[2] Mi niña de Coletas I Sin...

By SinRin_Shipper

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Cuatro años después de lo sucedido en aquel hospital. ¿Todo está en orden? ¿Cómo se encontrarán nuestras pro... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Tag de la escritora 📝
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Primera carta.
Segunda carta.
Tercera carta.
Capítulo 8
Cuarta carta.
Quinta carta.
Sexta carta.
Séptima carta.
Capítulo 9
Octava carta.
Capítulo 10
Novena carta.
Décima carta.
Capítulo 11

Capítulo 7

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By SinRin_Shipper

Habían pasado exactamente dos meses desde aquel día en la cafetería. Sinb solo hablo con Eunha por celular para confirmar que estaba bien, nunca más tuvieron contacto.

Por muchas razones, Sinb necesitaba su tiempo sola. Era difícil imaginar que personas desconocidas la odien y monten una historia de amor lésbica en la cual la villana era su mamá. Ni Disney crea cosas así.

Durante aquellos dos meses pasaron muchas cosas, la principal fue la boda de Jessica y Tyler. Sinb pensó que lo iban a aplazar todavía a seis o siete meses más, pero se llevó una sorpresa al saber que los preparativos estaban listos. Quizás su única queja fue el no poder participar en la decoración, cosa que siempre quiso hacer desde que supo de la relación de su madre.

Una semana después de la boda de Jessica, terminó con Hoseok, algo que por algún raro motivo salió bien y quedaron como los buenos amigos que eran. Sinb obviamente sabía las razones por la cual terminó eso y la principal quizás tenía el nombre de Jung Yerin por todos lados; pero lo único que le dijo a Hoseok es que no se sentía a gusto con la relación que tenían y lo mejor era volver a ser amigos.

Su mejor decisión en lo que va del año, quizás.

Después de las dos semanas de luna de miel, la pareja recién casada había regresado a casa y con ello traían una gran noticia: Tyler iba a vivir con Jessica y Sinb.

La noticia fue muy bien recibida por parte de Sinb y hasta celebraron por la integración de Tyler en su vida.

Sinb aparte de eso, tenía muchas cosas que pensar. Aparte de las cosas buenas que sucedieron en ambos meses, aún tenía aquellos sueños extravagantes con Yerin; aunque ahora lo disfrutaba mucho más a sabiendas de que sucedieron en su pasado.

Sería mentira decir que no ha querido preguntarle a su madre sobre aquello, una que otra vez soltaba algunas indirectas las cuales Jessica no entendía y era mejor de esa manera. Aún no pensaba domar al dragón.

En estos momentos, Sinb estaba muy agradecida por tener tiempos de oseo. Las vacaciones de medio año en la universidad eran como un baño de agua fría en verano. Algo que realmente todos los estudiantes esperaban siempre.

Ahora mismo se encontraba en su cuarto escuchando música mientras tecleaba en su computadora. Le gustaba escribir cuando tenía tiempo en su blog, la cual nadie leía y estaba agradecida con ello. Sería raro que un desconocido leyera sus pensamientos y deseos por internet en una plataforma de historias y demás.

—Eunbi. —Jessica tocaba la puerta de su hija siendo abierta en pocos instantes.

—Dime, mamá. —Eunbi se sentó en su silla de escritorio mirando a su mamá parada a un lado de la puerta.

—Tyler y yo vamos a salir, regresaremos tarde. Así que si quieres puedes pedir pizza para cenar.

—No se preocupen, estaré aprovechando este tiempo para leer mis libros que deje a medias. —Eunbi miró su estante con algunos libros que no había terminado por estar pendiente a sus estudios.

—Está bien, si hay alguna emergencia puedes llamarme.

—La única emergencia que habrá es que quizás gaste tu tarjeta.

—Estaré pendiente a las cifras en mi celular. —Respondió Jessica con su semblante frío.

—Es broma, es broma. Pueden irse en paz.

Sin más que decir, Jessica salió del cuarto de su hija y en pocos minutos se escuchó la puerta de la casa ser cerrada.

Sinb tenía la casa sola y eso solo podía significar una cosa.

— ¡Música a alto volumen!

Sinb conectó el Spotify de su celular a los parlantes y en pocos segundos se podía escuchar en toda la casa las melodías de los Beatles, una banda que hace poco frecuentaba y ya comenzaba a amar.

—Na-na-na na, hey Jude. —Comenzó a cantar junto a la voz de John Lennon.

