Gwen Trainor.
La ansiedad es una tortura, llegas en un punto límite donde te preguntas: ¿Qué está mal contigo? Te hace sobre pensar cada cosa de tu vida, cada cosa que hiciste o estás por hacer, te llena de miedo sin sentido trayendo una serie de preguntas tales como ¿Lo que hago está bien? ¿Qué sentido tiene todo? ¿A dónde se dirige mi vida? Parece ser interminable, y es donde llegan las fases depresivas. La fatiga, no querer salir de tu habitación, no querer hablar con nadie, no querer comer o querer comer mucho. Y cuando te das cuenta al punto que has llegado, en vez de animarte a ti mismo, tu mente solo piensa "qué inútil eres" y te hace sentir peor. Lo mágico de la ansiedad es que al día siguiente puedes estar como si nada, de la mejor manera, es un desbalance donde siempre terminará perdiendo tu lado más débil.
Así me he sentido últimamente.
Mi fin de semana pudo haberse basado en salir con Graham, o ir casa de Wells, ir algún club, ver una película con mis padres. Pero no fue así, solo pensaba en Hult. Comía y pensaba en él, me cepillaba los dientes y pensaba en él, iba a dormir y sus ojos esmeraldas aparecían a través de mis sueños. Esa simpleza de él, de poder transformarme en un caos era lo que me causaba pánico, no quería entrar en razón. Me confundía, y debía terminar con estos pensamientos.
A pesar de, nuestro corto tiempo de amistad, veo a Hult y siento que no es la primera vez que hablamos, que no es la primera vez que lo escucho reír. Es como si mi corazón ya lo conociera.
Después de verlo con Camille, mi día dejó de ser divertido, incluso estando con Graham. Mi mente proyectaba ese momento en donde él le sonreía a la chica, me negaba a aceptar que Hult me llamaba la atención, imposible. Nunca en la vida. Esperé tanto tiempo por un simple "hola" de Graham, y eso parece no importarme ya.
No he hablado con Hult desde el jueves que vino a mi casa, y ya era domingo. Tampoco me ha escrito, y tal vez era mejor así. Podía concentrarme en ordenar mis ideas no estando cerca de él. Pero no niego que cada vez que suena mi celular, deseo que fuera un mensaje de él. Lo sé, él tiene razón, soy ridícula. Tienes que dejar de querer las cosas más difíciles Gwen Trainor, eres una perdedora.
—¿Lista para una noche de mímica?— mi papá entró a mi habitación, resonando la puerta con las palmas como si fuese un tambor.
—Estoy algo cansada, no cre...
—No aceptaré un no por respuesta señorita—se cruzó de brazos.
—De verdad papá, no tengo ánimos —dejé salir un suspiro.
—Apuesto que tu padre te los dará—se acercó y se sentó en una esquina de la cama—No has salido de tu habitación ni un solo momento ¿Te sientes mal?—colocó su mano en mi frente revisando si no tenía fiebre. Reí y negué.
—He estado algo... Cansada, eso es todo —me alcé de hombros. Mi falta de ánimo hablaba por si solo.
—Oh ya veo, tienes tu... Estás en tus días— agregó. Penosamente me cubrí la cara con mi almohada y negué.
—No estoy en mis días papá.
—¿Te da pena hablar con tu viejo sobre tu menstr....
—¡Papa! —le lancé una almohada para callarlo.
Recuerdo la primera vez que me vino, fue espantoso. Tenía pena de contarle a mis padres, solo se lo dije a mi mamá quien casi llora de felicidad. Y por supuesto que lo contó a mi padre, quien se lo contó a toda mi familia, ahí estaban todos felicitándome por mi primera menstruación. Hasta Wells se enteró ¿Es increíble? Pues sí, seguramente medio instituto también lo supo, faltaba que lo hubiesen impreso en hojas y puesto por toda la ciudad "Gwen tuvo su primera menstruación, felicitémosla". Fue muy vergonzoso.
—Jamás te pierdes una noche de mímica, sea lo que te suceda debe ser peor que estar en tus días —oh por dios, siento colapsar cada vez usa las palabras "estar en mis días". Y sí, definitivamente es peor que eso.
—Es algo que solo una chica entiende.
—Cariño, vivo con dos mujeres. Una adolescente y alguien que está entrando en la menopausia, créeme que puedo con todo—me guiñó el ojo. Rodé los ojos y reí.
—Estoy algo confundida —suspiré. Esto es un manual de como contarle a tu padre que te gustan dos chicos al mismo tiempo. Ha tomar nota.
—¿Debido a...?
—Me llama la atención la persona incorrecta.
—¿Aseguras que lo es? —medité unos instantes la pregunta de mi padre. Lo es porque seguramente él no siente lo mismo.
—Me gusta un chico, pero se siente distinto con los dos. Porque cuando estoy con Graham se siente como un sueño cumplido y...
—¿Son dos?
—Sí, eso es parte del problema.
—¿Graham es la persona incorrecta?— indagó y yo negué.
—Graham es el que me gusta, y el otro me empieza a llamar la atención.
—Pero, ¿quién es el otro? —parecía más confundido que yo misma.
—Lo llamaremos incógnito —claro está no le diría que es Hult —Y cuando estoy con incógnito, es como si fuéramos un imán, no sé a quién le corresponde la carga positiva, ni a quien le corresponde la negativa. Una fuerza invisible me une a él, lo conozco tan poco y se siente así.
Me liberé del peso y se sintió bien, se sintió mejor porque era a mi padre quien se lo contaba, de alguna u otra forma debía liberarme de tal estrés. Sonrió muy suave y pasó una mano por mi cabello de arriba abajo.
—Te contaré algo—espetó y prosiguió — Hace años, cuando tu padre era joven y guapo...
