capítulo dieciséis: te amo, adiós
Por primera vez, desde hacía mucho tiempo, podía apreciar el cambio de aires. Dentro del recinto, los meseros en conjunto con los demás ayudantes iban y venían con decoraciones además de un sin fin de otros objetos que transformarían el complejo para la boda que se oficiaría finalmente esa noche.
Hayley Marshall no podía definirse como una mujer de lujos, ella se consideraba mucho más sencilla por lo que cuando su idea de que la boda se diera en el Bayou fue rechazada inmediatamente, llevó a que Alexandra tomará las riendas de aquella ceremonia. Hayley no le importaba como se vería hasta el detalle que llevaría el mesero, a diferencia de su hermana. Por lo que cuando ella y Jackson se adentraron al complejo la sorpresa los invadió de inmediato, aquel lugar no era ni la sombra de lo que ella podía llegar a imaginarse para su boda, a pesar de que aún estaba lejos de estar terminado.
—Wow —fueron las palabras que salieron de los labios del novio. En su rostro no dejaba de verse lo anonadado que se encontraba. Sus ojos escaneaban sus alrededores —. Si que hacen las cosas grandes en tú mundo. —declaró. Hayley echó un vistazo hacía la parte de los balcones en donde en el central se estaba preparando una mesa siendo vestida por un mantel blanco junto con una flores en la misma tonalidad. Una suave carcajada salió de ella.
—¿Mi mundo? —con solo la forma tan cuestionante que lo hizo, Jackson supo que aquellos arreglos no habían sido ni si quiera consultados con la novia. Hayley lo miró —. Dame algo de crédito. No soy exactamente la chica que se sentaba a fantasear con el día de su boda —aseguró —. Y si lo hubiese hecho... —cortó sus palabras al ver el pastel de varios pisos ser empujado frente a ellos por uno de los de catering —. Probablemente habría sido menos...esto.
—Lo cual hubiese sido una desgracia —agregó. Alexandra se encontraba descendiendo las escaleras cuando los ojos de los futuros novios se dirigieron hasta ella —. Con tu idea de casarte en el Bayou, bueno, demos gracias a que una que otra vez he estado en contacto con mi lado femenino. —finalizó cuando llegó hasta ellos. Jackson volvió a mirar a su alrededor notando como las personas se movían sin parar arreglando todo.
—Así que este es tú mundo.
Ella movió su cabeza de un lado al otro tanteando lo que diría. —Digamos que sí Klaus me da carta abierta para usar sus tarjetas, no desperdiciare la oportunidad. —confesó lo que más temprano había ofrecido el híbrido a lo cual Alexandra no dudó en aceptar. Si él quería que ella lanzará la casa por la ventana, ella lo haría. Ambos rieron suavemente ante el comentario. Alexandra mantuvo su sonrisa hasta que en su campo de visión Niklaus hizo aparición cuando comenzó a dar pasos sigilosamente hacía Hayley.
—Hayley, si puedo interrumpir... —para cuando su nombre escuchó, la nombrada se dio la vuelta para aproximarse hasta él mientras que Jackson y Alexandra esperaban en el mismo lugar. En su rostro no se veía ninguna expresión en especifico lo cual despertó la curiosidad en Alexandra —. Hay alguien que quiere saludarte.
Hayley frunció el entrecejo para cuando Niklaus le indicó el camino con un ademán a lo que la híbrido le dio un leve vistazo a Jackson y Alexandra antes de que los cuatros comenzarán a encaminarse hacía el patio central del recinto.
No se tardó mucho en descubrir sobre el invitado especial para cuando Alexandra divisó a Elijah Mikaelson junto a Camille, la cual entre sus brazos sostenía al pequeño ser por el cual cada decisión había sido tomada cuidadosamente. Tan pronto como Hayley se detuvo, Jackson al igual que Alexandra y Klaus, también lo hicieron. La sorpresa y la emoción no podían dejar de expresarse por la híbrido.
—¿Los trajiste aquí? —interrogó una vez acortada la distancia la cual podía enternecer hasta el más duro de ellos. Su voz era suave —. Finn o Arthemisa podrían estar en cualquier lugar. —declaró. Para cuando tuvo conocimiento de que ambos brujos psicóticos estaban detrás de su hija, Hayley perdió la cabeza. Sin embargo, el hecho más temeroso para ella fue que Finn había explotado cuando la casa de seguridad lo hizo, gracias a Elijah, pero Arthemisa no estaba con él.
