias destruidas.
89. Canción de hielo y fuego intencionado.
90. Cita a ciegas.
91. Primeras impresiones.
92. Sin volver a casa.
93. Cazados.
94. Convalecencia.
96. Dirección obligatoria.
97. Acepta el destino.
98. El libro.
99. La huella que dejamos.
100. Ellos las prefieren rubias.
101. Cuando la música se detiene.
102. Donde reside la lealtad.
103. Sobre hielo delgado.
104. Un último deseo antes de morir.
105. La peor caminata de la historia.
106. De la forma que elegimos ser.
107. El camino menos transitado.
108. De mal en peor.
109. Profundizando.
110. El deshielo.
111. Una corazonada.
112. Sin aliento.
113. El segundo ejército.
114. Fortalezas.
115. Reposo.
116. Pasando la antorcha.
117. Regreso a casa.
118. Una oferta que puedes rechazar.
119. Con esta funda de daga yo...
120. Reglas de combate.
121. Un destino peor que la muerte.
122. Las palabras de Lexa.
123. El amor no es ciego.
124. Lazos familiares.
125. Polísticos.
Capítulo 126 : cuestión de fe.
127. Un caballo de regalo.
128. Reencuentro
129. Volando a ciegas.
130. Diplomacia para principiantes.
131. Lazos.
132. Nuestra historia.
133. Epílogo: Ascender (+ notas finales)

95. Un disparo a ciegas.

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Orión era tan bueno como su palabra. Nyssa parecía sorprendida por su repentino cambio de opinión, pero no lo cuestionaba.

-¿No vas a decirle?- Clarke le preguntó una vez en voz baja.

-¿Y hacerla elegir entre yo y su cultura?- Orión levantó una ceja. -Sé lo que ella elegiría. Ella me ha elegido antes. Pero no la obligaré a tomar esa decisión nuevamente. No hay razón para hacerle pasar por eso.

-¿Cuál es el plan?- Gustus dijo humildemente detrás de ellos.

Orión no miraba hacia atrás, pero era obvio que se dirigía a Gustus. -Te dejaremos antes de llegar al pueblo. Clarke anunciará que su misión es vital y secreta, y les diré a nuestros cazadores que, a cambio de nuestra ayuda, 'Ontari' me dijo que era mejor cazar lejos al oeste, donde la Azplana y su gona no estarían. Evitaremos el pueblo e iremos al desierto durante al menos una semana para que nadie pueda hablar de haberte visto. Eso debería darte suficiente tiempo, ¿sha?

-Sha-, dijo Clarke. Sintió una oleada de gratitud. -Cuando llegue a casa, le contaré al Comandante sobre tu gente, lo prometo. Si podemos, te llevaremos comida. Llevaremos comida a todos. Sé que hay muchos alimentos adicionales almacenados en el territorio Trikru y Trishanakru en preparación para el invierno.

-Entonces espero que el nuevo Comandante venga al norte antes de que todos muramos de hambre por el orgullo de Azplana-, dijo Orión rotundamente.

Nyssa apareció a su lado, corriendo por la nieve rápida y silenciosamente. -Jossan se fue al norte-, informó. -Hay una búsqueda de gonakru. ¿Quizás por ti?- Dirigió la pregunta a Clarke.

-Quizás-, dijo Orión de inmediato, interceptando la pregunta. -Pero no sé si debemos arriesgarnos.

Nyssa lo miró extrañamente. -¿Arriesgarnos? ¿Qué riesgo?

-El Azplana tiene enemigos-, señaló virtuosamente. -¿Quién puede decir que es su gonakru? Podrían ser desertores o natrona. Nosotros sabemos que vamos a defender Ontari y su prisionero con nuestras vidas. ¿Quién puede decir que harán lo mismo?

