En pocos momentos de mi vida, haciendo balance, me he sentido libre como siempre hubiera querido ser. He complacido a la gente no diciendo que no a cualquier plan por miedo, he dicho sí, sin tener ganas realmente de hacer algo, he estado por y para lo que necesitaran de mí, y no, no me he sentido nada libre.
Hay ocasiones en las que una quiere desconectar de todo el mundo, conectar consigo misma, pero que por evitar presiones y comentarios tiene que decir no a su propio break. Nunca me había parado a pensar esto, pero si yo digo que quiero estar varios días sintiéndome libre, es porque así lo necesito, no porque no quiera ver a alguien, no porque no tenga ganas de nada, etc.
¡No! Quiero verme a mí misma y tengo ganas de ello, y por desgracia hay presiones externas que lo impiden.
Quiero, de una vez por todas, contentarme a mí misma con mi propia libertad, porque sé que no me hacen falta alas para volar y ser libre y plenamente feliz. Necesito mucho espacio, necesito respirar y retomar fuerzas. Necesito pensar en mí y madurar cada uno de mis miedos, intrigas y demás pensamientos para distinguirlos de reales o ficticios.
Pero me callo, muchas veces me callo hasta que por escrito reviento y me expreso.
Quiero ser libre, quiero que me quieran de verdad, no a ratos. Quiero relaciones en igualdad de condiciones, en las que no sienta que lo doy todo y luego no dan lo mismo conmigo, quiero tener mi espacio donde tomar aire tranquila, quiero todo eso sin sentirme de una vez culpable y dejar estas cadenas atrás en el pasado.
¿Es mucho pedir eso, es mucho pedir que te dejen un poco en paz y no quieran absorber todo tu tiempo?
En días como hoy me siento así, y no puedo evitarlo, porque también soy humana y necesito tener mis momentos de retiro para conmigo misma.
He dicho.