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By is-disastrous

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๐ข๐ง๐ญ๐ซ๐จ๐๐ฎ๐œ๐ญ๐ข๐จ๐ง
vol 2 โ”€โ”€ ๐“๐‘๐”๐“๐‡ ๐‚๐€๐ ๐‡๐”๐‘๐“
o. bedtime stories
i. outside the wall
ii. city of the dead
iii. hunter's moon
iv. alive and kicking
v. live and let die
vi. the roque
vii. bring back storyville
viii. chasing the devil's tail
ix. wheel inside the wheel
x. the map of the moments
xi. queen of hearts
xii. what death can join together
xiii. a storm is comin
xiv. when the truth hunts
xv. heads will roll
xvi. i love you, goodbye
xvii. deep dark truthful mirror
xviii. trusting issues
xix. calm before the storm
xx. night has a thousand eyes
xxii. when the levee breaks
xxiii. heavy is the head
xxiv. ashes to ashes
๐š๐ฎ๐ญ๐ก๐จ๐ซ'๐ฌ ๐ง๐จ๐ญ๐ž

xxi. another brick in the wall

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By is-disastrous

capítulo veintiuno: otro ladrillo en la pared


La luz del sol se las arregló para pasar entre las ranuras que le permitían los frondosos árboles que componían al Bayou; esa mañana la brisa era más fría que nunca siendo quizás la sensación de que la batalla estaba por arribar la que propiciaba aquel sentimiento más frío,  a su caminar las hojas caídas de los árboles quedaban aplastadas bajo sus pies. Los pensamientos de Alexandra deambulaban de un lado al otro sin rumbo fijo, pues así había sido desde la noche anterior cuando una vez más, la privación del dormir fue lo que la llevó a caminar con la esperanza de despejar su mente.

Pero para ella fue tarea imposible, puesto que, su mente no se detenía.

Por lo que después de un buen rato de caminar por el pantano, sus pies la llevaron a donde su mente ni lo pensaba, la casa de Mary Dumas se encontraba ahora a la espalda de Alexandra para cuando ella se detuvo más temprano ahí. Quizás necesitaba un respiro o simplemente alguien que no hiciera tantas preguntas, ya que Hayley no paraba de hacerlas, a lo que Alexandra no tenía respuesta a ninguna de ellas.

—He traído té —la voz profunda a sus espaldas fue la que sacudió su soledad. Para cuando la joven Alfa se dio vuelta Nathaniel Labonair se hallaba a unos pasos de ella con dos tazas en mano, la de su mano derecha estirada en su dirección —. Mary a dicho que lo necesitarías. —después de analizarlo, Alexandra asintió para tomar la vasija recibiendo la calentura de la misma. Un breve sorbo le dio antes de volver la mirada al frente.

Por el rabillo del ojo pudo ver como Nathaniel se poso a su costado. —¿Te contó, no es así? —un largo silencio pasó para cuando la interrogante abandonó los labios de Alexandra. El lobo siguió con la mirada clavada en el lago para cuando asintió.

—No la culpes a ella, le he preguntado que te a pasado. No es normal que alguien deambule en el Bayou durante la madrugada —expuso. Siendo así lo sucedido, la Alfa no se dio cuenta que horas eran para cuando tocó la puerta de la señora Dumas, después de ello, decidió sentarse a la orilla del lado —. Pero el pantano es un lugar silencioso, a diferencia de la ciudad. Te ayuda a despejarte, a pensar.

—A veces olvido que residiste aquí por un tiempo. —alegó dando otro sorbo a lo que Nathaniel bajó la cabeza. Claramente ese era su recuerdo menos favorito, pero para Alexandra era la prueba de que las personas merecían segundas oportunidades. La Alfa lo miró —¿Qué se sintió cuando viviste aquí? —indagó. Esa pregunta era una de muchas que le arrebataban el sueño, el lobo frunció el ceño —. Hablo de antes de la maldición, cuando eran una manada.