Lo cual significaba que ella estaba ahí afuera, esperando para hacer su jugada.
—He tomado las precauciones necesarias —aseguró dando un paso al frente colocándose cercano a Hayley —. Ningún invitado indeseado estará presente en tu boda, y después de ella, estoy seguro que los lobos serán los primeros en la línea de defensa. —ante las palabras su mirada se desvió hacía Alexandra la cual asintió suave pero repetidas veces al respecto, una vez que la unión se diera, la manada protegería a la bebé.
Para cuando Hayley cogió a la bebé entre sus brazos un sentimiento indescriptible la inundo, era como si todas las cosas estaban colocándose de nuevo en su lugar. Sin notarlo, una vez que la híbrida se aproximó hasta Jackson y Alexandra, los hermanos Mikaelson abandonaron la pequeña reunión. Alexandra le dio una mirada a Jackson el cual veía con ternura la escena de Hayley con la bebé.
—Hope...—nombró para cuando se acercó hasta él mientras su rostro estaba pegado al de la pequeña —. Él es Jackson. —presentó oficialmente. Jackson, con inmediatez, pasó su mano sobre el pequeño brazo de la bebé a lo que ella posó su cabeza. La escena hizo sonreír a Alexandra al igual que Hayley. Era increíble como una persona tan pequeña podía ser la encargada de tantos problemas.
Pero una vibración proveniente del bolsillo trasero de su pantalón la obligó a alejarse de la reunión. Al desbloquear el dispositivo una notificación era la única que se encontraba por lo que al leerla no tardó en seguirla. En cuestión de segundos se halló en la parte de arriba del recinto, tal como lo dictado en el mensaje.
—Cuando las personas acostumbran enviar mensajes de urgencia, normalmente es de vida o muerte —sus palabras llevaron a que la persona dentro del dormitorio se diera la vuelta un poco espantada, por lo Alexandra podía ver, aún la Original se estaba acostumbrando a no poder percibir la presencia de alguien cerca de ella —. Jamás pensé que tu urgencia fuera por un vestido. —agregó al ver el ropaje de diferentes tonalidades de blanco sobre la cama. Alexandra terminó de adentrarse en el dormitorio.
—Se que la decoración del lugar es gracias a ti —Rebekah estaba de espaldas aún sacando más vestidos de uno de los armarios que componían a la habitación. Alexandra se había acercado lo suficiente como para revisarlos aún con el ceño fruncido —. Así que decidí que tú me ayudarías a escoger un vestido de novia para nuestra Hayley —agregó dejando los vestidos que cargaba sobre la cama —. Porque no permitiré que se case en botas y jeans.
Alexandra rió por debajo, ciertamente su hermana era capaz de hacer eso. —¿Y todos estos son vestidos para...? —quiso indagar, jamás había visto que una persona tuviera una colección de vestidos de novia. Aquello no era lo que se catalogaba como normal.
—Durante los siglos los he adquirido, con el pensamiento de que en algún momento tendría una boda. —respondió. El suave tono de abatimiento se escuchó a lo que Alexandra tuvo un poco de pena por la Original, había tocado una fibra sensible.
—Bueno, nunca es tarde.
Ánimo a lo que Rebekah la miró asintiendo repetidas veces antes de tomar uno de los vestidos.—El punto es que no podré asistir a la boda, así que me gustaría que este fuera mi regalo hacía ella. —retomó el punto de aquella llamada de urgencia. Alexandra asintió comprendiendo, su mirada se dirigió hasta el bulto de ropajes para comenzar a revisar, Rebekah imitó su accionar.
—Este es muy hermoso. —sacó uno de los vestidos para que la Original lo pudiese apreciar mejor. Rebekah ladeo la cabeza tratando de imaginar como se vería Hayley en el.
—Deberías probártelo —las palabras tomaron por sorpresa a Alexandra la cual frunció el entrecejo, finalmente se podía afirmar que Rebekah Mikaelson había perdido lo que le restaba de cordura. Alexandra negó con inmediatez —. Vamos, tienes casi la misma figura que Hayley. Así podremos ver que tal se vería en ella.
