Cupido me ha dado fuerte ©

By _AniSalazar

131 23 1

Dicen que los escritores románticos y con buena imaginación siempre aprovechan el 14 de febrero para contar u... More

♥♥INTRODUCCIÓN♥♥
Sin estrategia social
Amor de alquiler
Una última vez
Bloqueo de Escritor
Descifrando la distancia
El Grinch del amor
Más allá de todo
Flores para el abogado
♥Solo nosotros♥
Rosas blancas
Flor de papel
Siempre en San Valetín
A la segunda
El amor me golpeó fuerte
El regalo que no merecía

Una noche más

5 1 0
By _AniSalazar


La misma nota de siempre junto a mis flores favoritas:

"Te espero a la misma hora y en el mismo lugar."

Desde que habíamos comenzado este juego de pasión, Nicolás me enviaba flores y detalles que yo no veía necesarios, lo que nosotros teníamos era solo eso, un juego en el cual disfrutábamos los dos.

Nos veíamos todos los días, pues éramos amigos, colegas, y nuestros padres eran vecinos. Nos conocíamos desde la infancia y el sueño de nuestros adorados progenitores era vernos casados y con hijos.

Yo aún no pensaba en formar una familia, mi vida era demasiado complicada y llena de trabajo, no tenía tiempo para mantener una relación estable, eso era involucrar más que nuestros cuerpos; y por ahora lo que teníamos estaba muy bien. Ambos teníamos demasiado trabajo y aún mucho futuro por delante para pensar en ese tipo de relación, yo era abogada de familia y a diario veía en las historias de mis clientes, como después de jurarse amor eterno y decir que vivirían para siempre el uno con el otro, terminar en pleito de divorcio y pelear por quién se quedaría con los hijos, la casa, el carro y todas esas cosas. Yo quería un amor diferente, venía de un matrimonio estable, lleno de amor y cariño, de más de 20 años, era la única hija y mis padres se habían casado un poco mayores, siempre decían que el pilar fundamental para que su relación durara tanto era porque habían logrado sus metas profesionales primero, ya luego pensaron en las personales, como lo era una familia.

Cuando comencé este juego loco con Nicolás, fue simplemente por una apuesta y unos tragos encima, nos convertimos en "amigos con derecho a roce", yo había ganado un caso muy importante, ya que ambos somos abogados, y como siempre celebraba con él; sí, con él todo era más ligero, me conocía de siempre, me comprendía y conocía el carácter que tenía, desde eso ya hacía seis meses.

Me sentía muy bien a su lado, pero no podía dejar que la relación llegase a otros términos o terminaríamos dañando nuestra amistad.

Nico era muy importante en mi vida, siempre estaba ahí y lo necesitaba mucho, pero por ahora ambos teníamos prioridades más importantes que una relación seria.

Todos decían que éramos la pareja perfecta, nuestras familias, nuestros amigos, todos los que nos veían siempre nos felicitaban por nuestra relación; él siempre amable, detallista, preocupado, trabajador... Y en el aspecto físico, muy hermoso.

Amaba las noches de pasión que pasábamos juntos, ni su departamento ni el mío eran testigos de estas, teníamos un lugar para compartir nuestros cuerpos y esta noche sería una más.

El mismo hotel, la misma habitación de siempre.

Entré y enseguida lo vi, estaba de espaldas mirando hacia la ciudad.

¡Qué hombre, que cuerpo, que encanto!

Enseguida sintió mi presencia y me miró, alzó sus labios mostrándome su sonrisa coqueta, no estábamos aquí para perder el tiempo, así que se acercó como una fiera que va a cazar a su presa, me tomó del cuello y juntó sus labios con los míos. Me beso con urgencia, demostrando en cada beso la necesidad que tenía de mí, sus besos no eran delicados y eso me encantaba. Me apretó a su cuerpo mucho más y me hizo sentir su erección entre mis piernas, me humedecí enseguida, conociendo ya lo que se avecinaba entre nosotros. Este hombre me hacía delirar solo con un beso.

Comenzó a chupar mi cuello y con sus manos a desabotonar mi vestido, no llevaba bragas, eso a él le encantaba y era parte de nuestro juego, por eso a lo que cayó el vestido a mis pies quedé solamente en tacones. Bajó hacia mi centro y comenzó a besarlo, con su lengua me daba lametazos, mordía y chupaba mi elixir, introdujo un dedo dentro de mí y luego otro, mi cuerpo terminó convulsionando de placer.

