Odio Profundo |BL| ©

By Mila_Darkness

5.7M 561K 731K

Dominik Evans es un joven introvertido, preso entre las paredes de su propio hogar. Maltratado por la persona... More

• Introducción
• Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Laguna Inestable

Capítulo 39

84K 8.8K 14.7K
By Mila_Darkness

El viento sacude nuestro ventanal llenando la inmensa habitación de un constante golpeteo, que sincroniza con los acelerados latidos de mi corazón. Aaron me observa expectante, con evidente preocupación en su mirada. Intento encontrar una forma de explicarle cómo me siento pero no sé ni siquiera por dónde empezar. Cierro mis puños inconscientemente, sintiendo las uñas clavarse en mis palmas. 

—¿Vas a decirme lo que ocurre? —espeta él, impaciente. Se arrastra lentamente por la cama hasta quedar sentado junto a mí, casi rozándome—. No lo entiendo, estas últimas semanas nos hemos llevado muy bien. ¿Hice algo mal? 

—No es eso —me apresuro a decir incapaz de mirarlo—, es solo que no me he sentido muy bien. 

—¿Por qué? —pregunta tomando mi rostro entre sus manos, obligándome a verlo. 

—Creo que es por tu actitud —respondo inseguro—. De un momento a otro cambió completamente, no esperaba algo así. Pasaste de insultarme en cada oportunidad que tenías, a tratarme como si fuese... —titubeo sin saber qué decir—. Como si fuese alguien importante para ti. 

—Pero eres importante para mí, pensé que eso quedó bastante claro —dice con algo de enojo en su voz—. Y sigo sin entender, ¿se supone que lo que te hace sentir mal es que te trate bien? 

Maldición, dicho así suena realmente terrible. 

—En parte es cierto —contesto separándome de él, haciendo que suelte mi rostro—. Tu actitud me desconcierta porque no estoy acostumbrado a que seas así conmigo, a veces pareciera que fueras otra persona. 

—¿Me estás diciendo que prefieres que sea agresivo contigo? —pregunta levantándose de la cama, mirándome furioso—. Porque de ser así...

—¡Joder, no! —lo interrumpo poniéndome de pie—. Las personas no suelen ser tan amables y dedicadas conmigo, me parecería extraño esto viniendo de cualquier persona, pero más de ti porque hasta hace unos meses deseabas matarme. 

El enojo y la frustración nublan mi mente, llenándome de sentimientos desagradables que no puedo controlar. 

—¡Nunca deseé matarte! —grita tomándome del brazo, iracundo. 

—¡Tienes razón, solo deseabas que yo quisiera matarme! —escupo con voz venenosa, tratando de alejarme. 

—¡Te salvé de que te tiraras de ese maldito puente! —escupe acercándome a él, sosteniéndome con fuerza. Sus ojos oscurecidos se clavan en los míos, su respiración agitada choca contra mis labios. 

—¿Por qué lo hiciste? —pregunto susurrando—. ¿Por qué me salvarías después de lo que te hice? ¿Por qué eres amable conmigo ahora? —mis manos empiezan a temblar mientras una lágrima se desliza por mi mejilla—. ¡No tiene sentido que actúes de esta manera luego de todo lo que pasó, y sé que debe haber una razón oculta para que lo hagas! ¡Tú no serías dulce conmigo, así que dime por qué demonios lo eres! 

—¡Porque te amo! —grita frustrado, haciéndome callar. 

Mi sangre se congela en el instante que proceso esas tres palabras, mi respiración no tarda nada en volverse irregular, y hasta los latidos de mi corazón parecen detenerse por completo. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, estoy inmóvil. 

¿Qué acabé de escuchar?

No, tiene que ser una broma, Aaron no puede haber dicho eso realmente. 

Pero lo dijo. 

¿Qué se supone que debo responderle? 

—Yo... —me detengo por un segundo y respiro profundamente—. Yo no estoy seguro si esto que hay entre nosotros es amor. 

El silencio se hace presente en toda la habitación, no me atrevo a verle el rostro. Un jadeo ahogado escapa de sus labios, mis ojos apenas logran ver sus puños apretarse. Enseguida se da media vuelta y camina velozmente hacia la puerta. Sin pensarlo me muevo hacia ella antes de que él llegue, rápidamente la cierro de golpe y me apoyo en la superficie helada, impidiéndole salir. 

