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By is-disastrous

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๐ข๐ง๐ญ๐ซ๐จ๐๐ฎ๐œ๐ญ๐ข๐จ๐ง
vol 2 โ”€โ”€ ๐“๐‘๐”๐“๐‡ ๐‚๐€๐ ๐‡๐”๐‘๐“
o. bedtime stories
i. outside the wall
ii. city of the dead
iii. hunter's moon
iv. alive and kicking
v. live and let die
vi. the roque
vii. bring back storyville
viii. chasing the devil's tail
ix. wheel inside the wheel
x. the map of the moments
xi. queen of hearts
xii. what death can join together
xiii. a storm is comin
xiv. when the truth hunts
xv. heads will roll
xvi. i love you, goodbye
xvii. deep dark truthful mirror
xviii. trusting issues
xix. calm before the storm
xx. night has a thousand eyes
xxi. another brick in the wall
xxii. when the levee breaks
xxiii. heavy is the head
๐š๐ฎ๐ญ๐ก๐จ๐ซ'๐ฌ ๐ง๐จ๐ญ๐ž

xxiv. ashes to ashes

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capítulo veinticuatro: cenizas a cenizas


El viento fuerte de aquella mañana movía con brusquedad los mechones rubios de la cabeza de Rebekah Mikaelson. A pesar que el clima ya no estaba bajo el control de ningún hechizo, nadie podía dudar que era parte del sentimiento que la mayoría compartía. Era agresivo, frío y lleno de un resentimiento absoluto. Elijah era uno de los que más mostraba estos sentimientos, a pesar de permanecer en un estado constante de silencio. Rebekah sabía que su hermano, en ese momento, estaba en su calvario mental.

No siendo para menos, puesto que, ahora estaban terminando de cumplir uno de los requisitos que el plan de Niklaus —el cual había formado por su cuenta— requería. A pesar de estar en contra, bajo su mejor juicio, no había nada más que hacer que completar lo pedido. Sin embargo, eso no les quitaba espacio para pensar y hasta especular; Rebekah lo hacía, después de cada acción de Niklaus cometida la noche anterior, ahora no le cabía una menor duda de que les había llegado el fin. La familia que desesperadamente Elijah buscó que Klaus apreciara, ahora se hallaba en ruinas, y no solo por el hecho de las conspiraciones entre ellos.

Hayley y Alexandra eran las que habían pagado el precio más alto.

Fue entonces cuando Elijah comprendió, que sin importar cuanto él quisiera que su hermano se redimiera, las acciones terribles del mismo siempre lo condenarían. La noche anterior fue la realización de ello, cuando la pelea suscitada junto a las vidas sacrificadas, llevó a que algo se quebrara en su relación. Rebekah lo sabía, por primera vez en su vida, Niklaus no tenía abogacía ante sus acciones.

—Oh, ¿no es encantador? —el sarcasmo pronto brotó de ella. De alguna forma tenía que soltar la rabia que la carcomía por dentro —. Aire fresco, los pájaros cantando en los árboles... —miró a los alrededores mientras Elijah se encargaba de hacerse con el ataúd de Esther trayéndolo hasta la parte de arriba —. El día perfecto para desenterrar el cadáver de nuestra querida madre.

Con la lata de gasolina que mantenía en su mano izquierda, Elijah comenzó a verter el líquido sobre el ataúd que contenía los restos de Esther. —Un día perfecto para llevar a cabo la tarea de un lunático.

—¿Cómo es que dicen? —se hizo la pensativa mientras se hallaba apoyada de la pala que contenía entre sus manos —«¿Un loco a menudo dice la verdad?» —recitó el popular dicho, el cual en aquel momento quizás tenía más veracidad que nunca, a pesar de que ellos no aprobaban lo hecho —. No puedo evitar pensar que deberíamos estar aprovechando esta oportunidad para regresar a Kol y no a ella. —señaló con molestia evidente.

—Hablas como si fuera una conclusión obvia —respondió con desgano, seguido la lata de gasolina lanzó sobre la tumba después de haber vertido todo su contenido sobre el cajón de madera. La ira de Elijah era silenciosa, la peor de todas —. No olvidemos que todavía tenemos que engañar a Davina Claire. Entonces, ¿quizás robemos una página del libro de Niklaus? Podría ayudarnos si no tiene idea de que lo está haciendo.