-Él tiene razón-, dijo Clarke, tratando de levantar su fachada de fría arrogancia y fracaso. Haber estado fingiendo durante tanto tiempo la estaba agotando. Así que, dejó que su rostro cayera en la emoción que realmente sentía: gratitud. -No vale la pena correr ese riesgo-. Le sonrió a Nyssa cuando la otra mujer frunció el ceño. -Además, tus cazadores están haciendo un trabajo tan bueno, no creo que una docena de gonakru puedan hacerlo mejor.

Nyssa se sonrojó de orgullo e inclinó la cabeza. -Mochof-, dijo en voz baja pero con gran sentimiento.

-No me debes nada-, dijo Clarke con sinceridad. Debía decirle que les había mantenido a salvo y alimentados. Expandió su sonrisa para incluir a Orión. -Y tu houmon es muy desinteresado para seguir guiándonos incluso cuando podría deshacerse de nosotros fácilmente.

-Es mi deber-, dijo Orión suavemente. Pero por un segundo mira a Nyssa y su expresión reveló su culpa y preocupación. Podría hablar sobre querer mantenerla protegida, pero Clarke estaba segura de que una parte de él quería decirle toda la verdad a Nyssa. Deseaba no haber introducido conflictos futuros en su relación con sus acciones, pero no lo había podido evitar. Aquello podría conducir a la discordia entre ellos, pero también significaba que ella y Gustus no tendrían que intentar matar a esos cazadores o promulgar algún otro plan desesperado.

Llegaron al pueblo al anochecer.

-Aquí-, dijo Orión en voz baja, pasándole su carcaj mientras se separaban. -Toma esto. Hay quizás veinte flechas en su interior, y un par de cuerdas de arco de repuesto ya que la que estás usando ahora es demasiado vieja y suelta. No tiene sentido tener un arco sin flechas.

-Ahora tú tienes un arco sin flechas-, señaló Clarke.

-Estaré bien-, le aseguró, mirando a Nyssa. -Mi houmon compartirá sus flechas conmigo-. Hubo una pausa momentánea y luego él se acercó, tomó su mano y la apretó con fuerza. -Te deseo suerte-, dijo.

-La necesitaré-, dijo Clarke con ironía. Los otros cazadores comenzaron a reunirse a su alrededor y ella levantó la voz para que todos pudiesen escucharla, y dio el discurso que Orión le dijo que diera, bordado con gratitud y alabanza, pero que seguía siendo esencialmente el mismo. Que eso era un secreto, que no debían decirle a nadie, que había una mejor caza hacia el oeste, que ella se aseguraría de que Azplana supiese de su servicio.

Desaparecieron en la creciente oscuridad y luego fueron solo ella y Gustus. Lo último que vio de ellos fue a Orión, natrona para su pueblo y su compañera, pero fiel servidor de la Comandante, levantando su mano en una despedida solitaria. Esperaba que él sobreviviese.

-Está bien-, dijo Clarke en voz baja a Gustus, quitando las cadenas de sus muñecas. -Solo nosotros ahora.

La miró a los ojos. -Eres increíble-, dijo, suave pero ferozmente. -Salvaste nuestras vidas.

-Y ahora tienes que mantenernos tú con vida-, dijo Clarke con una pequeña sonrisa desigual. Estaba un poco sonrojada por los elogios. -Supongo que deberíamos esperar hasta que oscurezca antes de encontrar a este tipo. ¿Sabes dónde vive?

-En absoluto-, dijo Gustus con calma. -Pero no debería ser un problema averiguarlo.

-Gus, nos están buscando-, señaló Clarke. El nombre abreviado simplemente salió de su lengua, ella no lo pensó antes de decirlo, pero él no reaccionó negativamente, por lo que decidió que probablemente estuviese bien.

-Ogud-, dijo Gustus, con la cara torcida en una sonrisa preocupante. -Al menos uno nos encontrará.

Clarke negó con la cabeza. -Escucha, no sé si deberíamos...