No podía creer que había aceptado a aquello, sin embargo, cuando terminó de subir el cierre supo que no había vuelta atrás. Al salir por la puerta del baño, Rebekah, la cual se hallaba sentada en la cama se levanto con una sonrisa en sus labios. En su rostro, muchas emociones parecían debatirse.
—Te dije que Hayley y yo no compartimos los mismos rasgos. —aseguró con incomodidad. No sabía porque había aceptado a ello. Tomó las puntas del vestido en la parte baja para adentrarse al baño con las ansias de volver a su ropa cotidiana.
—No, no. —negó llegando hasta ella para finalmente llevarla hasta el espejo que se encontraba en una esquina del dormitorio. Una vez al ver su reflejo, algo que jamás pensó, pasó por su cabeza —¿Ves? Te ves hermosa —por el reflejo pudo ver la sonrisa que le ofrecía Rebekah lo cual contagió a la mujer lobo. Ciertamente jamás se imaginó con un vestido de novia, nunca en su futuro vio algo que le pudiera sugerir que eso podría llegar a suceder. La Original se inclinó en su oído —. Nunca es tarde. —uso sus palabras en contra a lo que Alexandra negó con la sonrisa para cuando bajo su rostro.
—Deberíamos seguir buscando. —alegó alejándose del espejo para adentrarse al baño. Rebekah, por su parte, se quedó ahí observándola. El brillo de la mirada de Alexandra al mirar su reflejo era algo que le indicaba a la Original que el deseo de que algún día ese momento llegará estaba planteado.
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Las luces colgadas caían perfectamente lo cual proporcionaba un diseño de lluvias de estrellas, a ello le combinaban las flores de color blanco pastel que decoraban el lugar. Desde su sitio en el balcón pudo ver como la parte central de los mismos, siendo el lugar donde se realizaría la ceremonia, hermosamente decorada al igual que todas las sillas en la parte de abajo. Sencillamente, todo era perfecto.
Con una sonrisa de satisfacción absoluta, emprendió caminata hasta el dormitorio en donde estaba segura que la novia estaría terminando de alistarse. Para cuando llegó a la puerta, la misma se encontraba entre abierta lo que la llevó a empujarla un poco, percatándose de la escena que estaba sucediendo: Hope estaba en el suelo mordiendo un peluche mientras que Hayley estaba junto a ella arrodillada.
—Mami tiene que bajar y hacer algo rápido —le hablaba a Hope — . Luego de eso no volveremos a separarnos, te lo prometo.—acarició la mejilla de la bebé quien solo sacudía el peluche jugando con el. Por su parte, Alexandra pudo sentir como se le alojó una sensación grata en el pecho al ver a su hermana así por lo que sus labios se transformaron en una sonrisa inmediata. Hayley, por una sensación, dirigió la mirada hacía la puerta en donde Alexandra se hallaba lo que la obligó a a esta última a adentrarse.
—Perdón por interrumpirlas...—disculpó para cuando Hayley se colocó de pie —. Pero es necesario que verifique el estado de la novia —agregó a lo que la híbrida le sonrió para cuando Alexandra se acercó lo suficiente para visualizarla bien —. Estas preciosa—concluyó segundos después de que la obligara a darse una vuelta. Sintió como los ojos se le calentaron de repente por lo que soltó un poco de risa —. Bueno, aún te falta algo —Hayley se revisó a si misma percatándose de que cada pieza del vestido estuviera ahí, pero la sorpresa se la llevó cuando levanto la mirada. Alexandra sostenía su collar ofreciéndolo a lo que la híbrido de inmediato negó con movimientos de la cabeza —. Si, si te lo pondrás. Es algo azul, viejo y prestado.
—Pero es tu collar...
—Y ahora te lo estoy dando a ti —cortó. Por el rostro de su hermana, Hayley supo que no habría pero que valiera por lo que se terminó dando la vuelta en resignación a que esa pelea estaba perdida. Una vez puesto se volteó hacía Alexandra —. Ahora, si estas completamente hermosa.
—Tu también lo estás —devolvió el halago. Alexandra cerró los ojos para cuando soltó un poco de aire por la nariz, seguido, los balbuceos por parte de Hope desviaron la atención. Alexandra se acercó hasta ella, para cuando Hope la vio estiró los brazos en su dirección —. Muy mal acostumbrada está.
