Well... why not?

Von ivettxm

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Un grupo adolescente por fin puede realizar el viaje de sus sueños, a un campamento donde les esperan cientos... Mehr

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41

CAPÍTULO 14

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Von ivettxm


—¿Cómo tú por aquí?— No tenía planeado volvérmelo a encontrar, no hasta dentro de un tiempo. Quién diría que me volvería a cruzar con aquel chico amable que me ayudó, y más aún en medio de un aeropuerto.

—Eso mismo te digo —le respondo a la vez que lo abrazo. Él al separarse baja la mirada hacia su delantal y añade

—¿A ti qué te parece? —da una vuelta sobre si mismo e imita una sonrisa de anuncio, no puedo evitar reírme.

—Creo que has venido a traerme mi frappuccino mocca blanco — extiendo mis manos hacia la bandeja dando a entender que quiero cogerla.

—¿Vas a desayunar aquí? —dice con tono intrigado

—Tenía otros planes, pero como me ha entrado hambre de repente, he decidido que sí. — Él alegra la cara y veo como le hace un gesto a la chica que me ha atendido antes.

—Noélie! —la chica se gira de repente —Je vais prendre mon petit déjeuner maintenant —la chica me mira de arriba a abajo y no pone muy buena cara —et je vais profiter de mon temps de repos.

—Comme tu veux —dicho esto se gira y vuelve a prestarle atención a la humeante máquina de hacer café.

—Le he dicho que me voy a tomar la hora libre —me guiña el ojo y me acompaña a una mesa más apartada. El local es una auténtica preciosidad, está todo decorado rústicamente y tiene varios objetos en tonos pastel. Adrien me dice que espere un momento, que va a por su desayuno y vuelve.

Espero un par de minutos sola hasta que veo que aparece, ya sin el delantal y con una bandeja. Me parece observar que lleva un cruasán y una gran taza, tienen muy buena pinta.

Empezamos a comer y me explica que lleva trabajando cerca de un año en este Starbucks a la vez que en el karaoke. Su razón principal es porqué está estudiando medicina y si no fuera por ese sueldo extra no se lo podría permitir. Me cuenta también que su ilusión desde niño siempre ha sido curar a las personas y poder salvar vidas. Me pregunta por qué estoy en un aeropuerto si no tengo planeado coger ningún vuelo y le explico por encima la situación que ha pasado con María. Obviamente no le cuento ningún detalle, ya que respeto la privacidad de mi amiga, él me da sus condolencias y acto seguido aparece de nuevo la camarera.

—Adrien en cinq minutes, ton quart de travail commence —dicho esto gira sobre sus talones y desaparece por detrás de lo que supongo que es la puerta de acceso a la cocina. Lo miro con una ceja enarcada y me dice

—Es mi superior... Solo quiere lo mejor para la cafetería —asiento y esbozo una sonrisa.

Él tiene que volver al trabajo y yo debería volver con las chicas. Nos despedimos con un abrazo y me aconseja que me pase más a menudo. Supongo que reconsideraré esa idea, ya que me parece un buen amigo.

En cuanto pongo un pie fuera del aeropuerto llamo a un taxi y en menos de un minuto estoy de camino al camping. Me paso el viaje escuchando música y admirando el paisaje, es una sensación muy relajante. El trayecto se me hace muy corto y sin darme cuenta me estoy despidiendo de aquel conductor y viendo de nuevo el cartel que se ha vuelto tan familiar en la última semana.

Durante el viaje me han llegado varios mensajes de las chicas preguntándome el por qué de mi ausencia, he decidido esperar a verlas en persona para explicárselo. Les he mencionado mi reencuentro con el camarero y se han vuelto todas locas, he tenido que poner el móvil en modo avión de la cantidad de mensajes que he recibido.

Sé que en cuanto llegue al bungalow seré bombardeada con todo tipo de preguntas, solo espero que entiendan los motivos de María y que la apoyen como hemos hecho siempre.

Nada más llegar veo a lo lejos una silueta que viene corriendo hacia mí, no me da tiempo a reaccionar y caigo al suelo con la otra persona.

—¡Ivette has vuelto! —esa voz chillona es de Claudia sin duda, aunque me extraña el gesto, ya que no suele ser cariñosa.

—Solo me he ido unas cinco horas —añado riéndome mientras intento levantarme —Ya sé que me quieres mucho pero no creo que te haya dado tiempo a echarme de menos. Levanto la vista y veo a Lucía y Estela observándonos

—Ya nos lo estás contando todo —dice Estela y acto seguido aparece Paula por detrás con una sartén humeante

—¡Chicas la comida ya está lista! —me mira y parece sorprendida —Hombre Ivette, no sabía que habías vuelto.

