Antes de leer el one-shot, cabe aclarar que:
— Los acontecimientos de la serie que se nombra no son verdaderos, sino ficticios.
Ahora sí, disfruten.
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Sero había esperado por ese día mucho, mucho tiempo.
Mina y unos cuantos más habían salido, siendo que él se quedó por asuntos personales —flojera, en nuestro idioma—.
De Todoroki sabía que había ido al hospital, y que Midoriya y Yaoyorozu le acompañaron.
Kirishima arrastró —literalmente— a Bakugo y a Sato —nadie sabía qué hacía el castaño con esos dos, pero ojalá salga vivo de ahí— a que fueran con él al centro comercial; el pelirrojo necesitaba unos guantes o no sé qué.
Jiro, Denki y Tokoyami fueron a casa de la primera para practicar con los instrumentos —iba a ir Bakugo también pero ya saben, Kirishima—.
Y Mineta simplemente había desaparecido, pero eso a nadie le interesa.
La sala común estaba sola.
Y nunca, de verdad, nunca, la había visto tan tranquila, daba hasta miedo.
Pero nah, a él no le importaba que el silencio del salón fuera más terrorífico que entrar en el cuarto de cierto rubio explosivo mientras duerme y que este te pille —larga noche aquella—.
Lo que a él le importaba era que por fin, después de tanto tiempo entre exámenes, prácticas, entrenamientos y que nadie soltaba el bendito mando a distancia —ejem Mina—, por fin estaba solo.
Y eso solo podía significar una cosa, una noticia magnífica.
Podría ver su serie favorita todo el tiempo que quisiera hasta que al menos llegara la mayoría de su clase.
Y eso le daba una sensación de aire fresco, porque hacía meses que no tenía tiempo ni de mirar la página oficial de la serie, a lo mejor estaría incluso terminada, quién sabe.
Pero daba igual, haría maratón entonces, se lo merecía.
Una brisa suave cruzó una de las ventanas y acarició la cara de Sero con total delicadeza.
Un segundo.
Dos.
Tres.
—¡LOS SIMPSOOOONS!
Mierda.
Sabía de quién era ese grito.
Esa voz que venía bajando las escaleras tarareando a chillidos la intro —y porque letra no había, que si no la cantaba también— de esa serie en la que los protagonistas eran cierta familia de piel amarilla.
Y es que Kaminari Denki era el único ser en la faz de la tierra que seguía Los Simpsons como si diera igual que a las diez de la noche fuera el toque de queda.
Hanta sintió un escalofrío.
También la misma brisa de antes consolándole por lo que estaba por venir y yéndose después, abandonando al pobre azabache.
Luego a Kaminari estampándose de cabeza contra el sofá después de dar una voltereta quién sabe cómo.
—¡El nuevo capítulo de los Simpsons, sí señor! —exclamó alegre mientras se sentaba mejor para no romper su espalda de la caída estúpida que acababa de hacer.
—¿Tú no habías ido con Jiro y Tokoyami a practicar? —preguntó el pelinegro.
—Sí, pero tuve unos asuntos personales y decidí quedarme para atenderlos por mi cuenta. —respondió el otro con seguridad, a lo que Sero le miró sospechoso. —Vale, me dio mucha pereza. Además, están a punto de poner un capítulo nuevo de Los Simpsons y no podía perdérmelo por nada del mundo. ¿Y tú? ¿Qué hacías aquí tan solo?
—Estaba por ver mi serie favorita.
—Oh, ya.
Ambos se miraron a los ojos y al mismo tiempo, sus orbes se dirigieron al control encima de la mesa, repitiendo esta acción varias veces.
Pasaron exactamente diez segundos para que corrieran hacia el mueble, cogiendo el objeto al mismo tiempo. Se encontraron forcejeando, mirando desafiantes al otro.
—Sabes que soy más rápido que tú, Sero, no me subestimes.
—Bien que podría atarte con un montón de cintas y quitarte el mando a la fuerza.
—Oh, no lo harías.