Alexandra rio para se inclino para tomarla entre sus brazos. —Ya suenas como Rebekah, aún recuerdo cuanto me sermoneó por que me fui por una semana —miraba a la bebé —. Hope no pudo dormir en días. —rememoró a lo que Hayley rio, a pesar de todo, le alegraba que su hermana había sido parte de la vida de su hija durante todo ese tiempo. Que Rebekah y ella la cuidaron como si fuera su propia hija —¿Quién se quedará con ella? —interrogó mientras besaba la coronilla de la bebé. Hayley, mientras, le hacía muecas.
—Cami me dijo que estaría con ella mientras asistimos a la ceremonia —aseguró a lo que la lobo la miró con un poco de sorpresa más no la suficiente. En lo últimos días, Camille se había vuelto una ayuda imprescindible para el cuidado de la pequeña —. Ella se ofreció, además, mientras encuentran a Finn. No tiene más nada que hacer que estar encerrada aquí.
Pero antes de que cualquier otra cosa fuera dicha, la puerta del dormitorio fue golpeada levemente llevando a ambas Labonair a mirar en esa dirección. El vampiro Original se encontraba con la mirada fija en Hayley a lo que Alexandra pudo notar, e incluso la tristeza quede inmediato habitó en los ojos del noble.
—Yo iré a jugar con mi sobrina.
Excuso para poder dejarlos despedirse solos. Aquello era una charla que debían tener a lo que la lobo sintió lastima con rapidez. Al salir por la puerta del dormitorio con la pequeña en brazos comenzó a recorrer los pasillos del complejo deteniéndose muy cerca de su dormitorio, para su sorpresa, Hope se comenzó a mover debido a que quería tocar las luces que colgaban.
—Mira...—le señaló las flores. Hope, siguiendo el dedo de la lobo, las veía soltando uno que otro pequeño balbuceo. Alexandra sonrió con el solo acto de la pequeña, pero aquella escena no duró mucho, en su campo visual pronto vio aproximarse a dos personas más ella continuó el juego con la bebé —. Si, las luces.—indicó para cuando Hope las señaló nuevamente. Klaus aclaró la garganta llamando su atención.
—Camille cuidará a la bebé mientras asistimos al ritual—Alexandra les dedicó una mirada antes de colocarla mejilla sobre la frente de Hope quien había decidido jugar con algunos mechones del cabello de la lobo —. He de asumir que Hayley te lo a comentado.
Alexandra se limitó a asentir mientras terminaba por besar la coronilla de la pequeña para luego colocarse de frente a Camille cediéndole a Hope aunque esta tenía sus pequeñas manos agarradas de los mechones.
—Creo que no quería abandonar tus brazos. —el comentario de Camille llevó a Alexandra sonreír para pasar su mano acariciando la mejilla de su sobrina. Una vez que logró quitarle el mechón, la bebé se removió incomoda en los brazos de Camille.
—La cuide por un tiempo, se mal acostumbro a mi. —al terminar su comentario, Camille les sonrió a ambos antes de darse la vuelta alejándose de ellos. Alexandra tomó una inhalación profunda antes de llevar su mirada, y su cuerpo, en cercanía a la baranda del balcón en donde podían ver como las personas se adentraban al complejo. El bullicio de la parte de abajo llenó el silencio entre ellos.
—Nunca podré agradecerte lo suficiente por cuidarla —para cuando lo escuchó hablar, su mirada se dirigió hacía su costado izquierdo en donde se hallaba el híbrido —. Eso es algo que nunca olvidaré.
—Ella es mi familia, y siempre haré lo que sea por protegerla. Puedes contar con ello —aseguró después de volver la mirada a las personas en la parte de abajo —. Y después de la ceremonia, ella tendrá un ejercito que la protegerá —miró a Niklaus la cual la miraba desde antes —. Tienes mi palabra —prometió —. Pero algo te recuerdo bien, Klaus. La manada no es tu ejercito personal, no los manipularás a tu antojo.
Niklaus en ese momento se recordó que a pesar de que en sus planes estaba más que ligado la manada Crescent, no podía apartar el hecho de que no podía negar que las palabras de Alexandra le sirvieran de advertencia. En ese momento presenció que la mujer que aseguraba carecer de liderazgo hacía menos de un año, ahora era el que amenazaba a Klaus Mikaelson sin ningún titubeo de por medio.