Nathaniel volvió la mirada al frente con una sonrisa, una sonrisa que Alexandra jamás había visto.

—Era algo especial, a pesar de que habíamos sido apartados hacía el pantano, aprendimos a convivir más como una manada. A sentir unos por los otros, a cuidarnos —tomó una inhalación los recuerdos eran algo difícil de rememorar, puesto que, no todos ellos eran bonitos —. Por un tiempo fuimos inseparables. Aiden, Jack, Oli. Éramos hermanos —miró hacía la cabaña —. Cuando mis padres fallecieron la noche de la sublevación, Mary se encargó de mi aún cuando la manadas decía cosas —sonrió con pesar —. A ella no le importó, ella decía que solo era un niño y que...

—Los niños no deben sufrir los estragos de la guerra. —completó. Alexandra lo miró, recordaba cuantas veces Irhina le había dicho esas palabras a las cuales la joven se aferró durante las noches más frías y los días más terribles. Ahí estaban esas palabras que siempre le darían consuelo.

—Eso era algo que el abuelo solía decir —la miró —. El gran Alexandre Labonair —nombró lo que la llenó de sorpresa. Incluso una suave sonrisa, por primera vez, se instauró en sus labios —. Mary me crio junto a Jackson, quien también había perdido a sus padres, y así fue como comencé a llamarle abuela.

—Hasta que decidiste...

—Hasta que decidí hacer un trato con una bruja la cual prometió ayudarnos a restablecernos, hice tratos con Marcel Gerard para encontrarlas hasta traicionarlo también, y luego me fui antes de que la maldición me alcanzara. —resumió lo que lo había llevado hasta el punto en que ni Jackson ni Marcel confiaran en él. El hecho de que Nathaniel había vendido a la manada por restablecer a los Labonair en el poder de la ciudad era algo que Jackson Kenner no pudo perdonar jamás, y Marcel, él solo entendió que la sangre que corría por las venas de Nathaniel Labonair estaba llena de traición.

La manzana no cayó muy lejos del árbol, después de todo.

Alexandra analizó a Nathaniel en silencio, las palabras de Mary pronto surcaron a la superficie en su mente. —Lo poco que he aprendido de mi padre, se debe a Mary Dumas. Y ella me enseñó algo que estoy intentando implementar: un líder debe ser benevolente con su gente —Nathaniel asintió ante las palabras, puesto que, de lo que él recordaba su tío había sido un gran líder —. Así que, en su momento buscaste la forma de librarlos de una vida de miseria. Lo entiendo —tomó una inhalación para volver la mirada al lago —. Pienso que las personas no deberían ser juzgadas por su pasado, si no por lo que demuestran en su presente.

Nathaniel asintió, en ese silencio que luego se formó, él supo que esa fue la manera de su Alfa de otorgarle el perdón que él había tanto buscado durante el pasar de los años, cuando hacía unas cuantas lunas atrás había decidido volver cuando escuchó los rumores de la reina Crescent. Un poco de aire soltó para cuando vio a Alexandra llevarse la taza a los labios.

—Un líder también sabe cuando es momento de retirarse de una batalla. —aquellas palabras llevaron a Alexandra a detener el sorbo, puesto que, las palabras le prohibieron cualquier continuación de acción física. Sus pensamientos pronto brotaron, seguido Nathaniel se dio la vuelta alejándose de la joven debido a que él sabía que ella tendría mucho que pensar. 

Y así era, la decisión que tomaría haría estragos en su pronto futuro.




