Promise┊Chaelisa

By PassionKisser

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Donde Roseanne y Lalisa son amigas desde pequeñas, y mantienen la promesa de no olvidarse jamás. ➷Personajes... More

Prólogo
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By PassionKisser

Bueno, no tuve razón por esta vez. La lluvia sí empeoró. Afortunadamente los truenos casi no podían escucharse gracias al sonido del televisor frente a nosotras, y lo poco que se escuchaba no tenía tanto efecto en mí gracias a los brazos de mi novia envolviéndome con fuerza.

Uhm... Mi novia... Siendo sincera, eran palabras que no habían tenido nunca efecto en mí. Siempre pensé que cuando tuviera mi primera pareja sería en la secundaria, como todos, y sería mágico. Que viviría una excelente aventura adolescente junto a mi mejor amiga y tendría un amor eterno. Desafortunadamente, la primera persona que consideré apta para el papel terminó siendo un completo imbécil y pude darme cuenta de eso rápidamente gracias a Jisoo. La siguiente chica que me gustó en la secundaria fue una de las porristas, pero estaba muy fuera de mi liga y era una imbécil también. El último chico que me gustó en la secundaria era muy dulce, y sinceramente pensé que tendríamos algo, pero era muy... como decirlo sin sonar ofensiva... Raro. En nuestra primera —y única— cita nos llevó a un local de comida donde nos sentamos tan cerca de la banda de música que no pude escuchar muy bien sus palabras, aunque a decir verdad con lo poco que escuché fue suficiente, era evidente que no me convencía. Luego me invitó a dar un paseo por el parque, que acepté amablemente, sólo para que me dejara por minutos completamente sola porque se le habían dado ganas de ir a correr. Al verlo regresar todo sudado, con flores maltrechas en sus manos y un par de abejas persiguiéndolo —que después me persiguieron a mí por tomar esas malditas flores— fue un gran no-no. Cuando le conté a Jisoo la experiencia, ella se echó a reír por semanas.

Y después de eso no había tenido más experiencias románticas... Mucho menos con Chanyeol, quien desde que conocí había mostrado sus intereses, alabando mi trasero o mis largas piernas. ¿A quién le gusta que los extraños alaben las partes de su cuerpo? Siendo sincera, creo que a nadie. Incluso para Jisoo era raro, y ella era extremadamente extrovertida.

Pero ahora... Con Lisa las cosas eran muy diferentes. Ella no me llevaba a lugares lindos y tomaba los peores asientos. No me dejaba sola por sus estúpidos impulsos. Sus sorpresas —y ella en sí— eran más consideradas. Y definitivamente no me trataba como un objeto, ni alababa las partes de mi cuerpo como si eso fuera lo único que podía ver de mí.

Ella era educada, tierna, dulce, considerada, todos los adjetivos buenos que puedas añadirle a una pareja. Casi podría decir que era perfecta. Eso, sumándole el hecho de que cada que me envolvía entre sus brazos o acariciaba sus labios contra los míos, me hacía sentir miles de sensaciones por todo mi cuerpo.

Sacándome momentáneamente de mis pensamientos, Lisa enterró su cara en mi cuello y aspiró mi aroma allí, haciéndome reír ante las cosquillas.

—Lili, ¿qué haces? Presta atención a la película —susurré entre risas.

Ella plantó un beso en mi cuello.

—Lo siento, Rosie. Es que hueles muy bien —enterró su rostro en mi cuello otra vez y habló allí entre murmullos—. ¿Manzana?

—Sé que te gustan las frutas —tarareé, sacando un brazo de la manta para acariciar su cabello.

Ella ronroneó.

—Sólo cuando se mezclan con tu olor.

Volteé mi cabeza para observarla y dirigirle una sonrisa que ella correspondió antes de inclinarse para unir nuestros labios.

Al separarnos, esperé recibir algún comentario por parte de mi mejor amiga o de Jennie, pero me sorprendí al no escuchar ninguno. Al parecer, mi novia pensaba lo mismo, por lo que ambas volteamos para saber qué estaba pasando.

Nos asombramos al encontrarlas un poco ocupadas devorando sus labios. Estaban tan concentradas, que olvidaron momentáneamente donde y con quienes se encontraban. Cuando la mano de Jennie viajó un poco más debajo de la manta decidimos intervenir.

Lisa carraspeó levemente, haciendo que ambas saltaran en sus asientos. 

—Ahm... Qué buena estaba la película, ¿no? —murmuró Jisoo, arreglando su cabello.

—Sí —dije no muy convencida.

Lisa se echó a reír en voz baja y plantó un beso en mi hombro.

—¿Qué tal si hacemos una pijamada? —dijo.

—No es mala idea —habló Jennie—. ¿Qué se supone que haremos? ¿Ver más películas? 