Amaba tener estos momentos sola. Disfrutó muchísimo tener la casa sola durante las dos semanas que su madre estuvo de luna de miel, aunque no lo disfrutó mucho por los parciales y exámenes estrictos que tuvo, agradeció el hecho de poder estudiar sin ruido alguno.

Se echó en su cama y comenzó a pensar mientras el aleatorio de su Spotify ahora cambiaba de "Hey Jude" a "Celebration" de Kool & The Gang. Su mente viajó a todo lo que había vivido hasta entonces y recordó a Yerin.

Yerin, su Yerin. Tenía tantas ganas de conocerla, tantas ganas de hablar con ella y darle un abrazo. Tenía millones de preguntas qué hacer y tenía millones de respuestas para dar si es que llegaba el momento de verla frente a frente.

Encararla quizás sea algo difícil, pero que sería un total privilegio de vivir. Conocer la verdad con quién lo vivió era lo que más quería pero también era lo más insensato buscarla ahora.

Tomó su celular y llamó a Eunha. Bastaron dos timbradas para que conteste.

— ¿Qué pasa? —Preguntó Eunha al contestar.

— ¿Estás ocupada?

— ¿Por?

—Necesito hablar contigo, si quieres puedes venir a mi casa. Te paso mi dirección por mensaje. —La línea se mantuvo en silencio por un momento y Sinb pensó que Eunha se había arrepentido de ayudarla.

— ¿Tu mamá? —Preguntó Eunha parando los pensamientos de Sinb.

—No está en casa y vendrá mañana quizás, puedes venir libremente.

—Está bien. Voy en una hora.

Sinb sonrió y colgó la llamada después de que ambas se despidieran.

Siguió escuchando música hasta que Eunha viniera y no pasó mucho tiempo, alrededor de cuarenta minutos para que tocara su puerta.

—Llegas temprano. —Sinb abrió la puerta dejándola entrar.

—Sí, no soy como otras que demoran media hora en ir a una cafetería. —Reprochó Eunha mirando la casa por dentro.

Las paredes estaban pintadas de un blanco perla y retoques de rosa pastel decoraban el lugar. Habían unos sofás color marrón que adornaban la sala junto a la escalera que llevaba al segundo nivel. La casa de Sinb era igual a la mayoría, una casa común y corriente.

—Ya te dije que no fue mi culpa, fue la del profesor.

—Da igual. ¿Para qué querías que viniera? Tuve que darle una excusa convincente a Sojung para que me deje salir.

— ¿Pides permiso para salir? ¿Así es la vida de pareja?

—No, la vida de pareja es hermosa y complicada. Tienes que aprender a convivir con esa persona que tanto amas, conoces sus malos hábitos, sus malas costumbres, sus horribles olores pero todo queda atrás cuando en la noche duerme contigo o te da duro contra el muro.

—Todo iba bien hasta que llegaste al final.

—Querida, en una relación siempre habrá sexo. Es lo que los mantiene unidos de una forma más íntima.

—Dejemos ese tema para cuando me case. —Sinb se acercó a las escaleras. —Vamos a mí habitación, podemos hablar tranquilas ahí.

Ambas subieron y Eunha se asombró totalmente al llegar al lugar. No era como la sala, aquí las paredes estaban pintadas de un color grisáceo y habían pósteres pegados en las paredes a lo random. Había una cama con sábanas blancas, un escritorio de estudio, dos estantes de libros, un tocador de mano y dos puertas que Eunha suponía que llevaban al baño y al guardarropa.

Un cuarto común y corriente para una persona común y corriente como Sinb.

—Lo único que te envidio de tu cuarto es el aire acondicionado. —Eunha señalo una pequeña reja que mantenía la temperatura del cuarto de Sinb.

—Ni que lo creas, a veces suena como si tuviera algo atascado dentro. Siempre digo que llamaré a alguna persona para que lo arregle pero se me olvida y no importa mucho.

—Seguro hay un cuerpo dentro muerto.

—Tampoco exageres. —Sinb señalo su cama para que se siente con confianza, planeaba hacerse muy amiga de Eunha, era una persona fácil de confiar. —Bueno, ya que estamos aquí quiero que me ayudes a conocer a tu hermana.

—Significa que te decidiste a hacerlo.

—Sí, es algo difícil de explicar ¿Sabes? —Sinb jugaba con sus dedos nerviosa. —Es como si sintiera que algo me atrae a ella. No sé si me dejo explicar, pero cuando hago cualquier cosa su nombre aparece en mi cabeza, ella está ahí aunque no quiera.

—En pocas palabras: el destino las quiere juntas.

—Quizás. ¿Tienes fotos de ella? Necesito conocerla.

