Promise┊Chaelisa

By PassionKisser

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Donde Roseanne y Lalisa son amigas desde pequeñas, y mantienen la promesa de no olvidarse jamás. ➷Personajes... More

Prólogo
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By PassionKisser

Capítulo M.

Después de esa escena que protagonizaron las mayores, ambas estuvieron actuando extraño por el resto de la semana. Se evitaban mutuamente y, pese a que Lisa y yo intentamos sacarles información, ninguna dijo absolutamente nada. Jisoo siempre me esquivaba con dulces o algo así y Jennie siempre se excusaba diciendo que saldría o algo por el estilo. Las cosas eran tan raras que inclusive Minji y la tía Dara se habían acercado a nosotras para preguntarnos al respecto.

Hoy, siendo el viernes ya, me encontraba sentada en el sofá comiendo palomitas mientras observaba a una concentrada Jisoo. Ella tenía sus audífonos puestos y de vez en cuando murmurando algunas palabras dirigidas a sus compañeros de juego.

—¡Él sólo me atacó! ¿Qué querías que hiciera? —murmuró Jisoo en voz alta mientras presionaba los botones del mando de su consola rápidamente. 

Con un vistazo a la pantalla pude darme cuenta de que parecía pelear con varios personajes.

—¡Cállate y ven a ayudarme antes de que nos descubran! —chilló—. Sí, sí. El... ¡No! Tú ve por la derecha, yo iré por el objetivo más cercano. ¡Pero ayúdame!

Incliné mi cabeza mientras llevaba varias palomitas de maíz a mi boca. 

Unos instantes después, Jisoo suspiró y dejó de presionar como loca los botones mientras andaba con más tranquilidad.

—Eso estuvo cerca —volteó a observarme unos segundos y, acto seguido, robó algunas palomitas de mi tazón—. ¿Y tu novia, Chaeng?

Detuve mis movimientos y fruncí ligeramente el ceño. Ahora que lo pensaba... No había visto a Lisa en todo el día. Hace más o menos media hora Jennie había salido y cuando le pregunté simplemente me dijo que Lisa estaba tomando un baño...

Dejé el tazón en la mesa frente a ella y me levanté.

—¿A dónde vas? —preguntó Jisoo y frunció el ceño cuando, al parecer, escuchó algo con sus audífonos—. No hablo contigo, sé que vas a cumplir el siguiente objetivo. Estoy hablando con Chaeyoung.

—Iré arriba a ver a Lisa.

—De acuerdo. Pero asegúrense de bajar el volumen de sus acciones, Mamá y Dara están en la casa aún.

—¡Jisoo! —chillé y, un poco sonrojada por sus palabras, le di un golpe en su hombro.

Ella sólo se echó a reír y volvió su atención rápidamente al juego.

Suspiré y empecé a subir las escaleras para llegar rápidamente a la habitación de Jennie y Lisa. Siendo sincera, Jisoo tenía un poco de razón en sus palabras... Lisa y yo no habíamos hecho absolutamente nada gracias a que yo aún estaba menstruando. Ella había sido paciente y nos habíamos dado besos, pero nada más... Yo esperaba un poco más de acción, de hecho.

Quizá hoy finalmente podamos, después de todo ya estaba fuera de mis días.

Reprimí el chillido de alegría que amenazaba con salir de mis labios al estar finalmente frente a la puerta y toqué tres veces antes de abrirla.

Asomé mi cabeza y noté a Lisa sentada en su cama revisando su teléfono, sin embargo, en cuanto notó que la puerta se abrió volvió la vista hacia mí y sonrió en grande.

—¡Rosie! Justo acabo de enviarte un mensaje. Pasa.

Le sonreí de vuelta y me adentré en la habitación. Saqué mi teléfono para ver el mensaje.

Lili😻💝:
Rosieeee
Te extraño mucho, mi pooh
🐻🍯💔💔
¿Quieres venir a mi habitación? 😸💕
Por ciertoooo
¿Puedes traerme algo de leche con chocolate? 🥛🍫

—Oh, lo siento, Lili. No vi los mensajes —me sonrojé un poco.

—Está bien. Luego tomaré esa leche con chocolate. Ven aquí —sin borrar su sonrisa, palmeó el lugar a su lado en la cama.

Asentí y me senté a su lado, lo suficientemente cerca como para que Lisa se abrazara a mi cintura y me diera un beso en el cuello que me hizo temblar de pies a cabeza.

—Te extrañé.

