Especial Jensoo.
Jennie's POV.
Luego de discutir un poco con Jisoo, debo añadir que la discusión la hizo ver extremadamente caliente... Joder, esa mujer irradia sensualidad por cada poro de su piel, sobre todo cuando está enojada.
En fin, volviendo a la realidad, Minji y Sandara nos llamaron para darnos el bloqueador solar. Como era completamente obvio que no podíamos ponerlo completamente solas, esperé pacientemente a que Lisa terminara de aplicárselo a Chaeng y viceversa para que pudiera ayudarme. Desafortunadamente, cuando ambas terminaron, extrañamente dijeron que irían dentro de casa y, sin permitir que les dijéramos ni una sola palabra, se fueron corriendo. Casi como si tuvieran prisa...
«Hum... Sospechoso...»
Entrecerré mis ojos hacia el camino por donde se habían ido y suspiré.
Jisoo, a mi lado, suspiró también y observó a su madre, probablemente para pedirle ayuda, porque no creo que quiera la mía. Me decidí a pedirle ayuda a Dara, cuando nos volteamos y ambas, al parecer, se aplicaban bloqueador entre ellas también.
—Mamá, ¿me ayudas con el bloqueador? —le preguntó Jisoo, haciendo un puchero.
Pero Minji ni siquiera volteó a verla, así que sabía que no serviría.
—Lo siento, cariño. Estoy algo ocupada ahora, ¿por qué no le pides a Jennie que te ayude?
Volteando hacia mí, Jisoo me observó unos instantes antes de suspirar con molestia.
—Ahg ¡bien! ¡Pero nada de pasarse! —me advirtió—. Y hazlo rápido.
—Como sea —musité desinteresada.
Claro, por dentro estaba explotando de dicha y alegría al poder finalmente tener mis manos sobre su suave y delicada piel.
Jisoo extendió una toalla en el suelo y se acostó boca abajo sobre ella, permitiéndome un muy buen vistazo de su trasero y lo poco que el bikini extremadamente corto lograba cubrir. Aunque admito que era muy sexy, también me produjo molestia infinita; Jisoo sabía que las personas en la playa la estaban observando y se jactaba de ello, a sabiendas de que eso me afectaba a sobremanera.
Pero pese a eso, no iba a darle el gusto de demostrarlo.
Me arrodillé a su lado y vertí un poco del bloqueador en mis manos, dispuesta a tocar su piel. Cuando por fin la tuve entre mis manos, mordí mi labio inferior para evitar suspirar mientras recorría sus muslos traseros. Los recorrí con lentitud, disfrutando cada segundo, y evité tocar su trasero cuando finalicé. Después de todo no iba a pasarme, podía ser un poco sucia pero jamás haría nada que ella no quisiera, por lo que continué con su espalda y sus hombros.
Jisoo soltó un suspiro entrecortado al acariciar sus tensos hombros.
—Deberías visitar un spa —le dije.
—Lo he considerado —tarareó y cerró los ojos cuando ejercí más presión sobre sus hombros—. Quizá pueda visitar uno aquí antes de regresar a Seúl.
Acaricié con mis pulgares sus omóplatos descubiertos y la escuché suspirar.
Pero, cuando mis manos bajaron un poco más, ella se movió.
—Tu turno —fue lo que dijo.
Un poco extrañada, asentí y ocupé lugar en la toalla.
Ella se sentó sobre mi trasero y paseó sus manos, humedecidas por el bloqueador, por toda mi espalda, haciéndome estremecer. Repentinamente me encontré cerrando los ojos y recordando ciertas vivencias pasadas...
Estaba disfrutando del débil masaje que me proporcionada inconscientemente, cuando accidentalmente sus uñas rasguñaron suavemente mi espalda y me hicieron gemir de forma baja y ronca.
Inmediatamente enterré mi cara en la toalla.
«Dios, espero que no lo haya escuchado...»
La sentí acomodarse, aún sobre mi trasero, y pasar sus uñas por mis omóplatos. Aunque esta vez no estuve segura de si era un accidente o no.
Esta vez mordí mi labio inferior para evitar gemir.
