Promise┊Chaelisa

By PassionKisser

147K 11.2K 6.5K

Donde Roseanne y Lalisa son amigas desde pequeñas, y mantienen la promesa de no olvidarse jamás. ➷Personajes... More

Prólogo
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
31.
32.
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
47.
48.
49.
50.
51.
52.
53.
54.
55.
56.
57.

33.

2.5K 200 75
By PassionKisser

Especial Jensoo.

POV Jennie

—Si, mamá. Ya te lo dije una vez y seguiré diciéndotelo, estoy bien.

—¿Estás segura? Porque sigue sin gustarme mucho la idea de que estés en una especie de Isla con personas que no conoces muy bien. Podrían hacerte algo.

—¿Pero de qué estás hablando? —rodé mis ojos ante su dramatismo—. Una de esas es la amiga de la infancia de Lisa y su tía. Estoy y voy a estar bien.

—Puede haber sido muy amiga de Lisa, pero las personas cambian, Jennie.

Sí, sí. Lo sabía muy bien. Especialmente proviniendo de mis padres.

—Lo sé, no tienes que repetírmelo.

De repente, el tono de su voz dejó de ser ligeramente frío y se tornó mucho más cálido y tierno. Como ella acostumbraba a hablarme sólo a mí.

—Lo sé, cariño. Es sólo que no quiero que nada te pase. Sabes que eres mi bebé.

A pesar de que me enterneció, también me sentí avergonzada por lo que dijo.

—Ya crecí, mamá.

—Y esa es la parte que más duele —aún del otro lado del la línea pude escuchar su suspiro—. Algún día, cuando tengas tus propios hijos, podrás entenderme.

—Quizá. Pero por ahora no va a pasar.

—Más te vale, jovencita. No sin antes graduarte. Debes establecer prioridades.

—Te aseguro que el tener una familia es la última de mis prioridades en este momento.

Por supuesto, siendo Jisoo quien estaba en primer lugar.

Supongo que mi madre pudo percibir el cambio de tonalidad en mi voz, porque después me habló con una voz más suave.

—Hey, ¿todo en orden, mi osita? 

Me sonrojé levemente, pero permití que me llamara así. Hace mucho tiempo no lo hacía y, siendo sincera, lo extrañaba. La extrañaba.

—Nada, es sólo... Te extraño.

—También te extraño, cariño. Pero sabes que estando aquí en Auckland es muy difícil tener algo de tiempo. El trabajo roba mucho tiempo de mi vida.

Suspiré, porque sabía perfectamente que era cierto.

—Lo sé. 

—Pero te prometo que iré a verte cuando pueda, ¿está bien? Quizá me tome una semana o dos en algunos meses. Después de todo estás de vacaciones y no quiero interrumpirlas.

—Eso estaría más que bien —sonreí al escuchar su respuesta—. Por cierto, tú... ahm... ¿Has sabido algo de papá?

—No, lo siento, cariño. No he hablado con él desde la última vez que me llamó para preguntarme por qué las acciones habían bajado un tres por ciento —no estaba viéndola, pero sabía perfectamente que rodó sus ojos—. Por supuesto, fue un error porque en realidad habían subido. Quiso despedir al contador de inmediato. Afortunadamente para él pude intervenir, es mi sede la que sufrió, después de todo.

Me eché a reír. Podía ver perfectamente una imagen en mi mente de mis padres discutiendo sobre la empresa y su poder repartido. Ellos se habían divorciado hace mucho tiempo, pero fueron lo suficientemente maduros como para mantener su relación comercial sana y salva. La empresa tenía algunas sedes en Tailandia, Nueva Zelanda, Estados Unidos y Australia, era bastante grande y mis padres eran empresarios calculadores y fríos, y ambos esperaban que yo guiara la empresa en un futuro. Después de su separación habían decidido tener custodia compartida de mí. Mamá me llevó con ella a Auckland unos años, y luego me mudé con papá a Tailandia, justo donde conocí a Lisa después. Ambos eran buenos padres a pesar de todo, aunque papá siempre estaba pegado al trabajo, podía tener espacio de tiempo para mí. Mamá también, por supuesto, y agradecí que de verdad se esforzaran por mí.

