RAMÉ ✔️

By mondhanna

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Erase una vez una niña llamada Jade y un niño llamado Asher, ambos eran víctimas de los daños colaterales de... More

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
¡IMPORTANTE!
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS

CAPÍTULO 57

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By mondhanna

— Jade — susurró Jordan mientras apartaba un par de mechones que caían en mi rostro mezclándose con mis lágrimas que caían sin parar humedeciendo la almohada bajo mi cabeza — Jade, ¿me escuchas?

Asentí lentamente, era como si hacer algo tan simple como eso me costara millones de fuerzas que no tenía. Solo sabía que estaba cansada de sentir dolor, quería apagar mis emociones como la llama de una vela, pero no podía.

Sentía cada centímetro de mi cuerpo; cada herida en mi corazón y estaba segura que no podía soportar más. Este era mi fin.

Jordan me dijo algo sobre la abuela pero apenas pude prestarle atención porque volvía a ahogarme en mi agonía, tapando mis oídos por completo.

Todo volvió a quedarse oscuro por un par de segundos cuando cerré los ojos hasta que el dolor comenzó a latir en mi pecho como un tambor, abriendo las heridas nuevamente mientras el barullo azotaba contra mí.

— ¿Dónde está ella? — preguntó una voz femenina que conocía tan bien como la mía.

Margot Johnson apareció bajo el umbral de la puerta, vistiendo tan elegante como siempre sin perder un poco de su porte a pesar de que la vida se le viniera encima.

— Jade. — mi nombre salió de sus labios como un pequeño suspiro que se perdió con el aire pesado de la habitación.

— Ella no reacciona, — respondió Gina con la voz ronca, sabía que había llorado tanto como yo — apenas asiente y parpadea, pero no responde nada.

— ¿Pueden dejarnos solas? — preguntó mi abuela sin medir su tono — Por favor.

Gina asintió antes de darme un beso en la frente al igual que Jordan y entonces desaparecieron dejándome a solas con mi abuela quien cerró la puerta y las cortinas de las ventanas que daban al pasillo creando un poco de privacidad.

Nathaniel se había quedado con Ethan apenas sus padres llegaron al hospital para apoyarlo.

Margot camino hasta mí, presionando el botón de la camilla que me alzó hasta dejarme en una incómoda posición semi sentada de la cual no podía moverme.

— Ven aquí niña. — masculló mientras se sentaba a mi lado, recostando la espalda contra la camilla.

Era justo como solía hacer cuando era niña y papá aún vivía, ella se sentaba junto al abuelo en mi cama a leerme un cuento, peinaba mis rizos mientras que ayudaba a hacer las voces de los personajes femeninos. Pero eso fue hace tanto tiempo que apenas podía recordar algo más que lo esencial.

— Abuela. — susurré, sintiendo como mi garganta ardía por la sequedad — Lo eche a perder.

— No Jade, no lo hiciste. — negó abrazando mi cuerpo con fuerza mientras recostaba la cabeza sobre su hombro — No fue tu culpa.

— ¿Y por qué se siente como si lo fuera?

Ni siquiera estaba segura de si aún tenía lágrimas que derramar.

— Porque las madres siempre creen que cuando algo malo le pasa a los hijos es su culpa. — respondió besando mi cabellera — Cuando tu padre murió yo creí que había sido mi culpa por presionarlo tanto con la empresa y tu sabes cuanto tiempo cargue con ese dolor.

— Pero era mi bebé. — mascullé mientras recordaba a la doctora de urgencias diciéndome que la vida que llevaba en mi vientre se había apagado y que había demasiadas causas probables.

Ni siquiera fue lo suficientemente grande como para poder cargarlo en mis brazos o hacerle una acta de defunción, ellos querían tirarlo como un desecho médico y lo hubieran hecho sino fue porque les rogué que me dejaran tenerlo, para poder hacer algo porque para mí era más que un algo para echar en el bote rojo; era mi bebé.

Quería pedirle perdón por no poder haber sido suficiente, decirle que lo había amado con todo mi corazón cada segundo que estuvo a mi lado y que jamás lo olvidaría.

— Ya no puedo con esto, — negué mientras sentía como mis últimas fuerzas se extinguen — no puedo seguir abuela. Estoy cansa y me duele todo.

— Tienes que hacerlo no por ti, sino por Nathy. — respondió con seriedad — Eres Jade Johnson, no vas a darte por vencida.

— No puedo.

