Serokami week 2020

By Tori_Lovegood

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ยกSegunda ediciรณn de la serokami week! Dedicada por completo a Hanta Sero y Denki Kaminari, de Boku no Hero Ac... More

ใ€ŽIntroducciรณnใ€
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By Tori_Lovegood

Mafia

La fiesta era bastante aburrida para su gusto. Veía a la gente hablar seguramente de algún tema de negocios que a él no le interesaba. Su jefe le había dado al objetivo de esa noche, un joven que acababa de comenzar en ese mundillo. Para Kaminari esas palabras significaban una presa fácil.

Desde su sitio en la barra de bebidas localizó al pelinegro con coleta, no rebasaría los veinticinco años y se veía terriblemente aburrido entre todas esas sanguijuelas que seguramente se hacían pasar por socios suyos.

Su trabajo era fácil, conseguir el teléfono del chico donde estaban los archivos que necesitaban para la llegada del cargamento. Si lo conseguían iban a forrarse, y Denki por fin podría vivir sin preocupaciones.

Tomó un sorbo de su bebida y caminó de manera disimulada hacia donde estaba el grupo de hombres, como si estuviese a su propias cosas pero escuchando atentamente su conversación. En algún momento el chico iba a hartarse y a separarse de ellos de una manera sutil, y ahí es cuando debía actuar.

Por suerte no tardó mucho, los chicos jóvenes son impacientes por naturaleza, incluido él. Miró de reojo como Sero daba unos pasos atrás y se disculpaba torpemente antes de prácticamente huir de ahí.

Decidió ir tras él sin que se notase, no quería delatarse. Mucha gente le conocía allí y no tenía ganas de que avisasen a su presa de lo que le iba a hacer.

-La fiesta es aburrida, ¿no?

Sero dio un respingo y se dio la vuelta, viendo a un curioso chico frente a él, con cabello rubio y unos ojos chispeantes. Nunca le había visto en ese tipo de eventos y no lo conocía, pero no quería sonar borde.

-Bueno, no es a lo que estoy acostumbrado, pero siempre hay que ir a este tipo de eventos cuando estás en este mundo.

-Es cierto, mi nombre es Denki, ¿y el tuyo?

-Sero, Sero Hanta.

-Es un placer Sero-san.-Le tendió la mano y el pelinegro se la estrechó, cometiendo el error de pensar que el rubio solo buscaba a alguien de su edad para no aburrirse.

Pasaron unos minutos más antes de que Hanta le invitase a una copa para conocerse mejor. Kaminari le había investigado a fondo y sabía muchas cosas de él, así que fue sacando temas de conversación que sabía eran del agrado del pelinegro.

Sero no comprendía cómo es que tenían tantas cosas en común, pero no le dio importancia y siguió hablando con él hasta que los invitados se fueron yendo. Se lo había pasado mejor que en muchas otras fiestas a las que había ido gracias al rubio.

-Ha sido un gusto pasar la noche contigo Denki, eres muy simpático. ¿Volveremos a vernos?

-Puede ser.-Kaminari le sonrió y se despidió con un beso en la mejilla, saliendo rápidamente del campo de visión el pelinegro.

Sero se quedó unos segundos mirando el lugar por el que se había ido y después buscó su teléfono para llamar a un taxi. Pero grande fue su sorpresa al ver que su móvil no estaba por ningún sitio.

-Mierda...-Se dio cuenta después que el chico se lo había tenido que quitar, no había otra opción.

Se cabreó bastante consigo mismo por la estupidez que había cometido, y por mucho que buscó a Denki no lo encontraba por ningún sitio.

Efectivamente, el ladrón no estaba en el lugar de la fiesta, sino en una lujosa mansión entregando el móvil a su superior con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

-No sé cómo mierda no te atrapan, pero con esto vamos a poder conseguir muchas armas de ese grupo.-Bakugo sonrió satisfecho ante el trabajo del chico y examinó el teléfono antes de dárselo a Mina para que consiguiese los archivos.

-Bueno, los nuevos son idiotas, así que no he tenido ningún problema. Supongo que alguna vez le habrán mencionado mi aspecto, pero al final nadie recuerda ese tipo de cosas. Cuando tengas los datos llámame para prepararme, quiero ir también.

-Vale, entonces irás con Deku y la cara redonda, son inútiles pero disparan decentemente.

Kaminari asintió y se despidió de él, yendo a su casa. Odiaba las fiestas, él era más de estar en algún lugar tranquilo o quedarse en casa y jugar a videojuegos. Mientras caminaba pensó en ese día en el que descubrió que sus amigos no eran normales, sino que habían nacido en familias pertenecientes a la yakuza.