-Clarke-, dijo con firmeza, mirándola a los ojos. -Esta es la única forma que conozco para encontrar a quién buscamos. No podemos buscarlo en todo el pueblo, debemos saber exactamente a dónde ir. Este es el camino con el menor riesgo. ¿Tienes alguna objeción además de tus escrúpulos?

Hubo una pausa muy larga. Clarke se aclaró la garganta, tratando de eliminar el nudo repentino. Dejó que la mayoría de los Maunon murieran en este mundo, y no se arrepentía, pero cada una de las personas ejecutadas había cometido crímenes, había dejado morir a Grounders para poder vivir. Manipuló a Nia para enviar a su gona al sur a lo que estaba bastante segura de que era una emboscada o una trampa de algún tipo, pero ellos habían dedicido marchar contra la alianza. Causó la muerte de hombres y mujeres en el castillo de Nia, pero fueron parte de un plan para obtener un misil nuclear y atacar a ella y a la gente de Lexa. Todas esas cosas parecían muy diferentes de lo que ella sabía que Gustus estaba hablando: secuestrar a una persona al azar, solo porque se desviaban hacia el borde de la aldea y torturarla para averiguar la dirección de un hombre. Y luego... ya verían que hacer con esa persona, no quería ni pensarlo.

¿Pero cuál era la alternativa? Si permanecían allí por mucho tiempo, entonces un explorador o cazador los encontraría. Una vez que saliese el sol, no tendrían dónde esconderse. No podían pasear por la aldea y esperar que se encontrasen con el espía y él los invitase a su casa a descansar; obviamente, ambos estaban heridos, y Nia probablemente tenía todo el lugar en alerta máxima.

-No quiero matar a una persona inocente-, dijo eventualmente, y se sintió avergonzada de la incertidumbre en su voz.

Gustus inclinó la cabeza. -Y no te estoy pidiendo que lo hagas. Espera aquí.- Y luego desapareció como si ella le hubiera dado una respuesta.

Ella pensó que tal vez lo había hecho.

Clarke se acurrucó en el tronco de un árbol cercano: estaba un poco hueco y era un lugar tan bueno para esperar como cualquier otro. Pasó los dedos sobre los relieves del arco de Costia una y otra vez, como si hubiera una historia secreta que su precursora podría haber tallado. Pero en cambio, solo había enredaderas, flores y plantas que se entrelazan a su alrededor, bellamente detalladas y desgarradoramente incompletas. Clarke no estaba seguro de que nadie más que otro artista se diese cuenta, pero el arco definitivamente había sido hecho por alguien que pensaba que tenía años para hacer que la mitad superior fuera tan perfecta como la inferior. Faltaban las venas de las hojas allí y las flores no eran tan intrincadamente perfectas como deberían ser. Algún día, cuando muriese, ¿Clarke también dejaría los dibujos sin terminar?

Sin embargo, la parte superior era interesante por otra razón: no solo estaba decorada como la parte inferior, sino que se había afilado hasta el punto en que Clarke creía que probablemente podría apuñalar a alguien con ella. Costia debía haberlo hecho para el caso de que alguien se acercara demasiado para que las flechas fuesen efectivas. Si el gona que la había atacado de nuevo cuando descubrieron que Nia se había aliado con el Maunon hubiera sido tan inteligente, habría destripado a Clarke en lugar de simplemente enrollarla y darle un puñetazo en el estómago. Separó la cuerda y se dio cuenta de que Orión tenía razón, estaba demasiado floja como para haber podido disparar una flecha. Sin embargo, no estaba segura de si debería utilizar el arco de Costia... lo más probable es que accidentalmente se abriese la mano intentando hacerlo.

Ningún grito partió el aire de la noche, pero cuando Gustus apareció frente a ella nuevamente un tiempo después, se estaba limpiando desapasionadamente las manos ensangrentadas contra su abrigo.