— Jade, recuerda lo que tu viviste cuando tu padre se fue, no puedes dejarlo así. No a él. — negó — Esto es lo que vamos a hacer: Seras fuerte, llorarás todo lo que quieras y odiarás a quien necesites odiar, pero en cuanto te den alta tu te vas a levantar de esta cama e irás allá afuera a ser la mejor madre del mundo para tu hijo.

» Porque no hay nada en este mundo que pueda vencerte si piensas en él, te lo juro. —  dijo suavizando un poco su tono de voz — Vas a demostrarle que la vida sigue y serán felices. Tienes que vivir por ellos Jade. Por Ezra y tu bebé, se los debes, ¿entendido?

Asentí lentamente, solo quería que se callara un segundo para dejarme en paz.

—  Nathy te manda esto. —  respondió dándome una pequeña tarjeta.

En la portada había un gran corazón  con nuestros nombres dentro.

"Espero que te mejores para seguir comiendo helado y ver el maratón de películas del domingo. Te amo y extraño".

— ¿Cuánto te costó hacer que hiciera esto? —  pregunté mientras pasaba las puntas de los dedos por cada letra intentando sentirlo, imaginando a mi pequeño escribiendo esto.

—  Tres botes de helado y media hora. —  respondió divertida — No puedes abandonarlo Jade, tu no eres así.

—  No lo haré.

Tenía razón, no podía dejarme caer cuando había alguien que se sostenía de mi confiando ciegamente.

Iba a salir de ésta y de todas las que se vinieran, pero eso sería mañana, porque ahora solo podía odiar a lo que sea que me había llevado hasta este punto en mi vida; cuestionando qué tanto mal  hice  para merecer semejante castigo.


— ¿Y por qué yo no puedo ir? — preguntó Nathaniel mientras me observaba desde la cama, jugando con Baloo.

— Porque papá y yo necesitamos hablar de cosas de adultos. — respondí con una pequeña sonrisa mientras pintaba mis labios con un rojo carmín — Además es sábado de ir al cine con tus abuelos, ¿no quieres ir con ellos?

— Sí quiero ir pero, ¿qué tal que ustedes hacen algo aún más divertido? — preguntó con el ceño fruncido — Como ir por helicóptero por toda la ciudad o nadar con tiburones, yo no quisiera perderme eso.

Un pequeño quejido brotó de mis labios, mientras me imaginaba lo mal que harían todas esas actividades a mis náuseas constantes.

Le había repetido a Asher durante toda la semana que debía de controlarse con los planes de nuestra primera cita, no podía actuar como un loco adolescente que me sacaba del país para llevarme a las ciudades más antiguas del mundo. El había renegado un poco pero al final me prometió que tomaría en cuenta mis peticiones.

Solo podía esperar para que regresara aquella noche y todo saliera bien.

— Solo haremos cosas aburridas. — respondió Asher mientras entraba al cuarto mirando a Nathy antes de pasar su mirada hacia mí, abriendo los ojos tanto que temía que estos fueran a salirse de sus órbitas — Jade...

Había pasado un par de días observando lo mucho que había cambiado en estas pocas semanas y aunque no dudaba que yo también lo había hecho me preguntaba si se notaría tanto como en él. Era como si no hubiera ni una pizca del Asher que me rompió el corazón años atrás y del que temía porque me fuera a dañar, era alguien completamente nuevo.

Aunque aún seguía viéndose igual, vistiendo con abrigos largos, suéteres y botas con ese porte elegante que ninguna tragedia era capaz de borrar.

— Se ve muy hermosa, ¿verdad? — preguntó Nathaniel con una sonrisa mientras me miraba — Es como una princesa.

— Nathy, ¿puedes ir a ver si cerré bien la puerta? — pidió Asher con una sonrisa mientras clavaba sus ojos en él.

— Sí, claro. — asintió  mientras bajaba de la cama antes de tomar a Baloo.

Y apenas él cruzó el umbral de la puerta Asher se puso de pie tomándome de las caderas sin vergüenza.

— Estas perfecta. — susurró antes de besarme.

Intente resistirme como una especie de huelga ante su absurda regla de que no podríamos tener sexo más que una vez por semana hasta que solucionáramos todo, lo que era tonto, pero sabía que solo trataba de poner a prueba su fuerza de voluntad.

Aunque no era un secreto que ya comenzaba a doblegarse, sobre todo cuando por accidente me paseaba por la casa con mallas deportivas que ceñían mi figura junto a los sostenes deportivos, que mostraban lo generosos que estaban siendo los cambios.