—También te extrañé, Lili —acaricié su cabello con mi mano y le planté un beso en la cabeza, haciéndola suspirar—. ¿Por qué no has bajado en todo el día?

—No me sentía muy bien.

Me volteé rápidamente hacia ella y tomé su rostro entre mis manos, observándola con mucha preocupación.

—¿Qué tienes? ¿Sigues sintiéndote mal? ¿Te duele algo? ¿Quieres que te traiga una pastilla? ¿Jennie te dio algo? ¿Voy a comprarlo? ¿Cómo te sientes? ¿Duele mucho? 

Ella soltó una risa y negó con la cabeza, aplastando su mejilla en mi mano derecha con suavidad.

—Estoy bien, Rosie. Ya no me duele tanto. Tranquila.

—¿Estás segura?

—Muy segura.

Me relajé visiblemente.

—De acuerdo.

Ella aplastó su mejilla más fuerte contra mi mano y pude jurar que la sentí ronronear cuando mi pulgar la acarició suavemente, haciéndome reír.

Lisa era como una adorable gatito.

—Tu piel es muy suave —comentó—. Me gusta que me acaricies.

—Eso veo —murmuré con una sonrisa—. Eres como un gatito.

—¿Yo? El gatito es Jennie. ¿No has visto su cara?

Me eché a reír.

—Ambas lo son.

Ella arrugó la nariz y luego levantó su rostro un poco.

—¿Qué pasa?

—¿Puedo besarte?

La pregunta me tomó por sorpresa. Lisa generalmente solo se inclinaba y me besaba, muy pocas veces preguntaba si podía hacerlo. Pero desde esa vez en el sofá... Supongo que debe actuar así por lo que había dicho antes de hacer las cosas bien. No es que me molestara pero, ¿era necesario preguntar, cuando sabía perfectamente que me moría por ser besada?

—C-claro —dije.

Ella sonrió suavemente y, posando una mano en mi mejilla también, se inclinó lo suficiente para capturar mi labio inferior entre los suyos y moverlos sutilmente. Era un beso tan ligero, tan frágil y tan dulce... Nuestros labios danzaban juntos, moviéndolos al compás de una canción imaginaria. Lisa mordisqueó mi labio inferior con suavidad y, finalmente, puso fin a nuestro baile.

Ella sonrió cuando me subí a su regazo, pasé ambas manos por su cuello y me acerqué a su rostro. Pasó ambas manos por mi cintura y justo cuando creí que me iba a besar, simplemente acarició mi nariz suavemente con la suya.

Rió cuando notó mi puchero.

—¡Yah, Lalisa! ¡¿Qué fue eso?! ¡Yo quería un beso!

—Te estoy besando. Se llama beso esquimal —contestó, repitiendo la acción.

—Quiero un beso de verdad.

—Owwn, mi chica es muy impaciente —murmuró con burla.

—¡Lisa! —rogué, haciendo un puchero—. Por favor.

Ella se echó a reír, sin embargo, asintió.

—Está bien. Lo que mi princesa quiera.

Y cuando se inclinó para capturar mi labio superior entre los suyos, sonreí. Adoraba sentirla contra mí.

Ella acarició mi cintura y me atrajo para estar más cerca de ella, hasta que el espacio entre nuestros cuerpos fue inexistente, y me encontré abrazando su cuello con mis brazos e inclinándome hacia abajo con el fin de mantener la unión de nuestros belfos. Cuando la sentí sonreír sobre mis labios, juro que fue la mejor sensación del mundo.

Nos separamos unos instantes, los suficientes para echarnos a reír, justo antes de unir nuestros labios una y otra vez. Las sonrisas nunca abandonaron nuestros rostros.

Ciertamente fue así, hasta que las cosas empezaron a tornarse un poco más... Calientes.

En medio del último roce de sus labios contra los míos, Lisa había deslizado una de sus manos por mis muslos internos, y ahora los acariciaba con toques constantes y realizaba patrones extraños con sus dedos.

—Uhm, adoro cuando usas faldas —murmuró contra mis labios, justo antes de besarme otra vez.

Cuando sus dos manos se deslizaron lo suficiente dentro de mi falda, mis caderas reaccionaron instintivamente y me encontré realizando movimientos suaves, duros y constantes sobre su regazo.

Lisa suspiró sobre mis labios y sus manos agarraron mi trasero, empujándome más cerca. Sus labios empezaron a chupar y acariciar los míos con más exigencia y, lentamente, su lengua también empezó a jugar; pero esta vez... Esta vez era un poco distinto. Cada vez que mis caderas se movían hacia delante, Lisa adentraba su lengua en mi boca hasta que tocaba la mía y la retiraba justo cuando nuestras caderas también lo hacían. Era casi como... Como si me estuviera penetrando con su lengua. 

