Los años pasan y las personas crecen, mis hermanos son ya unos adultos sin contar a Miles, el sigue siendo un niño inmaduro aun teniendo un año más que yo, pero se le quiere.
Mi hermano mayor, Jayden, con 24 años ya va en el último año de la universidad, los demás están en segundo o penúltimo año, Miles aun no entra ¿Por qué? Porque no pasó el examen de admisión, yo se lo dije, tenía que estudiar más en vez de gastar su tiempo persiguiendo una chica que nunca le hará caso.
Y yo, acabo de ser admitida a una universidad que es la más prestigiada del país, y va ser lejos de casa, vivir con mis hermanos durante 17 años creo que es una tortura, pero eso no significa que no los quiera, solamente ya no los soporto y más aún que todo el tiempo me traten como si fuera otro chico más.
Pero en realidad ya estoy acostumbrada, mi padre todo el día trabaja y casi nunca lo veo, excepto para cenar, es una regla que tenemos, todos cenamos juntos y nadie se levanta de la mesa hasta que mi padre lo haga primero.
No se ha vuelto a casar, decidió que mejor se concentraba en nosotros, en nuestros estudios, y siendo única hija en una familia de puros varones no le ha resultado fácil.
Como el día que pregunte ¿Por qué me está creciendo los pechos? Mi padre no supo manejarlo y lo dejo a cargo de mi profesora de biología para que me explicara, al final lo que aprendí es que es parte de ser mujer, y además que viene la primera menstruación que me dejó traumada ¿Cómo las mujeres sobreviven siete días desangrándose y no morirse? Eso parece algo sobrehumano.
Pero cuando tuve 13 años y me vino el periodo, los que reaccionaron peor fueron mis hermanos y mi papá, decían que tenía una hemorragia y que me iba a morir, sí; quede traumatizada de por vida hasta que otra vez la profesora me explico que no me iba a morir y que es parte de ser mujer ¡Que privilegio!
A veces me pregunto ¿Por qué no nací hombre? Como mis hermanos, aunque me traten como uno, eso no quiere decir que no siga siendo toda una mujer que tiene que soportar dolores menstruales cada mes.
Quedé al cuidado de mis hermanos cuando mi padre iba trabajar, la paciencia de ellos no soportaba todo lo que tenía que ver con que me hicieran trencitas en el pelo o que quisiera ponerme un vestido, no, no, no, ellos morirían.
Así que empezaron a acostumbrarme a usar la ropa que ellos se ponían, poleras grandes y pantalones anchos, me cortaron el cabello pequeño y literalmente me enseñaron a actuar como uno de ellos.
Me enseñaron a jugar futbol y a pelear en el colegio, mientras que mis compañeras jugaban a ser princesas y buscaban un castillo ficticio de su imaginación, agradezco esa parte porque sinceramente parecían locas subiendo escaleras imaginarias.
Iba un año más debajo de mi hermano Miles y siempre estaba con él y su grupo de amigos, algunos profesores me confundían por un niñito y sinceramente no me sentía ofendida, estaba acostumbrada que me dijeran eso.
Nunca tuve amigas, y no era de estar con las chicas.
Y así pasaron los años y terminé el colegio, sinceramente no lo extraño, estoy feliz de hacer mi propia vida sin el cuidado de mis hermanos lejos de casa.
Ahora me encuentro en mi habitación que comparto con Miles, su mitad al lado derecho y yo al otro lado, cualquiera que entrara pensaría que dos chicos duermen acá, tenemos gustos parecidos y compartimos los mismos posters en las paredes de bandas favoritas y series o películas de zombies.
A la Universidad que voy se llama "Mistic", no me pregunten qué significa, porque ni yo lo sé.
No tengo mucha ropa, son solo algunos buzos, polerones, camisetas largas y dos zapatillas que siempre uso y la ropa interior. La maleta es demasiado pequeña.
-¿Recién empacas?-Miles entra a la habitación haciéndose caer sobre su cama con el celular en su mano.
-Sí, ya estoy acabando- camino hacia mi ropero y saco un abrigo y lo guardo- ¿Dónde estabas?
Suspira mirándome por un segundo y vuelve su concentración a su celular- Salí con una chica.
Pongo los ojos en blanco y cierro la maleta- Deberías concentrarte en estudiar en vez de ir como perro detrás de chicas- Camino hacia mi ropero para cerrarlo y revisar si no olvido nada.
-Eso no te importa- se levanta quedando sentado- Además aún falta mucho para el examen de admisión.
Bajo la maleta al piso y lo coloco a un costado, me acomodo en la cama mirándolo directamente- Nunca vas a cambiar- me recuesto en la cama mirando el techo y sin previo aviso me lanza una almohada en la cara -¡Ey!- levanto la cabeza viéndolo directamente riéndose.
-Que bien que ya te vas mañana- se levanta de la cama y camina hacia la puerta.
-¡Pues, a mi me alegra que no vuelva a ver tu horrenda cara!- grito cuando desaparece por la puerta.
