Después de los secretos y mensajes compartidos quedamos cómo dos simples desconocidos.
NARRADOR
Mañana siguiente
Era la mañana siguiente y Juan Carlos se dirigía hacia la habitación de Daniela. Se había despertado muy temprano y ahora con perfecto traje a la medida entraba a la habitación de Daniela para verla batallar con una corbata.
— Buenos días.— Saludó Juan Carlos aún con algo de precaución en su voz,después de todo era la muerte quién tenía enfrente.
— Buenos días,Juanca. ¿Listo para el día de hoy?— Preguntó la castaña viéndose en un inmenso espejo aún batallando con la corbata.
— Supongamos que sí.— Se limitó a responder el mayor,la castaña volteo rápidamente.
— No deberías tenerme miedo. Sólo considerame cómo alguien que arregla tus problemas a partir de hoy.— Comentó la castaña con rostro indescifrable.
— No es normal que escuche esas palabras viniendo de la muerte.— Contestó Juan Carlos metiendo las manos a sus bolsillos,Daniela esbozó una sonrisa invisible.
— Tienes que aceptarlo.— Mencionó sin más para volver a su anterior batalla.
—¿Te quedó la ropa?— Indago el mayor sobre la vestimenta de la castaña.
Juan Carlos tuvo que mandar a su chófer por ropa para la castaña,era la muerte pero tenía que estar en un buen perfil para seguir con el con cualquier convenio que hayan tenido.
— Por supuesto. Me recuerda a cierta época que viví tiempo atrás,pero claramente está es más cómoda.— Contestó la castaña sin más,el mayor asintió.
— Iremos a la empresa ¿no?— Indago el mayor posicionándose al lado de la castaña.
— Por supuesto.— Contestó nada más mientras una tira de corbata era llevada a un lugar incorrecto.
— Te ayudo.— Mencionó Juan Carlos amable tomando la corbata de la castaña,ella no puso pero alguno.
—¿Quieres ir caminando? ¿O en coche?— Indago ahora el mayor terminado el nudo de la corbata.
— Caminando,es interesante saber que estás entre tantas personas.— Contestó la castaña viéndo su atuendo que quedaba perfecto.
— Más cuándo eres la muerte.— Murmuró Juan Carlos pasando una mano por su cabeza.
— Completamente.— Añadió la castaña con algo de diversión en su cara.
(...)
Después de haber caminado las calles de la gran manzana,Juan Carlos y Daniela llegaban a las empresas de el mayor bajo la atenta mirada de todos. Era algo que ponía a que pensar a todos sobre la nueva desconocida que acompañaba al mayor.
Juan Carlos saludó a sus empleados con su buen humor cómo siempre,Daniela sólo observaba dicha acción y a todos con rostro serio. Juan Carlos llegó y abrió la puerta de la sala de juntas para ver a la mayoría del consejo que hacía parte de la empresa.
— Buenos días a todos. Perdonen la demora.— Saludo el hombre sin más caminando hacia su asiento,Daniela lo siguió y se sentó al lado del mayor.
— Veo que trajiste compañía.— Habló Johan con una pizca de irritación en su voz,Juan Carlos vio a Daniela.
— Es mi nueva asesora,a partir de hoy sí yo no estoy recurrirán a ella.— Mencionó Juan Carlos sin más ganando murmullos en el lugar.
—¿Se puede saber cuándo decidiste eso?— Espeto el castaño parandose de su asiento arreglando su traje.
— Son mis empresas,Johan. Puedo hacer lo que yo quiera con ellas y no te tengo que avisar a ti.— Contestó Juan Carlos totalmente serio,Johan apretó la mandíbula y se sentó.
— Cómo decía,Daniela Calle será mi nueva asesora,espero sea de su agrado. Se cierra la junta.— Dijo y se levantó de su asiento para salir de ahí.
— Todo un hombre de negocios eh.— Comentó la castaña al lado de Juan Carlos.
— Tengo que hacerlo,sólo de está forma te aceptarán aquí.— Explicó el mayor abriendo la puerta de su despacho.
—¿Sin saber qué soy la muerte?— Preguntó la castaña viéndo detenidamente el despacho del mayor.
—¿Por qué siempre sacas a relucir ese tema? Me gustaría que no me recordarás el hecho de que eres la muerte.— Mencionó Juan Carlos soltando el nudo de su corbata,le faltaba un poco el aire.
— Es la realidad,Juanca. Pero dejaré de hacerlo para que te sientas... Cómodo.— Respondió la castaña yendo hacia la salida.
