Narra Ignis
Los reyes del Clan Vulturi, los cuales están sentados en sus tronos, me miran con cierto temor y sorpresa, al igual que el resto de la guardia, y no es para menos, sabían que vendría a verlos, pero no esperaban que fuera tan pronto.
—Tenía tiempo sin venir a verlos —un trono aparece en medio del gran salón, uno grande y más lindo que el de los tres Vulturi, así que me acercó para sentarme en él.
—¿A qué se debe su visita, mi señora? —Aro, el líder del Clan, me pregunta con una sonrisa demasiado exagerada que me hace recordar al muñeco Chucky cuando quiere hacerse pasar por bueno, sonrío un poco ante mi pensamiento.
Sé muy bien que no le agrada mi presencia, yo impongo poder, algo que opaca el poder que él cree qué tiene, no le gusta verse o parecer vulnerable ante nadie.
Sigo sin entender su forma de adquirir poder sobre los demás, lo único que me gusta es que casi siempre hace cumplir las leyes, es lo único bueno que sabe hacer, a mi parecer.
—Bueno, solo quise venir para aclararles ciertas cosas —lo veo directamente a los ojos. Doy una probada a la paleta de caramelo que tengo en mi mano para después continuar—: ¿Por qué no ayudaron a los Cullen? —puedo sentir el temor de Aro y Caius, aun cuando tratan de ocultarlo. El resto de la guardia y Marcus solo observaban y escuchaban todo en silencio. Después de todo, solo siguen mis órdenes—. No tendrán a ningún integrante de ese Clan en la guardia Vulturi, y es mi última palabra.
—Mi señora, nosotros no teníamos conocimiento del grupo de neófitos que se presentaba en Forks, realmente estam...
—Aro —lo interrumpí. Pude notar como tensó la mandíbula— ¿En serio me quieres ver la cara de estúpida? —cuestiono con cierta burla mientras me levanto de mi asiento–. Sé que no eres tan inteligente, pero sí puedes recordar esto: soy más poderosa que tú —digo mientras me acerco a él—. Sé todo lo qué pasa en el mundo sobrenatural, cada movimiento que hacen, cada pensamiento que tienen —me inclino sobre su "trono", para terminar de susurrar—: pero, sobre todo, cada deseo que tienen.
Sonreí satisfecha por verle la furia en sus ojos. Llevé la paleta a mi boca y me di vuelta para regresar al trono. Los demás seguían en silencio, pero tenían en sus rostros expresiones de temor, aunque también diversión.
Antes de poder sentarme, sentí como estaba a punto de atacarme, así que giré sobre mi propio eje y lo agarré fuertemente del cuello, quedando a centímetros de mí.
—Mala idea —dije para lanzarlo hasta el otro lado de la sala.
Algunas grietas aparecieron en su cuello por el agarre que había hecho, trató de acercarse a mí, pero con solo una mirada hice que quedara inmovilizado.
—¡Escuchen todos! —exclamé alto, aun sabiendo que pueden oírme perfectamente, pero sin duda, esto demuestra aún más poder—. Ninguno de ustedes podría contra mí, aun cuando todos los vampiros que existen estuvieran de su lado.
«¡Se les olvida quien soy y como soy! —todos me escuchaban con atención y en silencio—, agradezcan, porque haré una excepción con ustedes y les daré una última oportunidad. Recuerden que nunca podrán librarse de mí.
Evité con todas mis fuerzas no reír por los rostros de Caius y Aro, sin duda sus expresiones eran demasiado graciosas.
«¡Oh! Una última cosa; la humana, Isabella Swan, no será convertida, y espero que quede muy claro —terminé de decir.
Hice que Aro volviera a tener movilidad, así que, a paso lento, regresó a su asiento, donde se sentó sin decir ninguna palabra.
—Ella sabe de nosotros, es un peligro —dijo Caius.
—Al parecer no quedó tan claro —lo miré intensamente— ¡Isabella Swan no será convertida! —él asiente con enojo. Mi mirada se dirige a Alec, es de los pocos que hacen lo que pido sin cuestionarme, y eso me agrada—. Nos vemos, querido Alec.
