Golpe de Suerte

By parktastic

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¿Cuáles son las probabilidades de arruinar un partido amistoso para una causa benéfica? Contrario a lo que to... More

II
III

I

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By parktastic

Su fuerte constaba en el deporte, para todo lo demás era un cero a la izquierda, su posibilidad de vencer al fracaso en otras áreas era casi inexistente, pero alguien había tenido fe en él y así fue como Park Chanyeol, a sus veintiséis años, ya era un jugador titular del equipo de beisbol norteamericano, era un Yankee más, el primer surcoreano y el único hasta ese momento que había conseguido un logro tan grande a tal corta edad. Comenzó a prepararse desde la secundaria y tenía algunos años de experiencia que lo respaldaban y, un representante y mejor amigo, que lo apoyaba en todo y que lo estaba esperando seguramente a las afueras del aeropuerto de Incheon para recibirlo después de meses de estar distanciados.

Según su querido amigo, Junmyeon, la prensa no se preocupaba demasiado por alguien como él, que los deportes no tenían tanto impacto como la música local y probablemente estaba en lo cierto, después de todo él era quien se preocupaba de todo lo mediático.

Había vuelto a Corea después de años de mudarse, no había visto a su familia más que por videollamada y realmente no tenía un apego muy grande por Seúl, no tenía a quien aferrarse, era un hombre adulto que había optado por dejar el nido a una corta edad.

—¡La vida es bella si sabes como vivirla! —ahí estaba él, Kim Junmyeon en forma y espíritu, frente a sus narices sosteniendo una copa atiborrada de alguna bebida alcohólica que desprendía un fuerte olor químico.

Conocía a la perfección la excentricidad de su amigo, pero jamás se imaginó que el hombre lo esperara fuera de un aeropuerto, parado frente a una, por lo visto, costosa limusina y con ese bebestible de tan prominente olor. ¿Dónde mierda quedó su Mercedes?

—Si tuviera que vivirla como tú no la estaría pasando muy bien que digamos, esto es aburrido —ofendido ante la situación su amigo no encontró mejor opción que levantar el dedo del medio sin ningún remordimiento, mientras que él le pidió amablemente al conductor que abriera el maletero.

Con las tres maletas que traía consigo aseguradas en la parte trasera del vehículo, Chanyeol se colocó los audífonos observando a través del cristal polarizado como las ancianas se agrupaban para poder ver quién iba dentro de tal automóvil, se encogió en su lugar a pesar de no poder ser visto, le provocaba una vergüenza tremenda tal situación.

—¿Un Martini?

Negó evitando las palabras, aprovechó de revisar las pocas redes sociales que tenía cuidadosamente. Contestó los mensajes enviados por sus amigos del equipo y subió una fotografía reciente junto a Clint, con quien tenía mejor relación entre todos sus compañeros. Terminó dejándose llevar por su música favorita tomando una siesta en lo que llegaba a su hogar.

Por otra parte, Junmyeon estaba entretenido tragando y tragando alcohol y manteniendo una conversación con el conductor, quien no parecía prestarle atención alguna, sin interés de oír como sus clientes eran la, supuesta, sensación en Estados Unidos.

—Y yo le dije a Paris: "ese vestido rosa te queda genial", así que ella aceptó tomarse una fotografía conmigo asegurando que yo era la bomba.

Ya en su hogar, no hizo más que tirarse sobre su gigantesca cama de pétalos de rosas y morir ante el sueño, con los calcetines a medio quitar, el teléfono colgando y casi tocando el suelo de no ser porque estaba sostenido con los audífonos y llenando la habitación con sus ronquidos. Park Chanyeol tuvo hora de muerte a las nueve de la noche, la causa el sueño y su resurrección no ocurrió hasta la noche del día siguiente, debían nombrarlo Mesías después de volver a la vida tan pronto.

Soltó un grito agudo al ver una sombra a través del reflejo del espejo, su dentífrico terminó dentro de la bañera después de salir volando.

—La puta madre, Kim Junmyeon, tengo los testículos de amígdalas por tu jodida culpa.