━━━━━━━━




La mirada de Hayley Marshall estaba posada en su pequeña hija la cual se encontraba jugando con un juguete tallado en madera dentro de su corral. Su sonrisa se iba de vez en cuando en cuanto Hope hacía un sonido de gusto, eso le daba alegría a la híbrido, le calentaba el corazón. Por instinto se llevó la mano a su pecho encontrándose con la media luna de dije que aún colgaba sobre su cuello, aquel collar que le pertenecía a su hermana ahora lo portaba. Lo sostuvo en su mano un rato mientras pasaba su mano sobre el, en ese momento no dejó de pensar en la vida de Alexandra, en como sí su hija seguía ahí pasaría por lo mismo. Eso la horrorizó.

Sin embargo, Jackson y ella tenían un plan, en el segundo en que el lobo volviera ellos tendrían la pieza faltante para salir de ahí sin mirar atrás. Como Hayley Marshall o por lo menos la antigua Hayley, lo haría, huir sin mirar atrás.

No obstante, su mirada se desvió cuando un sonido proveniente de la entrada del bar llamó su atención. Una enredadera pronto fue visible en su campo de visión a medida de que esta se extendía, Hayley sin pensarlo dos veces tomó a Hope entre brazos para cuando la enredadera dejó de expandirse para que luego de esta floreciera algo que le dio el indició de que o quien podría tratarse.

—Es una dahlia —la recordaba bien, puesto que, el día anterior Alexandra la había llevado al recinto cuando habló del mensaje que Dahlia tenía para ellos. Hayley temió en aquel momento, ya que la bruja había descubierto el refugio. Miró a uno de los lobos que la custodiaba —. Sal por atrás, busca ayuda. —indicó para cuando el hombre asintió. Pronto, Hayley se halló marcando su celular en búsqueda de que alguien contestara pero el sonido de ocupado era todo lo que se escuchaba, seguido se dirigió hasta el teléfono en el local para marcar desde ahí pero ese también se encontraba sin tono.

—Que preciosidad... —el tono suave empleó para cuando se dirigió a ellas. Hayley miró en dirección a la salida donde una mujer se encontraba de cabellos azabaches y ojos tan oscuros como la noche misma, prácticamente la mujer que su hermana describió el día anterior —... Hola mi niña, yo... —le regaló una sonrisa dispuesta a dar un paso hacía delante, pero pronto sus ojos bajaron hacía el umbral de la entrada donde en el suelo había un polvo blanco esparcido. Ahí entendió que no entraría, por ahora. Volvió la mirada hacía Hayley y Hope —... Esperaba una conversación más íntima, pero si me llego a adentrar creo que me encontraría en una considerable desventaja. —notó con tono pasivo. En el rostro de Hayley se veía furia.

—¿Por qué no entras? Así puedo mostrarte un poco de hospitalidad híbrida. —agregó para cuando dio un paso al frente dispuesta a dar el todo por el todo. Pronto Hope se halló acurrucada aún más contra el pecho de su madre.

—Tan solo quería ver a la pequeña que se me fue prometida —aseguró con tranquilidad absoluta para luego ver el lugar por fura —. Ya falta poco, seguro te has dado cuenta que el hechizo que las protege se está debilitando poco a poco. —la suficiencia en como hablaba la odió, Hayley quiso arrancarle la cabeza de un tajo.

—Si le pones un dedo encima te juro que te haré sufrir de maneras que ni tu malvada mente puede llegar a imaginar. —amenazó. Dahlia rio de inmediato, puesto que para ella, Hayley no representaba ninguna amenaza.

—¿Hayley, verdad? —indagó. La híbrida tragó grueso para cuando su mandíbula se tensó —. Oh, la mente de tu hermana es verdaderamente esclarecedora. Pero debes entender que mi disputa no es con ninguno de ustedes, verás Esther hizo un trato conmigo —hizo una mueca con sus labios —. Es un contratiempo que te haya arrastrado a esto.

—Hablas como si no tuvieras opción —resaltó. Hayley abogaría por su lado humano, aún si eso fuera una larga oportunidad, ella apelaría a el —. Pero esto es cosa tuya.

