S I P N O S I S
Hult Sullivan debió ser claramente, un paraíso ante los ojos de cualquier persona.
Aquel chico de ojos verdes hacía que el cuerpo de Gwen Trainor se erizara de punta a punta, por alguna extraña razón se sentía atrapada por él, deseaba conocerlo.
Lo único que conocía sobre el chico era su típica caja de Marlboro en su bolsillo, siempre andaba con uno entre sus dedos, como si fuera parte de su ser.
Era algo sombrío, pero su mirada nunca era dura. Por lo menos a veces, cuando tropezaban miradas en los pasillos de la preparatoria, sus ojos destellaban, siempre lo hacían al verla. Y por otra extraña razón, Hult Sullivan evitaba tratarla, como si la detestara o tal vez no le agradara en lo absoluto.
¿Quién era Hult Sullivan y por qué su mente y su corazón exigían saberlo? La chica de larga cabellera castaña se hacia esta pregunta una y otra vez.
Su impertinencia junto a su personalidad desbordante de felicidad, debilitaría cada centímetro de desdén en él.
Hult entraría como un torbellino de intensos colores a la vida de Gwen, intensos colores que poco a poco harían que las sombras más oscuras y tenebrosas que rodeaban sus vidas, despertaran.
—La mejor forma de amar a una persona, es no haciéndolo.