—Todas sabemos que no prestaremos atención a las películas. Así que podemos jugar juegos de mesa o algo así.

—Suena como un buen plan —sonreí. 

Quizá podría distraerme de la lluvia.

...

—¡No es justo! ¿Cómo eres tan buena en este juego? —bufó Jennie, tirando las cartas lejos cuando mostré las cartas en el sobre misterioso, las cuales eran exactamente las que había dicho.

—Me llaman Roseanne Holmes —guiñé un ojo hacia ella y me eché a reír.

—¿Y si jugamos otra cosa? Ya me cansé de perder —Jisoo tiró sus cartas mientras Lisa se encargaba de recogerlas y acomodar todo.

—¿Y qué sugieres? —inquirí.

—No lo sé —se lanzó de espalda sobre la alfombra y suspiró.

Después de guardar el juego, Lisa enterró su mano derecha entre mis muslos que estaban unidos fuertemente, quedando aprisionada. No era algo erótico, ni nada de eso, de hecho su mano estaba bastante lejos de mi intimidad, sólo la mantuvo allí. Se estiró y plantó un beso en mi mejilla antes de sonreír.

—Dios, ¿podrían dejar de ser tan cursis? —se quejó Jennie, haciendo una mueca de asco—. Cada vez que volteo a verlas Lisa tiene sus labios sobre ti o viceversa. ¿Qué no pueden vivir sin tocarse un minuto?

—¿Qué haces tú viéndonos? —Lisa le lanzó una de las bolitas de queso del tazón, que ella atrapó con la boca.

—Wow, excelente atrapada, Jen —Jisoo se volteó hacia ella—. ¿Qué más puede hacer esa boca?

—¿Quieres que te lo muestre? —comentó con cierta picardía.

—¿Y se quejan de nosotras? Son unas hipócritas —tomé un puñado de bolitas de queso y se las lancé entre risas.

Jisoo tomó una de las bolitas de queso que estaban en el suelo y la llevó a su boca.

—Lo que no mata, engorda —murmuró con la boca llena—. Y en la barriga no estorba.

Lisa y yo hicimos una mueca. 

—No puedo creer que la beses, Jen —murmuró Lisa, a lo que Jennie levantó ambos hombros.

—Todo en esos labios sabe mejor.

—Awww —balbuceé, haciéndola sonrojar levemente.

Jisoo, con las mejillas rojas, se tiró sobre la alfombra mientras volvía a bufar.

—Esta es la peor pijamada en la historia.

—¿Y qué sugieres que hagamos? 

De repente, se levantó y, con una sonrisa maliciosa, nos pidió que la siguiéramos. Nos llevó hasta su cuarto y allí, justo antes de que Lisa cerrara la puerta detrás de ella, mi mejor amiga me lanzó una almohada en la cara mientras gritaba "¡Guerra de almohadas!" yo tomé otra en venganza y se la arrojé al abdomen, e inmediatamente Jennie y Lisa se unieron.

Fue divertido mientras duró, en realidad. Hicimos equipos de mejores amigas contra mejores amigas —que rápidamente se disolvieron porque Jennie y Lisa no se atrevían a golpearnos con ganas— y después éramos Lisa y yo contra Jisoo y Jennie. 

Todo terminó cuando Jisoo gritó "headshot!" golpeando a Lisa en el rostro con la almohada y mi pobre novia terminó cayendo sobre el suelo en un golpe seco justo después de que su espalda golpeara la pared.

—¡Ganamos! —vitorearon las mayores, levantando ambos brazos y bailando.

—Lili, ¿estás bien? —me arrodillé a su lado y acaricié su cabeza con mi mano izquierda.

Ella asintió ligeramente con el ceño fruncido.

—Estoy bien, princesa. No fue para tanto, sólo no lo vi venir.

Rodé mis ojos, desconfiando de sus palabras.

—Es Jisoo, ¿en serio no lo viste venir?

Ella suspiró.

—Bueno, sí lo veía venir... Pero no en ese momento.

Negué con mi cabeza mientras suspiraba, estirándome para plantar un beso en su cabeza. Ella me sonrió un poco sonrojada, pero no se apartó de mi lado.

—¿Y ahora qué? —preguntó Jennie, sentándose frente a nosotras en el suelo de la habitación de Jisoo y cruzando las piernas—. ¿Nos pintamos las uñas?

—Qué fresa eres... —gruñó Jisoo—. Me apunto.

Rápidamente se fue al armario de aquella habitación y sacó una pequeña caja con esmalte de uñas de distintos colores.

—Escojan el que quieran, perras. Sólo no se vayan a pasar.

Mientras yo pintaba las uñas de mi mejor amiga lo más despacio que podía, Jennie jugaba con el cabello de mi novia, haciéndole trenzas o peinados raros que nos hacían reír a todas.