—Sigues siendo guapo papá —lo halagué entre risas.
—Lo sé, pero en la juventud más —afirmó algo arrogante —Tenía una novia, era inteligente y muy hermosa, a decir verdad, era el sueño de todo chico. Un día en una reunión, conocí a una chica, ella no era un sueño. Ella era real. Fuimos dos extraños con una extraordinaria conexión, como si nuestras almas hubiesen estado esperando para unirse.
—¿Y qué sucedió?
—Nos casamos y tuvimos una hermosa hija —me conmovió como se expresó sobre mi mamá, él siempre ha sido un romántico. De niña soñaba tener un amor como el de ellos, eran pocas las veces que los he visto pelear, en la mayoría siempre están de acuerdo. Y si lo hacían, a pesar de que fuera mi madre la ocasionante del problema, papá llegaba y la invitaba a bailar en medio de la sala con el tocadiscos tocando "La Vie en Rose"
—¿Cómo supiste que mi mamá era la indicada?
—Cariño, las personas no tienen un cartel en sus frentes diciendo si son incorrectos o correctos. Es algo que sientes y ya — se volvía más complicado que antes. Siempre he querido a Graham, y ahora Hult cambiaba las cosas, pero simplemente no podía arriesgarme, tampoco sabía qué pensaba él de mí.
—Es más fácil cuando lo dice otra persona — respiré hondo y me dejé caer encima de la almohada.
—Tienes que organizar lo que sientes por "incógnito" —hizo comillas con sus dedos.
Resultaba sencillo cuando mi padre me decía qué hacer y resolvía los problemas por mí.
—Trataré.
Mi teléfono vibró y mi cuerpo también lo hizo al ver quien me escribía, lo agarré en una milésima de segundos.
Hult: Hola niña.
Yo: Apareciste. ✓✓
Hult: ¿Me extrañaste?
La verdad sí lo había extrañado.
Yo: Para nada. ✓✓
—Te dejaré sola, tienes prohibido perderte la mímica el próximo domingo— había olvidado la existencia de mi padre presente. Plantó un beso en mi frente y se dio la vuelta para irse.
—¡Te amo papá! —le grité para que escuchara.
Hult: Sé que sí.
Yo: Cállate. ✓✓
Hult: ¿Qué tal te fue en tu "cita"?
Yo: Fue increíble ✓✓
Hult: Felicidades.
Yo: Callum y Atom fueron. ¿Por qué tú no? ✓✓
Hult: Te dije que estaría ocupado, además, odio los lugares repletos de personas.
Yo: Mmm.✓✓
Qué estresante era sentirme de este modo, con celos. Dios, mátame o ilumíname cualquiera de las dos.
Hult: ¿Qué pasa?
Yo: Nada. ✓✓
Hult: ¿Estás molesta?
Yo: No ✓✓
Hult: Sí, si estas molesta.
Yo: No, no estoy molesta ✓✓
Hult: Eres rara.
Yo: Gracias, qué amable eres😊 ✓✓
Hult: De nada.
Yo: Linda chica con la que te fuiste ✓✓
Solté mi teléfono con miedo a esperar su respuesta, mis impulsos me dominaron. Duró minutos sin responder, tal vez se molestó o algo así, se molesta por cosas simples. Desearía no haber mandado ese mensaje.
Hult: ¿De qué hablas?
Yo: No te hagas el tonto. ✓✓
Hult: Refréscame la memoria.
Yo: Te vi salir con ella de Jim'S Jimmy ✓✓
Hult: ¿Hablas de Camille?
Yo: No sé cómo se llama. ✓✓
Hult: Sí, ella es muy hermosa
Escuché el crujido de mi corazón al leerlo. No quería seguir escribiendo, fijé un rato largo mi vista al techo viendo la forma de la luz mientras entrecerraba los ojos.
Hult: ¿Sigues ahí?
Yo: Claro ✓✓
Hult: ¿Tienes celos?
Yo: ¿Qué? Obvio no tengo celos ✓✓
Hult: No sabes mentir ni siquiera por mensajes.
Yo: Piensa lo que quieras ✓
Hult dejó de responder. Relajarme era lo que tenía que hacer, era mi amigo. Salía con esa chica, y ahora yo salía con Graham. Una persona se mata pensando en la otra mientras la otra no se inmuta siquiera a pasar su nombre por la mente, así es cuando comienzas a sentir algo por alguien. Estas ideas tontas en mi cabeza comenzaban a asfixiarme.
Mi celular comenzó a sonar, al ver la pantalla, el nombre de Hult estaba escrito en ésta. Dejé de respirar. Mi corazón latía a toda velocidad.
—Hult Sullivan —contesté.
—Gwen Trainor — su voz ronca, pero dulce me llenaba de felicidad — ¿He mencionado cómo me gusta cuando me llamas por mi nombre?
—Sí, lo has hecho — sonreí como si el pudiera notarlo. Mis manos jugaban con un mechón de cabello dándole vueltas.
—Ella es mi amiga —espetó. De inmediato caí en cuenta que se refería a Camille.
Eres un mentiroso Hult Sullivan. Quería decirle que sabía la verdad, pero no le iba a decir: "Oye, sabes que leí tu celular". Estaría demente y él me creería una, hasta yo pienso que lo soy.
—Oh, está bien.
—Mañana quiero que me acompañes a un lugar —dijo con un tono muy serio.
—¿Nos escaparemos del instituto de nuevo?
—No, esta vez no. Luego que terminen las clases —¿Será otro lugar como el sitio de las flores? Porque amé ese lugar, sigo recordando cada color, cada pino y todos sus olores, era fantástico.
—¿Puedo saber a dónde?
—Sabes que no te diré.
—Pero...
—No vemos mañana, Gwen — susurró lentamente antes de colgar.