No es que yo tuviese algo con el sadomasoquismo, pero extrañamente amaba cuando Jisoo me rasguñaba... Había leído algo de eso en internet, y resulta que muchas personas lo hacen porque estimula el placer sexual o algo así... El punto es que, desde nuestra primera vez juntas, Jisoo lo había hecho. Inclusive llegó a hacer un pequeño mordisco en mi hombro izquierdo, y ahí descubrí que ella no podía llegar al clímax si no lo hacía. Era extraño... Pero definitivamente me encantó. No eran arañazos o mordiscos profundos, simplemente superficiales, así que no habría muchos daños colaterales; y cada vez que se sentía caliente o quería llegar al orgamo, ella me arañaba o mordisqueaba mi piel sutilmente.
Esta vez, sin embargo, no sabía si lo hacía hecho por accidente o porque quería tener algo... Sea lo que fuere, me encendió a mí también. No pude evitar unir mis muslos ante las palpitaciones continuas en mi zona baja.
Ella movió sus caderas sobre mi trasero otra vez y paseó sus uñas nuevamente por mi espalda. Ahora estaba completamente segura de que no lo había hecho por accidente.
Sin embargo, antes de que pudiera decir algo más, Minji nos interrumpió.
—Niñas, ¿saben dónde están Lisa y Chaeyoung? No las he visto desde que dijeron que irían a casa por baldes y palas de juguete para hacer un castillo de arena.
Jisoo inmediatamente se bajó de mí y contestó como si nada hubiera pasado.
—No lo-
Pero Chaeyoung y Lisa llegaron al instante con los juguetes en las manos y sonrisas triunfantes.
—¡Aquí estamos! —chilló Chaeyoung, levantando la pala en sus manos—. ¡Y vamos a construir el mejor castillo de arena del mundo!
Lisa le entregó una cubeta a Jisoo y cuando estuvo a punto de entregarme una pala desistí.
—Dame la cubeta, voy por agua.
Ella asintió y me entregó la otra cubeta. Di media vuelta dispuesta a meterme en el frío mar, con la esperanza de que aquello enfriara mis deseos carnosos.
...
Luego de eso, extrañamente, Jisoo y yo no tuvimos más momentos calientes. Nos mantuvimos alejadas y daba gracias a que eso pasara, porque no estaba segura de que pudiera soportar más burlas.
Al anochecer, Minji y Sandara dijeron que nos llevarían a un restaurante, por lo que nos pidieron que nos vistiéramos apropiadamente —querían decir que nos quitáramos los trajes de baño ridículamente pequeños—, aunque no fuese un lugar elegante.
Como se suponía que no era nada elegante, opté por un atuendo completamente negro, que consistía en pantalones, camiseta corta —que dejaba ver parte de mi abdomen— y una chaqueta.
Una vez vestida, y después de observarme al espejo varios minutos contemplando lo hermosa que soy, bajé las escaleras para reunirme con el resto.
Lisa y yo chocamos puños cuando nos vimos. No íbamos tan diferentes, ambas teníamos practicamente el mismo atuendo, a pesar de que nunca le dijimos a la otra lo que usaríamos. La única diferencia entre nuestros atuendos era que su chaqueta era de Celine, y la mía era Channel.
Chaeyoung, por su parte, llevaba un lindo vestido blanco que se pegaba muy bien a sus curvas, por lo que no pude evitar silbar al verla.
—Chaeng, te ves radiante.
Ella, siendo tímida como siempre, me agradeció con sus mejillas rojas.
—Gracias.
Lisa me dio un golpe en el brazo y con el ceño fruncido, se posó a un lado de la castaña mientras pasaba un brazo por su cintura, apegándola a ella.
—No tienes que marcar territorio frente a mí, Lili. Chaeng es muy hermosa, pero sé que es tuya.
Lisa levantó una ceja, dispuesta a contestar. Sin embargo, en su lugar observó detrás de mí y silbó también.
—¿No se suponía que no era una cena elegante?
Di media vuelta, esperando ver a Minji o Dara, pero en su lugar me topé con Jisoo y mi boca no pudo evitar abrirse.