El hombre se quitó la rodaja de pepino que traía sobre el ojo derecho dándole una mirada a su jefe-amigo a quien le temblaban las piernas como si estuvieran hechas de gelatina.

—¿A qué sabe tener las bolas en la garganta? Seguramente ya lo has experimentado, ¿no? Esta tersa piel no es así a base de nada, la perfección debe mantenerse.

Chanyeol le quitó la rodaja de la mano y se la lanzó, esta fue retenida por la mascarilla que el otro llevaba puesta, seguramente lo que llevaba puesto era cemento y es que ni eso parecía ser tan fuerte como la pasta que llevaba en la cara. Junmyeon, con el pepino pegado a su mejilla, soltó unas palabrotas hacia él cruzándose de brazos y comenzando con la rabieta del siglo, o una de ellas, porque era un quejica profesional.

La situación quedó hasta ahí, Chanyeol lloró por minutos bajo la caliente agua que caía desde la regadera, el champú que estaba usando terminó dentro de sus ojos, provocando que el pobre hombre comenzara a lloriquear por la irritación. Al terminar con su ducha y tras casi caerse por pisar el dentífrico que había olvidado, salió del baño tal como había llegado al mundo, paseándose frente a Junmyeon sin tapujos hasta la cocina.

Terminó sentado junto a él, comiendo cereal con las manos mientras veía noticias deportivas en su pantalla plana último modelo. Su rostro relucía sobre el titular del noticiero, Junmyeon le explicó cómo se deshizo de la prensa en el aeropuerto, asegurándoles que venía desde una escala en Macao y no en un viaje directo. Se lo agradeció ofreciéndole cereal, que su amigo negó porque "Estoy a dieta, estas curvas no se mantienen solas".

Su noche terminó de la mejor manera, perspectiva de Chanyeol, porque Junmyeon fue sobornado con un día de SPA gratis si aceptaba ver la película favorita del beisbolista, La princesa y la plebeya, la mejor película, a su juicio, del universo Barbie.

A la mañana siguiente y al otro lado de la ciudad Byun Baekhyun de veintisiete años estaba listo para comenzar su día. Un desayuno liviano, un claro exceso de azúcar y una pelea de palomas fuera de su apartamento como resultaba en cada rutina diaria. Leyó el horóscopo como cualquier otro aficionado bebiendo a pequeños sorbos su café de máquina y envió a sus compañeros de trabajo mensajes de ánimo.

Su vida consistía en solo él, sin padres, ni hermanos y tampoco muchos amigos, solo su cuerpo, alma, mente y las palomas que luchaban a muerte frente a su ventana. Baekhyun no era el chico con la mejor fortuna del mundo, pero logró seguir su camino después de que su padre muriera en su cumpleaños número quince. Encontró su vocación en la educación de niños pequeños, trabajaba en un ambiente sano y estaba a punto de emprender su viaje a un juego de beisbol del que, a pesar de no estar demasiado emocionado, aceptó por asistir, ya que los padres de sus pequeños alumnos insistieron en obsequiarle el boleto de entrada.

No sabía mucho del deporte, pero cedió ante las insistencias y emprendió su viaje hasta el estadio acompañando de un grupo de adolescentes que participarían junto a su modelo a seguir, ¿cómo había llegado a tal situación? Era complicado de explicar, pero ahí estaba. No tardó demasiado en sonreír al ver a todos esos chicos muertos de la emoción, no recordaba si tuvo ese tipo de sentimientos cuando era joven, porque cuando tenía su edad estaba atravesando tiempos oscuros, pero disfrutaba de verlos felices.

Como educador siempre se ponía feliz al ver a sus niños emocionados y lo que estaba viviendo no era diferente a lo que pasaba con sus alumnos, aunque probablemente los adolescentes con los que compartía el viaje no se pondrían felices porque el moco que se comieron no estaba tan salado como otros.

El partido estaba yendo de maravilla, aunque ninguno de los chicos lo conocieran de nada, parecían amigables y lo acogieron cálidamente llamándolo hyung. Aunque, con su personalidad un tanto tímida, Baekhyun prefirió mantenerse alejado de los chicos sin saber realmente qué hacer.