Siempre había sido así, apenas en las primeras semanas mi cuerpo cambiaba por completo y sufría de todos los síntomas que podría haber y al menos con Nathy después de la semana dieciséis sólo quedaban los senos grandes, caderas anchas y un estúpido trasero gordo que yo solía odiar.

— Ya viene. — susurré contra sus labios mientras me separaba de él, dándome una pequeña palmadita en la espalda por haber invertido en estos labiales así podía besarle cuanto quisiera sin manchar sus labios.

Aunque tampoco era que quería besarle mucho, quería que sufriera tanto como yo con la abstinencia.

— Hola, bebé. — saludó mientras acariciaba mi abdomen, algo que también habíamos avanzado. Ahora era normal estar sentada en el sofá o acostada en la cama con dos pares de ojos azules clavados en mi vientre mientras me acariciaban y daban besos.

— ¡Mamá los abuelos ya llegaron! — anunció Nathy mientras entraba a la habitación.

— Bien, recuerda que la tía Cara va a pasar por ti y te traerá hasta aquí — respondí con una pequeña sonrisa mientras tomaba mi abrigo marrón —, y nada de sacarle dulces, ¿entendido?

— Sí, señora. — asintió antes de caminar hasta Asher quien lo tomó entre sus brazos.

Los tres salimos de la habitación hacía el vestíbulo del edificio donde Jordan y Gina ya esperaban a Nathaniel ansiosos.

— Te ves muy linda. — dijo Gina mientras me abrazaba a modo de saludo, antes de echar un vistazo a mi elección.

Había escogido un vestido de lana sintética de color beige — porque si Asher descubría que era real le daría un infarto — que era como un suéter hecho por la abuela gigante, con un cinturón que ayudaba a que le diera forma a mi cuerpo, unas botas cafés y medias para el frío infernal que había afuera.

— Espero que se diviertan. — les dije mientras miraba a Nathy jugando con el cabello de Asher quien parecía bastante acostumbrado.

— Gracias. — respondió Jordan cuando me abrazó — Ustedes también y no lo olvides muchacho cuidarla.

— Por supuesto. — asintió enseguida antes de estrechar su mano.

Parece ser que después de su plática ambos habían perdido ese aire pesado que los había abrazado todo este tiempo.

Nathaniel extendió los brazos hacía Jordan después de despedirse de nosotros y sin más salieron del lugar, dejándonos solos.

— ¿No crees que deberías de cambiarte? — preguntó Asher con el ceño fruncido — Digo te ves hermosa, pero hace mucho frío Jade.

— Y por eso me puse medias — respondí rodando los ojos antes de tomar su mano — Así que, ¿a dónde vamos?

Asher se había tomado muy en serio nuestra cita e incluso me había dicho que no me involucrara en sus planes porque él organizaría todo como debía de ser y yo solo tenía que disfrutar.

Solo podía rogar para que fuera algo tranquilo porque con Asher jamás se sabía dónde carajos iban a dar estas cosas.

— Es sorpresa. — dijo con una pequeña sonrisa nerviosa mientras salíamos a la intemperie donde los pequeños copos de nieve cayeron sobre nosotros — Primero tomaremos un taxi. — respondió mientras caminaba hacía un coche negro demasiado elegante para ser un simple taxista — Es de una agencia privada, es que tenía miedo que uno normal fuera a oler mal y te dieran nauseas.

— ¿En qué no pensaste? — pregunté con una sonrisa burlona antes de agradecer al chófer que abrió la puerta del asiento trasero para nosotros.

— En que te verías demasiado hermosa. — respondió antes de volver a tomar mi mano — ¿Te sientes bien?

— Sí, hoy a sido un día bueno creo que el bebé también está emocionado por la cita. — respondí con una sonrisa mientras el coche avanzaba por las calles de la ciudad.

Una manta de nieve cubría lo alto de los edificios, dándole un toque invernal. Los noticieros dijeron que aparentemente la próxima semana tendría que dejar de nevar, pero yo no veía que el clima quisiera cooperar en esos asuntos.

Después de cinco minutos comencé a reconocer el lugar, estábamos cerca del muelle del lago, lo conocía a la perfección pues Nathaniel amaba venir aquí los domingos a jugar con otros niños y comprar dulces.

— ¿Iremos al muelle? — pregunté con emoción mientras veía el paisaje digno de un cuento de navidad.

— Sé que no querías que me excediera mucho con todo, por el bebé y esas cosas — asintió —, así que pensé que sería bueno venir a caminar por aquí mientras hablamos y después ir a cenar, ¿esta bien? — preguntó nervioso — Porque si no quieres puedo cambiar lo planes, solo hago un par de llamadas y estaremos volando sobre la ciudad en helicóptero.