Llevaba puesto un vestido blanco también, con mangas largas y una especie de lazo en el escote. El vestido apenas le llegaba a los muslos, y las botas negras que llevaba simplemente le daban ese toque sexy y atrevido.
Esa mujer estaba tratando de matarme hoy.
Jisoo sonrió ladinamente y pasó por mi lado balanceando su caderas tentativamente.
Su perfume suave y dulce inundó mis fosas nasales, extrañándome un poco. Jisoo no solía usar perfume porque decía que su olfato era muy sensible... El que se haya puesto aunque sea un poco hoy era ciertamente raro.
—Esto no es elegante —murmuró—. Es simplemente un vestido casual. Chaeng se ve más elegante que yo.
—¿En serio? —Chaeyoung se dio un vistazo a sí misma y realizó una mueca—. ¿Debería ir a cambiarme?
—Así estás bien, cariño —finalmente, Minji y Dara hicieron acto de presencia.
—¿Entonces deberíamos ir a cambiarnos Lisa y yo? Porque somos las únicas con pantalones aquí y no nos vestimos muy elegantes —murmuré, al notar que ambas iban con vestidos también.
—Descuida, les dijimos que el lugar no era tan elegante. Así están bien —dijo Dara—. Ahora deberíamos irnos, las reservaciones están hechas pero podrían darles nuestro lugar a alguien más si llegamos tarde.
Solo esperaba que dijera la verdad.
...
Mentiras.
Mentiras y más mentiras.
—¿Esto no es elegante? —me quejé, llevando una mano hacia mi rostro—. Maldición, ahora parezco una vagabunda vestida así.
Lisa me dio un golpe en el hombro entre risas.
—¿Podrías dejar de exagerar? Te ves bien —me observó unos instantes—. Además, esos pantalones te hacen buen trasero.
Asentí satisfecha y me di media vuelta, inclinando mi trasero hacia ella.
—Sí, ¿verdad? Al principio pensé que se vería muy gordo, pero se ve bien.
Sin embargo, antes de que ella pudiera decir algo más, Jisoo se posó entre ambas soltando un suspiro.
—¿Podrían comportarse?
—¿Qué? No hacemos nada malo —me quejé.
—Estamos en un restaurante y ustedes hablan de su trasero —susurró entre dientes, enviándome una mirada de muerte.
Tragué saliva.
—Bien, me comporto.
Lisa había estado callada, por lo que asumí que Chaeyoung la había silenciado también.
«Son tan mandonas ambas...»
El amable hombre que nos recibió en la entrada nos guió a nuestra mesa, y de inmediato Lisa movió las sillas para que Dara y Rosé tomaran asiento.
«Sumando puntos, ¿eh? Muy lista, Manoban. Bien hecho.» Felicité a mi mejor amiga mentalmente.
Por supuesto, no me iba a quedar atrás, por lo que extendí la de Minji también, ganándome un suave apretón en mi mejilla derecha.
«¿Quién dice que una mujer no puede ser caballerosa? ¿o debería decir amable? Ay como sea, yo me entiendo»
—Oh, ustedes dos son un amor —dijo, antes de tomar asiento.
—No es nada —dijo Lisa sonriente.
—Así es. Lo hacemos con gusto.
Me volteé para ver a Jisoo, pero ella ya había movido la silla por sí misma y había tomado asiento.
«Bueno, lo intenté.» Levanté ambos hombro y procedí a tomar asiento.
De inmediato una chica se nos acercó y, sonriente, nos hizo una reverencia.
—Bienvenidas, ¿Puedo ofrecerles un poco agua mientras piensan lo que van a escoger? —preguntó con amabilidad.
—Por supuesto —contestó Minji, con una sonrisa.
La chica levantó una botella de agua fresca y empezó a verterla correctamente en nuestras copas. Cuando llegó a mi lado, me observó unos instantes, le sonreí por cortesía, pero aquello provocó que el agua saliera del recipiente y terminara en mi pantalón.
—¡Oh cielos! ¡Cuanto lo siento! —rápidamente tomó una servilletas e intentó ayudarme.
—No te preocupes, me pasa todo el tiempo —intenté tranquilizarla.
—¿En serio?
