Narra Daniel: Todo inició.
La ciudad era todo un caos, desde hace un par de años todos han estado hablando sobre la contaminación del aire y lo horrible que se veía todo el cielo. El punto es que, en lugar de azul, a veces se veía gris. Entonces, en lugar de memes para gastar mi tiempo, veía posts sobre el cuidado del medio ambiente.
Siempre he sido ese tipo de persona que esta pensando en algo, quizá sea por ansiedad, no sé. Mientras caminaba, iba pensando y cuando iba por el desnivel caí en cuenta de que los carros iban muy rápido, ¿podría uno desviarse y darme la gracia de terminar con esta miseria?
Bueno fuera.
Saliendo del desnivel, recorrí un largo camino hasta donde tenía que cruzar la calle para subir unas escaleras, ¿y qué pasaría si mi subconsciente me hiciera cruzar sin revisar a ambos lados? Lo analicé, pero lo estoy pensando y no sería el subconsciente, sino yo que me estaba proponiendo cruzar sin... oh, mientras lo analizaba crucé.
Sobreviví. (Yay).
Caminé hasta llegar a la puerta del centro de idiomas, y para llegar al salón de clases, tenía que subir hasta el tercer piso, lo cual me alegró aún más en este fantástico día. Cuando al fin llegué, saqué mi termo, para poder recuperarme y esperar a que comience la clase de francés.
¿Podría esto ponerse peor?
Estaba dentro del salón, ya no había vuelta atrás. Siendo sincero, en esta clase solo tenía una amiga: Paola. Ella era muy linda, también un poco seria y muy inteligente. Me di cuenta de que desde que entré al salón ella no me había hablado, ahora que lo pienso no me dijo hola...
—Hola Paola —la saludé.
—Hola —contestó con un tono seco y me miró como bicho raro.
¿El hola estuvo de más o qué?, ¡oye! Pues yo no sabía que nuestra amistad estaba en tal nivel que ya no ocupábamos formalidades.
–¿Está todo bien? —yo pregunté con curiosidad.
Al igual tenía algo que contarme y por eso la respuesta con tono extraño.
—No, ¿por?, ¿sabes algo? —me habló como si yo supiera algo.
—¿De qué o qué? —contesté molesto porqué ella siempre era así, siempre tratando de saber todo.
—No, nada.
Okay... ya no diré nada y mejor me concentré en la clase. Después de todo ya era viernes.
No pasaron más de 30 minutos, cuando Paola salió del salón, supongo que al baño, pero después de un minuto recibí un mensaje de texto.
Paola:
Sal.
4:20 p.m.
Wow, Paola me pidió que saliera de clase de francés, para hacer quién sabe qué, una falta de respeto muy grande, ya que mi educación era primero, pero al igual algo grave estaba pasando. Iré a ver.
Salí del salón, afuera estaba ella viéndome directamente a los ojos, sin dudar. También noté un poco de miedo y entonces me di cuenta de que su respiración estaba un poco agitada.
—Daniel, necesito tu ayuda.
—¿Ayuda?
—Sí —Entonces antes de que yo dijera algo, ella se acercó a mí y puso sus manos en mi cabeza. Una de cada lado. Y extrañamente empezó a... ¿sobar mi cabeza?, ¿acariciarla?
—¿Estás bien? —O sea, sí me importaba si estaba bien, pero también necesitaba saber por qué rayos estaba tocando mi cabeza...
Lo que vi después me asustó. Ella abrió sus ojos, pero yo solo podía ver un vacío oscuro, parecía que sus ojos se habían desvanecido y se hubieran ido a otro lugar. Tampoco podía ver dentro del hueco que era el lugar donde solían estar sus ojos, solo había oscuridad. De pronto, estaba abriendo sus ojos de nuevo como si esa oscuridad fueran sus párpados y al fin podía ver su iris, su pupila. Todo normal.
—Perdón, es que en sí no sé cómo explicarte qué es lo que está pasando y por eso hago todo como sale, sin explicaciones y rápido, pero ya sé que hacer.
—¿Qué?
—Tengo que matar a tres personas.
—Ah, okay.
—¿No te sorprende?
—Pues tú siempre hablas sobre vengarte y cosas así, supongo que ya es normal.
—Daniel. —Hizo una pausa—. En verdad, voy a matarlos, esto no se trata de una broma.