—Dije que me quedaría en mi cuerpo de bruja hasta que salvará a Kol —habló después de un silencio largo. Rebekah tenía la mirada fija sobre el ataúd cuando su hermano la miró, se veía culpable e incluso hasta infeliz —Ahora, he roto mi promesa, y estoy conspirando activamente para engañar a Davina mientras ella intenta salvar a nuestro hermano. Me siento como una traidora.

—No tienes de que culparte, Rebekah.

—No es sólo mi promesa a Kol —aseguró. La molestia hacía su medio hermano crecía con cada segundo, cada momento que se les otorgaba para analizar la situación solo les permitía notar cada acción que el híbrido había tomado, y como la reacción a ello era un terrible desastre —. Ahora, debido al rencor de Nik, estoy una vez más construida para tomar la vida... —inhaló con pesadez deteniéndose —. En vez de la oportunidad de crearla —en su mirada se podía ver tristeza e incluso en algún punto sintió sus ojos calentarse más decidió sacudir un poco su cabeza para evitar las ganas, no quería que su hermano la viera de aquella manera aunque era difícil que el noble no lo notase. Miró a Elijah notando lo callado que se encontraba, puesto que, ella no había sido la única afectada por las acciones de su medio hermano —. También te robó. —señaló. Elijah mantenía la mirada sobre el ataúd mientras sus brazos estaban cruzados sobre su pecho con renuencia. Todo su cuerpo estaba en tensión.

—Gia era inocente —entre dientes salieron aquellas palabras. Sin embargo, quedó en silencio, no sabiendo que más agregar a ello. Pero Rebekah claramente no se refería a la vampiresa en específico —. La inocencia no va bien con nuestra familia.

—Ella no es lo único que te robó anoche. —declaró con presteza. A pesar de evadir la mirada de Rebekah, el noble podía sentir la misma sobre él. Elijah sabía a quien se refería con exactitud, pero la ira que contenía en ese momento se mezclaba con la culpa de la cual se daba merito, a pesar de no ser el causante del terrible destino de los Crescents.

—Hayley nunca fue mía para robar. —puntualizó con voz ahogada pero suave. Rebekah podía ver que Elijah estaba destrozado, nuevamente, Niklaus les arrebataba algo. Los castigaba.

—¡Elijah, me duele verte fingir que no mereces la felicidad! —alzó su voz para cuando Elijah se dio la vuelta, no podía conectar la mirada con su hermana. Sus emociones estaban tan a flor de piel, que él no se sentía en control de sí mismo. Rebekah le enojaba, le enfadaba ver que su hermano no creía ser premiado con la felicidad —. Que no te la mereces.

—¿Y qué hay de ti, hermana? ¿Dónde está tu felicidad? —añadió después de segundos de silencio para cuando le dedicó finalmente la mirada. Los ojos claros de Rebekah estaban más oscuros ese día haciendo combinación con el clima nuboso que se les presentaba. Ante aquellas cuestionantes la Original solo podía creer que las respuestas se hallaban en el cuerpo de la bruja que había portado durante los días pasados, ahora esa ya no era ella. 

Del bolsillo de su cazadora oscura terminó sacando un encendedor; plateado y brillante, el cual mostraba la M de su apellido como sello en la parte delantera. Con gran pesar y con un nudo atorado en su garganta miró el ataúd frente a ellos.

—Supongo que es una maldición familiar... —el encendedor pronto mostró la llama que contenía cuando Rebekah lo presionó —. Todo lo que amamos... —lanzó el mismo sobre el cajón caoba para que después las llamas comenzaran a cubrirlo con velocidad gracias al acelerante colocado por Elijah con anterioridad —. Lo convertimos en cenizas.

Con la mirada fija en las abrasadoras llamas, ambos Originales desearon con todo fervor de que el fuego fuera lo suficiente no solo para destruir el cuerpo, si no también para que se llevase consigo aquel terrible pesar.




━━━━━━━━




La victoria la veían lejana.