Claro, eso fue hasta que papá decidió casarse otra vez. Su nueva esposa me detestaba, sus dos odiosos hijos también y debo admitir que el sentimiento fue mutuo al instante. Mi vida en Tailandia no fue tan mala gracias a Lisa y mis amigos, pero cuando vi una oportunidad de irme, por supuesto la utilicé. Yo era Coreana también y tenía muchas ganas de regresar a mis raices. Desde que me fui no he hablado mucho con él, supongo que sus nuevos hijos y su nueva esposa lo mantenían lo suficientemente ocupado como para recordar que tiene una verdadera hija con la que comparte sangre.

—¿Y qué pasó? ¿Lo despediste?

—Sabes que creo firmemente en que todos merecen una segunda oportunidad. Él estaba agotado porque yo lo había exprimido durante todo el mes para tener los documentos listos; estaba cansado y no se fijó en un signo. Es algo grande, y está sancionado, pero no lo despedí. Tiene hijos y una esposa, no puedo hacerle eso.

—Sí, supongo que ya aprendió la lección.

—Lo hizo —afirmó y se mantuvo en silencio unos momentos, antes de aclararse la garganta y continuar—. Sabes que tu padre te quiere, ¿verdad? 

Levanté una ceja.

No sabía muy bien a qué venía todo eso, estaba claro que ella y papá se detestaban y para lo único que concordaban era para los negocios, pero nada más.

—Sí, ahm... No lo sé. Supongo que sí.

—El que tenga una nueva vida ahora no significa que estés fuera de ella. Todos tenemos derecho a ser felices.

—Lo sé, mamá. Lo que no sé es a qué viene todo esto.

—Hace unos días, antes de llamarme para quejarse sobre mi manejo de la empresa, me llamó para quejarse sobre tu comportamiento con su esposa. Dijo que parecías odiarla y no sabía por qué.

Rodé los ojos.

—Ella es una arpía.

Mamá se echó a reír ante mis palabras.

—Lo es, completamente. Pero tienes que hacer un esfuerzo. Él está preocupado por ti.

—Si lo está, ¿por qué no me ha llamado entonces?

—Cielo, él hace un esfuerzo por balancear su vida, ¿entiendes? Tú y yo somos una parte, pero su nueva familia es otra y es difícil hacer malabares con todo a la vez. ¿Por qué no lo llamas tú?

Bueno, ella tenía razón en eso... Cielos, ella tenía razón en muchas cosas.

—Sí, quizá lo haga más tarde.

—Está bien. Llámame cuando lo hagas y cuéntame qué pasó, ¿de acuerdo?

—Lo haré.

Justo cuando pensé que iba a despedirse, siguió hablando.

—Una cosa más, Jennie —murmuró—. Yo... Hay... Hay alguien que quiero presentarte.

Aquellas palabras me impactaron. Es decir, mamá es muy hermosa, no sé por qué me sorprende que tenga a alguien en su vida, pero lo hace. Han pasado muchos años y ella nunca había estado interesada en nadie...

—¿Presentarme?

—Sí —suspiró—. Es importante para mí, así que espero que lo entiendas y cuando conozcas a esa persona puedan llevarse bien.

—Lo... Lo intentaré.

—Eso era lo único que quería escuchar, hija. Sabes que nunca voy a obligarte a nada.

—Lo sé.

—Te amo.

—También te amo, mamá.

—Bien, hablamos después entonces. Pórtate bien, sé buena, recuerda comer tus tres comidas diarias y cepillarte los dientes.

—Sí, sí. 

—Adiós, mi osita.

—Adiós, mamá.

Rodé los ojos con diversión. Ella, Lee Chaerin, la mujer de negocios fría y calculadora, hablándole tierno a su hija... No era novedad que me tratara así, pero siempre fue sólo así conmigo. Ni siquiera lo era con papá cuando aún estaban juntos. Las personas a menudo creían que no tenía sentimientos y que era alguien fría y alejada de las personas, pero la realidad era completamente distinta.

