Odio Profundo |BL| ©

By Mila_Darkness

5.7M 562K 731K

Dominik Evans es un joven introvertido, preso entre las paredes de su propio hogar. Maltratado por la persona... More

• Introducción
• Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Laguna Inestable

Capítulo 38

108K 8.2K 12.6K
By Mila_Darkness

Una de las cosas más ilógicas es que, a pesar de casi haber muerto de frío (literalmente), todavía disfruto mucho del invierno. Quizás no sea únicamente por la sensación refrescante y tranquilizadora, sino por la persona que me acompaña. Las calles no se sienten tan frías y solitarias porque tengo alguien a mi lado, que me sonríe a pesar de encontrarse triste. Mi vida se basó en estar rodeado de personas que solo conseguían llenarme de soledad, de vacío. Entre la multitud me sentía abandonado, perdido. Ahora es diferente, ahora ella está aquí. 

Su cabello despeinado y rubio, con mechones de colores balanceándose libremente, dan una vista peculiar. Nuevamente usa vestimentas extrañas, lo cual es común en Kara, me asustaría si la viese usando ropa ''normal''. Esta vez trae puesto un buso que le queda grande, de color rojo oscuro, y en el centro tiene escrito ''ok, boomer'', todo en letras negras y cursivas. No sé qué significa pero tampoco pienso preguntarle, la última vez que vi palabras inusuales terminamos en una larga conversación donde me explicaba el significado de ''XOXO''. En realidad se resumía a decir ''besos y abrazos'', pero ella terminó contándome a detalle su supuesto origen en ''Gossip Girl''. Fue innecesario y abrumador. 

Lo que más llama mi atención, además de divertirme, es que la mayoría de su ropa contiene frases sacadas de internet que a Kara le gustan. Muchas son absurdas, y algunas en verdad dan miedo, pero le quedan geniales. Tener una madre relacionada con el mundo de la moda tiene sus beneficios, Adrienne siempre le encarga a grandes modistas los diseños que su hija le da.

Mi amiga básicamente se viste con ropa que ella misma imagina. 

A veces me pregunto cómo es que una chica criada con demasiados lujos extravagantes, una familia que la ama y la consiente todo el tiempo, terminó siendo así. Y lo digo en el mejor de los sentidos, Kara es bastante humilde teniendo en cuenta su entorno social. Debe ser por la influencia de su padre, con el paso del tiempo pude ver que Bastian es alguien amable y humanitario, siendo miembro activo de varias organizaciones sin fines de lucro; muchas veces se pasa horas pensando cómo ayudar en las causas. Si bien la mayoría de los problemas tienen que ver con la falta de recursos económicos, también la mentalidad de algunas personas les impide avanzar debido a un bajo nivel educativo. Es un tema complejo, y él es alguien admirable por comprometerse tanto. Mi amiga heredó muchas cosas buenas de Bastian, y no puedo engañarme a mí mismo, a veces la envidio por tener un padre así. 

Me da terror pensar que podría heredar cosas del mío. 

Mejor evito seguir ese hilo de pensamiento, es una hermosa mañana que no puede ser arruinada por culpa de Patrick. Cierro los ojos y respiro hondo, llenando mis pulmones con el aire helado, gélido. 

—¿Cuándo vamos a llegar? —pregunta la rubia por enésima vez desde que salimos, abrazándose a sí misma mientras exhala humo debido a las heladas temperaturas—. Estoy harta de caminar.

—Pero caminar es sano —agrego divertido—. El centro comercial está cerca, solo faltan un par de cuadras.

Bien, eso es una mentira, pero si le digo que falta un kilómetro seguramente me mata. 

—Y encima son las nueve de la mañana —refunfuña ignorando mi comentario.

—No es tan temprano, además siempre madrugamos para ir al instituto —contesto observando las coloridas tiendas, todas repletas de adornos navideños. 

La navidad es una de las festividades que más entusiasman a los habitantes de Bittersweet; la mayoría de personas se ven joviales y felices estos días. Por donde mires hay gente riendo, niños jugando, es un ambiente en verdad acogedor. 