Al principio pensó en alejarse de ellos, pero al final acabó ayudándolos en una misión y posteriormente se unió a su banda definitivamente. Sus padres no lo sabían, había cambiado de apellido para que no les hiciesen nada y no se comunicaba con ellos.

Eso era lo mejor para él, siempre le decían que no servía para los estudios, pero sí que se le daban bien las armas, y era muy bueno engatusando a la gente. La mafia acabó siendo su salvación y le aliviaba en cierto modo.

De lo único que se arrepentía era de estar solo siempre, viviendo en un moderno complejo de apartamentos pero sin nadie más. Era un poco deprimente volver siempre a una casa vacía y oscura, pero no pensaba mucho en ello.

Unas semanas después se encontraba en otro evento. Gracias al robo del móvil habían conseguido lo que necesitaban y lo revendieron al mercado negro, así que ahora tenían mucho más dinero.

Por eso la banda quería llegar un poco más alto, y planeaban quitar de en medio a algunos competidores que tenían en el mundo de los locales de apuestas. Uraraka estaba en otro sitio haciéndose cargo del socio de su objetivo de esa noche.

Lo visualizó a unos metros de donde se encontraba en ese momento y fue hacia él, ese era su plan inicial. Al menos hasta que alguien le cogió de la muñeca y le arrastró fuera del salón donde estaban todos los invitados. Fue a sacar su cuchillo para defenderse hasta que vio que Sero le miraba con el ceño fruncido.

-Qué hiciste con mi móvil, ladrón.

-Perdona, pero me ofende que creas que soy un simple ladrón.-Se zafó del agarre del hombre y se tranquilizó. No parecía alguien peligroso.-Estoy trabajando, no tengo tiempo para lidiar con un niño que quiere un aparato de vuelta.

Se acomodó el traje y caminó hacia la puerta para volver a la fiesta. No quería fallar en esa misión, un error no recordar que Sero podía estar en esa fiesta, pero nada que no pudiese manejar.

-Creo que no lo entendiste.-El pelinegro no le dejó irse, dejándole contra la pared y sujetando sus muñecas para que no hiciese nada extraño.-No soy idiota, sé que fue por tu culpa que interceptaron el cargamento de mi grupo. Nadie más que nosotros lo sabíamos.

-¿Y?-Kaminari no se iba a dejar intimidar por estar de esa manera, o al menos trataba de no hacerlo, porque no sabía que Sero tuviese tanta fuerza.

-Que creo que mis compañeros estarán encantados de tener a uno de los culpables, ¿no te parece?-Sonrió al ver que el rubio abría mucho los ojos.

-Pues no, no me parece.-Frunció el ceño y le dio una patada en sus partes, logrando que le soltase.

Salió corriendo de allí, no podía volver al salón de la fiesta porque el pelinegro le buscaría allí, necesitaba hallar otro sitio donde esconderse un rato y luego ir a por su objetivo para matarle.

Pero lo que no se esperaba era escuchar sonidos de pistolas en ese lugar. Se asomó y vio con horror a agentes de policía comenzando a arrestar a las personas que se encontraban allí. Alguien debía de haber dado el soplo de que estaban haciendo una fiesta y los agentes les habían descubierto.

-Mierda tengo que salir de aquí.-Miró a su alrededor y vio unos baños, así que entró y buscó una salida tras apagar la luz.

Había una ventana lo suficientemente ancha como para salir por allí, pero estaba muy alta. Iba a tratar de saltar para poder llegar hasta ella pero escuchó unos pasos apresurados por el pasillo y se quedó quieto, con su pistola preparada.

La puerta fue abierta y Kaminari apuntó al intruso con su arma, pero se calmó al ver que sólo era Sero.

-Qué mierda haces aquí.

-Lo mismo que tú, tratar de escapar. No tengo ganas de ir a la cárcel.

Kaminari no contestó, por ahora lo mejor sería que no discutiesen; así que guardó su arma y se concentró en buscar otra salida que no fuese esa ventana.

Sintió como Sero se acercó a él pero no le prestó atención hasta que una idea le vino a la cabeza. Si usaba al chico podría escapar fácilmente, y así los policías que habían interrumpido la fiesta no podrían atraparle.

-Oye, álzame hasta la ventana para salir.

-¿Qué?-Sero le miró incrédulo, y negó rápidamente.-De eso nada me dejarás tirado y no pienso dejar que me arresten. Álzame tú en todo caso.

-Ah no, ni de broma. No me fío de ti para nada.

Se miraron a los ojos desafiantes, sin querer ceder en ningún momento, cuando de pronto se apagaron todas las luces y se oyeron gritos en el salón principal.