Uhm... ¿A quién me recuerda?

—¿Terminaste de hablar con tu mami, osita? 

Me volteé hacia la puerta al escuchar aquella voz burlona, y me encontré con Lisa apoyada sobre el marco de la puerta llevando una sonrisa divertida en el rostro.

—Cállate, Pokpak.

—Jennie Ruby Jane Kim Lee, siempre tan estirada. Eres igual que tu madre.

Fruncí el ceño cuando dijo mi nombre completo y me estiré para lanzarle una almohada. Desafortunadamente ella logró esquivarla entre risas.

—Ya, ¿qué quieres?

—Sólo quería saber si estabas bien. Ya sabes, por... todo lo que está pasando.

—Eso creo —suspiré y levanté ambos hombros, lanzándome de espalda en la cama—. No lo sé.

—Bueno, más te vale que lo descubras porque tu novia está abajo esperándote.

Levanté una ceja y me apoyé sobre mis codos, observándola.

—¿Mi novia?

—Yewon —dijo.

—Ella no es mi novia.

—Bueno, no es lo que Jisoo dijo —levantó ambos hombros, haciéndome fruncir el ceño.

—¿Y Jisoo qué va a saber?

—Hey, relájate —me lanzó de regreso la almohada, que golpeó mi rostro y me hizo gruñir—. Oh, oh... 

Sin embargo, antes de que pudiera alcanzarla para golperla, salió corriendo escaleras abajo conmigo detrás.

—¡Vuelve aquí, Manoban! —grité.

—¡Ayuda! —chilló la cobarde y se escondió detrás de Rosé.

Me vi obligada a detenerme cuando me encontré con la mirada de todas en la planta baja y suspiré.

«Ya verás cuando regrese...»

Minji se aclaró la garganta y señaló hacia la puerta, donde se encontraba Yewon vestida con unos shorts y una camiseta sin mangas y levantó un brazo en forma de saludo.

—Jennie, esta jovencita está buscándote. Tu novia, supongo.

Ella se sonrojó y nos observó con los ojos abiertos de par en par.

Yo di un rápido vistazo hacia Jisoo, quien observaba fijamente a Yewon y asentí con lentitud. No iba a darle el gusto. Ella saldría con alguien hoy, ¿por qué no podría hacerlo yo también?

—Ya nos vamos —dije, una vez me posé al lado de Yewon y tomé su mano.

—Está bien, cariño. Recuerda no llegar tan tarde —asentí nuevamente y ella se acercó para aplastar mis mejillas—. Diviértanse, pero no en exceso.

Alejándome finalmente después de dar otro vistazo a Jisoo, suspiré y mi corazón dejó de latir estrepitosamente cuando aquella hermosa mujer salió de mi campo de visión.

...

Desafortunadamente para mí, el alivio no duró mucho.

Mi corazón empezó a acelerarse cuando la vi otra vez en aquel lugar; bebiendo y hablando tranquilamente, con las luces neón de las pulseras iluminando piel y su hermoso rostro ¿era cosa mía o su sonrisa parecía iluminar el lugar? Dios, se veía tan hermosa... Claro, el sentimiento no me duró mucho en cuanto noté al chico que estaba a su lado y sostenía su cintura como si fuese de su propiedad mientras conversaban tranquilamente con algunos chicos más. Era completamente obvio que intentaba marcar territorio.

«Imbécil»

—¡Jennie! 

El grito de Yewon en mi oído me sacó del trance, haciendo que mi cerveza terminara regada en la arena.

—Lo siento —se disculpó rápidamente—. E-es sólo que llevo hablándote hace como cinco minutos pero no me prestas atención. ¿Qué tanto miras, eh?

Di un rápido vistazo a Jisoo,  sin embargo, negué.

—No es nada.