— Es genial. — respondí divertida al ver la inseguridad que le causaba estos asuntos, siempre había sido el tipo de persona que armaba escandalosas citas. Mientras más ceros llevará el presupuesto él se sentía mejor — De hecho, creo que es perfecto.

— Bien.

— Aunque sería mejor si acabara con una buena sesión de sexo en la recámara o en la regadera. — susurré antes de besar su mejilla.

— Pensaba más en el juzgado de la ciudad con un acta de matrimonio firmada por los dos. — respondió encogiéndose de hombros.

— Olvídalo. — gruñí antes de rodar los ojos justo cuando el coche paró a un lado de la acera.

Ambos dimos las gracias antes de salir al comienzo del muelle, viendo varias parejas tomadas de las manos caminando y besándose.

— En realidad me sentía un poco nervioso con toda esta mierda. — dijo Asher mientras acomodaba su gorro gris para después ir con el mío — Ya sabes, es que sé que posiblemente todas estas cosas ya las hayas hecho y fueron mejores.

¿Hablaba de Ezra?

— La ciudad es muy pequeña, — asentí — pero jamás había estado contigo así que es nuevo en parte y tienes la ventaja de que no hay manera que arruines nuestra cita perdiéndonos porque yo sé cómo salir.

— Jade Annabelle Johnson siendo optimista, creo que el embarazo de esta sentando de maravilla. — exclamó con tono burlón mientras comenzábamos a caminar con las manos entrelazadas.

Era raro, pero no en el mal sentido, solo que jamás me había visto a lado de Asher como una pareja normal que caminara por un muelle un sábado al atardecer rodeado de otras parejas.

— Hazme enojar y veras lo maravilloso que me está sentando todo esto. — respondí con una sonrisa maliciosa mientras miraba la puesta de sol que comenzaba a dar su espectáculo tiñendo el cielo como una obra de arte — Entonces, cuéntame, ¿qué hiciste en todo este tiempo?

— Entre a la universidad como era de esperarse y me gradué como el mejor de la clase, obviamente — dijo con una pequeña sonrisa —, viví todas esas cosas de las que siempre hablamos; las fiestas en martes en fraternidades y hermandades del campus, viaje con Sebastian los fin de semana, estuve en el equipo ganando campeonatos e incluso me ofrecieron jugar en un equipo profesional pero ya estaba cansado de balones y partir madres por deporte.

— ¿Cómo conociste a Sebastian? — pregunté curiosa.

— El primer día de entrenamiento, era el mejor de todos y el que menos aires de altura se daba los demás, parecían que en su vida habían recibido la atención de estar en un equipo. — respondió riendo — Al inicio solo le dije mi nombre y pronto ya lo tenía pegado a mi como una garrapata cuando se dio cuenta que teníamos las mismas clases, creí que era un psicópata que me había escogido como su presa pero al final resultó ser coincidencia.

» Pero después todo se complicó porque al estúpido se le ocurrió enredarse con Noam y Moshe al mismo tiempo, entonces hubo una gran pelea y yo terminé metiéndome en ella — dijo Asher con diversión —, al final Sebastian los dejo a los dos y le pidió matrimonio a su chófer el cual engañó con un italiano, creo, y ahora está con ese doctor en Dios sabe dónde.

— Ya vi porque son amigos, — respondí con una carcajada mientras lo miraba fruncir el ceño — ambos son un desastre total en cuanto a esos temas.

— Bueno, yo estoy caminando en una cita con la mujer de mis sueños y él solo esta con un amante pasajero. — dijo encogiéndose de hombros — Soy mejor.

Sentí como mis mejillas se sonrojaron cuando escuche como se había referido a mi, aún se sentía raro pensar en un futuro a su lado como si la idea no me encajara en la cabeza, pero sabía que era posible y que de cierta manera era lo que quería.

Porque a pesar de que nuestro futuro aún se veía borroso después de ser padre,s la idea de estar con alguien más se me hacía completamente absurda.

— Primer sonrojo y la cita apenas comienza. — señaló — Voy bien.

— Cállate. — mascullé mientras lo empujaba con el hombro.

— Tienes suerte de que estas embarazada porque si no te tumbaba sobre la nieve. — dijo con tono burlón antes de inclinarse para darme un beso pero yo me quite enseguida — ¿Y eso por qué? — preguntó parándose por completo sin soltarme de la mano.

— ¿Qué? — pregunté fingiendo inocencia — ¿El embarazo?

— Trate de besarte y te moviste. — dijo con el ceño fruncido.

