NOTA: ¡¡¡NO LEER SI NO HAS LEÍDO EL CAPÍTULO 12 Y 13!!! ¡ÉSTA ES UNA MARATÓN!
Ahora sí, prepárense para lo que se viene<3
Reencuentro 3/3
Sage caminó de prisa por la cubierta y se abrió paso entre algunos invitados sin necesariamente preocuparse por medir cuidado o pedir permiso. Algunos de ellos voltearon a verla y murmuraron desaprobatoriamente por su falta de mesura, pero poco le importó en ese momento, cuando lo único que deseaba era abandonar el escenario a sus espaldas. Al voltear por la esquina de la cubierta, sin ser consiente de que él iba tras ella, se apoyó bruscamente contra la pared y cerró los ojos. Tenía la respiración agitada. ¿Qué acababa de suceder? Joder, si tan solo ella misma lo supiera. Lo había visto y no lo solo eso, lo tuvo cerca, muy cerca, como tantas veces había deseado. Se estremeció ante lo que acababa de ocurrir y se llevó una mano a la mejilla, justo donde él la había acariciado antes de que lo empujase lejos. Y es que su repentino enojo había sido producto de su cercanía, pero él no era el culpable; al contrario, ella fue quien cedió al estar sumergida en las órbitas de sus ojos, deslumbrada por ellos y deseosa por mirarlos un poco más. Estaba molesta consigo misma, no precisamente por haberlo dejado llegar tan lejos, sino de haber estado deseosa por más.
Consciente de las personas a su alrededor, abrió los ojos despacio y se incorporó mientras observaba a su alrededor y volvía a caminar, esta vez con un poco más de cuidado. Se sentía ligeramente aturdida y su visión era distorsionada; el ruido proveniente del interior del barco y la ovación creciente causaron que se tambalease un poco, alguien cerca procuró tomarla del brazo para ayudarla a recuperar el equilibrio. Sage sonrió en agradecimiento sintiéndose avergonzada y siguió avanzando. En ese momento Harry apareció por la esquina de la cubierta, disculpándose con algunos invitados mientras caminada entre ellos. Se detuvo y recorrió él área cortamente, hasta que volvieron a encontrarse en medio de la multitud. Se miraron fijamente por lo que pareció una eternidad, hasta que Sage apartó la vista y siguió caminando, esta vez sin mucha prisa, pero deseosa por alejarse de la aglomeración de personas ahí fuera. Harry no apartó los ojos de ella y caminó en la misma dirección.
—Sage, espera—dijo de forma calmada a sus espaldas, cuando se encontraban cerca a la salida.
Ella hizo caso omiso y siguió avanzando.
—Sage—volvió a decir, esta vez un poco más cerca. Ella apresuró el paso—Hey...—de pronto se encontró junto a ella y se interpuso en su camino.
—¿Qué? —contestó con exasperación—¿Qué es lo que quieres?
—¿Por qué te vas? —preguntó él, bastante confundido por su reacción. Sage bufó y lo miró molesta.
—Porque he tenido suficiente por hoy—le dejo saber, con mirada acusadora y cruzada de brazos—Ni siquiera quería venir en primer lugar—agregó.
—Solo quiero hablar—dijo él, desentendido. Su voz descendió de forma calmada.
—¿Por qué? —preguntó exaltada. No entendía por qué él estaba haciendo esto.
—No lo sé—contestó en su defensa, de pronto exaltado también. Su expresión lo cuestionó, casi como si exigiese una respuesta—¿Porque ha pasado tanto desde la última vez que hable contigo? ¿Porque realmente me alegra volverte a ver? —le dijo.
Sage entreabrió los labios y se sintió afligida por sus palabras. Ninguno de los dos apartó la mirada del otro, permanecieron en silencio mientras las suplicas desbordaban de sus ojos. Las de ella por alejarse y olvidar que él estaba aquí, las de él por saber si ella sentía lo mismo. Una pareja de invitados pasó junto a ellos y ambos agacharon la cabeza. Cuando estuvieron lo suficientemente lejos, él la miró otra vez, pero ella no lo hizo.