Pero Yewon no era idiota y se dio cuenta del gesto, por lo que volteó rápidamente hacia Jisoo y una mueca surcó su rostro.

—¿Otra vez ella?

Suspiré y, rindiéndome, asentí.

A decir verdad, Yewon y yo nunca hemos salido como algo más que amigos. Ella era una buena chica y de verdad lo intentó, pero sin importar lo que hacía Jisoo siempre estaba en mi cabeza. Entendió cuando le expliqué lo que había pasado entre ambas e intentaba alegrarme, pero parecía que nada funcionaba bien.

—Jennie, deberías olvidarla. 

—Es fácil decirlo, pero hacerlo es otra cosa —suspiré con voz temblorosa mientras observaba la interacción que mantenía Jisoo y ese chico. 

Se veían tan cercanos... Casi podía decir que parecían enamorados y eso era extraño. Hasta donde sabía a Jisoo le gustaban las mujeres... ¿verdad?

Yewon suspiró y negó con la cabeza, sin embargo, se movió de su lugar.

—Te traeré otra cerveza.

Y justo como había dicho, cumplió. Yewon regresó al instante con una lata de cerveza fría que bebí rápidamente, para sorpresa suya.

Y, así como bebí esa sola lata, también me bebí otras. No sé con exactitud el número, pero sabía perfectamente que me encontraba mareada, así que decidí parar antes de empezar a hacer cosas raras sin poder recordarlo al día siguiente. Aún estaba consciente de lo que hacía, pero no del todo. Creo que podré recordarlo cuando despierte con un poco de dificultad. 

—Ya no quiero más —murmuré, arrastrando las palabras mientras observaba a Yewon.

—Está bien, Jen. No te daremos más alcohol, no te preocupes —me acarició suavemente la espalda y suspiró—. ¿Quieres que te lleve a casa?

—No... puedo. Debo... Jisoo.

Recordé rápidamente a la hermosura de cabello negro y el como le había prometido a su madre que regresaríamos juntas. De modo que, dando media vuelta y tambaleándome ligeramente, me decidí a buscarla.

O al menos así era hasta que Yewon me tomó la mano, dirigiéndome una mirada preocupada.

—No, Jennie. No la busques, estás mejor así.

—Tengo qué. Se lo prometí a su madre.

—Ella no tiene qué saberlo —musitó, levantando ambos hombros—. Además, Jisoo parece estar bien con ese chico.

«¿Chico? ¿Qué chico?»

Volteé hacia ella tan rápido que mi cuello dolió, pero no me importó. Todo dejó de tener importancia cuando vi a Jisoo y el chico, y la posición comprometedora en la que estaban. Dios, estaba segura de que vi rojo de la furia en ese momento.

Intenté acercarme, pero Yewon lo impidió otra vez.

—Jennie, no vayas.

—Déjame en paz, Yewon. Tengo que... Tengo que buscarla.

—¿No puede esperar? Podemos bailar otra vez y yo-

Pero antes de que dijera algo más, volví a negar.

—No. Jisoo es... Ella es importante.

En ese instante ella pareció entender algo, así que me soltó lentamente con un suspiro y asintió.

—Entiendo... Haga lo que haga, siempre va a ser ella, ¿verdad?

—Yewon-

—No intentes negarlo, Jennie. Pase lo que pase y haga lo que haga Jisoo siempre va a ser la primera en tu lista de prioridades. Sin importar lo mal que te trate aunque no lo merezcas... Tienes que aprender a valorarte.

—Me valoro —me defendí—. Es sólo... Le prometí a su madre-

—Deja de excusarte con su madre. Todos sabemos perfectamente que quien quiere eres tú —irritada, lanzó la lata vacía de cerveza al cesto y frunció el ceño—. Te lo diré una sola vez, Jennie. Jisoo no te merece en lo absoluto. No tiene corazón.

—Ella tiene uno. Estoy segura de eso. Sólo... Hay que cavar mucho para encontrarlo.

—No puedes cavar sin que ella te lo permita antes. Y dudo mucho que lo haga.

