INESTABLES (EN EDICION)

By LisShi_1215

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Lesly es una chica huerfana de 19 años, todos los miembros de su familia fueron asesinados y solo quedó ella... More

Prólogo
Booktrailer
Capitulo {1}
Capitulo {2}
Capitulo {4}
Capítulo 5
Capítulo 6
Capitulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capitulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capítulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Agradecimientos

Capitulo {3}

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By LisShi_1215

Lesly

El fuerte sonido de la alarma me despierta y de inmediato me levanto de la cama, son las 6:00 de la mañana y la primera clase comienza a las 8:00, lo que me da tiempo para bañarme, cambiarme y bajar a desayunar.

Busco en el armario la ropa para ponerme en el día de hoy, opto por unos pantalones negros con una camisa roja de cuadros y un par de tenis del mismo color. Entro al baño y comienzo a lavarme los dientes, agarro la pasta dental y me quedo paralizada al ver a Christian en el reflejo del espejo con los brazos cruzados y mirándome fijamente, tiene gotas de agua cayendo por su pecho bien definido y el cabello pegado a la frente dando a entender que acaba de bañarse, pero lo que me dejo paralizada es los abdominales que se le marcan como todo un modelo de ropa interior, sigo bajando la mirada hasta que veo el bulto que se le marca por encima del bóxer.

Él tiene ese aspecto del chico que a pesar de no tener un gran cuerpo puede dejar con la boca hecha agua a cualquiera. Miro sus ojos y tiene una mirada profunda y penetrante, de aquellas que escudriñan hasta lo más profundo de tu alma, de esas miradas que rayan entre lo intimidante y lo llamativo, es como saber que te vas a quemar y aun así te metes en el fuego disfrutando del calor que te brinda.

Vuelvo la vista a mi reflejo y es difícil no compararnos, él es tan perfecto y yo, yo soy yo. Alguien de carne y hueso, con defectos notorios y traumas que pueden alejar a cualquiera, por eso llego a la conclusión de que un chico como él nunca se fijaría en alguien como yo.

—Me estás acosando— asegura él mirándome.

—Ya quisieras— balbuceo.

—A nadie le gusta que lo acosen— alega y yo solo me pongo a lavarme los dientes para ignorarlo.

—Y ahora me ignora después de comerme con los ojos— habla haciéndose el ofendido.

No sé por qué me quedé mirándolo así y tampoco sé por qué estoy tan nerviosa, por eso sigo lavando mis dientes ignorándolo y luego de algunos segundos él se va dejándome sola, me pongo frente al espejo mirando mi reflejo, me baño, me peino y salgo, por suerte Christian ya no está por aquí, así que recojo mis cosas y salgo camino a la habitación de Eli, cinco minutos después ya estoy frente a su puerta.

Toco la puerta y no recibo respuesta.

—Eli— llamó, pero nadie responde, así que la llamo por teléfono.

Alguien abre la puerta y en vez de ver a Elizabeth me encuentro con un chico de tés morena, alto y con ojos claros.

—Hola guapa— me saluda el chico y yo lo ignoro mirando por arriba se su hombro para ver si veo a Eli.

—Elizabeth está bañándose si eso es lo que buscas— comenta el chico abriéndome paso.

Entro a la habitación y es casi igual a la mía, la diferencia es que esta habitación está decorada diferente, tiene posters por todos los lados de diferentes artistas y está pintada de color gris.

Esto desborda con el estilo de Elizabeth por todos lados, parece haber sido decorada exclusivamente para ella.

Me quedo parada en el medio esperando que mi amiga salga del baño, el chico sale dejándome sola y aprovecho para dar un vistazo más detallado a la habitación, según lo que puedo ver, Elizabeth comparte la habitación con un hombre, quizás con el chico que estaba aquí y yo que estaba pensando que era uno de sus tantos ligues.

La cama del chico está bien ordenada, mientras que la de Elizabeth está hecha un desastre, cuando éramos pequeñas yo siempre tenía que limpiar su desorden, aunque no me quejo porque mientras yo limpiaba su desorden en la casa, ella limpiaba el desorden en mi mente.

—Hola cielo, ¿ya me extrañabas? — habla Eli saliendo del baño.

La miro y está cambiada, trae puesto unos pantalones color negro bien ajustados y una camiseta blanca, su pelo está recogido en una coleta alta y está maquillada como siempre.

—Como no extrañar al amor de mi vida— digo mandándole un beso.

Ella y yo somos así, vivimos diciéndonos cosas lindas continuamente.

—Tienes que contarme como fue tu día ayer— dice dándome la espalda para buscar algo.

