"Sekka-sama".
Al escuchar la voz de Baigyoku, Sekka volvió repentinamente a sí mismo después de estar inmerso en sus propios pensamientos. Parecía que ella y Shohen habían estado llamando su nombre en numerosas ocasiones. Cuando Sekka levantó la cabeza, vio las expresiones de alivio de las dos doncellas.
"Parece que hemos llegado". "Sin embargo, no tengo la menor idea de dónde estamos". Al asomarse por la ventana, solo podía ver la pared exterior circundante. Probablemente estaban en algún tipo de ciudad del castillo. Ya el anochecer había caído sobre los alrededores.
A lo lejos, había una cadena de montañas en expansión y un cielo teñido en un resplandor vibrante. Hoy, por una vez, dejaron de sacudirse en el carruaje tirado por caballos. Se preguntó cuántos días han pasado desde que salieron del país de Ka. Incluso si contar los días era inútil. Cuando llegó la mañana o se convirtió en noche, su sentido del tiempo no estaba claro. Los días habían continuado con él montado en el carruaje como una cáscara vacía. Sekka y su grupo fueron llevados a la capital de Yoh por orden de Kishoh. No era una orden de oposición. Resistirlo fue inútil. Los miembros de una familia real de un país que perdió en una guerra ni siquiera tenían el valor de un perro.
Estaban preparados para recibir el mismo trato que los prisioneros, pero el primer día solo fueron esposados, además, las esposas fueron retiradas mientras viajaban en el carruaje. El carruaje arreglado era modesto, pero tenía asientos cubiertos de tela y se podía mirar a los alrededores desde la ventana cubierta con una pantalla de bambú. No solo fueron presionados dentro de un carro sin ventanas utilizado para transportar criminales. Pero para Sekka, las comodidades mientras viajaba en el carruaje parecían en la actualidad cosas sin importancia. Desde el momento en que Kishoh lo había traído y había recorrido el suelo del palacio real nuevamente, el tiempo se había detenido. Lo que había visto ese día quedó grabado en su memoria y no lo dejó ir.
El alguna vez hermoso palacio real se había incendiado, y había montones de cadáveres acumulados aquí y allá. El olor a quemaduras y sangre, y el olor pútrido de los cadáveres entremezclados, era un olor terriblemente ofensivo que flotaba en el aire. Dentro de los montículos de cadáveres había restos de muchos rostros familiares de guardias y sirvientas imperiales, y Shohen y Baigyoku que habían acompañado a Sekka se arrodillaron al ver las figuras completamente cambiadas de sus colegas. Según los soldados enemigos, muchas de las sirvientas habían ingerido veneno por temor a ser deshonradas. Todos murieron con expresiones pálidas y angustiadas. El palacio de la Luna estaba en la misma condición. No, aquí la situación era mucho más trágica. Fue porque no solo los sacerdotes, sino también los plebeyos que habían venido a buscar refugio, se habían apuñalado entre sí por miedo a convertirse en prisioneros de guerra. Entre los cuerpos caídos en el mar de sangre, también había mujeres jóvenes y sus hijos muy pequeños.
El lugar donde el daño fue más extremo fue el Mausoleo donde los antepasados de la familia Li habían sido consagrados. Su madre, tía y toda la familia se habían reunido allí, habían pensado pasar sus últimos momentos en ese lugar. Lo más probable es que Shohun hubiera estado con ellos también. Antes de las puertas del Mausoleo, estaban los soldados caídos que habían servido a la familia real hasta su último momento. Había personas con sus espadas todavía apretadas y otras con los ojos muy abiertos por el arrepentimiento. Todos los cuerpos tenían numerosas heridas. Habían evitado un ataque feroz de los enemigos, dando a la Emperatriz y al resto tiempo suficiente para suicidarse.