—Yewon, yo-

—Está bien. Vete con Jisoo, se hace tarde y deben llegar a casa de su madre.

Tragué saliva cuando noté lo triste que se había puesto, pero asentí, no queriendo arruinarlo todo.

Ella se alejó después de eso y yo tomé otro rumbo.

...

Pese a que creí haberla visto antes, mi visión no era la mejor y actualmente me encontraba buscándola desesperadamente desde hace algunos minutos. Cuando finalmente la encontré, volví a verla entre los brazos de Jackson, hablando animadamente con su grupo de amigos surfistas.

Me acerqué tambaleando ligeramente y tomé su mano. Por supuesto, a ella le sorprendió verme.

—¿Jennie? —preguntó con incredulidad en su hermosa y ronca voz.

Dios, cuanto amaba su voz. Especialmente lo aguda que podía llegar a ser cuando el clímax se concentraba en cada punta de su cuerpo y gemía deliciosamente mi nombre.

—Es... Es hora de irnos. Tu mamá dijo que nos iríamos juntas.

—¿Estás bien? 

—Sí.

—¿Segura? Porque no te ves muy bien.

Asentí mientras fruncía el ceño.

—Lo estoy, ahora vámonos.

—No creo que esté en condiciones de caminar contigo. ¿Quieren que las lleve? —preguntó Jackson con su horrenda y espantosa voz.

«Métete en tus asuntos, imbécil»

Jisoo iba a contestar, pero me le adelanté.

—¡No! —negué fuertemente con mi cabeza, tanto así, que empecé a marearme y terminé tambaleándome aún con la mano de Jisoo entre las mías— Ay...

—Uhm... Está bien, Jackson. Creo que podemos. Jennie aún está lo suficientemente sobria.

—¿Segura? Podría pasarles algo.

—Mi casa no está tan lejos. No te preocupes, estaremos bien. 

Un tanto inseguro pero obediente, él asintió y se despidió de Jisoo con un beso en la mejilla, ganándose un gruñido de mi parte que él prefirió ignorar.

—Nos vemos después. Envíame un mensaje cuando lleguen para saber si están bien, ¿de acuerdo? 

—Sí, nos vemos. Adiós, chicos.

Ellos le hicieron señas con sus manos y Jisoo, aún con su mano sujeta fuertemente contra la mía, empezó a caminar. Yo me tropezaba cada cierto tiempo, pero estaba bien mientras aún pudiera sentir la suavidad de su piel contra la mía.

Fruncí el ceño cuando, algunos metros después, ella soltó mi mano y me lanzó una mirada de reproche.

—Creí que habíamos quedado en que ninguna se embriagaría.

—No recuerdo haber hablado al respecto.

—Se supone que no íbamos a interrumpir a la otra y nos reuniríamos a las dos treinta para irnos.

—¿Y qué hora es?

—Ni siquiera son las dos y ya estás ebria —suspiró y llevó una mano hacia su frente.

—No estoy... ebria.

—No puedes hablar bien, Jennie. Es obvio que estás completamente ebria.

Apreté mis dientes ante aquello y repentinamente me quedé estática en mi lugar.

—Si lo que querías era que te dejara hablar con tu estúpido novio pudiste decírmelo y yo volvería a casa sola.

Jisoo frenó ante mis palabras y levantó una ceja.

—¿Y qué si era así? Ya estamos aquí. No podía dejarte sola.

—Ya lo hiciste, Jisoo. No creo que hacerlo un vez más marque la diferencia.

No supe qué hizo a parte de quedarse sin palabras porque me negué a verla. Sabría que mentía si decía que todo estaba bien.

—Jennie, yo-

—Aún estamos a tiempo. Puedes regresar con tu novio, lamento molestarte.

Y empecé a avanzar.

Para mi absoluta desgracia, no llegué muy lejos antes de tropezarme con una piedra y caer en la arena.

Estaba siendo totalmente patética.

Jisoo se acercó rápidamente a mí y me tocó para ayudarme a levantar.