—Tú lo dijiste, para ir al instituto —suelta desconcertada—. Estamos de vacaciones, debería ser pecado levantarse antes de las doce del mediodía.

—Que duermas como un oso no es mi problema —respondo burlón, ganándome un codazo amistoso de su parte.

—Como un oso no, como un koala —dice sonriendo—. ¿Sabías que duermen veintidós horas al día?

—Definitivamente es tu espíritu animal —contesto sin parar de caminar, con Kara siguiéndome el paso. 

Siento algo chocar contra mis pies, trato de mantener el equilibrio pero termino cayendo al suelo, golpeándome la espalda. La risa de mi traidora amiga comienza a llamar la atención de todos a nuestro alrededor. Ella en vez de ofrecerme su mano para que pueda levantarme, se arrodilla junto a mí sosteniendo su estómago, sin dejar de reír. 

—¿Por qué demonios no grabé eso? —pregunta carcajeándose. 

—Oh, Dominik, pudiste haberte quebrado la espalda y quedar paralítico —hablo sarcásticamente—. ¿Estás bien, mejor amigo? Sería incapaz de reírme de ti —trato de parecer molesto pero apenas me dura unos segundos, de inmediato termino riéndome. 

—Estás muy animado hoy, rey del drama —dice alegre, enseguida se levanta y me extiende su mano, la tomo sin dudarlo. Rápidamente me pongo de pie y limpio mi pantalón lleno de nieve que para peor es negro, como toda la ropa que uso.

—Me desperté de buen humor —respondo hundiéndome de hombros, una pequeña sonrisa se forma en mi rostro.

—Lo noté, me alegra verte así —siento su brazo entrelazarse con el mío, mientras reanuda nuestra caminata—. ¿La navidad te pone amigable? Y yo que pensé que eras el Grinch de la ciudad. 

— No es que sea el Grinch, pero tampoco me gusta mucho esta festividad en particular —susurro apartando la mirada. 

Mi padre nunca fue alguien festivo, solo usa este tipo de celebraciones como método para atraer clientes. Todos los años siempre son iguales: él organiza grandes fiestas en las cuales me veo obligado a participar, fingiendo disfrutarlas. La única tarea que debo cumplir es completamente humillante, ser un Evans. ¿Y en qué consiste? Básicamente en convertirme en el hijo perfecto de Patrick, dejando de ser yo mismo. Lo único bueno es que, mientras mejor me comporte, mejor será el pago que reciba. Necesito el dinero para continuar ahorrando, así algún día seré libre.

—¿Entonces por qué estás de buen humor? —pregunta mi mejor amiga, sacándome de mis pensamientos. No sé cómo responderle, aunque sí tengo claro el motivo de mi inusual estado de ánimo. 

—Bueno, en realidad es por Aaron —admito sintiendo un leve sonrojo en mis mejillas. 

Todavía no puedo creer que él hiciera algo así. 

—¿Un mañanero? —pregunta levantando las cejas, esta vez soy yo el que le da un codazo. 

—¿Se puede saber cuándo te volviste una pervertida? —suelto riendo—. Y no, Kara, no tiene nada que ver con sexo. 

—Qué fraude —niega con la cabeza, divertida—. Bueno, deja de meterle suspenso y dime. 

—Él me despertó trayéndome el desayuno a la cama, había una jodida roza en la mesita —contesto observando cómo ella frunce el ceño, confundida—. Nunca vi tanta comida reunida en un sitio tan pequeño. ¿Puedes creer que también hizo galletas de chocolate? Estaban deliciosas y recién hechas, debió levantarse muy temprano para tenerlas prontas.

—Me imagino que te aseguraste de que no las envenenara... —dice en tono burlón, pero su comentario me hace palidecer. 

No, basta, ahora no es momento para pensar en cosas así.

—Supongo que no las envenenó —respondo tratando de estabilizar mi mente, ella parece notarlo.