Me tomó en sus brazos y me llevó a la cama, quería más, necesitaba tenerlo dentro de mí. Lo vi desnudarse despacio, sabía que me encantaba todo de él. Al quedarse completamente desnudo miré su erección y sonreí, era tan bello... Se protegió y no perdió más tiempo, se acercó a mí y me hizo rodearlo con mis piernas, me penetró con fuerza, con necesidad, ambos pegamos un grito de placer. Nuestros cuerpos comenzaron a balancearse, nos besábamos, tocábamos, nos íbamos demostrando con acciones la necesidad que teníamos el uno por el otro. Ambos buscamos nuestra liberación, yo sentí mi cuerpo desfallecer con un orgasmo exquisito, y a los segundos lo sentí a él terminar.

Hoy estaba diferente, lo conocía tanto que sabía que algo estaba pasando en su mente y no lo podía descifrar, me abrazó y besó recuperando de a poco su respiración. Lo vi levantarse y entrar al baño, tan desnudo, tan hermoso... Al salir ya se encontraba con su bóxer puesto, se sentó en el filo de la cama y lo escuche hablar.

―Este juego no puede continuar, Alondra, me enamoré de ti. Eres mía y lo único que quisiera es que sintieras lo mismo por mí, pero sé que no es así, que tú tienes otras prioridades, por lo mismo esto no puede continuar.

Después de eso me encerré en el baño y lloré de rabia, de dolor, del terror que tenía al saber que lo perdía. Como pude me duché y salí cubriendo mi cuerpo con una toalla, no lo miré, no quería hablar con él, en este momento estaba bloqueada, enojada, en este estado no podría salir nada bueno de mi boca. Me puse el vestido, busqué mis zapatos y al pasar por su lado me tomó del brazo, lo miré, nos miramos, pero él me conocía tan bien que sabía que no era el momento de hablar, tomé mi cartera y salí de allí.

Los días comenzaron a pasar, en el trabajo era una lucha constante para no encontrarme con él. Ya dos fines de semana les había dicho a mis padres que por trabajo no podía reunirme con ellos para almorzar, lo extrañaba, las pocas pláticas que habíamos tenido en esas últimas semanas eran por cuestiones de trabajo, yo lo prefería así.

Y así pasaron algunos días, semanas y meses... Nuestra amistad no volvió a ser la de antes, a pesar de que ya no me pude negar a cenar en familia los fines de semana, eso involucraba compartir con él, así que ponía la mejor sonrisa en mi rostro y como la mejor actriz hacía mi show. Las veces que Nico quiso hablar conmigo, yo simplemente no le prestaba atención y lo dejaba con la palabra en la boca. Me sentía traicionada, él había roto nuestro pacto, ahora se había roto nuestra amistad.

Y así llegó diciembre... En el buffet todo era alboroto y algarabía, las fiestas de navidad y fin de año siempre ponía a todos de buen humor, pero para mí este año era diferente, me sentía vacía, triste, desilusionada y molesta. Entre más trabajo tuviera menos me dedicaba a pensar en el porqué de todos esos sentimientos que albergaba en mi corazón, aunque ya sabía cuál era el motivo: esos ojos negros como la noche. Cada vez que cerraba los míos hacían acto de presencia, lo necesitaba demasiado, sus pláticas, sus chistes, pero a él se le veía muy contento y distraído. Además, en los últimos días, sin querer había escuchado rumores de que andaba saliendo con una pasante. ¿Ese era el amor que sentía por mí? Me dediqué a lo que últimamente más hacia, trabajar.

Esa noche uno de nuestros compañeros cumplía años y nos tocaba celebrar, puse mi mejor sonrisa y acepté la salida, aun sabiendo que Nico también iría. Me arrepentí en el momento de llegar al lugar, lo primero que hice fue buscarlo entre la gente, era mi costumbre al llegar algún lugar, pero ahora se había convertido en mi necesidad, éramos muy profesionales y a pesar de nuestro rollo nunca lo dimos a notar. Cuando lo vi estaba de manos con la pasante, sonreía y se le veía muy feliz, nuestras miradas se cruzaron y él se detuvo un momento, mirándome de pies a cabeza, tan despacio y detalladamente que mi cuerpo se erizó de solo ver la inspección qué hacía, pero volvió a mi rostro, me sonrió y se dedicó a su compañera. La mimó y consintió, el detonante para que yo saliera huyendo de ese lugar fue cuando los vi compartir saliva en la pista de baile, mi corazón se detuvo y mi alma se rompió en mil pedacitos.