Supongo que esta era la fase "calmada" de nuestra pijamada, pero no era ciertamente aburrida. Conversamos de muchas cosas.

—¿Hace cuánto se conocen? —nos preguntó Lisa a Jisoo y a mí.

—Nos conocimos a los doce, cuando Jisoo me pidió prestado un lápiz en la clase de matemáticas y luego no me la pude sacar de encima —contesté con diversión.

—Oh, por favor. Tú amabas que yo estuviera encima de ti —dijo con arrogancia la pelinegra—. Chaeyoung tenía un crush en mí, ¿lo sabían?

—¡Jisoo! —chillé, golpeando su muslo derecho y haciéndola reír.

—¿Quién no? —habló Jennie con picardía.

—Claro. Aunque ella no me era indiferente, Chaeng siempre ha sido bastante atractiva.

—Jisoo, por favor —balbuceé con un leve sonrojo cubriendo mis mejillas.

Lisa, sin embargo, había fruncido el ceño ligeramente, ante de mover sus labios para articular más preguntas.

—¿Ustedes fueron algo? 

Jisoo y yo intercambiamos miradas antes de soltar carcajadas.

—¿Lo fuimos, amorcito? —inquirió, estirando sus labios hacia mí. 

Yo llevé una mano a su rostro y la aparté.

—En lo absoluto. Jisoo y yo siempre hemos sido buenas amigas, es todo.

Ella jadeó ofendida.

—¿Me niegas?

—Nunca tuvimos nada, señorita dramática —negué—. Sí, acepto que tuve un crush en ella, pero no fue tan fuerte. Se me pasó luego de conocerla bien.

—No sé si ofenderme o echarme a reír —farfulló Jisoo.

Yo reí.

—No deberías ofenderte, simplemente no eres mi tipo.

—¿Ah no? ¿Y cómo es tu tipo entonces?

Mi mirada rápidamente se desvió hacia mi novia, quien me observaba expectante junto a su mejor amiga.

—No lo sé... Un poco más altas que yo, fuertes, tiernas, valientes, dulces, amables, consideradas... 

—Te faltó añadir, rubias oxigenadas con flequillo y que se apoden "Lisa" —añadió mi mejor amiga entre risas.

Lisa se puso ligeramente roja pero bufó, mientras Jennie y yo nos echábamos a reír.

—¡Hey!

—Quizá —musité.

—¡Rosie! 

Riéndome aún por las palabras de la pelinegra, me levanté de mi asiento en la cómoda cama de Jisoo y me acerqué a mi novia para plantar un beso en su mejilla.

—Está bien, amor. Sabes que hablo de ti de todas formas sin necesidad de esa descripción.

—Uhm... Quizá.

Le golpeé el hombro y ella se echó a reír esta vez, empujándome para que tomara asiento en su piernas. Cuando lo hice, ella rápidamente colocó una mano sobre mis muslos y la otra alrededor de mi cintura.

—Miren, si vamos a dormir todas en la misma habitación debemos establecer reglas —murmuró Jennie, sentada al lado de Jisoo.

—Qué bueno que lo mencionas tú —dijo mi novia—. Porque propongo que la primera regla sea que tú y Jisoo no duerman juntas.

—¿Qué? ¿Por qué? Eso no es justo —gruñó Jisoo.

—Es más que justo —apoyé a mi novia—. No voy a estar en la misma habitación que ustedes mientras se acurrucan juntas, sabiendo que pueden estar haciendo quién sabe qué clase de cochinadas bajo las sábanas.

—Bien, pero tú y Lisa tampoco dormirán juntas —contraatacó.

—¡No es justo!

—Es más que justo.

Bufé y me crucé de brazos, apartando la mirada.

—Como sea.

Lisa hizo una mueca, pero no dijo nada más al respecto, después de todo ella había hecho la primera regla.

...

Después de comer más comida chatarra decidimos dormir todas en la sala con almohadas y sábanas porque Jisoo y Lisa tuvieron una discusión sobre quién dormiría en la cama cuando intentamos quedarnos en la habitación de Jisoo. Lo curioso es que Lisa no discutía porque ella misma durmiera en la cama, sino porque quería que yo lo hiciera porque decía que así estaría más cómoda. Jisoo, por supuesto, no estuvo de acuerdo ya que era su habitación. Afortunadamente Jennie y yo logramos calmarlas y tomamos la decisión de dormir juntas en la sala. 

Ahora, a unos minutos de acomodarnos después de intentar ver otra película, Jisoo, Jennie y Lisa habían caído dormidas junto al sofá, mientras yo aún permanecía despierta observando la pantalla. Quería dormir también, pero no podía. No cuando los truenos se escuchaban tan fuerte y cuando las luces de los relámpagos se podían apreciar atravesando la delgada tela de las cortinas en el gran ventanal frente al televisor.