—Muévete —ordena fríamente.

—Escúchame —le pido levantando la mirada, cuando consigo ver la suya siento un dolor agudo en el pecho: me mira con decepción—. No quise decirlo así, además ya te he dicho que tengo sentimientos por ti.

—Pero no me amas —dice tajante—. Te lo repetiré una última vez, muévete. 

—¿Cómo podrías llamarle amor a esto? —la pregunta se me escapa, internamente deseo poder arrancarme la lengua—. Maldición, sé que suena mal lo que digo, pero me refiero a que no tiene sentido que me ames. ¿Quieres saber lo que creo que ocurre? 

—Habla —contesta acortando la distancia entre nosotros, haciendo que desee hundirme en la puerta.

—Kara cree que es porque tengo miedo de ser feliz contigo, pero siento que va más allá de eso —digo con fingida seguridad, Aaron solo entrecierra los ojos, disgustado—. Yo creo que todo esto surgió por la culpa que sentía luego de recuperar esos horribles recuerdos, cuando comencé a ser consciente del daño que te hice. Buscaba la forma de remediarlo, y en un principio quería que tú no me odiaras tanto. 

El fuerte golpe al costado de mi cabeza hace que me congele, sintiendo un repentino miedo recorrer mi cuerpo. Aaron acaba de estrellar su puño contra la puerta, consiguiendo agrietarla.

—¿Estás diciendo que te acostaste conmigo por culpa? —susurra sobre mi rostro, con voz amenazante y aterradora.

¿Cómo llegó a esa conclusión tan rápido?

Decirlo así es bastante fuerte, pero en parte sé que fue lo que ocurrió al principio. Estaba ahogándome en la culpa, no encontraba la forma de sentirme bien ni de que él se sintiera mejor, tenía un deseo desesperado por aplacar su odio hacia mí. 

—No era solo por eso, pero la culpa sí importó las primeras veces, luego ya no tanto —susurro mirando al suelo, nervioso—. Además estaba ebrio. 

—No sé qué mierda esperas que te diga —suelta entre dientes, conteniendo su ira—. ¿A qué demonios quieres llegar con lo que dices? Estás logrando que me desespere, y no quieres ver lo que soy capaz de hacer cuando me desespero. 

—A lo que quiero llegar es que yo todavía siento culpa, y creo que tú también la sientes —respondo inseguro—. Me tratas bien porque sabes que lo último que me hiciste estuvo mal, te arrepientes y por eso sientes culpa. No me amas realmente, solo crees que lo haces. 

Aaron suelta un gruñido furioso mientras se aleja de mí, dándome la espalda. Me quedo quieto en mi lugar, sintiendo que el más mínimo movimiento podría alterarlo. 

—Esto es ridículo —dice soltando una siniestra carcajada.

—¿Estás bien? —pregunto temeroso. 

—¿Bien? —lentamente se da la vuelta, mostrándome su rostro enrojecido—. ¿Cómo mierda voy a estar bien si estas putas semanas me estuve esmerando para demostrarte lo mucho que te amo y lo único que pudiste interpretar de eso es que siento puta CULPA? 

—Yo... —quiero decir pero me detiene.

—¿Crees que es fácil para mí amarte? —escupe caminando hacia mí, como un depredador hambriento—. Es una maldita locura, Dominik. Me costó demasiado aceptarlo, tuve mil luchas internas al creer que estaba enloqueciendo por fijarme en el maldito chico que arruinó mi infancia —sus ojos se cristalizan y de inmediato varias lágrimas caen, las cuales limpia con brutalidad, lastimándose—. Nunca quise matarte, pero quería destruirte, quería que te hundieras en la peor de las miserias. ¿Sabes lo difícil que es aceptar que ahora lastimarte me dolería muchísimo? ¡No puedo hacerlo porque es como herirme a mí mismo, o peor!

Cada una de sus palabras impactan con fuerza en mi pecho, causando que suelte un jadeo adolorido. Siento cómo mi rostro empieza a humedecerse, mi vista se vuelve borrosa.

 ¿Por qué dice palabras tan lindas que me duelen demasiado? 

