Tenía tanto sueño que sentía que podía derretirse sobre la cama.
¿Qué hora era? Ugh. Ni siquiera quería saberlo. Solamente esperaba no llegar tarde al almuerzo con HyunJin, o sino la pequeña diablilla se encargaría de propinarle un buen gancho izquierdo en su bonita nariz. Suspiró hondo enterrando su rostro en la almohada, cuando un aroma familiar ingresó por sus fosas nasales, despertándolo por completo.
JaeHyun.
Se puso alerta, incorporándose tan abruptamente en la cama que un dolor punzante se extendió a lo largo de su parte inferior, desde sus caderas hasta sus muslos. Se mordió el labio para ahogar un quejido, inspeccionando a la vez el cuarto en el que se encontraba.
Oh, Dios, no había sido un sueño.
Vale, que no tenía que cundir el pánico ¿no? Estas cosas siempre ocurrían en las películas. Tipo idiota se acuesta con tipo extra idiota porque la noche anterior, con el ambiente y un poco de alcohol en el sistema, la idea parecía fascinante, para descubrir a la mañana siguiente que —en efecto— no, no lo era.
El único problema era que se había acostado con JaeHyun y no se arrepentía de nada.
"También me gustas". ¿Eso también había sido real? ¿JaeHyun también sentía cosas por él? ¿JaeHyun estaba interesado románticamente en él? Sintió como la sangre empezaba a acumularse en sus mejillas, causando que le ardiera la cara como si le estuvieran quemando.
Era mutuo. No podía creerlo. Siempre había asumido que JaeHyun era incapaz de verle de esa manera, que nunca podría hacerlo. Cuando eran adolescentes, ya le había rechazado, por lo que supuso que ahora lo haría también.
Pero no.
El hetero-imbécil gustaba de él.
Se lo había dicho, y luego lo había besado, y luego habían hecho cositas.
DoYoung estaba en las nubes.
Se cubrió la boca con las manos, para que su grito no se escuchara hasta Europa, y se volvió a recostar en la cama, siendo incapaz de ocultar la sonrisa que sus labios esbozaba con facilidad. Era mutuo, le repetía su mente con felicidad y cariño, con alegría irracional llenándole el corazón. Se sentía tan jodidamente feliz. Ahora JaeHyun y él podían —Esperen, ¿dónde estaba JaeHyun?
Frunció el ceño al percatarse de que el castaño no estaba a su lado, ni presente en su propia habitación. ¿Había huido? ¿Eso era posible? Estaba familiarizado con las escenas comunes donde, tras una larga noche de hacer cositas, uno de los dos se escabullía fuera del departamento, abandonando a la respectiva pareja sola y desamparada en un catre vacío, para después nunca regresar. Pero este es su departamento, no el mío... ¿Se va a mudar o qué?
Dándose cuenta de que sus suposiciones sonaban extremadamente estúpidas, optó por levantar e ir a investigar a la cocina. Igual si no lo encontraba, podía prepararse un buen desayuno. Corazón roto pero estómago contento... Podía conformarse.
Estaba dirigiéndose a la puerta para salir, cuando inesperadamente chocó contra una de las puntas de un mueble, siendo su dedo chiquito del pie el que recibió todo el impacto.
Ah, mierda, aquí vamos de nuevo.
—¡Ay, ay, ay!
A este paso le tendrían que amputar el dedo. ¿O ya se le había caído?
—¿DoYoung? —Escuchó desde afuera, pasos apresurados resonando contra el piso, segundos antes de que un JaeHyun preocupado apareciera frente a él.
Wow.
Tenía el cabello castaño ondulado, aún húmedo por el agua de la ducha. Estaba usando pantalones de chándal grises y un suéter que le hacía juego. Si no hubiera sido por el fuerte dolor que le hacía apretar los dientes, DoYoung probablemente habría babeado.
—¿Qué te...? —El surco entre las cejas de JaeHyun se desvaneció y una risa melodiosa brotó de su garganta—. ¿Te golpeaste otra vez?
—Jajá. Sí. Veo que te causa gracia mi sufrimiento —resopló el pelinegro con ironía, muy fastidiado por el caliente y también bonito aspecto mañanero de JaeHyun. Ese idiota quería aniquilar a media Corea con ese atuendo y esa cara.
—Eres tan torpe... —suspiró, mirándole resignado. DoYoung estuvo a punto de gruñirle, más sus insultos se atascaron en su garganta, cuando JaeHyun se agachó y sin pensárselo demasiado lo cogió en brazos—. Ven acá, bebé.