Le di una mirada a dos integrantes más del Clan antes de irme del lugar.
Ha pasado una hora desde que estoy en casa del Clan Cullen, y realmente es agotador que todos me observen con detenimiento, ni siquiera me da gusto comer algo.
—¡Bien! ¿Hablarán o seguirán viéndome como unos acosadores? —sí, tal vez la opción más viable habría sido decirles algo o empezar algún tema de conversación, pero mi mente divagaba en todas las cosas que puedo hacer y también en mostrar indiferencia por cómo la humana está casi pegada a Edward Cullen, la cual llegó hace como una hora, según había ido a ver a su amigo Jacob y regresó cuando Carlisle fue a darle otra dosis de morfina al cachorro.
Ninguno respondió a mi pregunta, ya que Carlisle llegó a la casa y pronto estuvo en la estancia, donde todos estamos.
—¿Qué sucede? —pregunta viendo a todos— ¿Aún no se han presentado? —mira a su esposa.
—Preferimos esperarte, cariño —le responde Esme, quien me da una pequeña sonrisa, la cual correspondo.
—Chicos, ella es Ignis —Carlisle me señala y le doy una sonrisa—, es una antigua amiga que conocí hace varios años.
—Define, "antigua" —habla el chico que parece oso por su gran complexión. La rubia a su lado le da un golpe en la cabeza— ¡auch! —yo suelto una risa.
—Soy Rosalie —dice la rubia. Su cabello es largo y dorado, sus facciones son muy hermosas, no es para menos, ella tiene el don de la belleza, sin duda después de mi es la mujer más hermosa—, pero me puedes decir Rose, y él es Emmet, mi pareja —Emmet me da un asentamiento de cabeza en forma de saludo.
Los conozco muy bien, son muy lindos y Rosalie me agrada mucho. Su personalidad es definitivamente agradable para mí. A parte que no oculta su aversión hacia Isabella, así que eso es un punto a su favor.
—¡Yo soy Alice y él es mi pareja Jasper! —la voz cantarina de Alice hace que dirija mi mirada hacia ella y Jasper, tiene una sonrisa en su rostro, aunque también expresa confusión, pensando en por qué no me vio venir.
—Hola, Alice —ella sonríe y se ve muy tierna—. Mayor Whitlock, es un gusto verlo de nuevo —le digo a Jasper. Lo llegué a conocer cuando entrenaba a los neófitos. Me había contado algunas cosas de cómo se sentía al estar con María, sin revelar que era un vampiro, aunque no era necesario que lo hiciera. Ahora trata de buscar una explicación del porqué sigo viva, ya que él pensaba que yo era humana.
—Señorita Ignis, me da alegría y también confusión volver a verla —sonrío un poco en comprensión.
—Es entendible —digo de manera tranquila—. Ahora, realmente no es necesario que se presenten, los conozco a todos ustedes y sé muy bien quienes son.
La confusión que les provoco me hace sonreír satisfecha, me gusta causar confusión, aunque también miedo, esa es una de las cosas que me caracterizan, aunque está claro que solo lo hago con personas que no son de mi agrado.
«Creo que me presentaré como es debido —me levanto del sofá y avanzo de manera segura y elegante, posicionándome enfrente de todos, los cuales esperan a que siga hablando—. Mi nombre es Ignis Estrella de la Mañana —sus pensamientos maquinan diferentes cosas, pero todos llegando a la misma persona, a mi padre. Con excepción de la humana, Isabella, la mayoría de sus pensamientos están en que el chico cobrizo a su lado no deja de mirarme y no le gusta eso—. Y sí, como lo han pensado, mi padre es Lucifer Estrella de la Mañana, o como muchos lo conocen, el diablo.
Espero que les haya gustado el capitulo.
Soy buena persona, así que subo este capítulo hoy.
Ok, ni tan buena persona, ¿ya leyeron Una vampira diferente o Moore?
Es Spam, pero bueno, así me promociono. xd
Un saludo a todos.
Jocelyn C.