Permaneció sentado tranquilamente las primeras dos horas del juego, obviamente quien se llevaba el crédito de la mayoría de los puntos era el jugador profesional repleto de vítores proporcionados por el público, pero no podía negar que algunos de los chicos parecían verdaderos jugadores profesionales en la cancha.

Aprendió a gritar cada que alguien golpeaba la pelota, levantándose de su asiento con los brazos alzados y gritando como loco. Sacó su teléfono para tomar una fotografía y enviársela a su único amigo, pero falló en el intento. Sin darse cuenta había dejado el teléfono y la billetera sobre la mesa de centro aun cuando se repitió a sí mismo no olvidarlos en casa.

Chanyeol empuñó el bate entre sus manos, todos estaban posicionados en el lugar que les correspondía. Su equipo provisional tenía toda su fe puesta en él, mirándolo desde las bancas, era la instancia definitiva, un punto y tendrían el juego asegurado. Sostuvo con firmeza el bate moviéndolo constantemente para calentar, el estudiante de secundaria jugueteaba con la bola pensando en cómo la lanzaría.

Cuando lo vio seguro se preparó para batear, pero el golpe no fue recibido por la bola, sino que por la anaranjada cabeza de Baekhyun, quien yacía tendido sobre el suelo en una postura bastante cuestionable.

El juego fue suspendido por obvias razones después de que se llevaron al afectado en una, por lo visto, incómoda camilla de plástico amarillo. Chanyeol ofreció disculpas públicas a todos los presentes asegurando donar el triple de lo acordado a la causa después de arruinar su único momento de gloria.

Estuvo toda la noche fuera de la sala de urgencias del hospital esperando saber qué había hecho, correría con todos los gastos médicos de la víctima, había salido de la nada y lo haría escupir las razones por las que había hecho tal estupidez, pero solo le quedaba esperar.

La máquina expendedora se había tragado su billete sin entregar a cambio la barra de chocolate que solicitó, estaba tan aburrido de la dieta proteica que debía seguir y la cultura de la cancelación lo tenía hasta los huevos. La prensa amarillista lo convirtió en el nuevo bufón semanal en menos de dos horas.

—Señor Park —la amable enfermera que había atendido su caso lo llamó desde el final del pasillo, caminó hasta ella con la cabeza gacha, avergonzado con justa razón por la situación—, el médico desea hablar con usted. Necesito también su firma para realizar una tomografía y resonancia magnética para el paciente, si gusta puede firmar después de hablar con el doctor.

—Si es algo necesario, déjeme firmarlas, necesito arreglar esto antes de volver a Estados Unidos si es posible.

—Firme aquí —señaló el espacio para hacerlo extendiéndole un bolígrafo, Chanyeol firmó sin problemas como solía hacer cuando tenía encuentros con sus admiradores, le devolvió el lápiz a la enfermera antes de entrar a la oficina del médico.

El hombre le estrechó la mano con fuerza asegurando ser un fan y pidiendo que le diera su autógrafo en una hoja de recetas médicas. Chanyeol lo hizo sin problema algo conmocionado, ¿por qué un doctor querría hablar con él? ¿Le había roto el cráneo? No pensaba que la situación fuese tan seria.

Había estado escuchando al hombre hablar y hablar sobre cuánto lo admiraba y se perdió entre tanta palabrería, que no alcanzó a oír todo, pero hubo algo que le llamó mucho la atención—...con el golpe que le dio lanzó toda la memoria de este chico hasta China. Además de ser un buen bateador, es bueno borrando memorias.

Chanyeol abrió los ojos al caer en cuenta, la había cagado. Tan grande que, tras escuchar todo lo que el médico tenía para decirle, salió derrotado de la sala y, arrastrando los pies, caminó directo al cuarto del desconocido sin memoria. Abrió la puerta de la habitación después de esperar dos minutos fuera, derrotado, exhausto y con ganas de enviarlo todo a la mierda de una vez por todas, pero contuvo sus deseos en un respiro y entró encontrándose con un cuerpo recostado sobre la cama del hospital con la cabeza cubierta por una venda.