— Ah, pensé que la regla de sexo una vez a la semana aplicaba también para los besos, — respondí encogiéndome de hombros — y ya rompí las reglas al besarte en la habitación.

— ¿Hablas en serio? — preguntó sorprendido.

— Si yo puedo sobrevivir a la sequía tú también. — asentí — Vamos promesa del fútbol universitario, sigue hablándome de tu fantástica vida en los pasados cinco años.

— Creo que debería de reconsiderar esa maldita regla.

— Lo mismo dije hace un par de días. — le recordé mientras comenzaba a caminar con él a mi lado, soltando pequeños gruñidos — Y ahora, ¿en qué estábamos?

Asher suspiró derrotado antes de comenzar a hablarme de la vez que Sebastian le robó un beso mientras estaba inconsciente y después me confesó que durante todos esos años viajó a todos los lugares que alguna vez habíamos prometido visitar juntos.

También me habló sobre su trabajo final y sobre cómo, y cito literalmente, "le rompió las pelotas a todos en el corporativo cuando entró". Luego pasó a la historia de cuando se metió con la chica equivocada en una fiesta de navidad y ella comenzó a acosarlo hasta que le metió una orden de alejamiento.

Y cuando terminó por contarme como Sebastian se acostó con uno de sus profesores para poder graduarse en una materia comenzó a preguntarme sobre mí y a pesar de que la mayor parte de mi historia se basaba en Ezra él me escuchó atento como si volviéramos el tiempo atrás y estuviera hablando con mi mejor amigo.

Le conté sobre cómo lo conocí a él y a Cara, el drama que hizo mi mejor amiga con Ethan, el nacimiento de Nathy, mi historia con mi abuela la cual sabía que no le caía para nada bien y también le hable sobre cómo era mi vida trabajando y estudiando al mismo tiempo solo para llegar a casa con mi bebé. Y por un momento el reflejo del chico que se convertía en una bestia apenas me veía respirar en dirección de un chico cualquiera se esfumo, mientras me escuchaba hablar de hombre que amaba, la manera en la que me encantaba su optimismo, sus obsesión por las lámparas extrañas y cómo mi peor temor se convirtió en olvidar esos pequeños detalles que me hacían cuestionarme si no estaba sumida en un sueño.

— Siempre creí que te habías largado a otra parte para vivir entre chicos y fiestas, en realidad jamás me imaginé todo esto. — dijo después de un largo silencio mientras veíamos al sol desaparecer en el horizonte, ya habíamos terminado de caminar por todo el muelle y era un milagro que no estuviera exhausta como para caer dormida ahí mismo  — Eres demasiado valiente Jade, yo jamás habría podido con ello.

— No fue el cuento más feliz pero se sintió como tal, jamás cambiaría nada de todo lo que viví porque al final eso me trajo hasta aquí, ¿no? — respondí mientras lo miraba apreciar los colores del ocaso sobre nuestras cabezas — Tuve a Nathaniel, me case y amé a Ezra como prometí, al igual que a mi bebé.

— Al inicio estaba celoso de él. — confesó de la nada — Ya sabes, no era fácil para mí entender que te hubieras enamorado de alguien de tal manera que le prometiste una eternidad a su lado, pero ahora, creo que no lo veo más así y sé que suena raro viniendo de mí. — respondió con una pequeña risa, clavando sus ojos en mí antes de acariciar mi mejilla con su pulgar — No es que no pueda dejar de culparme porque yo pude haber sido ese hombre, pero me siento feliz por ti y por Nathaniel, que él les diera una buena vida.

— Lo hizo — asentí — ¿y tú también fuiste feliz?

— Te extrañe como un loco y si me hubieras preguntado esto semanas atrás en aquella capilla después del funeral de tu abuela te hubiera dicho que no, pero creo que todo este drama me ayudo a abrir los ojos. — respondió con el ceño fruncido, como si tratara de encontrar las palabras correctas — Fui feliz, las cosas en la familia se arreglaron un poco y bueno ya ves, podemos ser amigables de vez en cuando y también encontré al estúpido de Sebastian que por más que me cueste admitirlo me hizo muy feliz.

— Creo que lo necesitábamos. — asentí — Saber que podíamos vivir sin el otro, estábamos muy acostumbrados a ser Asher y Jade que se nos olvidó que éramos personas individuales.

— El tiempo me quitó un poco lo mierda — dijo con tono burlón — y a ti lo chillona.

— ¡Oye! — exclamé mientras le lanzaba un poco de nieve que descansaba sobre el barandal del muelle.

