El Puente ||Daryl Dixon

By Marvelera2001

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U.T.E.E.F.D.M -Segunda Parte- Temporada 09- 10 More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33

Capítulo 23

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By Marvelera2001

||Selección Natural||

-Yo soy Alpha. Y sólo quiero una sola cosa de ustedes... a mi hija. -

Inmediata y absoluta. Así se describió la tensión que emergió de golpe ante la clara presencia de un nuevo enemigo con el que Hilltop entero se veía resentido.

-Nuestra comunidad puede
defenderse sola.-advirtió Jesús.

-Les muestro mi rostro porque no quiero hacerles daño.-aclaró Alpha. - Solo quiero a mi hija. Sé que ustedes la tienen. -

-Da la vuelta y márchate, nadie saldrá herido.- aseguró Daryl.

-Respuesta equivocada.- declaró y tras realizar una señal, más de esos falsos caminantes llegaron, creciendo por lógica en número.

Al llegar al puesto de avanzada, Kelly agarró el par de binoculares y observó sutilmente el maíz.

-No las ven, por ahora.-informó con más calma, bajando sus binoculares. -Neferet actuó rápido. -

-¿Neferet se marchó con ustedes?- Daryl disimuló su sorpresa ante los ojos de Alpha. -Mierda.-

-¿Qué hacemos con Lydia? -cuestionó Jesús.

-La chica me contó lo que su madre hacia, no la enviaremos de vuelta a eso. -respondió Dixon.

-Si se enoja, puede matarlos.-adviertió Tara.

-¿Mataron a nuestros amigos?-cuestionó Magna ante la secta de falsos muertos frente a la comunidad -Encontramos sus caballos.-

-No.- Alpha negó.- ¿Quién es el líder?-

-¿Qué rayos importa ?- respondió Dixon con altanería.

-Entonces me dirijo a todos.-anunció a grandes voces. - Su gente se metió en nuestras tierras, no hay problema; su gente mató a nuestra gente, no hay problema. Ya no voy a hablar. Tráiganme a mi hija y no habrá problemas. -

-Nadie toca a la chica.-indicó Daryl, con severidad y bajo del puesto.

-Daryl.- Tara intentó detenerlo; y Jesús fue el primero en seguir al cazador.

-¿A dónde van?-preguntó Yumiko y junto a Tara y Kelly comenzaron a seguir los también.

-Daryl, ¡detente! -ordenó Tara.

-¿Ellos tienen a Alden y a Luke?-preguntó Enid cuando llegó a la par del cazador.

-No lo sé. -

-¿Qué quiere? - indagó Henry, y al ser ignorado pudo darse cuenta. - No... Daryl, no podemos. -

-No se la daremos. -

-Entonces ¿qué hacemos? -inquirió.

-Ella terminó de hablar, yo no.- se detuvo frente a la entrada.-Vamos.-ordenó y Kal abrió las puertas para que pudiera salir al campo de cultivo.

Al ver a aquel castaño malhumorado asomarse, Alpha le ordenó a su secuaz en un susurro...

-Vayan por ellos. -

Daryl llegó al final del tramo, donde una maya de madera los separó. La cercanía, sin embargo, le permitió estudiar sus facciones con detenimiento.

-No te la daremos... -Daryl habló primero. -Ahora, si lo que quieres es pelear, tenemos suficientes municiones para matarlos aquí y ahora. -

Alpha sonrió suavemente al compás del desafío que sus ojos expresaban.
Cuando quiso contestar, el llanto de un bebé la interrumpió.

-¿Trajiste a un bebé aquí?- preguntó él, furioso.

Alpha sonrió.