Movió el sillón para las visitas hasta quedar junto a la camilla, se sentó recostando su pecho, cabeza y brazos sobre la colcha del hospital, conciliando el sueño a las tres de la mañana viendo a través de la rendija de la puerta como las enfermeras y doctores corrían de un lado para otro.

Despertó pocas horas después al sentir como unos finos dedos jugaban con sus cabellos enviando una ráfaga eléctrica por su espalda que le provocó cosquillas. Se levantó de golpe viendo como el de cabellos anaranjados lo miraba con miedo, levantando las sábanas con sus manos y cubriéndose hasta por debajo de los ojos.

Baekhyun no dejó de mirar con terror y desconfianza al desconocido, estaba asustado por la repentina situación, todo lo hacía querer volver a su hogar, pero no sabía quién era ni mucho menos donde era que vivía.

—¿Recuerdas algo? —preguntó con alguna esperanza de que, de un día para otro, el chico al menos recordara quien era, para dejarlo con su familia y evitarse problemas a futuro, pero el destino no quería algo como eso para Park Chanyeol, el destino siempre había apuntado a lo alto ante cualquier situación.

El pelirrojo negó con la cabeza sintiendo un fuerte dolor en su lado izquierdo, llevándose la mano hasta la zona punzante cerrando los ojos ante la molestia, Chanyeol se rascó la nuca sin saber qué hacer, nunca había golpeado a alguien con su bate y esta primera vez no había sido tan placentera como otras primeras veces.

—¿Quieres comer algo? ¿Llamo a las enfermeras para que vengan a verte? 

Baekhyun volvió a negar bajo las sábanas y con voz aguda susurró—. Vinieron hace una hora.

Chanyeol asintió.

Al parecer el chico no tenía muchas ganas de hablar, lucía como un pobre cachorrito bajo la lluvia de esa manera y no pudo no tener pena por él, no podía ni mirarlo a los ojos debido a la incomodidad y la vergüenza.

—Disculpa... —la voz de Baekhyun retumbó en sus oídos, estaba vez había sonado más seguro de sí mismo—. La enfermera dijo que no puedo forzarme a recordar, pero ¿tú sabes algo de mí? Seguro que sí, ¿no? Estuviste toda la noche aquí.

—Yo... tampoco puedo decir nada, por alguna razón es peligroso.

Baekhyun volvió a asentir y dejó caer sus manos contra la colcha, lo dejó un momento solo para atender al llamado del médico, quien le extendió una serie de papeles junto a los medicamentos que el pelirrojo debía tomar para la herida que le había dejado. Aceptó todo con una reverencia, al parecer tendría que hacerse cargo del chico hasta que recuperara la memoria, no había nadie con quien pudiera contactarse para que se hiciera cargo del chico.

Su estado de ánimo se encontraba por los suelos y terminó rozando el inframundo cuando tuvo que llamar a uno de sus entrenadores y contarle sobre lo ocurrido, argumentando por qué no podría volver la semana siguiente a entrenar junto al equipo y solicitando las vacaciones que nunca ocupó para que no ofrecieran su cabeza como recompensa.

—Lo siento, señor —expresó en un inglés rudimentario escuchando como Thames le gritaba a través de la línea, molesto con la situación y temeroso porque no podrían entrenar el bateo de Chanyeol hasta que volviera desde Corea.

Se quedó fuera de la habitación con la cabeza apoyada en la pared del pasillo y con unas ganas tremendas de echarse a llorar como un crío por todo lo que estaba sucediendo. Tenía pésima suerte, pero nunca tanta para borrar los recuerdos de alguien y menos con un bate.

Junmyeon rio ante la situación durante todo el viaje, a pesar de las insistencias de Chanyeol porque dejara de burlarse de lo ocurrido, su representante no pudo mantenerse callado y, mirando a Baekhyun con una sonrisa, siguió burlándose del beisbolista cuanto pudo y como pudo. 

