─¿Estas seguro de esto?─Preguntó el pelirojo─Sigo creyendo que es una idea realmente terrible y estúpida.
─Sabes que soy el tipo de persona que le gusta llevarle la contraria a los demás, pero esta vez estoy de acuerdo con TaeHyun─Dijo ahora el peligris de cabello corto viendo preocupado a un rubio que solo se frotaba sus cienes cansado después de haberles asegurado a sus dos amigos que todo saldría bien varias veces. Ya se estaba hartando─no creo que valla a funcionar.
Después de que YeonJun les contara su nueva idea para derrocar a la de arriba a sus amigos, ambos aceptaron ayudarlo. Sin embargo, ahora que iban a empezar a llevar a cabo aquel descabellado plan sus amigos habían empezado a dudar de nuevo. Un cansado y algo molesto rubio, se encontraba sentado en su magnifico trono suspirando cansado mientras escuchaba a los otros dos ahí presentes quejándose y repitiéndole que su plan no iba a dar resultados. Pero... ¡Pero por Satán que era un magnífico plan! No había forma de que fallara, pensó YeonJun ya cansado de los otros dos.
─¡¿Se pueden callar de una maldita vez?! ¡Demonios, me duele la cabeza de escuchar como se quejan!─Gritó el rubio haciendo sobresaltar a los chicos─Ya me harte de decirles que va a funcionar, y en caso de que no lo haga a la primera, podemos hacer que nuestro infiltrado lo termine de convencer.
─Tal vez Hoseok nos ayude con algunas cosas, como traernos información o llevárselo a él, pero dudo bastante que la pueda convencer de creerte que el─
─¡Tiene que!─YeonJun lo interrumpió y se levantó abruptamente de su trono─Ademas, eso solo lo haríamos en caso de que no me crea a mi, TaeHyun.
─¿Y cómo o en donde piensas hablar con él? No creo que él quiera venir a verte aqui y te recuerdo que tu no puedes entrar al cielo.─Le dijo SooBin con obviedad.
El rubio bufo molesto─Ya veré como. Ustedes solo mantenganme informado sobre cualquier cosa que llegue a ocurrir.
─Está bien. Nosotros nos retiramos.─ Ambos hicieron una reverencia y luego TaeHyun añadió:─Me haces saber si necesitas algo más.
YeonJun asintió y los otros dos salieron de la habitación.
Luego de escuchar la puerta cerrarse y el sonido de sus zapatos alejándose por los pasillos de la mansión, se dejó caer en su trono suspirando pesadamente. Gobernar y dirigir el infierno aveces era agotador pero aún así amaba hacerlo.
En los últimos días, había estado pensando demasiado en su plan, tal vez más de lo necesario, y eso lo agotaba aún más. Se intentaba convencer a sí mismo de que todo lo que iba a hacer, era una farsa y que sus sentimientos no eran reales. En el pasado, había creído que la mentira y la traición era el mejor escape, tanto de él como de sus sentimientos, sin embargo, ahora no quería hacerlo. Una parte de él no quería seguir huyendo de lo que había dejado pendiente hace miles de años, pero otra parte de él─el que se había podrido después de tantos años en el inframundo─quería conseguir su venganza y, desafortunadamente, su sed de venganza estaba por encima de sus sentimientos.
Soltó un potente gruñido que resonó en todo el cuarto y golpeó el recarga brazos de su trono con fuerza.
─No voy a permitir que me confundas más, BeomGyu.─Habló solo el rubio.
Se levantó de su trono y se acercó a la salida de la habitación, pero antes llamó a su compañero. Podían comunicarse telepáticamente con él, por así decirlo.
─TaeHyun
─Dime, YeonJun.
─Voy a salir. Hazte cargo hasta que vuelva.─Dijo con voz firme y finalmente salió de aquella habitación comenzando a caminar por los pasillos de su mansión.
─Bien. Y....¿YeonJun?
─¿Qué pasa?
─Ten cuidado. Suerte.
El chico suspiró por milésima vez ese día, estaba demasiado aburrido. Se encontraba en su puesto y no había noticias nuevas, ni de su Señor de arriba ni de sus jefes de abajo.
Sabía que lo que estaba haciendo no estaba bien, sin embargo tampoco se acababa de convencer a si mismo de que era algo incorrecto. Lo único que él deseaba era ayudar. Todos merecen una segunda oportunidad y su amigo no es la excepción. Quería a su amigo devuelta y también quería que él lograra recuperar su puesto en el cielo para que todo volviera a ser tal cual como era antes, paz y armonía entre todos.