 —Y no tengo estos sentimientos por ti desde hace poco, vengo luchando con ellos desde hace meses —susurra cuando está a centímetros de mi rostro—. Tú me arrebataste muchas cosas cuando éramos pequeños, tú me heriste como nadie jamás lo hizo, entonces ponte en mi lugar y dime cómo carajos afronto el hecho de que me he enamorado de ti. 

Mis brazos lo rodean sin que pueda detenerme, pegándolo a mi cuerpo con brusquedad. Hundo mi rostro en su cuello mientras me aferro a él, sollozando. Luego de unos segundos me corresponde, envolviéndome con delicadeza entre sus brazos. 

—Y-Yo quise reprimir esos malditos sentimientos, pero siempre salían a la luz de una u otra forma —su voz suena rota, desgastada—. Ya no podía pegarte, ya no podía lastimarte sin sentir que una parte de mí moría al hacerlo —se aferra a mí y noto que su cuerpo está temblando—. Tú lo sabías, sé que notabas que fui cambiando contigo poco a poco, no es algo de ahora. Entonces deja de decir estupideces, Dominik. No es culpa lo que siento, te trato así porque quiero hacerlo, porque acepté que te amo y necesito demostrártelo. 

—P-Perdóname —susurro sin apartarme de él, tratando de estabilizar mi voz—. Soy un idiota. 

—¿Mis acciones no fueron las suficientes para que entendieras lo que siento por ti? ¿Por qué tuviste que malinterpretarlo así? —pregunta dolido, y si estuviese viendo sus ojos sé que habría una enorme tristeza en ellos. Muerdo mis labios con fuerza, lamentándome de haberle dicho todas esas cosas. 

—Lo fueron, fueron suficientes —digo acariciando su espalda, queriendo que el abrazo dure para siempre—. Kara tiene razón, quizás sí tengo miedo de que todo esté yendo bien, quizás tengo miedo de amarte porque jamás amé a nadie en un sentido romántico. No quiero arruinarlo, tengo miedo de herirte. 

Aaron comienza a separarse con lentitud, sus manos toman suavemente mi rostro y nuestros ojos vuelven a encontrarse. Ahora puedo ver tranquilidad reflejada en la profundidad gris de su mirada, pero el cansancio también está presente, y el contorno rojizo me recuerda que hace unos momentos estaba llorando. 

—Yo también tengo miedo —responde acariciando mis mejillas—. Sé que todo podría arruinarse fácilmente, sé que estamos corriendo varios riesgos al estar juntos, pero hay un miedo más fuerte que todos esos y es el que me permite querer estar contigo. 

—¿Cuál? —pregunto confundido, aún rodeándolo con mis brazos. 

—Deberías saberlo, creo que ya te lo he dicho —dice soltando una pequeña risa—. El miedo a perderte. 

La calidez invade mi pecho, acabando con cualquier sentimiento negativo que haya estado allí antes. No puedo evitar sonreírle. 

—No vas a perderme —contesto impulsivamente. 

—Eso es algo que no puedes controlar, porque mi miedo es que desaparezcas, no solo que te separes de mí —dice con seriedad—. Creo que todavía no entiendes lo difícil que fue para mí pensar que podrías haber muerto aquel día, creo que ni siquiera entiendes lo grave que era o no le das importancia. Te apuntaron con una maldita arma. Pudiste morirte si yo demoraba un par de minutos más en aparecer, pude perderte para siempre. Fue ahí cuando supe que debía aceptar mi amor por ti, porque esa experiencia fue la peor de mi vida. 

Nuevamente mi rostro se humedece debido a las escurridizas lágrimas que se escapan de mis ojos, son limpiadas enseguida por los cálidos dedos de Aaron.  

—Entonces te prometo que jamás enfrentaré a un homofóbico solo —digo bromeando, logrando sacarle otra sonrisa. 

—Dominik, hay una cosa que todavía no me quedó del todo clara —habla observándome, la confusión se nota en su mirada—. ¿Por qué dijiste algo sobre sangre hace un rato? Es por lo que comenzó todo este problema pero aún no me lo explicas. 

Oh, mierda, la alucinación. 