Pronto el rostro de seriedad en Dahlia se infundo. —Cuando doy mi palabra, la cumplo. Y espero que los demás hagan lo mismo —las palabras de Elijah pronto se vinieron a su mente. De como él se apegaba a eso tanto, de como él vivía por su palabra —. Esther y yo hicimos un trato hace mucho tiempo atrás, así que como ves, esa niña me pertenece por derecho —señaló a Hope haciendo que Hayley se volteé un poco, Dahlia pronto la miró —. Lo único que tienes que preguntarte es si me la vas a denegar. A riesgo de perder la vida.

—No te la vas a llevar...

—. Claro que sí —cortó. Estaba comenzándose a hartar de las amenazas de la joven híbrido —. Se que temes por tu niña, te aseguro que todo lo que Freya les a contado de nuestra vida juntas, bueno, siempre a tenido talento para lo dramático.

—Creo que es cosa de familia.

Dahlia sonrió. —Es evidente que la mayoría de los problemas con Freya radicaban en el hecho de que fui a buscarla demasiado tarde —expuso a lo que ignoró las palabras de Hayley —. Tenía un recuerdo muy fuerte de la familia de la cual la separé —esas palabras le hicieron rememorar a Hayley su propia vida, la de su hermana. El pensamiento de que Alexandra estuvo muy cerca de ser sacrificada cuando más joven le helaron la piel —. Pero Hope es pequeña aún, no se aferrará a tu recuerdo, ni llorará por ti en sueños. Puedes consolarte pensando que para ella es como si nunca hubieras existido.

Las palabras de Dahlia enojaron a Hayley aún más. —Acércate, a ver si una bruja sin magia puede con un híbrido. —pronto los ojos de Hayley cambiaron de color así como las venas bajo los mismos hicieron aparición. El llanto de Hope escuchó luego de aquel cambio lo que la obligo a volver a su estado normal.

—Vaya, has molestado a la niña —señaló. Hayley meció a Hope tratando de que detuviera su llanto, más este solo incrementaba —. Es una pena, no deberías desperdiciar de esta manera tus últimas horas con ella. Deberías aprovecharlas para despedirte —aseguró de forma oscura. La seguridad en su voz llevó a que la piel de la híbrido se erizara —. La noche llegará más pronto —su mirada quedó fija en Hope quien no detuvo su llanto —. Adiós... por ahora, pequeña.




━━━━━━━━




Tan pronto Hayley la contacto, Alexandra se halló enfilada hacía el St. James Infirmary siendo el local que se había convertido en el refugio, no obstante, luego de la llamada de su hermana. Alexandra dudaba del hecho de que aquel lugar era cualquier otra cosa menos un refugio, puesto que, cuando comenzó a aproximarse hacía la puerta la enredadera tal como Hayley la describió estaba fija sobre la pared de enfrente, pero lo que le provocó un escalofrío fue el hecho de las dahlias que se hallaban ahí. Como la que había reposado en su mesa de noche luego de las terribles pesadillas. Alexandra tragó con fuerza porque sintió como la garganta se le secó, después escuchó como algunas voces emanaban de la parte de adentro por lo que decidió continuar con su camino.

—¿Dónde estaban los lobos que las vigilaban? —la voz de Elijah fue la primera en recibirla para cuando Alexandra se halló en la parte de adentro. Los ojos de los presentes se fueron hacía ella tan pronto la ubicaron en su campo de visión, abarcando un silencio que comenzó a formarse a los segundos.

—Algunos fueron asesinados —habló. Se escuchaba ronca, era un tono que jamás habían escuchado de ella, quizás después de su secuestro hacía un mes ya. Ese era un tono que Hayley Marshall sabia que no era normal en su hermana —. No les dio si quiera tiempo de actuar.

—Se acabó, se vienen conmigo al complejo. —Niklaus se adentró al lugar quedándose de pie cerca del umbral que permitía la entrada hacía la otra sección del bar. Alexandra inhaló con fuerza para cuando Hayley lo miró.