Se acerca y me abraza, las otras tres se unen y formamos un abrazo colectivo. Varios segundos después sale corriendo hacia la cocina gritando que se le quema la salsa.

Una vez hemos terminado todas de comer recogemos todo y decidimos bajar a la playa para poder hablar con tranquilidad.

Cogemos cada un par de toallas y una vez más recorremos el caminito de piedras que conduce a la cala. Nada más llegar nos acomodamos en un círculo y todas las miradas se posan en mí.

—Creo que ya va siendo hora de explicaros lo que pasa... —digo y noto como todas asienten —Lo primero de todo es que María me pidió que os contara su situación para que pudierais entenderla, y que nada de esto lo ha hecho a mala fe...

—Ya la conocemos... Hablo en nombre de todas cuando digo que no la íbamos a juzgar. —dice Paula y Lucía añade

—Claro que no, somos amigas —me sonríe y veo como todas están esperando a que hable.

Comienzo a narrar rápidamente mi mañana, que he salido a caminar, el baño en el mar y que he decidido ir los baños comunitarios. Al explicarles el llanto que escuché en la ducha puedo apreciar las caras de tristeza de todas sabiendo que me refiero a María. Cuento la historia de su abuela y lo mal que le había sentado a nuestra amiga. Ella solo quería pasar más tiempo con su familia y me pidió que la acompañara al aeropuerto, y allí me despedí de ella.

—Y por eso María se ha tenido que ir... —Al finalizar la historia Lucía y Claudia tienen los ojos llenos de lágrimas y a las otras dos poco les queda.

—Ahora mismo me siento muy mal por María —dice Claudia mientras se limpia las lágrimas —ojalá le pudiera dar un abrazo —un abrazo lo veo un poco imposible ahora mismo pero se me ocurre otra cosa...

—¿Y si la llamamos? —digo —El viaje hasta España en avión dura cerca de dos horas, o sea que en estos momentos ya debería de haber aterrizado.

—¡Es una idea genial! —añade Estela a la vez que saca su móvil.

Nos ponemos todas en posición para poder salir en la videollamada y Paula le da al botón.

En pocos segundos tenemos en pantalla a nuestra pelirroja favorita, ella parece alegrarse de vernos. Le explicamos que estamos de acuerdo con ella y que la echaremos mucho de menos, ella nos dice que sigue en el aeropuerto esperando a que su padre la recoja. Seguimos hablando hasta que ve aparecer su coche a lo lejos, nos despedimos de ella y le recordamos lo mucho que la queremos.

Al colgar nos quedamos todas en silencio y se oye el ruido de las olas rompiendo en las piedras. Sin pensarlo me comienzo a quitar la camiseta y los pantalones y las demás me miran extrañadas.

—¿Qué miráis? —digo con una sonrisa —Hace bastante calor y el agua tiene muy buena pinta... —parece que solo con esas palabras las he convencido, ya que se empiezan a desvestir ellas también.

Las primeras en tirarse al agua son Estela y Paula que van de la mano, nos animan a hacerlo también y Lucía y yo saltamos de golpe. Claudia sigue fuera del agua vestida, no parece que tenga intención de meterse. Las demás la miran y Estela nos susurra

—¿Y si cuando esté despistada vamos por detrás y la tiramos? —esboza una sonrisa y se comienza a reír por los bajos. Me parece una muy buena idea, aunque Claudia nos odiará.

—Perfecto, solo hace falta que se distraiga —añade Lucía

—Tengo una idea —Estela parece estar maquinando un plan infalible

Nos cuenta que en el bungalow tiene un flotador en forma de flamenco, si ella se va a buscarlo y vuelve con él, le puede pedir a Claudia que la ayude a prepararlo y cuando menos se lo espere...¡Zas! Estará nadando cual sirenita. Nos parece un buen plan y Paula se ofrece a acompañarla, salen las dos del agua y parece que Claudia no sospecha nada.

—¿Crees que funcionará? —me pregunta Lucía

—Esperemos que no se dé cuenta... —añado y veo que ella se queda mirando fijamente a la arena. La llamo para ver qué le pasa pero no responde

—¿Lucía te encuentras bien? —parece que ha vuelto a la realidad, ya que contesta

—Sí, sí, perdona... —se ha puesto nerviosa —es que me he distraído. —La miro y ella aparta la mirada, le pasa algo.

—Lucía no comiences... —digo y enarco una ceja para dejarle claro que quiero una respuesta.

—Esque estaba pensando... —Hace una leve pausa —Bueno más bien recordando —vuelve a dirigir la mirada hacia la arena y finalmente dice —Los echo de menos. —Ya sé a quién se refiere pero quiero asegurarme

—¿A quién? —digo y ella suspira

—A los chicos —dicho esto se sumerge en el agua y se sacude el pelo de forma que le queda todo para atrás. —No me hago a la idea de no volver a verlos, a ninguno...

