—¿Te acuerdas de mí? —una voz misteriosa me susurró en el oído, haciendo que mis pelos se pusieran de punta...
Me giré lentamente y ahí estaba, estaba él, mi mejor amigo.
—¡BRENT! —me empezaron a saltar las lágrimas y me tiré en sus brazos. Hacía poco que no le veía, pero para mí el tiempo se hizo eterno. Le abrazé durante unos 10 segundos, luego me sequé las lágrimas y me retiré.
—¿Qué haces aquí? ¿Y por qué me hiciste esa llamada? Me asustaste, gilipollas —le dije dándole un pequeño golpecito en el brazo y con una gran sonrisa en mi cara.
—Quería darte una gran sorpresa, pequeña. Estaré aquí por un tiempo: me han invitado a un evento y a Andrea también, pero ella vendrá mañana.
—Oh dios mío, ¡qué contenta estoy! ¿Dónde os vais a alojar?
—Aún no lo sabemos... Tenemos pensado en alojarnos en algún hotel del centro de la ciudad, que no sea muy caro.
—¿Por qué no os venís a mi casa? Estoy muy sola siempre, y hay espacio.
—Si tu quieres, vale. Se lo comentaré a Andrea. ¿Entramos a tomar un café?
—Claro —le sonreí y entramos en la cafetería.
*1 hora y 15 minutos después*
Narra Matt
Llegué al centro comercial, estuve en la puerta, donde quedamos _____ y yo, pero no venía. Pasaron 15 minutos y la llamé un par de veces; no contestaba. Luego le envié como 10 mensajes y tampoco los contestó. Me empecé a preocupar. Decidí ir a la cafetería de aquí a por un café.
—Jajaja, ay, Brent.
Era su voz, la reconozco perfectamente. Me giré, y ahí estaba ella, agarrada del brazo de un chico y sonriéndole. ¿QUIÉN ERA ESTE AHORA?
—Hola, _____.
—¡MATT! Joder, lo siento, olvidé por completo que quedamos... se me pasó la hora y... —le corté.
—¿Y este quién es? ¿Otro ex-novio tuyo? —el tío me miró muy serio y fíjamente a los ojos. Lo que me pregunto es por qué coño _____ estaba agarrada a su brazo.
—Matt, él es Brent, mi mejor amigo.
—¿Desde cuándo? —pregunté yo apretando la mandíbula.
—Desde que yo era pequeña.
—¿Quién es él, _____?
—Es mi vecino, Matthew.
—En realidad soy mucho más que eso.
—¡Matthew!
—¡Lo siento, lo siento! —levanté las manos en son de paz—. ¿Nos vamos?
—Sí, claro. Hasta luego, Brent —le besó en la mejilla.
—Adiós, pequeña, estaré por aquí cerca. Luego me pasaré por tu casa —le dijo acariciándole el pelo. ¿Podría irse ya? Gracias. A los dos segundos se fue ya a tomar por culo.
—¿Estás celoso, verdad? —me dijo _____ mientras se cruzaba de brazos.
—¿Qué? ¡No! Me parece muy bien que te juntes con tus amigos, no tengo ningún problema. Venga, vamos a comprar ya, que ya mismo van a cerrar.
—Vale. ¿Me puedes decir para qué es la ropa?
—Ya te dije que no te diría nada, _____. Es una sorpresa, ya la verás...
Continuará...