—Dominik, solo estaba bromeando —su voz suena preocupada—. Admito que me agarró desprevenida, y sí se me hace un poco extraño viniendo de Aaron, pero pensé que eso era lo que te tenía contento —detiene su caminar para luego pararse frente a mí—. ¿Ocurre algo? Por un segundo parecías tomarte en serio lo que dije. 

Cuando voy a responderle siento un mareo repentino golpear mi cuerpo, impidiéndome decir una sola palabra. El mundo a mi alrededor se vuelve borroso, me tambaleo hacia atrás pero unas ágiles y suaves manos logran sostenerme. Apenas consigo distinguir el rostro asustado de mi amiga, quien intenta arrastrarme como puede hacia algún sitio. 

Imágenes aterradoras dominan mi mente, en cada una de ellas aparece Aaron. Está preparando algo en la cocina, se ve muy feliz sonriendo, siento cómo eso me hace estremecer. Pone varios ingredientes en un recipiente, empieza a batirlos velozmente. Todo sería normal de no ser por sus manos y rostro manchados de sangre, haciendo que mi corazón deje de latir. La respiración se me acelera al ver que la mezcla se convierte en masa rojiza y enfermiza, mientras él tararea alguna especie de melodía tétrica. Deteniéndose por un segundo, saca de su bolsillo un pequeño frasco negro, y procede a echarle el contenido a la masa nauseabunda. 

No, no, no... ¡No puede ser verdad! 

Comienza a darle forma de galletas, poniéndole colorante negro para que parezca chocolate. Suelta una sonora carcajada que hunde mi pecho, en sus ojos solo puedo ver locura desenfrenada. 

—Esto te hará sentir mejor —susurra con malicia, enseguida mete esas infernales galletas al horno—. Pagarás, pagarás cada cosa que me hiciste, tú y tu desagradable hijo. Desperdicié mi tiempo en ti, Elizabeth. 

¿Mamá?

—¡No! —grito desesperado, sintiendo mi garganta desgarrarse.

—¡Dominik, por favor reacciona! —escucho la voz rota de Kara a lo lejos, quiero seguirla pero algo me retiene. 

Miro hacia el frente encontrándome con Aaron sosteniendo mi brazo, su agarre es tan fuerte que podría quebrarlo. En su mano libre sostiene varias galletas, no tarda nada en acercarlas a mi rostro mientras me retuerzo tratando de escapar. Algunas galletas caen al suelo, rompiéndose en mil pedazos desparramando un líquido carmesí. Siento cómo intenta meterlas en mi boca a la fuerza, el estómago se me revuelve. Las nauseas golpean mi cuerpo, él solo ríe sin importarle mi sufrimiento. 

 —Ven aquí, sígueme —susurra suavemente mi amiga, sin dejar de arrastrarme. La oscuridad se hace presente borrando cualquier rastro de aquel infierno, pero la sensación nauseabunda sigue. 

— Veneno... —susurro agotado, sintiendo el agarre de Kara tensarse sobre mi cintura—. Les puso veneno.

Antes de que pueda detenerme, siento la desagradable sensación del líquido subiéndose por mi garganta. Mis rodillas tiemblan, terminan chocando contra el suelo al no poder mantener el peso de mi propio cuerpo. Unas nerviosas manos me guían hacia delante, inclinando mi cabeza, sosteniéndome. El vómito surge, llenándome de miseria, de miedo. Las lágrimas se derraman por mi rostro al mismo tiempo, haciéndome sentir desolado. 

—Shhh, está bien —dice ella, acariciando mi espalda—. Debes sacarlo todo, lo necesitas.

Me dejo guiar por su voz tranquilizadora que me permite enfocar la vista, trayéndome a la realidad. De inmediato reconozco mi entorno: estoy en uno de los cubículos de un baño público, quizás perteneciente a algún restaurante. Poco a poco consigo tomar el control de mi cuerpo, el cual no para de temblar y doblarse. 