—Bueno... — pienso antes de hablar— Solo diré que comparto habitación con un idiota que es medio loco — comento encogiéndome de hombros.

—Wow... ¿Es lindo? — Curiosea dándose la vuelta para mirarme.

—No— contesto —¿Y tú día como estuvo? — pregunto acortando el tema de Christian.

—Bueno, fui a tomar a un club nocturno y terminé encontrando un chico que resultó ser mi compañero de habitación—responde ella.

Esta es la puta universidad más rara, no sé en qué piensa el director al poner a una chica y a un chico en una misma habitación.

—No me digas que ya te lo tiraste.

—¿Qué? — se hace la ofendida— ¿Yo? Parece que no me conoces Lesly.

—Porque te conozco es que lo pregunto— bromeo mirándola a los ojos.

—Bueno para que te digo que no si es la verdad— se ríe — pero solo fueron besos, ¿Ok?

—No tienes perdón de Dios, Elizabeth— digo negando con la cabeza.

—No me culpes, es que los hombres son como...— mira al cielo y se pone la mano en el pecho dramáticamente— Los hombres son como el lienzo en blanco, que mis manos necesitan recorrer para llenarlos de arte.

Que exagerada, por eso siempre he dicho que, así como los hombres juegan con las mujeres las mujeres también juegan con los hombres.

Elizabeth es la prueba en vida de esto ya que no dura ni dos meses con un chico.

—¿Sabes qué? — le pregunto y ella niega con la cabeza a punto de estallar en risa.

—Estás loca— informo parándome cuando veo que ella está lista.

—Pero me quieres así, estúpida—dice riendo y dándome un abrazo por atrás, me quedo un momento así disfrutando de su compañía y de la alegría que me da tenerla en mi vida.

—Te quiero mucho, tontita — susurro y ella me abraza con más fuerza.

—Lo sé— responde.

Nos soltamos y vamos caminando agarradas de las manos mientras nos dirigimos al comedor, visualizo a la chica de ayer y trato de sentarme alejada de su mesa, ella me saluda con la mano y yo la ignoro.

Elizabeth y yo pedimos la comida y pasamos el resto del tiempo hablando de diferentes cosas, entre ellas de los chicos de la universidad, cosa que a mí no me interesa, pero parece ser un tema que a ella le gusta y si Elizabeth habla, yo escucho.

Después de algunos minutos suena la campana indicándonos que las clases van a empezar, Elizabeth y yo nos separamos con un beso en la mejilla y cada una sigue su camino.

Camino en silencio adentrándome en los pasillos del campus y memorizado cada salón por el que paso.

* * *

El día terminó y ya casi son las nueve de la noche.

Pase el día de clase en clase, casi no me da tiempo ni de comer al mediodía, pero valió la pena.

La primera clase siempre la recordaré como una de mis favoritas, el señor Johnson es el mejor profesor que he conocido hasta ahora, tiene buen carisma y es bueno enseñando, los otros maestros son aburridos en extremo, pero saben enseñar que es lo importante.

Subo escaleras arriba esperando llegar a la habitación y caer en los brazos de Morfeo por siempre. «O hasta mañana mejor dicho».

Entro a la habitación me tiro en la cama y siento que el cuerpo se me paraliza del miedo.

Una tarántula del tamaño de mi mano recorre por mi pie provocando que el corazón se me acelere y las manos me tiemblen.

Les tengo tanta fobia a las arañas que siento como el cuerpo se me pone pesado y sin movilidad, comienzo a hiperventilar y los ojos sé me oscurecen hasta que quedo sin conocimiento.


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Christian

Voy camino a mi habitación con Luca al lado, vinimos a buscar dinero para salir de fiesta al club Oasis, es un club nocturno donde salimos entre amigos a tomar y a gastar el dinero en los casinos.

Abro la puerta y me encuentro con Lesly acostada en una posición muy extraña y con la ropa puesta, me apresuro a buscar el dinero, tomo mi chaqueta y las llaves de mi moto.

—Amigo creo que debes ver esto— anuncia Luca mirando fijamente a Lesly.

—Oye, es de mala educación mirar a las chicas mientras duermen así que vámonos— murmuro para que Lesly no despierte.

—No es eso bro, es que... Creo que tu mascota se la está comiendo— Tartamudea Luca mientras se rasca la nuca.

Me doy la vuelta y miro a Gema recorriendo la cara de Lesly, me apresuro a agarrarla y guardarla en su caja de cristal, Lesly está ardiendo en fiebre y tiene la cara pálida y roja.

Mi araña no es venenosa, pero puede picar duro y hasta provocar una reacción alérgica.

—¡¿Qué haremos bro?!— pregunta Luca alarmado mientras toca la frente de Lesly— ¡Está ardiendo en fiebre!

