Las cuatro nos encontrábamos sentadas conversando amenamente después de disfrutar de una mañana en la playa. Habíamos decidido pasar la mañana en la playa y la tarde en casa, y así todas ganábamos. Aunque claro, sabíamos que la tía Dara y Minji aceptaron sólo porque tenían planes para más tarde con esos amigos que habían conocido. No me preocupaba mucho, es decir, ambas eran mujeres correctas y Minji, aunque soltera, nos había asegurado —después de un interrogatorio por parte de su hija— que no buscaba diversión de ese tipo y simplemente quería convivir más con personas de su edad. La tía Dara, por su parte, había asegurado que no tenía intenciones de engañar a su actual pareja. Y sí, nos había confesado que estaba viendo a alguien en su trabajo, y que aquella persona la trataba bien y la hacía feliz. Al principio no pude evitar molestarme un poco porque no me lo había dicho, pero me sentía feliz por ella.
Y hablando de parejas... Jennie y Jisoo actuaban muy raro hoy. Se veían más felices y de vez en cuando compartían miradas cargadas de complicidad y afecto, Lisa y yo habíamos chocado los cinco cuando vimos que nuestro plan dio resultado... Aunque habíamos tenido que escuchar gemidos casi toda la noche, pero valía totalmente la pena.
Ahora, acomodadas en el sofá, Jennie y yo comíamos palomitas mientras observábamos como Lisa y Jisoo jugaban en sus celulares. Mis piernas, sobre las de Lisa, eran masajeadas cada cierto tiempo por sus manos cuando se tomaba unos instantes del juego. Jisoo, por su parte, mantenía sus piernas sobre el sofá y la mirada concentrada en el celular entre sus manos. Y Jennie, bueno... Ella les enviaba una mirada aburrida.
—¡Agh! ¡Maldición!
Jisoo gritó y lanzó su celular al sofá. Afortunadamente cayó sobre uno de los cojines, y por esa razón no se hizo daño.
La pelinegra apuntó a Lisa con su dedo índice y le gritó.
—¡Me bajaron de rango! ¡Y es todo culpa tuya!
—¡¿Ah?! ¡¿Mía?! —Lisa, quien se encontraba de brazos cruzados sentada a su lado, frunció el ceño y la observó.
—¡Sí! ¡Si me hubieses hecho caso, no habríamos perdido!
—¡Claro que no! ¡Eran más que yo!
—¡Te dije que defendieras la maldita torre y sólo te fuiste tras ellos! ¡Sé que eras un tanque pero no eres invencible, imbécil!
—¡No es mi culpa! ¡Si tú no hubieses muerto de forma estúpida habríamos logrado bajárnoslos!
—¡¿Forma estúpida?! ¡Todos murieron menos tú!
Jennie y yo nos observamos levantando una ceja, un tanto confundidas ante la absurda discusión que se desarrollaba frente a nosotras.
—¡Nunca me haces caso! ¡Fuiste inútil en la partida! —gritó Jisoo, completamente encolerizada.
—¡Tú fuiste inútil con ese personaje! ¡No sabes usarlo! —contraatacó Lisa del mismo modo.
—¡¿Disculpa?! —llevando una mano a su pecho con dramatismo, la pelinegra jadeó—. ¡He usado ese personaje mucho antes de que tú usaras el tuyo!
—¡Usarlo antes no te convierte en experta! ¡Eres un asco!
Jisoo jadeó indignada otra vez y le golpeó el pecho con su dedo índice.
—¡Retira lo que dijiste, Manoban!
—Sueñas, Kim.
Jennie y yo tuvimos que intervenir antes de que llegaran a los golpes.
—¿Se puede saber por qué están peleando esta vez? —preguntó Jennie, un poco irritada.
—Porque Lisa es un asco y se cree invencible —contestó Jisoo, cruzándose de brazos y haciendo un puchero.
—Bueno, al menos a mí me mataron combatientes reales, no un monstruo de jungla.