—¿Adónde vas?— Indago el mayor confuso.
— Haré una visita.— Contestó la castaña sin más saliendo del despacho del mayor.
(...)
La castaña recién llegaba a su destino,estaba parada en medio de el inmenso pasillo de entrada del hospital. Su objetivo principal era encontrar a cierta peliazul,fue entonces cuándo la vio pero aún así no saludó ni dijo nada.
— Hola,Rachel. ¿Podrías mandar esto a laboratorio? Es urgente,gracias.— Daniela escucho la voz de la morena cómo una suave melodía entrando a sus oídos.
María José volteó y dio un pequeño salto en su lugar al ver a Daniela,su rostro no presentaba ni una emoción o algún asombro. La morena se acercó a ella con el ceño fruncido,Daniela no quitó su mirada de ella ni un segundo.
—¿Qué haces aquí?— Preguntó la morena alzando una ceja.
— Vine a verte.— Respondió Daniela sin dudas,María José pasó una mano por su pelo nerviosa.
—¿Por qué harías eso?— Indago esbozando una pequeña sonrisa.
— Quería hacerlo... Necesitaba verte.— Mencionó Daniela dando un paso al frente.
— Calle no puedes estar aq...
—¿Calle?— Interrumpió la castaña con la sombra de una sonrisa,la morena se sonrojo.
— Lo siento,se me hace más fácil decirte así que Daniela.— Explicó María José rápidamente con una sonrisa nerviosa.
— Me gusta... Más sí viene de ti.— Contestó la castaña ladeando la cabeza un poco.
— Deberías irte,voy a empezar mi turno pronto.— Habló la morena ignorando el comentario de Daniela.
— Te acompaño.— Dijo la castaña encogiendose de hombros,María José soltó una risita.
— Eso es imposible,Calle.— Contestó María José metiendo las manos en su bata médica.
—¡Señorita!— Una tercera voz saco a aquéllas dos de su burbuja.
Una chica de tez oscura con una mujer anciana en silla de ruedas pedía la atención de María José. Aquélla anciana no soportaba un dolor no conocido aún por los médicos pero sí para Daniela. La anciana quedó viendo expectante a Daniela al sentir vibras muy fuertes.
— Disculpe,ya la atiendo.— Habló María José a la chica para despedirse de la castaña.
— Señorita es más importante mi abuela,le aseguro que ella está mejor.— Habló la chica con enojo a la morena,María José suspiro.
— Veo que no presencia no es buena aquí.— Comentó Daniela viéndo al techo apretando un poco sus ojos.
Sentía cómo sus sentidos se activaban con la sola presencia de aquélla señora. Miraba cada una de las enfermedades de aquéllas personas próximas a morir ya que no tenían ninguna cura.
— Lo siento,nos vemos más tarde.— Habló María José con pena,Daniela asintió sacudiendo un poco su cabeza.
María José de fue con la señora y aquélla anciana no despegó la vista de la castaña ni un segundo. Aquélla señora no era tonta en ese ámbito y sabía que esa chica castaña era algo maligno.
(...)
— Hasta luego,Poch.— Se despidió Rafael el mejor amigo de Poché con una sonrisa.
— Bye,Rafa. Nos vemos mañana.— Contestó la morena sonriente.
La morena salió del hospital viéndo la noche ya,las características luces de la gran manzana hacían acto de presencia en aquélla noche estrellada. María José suspiro empezando a caminar un poco,dio un pequeño brinco al oír esa voz de nuevo.
—¿Pensabas ir sola?— María José volteó para ver a Daniela enfrente de ella.
—¿Me esperaste?— Indago con el ceño fruncido la morena.
— Puede ser una posiblidad no tan posiblemente posible.— Contestó sacando una risa de la morena,Daniela sonrió por primera vez enfrente de alguien.
— Me alegra saber que aún hay una parte de la chica que conocí.— Comentó María José sonriendo radiante.
—¿Me permite acompañarla señorita?— Preguntó la castaña caminando hasta dónde María José.
— Sería un gusto.— Contestó la morena sonriente para no tomar el brazo de Daniela sino su mano.
— Tienes los dedos fríos.— Agregó La morena en una risita,Daniela se quedó callada sintiendo aquélla cálida sensación.
La castaña entrelazo sus dedos por primera vez con una mano,dándole fuertes sensaciones que no sabría explicar. Vio el rostro de María José y supo que quería verla sonreír mientras estuviera a su lado.
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