-Somos animales.-respondió la ojiazul con simpleza. -Los animales viven aquí. Los animales tienen bebés, así que trajimos a los bebés aquí. Ahora, ¿qué decías? ¿sobre matarnos a todos?-le recordó con cierta gracias. -Parece que buscas problemas, yo no. Así que te propongo un trato... -dijo y Daryl contempló a los dos tipos con sacos en su cabeza que los secuaces de Alpha trajeron. -Yo quería matarlos. -admitió y en ese momento se develó la identidad de Alden y Luke tras los sacos, amordazados y con sus manos atadas tras su espalda. -Pero más quiero a mi hija. Uno de los míos, por dos de los suyos. Es un buen trato, por eso lo aceptarás. Ahora, dame a mi hija. -

-Los muertos...- señaló uno de los tipos de la máscara, luego de ver una verdadera horda llegar del otro lado del maíz.

-Tanta charla...-suspiró Alpha.

-¿Los desviamos?-

-No. Manténgalos atrás, lejos de los prisioneros, por ahora. -

Daryl regresó a la comunidad y de inmediato fue interceptado por Enid.

-Daryl, ¿Qué dijo? ¿Está todo bien?-

-Si, lo estará. Debemos entregar a la chica. ¿Dónde está Henry? -

-No lo sé, ¿por qué? -

-Querrá despedirse. -respondió, ocultando el pesar que nació ante la idea de regresar a una niña a manos su abusador.

-Daryl, Tara y Yumiko fueron a buscar a Lydia.-comunicó Magna.

-¿Qué? -volteó a verla.

-Lo decidió cuando estabas allí, cuando vio a Luke y a Alden.- explicó .

-¡No están!- Yumiko exclamó al salir de las celdas.

-¿Cómo que no está?- preguntó el arquero, cabreado.

-La puerta estaba abierta con la llave. -explicó Tara. -Debemos hacerlo.-

-Divídanse, vayan por Henry.-ordenó y de inmediato todos actuaron. -Nosotros iremos por la chica. -

-¿Papá? -Nilo se acercó hacia Daryl, mirándolo entre la duda y el enojo. -Nos vas a entregarle a esa chica,¿verdad? -

-Ahora no, Nilo. -

-Mamá me contó que su madre la golpea, ¿se supone que debemos..?-

-¡Escúchame una cosa! -sostuvo sus hombros y, ante su grito, Nilo cerró la boca sabiendo que Daryl jamás le gritaría de no ser una situación extraordinaria.-Tienen a Alden y a Luke. No quiero hacer esto, pero no siempre se puede hacer lo que uno quiere. Así que, o me ayudas a buscar a Lydia o te encierras en la casa de Barrington y no sales de ahí hasta que te lo ordene. Elige. -

Nilo bufó, aun enojado.

-¡Perro! -exclamó, dando a conocer la opción que eligió. Daryl suspiró con un poco más de calma y cuando Perro llegó se pusieron en marcha.

Alpha aguardó pacientemente y con la mirada fija en la entrada a la espera de su hija; sin embargo, el llanto de aquel bebé comenzó a sonar sin ser controlado.

La madre del pequeño lo meció en sus brazos y siseó suavemente con la esperanza de callarlo, pero tras varios intentos, la mirada de Alpha puesta en ella, la obligó a dejar a su bebé en el suelo, abandonado a su suerte.

-¡El bebé!- exclamó Alden, desesperado.

-Vivir con los muertos es vivir en silencio.- explicó Alpha con tranquilidad. -Si la madre no puede callarlo, los muertos lo harán. Selección natural. -

Entretanto, Perro comenzó a ladrar frente a la salida secreta de Hilltop.

-Buen perro.-felicitó Daryl y trató de treparse a la pila de leños hasta que Nilo lo detuvo.

-Papá... -canturreó mientras abría la tapa bajo los leños de aquel túnel.

-Odio que tu madre y tú me guarden secretos. -bufó.

Enid y Adeline llegaron hacia ellos.

-¿Se escaparon?- preguntó Enid, respirando agitada de tanto correr.