El Mausoleo había sido un impresionante edificio que albergaba el espíritu de la cultura de Ka, pero se había quemado hasta los cimientos que estaban hechos de piedra. Con esto no pudo encontrar ningún recuerdo, y mucho menos distinguir entre las cenizas. Esto fue una expresión de la fuerte fuerza de voluntad de la Emperatriz, ya que no tenía la intención de dejar que sus restos fueran expuestos una vez que cayeran naturalmente en las manos de sus enemigos. Había protegido su orgullo como Emperatriz hasta el último momento. El fuego se había extinguido casi por completo, pero aún quedaban restos de fuego latente, por lo que Sekka no podía acercarse, pero solo podía rodear el área devastada por el fuego. No podía comprobar los restos de Yougetsu y de los demás con sus propios ojos, pero sabía que se suponía que debía pensar que si esa había sido la intención de la madre, todo estaba bien. Trató de convencerse a sí mismo como tal, pero no pudo moverse desde la entrada al Mausoleo.
La trágica escena ante sus ojos hizo que Sekka se deslizara hacia el suelo. Parecía haberse agarrado del brazo de Kishoh, pero no podía recordarlo claramente. Había estado en un estado atónito. Cuando se dio cuenta, había vuelto a la tienda de campaña en el campamento militar de Yoh. A pesar de la viveza de los recuerdos del paisaje que había presenciado, de qué manera misteriosa había regresado a la tienda, no podía recordarlo. Se sintió aliviado de no haber expuesto una escena tan vergonzosa como desmayarse frente a Kishoh. Sintió que tenía la responsabilidad de quemar la vista de los últimos momentos de su familia en su memoria, pero apenas había podido sostenerse. Desde entonces, la sensación de desapego de su cuerpo y corazón había continuado. El, en este momento, no tenía sentido de la realidad o de su paradero.
Cada mañana, cuando se despertaba, la cruel realidad lo abrumaba repetidamente. A pesar de que era primavera, el paisaje reflejado en los ojos de Sekka había perdido todo color. Había árboles de sakura floreciendo en el camino, pero para él parecían teñidos con tinta diluida. Sabía que Shohen y Baigyoku estaban preocupadas por su estado mental. Cuando se le ordenó ir a Yoh, Sekka había pedido a Kishoh que al menos liberara a sus sirvientas. Después de llegar a Yoh, no sabía qué le pasaría. A juzgar por la forma de hablar de Kishoh, pensó que la posibilidad de que los mataran era baja, pero como cautivos encarcelados, probablemente se verían obligados a vivir en la miseria.
Sin embargo, Shohen y Baigyoku deseaban acompañarlo. Estaban listas para acompañarlo a un país extranjero sin tomar nota del peligro, Sekka sintió la responsabilidad como su amo. Tenía que aguantar por su bien en lugar de exponer su estado de estar allí en cuerpo pero no en espíritu.El carruaje atravesó dos puertas y avanzó más y más adentro. Más allá de ese punto, se alzaban muchos edificios simples y de varios pisos. El alojamiento del ejército de Yoh y la oficina del gobierno eran bastante lujosos.
"Princesa Shungetsu". El carruaje se detuvo y, cuando llegó la voz de Eishun, se abrieron las puertas del carruaje. Las puertas habían sido cerradas desde afuera, por lo que el grupo de Sekka no podía entrar y salir voluntariamente.
"Actualmente estamos en Reizan, ubicada al norte de la capital de Yoh, Einei. Debido a las aguas termales, ha sido un centro de salud visitado por los emperadores durante muchas generaciones ". Como de costumbre, Eishun atendió a Sekka, que ahora era una princesa de un país en ruinas, ofreciéndole toda cortesía. Se ocupó de las diversas necesidades diarias de Sekka, ¿fue porque sentía un sentido de responsabilidad como la persona que Kishoh ordenó que se encargara de ellos? La ropa que vestían ahora también fue proporcionada por Eishun.
"Esta noche nos quedaremos en Gyokuyoh Villa Imperial. Probablemente todos estén cansados del largo viaje, así que por favor ingresen a las aguas termales para relajarse y descansar ". Todos lo escuchaban hablar de las aguas termales con ojos brillantes, incluso Shohen y Baigyoku, que no habían dejado de lado su actitud austera hacia Eishun. Aunque se habían bañado en alojamientos en el camino, las aguas termales eran excepcionales.