DoYoung era consciente de que pudo haberle evadido, o pudo haber pataleado para que le soltase. Sin embargo, no iba a negar que se sentía súper calientito y cómodo en sus brazos, además de que le dolía el pie ¿no? Era un movimiento estratégico para no caminar.
No notó que se dirigían a la cocina hasta que se halló sentado en uno de los taburetes. Se vió a sí mismo, reconociendo que eran su boxérs los que estaba usando, más no la camiseta. La estiró para ver que decía, leyendo al revés más entendiendo las palabras WOT IN TARNATION, junto a la foto de un perro con sombrero de vaquero.
—¿Te gusta? —preguntó JaeHyun, situando en la superficie de la mesa un plato con tostadas. DoYoung supuso que se refería a la camiseta y soltó un ruidito de hesitación.
—Mm... no mucho. He visto mejores.
—Pesado —le contestó haciendo un mohín. El pelinegro rió, hallando el gesto súper extra tierno, probablemente debido a que era la camiseta favorita de JaeHyun—. Quítatela, no la mereces.
—¡No, no! —chilló cuando el castaño rodeó la mesa para acercársele. Las manos del contrario le hacían cosquillas mientras trataba flojamente de arrebatarle la prenda—. ¡Era broma! ¡Ay, no! ¡Y-ya para! ¡Que era broma!
Sus risitas fueron apagándose paulatinamente luego de que JaeHyun le soltara, jadeando por aire y siendo incapaz de borrarse la sonrisa del rostro. El castaño le sonreía también, con una expresión dulce, que le armaba un revoltijo por dentro a DoYoung.
—Bobo —musitó el pelinegro. JaeHyun arqueó ambas cejas, luciendo ofendido, lo que hizo que los labios del contrario se curvaran todavía más—. Tu sentido de la moda es un asco.
—Pero qué agresivo eres en la mañana. ¿Será por que no has comido?
DoYoung abrió la boca.— ¿Me estás llamando glotón?
Lamentablemente el sonido que hizo su pancita no lo ayudó para nada en su intento miserable de defenderse.
Mientras JaeHyun termina de servir el desayuno preparado por sus manos expertas —quizá había arruinado un poquito el café, pero daba igual—, DoYoung se dedicó a observarle ir de allá para acá en la cocina.
Parecía tan irreal, lo de la noche anterior, lo de aquella mismísima mañana, la confesión. Todo. Honestamente era demasiado perfecto para que pudiera procesarlo adecuadamente, era como estar en un sueño del que eventualmente tendría que despertar, y no quería que acabara.
Sus sentimientos eran correspondidos, tal vez con una magnitud distinta a la propia, pero existían. JaeHyun no le era indiferente. A base de aquellos sentimientos, podían construir una relación, y eso a DoYoung no solamente le animaba, sino que le aterraba también.
Nunca había estado en una relación. Por supuesto, era su culpa, ya que había estado esperando al indicado para que tomase aquel lugar, rehusándose a salir con personas que no encajasen con lo que quería. No estaba seguro de que JaeHyun encajase con esa preciosa definición tampoco, pero... era mucho mejor; mucho, mucho mejor de lo que había estado buscando.
—¿En qué piensas? —dijo JaeHyun, sentándose en un taburete frente a él. El desayuno lucía y sabía delicioso. DoYoung dejó su tostada a medio comer para responder su pregunta.
—Pensaba en... nosotros —La mención de un nosotros pareció espantar a JaeHyun, aunque no lo juzgaba, a DoYoung le espantaba también—. Creo que... deberíamos discutirlo. ¿Tú no?
El castaño tosió.— No. Digo, sí. Lo nuestro. Sí —Le pegó un largo sorbo a su jugo de naranja antes de conectar su mirada con la de DoYoung—. Prosigue.
—Bien... Nunca he estado en una relación, no una real —añadió, para clarificar—. Y creo que lo mejor sería... tomarnos las cosas lento. Ya sabes. No darnos una etiqueta ni nada de eso.
—¿Quieres ser... algo?
DoYoung asintió, hallando la palabra lo suficientemente ambigua como para definirlos.— Sí. Algo.
Que no fuesen una pareja oficial, le aliviaba enormemente. Pasitos de bebé, se dijo a sí mismo, para tranquilizar los nervios que una nueva etapa en su vida significaba para él. Sobre todo con JaeHyun, en quien confiaba en gran parte, más conocida bastante para saber que su corazón corría un gran riesgo...