—La conversación ha terminado, vuelve adentro—dijo con seriedad. Lo miró cortamente y seguidamente caminó hacia la salida.
Él volteó a verla mientras se alejaba.
Resopló con pesadez y llevó la vista hacia el cielo. Permaneció en su lugar por un momento sintiéndose rendido y luego se acercó hacia el borde de la cubierta, desde donde pudo divisar el puerto y a ella caminando por este. Se inclinó hacia adelante y descanso los brazos sobre la baranda, sintiéndose afligido por lo ocurrido momentos atrás. Sage Sabath no había cambiado mucho, a pesar de que ella misma reconociera que sí, pues cualquier cambio que pudo haberse dado en ella no quitaba la sensación tan familiar que traía consigo. No sabía por qué se sentía así, tampoco pensó sentirse así, pero ahí estaba, de pie admirando su silueta mientras se perdía entre las sombras de la noche. Qué mujer para causar tal efecto, es que no se trataba de uno que te cautivase y ya, era uno que te dejaba pensando, pensando ella y lo que pasaba por su mente, uno que te hace querer saber lo que siente, lo que admira, lo que ama. Harry largó un suspiró y se irguió cuando ella desapareció.
Dio media vuelta dispuesto a volver al interior del barco, pero entonces se detuvo. Volvió a mirar en dirección hacia las sobras y frunció el ceño. Sage se había ido sola, de inmediato llevó la vista hacia el servicio de limosinas del lado izquierdo, ella había ido en dirección contraria. Se mostró preocupado en ese momento y pareció indeciso por saber qué debía hacer a continuación. Entonces revisó el bolsillo interior de su saco y palpó las llaves del auto de Chad Collins dentro de este. Se cuestionó a sí mismo si sería buena idea o no, pareció desarnimarse por un momento, dispuesto a dejarlo pasar, pero tras ir y venir sobre el asunto, finalmente caminó en dirección hacia la salida.
Bajó apresurado las escaleras de la gran entrada, que conducían al puerto, y se dirigió calle abajo. El auto de Collins estaba aparcado a tan solo unos metros, caminó un poco más rápido en dirección a este y desactivo la alarma mientras entraba en el. Conducir esta noche podía estar fuera de sus límites, había bebido de más y, aunque su tolerancia al alcohol le permitiese estar consiente y en estos momentos los estragos se hubiesen evaporado de su anatomía, de ser detenido podría afrontar serios cargos por conducir en aquel estado. Pero tenía preocupaciones mas grandes en estos momentos. Fue entonces cuando encendió el auto y aceleró por la autopista.
Condujo despacio mientras la buscaba a lo largo de la calle, no podía haber ido muy lejos, mucho menos en aquel estado. Al poco tiempo divisó su delgada figura caminando por la acera, aceleró un poco hasta llegar junto a ella y bajó la ventana del asiento copiloto una vez que la alcanzó.
—¿A dónde vas? —le preguntó despacio, sin querer asustarla, aunque lo hizo de cualquier forma. El alivio la invadió cuando se percató de que solo era él, pero no dijo nada—Lamento lo que pasó allá arriba—le dijo—No debí acercarme de esa forma.
Sage lo miró de reojo y siguió caminando.
—Me dejé llevar—continuó—Ha pasado tanto tiempo que yo...—miró al frente mientras parecía buscar las palabras correctas—solo me dejé llevar...—agregó.
La calle estaba vacía y el silencio predominaba conforme se alejaban cada vez más del barco Serenity. Harry regresó la vista hacia ella y sostuvo con firmeza el timón mientras extendía el cuerpo por encima del asiento junto a él.
—Pero no debí hacerlo—retomó—La culpa es mía, totalmente y...
—Quiero ir a casa—lo interrumpió de repente, su voz llegando a él un poco entrecortada. Él se estremeció ante ello.
La sintió frágil y sus deseos por cuidarla se hicieron más grandes.
—Déjame llevarte—ofreció. Bajo la tenue luz de la luna pudo ver que ella revoleó los ojos—¿O es que acaso piensas caminar ahí? —preguntó divertido. Ella permaneció en silencio, sin haberle causado mucha gracia.