—Casi llamo a urgencias —habla Kara, deslizándose por la madera del cubículo hasta caer al suelo, sentada a mi lado—. N-Nunca te vi así, ¿qué ocurrió? Dominik, no entiendo n-nada —solloza. 

—Lo siento mucho —respondo mientras me alejo del retrete y me siento enfrente suyo pasándome las manos por el rostro, agotado. Las lágrimas siguen derramándose, por más que intento retenerlas—. N-No sé qué me pasó, pero vi algo horrible... Tengo miedo. 

—Decías algo sobre un veneno —dice mirándome, sus ojos están cristalizados—. Y mencionabas el nombre de Aaron... ¿Él te envenenó? ¿Qué viste, Dominik? —pregunta con temor. 

Escucho un fuerte golpe que me hace saltar del susto, logro levantarme rápidamente al igual que mi amiga. Se nos acerca un hombre de estatura baja y algo barrigón, con una gran barba cubriendo su rostro, que nos mira preocupado. Lleva puesto un delantal de cocina, y en su cabeza calva trae puesto un gorro blanco. Debe ser el cocinero. 

—Chicos, ¿todo está bien? —pregunta mirando a Kara—. ¿Tu amigo se encuentra mejor? 

—Sí, muchísimas gracias por todo —contesta ella, limpiándose el rostro con la manga de su buso—. Lamento el desastre que ocasionamos. 

—¿Desastre? Ni lo menciones, no fue ningún problema, pero ese chico debería ir al médico —dice señalándome. 

—No es necesario, señor —le digo caminando hacia el lavado—. Posiblemente me bajó la presión.

—En ese caso déjame darte algo salado antes de irte, un refuerzo quizás, y mucha agua —dice amablemente, pero con una mirada que no permite un ''no'' por respuesta.

—Muchas gracias —respondo dándole una última mirada antes de abrir el grifo y enjuagar mi rostro con agua helada. 

Después de unos minutos, ambos salimos del baño ya más calmados. Kara definitivamente me hará varias preguntas, quiero pensar alguna manera de evitarlas pero sé que será imposible. Tendré que resignarme, sin contar que realmente merece una respuesta luego de lo mucho que me ayudó. 

El restaurante es pequeño pero agradable, los adornos navideños marcan presencia en cada esquina del lugar. El color que abunda es el marrón, tanto en paredes como piso y muebles, su diseño dan el aspecto de estar en una cabaña rústica. 

—Necesito respuestas si no quieres que termine llevándote directo al hospital ahora mismo —habla sentándose en una de las sillas del local que por suerte se encuentra bastante vacío, casi nadie nos vio dando ese lamentable espectáculo. Si bien no estaba consciente en ese momento, me imagino lo extraño que debió verse mi amiga arrastrándome por todos lados.

—Y te las daré —contesto sentándome también, frente a ella. La mesa está ubicada justo frente a una inmensa ventana, permitiéndonos ver las calles repletas de nieve y la gente caminando pacíficamente. 

—¿Fue otro recuerdo bloqueado? —la pregunta cae sobre mí de forma repentina, logrando que mi respiración se detenga. 

Me aterra el solo pensarlo.

—No lo sé —respondo con sinceridad—. Nunca me ocurrió uno de ese tipo, los demás siempre son de mi infancia y suelen estar relacionados con Aaron, pero este fue solo de esta mañana. Hay algo que no entiendo... —siento mi piel erizarse ante el recuerdo—. Él mencionó el nombre de mi madre, yo jamás se lo dije. 

Sé que pudo decírselo Rebeca, pero aún así no tiene sentido. Las cosas que dijo, el cómo las dijo, no se parecía en nada a él. 

Ella suelta un suspiro y me mira pensativa. 

—¿Quieres que te diga lo que pienso? —asiento permitiéndole continuar—. Creo que fue una alucinación, lo cual también me preocupa, pero no tanto como la posibilidad de que alguien te esté envenenando. 

¿Una alucinación? 

—¿Por qué crees eso? —pregunto confundido.

