— Un segundo —Time señaló el arma que traía el otro, a la vez que fruncía el ceño con confusión— ¿de dónde sacaste esa espada?
Sky ladeó la cabeza, a la vez que empuñaba dicha arma de la que el rubio hablaba. Obviamente, no era la Espada Maestra, no la tenía por razones que desconocía totalmente y se veía de lejos que era una espada totalmente normal.
— Es una Espada de Aprendiz, de la academia de Altárea —explicó, volviendo a guardar el arma— cuando conseguí la Espada Maestra, la mantuve guardada en un mínimo caso de emergencia... como este, más o menos.
Lo veía lógico, pero claramente aquel arma no sería nada efectiva comparada con la Espada Maestra, así que más les valía encontrarla cuanto antes. Lo más probable es que Sekai se la llevase de alguna u otra forma, tal y como hizo con Ocarina y Majora.
Al menos, eso esperaban en parte, ya que si no, sería imposible encontrarla.
— ¿Crees que los demás estarán bien? —preguntó entonces Sky.
Time se encogió de hombros, supuso que sí, se suponía que erean héroes a fin de cuentas. Pero no podía llegar que ya se le hacía raro que a él, cuando tenía diez años, también le tocase pasar por el mismo camino. Era algo ilógico pensar que un crío es quien tiene que salvar un reino entero.
O quizás, solo exageraba dentro de su cabeza.
— Hanasu y Past no se habrán separado, ¿verdad? —continuó preguntando.
El rubio abrió bastante los ojos, dándose cuenta de que eso podría ser algo complejo. Hanasu sabría valerse por su cuenta sin problemas, pero no podría comunicarse con los demás de no ser por Past, más o menos.
Se repitió a sí mismo que él tuvo que tomar el papel de héroe en solitario también, así que eso no supondría ningún problema.
— Hanasu no tendrá ningún problema aún cuando no se le entienda en el momento en que use el lenguaje de signos, los gestos existen y todo eso, digo yo.
Pero a Sky había algo que no le convencía del todo.
— Aún así, Past parece alarmado en el momento en que se separa solo un poco de él, seguramente no sea solo por su incapacidad para hablar —teorizó— no irá armado.
— No, él si tiene la Espada Maestra, es a Past a quien le falta... pero trae un arco consigo, así que tampoco le veo en peligro.
Definitivamente, eso hacía aún más raro todo.
— ¿Crees que Past esté ocultando algo? —cuestionó Time, llevándose una mano al mentón.
Al otro no le pareció muy lógica esa hipótesis.
— ¿Por qué lo haría? —replicó.
El más alto se encogió de hombros, mientras fruncía el ceño con algo de molestia.
— Y yo qué sé —sacudió la cabeza, suspirando— ¿acaso Sekai ha dado motivos para hacer lo que está haciendo? No, pues Past perfectamente podría estar igual.
Sí, era verdad que no había pensado en eso. Pero aún así, ¿y si sencillamente no habían dicho sus motivos aún? Algunos tendrían que tener... no para justificar sus acciones, solamente para no sonar totalmente ilógicos.
Ya que, él mismo recordaba los motivos de alguien para hacer el daño que hizo. Completamente ridículos para él, pero seguían siendo motivos que a los ojos del otro, podían tener todo el sentido del mundo.
— Oye, Sky —Time llamó su atención, dándole un toque en el hombro— antes no estabas tan pálido, ¿pasa algo?
El joven trató de negar con la cabeza, pero una sensación que no pudo explicar le estaba manteniendo inmóvil, siendo capaz solo de mover sus pupilas en dirección al otro.
Ese gesto intimidó al rubio, pues parecía estar tratando de decirle que algo le daba miedo. Que había algo malo que iba a pasar... y bien podría ser perfectamente cualquier cosa, estaban en el mismo lugar que ya sabemos quién. Sekai sería capaz de atacar sin que se diesen cuenta.
Pero en realidad, el último escalofrío no solo recorrió el cuerpo de Sky, pues Time tuvo la misma sensación recorriendo su cuerpo.
Un sonido perturbó en la sala, un sonido que claramente podía ser identificado como una risa. Pero no de alegría ni nada parecido, más bien de un estallido de locura en quien ahora, era alguien desconocido que parecía estar cerca de ellos.
No era Sekai. Esa voz no era femenina.
Sky dio un paso hacia atrás, rápidamente empuñando el arma que traía consigo y sujetando el escudo con mucha más fuerza que en ningún otro momento. Time solo podía mirarle desconcertado.