No podía estar más equivocado.
Un extraño destello que logró ver a lo lejos, la sacó de sus pensamientos. Era su señal.
Voló tranquilo hacía el lugar de donde provenían aquellos destellos y cuando llegó se sorprendió demasiado al ver a lo que lo llamaba que si no hubiera estado volando, lo más probable era que se hubiera caído.
Enfrente de él se encontraba la mismísimo Príncipe del infierno. Se sorprendió debido a que el único que va ahí es Mefistófeles y rara vez lo visitaba Belial, pero él... Nunca lo había visto en persona, además de que era un chico realmente muy intimidante.
─U-usted... ¿q-qué hace a-aquí?─ Preguntó tartamudeando Hoseok, el pobre chico estaba muy nervioso.
─¿Tienes algún problema con que esté aquí?─Dijo el rubio encarnando una ceja.
─¡N-no, claro q-que no!─Hoseok estaba muriendo de nervios─E-es solo que-
─Solo jugaba. No estes nervioso, no muerdo.─Bromeó YeonJun y el otro chico rio nervioso─Solo vengo a pedirte que le lleves un mensaje.
─Claro...
─Dile que se me vio en la Tierra y que si no baja a verme en las próximas 12 horas comenzaré a actuar y no creo que le agrade que me meta con sus preciados humanos.─Dijo el rubio con una sonrisa burlona en su rostro.
─E-en seguida iré.─Hoseok se retiró después de hacer una reverencia.
Comenzó a volar en dirección al cielo. No sabía que era lo que estaban planeando ahora. Lo que si sabía era que si su Señor no bajaba como lo había solicitado el rubio, cumpliría su amenaza.
Hoseok no había tenido mucho contacto con YeonJun antes de que lo desterraran. Todo lo que hacía era por su mejor amigo, TaeHyun. Quería volver a tenerlo cerca así que lo ayudaba a volver. Y aunque lo hacía por él, sabía que ayudando a su amigo a volver también estaba ayudando, implícitamente, a los otos dos. Cuando su mejor amigo lo busco después de varios años de su destierro para pedirle ayuda, tuvo que pensarlo mucho debido a que no quería tener nada que ver con Satán y Belial porque, aunque no le gustaba admitirlo, les tenia miedo. Pero todo lo que estaba haciendo valdría la pena en cuanto su amigo volviera a estar a su lado.
Después de haber volado por varios minutos, por fin llego con el serafín de su Señor y le pidió hablar con él. Supuso que su cara de terror y nerviosismo fue suficiente para que HueningKai se apresurara. Unos segundos después, se le permitió el paso.
─M-mi Señor, y-yo...─El castaño estaba realmente nervioso, el pobre chico no podía ni hablar.
─Hey, hey─Su superior se levanto de su trono y se acerco a él para tratar de calmar a el chico─tranquilo. Respira profundo─Coloco una de sus manos sobre el hombro de su querubín viendo como intentaba respirar sin hiperventilar. Luego de unos segundos se logro calmar─y ahora si, dime que sucede.
─Y-yeonjun, él...─Hizo una pequeña pausa y respiro profundo─Lo vieron en la Tierra, esta en su forma humana. Quiere verlo, mi Señor. Dijo que si no baja en las próximas 12 horas, habrá problemas con los humanos.
El querubín vio como su superior abrió sus ojos sorprendido y... ¿con miedo?
─Gracias por informarme, te puedes retirar.─Pidió serio el pelinegro.
─Pero mi Señor, yo-
─Por favor, retírate.
Hoseok se sorprendió por el tono tan serio que su superior ocupo, sin embargo, hizo una reverencia y salio de ahí. Sabia que la intención de el otro chico no era ser grosero, solo estaba algo preocupado y nervioso.
Por otro lado, el pelinegro ni siquiera se había dado cuenta del tono con el que le había hablado a su pequeño querubín. La noticia que le habían ido a dar, lo dejo impactado y bastante confundido.
Se sostuvo de una pared recargándose con su antebrazo y soltó un pesado suspiro. Por unos segundos se sintió mareado y algo desubicado. Unos momentos después, logro retomar la compostura
─Tendré que ir a verlo.