—¿Al complejo, dónde Dahlia mandó a Josephine esta mañana? —la incredulidad se notaba en su voz, así como la ironía. Los presentes lo notaron, sin embargo, el único en reaccionar fue el híbrido cuando tensó su mandíbula —. Ni hablar, seremos blanco fácil. Igual que lo seremos aquí cuando se rompa este hechizo, porque las brujas que lo mantienen activo... —pero se detuvo para cuando pensó lo que diría. Están muriendo. El hecho de que eso le sucediera a su hermana la espantó —. Tenemos que irnos. Jackson a ido por suministros para llevarnos a los lobos e ir al Bayou.

La sorpresa de la noticia pronto invadió el rostro de Niklaus quien llevó su mirada hacía Alexandra, quien quizás no se veía sorprendida por la noticia pero si por el hecho de que decidieran tomar la decisión de irse. Hayley miró a su hermana un poco avergonzada del hecho, puesto que, la joven híbrido quería hablar con ella antes de irse. Convencerla, prácticamente. Siendo esas las palabras que Jackson le había dicho para animarla a hacerlo.

—¿Al pantano? —su tono despectivo pronto salió de sus labios —¿Para que mi hija sea protegida por los mismos lobos que Dahlia venció con facilidad? —con sus interrogantes claramente le decía que aquella proposición, si es que llegaba a ser eso, era un no rotundo —¡No consentiré eso! —alzó la voz. Su enojo comenzaba a crecer, debido a que Hayley mostraba tener decisiones unilaterales, eso jamás lo toleraría.

Hayley miró a su hermana por unos segundos. El solo pensamiento de lo dicho por Arthemisa le pasó de inmediato por la mente. —Sabes qué. Estoy muy cansada de recibir consejos de ti, Klaus. Todo lo que has hecho hasta ahora es poner a Hope en peligro. De ahora en adelante, voy a hacer lo que quiero hacer —aseguró con la mirada fija en él —. Nos vamos.

Para pasar por él, Hayley terminó empujando a Niklaus, no obstante, el híbrido se la devolvió con rapidez. Alexandra frunció el entrecejo mientras que Elijah los veía con atención, aquello no estaba solucionando nada.

—No irás a ninguna parte a menos que te lo diga. —declaró señalando en su dirección. Klaus no dejaría que nadie decidiera sobre lo que sucedería con su hija, no más que él.

—¡No soy tu prisionera, Klaus!

—Los dos, por favor —intervino Elijah con rapidez al notar que Alexandra no lo haría. El noble comenzaba a pensar que él no era el único que tenía la mente trastornada en aquella batalla —. Le estamos dando ventaja a Dahlia.

—¡No hacer lo que digo le da ventaja! —la seguridad en sus palabras despertó la curiosidad en Elijah e incluso en Alexandra. La forma en que hablaba era como si tuviera un plan ya puesto en marcha —. Mientras ustedes tres han estado arrastrándose por Freya e ideando maneras de huir con la cola entre sus piernas, he estado forjando un nuevo camino —aseguró con confianza absoluta, una pequeña sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro —. Sé lo que Freya estaba planeando, y sé cómo matar a Dahlia.

Alexandra inhaló con fuerza cuando dio un paso al frente. —Pues adelante, te escuchamos. —incitó. Tanto Elijah como Hayley la miraron con sorpresa, sobre todo la última, porque realmente ahí residía el problema de su hermana. La disyuntiva de aceptar que habían perdido la batalla y huir. Klaus Mikaelson era aquel dilema.

—Freya se opuso a que se hizo una sola arma porque arruinó su plan...

—¡Klaus! —la voz desgarradora mezclada al enojo salió de la garganta de Jackson para cuando se hizo visible en el campo de visión de los presentes —¡Klaus! —replicó. Para cuando pudieron verlo por completo, junto a varios lobos, el Alfa se adentraba con un cuerpo en brazos. Aquello paralizó a Alexandra; Hayley se acercó de inmediato a la mesa en donde se hallaba el cuerpo que de inmediato reconoció. La híbrida levantó la mirada hacía su hermana.