—Me contaste que él te despertó con el desayuno hecho, tú dormías mientras lo estaba preparando —responde estirando su mano a través de la mesa para poder tomar la mía—. Creo que aquí sucede algo más. 

—¿Qué? —la pregunta sale en un susurro. 

—Dominik, te conozco, y no hace falta que me digas que algo te perturba porque lo habré notado mucho antes —acaricia mi mano—. Podrás parecer indiferente para cualquier otra persona, podrán creer que eres indescifrable bajo esa mirada fría, pero no puedes engañarme a mí. Así que dime qué carajos te mantuvo estas últimas semanas tan distraído y desconcertado —suelta en tono demandante, aunque compasivo a la vez.

Maldición, con una mejor amiga así no hace falta un detective. 

—Aaron se estuvo comportando extraño luego de que regresáramos de aquella finca —confieso apartando la mirada, observando el cielo nublado. 

—Es decir, luego de que casi murieras congelado —agrega ella—. Pero dame más detalles, tonto. ¿En qué cambió su comportamiento? 

—Es amable —suspiro volviendo a mirarla, encontrándome con su ceño fruncido. 

—¿Y qué más? —pregunta inquisitiva. 

—Bueno, justamente eso —contesto sintiéndome nervioso—. Es amable, Kara, él nunca es amable. Parece comprensivo, se preocupa por mí, es atento y dulce... No es Aaron. 

No espero el golpe que mi mejor amiga se da al llevar su mano y estrellarla en su frente. La miro preocupado. 

—Tuve que haberme esperado algo así —susurra para ella misma, luego clava sus ojos en mí como una fiera enojada—. ¡Dominik Evans, tú y tu jodida desconfianza! ¡Me vas a dar un infarto estos días, y te juro que volveré de mi tumba para arrastrarte conmigo! ¡No puedo creerlo!—abro los ojos con sorpresa ante su inesperada reacción. 

Antes de que volviese a gritarme, el señor del baño llega con dos platos hacia nosotros, interrumpiéndola. Deja uno de ellos delante mío, en él hay un enorme refuerzo de jamón junto a un vaso de agua y una pastilla. 

—Es para los mareos —dice al notar la sospecha en mi rostro—. Todo es cortesía de la casa, disfrútenlo. 

Pune el otro plato frente a Kara y se va, impidiéndonos agradecerle. Ella parece más calmada, el enojo desapareció de sus facciones tan rápido como vino, pero ahora se ve desanimada. Suspira mirando el enorme postre rosado y repleto de crema que le dieron, con una fresa de adorno.

—Ni siquiera me gustan las fresas —susurra agarrando la cuchara y comenzando a comer con disgusto, bajo mi mirada intrigada—. ¿Qué? Es descortés no comerla ahora que me la dio, tú deberías hacer lo mismo. 

Me limito a asentir con la cabeza y, sin que el señor se diera cuenta, guardo la pastilla en mi bolsillo con la intención de deshacerme de ella. Kara se da cuenta pero no dice nada, solo come en silencio. 

No esperaba su arrebato anterior, es la primera vez que me habla con tanta frustración. Debo decir algo, el problema es que no sé qué. Lo que siento con respecto a Aaron va más allá de la desconfianza, aún así tampoco sabría cómo explicárselo. 

—Lo siento... —dice rompiendo el incómodo silencio—. Fui injusta con lo que dije, es solo que me recordó un poco a todo lo que debí hacer para que comenzaras a confiar en mí. Maldición, no es tu culpa ser desconfiado, es estúpido que me enoje contigo por algo así. Y tienes motivos de sobra para desconfiar de Aaron, él se lo ganó en varias ocasiones. Supongo que me desquité contigo por mi problema con Rose, perdón.

Tuve un fuerte impulso de preguntarle sobre Rose, ella lleva una semana teniendo discusiones y bloqueos constantes por parte de la pelirroja. Pero me detengo porque sé que no quiere hablar de eso, hace un par de días intenté que me dijera algo y se negó rotundamente. Debo darle su espacio como ella lo ha hecho por mí tantas veces, hablará cuando se sienta cómoda. 