Jisoo se levantó del sofá y, completamente roja, la señaló.
—¡Yah! ¡Te dije que fue un error! ¡tenía poca vida y lo ataqué por accidente! ¡El dedo se deslizó solo y cuando iba a escapar se lagueó!
—¡Excusas!
—¡No son excusas! ¡Tú estabas ahí!
—¿Podrían dejar de pelear por estupideces? —Jennie llevó ambas manos a su cadera y suspiró, observándome—. ¿Podrías ayudarme con esto?
Detuve las palomitas a medio camino hacia mi boca y las volví a poner en el tazón con expresión apenada.
—Uh, oh sí —carraspeé y levanté una ceja hacia Lisa—. Lili.
Ella parpadeó hacia mí.
—¿Sí, Rosie pooh?
—¿Podrías dejar de discutir con Jisoo, por favor?
—¡Pero ella empezó!
—No me importa quien haya empezado, sólo dejen de pelear.
—Bien —un poco molesta, Lisa hizo un puchero y se cruzó de brazos como una niña pequeña.
Aquel acto me enterneció tanto que no pude evitar acercarme a ella y plantar suaves besos en sus mejillas.
—¡Y que me pida disculpas! —gruñó Jisoo.
Yo la observé a ella y luego a la rubia a mi lado.
—Lisa —murmuré suavemente.
Ella rodó los ojos pero habló entre dientes.
—¿Qué dijiste? No te escucho —la retó Jisoo, con una sonrisa burlona.
—¡Dije que lo siento! Ya —gruñó.
—Así me gusta —satisfecha, Jisoo dio unas palmaditas en la cabeza de Lisa y asintió.
—¿Ves lo que haces, Pooh? ¡Me haces perder mi dignidad!
—Deja de quejarte —rodé los ojos y me acerqué lo suficiente a su oído para susurrar—. Si lo haces, más tarde te lo compensaré. Tengo una falda bastante corta en mi guardarropa.
Al separarme, sus mejillas rojas fueron un claro indicio de que iba por el camino correcto al mencionar mi ropa. Sabía que ella amaba que usara faldas.
—Hecho —dijo rápidamente.
Me eché a reír y volví a pegar mi espalda al sofá, tomando un puñado de palomitas de maíz y llevándolas a mi boca.
—De acuerdo, ¿qué fue eso? —Jennie, con expresión sorprendida, extendió un dedo mientras nos señalaba a ambas con expresión acusadora.
—¿Estaban coqueteando? —se unió Jisoo, entrecerrando los ojos.
—No —contesté con naturalidad mientras sentía como Lisa empezaba a masajear mis piernas suavemente.
Sin creerme ni un poco, las mayores intercambiaron miradas.
—Como tú digas, Chaeng —finalizó Jisoo, levantando ambos hombros y robándome el tazón de palomitas.
—¡Hey! ¡Eso es mío! —la reprendí con un puchero, pero ella sólo me ignoró y siguió comiendo como si nada.
—Descuida, princesa. Te traeré algo más de la cocina —murmuró Lisa, levantándose y plantando un beso en mi cabeza—. ¿Qué quieres?
—¿Podrías traer uvas y fresas junto a ese tarro de chocolate derretido que compramos? ¡Oh y también las pringles de queso!
Ella ese echó a reír ante mi entusiasmo, pero asintió y volvió a plantar un beso en mi cabeza.
—Lo que mi princesa quiera.
Sonreí satisfecha cuando la vi cruzar el pasillo para ir a la cocina.
—La tienes tan enrollada en tu dedo —rió Jennie, tomando asiento junto a Jisoo y yo, mientras apoyaba los brazos sobre el espaldar del sofá—. Lo digo en serio, Chaeng. Estoy segura que si le pidieras que saltara lo haría complaciente. Incluso sería capaz de viajar al supermercado en ropa interior a mitad de la noche sólo para satisfacer tus extraños gustos por la comida.