Los nervios se me ponen de punta y Luca no colabora mucho dando vueltas en círculos por la habitación.

—Cálmate— respondo— Solo hay que bañarla.

No creo que esa sea la mejor idea, pero es lo único que se me ocurre para bajarle la fiebre.

—¡¿Qué?!—grita Luca—. Te dejo solo bro, si te meten preso por violado, no iré contigo a la cárcel— Exclama histérico.

—¡Solo la voy a ayudar!

—¡Pues ayúdala tu solo y no metas en esto! — sigue gritando.

—Llévate a Gema y lárgate, cobarde— decreto con los dientes apretados.

—¡¿Y qué voy a hacer yo con esa cosa?!— vuelve a gritar como un imbécil.

—Mira Luca— rechisto por el enojo—, mañana mi hermana va a hacerse cargo de la maldita araña, ¿entiendes?

—Si, pero no me hables así tan feo— se queja y me dan ganas de pegarle.

Escucho los pasos de Luca atravesando el umbral de la puerta y luego el sonido de esta cerrándose, Luca es un miedoso, pero no puedo culparlo después de todo lo que hemos pasado juntos por dárnosla de valientes.

Después de calmarme y pensar las cosas bien, levanto a Lesly y le quito la camisa que lleva, tiene una franela debajo así que no hay problema.

La cargo en los brazos y la dejo en la tina de baño, abro el agua fría y volteo la mirada para no verla porque con el agua la franela deja ver todo lo que hay abajo.

—No soy un violador, no soy un violador — pienso al ver el sostén de encaje que lleva.

Me sigo repitiendo eso para no mirar a la chica que esta solo a unos metros de mí.

Lesly es una chica hermosa, tiene los ojos más hermosos que he visto en mi vida, y a pesar de ser muy delgada se nota que tiene un buen cuerpo, pero lo más llamativo de ella es la personalidad que se carga, ella llega a un lugar y aunque trate de pasar desapercibida nunca lo logrará porque es callada, es tímida, pero se le ve segura de sí misma. Y cuando sonríe... Dios, cuando ella sonríe es como si el cielo bajara a la tierra a compararse con ella y se quedara corto porque nada puede compararse con tanta belleza, yo quisiera que ella sonriera para siempre para poder admirar la belleza de su sonrisa.

Pero lastimosamente esa sonrisa solo hace acto de presencia cuando ella está con su amiga.

Y se sonroja por todo, recuerdo esta mañana cuando me vio casi desnudo, yo juraría que nunca había visto un hombre así, su mirada me recorrió de arriba abajo como grabándose en la mente cada parte de mi cuerpo, así como lo hice yo ayer cuando la encontré vistiéndose en la habitación y sus mejillas estaban teñidas de un hermoso color rojizo.

Miro sus labios y pienso en lo bien que se sentiría besarla y enseñarle que el fuego es mejor que el hielo, siempre que el fuego sepa calentar sin quemar, la temperatura sube y siento el calor llegando a mi cuerpo y yéndose de inmediato cuando ella despierta.

—Una tarántula, mátala, me va a comer, ayúdame— susurra tan rápido que casi no entiendo.

Repite eso una y otra vez jalándome hacia ella para abrazarme, siento su cuerpo frio debajo de mí y la piel se me eriza ante el tacto, ella comienza a hiperventilar y el corazón se me acelera preso del miedo.

—Lesly, mírame, aquí no hay nada, tú estás a salvo— la calmo acunando su rostro en mis manos.

—Una tarántula, mátala, me va a comer, ayúdame— sigue repitiendo una y otra vez con los ojos llorosos.

Una vez leí que cuando alguien tiene un ataque de pánico lo mejor es distraerlo con algo, así que cojo su cara en mis manos y la beso, al principio su cuerpo se paraliza, pero después siento sus labios suaves moverse inexpertamente al compás de los míos, su respiración se normaliza y se deja caer en mis brazos.

La cubro con una camisa y la coloco en su cama, ella vuelve a jalarme del brazo y me lleva hacia ella.

—No me dejes sola por favor— dice en un susurro con las lágrimas corriendo por sus mejillas.

—Tranquila, nada te va a pasar conmigo aquí— le digo acariciando su rostro con mis nudillos.

—¿Me lo prometes? — pregunta cerrando los ojos.

—Te lo demuestro— susurro colocando un mechón de cabello detrás de su oreja.

Pasan los minutos y siento su respiración volver a la normalidad poco a poco y así se queda dormida en mis brazos. Me hago espacio en la cama y me acuesto abrazándola contra mi pecho hasta quedarme dormido.

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