—No te disculpes, entiendo tu enojo, fue injusto de mi parte esperar tanto tiempo para hablarte. Ojalá no hubiese desconfiado nunca de ti, hubiésemos sido amigos mucho antes —mis manos tiemblan levemente, agarro el vaso y tomo un sorbo de agua para calmarme—. Pero el problema con Aaron no es ese. 

—¿Cuál es? —pregunta evadiendo todo lo demás que dije, decido ignorarlo. 

—Pienso que él se siente culpable por lo último que me hizo —con mis dedos separo un pequeño trozo del refuerzo y lo como, sintiendo pesadez en el estómago—. Ahora es consciente de la gravedad de sus acciones y...

—No, tú eres consciente del daño que te hizo —me interrumpe—. Aaron sin duda se siente arrepentido, cuando hablamos solo necesité ver su rostro para darme cuenta: estaba devastado. Ahí entendió que cometió un error muy grave, y puede que ahora sienta culpa, pero no creo que su actitud tenga que ver con eso, amigo —sonríe dejando de lado el mutilado pastel de fresas. 

—¿Entonces de dónde supones tú que viene su extraña actitud? —pregunto entrecerrando los ojos.

—Dominik, es obvio que siente algo por ti —dice rodeando los ojos—. Sé que lo sabes, cualquiera se daría cuenta, y tú también sientes algo por él. Tu problema es el miedo, mi pequeño tonto, tienes miedo a que por fin algo salga bien para ti. 

—Pensé que no te gustaba la idea de que nosotros dos estuviésemos involucrados —cuestiono. 

—Y no me gusta, me parece terrible —contesta brutalmente honesta—. La forma en la que se conocieron, las cosas horribles que se hicieron mutuamente, levantan las banderas rojas de cualquier persona —niega con la cabeza—. De todas formas noté sinceridad en la mirada del rubio psiquiátrico que te gusta, y vi más allá del monstruo que pretende ser. Ni siquiera intentó atacarme luego del golpe que le di, en el fondo sabía que se lo merecía. No es malo, solo está dañado. 

—Yo lo dañé —susurro mirando el refuerzo casi completo y abandonado en el plato.

—Sí, y él te dañó de regreso —dice firmemente—. Ya no hay una venganza, la deuda está saldada, ahora solo queda avanzar, Dominik —suspira tomando mi mano entre las suyas—. Por lo que me contaste parece que Aaron está avanzando, pero el que no avanza eres tú. 

Siento una fuerte punzada en el pecho, mi vista no tarda en nublarse y las lágrimas aparecen deslizándose por mi rostro. Mi cuerpo tiembla demasiado, el mareo se hace presente. Antes de que pudiese notarlo, Kara ya está sentada a mi lado después de haber corrido velozmente su silla. Unos cálidos brazos me envuelven, ella recuesta mi cabeza en su hombro, termino hundiéndome en él con desesperación. 

—Llora todo lo que necesites —susurra acariciándome el cabello—. Todo mejorará en cuanto pierdas ese miedo a que lo haga, miedo a que por fin obtengas algo de la felicidad que realmente mereces. 

—N-No la merezco —sollozo aferrándome a ella—. Él d-debería odiarme, Kara. 

—Basta, n-no quiero oírte decir eso nunca más —su voz se quiebra mientras me abraza con fuerza—. Si ese chico al que t-tanto lastimaste pudo perdonarte, ¿por qué no puedes hacerlo tú? Perdónate y entiende que eras un niño, entiende que si hay un jodido culpable... es el bastardo que te orilló a hacer todas esas cosas, y tú sabes quién es. 

—Me duele que Aaron sea así, no soporto su amabilidad —susurro tratando de calmarme, sin soltarla—. Tiene que haber algo detrás, debe haberlo.