—Sí lo haría.
—No irás a usar tu quirk contra tu novio, ¿verdad?
—A veces uno tiene que luchar contra las injusticias.
—Venga ya, Sero, mitad uno y mitad otro.
—La última vez que me dijiste eso, te comiste toda la tarrina.
—¡Me lo estaba pidiendo a gritos! Además, solo era helado y fue hace tres meses, no seas tan rencoroso.
—¡Me da igual, sigo enfadado!
Kaminari hizo una mueca cercana a un puchero, frunciendo el ceño de forma adorable, lo que hizo al corazón de Sero encogerse inevitablemente.
—Vamos, Sero, solo esta vez, porfi. —susurró acercándose al rostro del contrario.
Hanta sintió sus mejillas acaloradas por la tierna mirada de Denki, ¿cómo un idiota tan grande podía tener tanto efecto en su corazoncito?
—Ugh.. pero no me mires así. —dijo en voz baja apartando la mirada, avergonzado.
El rubio eléctrico sonrió levemente, le encantaba ver a Sero tan tímido y saber que era culpa suya.
Acercó sus labios a la mejilla del contrario, yendo hasta la otra en un caminito de besos pequeños que pasaba por el puente de la nariz. Posó sus manos en la cintura de Hanta, dándole un leve abrazo y juntando su frente con la ajena cariñosamente.
—¿Qué te iba a decir, Sero? —habló suavemente, recibiendo un "mm" como respuesta. Se separó un poco de él y le miró con una sonrisa encantadora. —Que gracias por dejarme ver el capítulo a mí, eres el mejor.
Hanta abrió los ojos de repente —estaba tan relajado que los había cerrado— y vio el control en las manos de Kaminari.
—¡Joder, Denki! — Se quejó mientras el contrario tomaba asiento en el sofá y encendía la televisión, tan tranquilo.
—¿Qué? Yo te dije de hacer la mitad lo mío y la otra mitad lo tuyo, tú dijiste que no, pues ahora yo voy a ver mi capítulo y punto, porque tengo el mando.
Hanta suspiró, frustrado. —Vamos, Kaminari, déjamelo solo por esta vez, de verdad que quiero ver mi serie.
—¡Pero a lo mejor en este capítulo Lenny y Carl se hacen novios!
—¡Si no son gays!
—¡Sí lo son, pero no lo saben porque son estúpidos!
El pelinegro chasqueó la lengua con molestia, sin ganas de discutir más, dándose la vuelta para empezar a caminar dirección a los dormitorios. —Está bien, pues quédate tú el mando, yo voy a dormir y soñar que estoy viendo la serie ¡sin cierto rubio quitándome el maldito control!
—¡Oye, oye, que necesito que estés aquí para darme suerte! —dijo Denki levantándose rápidamente y abrazando al otro por detrás, impidiéndole andar.
—¿Hah? Yo no doy suerte.
—Se la diste a Uraraka cuando jugaba al Candy Crush.
—Eso no fue suerte.
—Se pasó veinte niveles seguidos e iba por el mil setecientos, Sero, no me jodas.
—¡Bueno, pero no me voy a quedar a ver el maldito episodio, y punto!
Kaminari se puso frente a él, posó las manos en sus mejillas, acariciándolas, y lo vio a los ojos con esa mirada.
Aguanta, Hanta, tú puedes con esto.
Solo un poco más, eso es.
—...
Y Sero acabó lanzándose al sofá, malhumorado, maldiciéndose a si mismo por ser tan débil con su novio.
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En realidad, no sé qué es esto xd
Peeero no creo que esté tan mal.
Yo siempre quise hacer a un Kaminari obsesionado con Los Simpsons, además de que me gustan mucho Lenny y Carl, así que ¿por qué no darles un pequeño granito de atención?
Pregunta: ¿soy la única que quiere a Lenny y a Carl juntitos? Pueden decirlo, no tengan miedo u.u
En fin, gracias por leer y espero que les haya gustado. ¡Nos leemos mañana!