Llegue a mi casa herida profundamente, pero no tenía nada que reclamar, lo había perdido, había sido mi decisión, por mi miedo a dañar una amistad de toda la vida involucrando amor igual se había perdido todo lo que habíamos construido en 25 años. Nicolás era más que mi amigo, era mi compañero ideal, mi cómplice en los juegos y bromas pesadas a nuestros amigos, mi compañero de viaje, de farra, de canto, el primero que me enseñó a tomar un trago, a bailar, a besar cuando quise tener mi primer novio, él dijo que ya tenía experiencia besando. Aunque no fue con el primero que tuve sexo, sí fue con el primero que hice el amor, siempre lo supe... Me había enamorado de Nicolás y él ya se había olvidado de mí.

Llegó Navidad. Para esta fecha mis padres tenían un viaje programado, y a pesar de que mi madre sabía que algo me pasaba y pensó en no viajar, yo no la dejé, le dije que me iría con unas amigas de viaje, ¡mentira!, la pasé en mi departamento sola, no quise compartir con nadie mi tristeza. En esos últimos días me había querido acercar a él, pero andaba tan emocionado con la chiquilla que ni me notaba, dejé un pequeño obsequio en su escritorio ―algo que le encantaba―, vi que lo traía en sus manos y me emocioné al pensar que venía a agradecerme, pero en el camino se encontró con ella y le estampó un beso, dándole erróneamente las gracias; así que me tomé unas copas de licor y emborraché mi soledad.

Para las fiestas de fin de año me compré un hermoso vestido, sabía que la reunión, como todos los años, era en la casa de sus padres; después de todo lo que había pasado había tomado una decisión, le iba a decir lo que sentía. Lo amaba y no podía seguirlo callando, ya se había dañado nuestra relación de amistad, tal vez podríamos construir una relación de pareja basada en todo lo bonito que habíamos vivido juntos, estaba decidida a conquistarlo, así que salí de mi departamento con la mejor actitud y con deseos de que esa fuera una noche más.

Cuando llegué al lugar y vi su coche parqueado me llené de nervios, pero me di fuerzas y bajé del mío, entré al lugar y ya casi todos habían llegado, es más, era como si me estaban esperando a mí. Miré mi reloj: 10:30. Me sorprendí y enseguida entendí, aquí se solía cenar temprano y compartir, luego los que querían retirarse lo hacían sin compromiso alguno y recibían el nuevo año, junto a sus amigos, novios o quien desearan. Me aproximé rápido al salón del comedor y lo vi, estaba tan bello, vestido con un pantalón y camisa negra, sin corbata y con un par de botones sueltos, comencé a acercarme a él, pero me paré en seco al ver salir a la chiquilla esa, junto a mi mamá y tía María, de la cocina. No había venido solo y eso me daba a entender que esa relación ya había avanzado a más.

Todos mis planes se fueron al carajo, me acerqué a mi madre y la saludé igual que a mi tía, Nico y la "garrapata" que tenía a su lado lo único que recibieron fue un asentimiento de cabeza porque me puse a ayudar en lo que necesitaran en la casa. Cada cierto tiempo lo miraba, él sonreía, se le veía feliz, tranquilo y entusiasmado; a pesar de llenarme de desilusión también me llenó de alegría, lo amaba, mis sentimientos estaban claros, pero si él había decidido estar con ella y eso lo hacía feliz, yo no podía hacer nada más, me tenía que alejar. Y con ese pensamiento pasé la noche, cenamos, charlamos y todo estuvo tranquilo y en calma.