-Si. Avísale a los otros que puedo rastrearlo. -

-No hace falta.-intercedió Addy. -Sé a dónde pudo habérsela llevado. -

Gritos y sonidos metálicos resonaron de fondo. Aquella era la gente de Hilltop que intentaba distraer a los muertos atraídos por el llanto del bebé.

-Ve a ver que es eso.- Daryl le ordenó a Enid.

-Puedo ir con Henry y Lydia. -negó.

-No, esto es asunto mío. Lo haré yo.-

-Y Alden es asunto mío.- retrucó.-Así es como lo recupero. Conozco a Henry desde pequeño. Le caigo bien, puedo hablar con él.-aseguró, y Daryl suspiró mientras asentía y la dejaba ir junto a Adeline por aquel tunel.

[•••]

Neferet y Connie observaron desde el maíz cuando una mujer calva de ropa oscura, piel manchada con tierra y ojos claros se presentó ante los muros de Hilltop.

-Yo soy Alpha, y solo quiero una cosa de ustedes... mi hija. -

-¿Si? y yo quiero el pack de Sebastián Stan, sin embargo no puedo presentarme con un ejército a pedirlo porque sería hostigamiento. -protestó Neferet y miró a Connie en busca de su aprobación, pero se sintió terrible cuando recordó sus formas diferentes de comunicarse. -Carajo.-

-Nuestra comunidad puede
defenderse sola.-aquella era la voz de Jesús.

-Les muestro mi rostro porque no quiero hacerles daño. Solo quiero a mi hija. Sé que ustedes la tienen. -insistió con calma la calva.

-Da la vuelta y márchate, nadie saldrá herido.-

Neferet sintió un escalofrío recorriendo su espina cuando oyó esa voz tan ronca del cazador, pero Connie la distrajo cuando zarandeó un poco la manga de su camiseta para llamar su atención. Al mirarla observó que la morena apuntaba hacia uno de esos tipos con máscaras y cuando ella misma lo comprobó su ceño se frunció con horror.

-¿Un bebé? -su voz salió en un hilo.

Para cuando volvió a prestar atención, Daryl regresó a la comuna y aquel bebé comenzó a llorar.

Alpha miró con sutil y profunda amenaza a aquella mujer y tras varios intentos de esta por mecerlo y callarlo, simplemente lo abandonó dejándolo en el suelo.

Los muertos verdaderos entonces comenzaron a acercarse, atraídos por el escandaloso llanto.

-¿Qué..? -su voz esta vez se atoró en su garganta tras negar repetidas veces.

-¡El bebé! -oyó a Alden, gritando bajo la mordaza.

-Vivir con los muertos es vivir en silencio.- explicó Alpha. -Si la madre no puede callarlo, los muertos lo harán. Selección natural. -

-¿Selección natural? -repitió indignada, y en ese momento sus pies simplemente se movieron, mostrándose ante todos cuando con su mangual derribó al caminantes más cercano mientras Connie atravesaba con ayuda de su honda a los más cercanos. La pelinaranja tomó al bebé y de inmediato regresó al maíz, tomando de la mano a Connie para obligarla a correr.

-Mátenlas.-ordenó Alpha, en un susurro, y varios muertos y vivos se adentraron a perseguirlas al maíz.

Los gruñidos sonaron desde distintos lugares y los caminantes aparecían de la nada frente a ella.

Connie la ayudaba con su cuchillo, pero les era muy difícil cuando aparecían de repente a los costados de frente, por atrás...

Y por encima de todo, el aún bebé lloraba.

Los nervios a veces les hacia descuidarse, incluso tener algo de miedo quizá por lo espontáneo en los momentos de matar.

Los caminantes de pronto las rodearon y Neferet se distrajo por unos segundos cuando Daryl apareció de repente y acabó con el caminante frente a ella. Kelly, Tammy y Earl ayudaron con los demás y rápidamente las guiaron de vuelta hacia Hilltop, regresando a la comuna tras ingresar por el túnel.

[•••]

En una cabaña, en las afueras de Hilltop...