—Es Aiden... —murmuró con voz entrecortada. Alexandra tragó grueso para cuando, con lentitud, comenzó a acercarse hacía la mesa. El rostro de Aiden estaba marcado con unas garras mientras que el lugar donde iba el corazón estaba hecho un hoyo.

—¿Qué sucedió? —cuestionó casi en un hilo de voz. Alexandra quiso pasar la mano por el rostro del lobo, más no pudo, por lo que su mano se halló en un puño más pronto que tarde —¿Qué sucedió, Jackson? —insistió. El Alfa miraba a Niklaus desde antes, quien en su rostro solo almacenaba confusión plena.

—Klaus hizo que nos espiara a Hayley y a mi —declaró con furia. En su voz e incluso en sus ojos se podía ver como quería acabar con el híbrido —. Pero me contó la verdad, y lo mató. —finalizó aquella confesión. Alexandra sintió como el aire le comenzó a faltar, como últimamente le sucedía, pero esta vez sus ojos cerró mientras bajaba la cabeza apoyada en la mesa. Hayley miró a Klaus con enojo.

—¿Lo mataste? —Niklaus aún mantenía sorpresa y confusión en su rostro para cuando Hayley le preguntó aquello —¿Mataste a uno de los lobos que juró proteger a nuestra hija? —interrogó. La mirada del híbrido pronto se halló sobre Alexandra la cual no se permitió si quiera mirarlo, le era imposible, ya que si eso era verdad. Su mundo terminaría por colapsar.

—¿Y qué si lo he hecho? —su voz salió suave pero amenazante después de un largo silencio. El Original los miró a todos —. Eso es lo que les pasa a los que se atreven a desafiarme. —señaló con furia. Si ellos querían un villano, él les daría uno esplendido.

—Danos la orden, Jackson... —propuso uno de los lobos que habían traído a Aiden. Niklaus lo miró fijamente para cuando decide aproximarse hacía ellos.

—¡Si, adelante, inténtenlo! —retó con una sonrisa dibujada en sus labios que debatía entre molestia junto a la burla —. Pero estarían jugándose la vida por alguien que estuvo dispuesto a traicionarlos. Alguien muy parecido a un caso que tuvieron unos años atrás, Nathaniel Labonair —agregó a sabiendas que llegaría al tope de la paciencia de Jackson —. Esto no les habría pasado si tuvieran un Alfa de verdad. —concluyó. 

Con rapidez, Jackson Kenner fue el primero en lanzar un golpe llevando a Niklaus a recibirlo, seguido el híbrido no se contuvo llevando a propiciarle también un golpe. Aquella pelea que él tanto deseaba por fin se daría. No obstante, Hayley fue la que intervino con rapidez atravesándose en el camino de Klaus cuando le dio otro empujón, cosa que el híbrido no dejó pasar por alto devolviéndoselo. En un pestañeo, Elijah intervino empujando a Hayley lejos de aquella pelea entre su hermano y Jackson.

—¿Deseas morir? —su mano estaba sobre el cuello del lobo para cuando la pregunta abandonó sus labios. Lo que no esperó fue que Hayley le devolviese el empujón para colocarse frente a Jackson.

—¿Piensas matarme a mi también, Elijah? —interrogó con furia en sus ojos. El vampiro Original la miró mientras se recomponía para acomodar su traje, con elegancia se colocó frente a su hermano.

—Si se enfrentan a él, se enfrentan a mi. —sentenció el noble, puesto que, a pesar de que el híbrido había cometido una locura. Él era un maestro en el arte de la estrategia, y Elijah no dudaba de que su hermano tuviera un plan sobre la marcha.