— Jade, eras un princesa de sociedad tienes que admitirlo. — respondió antes de partirse de la risa y lanzarme nieve — ¡Quiero joyas, quiero esto y aquello, soy la más linda! — exclamó con voz chillona.

— Lo dice el príncipe. — contraataque antes de fingir voz masculina — ¡Todas las nenas me quieres, hey tú eres una mierda y yo soy mejor. Asher destruye, golpe, golpe!

— Que mala eres imitando. — negó mientras reíamos.

   — Nathaniel dice que soy buena cuando le leo cuentos. — fanfarronee orgullosa.

— Solo porque me niego rotundamente a hablarle sobre elefantes víctimas de asesinato a sangre fría por una hormiga, — dijo rodando los ojos — porque sino sería mejor que tu.

Ambos seguimos luchando en una patética competencia de quién era mejor hasta que prácticamente salí inmune a cambiar pañales del nuevo bebé porque yo ya había hecho todas esas cosas con Nathaniel y no era algo que me moría por volver a vivir.

Hasta que el celular de Asher vibro en su bolsillo cuando estaba a punto de robarme un beso.

— Es hora de irnos. — anunció con una sonrisa de oreja a oreja — Tenemos reservación para cenar.

— ¿Vamos a ir caminando? — pregunté con el ceño fruncido mientras intentaba recordar algún restaurante cercano.

— Sí, está a unos minutos — asintió emocionado — ¿Tienes hambre?

— Un poco. — respondí mientras que él volvía a tomar mi mano para volver a caminar por el muelle — ¿A dónde vamos?

— Parece ser que cinco años no te quitaron lo curiosa. — resopló — Es una cita Jade, déjate sorprender no es como que vaya a sacarte de la ciudad.

— Es que eso es usual en ti. — respondí rodando los ojos.

— Hoy no, le prometí a Nathy un maratón de películas de Harry Potter cuando llegáramos.

— Estas loco si crees que vas a ver eso con Nathy, le van a dar pesadillas. — dije enseguida — Él te lo va a pedir. pero al final acabara llorando en la noche y nos obligará a quedarnos despiertos.

— Bueno, entonces tengo que decirle que veremos otra película. — asintió — Es aquí.

Asher señaló uno de los hoteles más emblemáticos de la ciudad que se alzaba frente a nosotros como una obra de arte moderna con todo esos detalles elegantes y lujosos.

— ¿Vamos a un hotel? — pregunté con coquetería antes de morder mi labio inferior — Sí que me está encantando esta cita.

— Sí. — asintió con una sonrisa traviesa — ¿Ahora me das un beso?

— Uno corto — dije antes de pararme de puntitas cuando él se inclinó sobre mí para rozar sus labios.

Apenas fueron unos segundos pero sabía que con eso bastaba para dejarlo deseando por más.

— ¿En el último piso? — pregunté cuando lo vi presionar el botón del piso noventa y cinco.

— Sí, hay un restaurante magnífico con vista a la ciudad y un puente de cristal que da hacia las calles. — respondió con una sonrisa maliciosa, como cuando lograba salirse con la suya — ¿Qué? — preguntó al notar mi mala cara — Estamos en el hotel, ¿no?

— Sabes que no me refería a ésto. — gruñí — Necesitamos tener sexo.

— Yo estoy bien.

— Deberías aprovechar ahora antes de que nazca el bebé. — respondí fingiendo seriedad, aunque en realidad solo quería jugar la carta de víctima a ver si algo salí a mi favor.

— Son solo cuarenta días sin sexo Jade, puedo sobrevivir. — dijo riendo.

— Para mi son como cinco meses, tu no sabes lo que un embarazo le hace al cuerpo de una mujer. — negué — Tendrás suerte de ver mis pechos mientras amamanto.

— Jade no hay forma que dejes de verte hermosa, así que quita esas ideas de tu mente o te voy a encerrar en un psiquiátrico. — dijo mientras las puertas del elevador se abrían dejando ver una hermosa terraza.

El lugar estaba repleto de sillas, calentadores que hacían la función de iluminar el lugar bajo el cielo nocturno junto a las pequeñas luces colgantes.

— Es hermoso. — susurré, ignorando lo demás mientras mis ojos se paseaban de un lado a otro del lugar.

— Buenas noches, señores Faith. — saludó un hombre vestido con traje negro y corbata azul cielo — Su mesa está lista, acompáñenme por favor.

— Te juro que les dije que no éramos esposos. — dijo Asher a mi lado mientras se tensaba por completo — Perdón, hablare con el gerente.