-Esto está raro. -

Henry volteó ante la voz de Lydia cuando esta salió detrás de un probador luego de haberse cambiado de ropa. Ahora traía una camiseta de mangas largas color vino, junto a unos vaqueros claros y un par de zapatillas que se asimilaban al color de la parte superior de su nueva vestimenta.

A Henry le gustó verla de aquella forma; sin suciedad y con ropa decente. Aunque aún seguía algo despeinada, pero para nada cambiaba su opinión sobre lo bonita que Lydia era.

-Pero raro en el buen sentido, ¿no? -preguntó curioso, comprendía si aún no se acostumbraba al cambio de vida tan repentino.

-Claro, en el buen sentido. -dijo y caminó con el bulto de ropa que se había sacado para dejarla en una pequeña mesa. Entonces observó sobre ella una moneda de madera con un tallado en negativo que dejaba ver la "H" en el medio.

-En Hilltop una mujer las hace. -explicó Henry. -Parece una moneda real, pero no tiene ningún valor. -

-Se supondría que no vendría. -suspiró Lydia, refiriéndose a su madre. -Rompió sus propias reglas... -lo miró. -Quizá me extraña... Quizá lo lamenta. -

-No.-negó de inmediato. -No lo lamenta. Esas personas nunca lo lamentan. -

Un ruido en las afueras hizo que Henry saliera rápidamente, encontrándose con Enid y Adeline.

-Henry... -llamó Enid al verlo.

-Lo siento, no quise... -Adeline intentó disculparse luego de delatarlo.

-Solo váyanse. -le pidió el rubio.

-Pero... -

-Diganles que no estábamos aquí. -volvió a interrumpir. Por favor. Su madre la lastima. -

-Henry...-Enid se acercó desesperada.-...si pudiera hacer algo por ella, lo haría. Nadie quiere esto, pero Lydia no es de los nuestros. Alden y Luke sí. Su madre los tiene. -reveló y Henry tragó saliva pesadamente. -Los matará si no se la devolvemos. -

-No, debe haber otra forma. -

-No hay. -negó apenas él concluyó su frase. -Lo siento... -

Pero Henry comenzó a negar.

-No. No es justo. No está bien. -protestó el hijo de Ezekiel.

-No, lo sé, pero debemos resignarnos. -

-¿Cómo? -

-Cuando tenía tu edad... Ví morir a mis padres. Eso me cambió. Entonces todo se convirtió en sobrevivir, pero luego una persona... de gran corazón me dijo que sobrevivir no es solo vivir. Me llevó mucho tiempo entender lo que quería decir... Te resignas, si sigues siendo quien eres. Si no permites que las cosas malas te cambien. -concluyó y los tres voltearon hacia la cabaña cuando el rechinido de la puerta delató que esta había sido abierta.

-Henry está bien. -dijo Lydia al acercarse. -Iré, debo hacerlo. -

-¿Qué ? -el rubio cuestionó alarmado al acercarse. -No, no podemos... -

-Quiero hacerlo. -forzó la sonrisa más falsa de su vida. -Ella es mi madre. Ellos son mi gente. Los extraño. También te extrañaré a tí, pero, estaré bien. Y tu también, ¿si? -

-No... -soltó tan ahogado en la confusión que su voz apenas fue audible. Ante esto, Lydia tomó sus mejillas y lo besó.

Un beso tan efímero como especial. El primer beso de ambos y el último, a su vez.

Enid comprendió entonces que como Alden era esa persona para ella, Lydia lo era para Henry. Así sus lágrimas se acumularon sobre sus orbes cristalinos cuando el peso de la culpa la aplastó.

-¿De acuerdo? -insistió Lydia, prácticamente llevándolo por el camino de la obligación a contestar con una respuesta positiva que él, resignado, le dio.

-De acuerdo... -

[•••]

Las puertas de Hilltop se abrieron.