Intenté tranquilizarme cuando los sonidos y las luces se hicieron más frecuentes, y contaba hasta tres en mi mente esperando que pasaran mientras cerraba mis ojos fuertemente. Sí, sé que es estúpido que alguien como yo, teniendo veintiún años, pueda temerle a las tormentas, pero nunca pude superarlo... Les temía desde que era pequeña. Era difícil hacerlo cuando había perdido a mis dos padres y mi tía, quien era mi única familia, permanecía lejos de mí gracias al trabajo. Podía dejarlo pasar si había alguien cerca abrazándome, porque aquello me hacía sentir no tan sola... La compañía siempre había sido un alivio para mis problemas, y teniendo a Jisoo cerca casi nunca era así, pero ahora... Todas estaban dormidas y no quería despertarlas por estupideces, así que intenté ser valiente... Sin embargo, no funcionó muy bien cuando un relámpago particularmente grande brilló en el cielo y acto seguido, el sonido estruendoso le siguió. Literalmente salté en mi asiento y corrí hacia una esquina, intentando refugiarme mientras escondía mi rostro entre las manos y temblaba, contando hasta diez en voz baja.

Otro trueno sonó y me vi obligada a apretar los labios antes de poder empezar a llorar. Mis ojos picaban por las lágrimas contenidas, tenía tanto miedo a pesar de saber que no estaba sola en la habitación, se sentía así...

Cuando otro sonido inundó mis oídos, sentí a Jisoo gritar mi nombre.

—¡Chaeyoung! —y, acto seguido, unos cálidos brazos me apretaron contra un pecho.

Jennie y Lisa se despertaron inmediatamente al escucharla y, alarmadas, corrieron hacia nosotras.

—¿Qué pasó? —preguntó Jennie con una mueca de preocupación en el rostro.

Y si ella estaba así, Lisa se encontraba tres veces peor. 

—¿Rosie Pooh? Mi Rosie ¿qué pasa? ¿qué tienes?

Pero no pude contestarle, estaba aterrada aferrándome a mi mejor amiga.

—Chaeng sufre de brontofobia —dijo Jisoo.

—¿Qué?

—Miedo a los truenos y relámpagos —explicó rápidamente, acariciando mi cabello y mi espalda con delicadeza.

—¿No es como un miedo irracional o algo así? Leí al respecto una vez —murmuró Jennie.

Jisoo asintió, sin apartarse ni un centímetro de mí.

Segundos después, pude sentir como otra mano acariciaba mi cabello con delicadeza.

—Ardillita, mi princesa... Mírame, por favor.

Difícilmente pude apartar mi rostro del pecho de Jisoo, pero conseguí hacerlo con un poco de ayuda de parte de mi novia, quien me tomó el mentón. Por supuesto, no me separé completamente de mi mejor amiga.

Lisa sonrió con dulzura hacia mí, mientras acariciaba mi mejilla con su mano.

—Está bien, ¿sí? Todo está bien. Respira, yo estoy aquí. Nada va a pasarte, ¿de acuerdo? Voy a protegerte.

Y entonces, el sonido de otro trueno irrumpió abruptamente sus palabras. Como pude, me solté de Jisoo rápidamente y enterré mi rostro en el pecho de mi novia al mismo tiempo que pasaba mis brazos fuertemente por su espalda; ella me envolvió casi instantáneamente.

Cuando Lisa acarició mi espalda y me apretó más fuerte contra ella, besando mi mejilla y susurrando palabras dulces en mi oído, caí en cuenta de algo...

Lisa siempre había estado ahí para mí desde que éramos pequeñas. Siempre atrapándome cuando tropezaba, haciéndome reír cuando estaba triste, abrazándome cuando tenía frío, haciéndome sentir mejor conmigo misma, apoyándome cuando nadie más lo hacía, protegiéndome sin importarle quienes o cuantos eran los que me molestaban, siendo valiente cuando yo era una cobarde... Ella era mi lugar seguro. Con ella a mi lado, envolviéndome con sus brazos, me sentía protegida; todo era paz y tranquilidad, era el lugar donde podía ser yo misma sin importar lo que digan los demás porque sabía que ella iba a amarme y quererme sin importarle nada más que mi corazón, el lugar donde me sentía amada y protegida, donde podía ser yo misma, donde podía ser feliz... Y todas y cada una de esas cosas, eran las que me hacían amarla intensamente.

Me apreté contra ella cuando el sonido de los truenos disminuyó considerablemente y las lágrimas amenazaron con salir de mis ojos, pero esta vez no por miedo, sino por nostalgia. 

Ella, como un instinto, correspondió con la misma intensidad mi abrazo y besó mi cabeza. Sus manos acariciaron mi espalda y el constante latido errático de su corazón me llevó a un estado de calma total, donde me encontré cerrando los ojos para poder dormir pacíficamente por fin.

Maratón 1/???

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