El sólo pensamiento me hizo gemir contra sus labios.

En un empuje particularmente fuerte contra sus caderas, Lisa me detuvo sobre su pelvis y su lengua recorrió mi labio inferior justo antes de introducirse en mi boca y juguetear con la mía. Una punzada recorrió mi centro cuando ella realizó aquella acción, y no pude evitar gemir nuevamente. Ella soltó mis caderas lo suficiente como para permitir que me meciera en su contra nuevamente y abandonó mis labios.

Sus enrojecidos e hinchados labios bajaron con suaves caricias por mi cuello, de vez en cuando su lengua se unía también y mi respiración se entrecortaba, pero jamás dejé de mover mis caderas.

Entreabrí mis labios y cerré mis ojos con fuerza cuando sentí como lamía suavemente mis clavículas para, acto seguido, bajar con una línea de besos hasta mi escote. 

Llevaba puesta una falda de pliegues corta de color verde y una camiseta blanca sin mangas, puesto que hoy hacía mucha calor y no tenía ganas de usar jeans o shorts. Siendo sincera, me sentía un poco más libre usando faldas. 

Lisa en ningún momento demostró deseos de retirarlo —puesto que sabía que aún no estaba lista y ella respetaba eso—, en su lugar, besó suavemente la piel de mis pechos que sobresalía del escote y me acarició con su boca, sin mover ni retirar ninguna parte de la ropa.

Me incliné un poco hacia atrás para permitirle un mejor acceso y ella lo aprovechó enterrándose entre mis pechos y besando lo que podía. Gemí nuevamente cuando sentí como sus dientes se encontraron con mi pezón, aún por sobre la tela de mi ropa, y empezó a juguetear con él. Próximamente se encontró con el otro y realizó la misma acción.

Mis caderas volvieron a sacudirse contra su abdomen, queriendo más.

Tras unos instantes, ella se retiró, observando el desastre sudoroso en el que me había convertido, y sonrió.

—Te ves tan sexy así —comentó con voz ronca, haciéndome unir mis muslos.

Mordisqueó su labio inferior pensativa unos segundos, antes de apartarme y acostarse en la cama, con la cabeza bastante separada de la cabecera y las almohadas.

—Ven aquí —indicó.

Yo levanté una ceja, pensando que hasta ahí había llegado nuestra interacción; pero cuando estuve a punto de acostarme a su lado, ella negó.

—No, Rosie. Quiero que te sientes.

Asentí mientras mordía mi labio inferior, sabiendo que sentarme no ayudaría con mi problema, pero intentando cumplir sus deseos.

—No ahí. Aquí —y sonriendo con diversión, señaló sus labios.

Me sonrojé inmediatamente.

—¿Q-qué?

—Ya me escuchaste. Quiero que te sientes en mi cara, Rosie.

—P-pero, Lisa-

—Sin peros —negó y volvió a ordenarme—. Siéntate.

Quería retarla por hacerlo, pero no encontré palabras. Debía admitir que la Lisa demandante y controladora se me hacía muy sexy. Por lo que, asintiendo, me deslicé sobre ella y apoyé ambas rodillas a cada lado de su rostro. Por supuesto, no me senté sobre ella aún. No quería aplastarla.

Ella, complacida, llevó ambas manos hacia mis muslos y plantó besos con la boca abierta sobre ellos. Tardó así un buen rato, haciéndome más deseosa, cuando sentí como se posaba frente a mi intimidad y su cálido aliento chocó contra mi sensible piel, estremeciéndome.

—Hueles tan bien —murmuró, con esa voz ronca aún.

Apegó su rostro a mi centro, aún con las bragas puestas y suspiró.

—Estás tan empapada que podría beberte. 

—Lisa... —jadeé su nombre y apreté con fuerza la cabecera de la cama cuando sentí como sacaba su lengua y la pasaba por la humedad en mis bragas.

—Eres tan perceptiva también —ronroneó, pasando su lengua nuevamente por mis pliegues—. Dios, adoro tu sabor.

Jugueteó y tanteó con su lengua lentamente, creando una placentera y angustiosa tortura. Mis caderas se movieron hacia abajo con cada toque y mis labios se entreabrieron. Lisa no iba muy rápido, ella parecía tomarse su tiempo, pero eso me mataba lentamente... Por Dios, podía sentir que estaba goteando y ella parecía no hacer nada al respecto.