—Ese último "a ninguno" acaba de confirmar mis sospechas.

—Y con eso te refieres a Daniel, ¿verdad? —Si algo he aprendido en todos estos años de nuestra amistad es que Lucía es muy enamoradiza, pero poco a poco se ha ido cerrando por miedo a que le hagan daño.

—Entre otros... —Se sonroja —Me pareció una persona muy amable, cariñoso en cierto modo y sobre todo divertido. —Al añadir estas palabras se le forma una sonrisa en el rostro, a los pocos segundos desaparece. —Y seguramente no lo volveré a ver. —Sé que son unos chicos muy especiales para ella, y para las demás también. Es un sueño poder haberlos conocido y haber pasado una velada fantástica.

—Seguro que hay alguna manera de contactar con ellos... —añado y justo veo aparecer a dos siluetas por el camino de piedras. Ahora que me fijo, no son dos sino cuatro.

—¿Estás viendo lo mismo que yo? —dice Lucía casi leyéndome la mente

—Sí —respondo y veo a Paula agitar la mano a forma de saludo

—¡Hola chicas! —dice y acto seguido agita con una gran sonrisa el flotador —Mirad a quién nos hemos encontrado por el camino —Se gira y señala a las otras dos siluetas, son las dos de chico. Al que está a su derecha lo conozco pero al de la izquierda no.

—¡Hola Logan! —dice Lucía desde el agua, a lo que él le responde con una simpática sonrisa. Nos incorporamos y decidimos ir a saludarlos. Al llegar vemos a Estela susurrándole algo al oído a Logan y antes de que nos dé tiempo a reaccionar este ha cogido a Claudia en brazos y se dirige hacia el agua.

—¡No serás capaz! —la oigo gritar —¡Como me tires al agua te arrepen...! —No puede terminar lo que iba a decir, ya que Logan la ha soltado y está corriendo hacia nosotros.

—No creo que eso le haya gustado mucho... —Añado y nos empezamos a reír todos. Veo a Claudia intentando salir del agua pero una ola gigante la tumba y acaba revolcándose en la arena. Nos comenzamos a reír todos aún más fuerte y Logan decide llevarle el flotador a modo de paz.

—Toma Claudia —dice él extendiendo el brazo en el que tiene el flamenco. Claudia se limita a mirarlo con cara de asco e ignorarlo. Viene hacia nosotras con cara de pocos amigos y nos dice

—Muchas gracias, amigas —pone tanto énfasis en esa palabra que no podemos evitar reírnos aún más fuerte. Ella se dirige hacia las toallas y se empieza a quitar la ropa mojada, una vez está en ropa interior se vuelve a tumbar al Sol.

—¿Creéis que se ha enfadado? —dice Logan con cara de preocupación, creo que no sabe a quién se enfrenta.

—Digamos que ahora te odia con toda su alma —dice Lucía y parece que el color desaparezca de la cara del pobre chico —aunque yo no me preocuparía mucho —añade para intentar arreglarlo un poco.

—No le hagas caso —digo —seguro que en unas horas se le pasa... —Él parece aliviado y mira hacia el que parece ser su amigo. Se da cuenta de que lo estamos mirando todas y añade

—Ah por cierto, este es mi colega Tommas —el chico hace una seña con la mano a forma de saludo y se presenta.

—Hola a todas, me llamo Tommas pero me podéis llamar Tom o Tommy, lo que más os guste... —Nos ofrece una sonrisa, se ve a simple vista que es guapo. También es bastante más alto que Logan y muy moreno. No parece para nada francés...

—Encantadas —dice Paula con su típico entusiasmo —Yo me llamo Paula, la que está allí tumbada es Claudia —ella parece que la escucha y le saca el dedo del medio, a lo que Paula se empieza a reír.—Y estas son Estela, Lucía e Ivette.

—¡Hola! —digo lo más amablemente posible —¿De qué conoces a Logan?

—Pues es una storia curiosa...—Dice él y se me aclaran todas las ideas de golpe, ese acento es italiano. —Logan y yo nos conocimos en un intercambio, él se quedó en mia casa en Verona y nos hicimos grandes amigos. —Confirmado, es italiano. Se miran entre ellos y Logan añade

—Eso fue ya hace tiempo y desde entonces intentamos vernos una vez al año mínimo —chocan las manos y nos pregunta

—¿Os molesta si se queda con nosotros? —todas nos sorprendemos, ¿Por qué iba a molestarnos? —Solo se quedará aquí una semana...

—¡Claro que no! —dice Estela —Al contrario, cuantos más mejor...

El italiano nos agradece la hospitalidad y nos metemos todos al agua sin pensarlo. Comenzamos a jugar a saltar por encima del flotador y Claudia se ríe de nosotros cuando nos caemos. Después de un buen rato en el agua decidimos salir y ponernos al sol.