—Vas a pensar que estoy loco si te lo digo —contesto sintiéndome un poco nervioso.  

—Pero ya pienso que estás loco —dice burlón, le doy un codazo juguetonamente. 

—Muy gracioso —digo sarcástico. 

—Bueno, ¿me vas a decir o no? —suelta impaciente, todavía unidos en un abrazo cómodo. 

—Tuve una alucinación —suelto sin querer darle más vueltas al asunto, escondiéndome en su cuello—. Va, dos si tenemos en cuenta la de la sangre. 

Esta vez rompe el abrazo para poder mirarme a la cara completamente.

—¿Consumiste alguna droga? —pregunta preocupado.

—Ese es el problema —bajo la vista—, no consumí ninguna droga. 

—¿Es la primera vez que te pasa o te ha ocurrido antes? —su voz ahora suena alarmada. 

—Sí, es la primera vez —respondo cruzándome de brazos—. Sucedió esta mañana cuando salí con Kara, al principio creí que era un recuerdo bloqueado. 

—¿Y cómo sabes que no lo es? —suelta de inmediato. 

—Porque sé que algo así no pudo haber ocurrido, quizás antes lo puse en duda pero ya no, estoy seguro de que no ocurrió —digo suspirando de alivio al descartar completamente cualquier posibilidad de envenenamiento. Aaron no me haría algo así, y ahora lo sé. 

—¿Cómo estás tan seguro? —pregunta inquisitivo. 

—Tú nunca me envenenarías, ¿o sí? —digo recibiendo como respuesta una mirada fulminante que me asusta un poco, enseguida veo cómo se suaviza.

—Debería sentirme en verdad ofendido porque imaginaras que te enveneno —dice suspirando, resignado—. Pero ya tuvimos suficientes peleas por hoy, además puedo llegar a entender el motivo de esa alucinación. 

—¿En serio? —cuestiono.

—Sí, malinterpretaste de una manera abismal mis sentimientos hacia ti, y encima estabas sintiéndote mal al respecto, tenías mucho estrés encima —dice pensativo, pasando sus manos por mi cintura—. Si bien me preocupa que hayas pasado por eso, tampoco es una señal de que te estés volviendo loco. Creo que deberías consultarlo con un médico, aún así puede ocurrirle una alucinación a cualquier persona si se encuentra en un estado de total estrés. 

—¿De verdad? —pregunto sorprendido.

—Nunca me ha pasado, pero a mamá sí —contesta en un tono tranquilizador—. También hay varios estudios al respecto que demuestran lo que dije, si ves que no se repite es porque fue debido al estrés que sentías. Ella tuvo apenas un par de alucinaciones y fue porque estaba demasiado mal.

—No puedo imaginar a Rebeca estando mal, parece ser una persona muy fuerte —digo mientras me apoyo contra su pecho. 

—Hasta las personas más fuertes pueden romperse —responde apretando su agarre.

La curiosidad por preguntarle más sobre su madre me abruma, pero se nota que es un tema delicado y no quiero arruinar el momento de paz que tenemos. 

—Es cierto —susurro envolviendo mis brazos en su cuello—. Aaron, hay algo que todavía no te he dicho.

—¿Qué? —pregunta mirándome, curioso. 

—Te amo —susurro acercándolo a mí. 

Sin esperar una respuesta, beso sus hermosos labios. 

Continue Reading

You'll Also Like

377K 43.8K 69
El pequeño y dicharachero Leo tiene un gran problema. Ese gran problema mide aproximadamente 1.81, tiene el pelo negro revuelto y los ojos azul hielo...
285K 28.8K 49
Lo último que Miguel recuerda antes de recibir la llamada con la noticia que su mejor amiga murió, es lavar sus manos de sangre y que alguien lo esta...
53.6K 3.7K 40
después de lo ocurrido en la mina MC , queda en shock respecto a lo que se entera por otro lado los chicos exigen muchas cosas a MC , pero una person...
DESCONOCIDO By Alicia Markus

Mystery / Thriller

712K 6.4K 6
UN DESCONOCIDO UN MUNDO DESCONOCIDO UNA CHICA DISPUESTA A CONOCERLO SECRETOS Y UNA PERVERSA VERDAD Portada hecha por la hermosa y talentosa: @Arte...