—Lisa —lloriqueé, moviendo ligeramente mis caderas contra su lengua.

No tengo idea de qué la llevó a hacer lo que hizo a continuación, pero no me arrepentí en lo absoluto.

Llevó dos de sus largos dedos hacia mis bragas, por lo que supuse que intentaría darme placer con ellos también... Oh, qué equivocada estaba. Lo único que hicieron sus dedos fue facilitarle el trabajo a su lengua porque al parecer, Lisa estaba cansada de sentir solamente la tela sobre su paladar y quería probar algo nuevo.

Deslizó la húmeda tela a un lado y, con una fuerte inhalación, paseó su lengua por mis pliegues empapados. Esta vez sin nada de por medio.

—¡Oh por Dios!

La sensación fue tan placentera que tuve que aferrarme con fuerza a la cama y cerrar mis ojos, o de lo contrario sabía que estallaría.

Aquel grito fue una completa bienvenida a Lisa, quien empezó a tantear el terreno nuevo con su lengua, explorándolo todo. Desde mi clítoris punzante hasta mis empapados pliegues. Y juré que estaba a punto de explotar cuando, en un inesperado movimiento, su lengua se abrió paso en mi coño, empujando con algo de fuerza. Cuando la sentí dentro de mí, abriéndose paso con suavidad, estallé.

—¡Lisa! 

Mis brazos y piernas se sintieron débiles y no pude sostenerme por más tiempo. Lisa, notándolo, me apretó las piernas y acercó su rostro a mi intimidad, lamiendo los restos de mi orgasmo con entusiasmo y devoción durante un largo tiempo, casi como si no quisiera separarse. Moví mis caderas nuevamente cuando sentí como se avecinaba otro rápido orgasmo, y me pregunté mentalmente si era posible.

Pero la respuesta llegó a mí antes de poder si quiera planteármelo correctamente, cuando la hábil y experta lengua me recorrió internamente. Sentí mis pliegues internos apretarse, esta vez, alrededor de aquel maravilloso instrumento de placer, y la intromisión me hizo ver estrellas.

Jadeé, enterrando mi cara en las almohadas y moviendo una última vez mis caderas justo antes de que Lisa las levantara con algo de fuerza y se moviera a mi lado. Dejó un último beso en mis caderas y se deslizó hacia arriba para quedar justo a mi lado. La miré de soslayo, notando como  aún mantenía sobras de mis recientes orgasmos y ella, sonriendo pícaramente, sacó la lengua y lamió los restos de sus labios. 

—¿Estás bien? —preguntó con ternura y asentí, sintiendo mis párpados pesados.

Ella se echó a reír, pero no dijo nada más y plantó un beso en mi cabeza.

Se movió hacia abajo ligeramente y acomodó mi braga y mi falda, haciéndome jadear contra la almohada otra vez cuando sentí el roce de sus dedos. Acomodó una manta sobre mí —a pesar de hacer calor, el aire acondicionado estaba encendido en su habitación— y volvió a tumbarse a mi lado, antes de pasar una mano por mi cintura y suspirar sobre mi cabello.

—Eso fue... Intenso —comenté, con mi cara enterrada en las almohadas.

Lisa tarareó.

—¿Te gustó?

Asentí, incapaz de hablar nuevamente.

—Lamento si hice... Ya sabes. Sé que no querías hacer eso, yo sólo... Lo siento, me dejé llevar.

—Está bien, Lili. Me gustó —la tranquilicé, levantando mi cabeza de su lugar y bostezando—, mucho.

—Me alegra que así sea —plantando otro beso en mi cabeza, volvió a suspirar—. Puedes dormir si quieres, Rosie. Estaré aquí cuando despiertes.

—¿Lo prometes?

—Lo prometo, mi princesa.

Asentí y me acurruqué entre sus brazos, posando la cabeza en su pecho y sintiendo como me apretaba contra ella, justo antes de perder la conciencia. 

Ya les debía este smut uwu

Espero que lo hayan disfrutado jajs

PD1: Dejen aquí sus comentarios si quieres más smut en el próximo cap ewa
Y quiero saber también qué clase de smut, si les parece bien. Sus ideas son bastante buenas y me ayudan a actualizar más rápido y seguido jajs

PD2: En multimedia algunos momentos Hotsé porque no pude evitarlo. Esa mujer me mata.

Muchas gracias por leer, votar y comentar.

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