— Asher, está bien. — respondí riendo ante su nerviosismo — No tienes que armar un escándalo.

— Es que no quiero que sientas que te estoy presionando porque una cosa son las bromas, pero esto...

— No me siento presionada. — negué mientras tomaba asiento en la última mesa que daba a la ciudad — Tranquilo.

— ¿Entonces te gusta la idea?

— No soy el tipo de mujer que cambiaría su apellido, me gusta el mío. — respondí mientras tomaba la carta en mis manos y comenzaba a imaginarme los platillos para ver cual prefería.

Pero antes de terminar las entradas me vista se perdió en la ciudad, era como un sueño que a pesar de toda la vida nocturna que podía ver desde aquí con las luces de los edificios y el tráfico estábamos completamente aislados del ruido.

Era como un pequeño refugio convertido en paraíso, como esos lugares que visite mientras viajaba y me daban ganas de quedarme por el resto de mi vida ahí arriba viendo lo bueno de la vida; la belleza de la ciudad y no todos los problemas que traía consigo.

— Hablando de apellidos. — dijo Asher sin despegar su mirada de mí con una sonrisa boba que me sonrojaba — Estaba pensando en que me gustaría darle mi apellido a Nathy, si tu... Ya sabes, si tu estas de acuerdo.

Aparte la mirada del espectáculo nocturno para mirar sus ojos azules que eran casi tan perfectos como la ciudad.

— ¡Oh! Jamás había pensado en eso. — confesé con una sonrisa torcida mientras recordaba que hace un poco más de un año pensaba que Nathy llevaría el apellido de Ezra — Claro, ya sabes, es tu derecho. — respondí ignorando la punzada de dolor en mi corazón para concentrarme en las mariposas de mi estómago — ¿Y el bebé también entra en ese plan?

— Por supuesto que sí. — respondió divertido mientras sus ojos adquirían un brillo que solo nacía cuando se trataba de Nathy y el bebé, era el mismo que había en mis ojos — Entonces, Nathaniel Abel Johnson-Faith — dijo haciendo una mueca con su segundo nombre el cual a mi me parecía hermoso — y Anthony Edward Johnson-Faith.

— ¡No vas a llamar al bebé como un super héroe! — exclamé antes de ver al mesero que tomaba mi copa — No gracias. — negué antes de mirar a Asher quien lucía ofendido — ¿Qué tal que es niña?

— Cruzo los dedos para que no lo sea, — dijo enseguida — me volvería loco con una niña Jade, ¿te imaginas? ¿Cuánta gente tendría que asesinar cuando sea tan hermosa como tu?

— Los celos son malos. — le reclamé de la misma manera en la que lo hacía con Nathy.

— Y a mi me vale madres.

— Pues Gina cree que será niña, ya sabes por los antojos y la forma en la que mi vientre se forma demasiado redondo. — mentí fingiendo seriedad — Así que debería de hacerte la idea de que tendremos pronto una Rachel Deana Johnson-Faith con tu carácter y mi belleza corriendo por ahí.

Asher se atragantó con su saliva mientras que el mesero volvía con un pequeño plato de alguna ensalada rara que tenía pinta de ser deliciosa y por supuesto que apenas se fue comencé a comer.

— Jade tu "vientre" parece más una inflamación por estreñimiento que un embarazo. — dijo Asher cuando recobro la cordura — Prefiero esperar hasta que un doctor no los diga.

— Aunque sea niño no te dejare que le pongas ese nombre.

— Bueno, puedo convencerte — respondió encogiéndose de hombros mientras bebía un poco de agua — Al fin y al cabo ya estamos en el hotel.

— ¿Me llevarás al puente de cristal y me abandonarás a la mitad hasta que acepte? — pregunté divertida mientras lo miraba con atención, las luces y la ropa de invierno le iban bien.

Una sonrisa llena de picardía trió de sus labios cuando mis ojos se concentraban en su cabellera despeinada por el gorro que se había quitado apenas bajamos del ascensor.

— Pensaba más en reservar una habitación. — respondió clavando su mirada en mí antes de guiñar un ojo con coquetería.

— Nathaniel me preguntó si podíamos invitar a tu familia para su cumpleaños, mañana tenemos revisión con la ginecóloga y quiero llevar a Nathy de vacaciones a Australia en verano, necesitamos hablar con él acerca de no platicar tanto en clases y sus clases de soccer y baile comienzan la siguiente semana. — dije rápidamente mientras recordaba los demás temas que tenía que decirle — Eso es todo lo que teníamos que hablar, podemos pedir servicio a la habitación e irnos.