En otros tiempos, siendo Alexandra una persona que no significara nada para él, la amenaza no hubiese ni si quiera llegado a presentarse. Él hubiese terminado con su vida. Pero en sus planes la reina Crescent ocupaba un lugar puntual, porque como una vez declaró, con ella a su lado, él sería imparable. Serían imparables.
El híbrido no respondió ante la amenaza. ¿Cómo podría? Jamás lo haría. La tonada musical fue su salvador en ese momento porque aquello solo indicaba que la ceremonia estaba por dar inicio, ambos vieron como las personas comenzaron a tomar asiento en la parte de abajo para cuando Elijah Mikaelson se sumó a ellos en el balcón frente a donde se realizaría la unión. Para cuando Alexandra le dio un vistazo pudo ver que el vampiro Original se veía un poco retraído, y menos no podían esperar, la lobo no pudo dejar de sentirse mal por él.
La segunda melodía proporcionada por la orquesta inmediatamente comenzó a sonar llevando a todos a levantarse delos asientos. Los tres pares de ojos fueron hasta la pareja protagónica de la noche la cual emprendieron su caminata —tal como Alexandra les había explicado— A pesar de la situación, Alexandra sintió felicidad por ambos seres a los cuales ciertamente les deseaba lo mejor. Hayley y a Jackson siguieron en su camino al ascender las escaleras que los llevarían hasta Mary Dumas, una vez en la parte de arriba la híbrido miró en dirección de ellos, Elijah en ningún momento apartó la mirada. Segundos después volvió la mirada sobre Jackson.
—Por favor, tomen asiento—indicó la señora con seriedad absoluta —. Hoy estamos todos juntos como comunidad buscando paz, inspirados por esta pareja delante de nosotros—comenzó a hablar—. Hubo un tiempo en que los lobos no se veían a sí mismos como malditos, si no como bendecidos con una conexión a lo más profundo de nuestro ser. Y hoy, honramos al Clan Crescent con esta bendición de la unificación de dos líneas de sangre Crescent. Nuestro Alfa, Jackson Kenner, perteneciente a la línea de sangre y miembro real de la familia Kenner junto a Hayley Marshall, nacida bajo el nombre de Andrèa Elise Labonair Morganson de la línea de sangre y miembro real de la familia Labonair.
Mary tomó la mano de Hayley y la de Jackson llevándolos a tomárselas entre sí para luego atarlos con una cinta blanca cubierta de flores.
—Con esto aceptamos y abrazamos la naturaleza de Hayley —agregó —. A través de esta unión nos compartirá su don —Mary cedió el tronco ceremonial el cual sostendrían ambos con la unión de la cinta —Ahora, los votos.
Mary los miraba con una sonrisa para cuando Jackson soltó un suspiro —. Juro honrarte y defenderte a ti y a los tuyos por sobre todas las cosas.
—Para compartir nuestra bendiciones y cargas, para ser tu defensor. —continuó Hayley las palabras que ella y Jackson habían aprendido hacía menos de una semana por el pergamino que Mary les otorgó.
—Para ser tu consuelo, tu santuario, durante el tiempo que los dos vivamos —apretó con suavidad su mano mientras sus ojos estaban fijos en los de ella —. Para ser tu familia.
—Para ser tu familia.—rectificó. Se sonrieron entre sí para cuando Mary también les sonrió. Alexandra, por su parte, observó a Elijah suspirar fuertemente por lo que coloco su mano sobre su hombro a lo que este le dio una leve mirada ofreciéndole finalmente una sonrisa honesta. Hayley y Jackson llevaron el tronco ceremonial hasta la vela que se encontraba a un costado de ellos la cual tenía grabada en ella la luna creciente la cual simbolizaba al Clan.
—Los dos han pasado todas las pruebas y rituales tradicionales de los hombres lobos, solo queda una cosa —Mary paso la mirada desde Hayley hasta su nieto —. Jackson, puedes besar a la novia.
Con aquellas palabras, Mary incitó a la conclusión de aquel ritual llevando a que los novios cerraran con un beso la noche. En el momento en que Jackson y Hayley se separaron, sus ojos brillaban en un dorado amarillento. De repente, el creciente poder de los licántropos se vuelve tan real que en una situación de acción y reacción, los miembros de la manada —ahora el Clan— sintieron adrenalina recorrer su cuerpo.