A pesar del jaleo de esta mañana he podido disfrutar de una tarde perfecta en la playa, se lo voy a comentar a Lucía y veo que ella vuelve a estar con la mirada perdida. Esta vez está mirando el mar, o más bien el atardecer, es realmente precioso pero creo que no lo está mirando por eso...

—¿Lucía estás bien? —ella se gira hacia mí y veo que tiene los ojos vidriosos —Se me parte el corazón al verla así, no puedo evitar abrazarla y ese gesto hace que todos miren hacia nosotras. Intento susurrarle lo más bajo posible —¿Es por lo de antes? —ella levanta la mirada y veo que está llorando

—Sí —dice y se le rompe la voz, los demás me miran y yo le digo a Lucía

—¿Quieres ir un momento al baño? —sé que es muy tímida y que estando Logan y Tom delante no dirá nada.

—¿Quieres que la acompañe yo? —dice Paula y asiento con la cabeza. Paula se acerca a Lucía y ella se levanta, se dirigen hacía una especie de lavabos que hay al lado de las duchas.

Cuando ya están lo suficientemente lejos como para no oírnos Estela y Claudia me preguntan casi a la vez

—¿Qué le pasa?

Les explico por encima que las dos echamos mucho de menos a los chicos, les guiño el ojo para que sepan a qué chico echa ella de menos y parece que me captan al segundo.

—¿Y qué podemos hacer para ayudarla? —dice Claudia — Como no nos colemos en su próximo concierto ya me dirás tú...

—Claudia eres un genio —le digo sonriendo, creo que ya sé lo que podemos hacer. Ella me mira como si estuviera loca y dice

—¿Por qué soy un genio? No me digas que te quieres colar en un concierto suyo... —Parece...¿Preocupada?

—No hará falta —añado y noto cuatro miradas fijas en mí

—¿Y qué es lo que propones? —dice Estela, me extraña que no se le haya ocurrido a ella también.

—¿Dónde conocimos a Niall? —añado y ellas parece que siguen sin entender nada

—En la firma —dice Claudia —¿Y eso qué importa? —siguen sin captarlo.

—Chicas por favor —digo y me veo obligada a explicarlo —¿Quién tiene aún dos firmas restantes por hacer? —creo que lo están empezando a entender pero por si acaso añado —¿Y quién estará en esa firma? —Las dos ahogan un grito y parecen emocionadas, hasta que Estela añade

—¿Y cómo haremos para conseguir las entradas? —en eso no había pensado, todo el plan se me viene abajo por momentos hasta que alguien dice

—Seguro que hay una reventa de entradas —el que habla es Logan, ahora mismo nos acaba de salvar. —¿Dónde decís que es la firma? —saca el móvil y en unos segundos nos enseña una página de reventa de entradas. —Mirad aquí pone "Firma de Niall Horan, el integrante de One Direction 26/07" —no puedo creer lo que veo, ¿Cómo no se nos había ocurrido antes? —Aunque solo hay dos entradas disponibles... No podréis entrar todas.

Dicho esto nos ponemos a debatir sobre lo que vamos a hacer y después de unos minutos Estela y Claudia se acaban poniendo de acuerdo cediéndome a mí la entrada restante. Me parece un gesto muy bonito y les prometo que le pediré que me firme el disco a sus nombres.

—Bueno pues perfecto —dice Claudia —mañana todos en la furgo para ir a ver a Niall —Esas palabras me vuelven a desmontar todo el plan. ¡La furgo! Se me había olvidado por completo que no la tenía. Con toda la tristeza del mundo añado

—Claudia no tenemos furgo — pone una cara de tristeza similar a la mía.—No podremos ir.

—Era todo tan perfecto... —Añade Estela y se une al club de caras largas. De un segundo a otro nos hemos vuelto a quedar sin plan, espero que podamos hacer algo para ir, si hace falta vamos en bus, o en tren...

—Chicas esperad un momento —dice Logan interrumpiendo mis pensamientos —Yo os puedo llevar

—¡Qué! —Estela se tira encima de Logan y lo abraza, se da cuenta de lo que ha hecho y rápidamente se aparta.

—Perdón —dice avergonzada —ha sido la emoción...

Le agradecemos de corazón el gesto bonito que ha tenido Logan y sin perder el tiempo compramos las dos entradas. Logan me envía el documento por correo y en unos segundos tengo las dos entradas en mi pantalla.

Mañana por la mañana le diremos a Lucía que vamos a ir a una playa de la Costa Azul y nos pondremos en camino hacia la firma. Lo divertido será que ella no tendrá ni idea de a dónde nos dirigimos... Justo aparecen ella y Paula con varios pañuelos y caras tristes, si tan solo supieran lo que les espera mañana.

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