—Por supuesto, claro que generalmente ellas son quienes terminan empapadas —le guiñé el ojo.
La chica tragó saliva, un poco sonrojada.
—Y-yo-
—¿Podrías servirme un poco de agua a mí? Siento mi garganta un poco seca —murmuró amablemente Jisoo.
Asintiendo, ella se acercó a Jisoo y empezó a verter agua en su copa.
Mientras Minji hablaba con la camarera, empecé a intentar secar mi pantalón y afortunadamente casi lo logré. No había alcanzado a mojarme completamente.
Una vez la chica se fue con los pedidos, Lisa me codeó y sonrió pícaramente.
—¿En serio, Jen? ¿"Ellas son quienes terminan empapadas"? ¿Qué clase de frase para ligar es esa?
Me crucé de brazos.
—Para tu información, es completamente útil cuando quieres ponerla nerviosa.
—Sí, y eso sólo sirvió para que derramara agua fría sobre ti.
—Lo del agua lo hizo antes.
—Sigue así y te va a tirar todo el vino encima.
—Tú sigue así y me comeré tu lasaña.
Y sí, bueno, no habíamos ido a comer propiamente comida marina. Estábamos en un restaurante italiano famoso aquí en Jeju.
Afortunadamente para Lisa, antes de que las cosas se pusieran feas para ella, la chica regresó con una botella de vino en la mano e hizo otra reverencia.
Inexplicablemente, Jisoo posó de forma suave su mano izquierda sobre mi muslo cuando la chica se acercó a nosotras y le dirigió una sonrisa.
—¿Crees que podrías empezar por mí?
Ella asintió y, esta vez, procedió sin hacer contacto visual conmigo.
Jisoo tomó la copa entre sus manos y la llevó con cuidado a sus delicados labios.
—Hmm, delicioso. Deberías probarlo, amor —y extendió la copa hacia mí.
Toda la mesa se quedó en completo silencio.
Parpadeé incrédulamente hacia ella, pero con una ceja levantada me hizo carraspear.
—Yo, ahm... Sí, seguro.
Pensé que iba a esperar a que la chica pudiera verter vino en mi copa, pero en su lugar, llevó la suya hacia mis labios.
Bebí un poco del dulce vino y no pude evitar suspirar.
—Está muy bueno —comenté.
Ella sonrió hacia mí y luego hacia la mesera, antes de apretar y acariciar mi muslo suavemente con la mano que aún permanecía allí.
Cuando la chica se excusó para retirarse hacia otra mesa, Jisoo soltó finalmente mi muslo y actuó como si nada hubiera pasado.
«¿A qué estás jugando, Kim Jisoo?»
...
Después de degustar una deliciosa cena, y notar la forma extraña en la que Jisoo se comportaba, decidimos que sería mejor regresar a casa de Minji.
Todas nos dirigimos hacia nuestras respectivas habitaciones —bueno, todas menos Lisa, quien había dicho que dormiría hoy con Chaeyoung—. Pero justo cuando iba a dar un paso para abrir la puerta de la habitación que compartía con Lisa, una mano sostuvo mi muñeca y me guió rápidamente hacia otro lugar de la casa.
No tuve tiempo de reaccionar, al notar como unos suaves y cálidos labios se adherían a los míos con ferocidad. Fue ahí cuando descubrí que Jisoo me estaba besando.
Podía besar a muchas otras personas, pero estaba completamente segura de que el tacto de los labios de Jisoo sobre los míos jamás iba a ser borrado. Lo recordaría perfectamente aunque pasaran mil años.
Cerré los ojos y me permití disfrutar el momento, envolviendo mis brazos en su delgada cintura y apegándola a mí.
—¿Quién te crees que eres? —gruñó Jisoo, separándose de mí unos centímetros.
Incapaz de dejar de tocarla, mis manos se dirigieron finalmente hacia su trasero, amasándolo firmemente y mis labios buscaron su cuello.
Ella gimió débilmente pero siguió hablando mientras se aferraba a mi cabello con fuerza.