Siendo este solo el pensamiento de la mayoría que no incluyera a Niklaus, puesto que él sabía que su plan sobre la marcha era perfecto. Por lo que casi podía saborear la paz a la vuelta de la esquina. Elijah Mikaelson sabía que su hermano era un gran estratega pero también era un controlador, por lo que la tranquilidad que parecía emanar de él, se debía al simple hecho de tener todo orquestado a su manera. Sus hermanos estaban con él, su hija se hallaba a salvo, y los Crescents estaban fuera del tablero de juego. Sin embargo, él no entendía como todavía estaba tranquilo, a pesar de que Rebekah y él habían sido afectados directamente por las acciones del híbrido, él mismo también se había afectado. Aunque en ese momento no lo quisiera ver.

Había sacrificado algo esa noche.

No obstante, Elijah no parecía querer dedicar muchos de sus pensamientos a como se había visto afectado su medio hermano, puesto que, él lo había decidido así. Nadie lo obligó. Pero Niklaus tenía respuesta ante aquellas acusaciones, ellos lo habían orillado a hacerlo.

Después de que le insertaran la daga en el pecho, Dahlia se encargó de aliarse a Niklaus para que él viera que era lo mejor para su niña, y aunque de alguna manera el híbrido se mostró convencido ante las palabras ofrecidas, esto era lejos de ser así. Todo aquel convencimiento fue un medio para usar a Dahlia, para que de alguna forma mostrara su punto débil, porque de lo que Niklaus era un maestro era en meterse en la mente de su oponente. Y en ese momento lo había hecho, durante el paseo a las memorias de Dahlia esta le ofreció a Klaus la pieza que le faltaba en su rompecabezas. Por lo que cuando se lo confesó a Camille esta pudo explicarles porque el plan de Freya en la iglesia, y luego esa noche en el complejo no se lograría.

Freya no había roto el corazón de la bruja. Esther, la madre de ellos, era la encargada de ese infortunio.

Por lo que el plan maquinado por Niklaus era conciso y preciso; revivir a su madre para acabar finalmente con la bruja que reclamaba a su hija de su pertenencia. No obstante, el precio a pagar había sido muy alto. Relaciones habían sido quebradas, alianzas rotas.

Pero todo era valido cuando su hija era la que se hallaba en el medio.

— Ah, madre —Niklaus hace aparición para cuando las puertas que separaban a una sesión del bar se abren. Una sonrisa decoraba su rostro. Esther y Elijah le dirigieron la mirada, este último se hallaba una mesa sentado detrás de la madre haciendo que un cuchillo girara sobre la tabla. Niklaus recordaba a la perfección la última vez que había visto a su madre en su cuerpo original. Mystic Falls había sido el sitio donde se había ocasionado el hecho —. He llegado justo a tiempo para otra de tus muertes, y por mucho que aprecie el asiento de primera fila, me temo que tendré que posponer las festividades.

—Estás de excelente humor. —declaró en desaprobación para cuando se acercó lo suficiente a su hermano, aunque unos metros los separaban aún. En el rostro de su hermano, Klaus podía notar como la molestia estaba manifestada.

—Para suerte tuya, ya que soy el necesario para salvar el día.

—¿Así es como le llamas? —indagó notando como él de verdad creía aquello, como en su semblante había satisfacción de que todo estaba saliendo tal como él había planeado. Eso lo irritaba aún más.

—¿Por qué no? Mi plan ha funcionado perfectamente. —ante las palabras, Elijah no pensó en otra cosa porque realmente su hermano parecía disfrutar aquello, por lo que se abalanzó sobre él más eso quedó solo en un intento debido a que Klaus fue lo suficientemente rápido como para detenerlo haciéndose hacía atrás.

—Tranquilo, Elijah... —detuvo notando como su hermano estaba prácticamente con deseos de matarlo, pocas eran las veces que lo había visto de esa manera. Y después de lo ocurrido, quizás era esperada la reacción —. Puedo ver tu puerta roja balanceándose de par en par, pero nuestro trabajo aún no ha terminado.