YeonJun caminaba por lo que parecía ser el centro de una importante ciudad sin inmutarse de las miradas de los demás que pasaban. Miradas lujuriosas de parte de las mujeres y miradas llenas de odio y envidia de algunos hombres. No vestía indecente ni mucho menos, llevaba una unos jeans negros, camiseta blanca y se cubría con un abrigo negro, en conjunto con unos zapatos igualmente negros con las puntas doradas mientras que su rubio cabello estaba bien peinado. Sin embargo, aquel hombre tan bello no pasaría desapercibido ni por un ciego.
Decidió conocer un poco la ciudad en la que se encontraba mientras esperaba. No todo tenia que ser trabajo y venganza, se tomaría esas horas como descanso. Nada de maldades ni provocar daño, solo estaría tranquilo.
Hacia ya mucho tiempo que no visitaba la Tierra en persona, sin embargo, algunos demonios y súcubos le llevaban información para saber como la raza humana había evolucionado. Sabía lo suficiente de su actual sociedad como para saber que ahora mismo, se estaba adentrando a una cafetería.
Se acerco al mostrador y ordeno lo que parecía mas sencillo. La chica que lo atendía estaba tan cautivada por el chico enfrente de ella que le costo salir de su trance para tomar su pedido.
─¿Cuánto te debo?─Pregunto el rubio sonriendo coqueto. Sabía el efecto que tenía sobre las personas.
─Em... Y-yo─la chica abría y cerraba su boca nerviosa sin saber que decir─ Q-quiero decir... La, la casa invi-invita.─Pudo decir la pobre chica al fin.
YeonJun sonrió de manera dulce logrando que la otra chica se derritiera.
─¿Enserio?─La chica asintió efusivamente─Gracias..─El chico dijo su vista en el gafete del empleado─Yeji
─N-no hay de que.
El rubio tomó su café y se alejó del mostrador, no sin antes guiñarle un ojo a la chica. Se sentó en una mesa un poco apartada de las demás que tuviera vista hacia el exterior de la cafetería.
Se encontraba bebiendo tranquilamente su café y mirando a las personas que pasaban por afuera del establecimiento cuando otro chico se sentó en el asiento de enfrente. El chico llevaba un abrigo largo color blanco y unos zapatos al igual que los suyos pero blancos. Su cabello negro ligeramente rizado lo llevaba suelto y caía elegantemente por parte de su frente. YeonJun no necesito ver a el chico para saber quien era.
─Creí que no vendrías.─Tomó un poco de su café para luego dejarlo sobre la mesa y voltear a ver a el chico frente él.
─¿Qué es lo que quieres, YeonJun?─ Pregunto directamente el otro chico. No quería perder el tiempo.
─Hola también a ti. He estado bastante bien, gracias por preguntar.─ Dijo el rubio con una sonrisa burlona en su rostro.
El peli negro bufó molesto─No estoy para tus juegos.
─¡Oh, vamos BeomGyu! ¿Qué sucedió con el tierno y amable chico que por nada del mundo dejaba sus modales de lado? ¿No me vas a saludar, lindo?─ YeonJun hizo un tierno puchero que a el otro no le pareció para nada lindo.
BeomGyu se pasó las manos por el rostro cansado. No estaba de humor, así que se dio por vencido.
─Hola YeonJun, ¿cómo estás?─Le sonrió falsamente.
─Ves que fácil fue, no te costaba nada.
─Déjate de juegos de una vez y dime que es lo que quieres.
─Que molesto.─Bufo YeonJun─Por primera vez en miles de años ambos salimos de nuestros reinos y nos encontramos y tú no me dejas divertirme ni un poco. Pero si eso es lo que quieres.
─Habla.
─Lo siento.─Dijo el rubio sin dudarlo ni un poco borrando la sonrisa que anteriormente tenía en su bello rostro, confundiendo a el peli negro.
─¿Eh?
─Lo que oíste.─YeonJun miro a los ojos a el otro chico para que viera que le decía la verdad─Lamento todo lo que sucedió entre nosotros en un pasado. Lamento todos los problemas que te cause a ti, a tus discípulos y a la humanidad. También lamentó haberte decepcionado después de que confiaras en mi. Pero sobre todo lamento que por mis errores me separaran de ti, porque yo...─YeonJun sintió sus manos comenzar a sudar. Estaba nervioso─Esto... yo...
─Tu... ¿qué?─Pregunto BeomGyu igual o tal vez más nervioso que el rubio.
─Yo... Te Amo, BeomGyu.