Daryl caminó con Lydia presa de su agarre, impulsándola hacia hacia adelante.

La maya de los cultivos fue abierta y Alpha ingresó con dos secuaces custodiando a Luke y Alden.

Poco a poco se fueron acercando. Los pasos que daban, cada uno por su cuenta , aumentaban la tensión.

Daryl se detuvo así como Alpha, y en esta última se pudo percibir una efímera sonrisa tras contemplar a su hija sana y salva.


La líder de aquel grupo de falsos muertos asintió permitiendo el intercambió, y Alden y Luke fueron liberados. Apenas pudieron, estos caminaron hacia el cálido grupo que los esperaba felices de verlos nuevamente. Mientras que el profesor de música fue recibido efusivamente por Yumiko, Alden fue capturado en brazos de su novia.

-No volveré a dejarte ir.-prometió Enid.

-No quiero que lo hagas.- respondió el herrero.

-Eso mismo le dijo a Carl Grimes tiempo atrás... -acotó Neferet, de brazos cruzados mientras observaba con resentimiento al Alpha. -...Antes de engañarlo contigo. -

Enid bajó la mirada y Alden de inmediato se la llevó de ahí.

Mientras esto sucedía, Lydia se acercó algo tímida a su madre, reconociendo, a pesar de todo, estar feliz por que la haya buscado.

-Gracias por venir, mamá. -dijo y Alpha esbozó una sonrisa que se disolvió al momento de abofetearla para luego atraerla de la nuca y así hablarle por sobre su oreja.

-Me llamarás Alpha, como todos los demás.-susurró, mirando victoriosa a Daryl y a la pelinaranja que había llegado a su lado.

El resentimiento y el dolor llegaron hacia Lydia, quien solo pudo ver esfumarse la pizca de esperanza por una vida feliz, siendo desplazada por un mundo vacío y una vida triste y sistematizada, donde el Alpha hablaba y ella, sumisa, acataba.

-Gracias, Alpha... -dijo entonces.

Victoriosa, Alpha le sonrió a la pareja de esposos antes de marcharse con Lydia y su gente.

Y Daryl y Neferet no pudieron hacer otra cosa más que aceptar ese trago amargo que se les daba.

Aunque, definitivamente, la pelinaranja estaba dispuesta a escupirlo de ser necesario.

No iba a quedarse de brazos cruzados.

[•••]

Daryl simplemente tomó un camino diferente del de la pelinaranja cuando las puertas de Hilltop volvieron a cerrarse y se topó con Henry, entrenando algunos movimientos ofensivos con su vara.

Apenas vio al cazador, el aprendiz de Morgan se detuvo a hablarle.

-Comprendo el por qué debíamos entregarla.-aceptó el rubio. - Comprendo el por qué debíamos entregarla. No significa que esté bien. -

-Nunca dije eso.- aclaró Daryl con cierta molestia, pues era obvio que tras conocer el pasado de Lydia él sintiera empatía.

-Entonces, ¿qué hacemos? -

-Nos resignamos.-suspiró.

-Si, eso es lo que dijo Enid.- espetó luego de acercarse algunos pasos. -Vi las cicatrices que tenías en tu espalda. Creo que sabes mejor que nadie a dónde acabamos de enviarla, ¿cómo puedes vivir con eso?-

-Mira... - suspiró. Típicamente, el cazador era un ser que solía mostrarse apático ante palabras,confesiones, decisiones, etcétera; sin embargo, aquella no era más que una falsa coraza, protegiendo sus fuertes sentimientos. Por más que pareciera que la ida de Lydia no le afectara, lo hacia realmente. Tras sufrir tanto maltrato físico y psicológico, que actualmente se reflejaba en aquellas duras cicatrices sobre su espalda y una actitud generalmente hosca, conocía a la perfección a dónde Lydia estaba yendo en esos momentos, y eso no hacia más que clavarle un puñal en su corazón.- ... a veces, el mundo es una porquería. Y uno se resigna. Es lo único que puedes hacer. -explicó con cansancio.