—¿Q-quién te crees que eres para...? —jadeó cuando chupé suavemente su punto de pulso—. Primero Nayeon, luego Chaeyoung, después Yewon y ahora la mesera... Kim Jennie, eres una-
Interrumpiéndola, cambié de posiciones y ahora ella era quien estaba contra la puerta.
—¿Soy una qué, Jisoo? —murmuré con voz ronca y baja, acercándome a su rostro—. Dime.
—Sabes lo que eres —jadeó.
Me acerqué lo suficiente a ella para rozar nuestras narices y sonreí cuando se vio incapaz de completar su oración.
—¿Ah sí? ¿Y qué soy, según tú?
—Una jodida imbécil—gruñó.
Bueno, si lo que quería era hacerme sentir mal, lo logró. Por supuesto, jamás le daría la dicha de saber que lo hizo. En su lugar, la apegué otra vez a la puerta y lancé mi sonrisa más burlona.
—Bien... Si soy una imbécil, entonces no te sorprenderá que haga esto —con rapidez, la subí a mi hombro y caminé unos pasos hasta llegar a su cama, donde la tiré.
Jisoo chilló cuando se vio estampada contra el colchón.
—¡¿Qué estás haciendo?!
—Estoy siendo una imbécil —respondí, mientras gateaba hacia ella y sonreía pícaramente.
—¡Aléjate de mí! —murmuró.
Pero sabía que realmente no lo quería, porque si fuera así, lo habría gritado y en este momento todas estarían dentro de su habitación para ver qué sucedía, pero en su lugar, simplemente me lo dijo.
—¿Por qué te quejas, Jisoo? —pregunté, una vez estuvo debajo de mí—. ¿Por qué me pides esas cosas cuando tú y yo sabemos perfectamente que no quieres que me aleje de ti?
—Lárgate, Jennie. Hablo en serio.
—Si hablaras en serio, entonces no me hubieses traído a tu habitación y tampoco le hubieras puesto el pestillo a la puerta.
Ella empezó a balbucear y se sonrojó.
«Bingo»
—¿Qué? ¿Creíste que no había escuchado? ¿Que porque me besaste ibas a adormecer todos mis sentidos y entonces no me daría cuenta? Te tengo noticias, Jisoo —susurré, acercándome a su oído—. Tengo oídos. Puedo escuchar claramente las cosas. ¿Y sabes qué más estaría encantada de escuchar?
—¿Qué? —preguntó débilmente.
—Tus gemidos cuando llegues al clímax conmigo sobre ti. Cuando estés tan llena de mí que el placer sea infinito y te derritas en la cama. Cuando rasguñes mi espalda rogando por más —dije—. Lo único que quiero escuchar ahora, son tus súplicas.
Ella gimió por lo bajo y levantó sus caderas para frotarse contra mi muslo derecho, que se encontraba entre sus piernas en ese momento.
Sonreí y me alejé, negando con la cabeza.
—No-oh, nena. Si quieres que te toque, tienes que pedírmelo.
—En tus sueños, Kim —gruñó con molestia.
—Sí, y también en los tuyos.
Suspiró con irritación y, sin apartar sus ojos de los míos, abrió las piernas aún más llevando lentamente su mano derecha hacia sus bragas.
Mi ceño se frunció inmediatamente y tomé sus manos entre las mías, posándolas sobre su cabeza.
—No hagas las cosas más difíciles, Jisoo. Si quieres tener un orgasmo, entonces sólo tienes que pedirlo.
—Puedo tener un orgamo por mí misma —murmuró con voz ronca.
—Sí, pero así no sería tan divertido, ¿verdad? —le guiñé un ojo cuando me gruñó otra vez y recorrí el lugar con la mirada.
Al no ver nada, esta vez quien gruñó fui yo.
—No te toques —le dije, cuando la solté y me dirigí rápidamente hacia la puerta.
—Como si te fuera a hacer caso —la escuché susurrar, pero no le presté mucha atención.
Corrí rápidamente hacia la habitación donde me hospedaba y tomé una de mis pañoletas. Cuando regresé, no me sorprendió en lo absoluto lo que vi.
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Es tan largo que tuve que hacer otra parte, i'm sorry </3
Pero no se preocupen, la subiré en un rato ewa
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