—Entonces, la matamos y terminamos con ello. —expresó con desgano. No quería escuchar ni un segundo más las palabras del lunático de su medio hermano, el límite lo había llegado la noche anterior. En aquel momento la paciencia en él era nula.

—Para ser claro, quiero su sangre, pero la quiero en esta hoja... —saco de su jean un cuchillo de plata largo el cual sostenía por el mango mostrándoselo a su hermano. Elijah desvió el rostro para cuando Niklaus comenzó a pasearse por el lugar —. Lo que he unido con el suelo de la tierra natal de Dahlia, por no hablar de la ceniza vikinga —terminó colocándose detrás de Esther la cual permanecía en silencio observando a dos de sus hijos —. La muerte de madre tendrá que esperar. Necesito que debilite las defensas de Dahlia.

—Un poco de guerra psicológica antes de que las masacre a ambas. —terminó amenazadoramente cuando se inclinó sobre el oído de la misma. Esther alzó las cejas comprendió a medias el plan que Klaus tenía en mente.

—Ah, sí. Esperas que camine voluntariamente hasta mi muerte. —el sarcasmo pronto brotó en sus palabras. Elijah los observaba desde su lugar con fijación, a lo que Esther notaba la tensión que se podía cortar con un cuchillo. Pocas veces, por no decir que nunca, había visto la rabia que ahora expresaban los ojos oscuros del tercero de sus hijos hacía Niklaus.

—Bueno —hizo una mueca para cuando recobró su compostura —. Tu participación voluntaria habría sido una ventaja, pero está lejos de ser imperativa —se alejó de Esther con una sonrisa juguetona entre labios —. Te arrastraré con gusto cuando sea el momento.

—Sí, querida madre, no tienes elección —la afirmación salió pronto de los labios de Rebekah la cual se adentró al bar por otra de las puertas. Elijah vio a su hermana cuando Esther y Niklaus lo hicieron, estos últimos con sorpresa puesto que la vampiresa se hallaba en su cuerpo original —. Entonces, ¿Por qué deberías ser diferente del resto de nosotros? —la molestia se notaba en el tono de voz. Rebekah pronto se planteó a un costado de Elijah mirando a Klaus de manera inquisidora —. Al final del día, todos somos marionetas en el show de Nik —espetó —. Él toma las decisiones por nosotros.

—¿Y cuánto tiempo vas a quedarte ahí y fingir que no me necesitas? —la furia se reflejo finalmente en el híbrido, el cual había estado reprimiendo cualquier pensamiento que se relacionara con su enojo evidente —¡Los dos han luchado contra mí a cada paso, dejándome sin otra opción que actuar solo! —señaló. Elijah pronto sintió que esa escena se asemejaba a una de unos meses atrás, cuando Tyler Lockwood había mostrado las supuestas intenciones de Niklaus para con su hija, las acciones de Rebekah al aliarse con Marcel para destruirlo. Pero esta vez, ellos no eran los equivocados. Era él —. No somos ajenos a los desacuerdos en el campo de batalla, pero también tenemos una larga historia de hacer lo que sea necesario para ganar la guerra.

—¿Y qué hay de Gia? —su cuestionante salió tan pronto como su furia aumento ante las palabras ofrecidas por su hermano. Niklaus pronto mostró un leve rostro de sorpresa ante la forma empleada del hablar del noble, segundos después dio unos cortos pasos hacía él borrando la distancia que los separaba. Alza su mentón levemente cuando una sonrisa falsa aparece —¿Alexandra? De la madre de tu hija... ¿Hayley? —indagó a sabiendas que las últimas dos tenían que provocarle algo de remordimiento. La sonrisa que Klaus mantenía disminuyó un poco al escuchar los nombres, sobre todo el de la reina Crescents. No obstante, él no mostraría cuanto le afectaban el nombramiento de ellas.

Daño colateral.

Ante su contestación Elijah terminó de perder el poco control que le restaba, su puño pronto se estampó con fuerza contra la mejilla del híbrido. Niklaus se tomó unos segundos para recuperarse cuando su cabeza se hallaba volteada, al mirar nuevamente a sus hermanos vio la molestia que emanaba de ambos.