-Pero, ¿y antes?-retrucó.-¿Alexandria? Sé cómo ayudaron cuando las cosas estaban mal... -

-No.-interrumpió.-No lo sabes. No en realidad. Hoy hice lo que tenía que hacer. Todos lo hicimos.-

[•••]

El anochecer había llegado y un manto de hermosas estrellas fueron las protagonistas de aquel espectáculo. Daryl, sin embargo, solo podía abrazar sus rodillas y mirar al pequeño fuego que había armado dentro de una cubeta metálica para calentarse el rato que pasaría sobre uno de los puestos de vigilancia.

Se sentía desanimado y en circunstancias normales buscaría hablar con la pelinaranja, pero todavía seguía enojado y luego de que lo hubiese desafiado yéndose con un grupo que apenas conoce a mitad de la noche, lo había empeorado.

Y la pelinaranja lo sospechaba, no obstante, nada le impidió subir las escaleras de aquel puesto, solo para verlo sin subir completamente a la plataforma.

-Hey... -saludó algo tímida y Daryl solo hizo un gesto con sus labios en respuesta.

-¿Y el bebé? -

-Oh... -no esperaba que hablase. -L-lo dejé con Tammy y Earl, creí que sería lindo para ellos tenerlo. Aunque no quería soltarlo, lo admito... Tenía ganas de tener un bebé de nuevo... ¡Es decir! De cargar un bebé de nuevo. - se corrigió y Daryl sonrió muy efímeramente, recordando a Nilo a los pocos meses de nacer, en brazos de su bella madre. - De todas formas no creo volver a tener posibilidades de tener otro hijo sin morir en el intento. Ya sabes, por la edad y... Dios... -golpeó su propia frente. -Estoy hablando de más, lo siento. Solo quería decirte que sé cómo debes sentirte, pero que no es tu culpa. Además quería dejarte esto... - extendió lo más que pudo un pequeño trozo de papel, doblado a la mitad. -Y... Lo siento. -concluyó, bajando las escaleras.

Daryl suspiró y guardó aquel papel en su bolsillo, sin verlo.

Neferet regresó a la casa Barrington y llegó hacia el cuarto que Jesús le había prestado.

-¿Listo para irnos? -preguntó tras cerrar la puerta.

Nilo ajustó el carcaj tras su espalda y tomó su arco.

-Papá se va a enojar. -canturreó con obviedad, yendo hacia la puerta.

Neferet sonrió.

-Papá nos va a matar. -corrigió entre risas, siguiéndolo para próximamente marcharse al bosque en busca de Lydia.

[•••]

Había pasado unas dos horas desde que la pelinaranja había hecho aquella pequeña visita al cazador y este solo disfrutó del silencio hasta que Adeline asomó su cuerpo tras subir la escalera.

-¿Daryl? -preguntó y acto seguido le extendió una hoja de papel doblada a la mirada. -Encontré esto en el cuarto de Henry. -

"No puedo resignarme.
Voy a buscar a Lydia".

Henry.

[•••]

Luego de equiparse con algunas pocas provisiones además de su ballesta, flechas y cuchillos, Daryl caminó rápidamente hacia la salida de Hilltop.

Connie, quien se encontraba haciendo unas anotaciones en su pequeña libreta, levantó la mirada y divisó al cazador. Rápidamente corrió tras él, tocando su hombro apenas lo alcanzó.

Cuando Daryl volteó a verla la vio escribir sobre el papel.

-"¿A dónde vas? "- escribió.

En respuesta, Daryl le enseñó la carta que Henry le había dejado.

-"Iré contigo"-aseguró rápidamente.

-No.-negó Daryl al retomar el paso, pero Connie se interpuso y señaló nuevamente a su libreta. -¿Por qué?-preguntó y Connie escribió:

-"Yo tampoco puedo resignarme".-

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