—¡TaeHyung!–chilló.
TaeHyung levantó la cabeza al reconocer esta peculiar voz y le buscó con la mirada, lo encontró corriendo hacía el con una hermosa sonrisa.
—Hola–su respiración se cortó al sentir unos cálidos brazos rodearle y no pudo evitar corresponderle.
—Te extrañé, ¿por qué estuviste faltando?–hundió su rostro en el cuello
del mayor.
—Estuve enfermo, lo siento–y era verdad, estuvo toda la semana con una horrible gripe.
Si, llevaban dos semanas desayunando juntos con la cafetería, aunque TaeHyung esquivaba a Jungkook los primeros días, el menor cada vez se volvía mas persiste, hasta el punto de esperarle fuera del aula y arrastrarle hasta la cafetería.
TaeHyung también se había acostumbrado a los repentinos actos de cariño del menor, aunque no se consideraba para nada una persona cariñosa, no podía evitar corresponder cada gesto embobado.
—Entonces me alegró que estés mejor–se separó y le tomó de mano—. ¿Quieres ir a tomar un helado?
El peli-negro quedo atontado al ver el rostro del castaño, con un pequeño sonrojo que le adornaba, el cabello un poco despeinado, y una hermosa sonrisa que hacía que sus ojos se transformaran en dos medialunas. Entrelazó sus dedos con confianza.
—Claro.