—¿A quién? —Seguí sin creérmelo, estaba esperando a que me dijera: "Oh, te la creíste, mi nuevo maquillaje en los ojos te asustó, ¿verdad?"
—Eso tengo que investigar, pero gracias a ti, ahora sé quién sabe.
Después de todo esto, Paola se fue. Y yo me quedé ahí como menso. Cuando me di media vuelta para entrar al salón me llevé con la sorpresa que ahí estaba el profe y no me quedó de otra más que entrar. Decidí no pensar más en Paola y concentrarme en lo que explicaba el maestro, pero aun así pensaba en ella. Lo peor fue que ella nunca volvió y tuve que cargar con sus cosas. Le mandé un montón de mensajes y no contestaba.
Decidí irme a mi salón y le dejé un mensaje a Paola avisando que sus cosas estarían conmigo. Cuando iba caminando por los pasillos vi que alguien a lo lejos me estaba saludando, era mi amiga Mariana. Me acerqué y la saludé.
—¡Hola Daniel! ¿Cómo estás?
—Hola, bien, aunque tendré que subir hasta el tercer piso con la mochila de Paola, ugh. —Yo ya estaba un poco estresado, con las cosas que pasaban en casa, las clases y ahora Paola actuaba extraño.
Desde que empezó la semana mi vida ha sido un infierno. Mi mamá a veces se imaginaba cosas y esta vez llegó al límite. El lunes le dijo a toda mi familia que yo había tenido un accidente. Cuando llegaron todos al hospital y vieron que no había nadie ahí me empezaron a llamar.
Yo estaba en casa de Mariana, íbamos a ver películas, pero me tocó vivir a mí la película prácticamente. Decidí quedarme ahí a final de cuentas y cuando llegué a casa ahí estaban las hermanas de mi mamá tratando de tranquilizarla. De lo cansado que estaba, no saludé a nadie y subí a mi cuarto.
Al día siguiente, cuando bajé a la cocina para desayunar, me topé con una de mis tías y no paraba de regañarme por no volver a casa al descubrir lo que estaba ahora imaginando ella, pero si ella supiera por lo que tengo que pasar todos los días, se daría cuenta de que por lo menos era justo que el día de hoy ellas se encargaran de ella.
Me quedé callado durante todo el desayuno y me fui a clases. Lo peor fue que Paola ya estaba rara desde el principio de la semana y no solo ella, también Iván y Mariana. Nadie me contaba nada y hoy traté de iniciar el día normal, pero definitivamente no se pudo.
Mariana notó que yo me quedé pensando y empezó a preguntarme porqué tenía que llevar las cosas de Paola. Yo le expliqué y mencioné que quizá algo malo le pasaba. Yo sabía que Paola y Mariana estaban ocultándome algo, pero ella dijo que no sabía nada. Mariana recordó haber visto a Paola en el baño antes de toparse conmigo y decidimos irla a buscar ahí.
Cuando llegamos, esperé afuera y Mariana salió muy rápido solo para decirme que Paola ya no estaba ahí. No me quedó de otra mas que esperar, pero de pronto contestó mis mensajes.
Paola:
Ven, estoy en el edificio 8.
5:40 p.m.
—Ya me contestó, está en el edificio 8. —No entendía a qué jugaba Paola. Esperaba obtener una explicación al final. Aunque no me molestaría no tenerla, yo solo quería llegar a casa y disfrutar mi fin de semana.
—Ahora tiene sentido —dijo ella satisfecha.
—¿Qué cosa?
—Pues cuando me la topé, iba saliendo del baño, me saludó y me dijo que tenía algo en la frente y me estuvo tallando un poco raro en ambos costados de la frente... cuando terminó dijo 8. Al principio creí que había dicho otra cosa, en realidad no había entendido. No me dio explicaciones, solo fue eso y entró al baño.
Le conté a Mariana sobre lo que me había pasado con Paola y me dijo que fue lo mismo que le hizo a ella. Aunque yo ya lo sabía por lo que me contaba. Entonces, ambos concluimos que nos estaba jugando una broma a los dos. Pero algo me decía que algo más pasaba.
Ya estábamos en el edificio, pero no la veíamos por ningún lado. En eso, un mensaje me llegó.
Paola:
Estoy en el edificio 7, mi clase ya casi empieza, perdón.