—Deberían emplear mejor su tiempo —declaró con sonrisa de burla y satisfacción —. Les sugiero enterrar a su muerto.

—Solo vete, Klaus —la voz de Alexandra escuchó para cuando la joven Alfa terminó por darse la vuelta. En su rostro se veía decepción, cosa que llevó a que el híbrido colocara su rostro en seriedad plena —. Hope esta a salvo, empieza tu plan. —declaró a lo que él simplemente asintió para luego usar su velocidad vampírica desapareciendo del lugar. La mirada de Hayley y Jackson pronto recayeron sobre la Alfa la cual decidió dirigirse hacía el otro lado del salón con rapidez.

Hayley miró a Jackson y Elijah antes de seguirla.

—¿Qué fue eso? ¿Por qué lo dejaste ir? —preguntó en voz baja para cuando miró a los lobos que se hallaban en cercanías del cuerpo de Aiden. Alexandra se encontraba dándole la espalda a su hermana con los brazos apoyados sobre su cintura.

—Porque él tiene un plan —tomó una inhalación tratando de prevenir las lagrimas que querían escaparse con rapidez —. Y te aseguro que no hay nadie que planeé como él.

—Tus sentimientos te nublan —aseguró con furia en voz baja. Alexandra se volteó a ella con rapidez —. Acaba de asesinar a un lobo, a uno de los nuestros, y tu lo dejas ir. Los lobos no solo no respetan a Jackson, no te respetan tampoco a ti. —espetó. El Alfa la miró con fijación.

—¿Y crees que lo puedes hacer mejor? —indagó con voz suave —. Porque hasta hace unas horas pensabas hacerlo, pensabas tomar a la manada e irte sin mirar atrás. Sin importarte si yo quedaba o no.

—Alex-

—No, Hayley —cortó con inmediatez —. Entiendo bien que toda tu vida, tú has sido un lobo, que entiendes esto sobre la lealtad, la nobleza de ser uno —destacó las muchas veces que Hayley le habló de ello, de lo que Jackson le enseñó —. Pero te guste o no, yo soy tu Alfa. Y los lobos no te seguirán al menos que me retes por el puesto. —finalizó para darse la vuelta saliendo de aquel lugar. Las palabras le supieron amargas, pero no había vuelta atrás, ahora ella solo tenía un destino en mente, una sola persona en mente.




━━━━━━━━




Luego de un par de llamadas junto a algunos mensajes, localizar a Niklaus no fue tan difícil como ella pensó al principio. El complejo se alzó sobre ella para cuando Alexandra decidió adentrarse con decisión absoluta, su mente solo tenía lugar para un solo pensamiento, una sola certeza que necesitaba ser reafirmada por el híbrido Original. Cuando estuvo dentro del túnel que comunicaba a la entrada con el patio pudo verlo colgar su celular disponiéndose a seguir con el plan trazado en su mente.

—Tienes que confirmarme que no lo has hecho tú —la voz de Alexandra pronto salió dejando que Niklaus se congelara en su lugar —. Porque estoy perdiendo la cabeza, acabo de discutir con mi hermana por eso, ella piensa que me nublas el juicio —continuó. Tenía que sacar un poco de lo que tenía guardado en su pecho —. Eso es cierto, hay veces que me cuestiono que si lo que hice esta bien. Que si ponerme de tu lado, si defenderte...

—Alexandra...

—Solo quiero que me digas que no lo hiciste, que tomaste la culpa porque tienes razón. Porque Dahlia nos quiere poner en tu contra, porque Freya tiene un plan malévolo... —en su voz pudo escuchar la petición, el deseo de que lo que él había asimilado como su culpa en realidad fuese falso. Niklaus pronto le dio la cara.