—¿Estás bien?

—Déjame —me alejé de su toque al instante—. Vete... Vete con tu novio.

—¿Y qué si es mi novio? ¿Estás molesta? ¿Celosa? No deberías. Tú tienes a tu estúpida novia y no me ves a mí estándolo —frunció el ceño y continuó hablando—. ¿Y qué si él me toca como tú lo hacías? ¿Qué si me besa como tú lo hacías? ¿Eso te pone celosa, Jennie? ¿Te molesta de alguna forma?

Gruñí y me lancé hacia ella. Ambas quedamos acostadas en al arena. Ella debajo de mí, aún con el ceño fruncido. 

—Sí, me molesta. Me molesta como no tienes idea, Jisoo —susurré con voz ronca bajo su oído—. Me molesta que él te toque, que te bese; yo debería ser la única haciéndolo. Sé que lo quieres. Sé que aún me deseas, puedo verlo en tus ojos.

Y joder, no mentía. Juro que, aún debajo de mí, pude ver sus ojos oscurecerse en lujuria. Era esa misma mirada que tenía cada vez que...

Negué con mi cabeza y, sosteniendo sus manos por sobre su cabeza, acerqué mi rostro a su cuello y me hundí en él, gimiendo ligeramente al sentir su delicioso olor. Oh, joder, como había extrañado tenerla tan cerca.

—¿No vas a negarlo, Jisoo? —susurré, pasando la lengua delicadamente por su cuello.

Ella gimió débilmente y apretó los muslos en respuesta, haciéndome sonreír. Oh sí, aún tenía ese poder sobre ella.

—Jódete, Jennie. Jackson es mucho mejor que tú.

—Sigue diciéndolo hasta que te lo creas, bombón.

Ella respiró pausadamente cuando empecé a crear chupetones a lo largo de todo su hermoso y blanquecino cuello. Lamiento tentativamente sus clavículas y jugueteando con su punto de pulso.

Cuando pensé que tuvo lo suficiente, subí lentamente hacia sus labios y, dándole un vistazo rápido a sus ojos para asegurarme de que era lo que quería —encontrándome perfectamente con esa mirada sensual—, la besé.

Nuestros labios danzaron juntos, mordí, chupé y jugué con su lengua  mi antojo, sus deliciosos y carnosos labios rosados tampoco se salvaron de mi invasión, y pude escucharla gemir un par de veces cuando mis traviesas manos se dirigieron a su abdomen.

Maldición, me sentía tan caliente que iba a explotar. 

Mientras me apartaba de sus labios para seguir con su cuello, deslicé una de mis manos por debajo de su short, encontrándome con sus bragas húmedas esperando ansiosamente. Ella gimió deliciosamente cuando la toqué donde quería.

No obstante, antes de hacer algo más, sentí mi cabeza pesada y repentinamente todo se volvió negro.

Bueno, como vi que todos estaban interesados decidí hacerles un pequeño especial Jensoo.
Y quizá haga otro más adelante, si así lo desean.

Espero que hayan disfrutado y ya saben, los comentarios y críticas constructivas siempre son bienvenidos. Adoro que comenten en mis historias jajs.
Siempre pueden dejar sus ideas por aquí también si así lo desean.

Muchas gracias por leer, comentar y votar <3

Continue Reading

You'll Also Like

72.7K 6K 60
Los cantantes son tan reconocidos que sus fans harian lo que fuera con tal de conocerlos incluyendo faltar al trabajo para ir a verlos. Karime Pindte...
57.7K 6.4K 27
SECUELA DE JURAMENTO ETERNO DE SAL-PABLO GAVI Donde Aitana, la hija de Gavi y Dani está enamorada de Pedri, el cual le saca ventidos años y es el mej...
56.7K 3.1K 38
Violeta Hódar 23 años (Granada, Motril), es una estudiante en último curso de periodismo en Barcelona. Esta se ve envuelta en una encrucijada cuando...
202K 13.4K 50
"No te vayas, hay muchas pero no hay de tú talla"