Sonreí ante la visión de Lisa haciendo todas y cada una de esas cosas. Pero aunque la vista de ella en ropa interior eligiendo algo de comida para mí era extremadamente caliente, no me gustó el hecho de que otras personas podían verla... Sin embargo, en general no era tan malo si me lo planteaba...
Por el rabillo del ojo, pude notar como Jennie estiró una de sus manos y robó unas cuantas palomitas del tazón de Jisoo, a quién no pareció importarle ni cuando sus dedos se encontraron, mientras veía algo detenidamente en su celular.
Por supuesto, la interacción no pasó desapercibida por mí, pero lo dejé pasar sólo y únicamente porque Lisa regresó a la sala con las cosas que le había pedido más una botella con agua y me sonrió con emoción y ternura.
Sip, definitivamente me agradaba.
...
Después de acabar con lo que Lisa había traído, fui a tomar una ducha y me aseguré de vestirme como se lo había prometido. Sintiéndome atrevida hoy, me puse la falda corta —adivinen quién me la dio— y la combiné con una blusa que dejaba ver parte de mi abdomen.
Bajé apresuradamente las escaleras, con la esperanza de ver a Lisa más rápido, y cuando llegué al primer escalón intenté controlarme y parecer lo más normal posible.
—¡Chaeng! —saludó Jisoo en cuanto me vio bajar, con una extraña pero adorable sonrisa en sus labios—. ¿Y esa ropa? ¿Tienes un trabajo como stripper y no me lo contaste?
Lisa, quien se había quedado observándome, frunció el ceño al escuchar aquellas palabras mientras Jennie, a su lado, se echaba a reír.
Rodé los ojos hacia mi mejor amiga y bufé, acercándome a Lisa desde atrás para rodear su cuello con mis brazos y plantar un beso en su mejilla izquierda.
—Ja, ja. Muy graciosa, Jisoo —dije—. Pero no, simplemente quise vestirme así hoy.
Jisoo entrecerró los ojos hacia mí unos instantes, pero bufó y cruzó las piernas, permitiendo que su falda se levantara un poco sobre sus muslos.
—Como sea, estaba pensando... Podemos ir a pasear por la playa hoy. Nunca he visto un atardecer en el mar.
—Es una buena idea —contesté con burla—. Pero no sabía que tú eras tan romántica.
—Estaremos las cuatro, no será romántico. Será un tiempo de calidad entre... amigas.
Fue extraño que titubeara al mencionar la última parte, pero lo dejé pasar sólo porque Lisa se volteó en mis brazos y plantó un beso en mi mejilla.
—Vamos, Rosie Pooh. Yo creo que será divertido.
—También me gusta la idea —apoyó Jennie.
—Está bien, pero aún es temprano así que no tengo idea de qué vamos a hacer mientras esperamos.
—¿Podemos ir y explorar? —comentó Lisa, ganándose un asentimiento por parte de todas.
—Podemos llevar comida también, y bebidas. ¡Tengamos nuestra propia fiesta! —murmuré con alegría.
—¿Y si llevamos nuestros trajes de baño y nos metemos en el agua al anochecer? —opinó Jennie, ganándose otro asentimiento.
—¿Y si mejor nos metemos desnudas? —como siempre, el comentario pícaro de Jisoo no pudo esperar.
—Apoyo esa idea —ronroneó Jennie, enviándole una mirada cómplice mientras se acercaba a ella.
—Olvídenlo, no me voy a meter desnuda al mar —negué con rapidez.
Jisoo bufó.
—Le quitas lo divertido a la vida.
Le di un golpe cuando Jennie y Lisa se echaron a reír y, acto seguido, cada una fue a prepararse para nuestra pequeña fiesta privada.
Me pareció algo absurdo después de cambiarme con aquella ropa, pero sé que Lisa no se negaría porque podría verme en ese traje de baño rojo que tanto le fascinaba, así que fui a cambiarme obedientemente.
Al bajar nuevamente, Jennie, Lisa y yo teníamos shorts puestos sobre nuestros bikinis, pero Jisoo iba con nada más que un cardigan blanco sobre su bikini morado, y por supuesto, sus lentes de sol.