Baekhyun no entendía realmente nada, no sabía quienes eran ni a donde lo llevaban, no tenían pinta de ser sus hermanos y, por la forma en que lo miraban, no lucían cercanos en ningún aspecto. Aunque, tras las circunstancias y después de pasar una noche con el más alto de los tres, tenía la leve sospecha de que estaban en una relación.

Su rostro le resultaba conocido y tras verlo dormir tan plácidamente junto a él supuso que eran pareja, aunque no llevaba anillo, lo que significaba que posiblemente eran novios y no le parecía mal. Quien se había presentado como Park Chanyeol le resultaba hermoso de muchas formas, aunque apenas lo conocía, quizás se trataba de un amor a segunda vista.

Se tomó su tiempo observando cada detalle del lugar en el que estaban, lo miró de arriba abajo, esquina a esquina, no había cuadros con fotografías, todo estaba muy limpio y ordenado. ¿Podían dos personas vivir ahí? Lo sentía poco personal con cada paso que daba recorriendo el lugar y siguiendo a Junmyeon quien le mostraba cada cosa insignificante que pudiera haber.

Audífonos rotos, un camino de cereales a la estantería de la cocina, un dentífrico dentro de la bañera, la alfombra felpuda color rosa chillón y las extrañas cortinas de baño con diseño de hadas.

—Tiene un aspecto particular... —comentó Baekhyun mordiendo el costado de sus dedos, cosa que parecía ser una costumbre porque llevaba haciéndolo desde el viaje hasta allí.

—Esto no es nada, esto es solamente la punta del iceberg. 

Asintió sin entender muy bien, le dio una última mirada al hombre en traje y sonrió, al menos parecía estar en manos de gente responsable.

Baekhyun salió del baño y se quedó mirando el único cuadro en todo el lugar, no era una fotografía, pero sí una pintura en la que predominaban los colores cálidos, sobre todo el amarillo, que ocupaba la mayoría de espacio. Pasó su mano por sobre el cristal que cubría tal obra de arte viendo como los amantes cubiertos por una manta cuadrillé parecían ocupados con lo suyo.

Entretanto el chico escaneaba con su mirada la pintura, los dos amigos, jugador y representante, estaban parados en uno de los extremos del pasillo mirando al chico de brazos cruzados. Junmyeon con las cejas alzadas, nunca nadie se había interesado por la pintura, la había ganado en un borrachera en Austria, cuando se propuso a jugar cartas contra el director de una galería de arte y, por su puesto, Kim Junmyeon nunca perdió en su vida.

Una sonrisa comenzó a aparecer en el rostro del jugador, el chico sin identidad le resultaba adorable en esa posición, considerando que la pintura media casi dos metros y el pelirrojo parecía llegar a duras penas al metro setenta.

No sabía quién era, pero quería descubrirlo.

—Te dejo con él, Yeol, tengo que cuidar a Gertrudis.

Dejó que su amigo se fuera después de encargarle algunas cosas, Junmyeon de vez en cuando tomaba la posición de asistente personal, aunque si se cabreaba mucho de las peticiones de Chanyeol lo mandaba por un tubo al país de Nunca Jamás.

Sin dejar de observar cuidadosamente la pintura, Baekhyun sintió como era acompañado por el más alto quien, por primera vez en años, trataba de entender qué era lo interesante de aquel dibujo extraño y amarillo. Nunca le había prestado mucha atención y esperaba que su dueño no viniera por él, temía que Junmyeon lo hubiese robado o amenazado al anterior dueño con una botella de vino rota, imaginar la situación hipotética lo había hecho tragar duro.

—¿Te gusta?

Dejó que el movimiento de su cabeza respondiera por su voz, obviamente le gustaba, cada interpretación era distinta, pero para Baekhyun la pintura hacía alusión a un amor que volvía a encontrarse, rodeándolos con naturaleza mientras gozaban de su amor como si nada más existiese. Tal vez, solo tal vez, esperaba que eso le pasara a él y quizás con el hombre a su lado.

—¿Podrías decirme cómo se llama?

—El beso —respondió con un timbre grave en su voz, cruzando sus manos tras de su espalda—. Quien lo nombró no parecía tener demasiada imaginación, pero le da algo de sentido a la situación. Después de todo...

