Dedicatoria:
A mi madre Sara María, por darme su apoyo incondicional durante estos veinticuatro años de vida, a pesar de nuestras diferencias y de que en muchas ocasiones no está del todo de acuerdo con las decisiones que tomo.
A mi hermano Marco Antonio, que desde hace siete años subió al cielo para convertirse en mi Ángel de la Guarda.
Agradecimientos:
A Dios, por permitirme llegar hasta este momento, teniendo una vida llena de esfuerzos y retos, sí, pero también llena de éxito, amor y muchísimas bendiciones.
A mi madre, por impulsarme cada día a luchar sin importar lo difícil que sea el camino, por enseñarme que tener una discapacidad no me impide soñar, y hacer de esos sueños una bella realidad.
A Cecilia, Marco y Ricardo, por ser simplemente los mejores hermanos de este mundo, y compartir conmigo los instantes más felices de mi vida.
A todos esos innumerables amigos que me han brindado su amistad incondicional, haciéndome ver que este sentimiento no ve distancias, diferencias de edades, clases sociales y, mucho menos, discapacidades.
Noviembre, 2015