Al ver que se despedían mi corazón dolió, Nico había hecho planes con su chiquilla y amigos, me invitaron, pero les agradecí y obviamente dije que no, me excusé y salí un rato al patio. Mi tía, como yo llamaba a la mamá del hombre del que estaba enamorada, adoraba las flores y tenía un jardín hermoso lleno de ellas, me senté en una banca, miré mi reloj, faltaba media hora para que terminara el año. Suspiré, el año pasado también lo recibí aquí, pero con él, nosotros teníamos muchos secretos, cosas que solo el sabia de mí y yo de él; por ejemplo, sabía que le temo a las cucarachas o que no me gustan los chocolates con algún tipo de relleno o fruto seco, tonterías, pero cosas que al final nos definen, cosas que solo él sabía. Habíamos crecido juntos, nos conocíamos tanto que era ridículo que una relación de pareja no funcionara entre nosotros ¡qué estúpida había sido! Me deje llevar por el miedo al principio, pero luego me sentí traicionada, no porque él no hubiera cumplido con nuestro trato de cero amor, más bien por la forma que guardó sus sentimientos y explotó en el momento menos indicado, ahora no había nada que hacer. A veces la decepción es más fuerte que el amor, toda mi indiferencia lo hizo alejarse, lo empujé a conseguirse a alguien más.

Sentí unos pasos y alguien se sentó a mi lado, mi corazón casi explota cuando vi que era él. Frente a mí apareció una caja de chocolates ―mi favorita―, la que solo Nico me regalaba, porque solo él sabía que me gustaban. Sonreí de la emoción, de saberlo aquí conmigo como antes, como siempre. La tomé y la abrí rápidamente, me metí uno a la boca y le di otro a él, cerramos los ojos y los abrimos en el momento en que el cielo comenzó a alumbrarse con todas las luces de los juegos pirotécnicos que anunciaban un nuevo año. Ese era otro de nuestros secretos, llevábamos toda la vida recibiendo juntos el nuevo año y comiendo chocolates en vez de uvas. Lo miré y lo vi sacar otra caja ―era mi regalo―, el que había dejado sobre su escritorio.

―Sabía que tú me lo habías dado, princesa. Solo tú conoces estos detalles que me gustan. ―Yo miro sus ojos con una sonrisa tímida, él sonríe también―. Te quise hacer enojar, pero sigue comiendo y no me mires tanto, después no se te cumplen tus deseos.

Ambos amábamos esta fecha, siempre me decía que uno no tenía que ver el año terminado como uno menos de vida, que solo era uno más vivido y lleno de experiencias y metas cumplidas. Me acerqué a él y lo besé, al principio él no respondió, pero de a poco sus labios comenzaron a moverse al ritmo de los míos y todo en mí consiguió la paz que necesitaba; estar en sus brazos era lo único que me hacía feliz.

―Solo vine aquí porque yo nunca dejo de cumplir mis promesas. Yo aún no estoy casado, así que todavía tenemos que recibir el nuevo año juntos, tú y yo. ―Se pasó la lengua por los labios para saborear el chocolate y susurró―: feliz Año, Olafa. ―Me dio un beso rápido en la mejilla, y cuando vi que estaba por irse lo tomé de la mano, quería decirle las palabras que sentía en mi corazón, necesitaba que él supiera que lo amaba. Lo vi cerrar los ojos y sonreír―, demuéstralo, Alondra, yo siempre te he amado, mi corazón te pertenece desde que éramos niños, mientras tu mayor sueño era ser una excelente abogada, el mío ha sido que seas mi esposa y que formemos una familia. No tengo nada con nadie, siempre has sido tú y solo tú. Te amo, pero no puedo luchar contra la corriente, sé que me amas, de eso no tengo dudas, la que nunca lo ha querido reconocer eres tú, por miedo, por eso nunca has querido una relación estable, tienes miedo a no lograrlo, miedo a tener que ceder, miedo a tener que perdonar, miedo a tener que tomar decisiones en base a dos, no quieres que más personas dependan de ti. Las historias de tus clientes se han colado tanto en tu vida que tienes miedo de vivir las mismas experiencias, pero Alondra, demuestra que me amas, demuéstrame que a la primera no saldrás corriendo. ―Me da un beso en la frente y se va.

Sus palabras me dejan en shock por un rato, pero al reaccionar, todo lo vivido a su lado tiene otro sentido. Nicolás siempre estuvo cultivando este amor con sus detalles, sus decisiones tomadas para beneficio de ambos. Sonrió, esta vez no voy a perderlo, no tengo miedo del futuro, siempre qué él esté a mi lado.