-¿El cuerpo...-, Comenzó a decir Clarke, luego se detuvo. Confiaba en Gustus, o al menos confiaba en su profesionalismo: sabía que él no habría dejado ninguna evidencia, que el cuerpo estaría oculto o disfrazado de alguna manera. Y ella no quería saber nada más que eso. No quería saber lo que había hecho. -No importa. ¿Encontraste dónde está?

-En el lado norte de la aldea-, dijo Gustus. -Si vamos a la parte trasera de su casa, deberíamos evitar ser vistos.

Clarke lo siguió un poco aturdida. Desde que se habían encontrado con Orión y su grupo, ella había estado tomando la delantera y manejando todo. Gustus acababa de ser arrastrado, un preso presunto, todas sus responsabilidades despojadas de él y entregadas a ella. Ella había asumido todo, y descubrió que estaba cansada mentalmente tanto como físicamente. Le dolía el tobillo herido y su mente se sentía espesa y extraña. Por todo eso le permitió tomar la iniciativa, arrastrándola por las pequeñas calles de la aldea para esconderse en rincones oscuros, conduciéndola a través de callejones oscuros y hacia los recovecos de los árboles, y eventualmente a una puerta cerrada que golpeó con dureza.

El hombre que la abrió era de mediana edad pero musculoso, un poco encorvado, con ojos pensativos entrecerrados y cabello rubio muy largo. Sin embargo, Clarke solo lo vislumbró antes de que registrase la cara de Gustus e intentase cerrar la puerta de nuevo. Gustus la abrió, arrastrando a Clarke detrás de él. -Saludos, Assan-, dijo, con un lado de su boca en una sonrisa. -Buscamos santuario.

-La Comandante está muerta-, gruñó Assan, sonrojado. Clarke se dio cuenta de que las cicatrices de Azgeda en su mejilla eran superficiales y pequeñas en comparación con la mayoría, como si le hubieran cortado con cuidado con una navaja en lugar de cortarlas con una espada. -He arriesgado más que suficiente para ayudarla. Y todo fue por nada, ahora ella se ha ido, y todos ustedes son natrona ...

Gustus gruñó a cambio. -Dilo de nuevo-, invitó humildemente desafiándolo.

Assan retrocedió varios pasos y se aclaró la garganta, volviéndose más cordial. -No quiero ofender a la ex Comandante, en absoluto, ni a ti. Pero debes ver...

-Veo que tienes espacio más que suficiente para nosotros-, dijo Gustus. - Veo que nos esconderás aquí, o cuando seamos capturados, el tuyo será el primer nombre que enumere...

-Como te gusta amenzarme...-, dijo Assan, con la cara aún más sonrojada y la ira creciendo. -Mi lealtad...

-Tu lealtad debe ser hacia la mujer a la que le debes tanto-, dijo Gustus suavemente. -Y ahora a su sucesor elegido. Pero te digo algo, Assan: si sientes que tu lealtad a Azgeda es lo más importante en estos tiempos de guerra, más importante que tus votos a la Comandante, entonces puedo respetar eso. Él sonrió, pero no había nada amigable en ello. -Entonces el tuyo será el segundo nombre que enumere. ¿Cómo está tu hija? ¿Todavía vive en el pueblo? Ella debe estar orgullosa de que su nontu tenga tales principios.

-Hola-, dijo Clarke, encontrando su voz de nuevo. -Suficiente, Gustus-. Se dio vuelta para mirar a Assan. -No estamos aquí para lastimarte a ti ni a nadie-, dijo con claridad. -Todo lo que necesitas hacer es escondernos por unos días, para que podamos dormir, sanar y recuperar nuestras fuerzas. Y a cambio nos iremos, nunca lo mencionaremos a nadie, estarás a salvo, tu hija estará a salvo. Lo prometo, Assan. Sólo uno pocos días.

Assan la miró a los ojos y finalmente asintió lentamente. -Sha-, dijo con voz áspera. -Unos pocos días.

Fortsett å les

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