—Ustedes necesitan hablarlo, tienes que decirle todo esto y escuchar su respuesta, es la única solución que se me ocurre —se separa de mí para enseguida poner sus manos en mi rostro, limpiando mis lágrimas—. También necesitas desahogarte, cuéntale lo culpable que te has sentido todo este tiempo. 

—Creo que haré eso —respondo tratando de estabilizar mi voz—. Lamento haber arruinado nuestra salida.

—¿Pero qué dices? —espeta dándome un golpe suave en la cabeza—. No arruinaste nada, todavía tenemos que comprar muchas cosas, así que pon una linda sonrisa en ese pálido rostro tuyo y larguémonos de aquí —se levanta de su asiento mirando el abandonado pastel de fresas—. Bueno, primero vamos a agradecerle debidamente la amabilidad al señor, luego sí nos vamos. 

—Está bien —le sonrío. 

Cada músculo de mi cuerpo duele, caminar todo el jodido día me dejó deshecho, necesito un baño de agua caliente para relajarme. La parte más irónica es que ambos odiamos ir al centro comercial solo con el fin de comprar en tiendas, pero esta fue una ocasión especial. Es la primera vez que voy a darle un regalo a alguien, y no solo a una persona, sino tres. No es algo que haya analizado demasiado antes, al ser alguien solitario es de esperarse que no tenga a quién regalarle algo. La única persona constante en mi vida ha sido mi padre y lo único que quisiera darle sería amoníaco en el café. 

Se sintió agradable pensar en los gustos de mis dos amigos y, en base a ellos, comprarles un obsequio de su agrado. Apenas he hablado con Fred este último tiempo, las cosas están un poco tensas entre nosotros, pero quiero que sepa que me importa. Si bien lo material no equivale al afecto, creo que le gustará lo que le conseguí y con eso me conformo por el momento. Fue bastante sencillo, no demoré mucho en pensar qué darle. Con Kara lo único difícil fue distraerla para comprar su regalo, lo demás no presentó ningún problema. La conozco como la palma de mi mano y sé que le encantará la extrañeza que encontré para ella.

 Pero no todo podía ser tan perfecto: conseguirle un obsequio a Aaron se convirtió en un maldito infierno. No sabía ni siquiera por dónde empezar, solo sabía que sería un suicidio darle un libro. Todavía duele pensar en cómo destrozó al pobre Dorian Gray. Terminé encontrando algo que posiblemente o deteste, o le guste, no hay puntos medios con él. 

En general me encantó pasar el día entero con mi mejor amiga, el problema es que vi la preocupación en sus ojos cuando nos despedimos. Ambos tratamos de ignorar lo ocurrido en el restaurante, casi como si nada hubiese pasado, pero fallamos miserablemente.

Tener alucinaciones no es muy normal que digamos. 

Es algo que prefiero tratar de olvidar, veo innecesario indagar demasiado en ello y menos junto a Kara. Tiene mucho qué lidiar con Rose, puedo ver que eso la afecta, no quiero ser una carga más para ella.

—¡Aquí estás! —la voz de Aaron retumba en nuestra habitación, enseguida siento unos fuertes brazos rodearme por detrás—. Te estuve buscando todo el día, estaba preocupado. 

—Solo fui al centro comercial con Kara —digo levantando la vista, logrando ver esos penetrantes ojos grises. Me abraza con fuerza, pegándome a su pecho—. No tienes de qué preocuparte.

—Ni siquiera te despediste de mí —reprende apoyando su cabeza en mi hombro, logrando que me erice al sentir esa caliente respiración en mi cuello—. ¿Cuándo regresaste?

—Hace una hora quizás —respondo estremeciéndome cuando sus labios rozan la piel descubierta de mi espalda.

 Apenas estoy usando una remera negra y un pantalón gris para nada abrigados porque pensaba irme a bañar ahora, veo que eso tendrá que esperar. 

—¿Por qué demoraste tanto? —cuestiona mientras una de sus manos se mete debajo de mi remera, acariciándome el pecho en un recorrido lento y tortuoso. 

Tengo calor. 