Hasta que dirigió su mirada hacia el frente, pudiendo notar una sombra de una clase de figura aparentemente humanoide. Sin duda, el ruído lo habría provocado esa cosa. Daba igual quién fuera.
— Mis más sinceras disculpas, Sky —fantástico, ¿les había escuchado hablar o cómo sabía entonces cuál era el apodo de uno de ellos?— veo que esta vez nuestro reencuentro no es en sollitario, tendría que haberle dicho que viniese conmigo.
La figura fue avanzando y Time, notando lo tenso que estaba el otro, decidió empuñar su arma por igual, también porque un sentimiento de inquietud le había estado inundando el cuerpo.
— Esa niña me soltó que os dio por poneros apodos... oh, mil perdones, qué modales —salió de entre las sombras, haciendo algún que otro gesto de burla ante ambos— en un momento me corrijo: Sekai me comentó que vuestros nombres auténticos no significan nada ahora mismo. Así mejor, ¿verdad?
Sky apretó los dientes ante aquel comportamiento, se le hacía molesto. Quizás más de lo que esperaba. Se esperaba de todo menos encontrarle en aquel lugar.
Parecía una entidad mascullina, traía una especie de capa roja consigo, contrastando completamente con su traje de color blanco puro.
— Llegamos a un acuerdo, ¿me seguís? —continuó hablando— Cuando me explicó su historia, llevaba mucho tiempo sin escuchar un relato tan sumamente trágico... —iba posando de diferentes maneras, como si de una actuación— qué vivo me sentí al poder empatizar con alguien así. Porque no, yo no carezco de empatía como parece... carezco de otro importante atributo, la piedad.
Dio un par de pasos hacia adelante, mientras que los otros dos retrocedían como respuesta.
El supuesto hombre sonrió ampliamente.
— Me disculpo ante ti de nuevo, Time —casi dio un brinco al escucharle dirigirse específicamente a él— Sky y yo ya nos conocemos y olvidé que necesitaba presentarme ante ti de una forma más educada.
Elevó ambas manos, imitando un gesto de victoria.
— Un gusto en conocerte, Héroe del Tiempo —aquella sonrisa no se iba y le incomodaba cada vez más— mi nombre es Grahim, pero háblame como es debido y refiérete a mí como Señor de Los Demonios, ¿trato?
Majora llevaba todo el camino mirándose las palmas de las manos. No podía negar que esa distracción podría haber ido a peor, aún agradecía que Ocarina le hubiese sacado de sus pensamientos y devuelto a la realidad cuanto antes.
— Tratad de guardar silencio aquí, ni siquiera lleguéis a susurrar —explicó Toon, mientras se asomaba por la puerta— seguro que las personas que buscamos están aquí, pero no podemos permitir que Sekai lo sepa.
El de las máscaras arqueó una ceja, no muy convencido.
— Disculpa, pero si mal no recuerdo, Sekai nos podía ver y oír en cualquier momento.
Toon suspiró, dándose cuenta de lo que se le había olvidado explicar.
Empujó a ambos hacia la sala, entrando él después y cerrando la puerta detrás suya con fuerza.
— ¡¿A qué se supone que viene eso?! —exclamó Ocarina, gruñiendo.
El más bajo se disculpó con ambos por el repentino movimiento, disponiéndose a explicar lo más rápido que podía para que le lograsen entender sin problema alguno.
— Escuchadme bien —fue haciendo un par de gestos mientras hablaba— Sekai no puede vigilar todas las habitaciones a la vez, y además, yo he estado bajo su poder durante un rato, por lo que sé muy bien las que vigila y las que no.
— Vigila los pasillos, sin embargo, las habitaciones no.
Una voz femenina se escuchó detrás de ellos, por lo que los tres se giraron de inmediato en cuanto la oyeron. Siendo un alivio para dos de los tres, pues Toon se quedó algo confuso al no saber quién era.
— ¡Iraito estás viva! —soltó Ocarina, levantándose rápidamente del suelo— pero, ¿y Zeit?
La castaña se agachó, depositando un par de caricias en su cabeza para tranquilizarlo. Mientras obviamente, les contaba a los tres lo que había pasado.
— Mi espada no es famosa por ser resistente, pero he tenido que sacrificarla para escapar —se levantó, mirándoles de uno en uno— Zeit también escapó, pero se encuentra intentando ayudar como puede a otra chica, que creo que tú conocerás... ¿Toon, te hacías llamar?
Él asintió, despertando su atención por aquella desconocida.
— ¿Es una chica de mi altura, rubia y con la piel morena?
Iraito asintió con firmeza, indicándoles que le siguieran cuanto antes, no podía perder ni un solo segundo de tiempo.