Aquella tarde, ambas se la pasaron hablando de Yerin. Eunha le contó todo sobre Yerin; desde cuando de niña le gustaba colorear en las paredes muchos arcoíris y ositos, hasta cuando descubrió su relación con Sowon. Al principio, a Yerin le costó aceptar que su hermana y su mejor amiga salían pero bastó unas semanas para que lo aceptara y fuera la primera persona en querer casarlas.

—Ama la comida. Es una tragona sin fondo, aunque come mucho no engorda y le envidio mucho eso. —Eunha tomaba un vaso de Coca Cola que Sinb le había dado.

—Se ve que es una gran persona. —Sinb tomó de su vaso. —Me hubiera encantado defenderla de mi madre cuando pude.

—No es tu culpa. Lo intentaste y hasta se escaparon, intentaron hacer que su amor se diera pero lamentablemente tuvo que pasar todo lo demás. —Eunha más que nadie conoció todo lo que Yerin sufrió. —Quizás todo estaba predicho para que ahora se pueda arreglar.

—Me encantaría tener tu positivismo. Bueno, estaba pensando en invitar a Yerin a comer. ¿Qué piensas?

—Pienso que estás loca. Sinb, ella realmente ha sufrido mucho, llegar así como así solo provocaría que te odie más de lo que ya lo hace. Lo tomaría como una burla de mal día.

—Tienes razón, soy una idiota. Entonces, ¿Cómo puedo llegar a ella? Quiero conocerla.

— ¿Cambio de identidad?

—Aunque me cambie el nombre a "Débora Meelano" reconocería mi rostro.

—Tienes razón. Tengo una idea, pero es algo absurda. La estuve pensando en todo este tiempo que espere tu llamada.

— ¿Qué cosa es?

— ¿Qué tal si le escribes? Cartas anónimas como ella lo solía hacer.

— ¿Crees que funcione?

—Lo sabremos si lo hacemos.

Eunbi tomo unas hojas y un lapicero. Eunha la miraba esperando que escriba algo para ayudarla a mejorarlo o darle el visto bueno.

—Listo.

—Déjame darle el visto bueno. —Sinb le paso las hojas. — ¿Estás bromeando? No puedes darle esto.

— ¿Por qué no? Soy muy sincera en la carta.

—Sinb, un "Hola, soy una chica que conoces pero al mismo tiempo no conoces, quiere conocerte. ¿Gustas?" no funcionará.

—Entonces no tengo idea de qué escribir. No soy tan buena con las palabras. —Mentía, a veces en sus tiempos libres escribía poemas cortos inspirados en alguna persona que su mente le daba. No sabía quién era, pero lo hacía y le quedaban bien. —Ayúdame.

—Debes tener primero un sobrenombre, un alias, un pseudónimo. Así como los escritores, ya sabes.

—Lo sé, pero no se me ocurre uno.

—Puede ser alguno que te identifique físicamente o en tu personalidad. Algo que Yerin no note en un buen tiempo, claro, pero que le dé pistas de lo que está pasando.

Sinb pensó en todos los sobrenombres que podría usar. Lo malo es que no se le ocurría ninguno.

—Sinb. —Eunha la llamaba, pero esta estaba en su mundo pensando en algún pseudónimo. —Sinb, Sinb, Sinb, Sinb. Tierra llamando a Sinb. ¿Estás ahí?

— ¡Lo tengo! —Sinb tomó una hoja y escribió su pseudónimo. Se lo mostró a Eunha y dio una carcajada antes de dar el visto bueno. Era un buen sobrenombre.

—Ahora necesitamos el encabezado. ¿Cómo la llamaras? Ella en las cartas solía decirte "Chica linda".

—Con razón esa frase se me hacía conocida. —Sinb tomó un poco más de su Coca Cola. — ¿Qué se te ocurre a ti que podría decirle?

—No sé, yo no soy la que va a conquistar a Yerin. Piensa algo, cabecita piensa.

—Puede ser algo físicamente. Ella hizo lo mismo antes.

—Chica linda dos punto cero.

Ambas se miraron y comenzaron a reír fuertemente por el comentario de Eunha. Se notaba la química que había en el lugar, daba una buena señal de las grandes amigas que iban a ser.

Sinb recordó las fotos que había visto de Yerin y una que fue la que más llamó su atención. Esa era la respuesta. Tomó la hoja que Eunha tenía y escribió en ella el encabezado con que se dirigiría a Yerin. Al terminar, Eunha lo miró y dio el visto bueno para comenzar a escribir el contenido.

Desde ahora tenían un solo plan: Conquistar a Yerin.





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