Denki iba a hablar pero sintió que Sero le tomaba de la muñeca, y se vio arrastrado a uno de los cubículos, quedando contra la pared de nuevo y con el pelinegro a su lado.

-¿Qué se supone q-?

-Cállate o nos descubrirán.-Hanta le tapó la boca rápidamente y le habló al oído, causando un escalofrío en el cuerpo del rubio.

Sentía el cuerpo del otro demasiado cerca del suyo, pero cuando fue a moverle la puerta del baño fue abierta. No se escuchaba absolutamente nada, hasta que la persona que debía de haber entrado disparó al techo.

Kaminari cerró los ojos, y Sero apretó el agarre en su boca ligeramente para que no los delatase. Si los descubrían no sabía lo que eran capaces de hacer.

Por suerte poco después el policía se fue y los dejó en paz. Sero quitó su mano de la cara de Kaminari, que se dejó caer en el suelo respirando tranquilo.

-Tenemos que salir de aquí, vamos rápido.-El pelinegro nunca había experimentado algo como eso y estaba nervioso. Sabía en lo que se metía cuando se unió a ese grupo, pero no esperó vérselas con policías tan pronto.

-Sí, sí.

Salieron del cubículo sin querer hablar de esos minutos que pasaron dentro, y se situaron frente a la ventana otra vez. Kaminari iba a repetir que él no iba a salir el último, pero no hizo falta.

-Te daré un impulso y tú abrirás la ventana. Seguramente estén las escaleras de emergencia así que luego me ayudas a salir.

Hanta se puso en cuclillas y apoyó sus manos de manera que Denki colocó un pie ahí, consiguiendo la altura suficiente para abrir la ventana y salir.

Efectivamente había unas escaleras que recorrían toda la pared exterior del edificio y que llegaban hasta el suelo, así que no tendría problemas en bajar. Se asomó de nuevo al interior y le alargó las manos al otro para que saliese también.

Les costó un poco porque Sero pesaba un poco más de lo que el rubio esperaba, pero al final lo consiguieron y se vieron los dos libres.

-Salgamos de aquí, no había nadie de mi banda ahí, así que poco me importa lo que les pase a esos.

-Menos mal porque no pensaba volver a por nadie.

Kaminari fue a bajar, pero Sero le tomó del hombro y le miró. El rubio lo entendió pero sonrió divertido y se soltó de su agarre.

-Mina destruyó tu móvil, no busques que te lo devuelva.

-¿Va en serio?-Bufó, ese móvil era un último modelo y ahora seguramente solo era chatarra.

-Pues sí, lo siento pero a la vez no lo siento. Y ahora si me disculpas, no quiero que me pille la pasma en medio de unas escaleras de incendios. Soy muy joven y guapo como para ir a la cárcel.

El pelinegro rodó los ojos y los dos bajaron las escaleras en silencio. A Sero le sonaba ese chico, pero no recordaba de dónde. Cuando estuvieron en el callejón al que daban las escaleras esperaron a que la policía se fuese y salieron como si nada pasase.

-Tú... ¿Has pertenecido siempre a la yakuza?

Kaminari le miró confundido, pero negó. Algunas personas le preguntaban eso, porque a diferencia de otros no tenía ningún tatuaje, algo común en los clanes. Él no se hacía uno por la sencilla razón de querer recordar quién había sido antes de todo eso.

-Era alguien normal, con un grupo de amigos común y horrible en los estudios. Un día descubrí que sus padres eran parte de un grupo de la mafia y tuve miedo, pero acabé por dejar a mis padres y unirme a ellos.

-¿Por qué?

-Eran estrictos, y acabé pasando de ellos. Querían que fuese más estudioso y a mí las clases se me daban fatal. Ahora engatuso a tipos y consigo mucho más dinero.

Le miró tratando de no reír y Sero frunció el ceño, sabiendo que él estaba incluido en ese grupo. Caminaron un poco más hasta que en un cruce Denki se paró y le dijo que se iba por allí.

Se despidió rápido de Hanta, que se le quedó mirando. Eran de bandas diferentes, pero en la del rubio parecía haber menos traiciones hacia otros compañeros. Sin duda por la forma que había hablado de ellos parecían una familia.

Tal vez podría investigar esa banda, y ver si eran más poderosos que ellos. No quería estar mucho tiempo más en un sitio donde seguro acabaría muerto. Y no tenía ganas de tener a Denki de enemigo, porque seguro que era mejor disparando que él.

-Tal vez... Sólo tal vez...

Quedó raro pero a mí me gusta XD

Lo he escrito a contrarreloj y temo que mi madre me regañe por no estar estudiando :')

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