—Me oíste admitirlo —habló finalmente. Alexandra se detuvo a unos pasos de él, hasta el instinto de correr hacía el lado contrario se abrió paso en ella —. Así que, ¿por qué has venido? —su tono de voz era frío, como si él quisiera ser visto así. Alexandra no comprendía porque él deseaba con tanto fervor ser el malo de la historia —¿Para que te lo repita? ¿Para que decidas que si tienes una razón para abandonarme finalmente? —en sus cuestionantes había duda, la duda que a fin de cuentas abrió la brecha entre ellos —. Si te he mostrado quien soy pero te niegas a creerme, entonces no me puedes culpar por tu decepción.

Porque aquella palabra, decepción, esa fue la que él pudo ver en los ojos de Alexandra solo hacía unas horas atrás. La Alfa inhaló con fuerza. —No eres así, se que no lo eres, aunque tu te niegas al hecho de que no tienes que ser esta terrible persona que le muestras a todos —dio unos pasos hacía él. Cualquiera la tacharía de loca, pero Alexandra lo había aprendido a conocer cuando los demás habían optado por odiarlo —. Pero sigues haciéndolo, sigues mostrando que Klaus Mikaelson puede matar a quien sea que se atraviese en su camino. Así es como Aiden pagó, con sangre.

—¡No he sido yo! —gritó finalmente ante las palabras de la Alfa. Los ojos de Alexandra pronto se relajaron e incluso la tensión cayó, esas palabras la aliviaron al punto de sentir que su peso era muy parecido al de una pluma. Aún así, Jackson y Hayley creían con fervor de que el híbrido había matado a Aiden.

—¿Y por qué has dicho que sí?

—Si Hayley creía que había matado a un Crescent se vería obligada a cuestionar de la manada, de Jackson. Así no se llevaría a Hope. —expuso el pensamiento que brotó tan pronto Jackson le hecho la culpa. Alexandra no podía creerlo, que el prefería ser el villano de la historia con tal de que temieran de él.

—Pero eso significaría que la manada, es decir yo, no puedo protegerla...

—¡Solo yo puedo protegerla! —se señaló con fuerza. Alexandra lo miró fijamente sin ninguna emoción —. Solo yo puedo hacerlo —agregó a sabiendas que jamás pensó en el hecho de que la joven Alfa sería el daño colateral. Ella sería el punto de quiebre de la confianza que habría entre Hayley y la manada —. Necesito que los demás teman, y sería mejor si tu también lo hicieras —admitió. Alexandra bajó la mirada, eso era lo que él quería. Ser odiado por todos, ser el Original del cual daba pesadillas con solo nombrarlo —. Si en vez de verme como me ves, me ves como los demás lo hacen. —sin pensarlo dos veces se terminó de acercar a ella acortando los dos pasos de distancia que los separaban, colocó su mano sobre la mejilla de Alexandra obligando a mirarlo. En aquellos ojos que tanto le encantaban pudo ver un mar de emociones mezcladas.

Nik...

Él suspiró, quería guardar su rostro, aquel rostro sin ninguna pizca de odio en su memoria. —Durante la fogata en la cual pedimos nuestros deseos, yo solo pedí una cosa —acarició su mejilla —. Puede que si todo fuera distinto tendría el valor de cumplirlo, pero esto es lo que soy. Así fue como me formaron. Y es lo que necesito para defender a mi hija de cualquiera que intente tomarla —expuso —. Pero tu si puedes cumplirlo, sé feliz. Ese es mi deseo para ti. —le dio una última mirada para luego darse la vuelta, si se quedaba un segundo más, mandaría todo a la basura. Y eso era algo que él no podía darse el lujo.

—Confió en ti. —las palabras de Alexandra le hicieron detenerse unos segundos antes de desaparecer tras unas puertas. La joven Alfa lo miró fijamente, ella quería ser feliz con él, pero los vientos soplaban aires diferentes. 

—Confías en alguien que te acaba de dejar cargar con un secreto que nadie jamás te creerá.


⚜️。:*•.⚜️.•*:。⚜️

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