Harry volvió a mirar la autopista, luego de regreso a ella otra vez con una sonrisa.
—Prometo no decir ni una sola palabra en todo el camino—animó. No obtuvo respuesta alguna—sube...—insistió.
—No—dijo, a penas audible, pero el la escuchó a la perfección.
—Es peligroso que estés ahí fuera—le dijo él. Ella volvió a permanecer en silencio y él llegó a pensar que no respondería.
—No me subiré a tu auto Harry—dijo al fin y caminó más rápido dejándolo pasmado.
Escuchar su nombre provenir de sus labios lo congeló en su lugar, logrando que el auto dejase de avanzar también, y se dedicase a observarla mientras se alejaba. No había pronunciado su nombre en toda la noche. La sonrisa en su rostro se hizo más amplia y volvió a acelerar alcanzándola de nuevo.
—De acuerdo, no tienes que subir—dijo, acordando a sus términos—Pero déjame pedirte un auto al menos—ofreció rendido.
Ella no se subiría a su auto y él no insistiría. Sage lo miró de reojo y, tras pensarlo por un momento, asintió despacio. Harry sonrió aliviado de que ella accediera y sacó su teléfono mientras marcaba, con la vista al frente y de regreso a su teléfono.
El servicio no tardaría en llegar, pero mientras tanto, seguía andando junto a ella por la desolada autopista.
[3:47 am]
Harry disminuyó la velocidad al aproximarse a la calle donde residía la familia Sabath y se detuvo cuando el auto a unos cuantos metros frente a él lo hizo. Al poco tiempo Sage bajó de este y pareció confundida por repentinamente encontrarse frente a su casa, pero cerró la puerta sin cuestionarse mucho por ello, para luego dirigirse hacia la entrada principal. Harry se dedicó a observarla perdidamente mientras atravesaba el jardín cuestionando su balance cada tanto, hasta que finalmente llegó al pórtico. Cuando cerró la puerta a sus espaldas Harry avanzó un poco más posicionándose en el lugar que el otro auto previamente había ocupado y, con las manos aún en el volante, se dejó caer contra el respaldar de su asiento. Sana y salva, se encontraba dentro. Resopló con pesadez, mientras perdidamente observaba su reflejo a través del espejo retrovisor. Permaneció pensativo por unos cuantos segundos y apagó el motor de su auto, la madrugada en los suburbios siendo completamente oscura y serena.
Se frotó el rostro con ambas manos y miró en dirección hacia la casa de la familia Sabath. Tal cual la recordaba, reluciente por fuera, una especie de declaración imponente sobre las demás, pero cálida por dentro. Miró sus manos sumergido en la nostalgia que de repente sentía y se encontró apreciando una fachada por más de lo que debería. Y es que no tenía nada más que hacer ahí fuera, pero no deseaba irse. Lo ocurrido aquella noche se sentía tan irreal que temía volver a casa solo para despertar al día siguiente y caer en cuenta que lo había imaginado todo. Después de dos años habían vuelto encontrarse, sin saber si se trataba de alguna coincidencia del destino o mera casualidad, de cualquier modo, eso no le importaba, la había vuelto a ver y realmente no podía estar más feliz por ello. Una sonrisa escapó de sus labios ante aquel pensamiento y volvió a mirar en dirección a la casa.
Se preguntó qué estaría pensando ella en estos momentos, si tal ves se encontraba apoyada contra la puerta pensando en él o si quizás yacía dormida sobre el sillón de la sala. En ese momento, como si se tratará de una respuesta a sus interrogantes, una luz relució encendida por una de las ventanas del segundo nivel. Harry centró su atención en esta y ladeó la cabeza. Un pensamiento disparatado pasó por su mente en ese momento, pero se rió de sí mismo y volvió a descansar sobre su asiento, dejándolo pasar. Segundos más tarde, la idea regresó a él, acompañada del impulso por desabrocharse el cinturón y bajar de su auto.