—Afirmas que tus acciones son parte de tu planificación... —Elijah no creía ni una parte de esos alegatos ofrecidos por el híbrido —. Eso es un eufemismo, esto fue un castigo.

—¿Castigo? ¿Por qué? —cuestionó tratando de no parecer evidente, pero para sus hermanos lo era. Niklaus estaba enojado por un hecho preciso y conciso —¿Quizás la daga que pusiste en mi corazón?

—¡Te lo trajiste en ti mismo! —bramó. Elijah podía ver como en el rostro de Klaus había enojo por ello, por esa decisión de colocarlo fuera del juego pero de nuevo, cuantas veces él no había hecho ese movimiento —. Hemos luchado juntos durante siglos, y una vez más, para romper a tu enemigo, rompiste a tu familia. —señaló entre dientes. Ante las palabras, el híbrido se halló sorprendido y hasta herido de la culpa que le resaltaban a él nada más, porque desde su punto de vista, él no era el único culpable del vinculo que se había quebrado.

—Bueno, sé esto... —el enojo era latente cuando trató de recobrar el aire, aunque el nudo en su garganta se lo impedía. El golpe al rostro de Niklaus era una mínima parte de lo que él quería hacerle —. Sea cual sea el resultado de esta noche, ya no me verás a tu lado. —declaró con presteza. El rostro de Niklaus pronto se pinto de leve confusión ante las palabras de su hermano, porque él no creía que aquello tuviese que llegar tan lejos, pero era así. Él había traspasado la línea. Las sentencias ofrecidas por Jackson pronto lo golpearon como la realidad en el rostro:

                   (Un día entenderás que esa reputación te traerá la soledad que tanto odias.)

»¿Quieres estar solo? —aquella cuestionante lo heló. Elijah se dirigió hasta su madre tomando las cadenas que la aprisionaban —. Bueno, felicidades. Tienes tu deseo —aseguró para luego disponerse a salir de la sesión del bar arrastrando a Esther con él —. Ven, madre.

Rebekah miró a Niklaus con tristeza, puesto que, eso jamás lo vieron venir. En los ojos de su hermano había lagrimas nacientes, pero pronto se las impidió al tensionar su rostro. Por primera vez en siglos, Rebekah era testigo de lo lejos que había llegado su medio hermano hasta el punto en que el propio Elijah se hallara alejándose de él. Rebekah Mikaelson sentía como aquel momento era el final de ellos, del por siempre y para siempre. 

Pero ese momento era nada comparado a lo que se les deparaba.




━━━━━━━━




—Había una vez un rey lobo que luchó en una guerra por el tesoro más preciado de todo el reino... su hermosa pequeña princesa —la voz de Klaus pronto se halló ocupando cada espacio de silencio dentro del complejo. Desde el dormitorio de Hope, el híbrido se hallaba sentado en la mecedora donde mantenía a la bebé en brazos arrullándola para que esta finalmente se durmiera —. Pero la victoria llegó a un precio —su voz se escuchaba baja e incluso con pesar —. Nuevos enemigos fueron hechos, alianzas fueron quebradas y relaciones arruinadas... —prosiguió recordando cada relación que había sido lastimada en pro de salvar a su pequeña —. Y así, el rey lobo se quedó solo, felizmente para siempre, no lo fue —destacó con suavidad mirando a su pequeña dormir acurrucada contra su pecho.

Pronto se colocó de pie para cuando notó que la pequeña dormía plácidamente para llevarla hasta la cuna recostándola finalmente en ella, la bebé se acomodó boca abajo para cuando él la cubrió con la cobija de tenue rosa que ella declaraba como su favorita. 

». Pero, a veces, incluso los peores finales no son realmente finales en absoluto —seguido alzó la mirada hacía el dije de media luna que colgaba sobre la parte superior de la cuna, lo tomó por un segundo apreciándolo —. Y, debes saber, mi lobo más pequeño, que incluso cuando todo parece quemado a cenizas... —luego de un suspiro lo dejó para volver la mirada sobre la bebé inclinándose un poco para depositar un beso en su coronilla — . En nuestra historia, siempre hay otro capítulo que contar.


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FIN DE WICKED BLOOD
CONTINUA EN HAUNTED BLOOD

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