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Capítulo II - Itami (dolor)
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Hera despertó algo cansada, sus ojos estaban pensados, aún no se había recuperado del todo. Aunque la misión fue rápida era la primera vez que utilizaba esa técnica en una misión real, sin duda tenía mucho que practicar, tal vez le pediría a Itachi que la ayudara. Se levantó con pesadez y fue a la cocina para desayunar un cuenco de cereales mientras intentaba despejarse. Finalmente cuando terminó de desayunar se metió a la ducha y por fin se despejó del todo. Se puso su ropa normal de kunoichi, ya que pensaba que hoy sería un día de descanso y salió de su casa.
Iba paseando por la Aldea saludando a casi todos con los que se encontraban, era una chica bastante popular al igual que Itachi y los dos eran muy admirados. Se encontró a unos metros con un chico que estaba triste los adultos de su alrededor lo miraban mal y lo juzgaban, ese niño estaba apunto de llorar y pese a eso ellos seguían igual. Hera fue corriendo y se arrodilló al lado del niño para acercarlo a ella y abrazarlo, después miró a los adultos que estaban allí.
—¡Os debería de dar vergüenza! -todos ellos se sorprendieron al escucharla hablar así. Todos sabían quien era ella y eso les hacía sentir mal. —¡No deberíais tratarle así! ¡Es solo un niño! Le estáis provocando un dolor que no debería tener a esta edad. -el niño comenzó a llorar en su hombro y se aferró más a ella. Hera se puso de pie con el niño en brazos. —¡Cómo vuelva a veros tratando mal a este chico os la veréis conmigo! -dijo para después marcharse y dejar a todo el mundo preocupado.
Comenzó a andar para irse de ese lugar, el niño seguía tiritando del dolor que estaba pasando, estaba llorando de forma silenciosa y ella acariciaba su pelo para calmarle.
—Ya pasó todo. -dijo con una dulce voz.
Sabía a la perfección quien era ese chico aunque no conocía su nombre, era el portador del Kyubi e hijo del Cuarto Hokage, Minato.
—¿Cómo te llamas? -preguntó con el mismo tono de voz.
—Naruto. -habló triste aunque al parecer dejó de llorar.
—Es un bonito nombre, Naruto-kun. -sonrió. —Yo soy Hera, encantada de conocerte. -dijo mientras llegaban a una zona de pasto, se agachó para dejar al pequeño y este la miró aún con ojos tristes. —No debes dejar que te afecte, muchas personas son crueles. -habló mientras ponía una mano en el hombro del rubio.
—¿Porqué son así conmigo? -preguntó mientras secaba sus mejillas.
—Porque las personas tienen celos de los que son especiales. -dijo con una sonrisa. —Tu eres especial, Naruto-kun. -los ojos del chico se sorprendieron y comenzaron a brillar.
—¿Realmente lo soy? -preguntó y ella asintió con una gran sonrisa. —Gracias, onee-chan.
—Nunca pierdas la sonrisa, Naruto-kun. -este asintió.
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Después de despedirse del pequeño Naruto fue directamente a las calles de los Uchiha, todos la saludaban con amabilidad. Finalmente llegó a la casa de Itachi. Hera tocó la puerta y esperó a que la recibieran, tras unos segundos las puertas se abrieron y detrás de ellas apareció un niño que nada más ver a la castaña sus mejillas se tornaron un tono rojizo.
—¡Hera-nee! -dijo con una sonrisa y salió de su casa para abrazarla, esta se agachó y se abrazaron, luego se levantó con el niño en brazos.
—¡Sasuke-kun, cómo has crecido! -exclamó con una sonrisa. Pese a que se habían visto hace nada, era verdad.
—¿Hoy me ayudarás con mi entrenamiento de shuriken? -preguntó mirándola.
—Ammh... -dijo pensando, aunque tenía claro lo que le iba a decir. —¡Qué casualidad! Justamente había venido para pedirle a Itachi-kun de entrenar. Estoy segura de que puedes venir con nosotros, te lo prometo.
La cara de Sasuke fue de sorpresa y su sonrisa se hizo aún más amplia. Con Sasuke en brazos Hera se quitó sus zapatos y entró a la casa.
—¡Con permiso! -alzó un poco la voz.
—¡Bienvenida, Hera-chan! -apareció Mikoto por la puerta de la cocina. —Es un placer verte por aquí. -dijo con una sonrisa. —Ven, ¿quieres algo de beber? -preguntó mientras Hera dejaba al pequeño en el suelo e iba a donde estaba ella.
—No, muchas gracias. -rechazó con una sonrisa mientras las dos entraban a la cocina. —Me iré enseguida, había venido a preguntar a Itachi-kun si me ayudaba con un entrenamiento.
—¡Bienvenida, Hera! -habló Fugaku, su padre, nada más entrar. —Itachi no está en casa, pero puedes quedarte mientras tanto, ven, siéntate. -dijo con una sonrisa leve y señalando un sitio a su lado.
Ella no pudo rechazar y se sentó a su lado, después vino Sasuke y se sentó en las piernas de Hera.