Comenzaron a pasar los días y a llegarle a diario ms detalles: chocolates, flores, cartas, pinturas... Desde la noche de año nuevo no habíamos vuelto a hablar y en la oficina había mucho trabajo, cuando podía me acercaba a él, le daba un beso en los labios y seguía mi camino; ya todos rumoraban que teníamos una relación, pero nada más lejos de la realidad. Aunque yo ya tenía preparado algo especial.

Esa tarde le dejé una nota.

"Una noche más. La misma hora, el mismo lugar."

Yo lo observaba desde lejos, él levantó la mirada sonriendo y asintió con la cabeza.

Para hablar con él había esperado que llegara el 14 de febrero, día del amor y la amistad, ya que yo era la anti romanticismo, quería que nuestro día fuera muy especial, que Nico se diera cuenta de que estaba libre de miedos y lista para amarlo y ser feliz junto a él.

Me maquillé, me vestí y salí de mi departamento rumbo a ese lugar, esa habitación de hotel que había sido testigo de nuestras entregas, ya todo estaba listo, no tenía por qué preocuparme, mi mamá estaba feliz de ayudarme y estaba segura de que nada iba a faltar.

Llegué sin nervios, decidida a dar el paso. Al entrar enseguida lo vi, siempre en el mismo lugar, desde allí había una vista hermosa de toda la ciudad, me acerqué a él y lo abracé por la espalda, se dio la vuelta y besó mis labios despacio, sin apuro, saboreando y recuperando el tiempo que pasamos sin vernos, sin tocarnos.

―Te extrañé ―dije―, discúlpame por mi terquedad. ―Puso sus dedos en mi boca, silenciando mis disculpas.

―Ya no hablemos de eso, así eres tú, así te amo y te amaré por siempre. Ahora demuéstrame tu amor, Alondra. ―Atacó mis labios, pero yo tenía que pararlo, esto no podía comenzar en la cama aunque lo deseara con todo mi ser.

―Ven acá, tengo una sorpresa para ti, primero vamos a cenar y a platicar, lo necesitamos. ―Entre risas cenamos y tomamos vino.

Y en el momento del postre, al levantar la tapa que lo cubría, la sorpresa fue para ambos, nos miramos sonriendo. ¡Esto tenía que ser obra de nuestras madres! En la bandeja habían dos cajitas, una que decía: "Para Alondra" y la otra "Para Nicolás". Él me miró sorprendido y tomó la suya, la abrió y adentro habían unas alianzas de matrimonio que yo había comprado, luego tomó el papel y lo leyó: ¡CASATE CONMIGO!

Sonrió de la emoción y una pequeña lágrima rodó por su mejilla, se acercó y besó mis labios.

―Si yo te doy una repuesta positiva, princesa; espero que tú también me des una repuesta positiva.

―¿Entonces aceptas? ―pregunté.

―¡Claro que acepto, Alondra! Es lo que más deseo en mi vida. Pero ahora abre tú la cajita. ―La tomé y abrí, en ella encontré un anillo de compromiso que conocía muy bien, era de mi suegra, ella siempre había dicho que la mujer que su hijo escogiera por esposa llevaría su anillo de compromiso. Emocionada hasta el límite se lo entregué para que lo colocara en mi dedo, luego abrí el papelito que estaba en mi caja y leí lo que decía: ¡HOY!

Al entender lo que estaba pasando comencé a llorar. Y claro que le di un sí por respuesta, después de todo la sorprendida era yo. Nuestras madres, que se contaban todo, sabían lo que yo iba a hacer y se lo dijeron, así que Nico terminó sorprendiéndome a mí.

Nuestro matrimonio fue en esa habitación unas horas después, los únicos testigos de nuestro enlace fueron nuestros padres, que habían estado en el hotel todo ese tiempo, esperando a que Nicolás los llamara para poder subir con el juez. Entre besos y palabras bonitas nos dijimos un sí para siempre.

Cuando nos quedamos solos nos entregamos al amor y al deseo que sentíamos el uno por el otro, lo hicimos dando rienda suelta a nuestra pasión. Y así un 14 de febrero no solo decidimos compartir una noche más, sino todas las noches del resto de nuestras vidas. 

Continue Reading

You'll Also Like

1.2M 192K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
457K 29.6K 29
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
538K 62.7K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...
84.4K 4.3K 18
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...