El tiempo pasa y todo vuelve a la normalidad, ya llevo dos meses aquí y me siento como si ha pasado un año, conozco varios profesores y me llevo bien con ellos, me he abierto más a las personas y ya puedo entablar una conversación con cualquier desconocido, en fin, estoy mejorando en todos los sentidos; el cambio es tan notorio que estoy recuperando el color natural de mi piel y he subido de peso. Me siento orgullosa de mi por haber salido ilesa de todo lo que he pasado.
El campus tiene sus encantos, la instalación tiene ese aire antiguo de los años 90 con detalles de esa época y pinturas en las paredes, la piscina me encanta y lo mejor es que casi nadie le hace caso, pero de elegir un área favorita sin duda elegiría la biblioteca, es grandísima y está separada por secciones donde se encuentra un sin fin de autores de cada género, de vez en cuando me pierdo unas horas para ir a leer allá, el lugar es tan grande que puedes sentarte donde nadie te moleste para nada, y que te digo del bosque que rodea la universidad; es inmenso, tiene un pequeño lago donde esta prohibido bañarse y atrás cuenta con un jardín para que las personas que estudian agropecuaria puedan poner en práctica lo aprendido plantando plantas y cuidandolas.
Cada día conozco más a Christian y a mis amigas, puedo hasta dar una definición más exacta de cada uno de ellos.
A Christian no le gusta el pollo; es más de comer vegetales y todo lo saludable, viene de una familia de cuatro, su padre, Camila y un hermano menor. Su madre murió cuando dió a luz a su hermanito y tuvieron que ser criados por su madrastra y las nanas, él es estadounidense de nacimiento pero tiene raíces italianas, tiene miedo a las alturas y creo que es a lo único que le teme, es una persona cariñosa y cada día me despierta a besos y con el desayuno listo, incluso a veces siento que no hago nada por él mientras que él hace de todo por mí.
Camila es igual a su hermano en muchos aspectos, es muy carismática y muy fuerte, tiene una elegancia natural que se percibe hasta cuando está despeinada, se nota que viene de una familia pudiente y siempre me hace reír con sus ocurrencias.
Nery es un pan de Dios, viene de Puerto Rico y no tiene nada de acento, ama a los animales y es vegetariana, es de una familia de bajos recursos pero eso no hace que nadie le tenga lástima, le gustan las cosas sencillas, ama los girasoles y se sonroja a cada segundo, es del tipo de persona que se lleva un libro a donde quiera que va para ir leyendo y además le gusta la música pop.
Anna es fanática de los Doramas, creo que ve uno entero casa tres días y siempre vive hablando de ellos, tiene una rara obsesión por el café, toca piano y es del tipo de persona que es feliz con la más mínima cosa, le das una golosina y da bailecitos de alegría mientras te dice mil veces gracias.
A los chicos no los conozco tanto, pero lo poco que puedo decir es que son muy unidos y que a veces se desaparecen en las noches.
Elizabeth está distante pero a veces hacemos pijamadas entre ella y yo y hablamos de todo mientras vemos películas.
Y yo, bueno, yo siempre intento buscarle el lado bueno a las cosas, me han pasado tantas cosas malas que he decidido ser feliz por encima de quien sea; ya nada me baja la autoestima y siempre trato de hacer sentir a las personas bien consigo mismas, yo amo la naturaleza y tengo mi celular lleno de fotos de cosas naturales, tengo una obsesión por los Doritos incluso tengo mi armario lleno de ellos para comer en las noches.
—Lesly— me llama Anna en un tono de voz cansado.
— ¿Eh? — hablo saliendo de mi trance.
— ¿Escuchaste? — cuestiona Camila en esta ocasión.
Miro a cada una de ellas intentando recordar algo de lo que me acaban de decir.
— Creo que no escuchó — dice Nery con la voz suave que la caracteriza.
— Perdón es que estaba distraída— digo apenada.
— La verga de Christian te está volviendo loca — dice Anna, olvidé decir que es un pervertida aunque sea virgen.
El rubor inunda mis mejillas y bajo la mirada avergonzada, miro a Nery de reojo y está como un tomate, creo que incluso peor que yo.
—Yo... Eh, bueno— carraspeó la garganta para poder hablar bien— Él y yo nada de nada— digo aún más avergonzada.
—¿Que?— pregunta Anna— ¿Nada de nada?.
Niego con la cabeza y ella suelta un bufido de frustración.