— Llamaré a mi familia, pero no les contaremos lo del bebé aún. Mañana llevaremos a Nathy porque está muy emocionado por ver al bebé, creo que no podrás viajar para verano pero podemos posponerlo y me gustaría que él pasara más tiempo con mi familia en vacaciones, con nosotros presentes claro está, que sea tan hablador es tu culpa y solo necesito los horarios de las clases. — respondió divertido mientras dejaba un par de billetes sobre la mesa antes de ponerse de pie — Todo lo demás me parece perfecto,

— Vamonos. — asentí tomando su mano mientras caminábamos hacía el ascensor tratando de fingir normalidad.

Estábamos a punto de entrar a este cuando mi celular vibro en el bolsillo de mi abrigo captando mi atención por completo.

— ¿Quién es? — preguntó Asher con el ceño fruncido.

— Cara. — respondí antes de contestar la llamada — ¿Bueno?

— Hola mujer enamorada, perdón por arruinar tu cita pero tengo un pequeño chillón aquí que tiene pesadillas porque se la pasó viendo las películas de Harry Potter aún cuando le dije que no lo hiciera. — dijo mi mejor amiga mientras de fondo podía escuchar los sollozos de mi niño — Toma.

— Mami, ¿pueden venir? Tengo miedo de que ya-sabes-quien venga por mí — hipó Nathy — Por favor.

— Se llama Voldemort, mocoso.

— ¡No lo nombres! — chilló Nathaniel — Mami.

— Vamos para allá, amor. — respondí en un suspiro cansado mientras veía mis deseos de ir a una habitación del hotel caer al abismo — Dile a tía Cara que no te moleste más o la voy a golpear.

— ¿Qué sucede? — preguntó Asher preocupado cuando colgué.

— Es Nathy, tiene miedo porque vio las películas de Harry Potter. — respondí con un pequeño puchero — Adiós a nuestros planes de esta noche.

— Ya te los recompensare nena, ahora vamos con él. — dijo antes de entrar al ascensor.

El camino a casa fue un poco complicado con Asher nervioso preguntándome si Nathy estaría bien, como si se tratará de un accidente. A penas llegamos al departamento Asher se fue con él mientras que yo iba a hacerme cargo de la pelirroja que amaba molestar a mi pequeño.

— ¡Que bueno que llegas! — exclamó mientras daba pequeñas palmaditas en su cama para que me sentara a su lado, lucía rara como si se hubiera drogado o algo por el estilo — Sé que estás molesta conmigo pero necesito contarte algo porque te juro que siento que me voy a morir. Por cierto los demás  fueron por la cena.

— ¿Qué pasó? — pregunté preocupada cuando noté el temblor en su voz, lucía nerviosa y eso no era normal en ella.

— Primero que nada esto es por lo que he estado rara toda la semana, es que no podía aparecer frente a ti y fingir que no tenía nada porque me sentía mala amiga. — dijo mientra un par de lágrimas caían por sus mejillas asustándome por completo.

— Cara, me estas asustando. — dije mientras comenzaba a sentir como los nervios se hacían de mí y comenzaba a rezar para que no fuera algo demasiado malo.

— Es que y-yo.. — balbuceó posando sus ojos en mí unos segundos antes de mirar a la puerta — Yo hice una prueba de paternidad de Nathaniel solo por broma, pensaba cambiarla para que dijera que Asher no es su papá, pero al final esta resultó salir negativa.

No.

— ¡Ay mierda! — exclamó cuando la puerta detrás de mí se abrió de golpe — Perdón, Jade yo... No es...

Pero su voz se apagó cuando mis ojos se encontraron con un par de halos azules inundados por las lágrimas, podía ver su corazón romperse desde aquí.

Asher.

**************************************************************************************

Que levante la mano quién creyó que ya todo iría bien para reírme de él/ella, por no saber que a mi me encanta en drama.

Y pensar que solo quedan tres capítulos, ¿se siente la tensión?

¿Les gustó el capítulo? ¿Qué creen que vaya a pasar?

Muchísimas gracias por continuar conmigo en esta linda historia, por esperar cada fin de semana y sobre todo por seguir haciendo que crezca aún cuando esta en sus últimos capítulos. Les quiero mucho.

No se olviden pasar por Buscando a Alem y darle una oportunidad, sé que les va a encantar.

Este capítulo va dedicado a CieloBrisa723, muchísimas gracias por tus mensajitos, me caes súper bien. Espero que sigas amando esta historia tanto como yo, tqm.

Nos vemos el próximo sábado.

¡Ya les extraño!

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