Cerró la puerta cuidadosamente y miró la luz encendida. Se cuestionó a sí mismo sobre sus límites y lo que estaba a punto de hacer, vaciló lleno de duda por un momento y, cuando estaba por retractarse y regresar a su auto, caminó decidido en dirección hacia la casa de los Sabath. De no hacerlo, no dormiría tranquilo esta noche y tampoco se lo perdonaría a la mañana siguiente.
Atravesó el jardín procurando ser lo más sigiloso posible y rodeo la gran casa hasta situarse bajo la ventana de la cual provenía la luz. Era la habitación de Sage. Él lo sabía porque había trepado por aquel balcón durante incontables noches años atrás. Miró aún algo indeciso hacia arriba y en ese momento la luz de la habitación se apagó. Maldijo internamente mientras observaba alrededor y colocó sus manos sobre la cintura. Nuevamente repensó si sería una buena idea o no, llegando a la conclusión de que probablemente era la peor idea que había tenido en los últimos meses, quizás el último año; pero a estas alturas le importaba poco.
Entonces con cuidado empezó a subir por el árbol junto a él.
Sujetó firmemente el pasamanos de balcón y bastante ágil aterrizó sobre este. Escuchó ruido proveniente del interior de la habitación y se inclinó tan solo un poco mientras se asomaba por la puerta de cristal. Entonces esta se abrió de golpe.
—¿¡Qué haces aquí!? —gritó en un susurro mientras retrocedía molesta y él ingresaba a la habitación.
Harry la observó sin decir nada. Sage lo miró expectante. Entonces, sin previo aviso, se acercó a ella y sujetó su rostro entre sus manos para fundir sus labios con los suyos en un apasionado beso, que no expresaba más que cuanto la había extrañado todo este tiempo. Ella se estremeció entre sus brazos, no tardó en corresponderle de la misma forma, deshaciéndose en su boca y embriagándose por él. Harry avanzó despacio mientras sus brazos la rodeaban y ella enredó las manos en su cabello mientras lo atraía más cerca de sí, deseando que realmente no se apartara jamás.
La sensación era inexplicable, ellos eran inexplicables.
Bastante cuidadoso, se separó tan poco un poco y juntó su frente con la suya, mientras respiraba de forma entrecortada. Ella bastante agitada, se apartó tan solo un poco para mirarlo gracias al ligero reflejo de la luna, alumbrando sobre ellos y logrando que brillasen ultravioleta. Frunció el entrecejo y pareció cuestionarse a sí misma sobre lo que estaba haciendo. Él, al percatarse de la interrogante sobre su rostro, bajó la cabeza y trató de apartarse. No continuaría sin su consentimiento.
Pero entonces Sage se acercó. Ambos se miraron cortamente y esta vez fue ella quien se acercó a besarlo. Harry la recibió a gusto, pero se mostró indeciso.
—Quédate—susurró ella encima de sus labios.
—Sage—dijo él mientras se alejaba solo un poco, lo suficiente para mirarla a los ojos.
—Quédate—repitió ella. Llevó sus frágiles manos hacia su cuello y se aferró a él.
—Estoy al borde de mi juicio—le dejó saber—si me lo pides una vez más, realmente no me iré—advirtió.
—Y yo estoy al borde del mío—susurró ella sobre su barbilla mientras lo observaba con detenimiento—Quiero que te quedes—aseguró.
Sus ojos resplandecieron antes sus palabras y entonces no se resistió. Sage avanzó hacia él y lo besó despacio, muy despacio, tan despacio como si estuviese grabando el sabor de sus labios en su memoria, para la eternidad. Harry volvió a aferrarse a su cintura, enredando las manos en la fina tela de vestido y entonces, a pasos torpes, ambos cayeron sobre la cama.
Esa noche las estrellas y la luna serían testigos de amarla después de tiempo.
Porque eso es lo que sucedió.
***
Y hasta aquí la maratón!!!!!!! Yo se que están convulsionando tanto como yo y tranquilas, desde ya les digo que no es un sueño, this shit is real asdfghjklñlkjhg
Próximo capítulo dentro de unos días! Déjenme saber en los comentarios qué les pareció el reencuentro<3