—... se están besando —completó la frase sin problemas—, te entiendo. ¿Tú la hiciste?

Chanyeol se limitó a responder con una risa, nunca en su vida podría ser artista. Vivía solamente del único talento que tenía, golpear, lanzar y atrapar una pelota.

—Entonces... ¿sabes quién la hizo?

—Un austriaco que se inspiraba con solo ver a una mujer desnuda, ¿puedes creerlo?

—¿Qué tiene de malo?

Ladeó la cabeza pensándolo bien, le resultaba curiosa la situación, no pensaba que fuese algo malo, pero sí interesante. Después de que Junmyeon le contó sobre el cuadro e investigó en internet un poco sobre el artista se dio cuenta de que la inspiración podría partir de tantos lugares que le resultaba fascinante.

—Nada, pensé que no sería el único en sorprenderse.

La conversación se mantuvo un poco más, pero terminó con el estómago del más bajo rugiendo por comida. La cena no era lo mejor que podía darle, pero el pelirrojo parecía emocionado por comer pollo frito picante con cerveza. Chanyeol meditó durante dos largos segundos si podía hacerlo, pero prefirió hacer vista gorda a la dieta proteica que debía seguir para mantenerse en forma y terminó pidiendo una cantidad insana de combos por teléfono.

Tras comer la tercera pieza de pollo frito los labios del pelirrojo estaban cubiertos de grasa, en un gesto heroico el jugador cogió una servilleta y lo ayudó a limpiarse, su ayuda fue recompensada con una sonrisa que no se limitaba solo a los labios, sino que encendió los ojos de Baekhyun como dos faroles en medio de la noche.

—¿Cómo quieres que te llame? —preguntó mirándolo atentamente. Baekhyun dejó a la mitad su pollo y tras darle un trago a su segunda lata de cerveza se limpió el bigote con el dorso de la mano y suspiró. 

Se encogió de hombros inseguro, recordar que no tenía una identidad o que, más bien, no recordaba absolutamente nada, le daba tristeza, pero tener un nombre con el que ser reconocido no le vendría mal. Si lo pensaba bien al menos tendrían algo que compartir—. ¿Te molestaría llamarme Duraznito? La enfermera que cuidó de mí dijo que tenía el trasero como un durazno que le gustaría morder.

Se mordió el labio conteniendo las risas que querían escapar de su boca, respondió con un asentimiento y una sonrisa. No se había detenido en escanear el cuerpo del chico, pero estaba seguro de que había una verdad detrás de ello.

La noche no era muy larga, pero se sintió como si fuera estirada solo con el propósito de conocerse mejor, Baekhyun obviamente no tenía demasiado que aportar a la conversación, no recordaba nada después de despertarse en una camilla de hospital, no sabía quien era, no sabía sobre su familia y mucho menos tenía una idea de donde vivía o qué hacía a diario.

A pesar de los obvios inconvenientes que podrían presentarse debido a la situación, ambos llevaron su plática tranquilamente, Chanyeol le contó algunos detalles sobre su vida, sus cosas favoritas y no tan favoritas, lo que estaba haciendo en Corea y algunas cuantas trivialidades, omitiendo por completo en qué trabajaba y todo lo que ganaba, decir esas cosas probablemente lo convertirían en un presumido ante los ojos del más bajo. Baekhyun, por otra parte, le respondía con monosílabos, le hubiese gustado añadir cualquier cosa que fuese a la conversación, pero no sabía qué decir, la amnesia estaba comenzando a causar sentimientos pesimistas en él.

Quería recordar las cosas lo antes posible y así tener una conversación normal y amistosa con Chanyeol, no le molestaría repetir aquella unas cuantas veces más, tal vez, infinitas veces, aunque podría terminar como una bola luego de ello.

─────────────

Espero que disfruten esta historia de un Chanyeol con pésima suerte y un Baekhyun que no recuerda nada.

Muchas gracias a moonloey01 por dejarme ser parte de esto💕

¡Nos vemos en la siguiente parte!

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