—Ya Anna deja de hablar de esas cosas por favor— Suplica Nery.
— ¿De que estábamos hablando?— pregunto cambiando el tema.
—Estábamos diciendo que íbamos a una fiesta mañana en la noche y que quizás tendríamos que ir de compras— responde Camila.
—Ajá pero yo tengo ropa suficiente para la fiesta— digo en modo de reclamo.
Estas chicas van de compras cada dos días y me obligan a comprar cosas que yo nunca me pondría, hasta lencería me hicieron comprar esas malvadas.
—Solo acompáñanos y punto— ordena Camila quitándome el derecho de negarme.
—Si señora, lo que ordene— digo haciéndole un saludo militar.
Todas me miran mientras se miran una con otras haciéndome gracia y estallo en risas, mis amigas me siguen y duramos alrededor de 2 minutos muertas de risa.
—Lesly madura por Dios— dice Camila secándose una lágrima.
—Es que me das risa— respondo aún media agitada por la sección de risas.
—Oye ni que yo fuera payasa— dice Camila.
—Eh, hola— Interrumpe Anna captando nuestra atención— no sé si se les olvidó o qué pero casi se acaba nuestro descanso.
Me paro y recojo mis cosas rápido antes de que salgan todas.
—Y eso que no querías ir, nada más mira que rápida estás— dice Camila irónicamente.
—Oye no me ataques porque me devuelvo— respondo señalándola.
—No empiezen porfa— dice Nery en modo de súplica.
Llegamos al auto súper rápido y nos subimos con toda confianza.
—¡Arranca nena!— grita Anna.
La miro raro mientras ella pone música y comienza a gritar como loca.
—¿Que tomaste?— digo mirándola aún más raro.
—Nada aún cariño, pero hoy se bebe hasta por los ojos— dice.
La ignoro y pongo mi atención a la carretera, siempre solitaria y callada con árboles al rededor.
Así duramos alrededor de 20 minutos de camino, Anna cantando, Camila conduciendo, Nery sumergida en sus libros y yo mirando por la ventana.
Llegamos al centro comercial y nos bajamos del auto entregándole las llaves del vehículo al trabajador que se encarga de los autos, entro he inmediatamente mis ojos fijan la vista en un majestuoso vestido rojo con escote de corazón y corto por las rodillas.
Camila me pasa por el lado y me susurra— A Christian le encanta el rojo.
Trago en seco y le pido a la empleada que busque uno de mi talla, las chicas se separan y yo me quedo con Nery la cual está mirando un vestido negro embobada.
—Oye ¿porque no lo compras nena?— pregunto poniéndome a su lado y admirando el vestido.
—No tengo dinero— dice bajando la cabeza.
Me apena y no me gustaría estar en una situación así nunca.
—Compra lo que quieras que yo pago.
Ella me mira con los ojos bien abiertos y mira el precio del vestido.
—¡Pero esta muy caro Les!— exclama.
—Nena, hoy elige lo que tu quieras; zapatos, ropa, maquillaje y todo lo que quieras que yo pago— le digo dándole un beso en la mejilla.
—Lesly, es que es mucho— se queja mirándome.
—Me estresas amiga, tómalo como un préstamo que me lo pagarás cuando seas profesional— respondo restándole importancia.
—Te haré un altar Lesly, creo que eres mi ángel de la guarda— dice abrazándome.
Yo no soy muy amante a los abrazos pero ahora me doy el lujo de responder con cariño abrazándola fuerte contra mí.
—Desde hoy seré tu hada madrina Nery, no dudes en pedirme nada.
—Te quiero amiga— dice con voz rota mientras me aprieta más fuerte.
—Yo también te quiero, pero deja de ponerte sentimental y disfruta porque mañana hay fiesta— digo apartándola de mí.
La suelto antes de que se me salgan las lágrimas y sigo comprando ignorando el hecho de que Nery acaba de meter un dedo en mi herida.
Mi hermana siempre me decía que yo era su Ángel de la guarda y que siempre íbamos a ser mejores amigas, es triste porque ella tenía toda una vida por delante y se la arrebataron de la peor manera, torturandola y abusando de ella y yo no pude hacer absolutamente nada.
Respiro profundo y bloqueó el recuerdo de mi pasado centrandome en el presente ya que es lo único que importa. Las horas pasan y volvemos al campus llenas de compras y listas para darlo todo mañana.