P.O.V____
No voy a mentir, el camino fue solo una masa extrema de silencio demasiado cómodo para decir verdad, parecía como si el silencio lo dijera todo, sin necesidad de decir algo literalmente, lo amaba... NO, no a Henry, no, ni a Kid Danger, menos, si no que amaba la forma en la que él y yo estábamos, a solas, sin ninguna palabra, solo el movimiento de nuestros pies rozando el suelo al caminar. Eso amaba.
En fin, no fue una caminata de más de 15 minutos, cuando menos veíamos ya estábamos en mi casa, que como siempre, se escuchaban gritos y por alguna razón cosas romperse... "Mis hermanos" pensé.
–Gracias Hen... digo Kid Danger– dije mientras nos acercábamos a la puerta.
–No hay por qué ciudadana extraña que encontré– respondió él.
–Creo que debiste cambiarte antes de llegar– volví a decir con una sonrisa.
Él simplemente se encogió de hombros –da igual, ahorita iré a la Capi Cueva y me cambiaré ahí, recuerda que hay un tubo justo atrás de tu patio–.
Chasqueé los dedos en señal de que tenía razón, siempre llegaba por ahí, y de nuevo ese silencio se hizo presente, pero esta vez con un giro en la forma en la que ocurría, pues no sé si era casualidad o solo el hecho de que ya era noche y la situación, Henry y yo nos mirábamos a los fijamente a los ojos, de una manera en la que jamás lo habíamos hecho en los tres años que llevaba de conocerlo.
No me había dado cuenta de lo lindos que son sus ojos, a pesar de tener la máscara, se podían ver perfectamente, como brillaban a la luz y como su profundidad trataba de decir algo. Era un cómodo momento que sinceramente no quería que terminara, pero mi momento...
–¿____?– fue interrumpido por Ian Martin –¿Kid Danger? ¡KID DANGER! ¡No puede ser Kid Danger está en mi casa!–.
Sacudí mi cabeza tratando de salir de mi trance, para voltearme a la puerta y encontrar al más grande de mis hermanos con la sonrisa de oreja a oreja, oh no.
–Hola– saludó Henry con una mano nervioso.
–Ian Martin– respondió mi hermano casi sin aliento estrechando su mano –no puedo creer que Kid Danger esté en mi pórtico, con mi hermana–.
–¡Hey! No te emociones– dije burlona y también nerviosa –pero Kid Danger ya se tiene que ir ¿no? Si ya te tienes que ir–.
–Ah– comenzó a decir Henry –si, ya me tengo que ir, Capitán Man me necesita, ahora, en la Cueva de Capi Cuevas, ahora–.
Negué rápidamente con mi cabeza y suspiré, esto siempre será un desastre.
–¿Por qué está aquí? ¿Por qué estás aquí Kid Danger?– preguntó mi hermano aún embobado.
Me encogí de hombros mientras empujaba a Henry para que ya se fuera –no importa, ya se va, dile adiós Kid "adiós", okay bye–.
Henry tomó paso hacia la acera, dejando a mi hermano ahí pasmado con las palabras en la boca, y sin ni una respuesta de su parte, lo miramos alejarse en la obscuridad, corriendo, con su traje, su cabello perfecto en un perfecto peinado, y su... suficiente.
–Hay que entrar– le dije a mi hermano que seguía viendo a la calle –ya en serio, Ian, hay que entrar–.
–Si– respondió él.
Entré a la casa con mi hermano detrás de mí, que parecía haber quedado en un estado de hipnotización por Henry, sabía que era fan de Henry y Ray, aunque también sabía que nunca los había visto en persona, eso hacía más sentido.
–Dime por qué estaba Kid Danger contigo– dijo mientras se sentaba en el sofá de la sala –porque según yo, estabas en casa de los Hart, festejando el cumpleaños de Henry–.
–Aja sí– contesté restándole importancia –pues, venía caminando sola y... él venía de salvar algo– espero no hacer excusas ridículas –cuando me vio ahí sola, a mitad de la noche y se ofreció a acompañarme a casa–.
Bastante bien diría yo, y bastante claro para que mi hermano se lo creyera, aunque bueno, no somos de Swellview, no caemos tan fácil a las excusas ridículas.
–No lo sé– lo que me faltaba –Kid Danger, no creo que haría eso tan fácilmente–.
–¿Hablan de Kid Danger?– damas y caballeros con ustedes Jack Martin, mi otro hermano mayor –¿qué hay con él?–.
–Llegó con nuestra querida ____ aquí, la trajo a casa–.
–Interesante– dijo Jack con tono sospechoso –y se puede saber ¿por qué?–.
Rodeé los ojos –que te diga Ian, me iré a dormir–.
–¡Quiero saber!–.
Hice una mueca con mi boca y comencé a subir las escaleras.
–¡____!–.
–¡Dile a Ian!–.
Mis hermanos pueden ser muy molestos, y desgraciadamente algunos de ellos celosos, más específico, los cuatro, que aún con tener 21 años, siguen viviendo con nuestros abuelos y van a al Swellview Community College, el mismo al que fue Schwoz.
Así que, imagínense como es mi vida, Ian tiene 21 es un adulto con problemas de adolescente, Max 20 años el problema de la familia, Jack 19 el hermano que siempre quiere saberlo todo y se enoja si no es así, y A.J (Augustus Jeremiah) que acaba casi de cumplir 18 y se tomó un año sabático rompiendo los sueños de mis padres de ser un nuevo genio matemático, lo sé, que vida la mía.
Al llegar a la parte de arriba, escuché como mi abuela regañaba a Max y a A.J en la habitación de este, cosa que no le di importancia ya que era algo de lo más común en esta casa.
Caminé hasta mi cuarto donde entré a este para después cerrar la puerta y lanzar mis cosas a donde sea que caigan, y caer rendida sobre mi cama por fin, después de un día de mapaches, pastel de 10 leches, cumpleaños, y sobretodo caminatas nocturnas con mi mejor amigo superhéroe, si.
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Les presento a los hermanos Martin.