Suelto una bocanada de aire y ahora soy yo quien se levanta y salgo de la habitación. A mí costado las otras dos habitaciones de mis hermanos.
-¡Ricky baja a comer!- grita mi papá desde abajo.
Bajo las escalera y me encuentro a todos mis hermanos ya sentados esperándome.
-¿Por qué estaban discutiendo Miles y tú?- me acerco a mi sitio y tomo asiento un tanto fastidiada.
-Ya sabes papá, él está triste de que me vaya- sonrío maléficamente, Miles abre la boca un poco sin que se dé cuenta nuestro padre- ¿No es cierto hermanito?- parpadeo angelicalmente sonriendo.
-Sí bueno, que se puede hacer, no la veremos hasta diciembre- agarra los cubiertos y empieza a cortar un pedazo de carne en su plato.
-Qué bueno que se lleven tan bien- me mira melancólicamente- Mi princesa se irá a la universidad mañana.
-Tranquilo papá- empiezo a cortar mi carne- Regresare en 5 meses para Navidad- me meto el pedazo de carne que es un elixir para mi paladar- ¡Oh Diablos! ¡Está delicioso Sam!- Mi hermano Sam está estudiando gastronomía y no pierde su tiempo preparando la comida para nosotros.
-Gracias, es un plato especial por la última cena que estaremos contigo- es un amor este chico.
-Gracias- le sonrío y sigo devorando la comida.
-¿Sabes en que fraternidad estarás Ricky?- cuestiona Jayden, el mayor de todos, él estudia Arquitectura y ya va a acabar.
-Mmm..- pienso un momento- Por lo que me acuerdo se llama Exen, es una muy pequeña.
-Espero que te lleves bien con las compañeras que te vayan a tocar, siendo la primera vez que vivirás alrededor de mujeres, tal vez aprendas a actuar un poco más como mujer- habla Miles sin mirarme.
-Será difícil, no creo soportar todo los bullicios de las chicas diciendo "Ay, me bajo la regla" "Mi novio es mejor que el tuyo" "¿Qué vestido te pondrás?"- imito una voz chillona y giro los ojos suspirando.
-No puedes hacer nada al respecto Ricky, te tendrás que acostumbrar, y por favor no hables de la menstruación mientras comemos- interfiere mi padre.
Empezamos a comer y siendo la última vez cenando con ellos Sam preparó un postre de Tiramisú para todos. Mi padre se despidió de mí ya que mañana tiene que ir a trabajar temprano y es probable que no logre verlo cuando me vaya.
Mis hermanos hicieron lo mismo antes de encerrarme en la habitación ya que tienen que irse a la Universidad mañana a las 7:00.
-Me parece injusto que sea yo quien deba llevarte al aeropuerto ¿No puedes ir sola?- reclama Miles mientras se pone una camisa suelta para dormir.
-Oh Perdón señor no tengo nada que hacer- me coloco unos shorts sueltos y largos- Te recuerdo que eres el único que no va a la universidad y puedes llevarme mañana al aeropuerto- me saco el poleron que tengo y me cambio con una camisa suelta, no tengo mucho busto como para avergonzarme, además estoy con mi hermano con el cual me bañaba cuando era pequeña.
-Si no fuera porque nuestro padre me suplico te dejaría a tu suerte, de paso que caminas un poco, floja desnutrida- se acomoda en su cama cubriéndose con sus sabanas, hago lo mismo.
-Sé que me extrañaras, ya no tendrás a nadie que pueda cubrirte cuando sales de fiestas todas las noches y papá pregunta donde estas.
-Bueno, tendré que pensar en algo más para cuando eso suceda- apaga la lámpara de su lado y hago lo mismo.
-Igual, te extrañare al igual que a los demás- cierro los ojos para conciliar el sueño.
-Aunque me cueste admitirlo yo también- quedamos en silencio un momento- Pero, ya que no estarás en mi habitación tengo espacio para meter algunas chicas- abro los ojos ante sus palabras.
-Ni se te ocurra, te recuerdo que esta también es mi habitación y mi cama, si me entero que metiste a una chica y lo hicieron encima de mi cama te castro- emite una enorme carcajada haciendo que también haga lo mismo.
Conversamos de otras cosas hasta que Miles se quedo dormido, no tengo sueño, estoy muy nerviosa, vivir lejos de casa con compañeras es algo raro y nuevo para mí, pero tal vez sea hora de cambiar de entorno.
Soy la única de mis hermanos que voy a una universidad que esta fuera de la ciudad, todos los demás están en universidad que quedan a minutos de nuestra casa.
Y en un segundo quedo profundamente dormida.
———
-¡Ey! ¡Floja escuálida! ¡Despierta o el avión te dejara y no pienso estar un segundo más contigo en casa!- la horrenda voz de Miles se escuchan en mis sueños, me está moviendo de un lado a otro.
-No quiero- agarro las sabanas y me cubro de pies a cabeza.
-¡Ya es tarde! ¡Todos los demás ya se fueron!
Mi subconsciente me cachetea haciéndome reaccionar, me destapo y me levanto rápidamente- ¡¿Por qué no me lo dijiste?!- corro hacia mi ropero donde había dejado la ropa ya lista con la cual voy a viajar.