Al llegar al otro extremo de la habitación, en efecto, Zeit parecía estar intentando abrir unas barreras.
— Aún nada... lo siento —murmuró, cuando les vio llegar hasta ella.
La más alta suspiró, a la vez que Toon y Ocarina, pero Majora se agachó, fijándose en el candado.
— Esta cerradura no se abre con llave —comentó— puede que me equivoque, eso está claro, pero parece ser que el candado debe ser abierto con algún tipo de magia.
Zeit se acercó al menor, dándole un ligero toque en el hombro.
— Sí, bueno, ¿pero qué magia exactamente?
El chico se encogió de hombros, no había ningún dibujado ni nada parecido, por lo tanto, se le sería imposible adivinarlo, perderían demasiado tiempo.
Pero la chica de piel más oscura se fijó en la parte de abajo del candado, dándose cuenta de algo.
— ¿No es este el símbolo de Nayru? —cuestionó.
Iraito se agachó para mirar y asintió, confirmando que así era. Pero... ¿qué debían hacer entonces?
— Creo que debemos usar la Trifuerza de La Sabiduría para abrirlo, Sekai parece ser una Zelda diferente, por lo que será esa la que tiene ella —teorizó Zeit.
Tetra comentó que sí, Sekai probablemente era una Zelda, pero había podido robarles la Trifuerza a varios de los de ahí sin problemas. Aunque, lo más preocupante era que al parecer, había múltiples Trifuerzas.
Técnicamente solo existía una en el tiempo, la cual fue pasando de generación en generación con todos ellos, pero... ¿por qué podían tenerla todos, entonces?
— Creo que es otra alteración del tiempo causada por ella —explicó Iraito, no le encontraba más razón— y me temo que de momento, solo podemos evitar que se haga con su objetivo.
Los demás asintieron, pero Toon replicó.
— ¿Cómo vamos a sacar a Tetra de ahí, entonces?
Las otras dos se llevaron a la vez una mano a la cabeza, intentando pensar en algo. Pero sería difícil teniendo en cuenta que ninguna de ellas tenía ya la Trifuerza por culpa de Sekai.
— No —explicó Majora— no, no necesitamos la Trifuerza de la Sabiduría, necesitamos a su portador... o más bien, portadora.
Los demás le miraron con confusión.
— ¿Puedes estar seguro de eso? —dudó Ocarina, cruzándose de brazos.
Majora se levantó.
— Solo si lo comprobamos.
Agarró con cuidado a Iraito por la muñeca y le colocó la palma de la mano encima del candado. Y suspiró al ver que no se había equivocado, tuvo miedo de que no pudieran avanzar más de allí.
Ayudaron a Tetra a salir y no hubo problema... hasta que se dieron cuenta de algo.
— No puedes caminar bien, Tetra —comentó Zeit, fijándose en el esguince que tenía en su pierna derecha— estaba claro que Sekai sabía que podríamos abrir el candado, pero no nos lo pintará tan fácilmente si tú no te puedes mover.
La de piel más oscura gruñó, pensaba que la herida no era tan preocupante como para que no pudiera caminar, pero esa mujer se la había vuelto a jugar.
— Tienes vendas, ¿no? —mencionó Toon— úsalas... y de paso, préstame unas para Majora.
Tetra no respondió, se limitó a tapar sus heridas y a dejarle al otro un par de vendajes. Fue mientras veía dónde los colocaba cuando se le ocurrió algo.
— ¿Alguno de vosotros puede llevarme a hombros? ¡No seré una carga, tengo buena orientación!
Majora se ofreció el primero, pero Ocarina le dijo que no podría sujetarla con las manos así. Y en su lugar, comentó que podía hacerlo Zeit.
— Iraito puede prestar atención a lo que diga Tetra —explicó— y así tú puedes llevarla sin problemas.
La rubia se llevó una mano al mentón, asintiendo momentos después, tenía más sentido de lo que parecía.
— Muy bien, pues... arriba, Tetra.
Con cuidado, cargó en sus hombros a la más pequeña, sonriendo con tranquilidad al ver que lo podía hacer sin problemas.
Después, Iraito llamó la atención de todos al chasquear los dedos.
— Bueno, va a ser imposible enfrentarnos a Sekai siendo tan pocos y con nada de poder, lo mejor será encontrar a los demás antes. Sí, seguramente ella no lo ponga como tarea fácil, pero debemos avanzar de alguna forma.
Los demás asintieron uno a uno, debían reunirse cuanto antes o los problemas se intensificarían.