—Oye, Hera-nee. -dijo Sasuke mientras se giraba un poco para verla a la cara.
Mikoto en ese momento sirvió varias tazas de té a cada uno de los presentes y se sentó enfrente de Hera.
—¿Qué pasa, Sasuke-kun? -preguntó curiosa.
—Itachi me dijo que erais novios, ¿es verdad? -dijo con una cara inocente.
Hera en ese momento se sonrojó al máximo, Mikoto se reía levemente por la pregunta de Sasuke mientras tapaba su boca con una de sus manos y Fugaku tenía los brazos cruzados y una sonrisa. Los padres estaban felices, veían que Hera era una buena chica para Itachi.
—¡Sasuke-kun! -dijo avergonzada
—¿No es verdad? -preguntó con su dedo índice en su labio. Hera tomó aire y respondió.
—Es verdad. -dijo entrando Itachi por la puerta de la cocina y todos se giraron para verlo. —Somos novios, pero esas cosas no se preguntan de esa manera, Sasuke. -habló mientras se acercaba y se sentaba al lado de Hera. Itachi una vez sentado colocó dos dedos en la frente de Sasuke y este hizo un puchero, después sonrió feliz aunque se sentía mal que haber preguntado eso cuando no debía.
—Perdóname, Hera-nee. -dijo Sasuke.
—No hay nada que perdonar. -sonrió mientras acariciaba su cabeza.
—Te has buscado una buena novia, Itachi. No la dejes escapar. -habló Fugaku.
—No lo tengo pensando, padre. -dijo con una sonrisa leve mientras miraba a la avergonzada Hera.
Cuando terminaron el té, los tres salieron de la casa y comenzaron su camino al campo de entrenamiento. Sasuke iba de la mano de Hera e Itachi estaba al otro lado de la castaña. El pequeño iba muy contento y sonriente, era su primer entrenamiento con ellos dos a la vez.
Cuando llegaron Itachi y Hera entre los dos crearon un campo de tiro para Sasuke, cuando terminaron lo ayudaron un poco y se sentaron a verlo. Estaban los dos apoyados en el tronco de un árbol e Itachi paso su mano por detrás del cuello de ella. Hera lo miró con una sonrisa y puso un rápido beso en la mejilla del pelinegro, este le sonrió y tomó su mentón con su mano libre y la besó en los labios.
Cuando Sasuke terminó su entrenamiento se sentó a su lado. Estaba bastante cansado. Ellos dos se pusieron de pie y fueron al centro del campo.
—Me gustaría practicar la distancia de mi Jutsu para ocultar chakra. -le dijo.
—Está bien. -respondió Itachi dándole la mano para que le hiciera el corte.
Esta le tomó la mano y le hizo un pequeño corte en un dedo. Sasuke estaba expectante mirando lo que estaba pasando frente a él. Hera corto también uno de sus dedos y puso las heridas juntas y después realizó sus sellos con los ojos cerrados.
—Chakura no Jutsu. -dijo y comenzó a salir un chakra blanco de ella que empezaba a invadir los brazos de ambos. El chakra azul de Itachi salió de él mientras el blanco lo envolvía y lo volvía del mismo color. Finalmente cuando su chakra estaba blanco ambos volvieron a sus dueños excepto una parque del de Hera que se quedó con Itachi para regular la entrada y salida del chakra.
Hera abrió los ojos y separó sus manos. Itachi entendió que lo había completado y comenzó a correr lejos de Hera. Al principio era fácil, gracias al chakra de ella que lo acompaña podía sentir donde estaba y podía regular la ocultación del mismo. Al pasar cinco minutos Itachi se encontraba bastante lejos de ellos Hera tenía que estar bastante concentrada para mantener el Jutsu útil. A la media hora Itachi estaba demasiado lejos, Hera se estaba quedando sin Chakra y comenzaba a sudar, estaba en su límite tan solo en media hora y a esa tan larga distancia. No pudo aguantar más y su Jutsu se deshizo, en cuanto Itachi se dio cuenta de que había finalizado volvió. Él también estaba cansado, pues para él había servido de práctica para mejorar velocidad y resistencia.
Hera cayó de rodillas y Sasuke fue hacia ella.
—¿Estás bien, Hera-nee? -preguntó preocupado cuando estaba a su lado.
—Si, no te preocupes. -dijo con pesadez. —He gastado mucho chakra, pero creo que he mejorado bastante. -finalizó mientras se levantaba poco a poco.
El entrenamiento había sido fructífero para los tres, cuando Itachi volvió con ellos los tres fueron a la casa de los hermanos y comieron allí todos juntos. Pasaron la tarde jugando con Sasuke y hablando de todo. Cuando llegó la noche Hera se despidió de Sasuke e Itachi la acompañó a casa. Al entrar Hera notó como Itachi se iba con prisa. Notó un extraño aura que no sabía comprender. Sin dudar utilizó su Jutsu de ocultación del chakra y le siguió hasta el despacho del Tercer Hokage. Hera se quedó fuera en la ventana, oculta.
—Itachi, ¿lo has decidido? -habló mientras le miraba con severidad.