-A veces pienso que no me escuchas- se cruza de brazos mientras me empiezo a quitar todas las prendas que tengo.
-¿Qué dijiste? Lo siento es que no te escuche- corro hacia el baño cerrando la puerta detrás de mí.
-¡No te tardes o me voy sin ti!- grita desde afuera de la habitación- ¡Voy llevando tu maleta al carro, te espero abajo!
Me meto a la ducha haciendo que caiga el agua caliente sobre mi piel, y en minutos término saliendo rápidamente con el cuerpo todo mojado y resbalándome pero sin caer al piso. Me seco rápidamente todo el cuerpo y colocándome una camiseta suelta con un poleron encima de color blanco, unos vaqueros sueltos y zapatillas.
Salgo disparada del baño recogiendo mis documentos de admisión de la universidad y los pasajes de avión. Corro fuera de mi habitación y bajo las escaleras, miro por última vez mi querida casa y salgo de ella- ¡Apúrate ¡-grita Miles desde el carro.
Corro hacia él y entro en la parte del copiloto- No te quejes, no eres tú quien debe viajar por 3 horas en un avión, y sabes perfectamente que temo a los aviones.
Enciende el carro- Eres una cobarde- me mira por un segundo y vuelve su atención al camino.
-No soy cobarde, soy realista, han pasado varios accidentes donde el avión es secuestrado por terroristas y todos mueren, o alguien pone una bomba o peor aun el avión tiene una falla y todos caemos hacia nuestra perdición estallando en mil pedazos- elevo la voz en la última parte.
-Sí, claro, como sucede tan a menudo- me cruzo de brazos viendo hacia afuera del carro observando las calles en donde jugaba de niña- Solo tranquilízate y por favor no asustes a los pasajeros del avión gritando como loca.
-¡Eso solo pasó una vez! – emite una enorme carcajada y nos detenemos en un semáforo.
-Claro...- suspira- No quiero recibir una llamada del aeropuerto diciendo que una chica esta gritando como loca, suplicando que un hombre barbudo no entre al avión.
-Para que lo sepas- lo interrumpo señalándolo- Ese hombre tenía un aspecto sospechoso y siempre nos miraba raro, quería salvar a las personas.
Y sin darme cuenta ya estábamos aparcando el carro en el enorme estacionamiento del aeropuerto, Miles me ayuda a cargar la maleta mientras hacemos la fila para el check-in.
Juego con mis manos nerviosa, creo que estoy sudando y el pasaje se está mojando, debo tranquilizarme, no va a pasar nada, no sucede siempre, solo pasa una vez en un millón, pero...¿ Y si esta es esa vez? ¡Oh no! ¡¿Y si se cae el avión esta vez?! ¡¿Y si mi destino es nunca irme a la universidad?! ¡Me tengo que ir!
-¡Ey! ¡Ricky!- despierto de mi lucha interna conmigo misma y mi miedo a los aviones.
-¿Ah? ¿Qué pasa?- trato de ocultar el tremendo miedo que tengo.
-¿Qué qué pasa? Hace cinco minutos que la fila ya avanzo y estuviste parada viendo a la nada- miro para al frente y es verdad, la fila ya avanzo y hay un gran espacio de separación, camino antes de que alguien detrás de nosotros empiece a gritarme.
-Estaba pensando en algo- inhalo y exhalo para calmarme.
-Sí, claro, no te creo, estas asustada- la fila avanza y somos los siguientes.
-Claro que no- avanzo hacia una muchacha que nos recibe con una sonrisa de oreja a oreja, parece de 30 años- Hola- le entrego mi boleto de avión.
Empieza a teclear algo en la computadora, paso mi maleta pequeña y me entrega los últimos documentos- Vuelo 914, buena suerte y feliz viaje- asiento y caminamos lejos de ahí.
-Creo que es el momento- Miles me jala del brazo haciendo que voltee a verlo ¡Maldición, si lo voy a extrañar bastante! No lo pienso dos veces y me tiro en sus brazos hundiendo mi cabeza sobre su pecho.
-Te voy a extrañar idiota- empieza a acariciarme la espalda en forma de consuelo, no quiero separarme de él.
-Tranquila, todo estará bien- me susurra cerca del oído haciendo que unas tremendas ganas de llorar y no separarme de él aumenten. Deja un corto beso sobre mi cabeza y nos separamos antes de lo que quisiera.
Se le dibuja una sonrisa en el rostro para consolarme, pero aun así tengo unas tremendas ganas de llorar y no subirme a ese artefacto del mal.
Camino hacia las escaleras eléctricas aguantando las ganas de voltear y verlo ahí parado, no puedo, tengo que aguantar, si lo miro no podré irme.
Y así, llego al segundo piso y una nueva vida en la universidad me espera, lejos de mis hermanos y de mi padre.
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Nota de autora: ¿Como les va pareciendo la historia? ¿Les está gustando? Saben que me encanta leer sus comentarios.
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¡¡¡Besos!!!