No, no. Nada de pensamientos pesimistas. Estaban recién empezando, era borrón y cuenta nueva. Nada de prejuicios que su pasado le hubiera inculcado, nada de dudas o cuestionamientos absurdos. JaeHyun había cambiado, había crecido y DoYoung sería un bastardo si no depositaba su confianza en él.
—Entonces... ¿qué implica ser "algo"? —dudó el castaño, tan perdido como lo estaba DoYoung. No obstante, eran sus propias reglas ¿no? Ellos decidían que hacer en su camino a describir que serían.
—Qué podemos hacer lo que queremos, siempre y cuando el otro quiera.
—¿Te puedo dar besos?
DoYoung enrojeció.— B-bueno, sí...
Aish, JaeHyun era tan fastidioso.
—¿Y... —continuó, esta vez siendo el castaño quien se sonrosaba—, podemos repetir lo de anoche?
Diosito, que calor hacía de repente.— S-sí. También.
Guardaron silencio, ambos con las mejillas rojas y ardiendo. Hablar de ellos mismos era jodidamente vergonzoso.
—Es raro —musitó JaeHyun de repente, llamando la atención de DoYoung—. Besos y lo de anoche... ¿No sería una relación real?
—Mm, considera que es un periodo de prueba —JaeHyun le miró confundido y tuvo que contener una risita por su expresión adorable—. Ya sabes, como un programa de computador con periodo de prueba gratuito. Si al final te gusta, lo compras. Si tienes dudas al respecto o crees que no funciona, lo desinstalas —Le parecía un poco cruel la palabra "desinstalar" pero...— ¿Qué dices?
—Pues... creo que lo entiendo, y me agrada ¿sí? Pero...
—¿Pero?
JaeHyun se cruzó de brazos, con los labios abultados.— Tienes prohibido instalar otro programa aparte de mí.
DoYoung esbozó una sonrisa ladeada. ¿Le estaba pidiendo que fuesen exclusivos? Le parecía tierno que JaeHyun siquiera dudara de ello, cuando era él la única persona a lo que podía mirar.
—De acuerdo —aceptó—. Nada de instalar otros programas.
—No puedo creer que estemos hablando de esto en idioma computín... Ah, ¿y qué haremos con lo de arriendo de novio? —Brincó con la duda, causando que DoYoung lo recordase—. Porque teóricamente no eres mi novio real, sólo el falso.
—Pues sí... Quizás lo mejor sería no enredar las cosas.
—Podríamos separarlos completamente —propuso JaeHyun como solución. DoYoung hizo un gesto para indicarle que estaba escuchando—. Lo del contrario queda intacto. Yo sigo pagando para que seas mi novio falso, y para que actúes frente a TaeYong y Ten. Y cuando estamos a solas, somos ese... "algo".
—¿Entonces... hacemos lo que una pareja pero me sigues pagando? —El castaño asintió ante el bien estructurado resumen y DoYoung parpadeó al escucharse a sí mismo—. Oh, por Dios... —jadeó con incredulidad—. Seré como tu prostituto.
—Jesucristo, DoYoung, ¡no lo digas así! —le regañó, viéndose apenado por el nombre que se auto-otorgaba el pelinegro. DoYoung rió, con su bonita sonrisa saliendo a escena.
—Perdón, perdón. Seré tu "algo", Jeffrey.
—Ah, ese apodo de nuevo —se quejó el castaño, haciendo que DoYoung volviera a reír—. ¿Es que no puedes inventar uno más lindo? ¿Como Hyunnie?
—¿Qué te parece JaeHyunie~?
Jung se atoró con su tostada.— No, ese no.
Continuaron platicando, variando el tema de conversación desde lo que eran hasta algún apodo que no atacara la dignidad de JaeHyun, robándole risitas bobas a DoYoung y haciéndole suspirar embelesado por el castaño guapo que tenía enfrente.
Cada sonrisa esbozada por JaeHyun, haciendo que se preguntase, si el periodo de prueba era siquiera necesario para convencerle de que debía comprar el programa, cuando la respuesta parecía ser tan obvia. Pero bueno, avanzar despacio les haría bien, a ambos; para que uno pudiera resolver sus propios sentimientos difusos y el otro no estuviera en un lugar tan alto al momento de caer.