Alexandra abrazó aquel poder como la más dulce bienvenida.
Tan pronto como se pudo ver, los ojos esmeralda de la lobo dieron un brillo tan azul como el cielo mismo. Y aunque solo duró unos segundos, fue suficiente para que las dos personas a sus costados lo apreciarán. Aquella indicación fue la solidificación del hecho, el ritual de Unificación había funcionado.
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La noche terminó tan pronto como arribó, pese a que para algunos había sido un martirio, para otros fue la joya de la corona. Niklaus era parte de los últimos, claro estaba. Aunque su movimiento más reciente en recibir a Jackson y Hayley en el complejo para que residieran ahí terminara en que Elijah abandonará las instalaciones, no podía negar que había sido un movimiento ágil. Quizás su hermano no lo entendía en el momento, pero él solo lo hacía para ganar fuerza, por la familia. Como siempre hacía todo.
A medida que las personas del staff se llevaban las mesas, sillas, entre las otras cosas que habían vestido al complejo esa noche. Klaus observaba todo desde la parte del balcón. Esa noche, por primera vez después de mucho tiempo, se permitía celebrar. Por primera vez estaba con una estrategia ofensiva en vez de defensiva como lo había estado anteriormente.
Esa noche era el primer paso para ganar la guerra.
Pero su atención fue llamada al escuchar voces provenientes de uno de los dormitorios cercanos a donde él se encontraba. La puerta de la guardería de Hope estaba abierta lo que le permitió ver a Alexandra acostando a la bebé dentro de la cuna que más temprano él había mandado a colocar, el híbrido sonrió a medias cuando el recuerdo de hace unas semanas invadió su pensamiento. Los deseos de la fogata.
Alexandra miró por un largo rato a Hope para cuando su mirada, levemente, se dirigió hasta Niklaus. Con la sonrisa por parte de ella, él se terminó por adentrar. Sus ojos primeramente se fueron hasta su hija la cual se hallaba boca abajo arropada con un peluche de conejo, su favorito si él podía opinar. Alzó la mirada hacía la lobo la cual seguía mirando a su sobrina, él solo tenía que ser lo suficientemente valiente como para obtenerlo.
—¿Recuerdas la última vez que estuvimos aquí? —su voz era suave, aterciopelada. Él lo recordaba, le era imposible olvidar la última vez que tuvieron un contacto de esa manera. La última vez que se hablaron desde el corazón.
—Te pedí que te llevarás a mi hija, que la cuidaras y protegieras. —recordó. Alexandra asintió suavemente al respecto para cuando dirigió la mirada a él, que como siempre, la miraba desde mucho antes.
—Y prometiste que volvería a ti, una vez que fuera seguro —agregó. Con esas palabras Alexandra no supo si habían salido por los sentimientos que le había removido la ceremonia o por los últimos sucesos con el híbrido, pero de lo que si sabía, es que esa conversación era algo que no se podía atrasar más —. Aquí estoy, Klaus. Volví a ti.
El híbrido la miraba fijamente. —Sabes que no es seguro aún, Arthemisa esta por ahí. Finn esta por ahí, ellos te utilizarán para llegar a mi.
—Déjalos, que vengan —declaró sin titubeo alguno. La sorpresa pronto se dibujo en el rostro de Niklaus, la convicción con la que decía sus palabras, la falta de temor en las mismas, no dejaba de ser atrayente —. Estoy cansada que mi vida siempre la estén rigiendo otros, Klaus —confesó posando su mano sobre la del híbrido la cual descansaba sobre el poste de la cuna —. Por primera vez quiero elegir algo por mi, y estar contigo es mi elección.
En esa fracción de segundo, la ansías no tardaron en invadirlo lo cual lo llevó a cometer su siguiente acción. Con su mano libre acunó el rostro de la mujer la cual, ante el tacto, cerró los ojos. Su olor, eso era lo que ella quería grabar en su memoria. Niklaus remojó sus labios al verla de aquella manera, por lo que cuando abrió las dos esmeraldas que llevaba por ojos, estas le indicaron lo que debía hacer. Sus labios junto a los de ella, era un beso suave, con demandas pero con la suficiente delicadeza para que ambos atesoraran el momento.
Y ese instante tendrían que guardarlo en sus memorias, porque por un tiempo, sus sentimientos solo existirían ahí.
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