—Estaremos en la playa, no voy a usar nada más que esto, así que no pidan más —fue lo único que dijo cuando todas la observamos.
Negué divertida y, mientras Lisa y Jennie tomaron las cestas con comida y bebidas, nos dirigimos hacia la playa.
La casa de Minji quedaba bastante cerca de la playa, y por suerte para nosotras, estaba en un punto bastante alejado de las demás personas, por lo que se podría decir que era casi privado, de modo que la fiesta definitivamente la haríamos sólo nosotras.
Una vez acomodamos todo sobre una toalla grande en la arena, Jennie se estiró y suspiró alegre —lo más alegre que la he visto estar en estos últimos días— mientras colocaba los lentes de sol sobre sus ojos y nos observaba con una sonrisa.
—Muy bien, señoritas, como aún es muy temprano para la fiesta, yo opino que deberíamos explorar primero.
—Suena bien para mí —le apoyó Lisa.
—Sí, pero... ¿dónde se supone que dejaremos nuestras cosas? No quiero que se roben nada —argumenté, haciendo un puchero. Era comida y no quería que nadie la tocara.
—No te preocupes, pasta. Nadie puede estar por aquí sin enfrentarse a los guardias de mamá. Nuestra comida estará a salvo —Jisoo apoyó una mano en mi hombro y me lanzó una sonrisa tranquilizadora.
—De acuerdo. ¿Entonces qué estamos esperando? ¡Vamos a explorar! —grité, haciendo que las demás se echaran a reír.
...
Tiempo después Lisa y yo nos encontramos caminando con las manos entrelazadas mientras las balanceábamos de adelante hacia atrás y tarareábamos una canción. Jennie y Jisoo, por muy extraño que sea, también iban tomadas de las manos. Jennie había argumentado que lo hacía sólo y únicamente para que Jisoo no volviera a caerse —porque sí, se había resbalado cuando intentamos subir algunas rocas llenas de musgo— y la pelinegra estuvo totalmente de acuerdo, aunque sonaba algo raro.
Habíamos caminado por la orilla del mar, eso hasta que Lisa y Jennie decidieron jugar a patear el agua entre sí y por no estar atentas al constante movimiento de las olas, terminaron llenándonos de barro a Jisoo y a mí. Aquello provocó que mi mejor amiga y yo las persiguiéramos por toda la playa y, como no podía faltar, terminamos llenas de lodo y algunas algas. Al final, Lisa y Jennie nos habían cargado y nos sumergieron junto a ellas en el mar. Fue algo bastante divertido.
Nuestra tarde constó básicamente en tonterías como asustarnos mutuamente con algas, observar a los cangrejos y asombrarnos por la gran cantidad de hermosas caracolas. Ah, y tomarnos algunas fotos juntas. Aquello no podía faltar.
Actualmente subimos a una pequeña colina —agarrándonos de manos entre todas para no tropezar o caer— y tomamos asiento sobre la arena cuando notamos como el atardecer estaba por empezar.
Jisoo había tomado asiento sobre Jennie, excusándose con que ella se lo debía porque por su culpa estaba mojada —gracias al chapuzón anterior— y además no iba a llenar de arena sus muslos descubiertos —cortesía de su bikini morado bastante pequeño—, claro que a Jennie no pareció molestarle, al contrario, estaba completamente segura de que lo disfrutaba.
Lisa me había dicho que podía tomar asiento sobre ella si no quería ensuciarme, pero hice algo mucho mejor. Me coloqué entre sus piernas, permitiéndole abrazarme de espaldas y así estábamos más cerca.
Cuando el sol se asomó por el horizonte y divisé por el costado a mis amigas mientras Lisa me acurrucaba más cerca y besaba mi mejilla, supe que no habría otro lugar ni otras personas con las que querría estar.
No weon. Escribir estas cosas me pone soft, necesito una novia :'v