—Lo haré, Hokage-sama. -dijo de rodillas mirando al suelo.
Hera estaba confundida no entendía que estaba pasando.
—Eres valiente Itachi, pero alguien podría matar a tu clan por ti.
La castaña no daba crédito, ¿cómo que masacrar al Clan Uchiha? ¿porqué haría Itachi algo así?
—Es mi responsabilidad, lo haré yo. Pero quiero que me prometa algo.
—¿El qué?
—Cuide a Sasuke. -dijo con un dolor que a Hera le partió el corazón.
No podía aguantar y apareció entre ellos de cara al Hokage.
—¿Cómo que matar al Clan Uchiha? -dijo mirándolo cabreada. —¡Ellos son amables y como una familia para mí! ¡No son un peligro!
—Hera... -musitó Itachi con una voz rota.
—¿Porqué Hokage-sama? -preguntó cerrando sus puños.
—Esto no es de tu incumbencia, Hera. Olvídalo y márchate.
—No lo haré, Hokage-sama. Quiero una explicación.
—Hera, vete. -sonó la voz de Itachi detrás de ella este se estaba poniendo de pie y la miraba con seriedad. —Esto no te incumbe.
Itachi sabía a la perfección que si la relacionaban con la masacre de su Clan ella debería marchase y ser odiada de la Aldea, él había decidido ese camino con tal de salvar a Konoha de un golpe de estado de su Clan. Pero, bajo ningún concepto aceptaría esa vida para ella.
Hera se giró para ver a Itachi.
—¡No! No voy a irme de aquí hasta saber q- -Hera cayó al suelo de golpe.
—Itachi. -dijo el Hokage. —Ha sido lo mejor, si la relacionan...
—Lo sé. -dijo acercándose a ella.
Había atrapado a Hera en una técnica ilusoria para evitar algo que no debía suceder.
—La llevaré a casa y cumpliré mi misión. Por favor, Hokage-sama, no sea duro con ella cuando se levante. -dijo agachándose y tomando a Hera en sus brazos. —Está preocupada, pero no debe saber nada.
—Lo entiendo, Itachi. Eres un buen chico y un gran ninja. ¿Estás seguro?
—Si, debo encargarme yo mismo. -el Hokage cerró los ojos e Itachi se marchó con Hera en sus brazos.
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—Lo siento, Hera. -habló Itachi.
El lugar donde estaban era oscuro y solo estaban ellos, Hera tenía claro que él la había metido en un Genjutsu, pero por desgracia, debido a su clan ellos eran débiles a estas técnicas, aunque supieran que estaba en una ilusión eran incapaces de salir hasta que alguien los despertara, ya sea el ejecutor de la técnica u otro ajeno.
—¿Porqué haces esto, Itachi-kun? -las palabras de Hera salían temblando de su boca, todo su cuerpo estaba desgarrado al igual que su corazón, no entendía el porqué de lo que estaban hablando. —Déjame salir Itachi...
—No puedo hacer eso, Hera. Tengo que cumplir con mi misión y no quiero pelear contigo. -lentamente se acercaba a ella.
Las lágrimas de los ojos de Hera no tardaron en salir, los puños de la chica estaban temblando de los apretados que estaban, estaba confusa y dolida, se sentía traicionada por Itachi y por el Hokage.
—¿Porqué? -preguntó en un susurro.
—No lo odies, si debes odiar a alguien debo ser yo. -la miró a los ojos y con una de sus manos alzó su cabeza. —Voy a matar a todo mi clan.
—¿Porqué? -le vio con lágrimas en los ojos.
—Quiero ver de qué soy capaz.
—¡Mentira! -apartó la mano de Itachi. —¡No me mientas! El Hokage te ha mandado a hacerlo, ¿no?
—No lo entenderías.
—¡No me trates como a una idiota! -dijo dando unos pasos hacia atrás.
—No puedo decirte nada, lo siento. -dijo dando un paso hacia delante y acariciándole una mejilla. —Ódiame, Hera.
Dijo desapareciendo, dejándola en una profunda soledad en mitad de la oscuridad.
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Cuando Hera despertó estaba acostada en su cama, miró por la ventana para ubicarse y era de día. De pronto miró a todos los lados buscando a Itachi, aunque no había nadie. Se sentía confusa y triste, ¿sería verdad que él había matado a su clan? Rápidamente salió de su casa y fue a las calles de los Uchiha, nada más entrar un aura pesada la inundó totalmente. Comenzó a caminar mirando todo con pena en su corazón, desde pequeña había pasado mucho tiempo aquí, prácticamente los consideraba familia. Continuó andando hasta encontrar a un pequeño Sasuke en el suelo. Se acercó rápidamente y le tomó el pulso, estaba vivo. Lo tomó en brazos con cuidado y desapareció con él.
Apareció en la puerta del hospital y entró con él, lo atendieron velozmente y a la hora despertó. Su mirada estaba perdida, confusa y dolida. El corazón de Hera se partió aún más de lo que estaba.
—Sasuke-kun. -habló Hera. —Quédate conmigo. -dijo mientras tomaba la mano del pequeño, este la miró y de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas.
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