"Su Majestad probablemente también llegará durante esta noche". Sin embargo, al escuchar las siguientes palabras de Eishun, Sekka frunció las cejas. Su estado de ánimo, que había comenzado a elevarse un poco al instante, cayó al suelo. Shohen y Baigyoku que suspiraron descaradamente parecían estar en el mismo estado. Kishoh se había quedado en el país de Ka, y Sekka se había adelantado confiada al general Sai. Era para lidiar con el período de posguerra y poner a Ka bajo el control de Yoh.En el camino hacia aquí, habían pasado por países vecinos que habían sido derrocados por Yoh, pero siempre había un nuevo sistema de gobierno en el lugar y estacionado a las tropas del ejército de Yoh. Se preguntó si Ka cambiaría de la misma manera que los países vecinos. Solo podía agarrar con fuerza sus puños apretados por su propia impotencia.
"Por favor ven por aquí." Dirigidos por Eishun, entraron en la Villa Imperial. El ejército de Yoh era muy disciplinado, por lo que el Palacio Imperial de Ka no había sido saqueado. Tampoco se burlaron de Sekka y el resto que ahora estaban cautivos con cualquier discurso o conducta vulgar. Pero sea como fuere, no podrían reprimir su curiosidad hacia la rumoreada princesa hermosa, por lo que cuando se bajó del carruaje se enfrentó a muchos que lo miraban repetidamente.
La Villa Imperial que se podía ver desde el costado del carruaje era mucho más grande que el Palacio Real de Ka. Había muchos edificios, todos perfectamente simétricos. El edificio del palacio asignado a Sekka era especialmente grandioso y estaba ubicado en la parte más profunda de los terrenos de la Villa Imperial. Los soldados que se habían encargado de vigilar el lugar, habían encendido una hoguera en el patio.
"Habrá guardias colocados frente a las puertas y en los pasillos. No entrarán al baño, así que por favor ingresen sin preocuparse ". Eishun luego salió de la habitación, con palabras de promesa de regresar con una comida más tarde.
"Esta Villa Imperial es realmente grandiosa", susurró Shohen mientras estaba preocupada por los guardias ubicados en el patio. "De hecho, es grandioso, pero no podría decir que es de mi gusto". Baigyoku frunció el ceño con disgusto mientras miraba hacia el techo hecho con patrones rojos y dorados de presagios afortunados.En el país de Yoh favorecían los colores vibrantes como el rojo, el azul, el amarillo y el dorado, por lo que también se usaron los mismos colores dentro de las habitaciones. Pero para los ojos de Sekka, la imagen parecía un poco llamativa ya que el palacio de Ka, donde creció, usaba el azul y el blanco como colores base.
Después de darles suficiente tiempo para respirar, Eishun les trajo la comida acompañado de soldados. La comida proporcionada a los cautivos como ellos fue bastante extravagante. Había muchos platos al vapor y un caldo de pescado y verduras colocado sobre la mesa. Si lo pensaba durante la marcha, no podía recordar que no les hubieran proporcionado una comida ni una sola vez.
Al menos parecía que ese hombre no planeaba hacerlos morir de hambre. Sekka recordó a Kishoh mientras tomaba un bocado de las frutas que ofrecía Eishun como especialidad de Reizan. No tenía idea de lo que estaba pensando, ya que no podía leer al hombre en absoluto. Cada vez que se encontraba cara a cara con el hombre, no podía enfrentarse a sí mismo mientras hablaba, a diferencia de lo que solía ser. Cuando estaba frente a Kishoh, había tratado de conducirse lo mejor que podía para que el hecho de que no era la princesa no quedara expuesto.
Mientras marchaban, les habían servido pasteles de arroz de harina dura y una papilla de arroz. Los pasteles de arroz eran un plato popular en el oeste, hechos de harina de trigo horneada en forma plana, pero las personas en el país de Ka no estaban demasiado familiarizados con él.
"Dado que también realizaremos el reconocimiento de la ceremonia de servicio, creo que nos quedaremos en el palacio Gyokuyoh por un tiempo. Durante esto, tómate tu tiempo para descansar lentamente ". Después de exclamar una vez más lo buenos y maravillosos que fueron los baños en el palacio, Eishun finalmente se retiró.