—¿Por qué el interrogatorio? —pregunto recibiendo como respuesta una estimulante mordida, me limito a reprimir el gemido que por poco escapa de mí. 

—Quería pasar todo el día contigo —su lengua se desliza por mi cuello, el corazón se me acelera. 

—Pero ya pasamos mucho tiempo juntos —respondo perdiéndome en la sensación, sintiendo cómo comienzo a excitarme. 

—No el suficiente —gruñe ferozmente, tomándome con fuerza de las caderas. Siento su erección rozar mi trasero, suelto un gemido sin poder contenerlo. 

Una de sus manos desciende tentativamente hacia mi entrepierna, suspiro cuando el intenso placer me invade. Me apoyo contra él escuchando un gemido ronco y aprobatorio de su parte, pero cuando miro hacia abajo mis ojos se abren atónitos. Reprimo un grito al ver su mano llena de sangre, manchándome el pantalón. Por un momento quedo inmóvil observándola mientras me acaricia, haciéndome sentir horrorizado. La excitación se convirtió en un profundo miedo.

—¡No! —grito escapando de Aaron, empujándolo en el acto. 

Retroceso hasta caer sobre mi cama, sin dejar de verlo. Él parece confundido, incluso preocupado. Se acerca a mí pero vuelvo a retroceder, ocasionando que se detenga de golpe.

—¿Qué pasa? —pregunta con un brillo triste en sus ojos—. ¿No quieres que te toque? 

—La sa-sangre —tartamudeo apuntando hacia su mano, congelándome al ver que allí no hay nada.

—¿Cuál sangre? —se mira a sí mismo, desconcertado. 

¿Qué?... Pero estaba ahí hace unos segundos, no pudo desaparecer. 

¿Fue otra alucinación? 

Algo muy malo está pasando conmigo. 

—No... —trago saliva, nervioso—. No importa.

Él se sienta a un lado de la cama sin decir nada, solo mirándome con preocupación. Un incómodo silencio nos rodea al mismo tiempo que intento controlar mi respiración y las nauseas que me revuelven el estómago. Las imágenes de Aaron haciendo las galletas me absorben, llenándome de asco. 

—Necesitamos hablar —digo en un susurro. 

-------------------------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola! Por fin pude terminar el nuevo capítulo. 

¿Qué les pareció? 

Yo aprendí una muy buena lección: no dar ningún tipo de adelanto en las notas de autor. ¿Por qué? Bueno, si leyeron la anterior se darán cuenta que les dije que este sería más bien sobre ellos (Dominik y todos en general) pasando el día de navidad... pero no fue para nada eso. Era lo que pensaba hacer en un principio, luego mi cerebro quiso cambiarlo todo y bueno, este es el resultado. 

¿La parte positiva? Es el capítulo más largo que he escrito. ¿La negativa? Siento que quedó un poco aburrido, pero algunas cosas me gustaron más que otras. Como siempre todos sus comentarios son más que bienvenidos, así que sean libres de decirme lo que quieran. 

El capítulo de la navidad lo pienso hacer lo más pronto posible porque ya están a un día antes de la fecha, no quiero retrasarlo más.  

Ahora les voy a dejar el único meme que hice estos días, quería hacer más pero la inspiración memera no llegó ahre JAJAJAJ

¡Muchas gracias por leerme!

Continue Reading

You'll Also Like

7.7K 1K 16
MC enfrenta un dolor indescriptible y una culpa que la carcome al enterarse por Alan Bloomgate que la mina se ha incendiado sin dejar sobrevivientes...
134K 8.6K 40
Rex Gold es un brujo y es el cantante más famoso de Rivershire. Un día decidió salir de las sombras para mostrarle su increíble voz al público y disf...
667K 36.1K 127
One shots de famosas Pueden pedir la famosa y la trama que quieran! ♡ Aquí hacemos realidad tus más oscuras fantasías ☻️
1.2M 112K 55
Cuando el entrenador de la escuela invita al modelo famoso para ser parte del equipo de fútbol y se termina enamorando de su hijo, el capitán del mis...