5:50 p.m.
Daniel:
La mía también.
¿Qué te sucede?
Ya voy, no te muevas de lugar.
5:50 p.m.
Le expliqué a Mariana que teníamos que irnos a otro edificio. En eso ella me dijo emocionada que un amigo nuestro se estaba acercando a nosotros. Era Iván.
—Hola, ¿qué hacen aquí? —nos dijo algo molesto.
—¿Cómo que qué hacemos aquí? ¿Quién controla dónde estamos y dónde no? —respondió Mariana enojada y yo estresado porque hablar con él nos iba a tomar tiempo y yo ya quería entregar la tonta mochila.
—Perdón, algo raro me acaba de pasar —nos dijo—. Paola me tocó la cara de la nada y empezó a decir cosas raras y se burló de mí.
—¿Sobre qué se burló? —pregunté.
—Hola, ¿qué hacen por acá? —Era Jesús saludándonos. Un amigo nuestro, aunque más amigo de Iván.
—Otro que nos anda corriendo. —Mariana les reprochó.
—No, quiero decir, ustedes toman clase en el edificio 7. Casi no los veo por acá.
Era verdad. Él tenía algunas clases con nosotros y casi no nos veía, porque la mayoría de sus clases las tomaba en el edificio 8.
—Bueno, yo ya me voy —dijo Iván.
—Oye, mmmh. —Jesús lo detuvo antes de decir otra cosa—. ¿Vamos al cine mañana?
Iván se enojó por una extraña razón y se fue sin responder.
—¿Qué le sucede? —preguntó Jesús.
Ambos le dijimos que no sabíamos nada de él y como ya casi empezaba nuestra clase, nos despedimos de nuestro amigo y mientras íbamos camino a donde estaba Paola, (Al fin) yo me iba quejando como siempre.
Ya íbamos caminando por el pasillo del tercer piso cuando vimos a lo lejos a Paola hablando con Iván. Él se veía todavía más molesto que hace rato.
—Hola chicos, ¿qué pasa? —mencioné mientras acercaba con mi mano la mochila de Paola hacia ella.
—Él no hace lo que le pidieron —dijo Paola mientras agarraba su mochila y se la ponía.
—Preferí hacer algo diferente que idear un plan que ni siquiera existe —Ambos estaban furiosos, casi se gritaban.
—¿Sabes lo difícil que fue traer a alguien más aquí?, ¿solo porque tú decidiste pasar un último día con tu amorcito?
—No y no estoy interesado.
—¿Amorcito? —Mariana dijo interesada, bueno... ambos. Iván es el tipo de persona que no sale con nadie más que con sus amigos, como Jesús.
—Cállate —interrumpió Iván, antes que Paola dijera algo.
—¿Me ayudarás?
—No tengo de otra.
—Tenemos que matar a Sergio, Javier y Andrea -dijo Paola sin dudar. Como si hablar de matar a alguien fuera algo normal. Mariana y yo nos reímos. Paola e Iván intercambiaron miradas
—No bromeamos —dijo Iván cortando nuestras risas.
—Okay... Yo me voy. La clase ya empezó y no quiero ser parte de esta broma. —Cada palabra que decía, un paso atrás que daba y cuando terminó solo dio media vuelta y se fue dejándome atrás. No me sorprendió su actitud, Mariana me ha contado como en su casa la presionaban mucho por ser la estudiante perfecta, aunque sus papás a veces se veían muy tranquilos, en otros aspectos son muy estrictos.
—¿Nos ayudarás? —Ambos clavaron su mirada en mí.
26/07/2020
🌊🌊🌊
Cómo están?😱😱😱
Qué les digo, acá no para de llover 😂
Y probablemente me vaya a comer algo después de publicar esto...
Bueno, bueno,
Qué les pareció? Prefieren a Daniel o a Mariana? 😂
Qué piensan de Paola y su plan loco 😱? Creen que si se ponga a matar gente?
Los que ya habían leído la historia antes de reescribirla, no hagan spoielrs! 😑
Oh y btw, no sé si se dieron cuenta, pero ahora hay más sobre la historia de Daniel 🌚🖤
Bueno ya es todo, ya me dio hambre,
Los leo en los comentarios,
Siguiente actualización hasta el próximo domingo ☆☆☆
✌✌✌