Cuando las puertas son abiertas, ninguno de los dos pudo separar sus cuerpos del otro. Calientes y ansiosos por tocar el cuerpo del contrario. Joaquín sentía sus mejillas sonrojarse porque su jefe ni siquiera le permitió respirar cuando lo tenía devorando sus labios como un pequeño niño a su deliciosa paleta.
Las manos del contrario se posaron posesivamente contra las caderas del omega impulsándolo hacia él y dejando que probase el monstruo que crecía dentro de sus pantalones, hambriento por querer follarlo de una vez por todas, con sus corazones a mil y sus manos viajando de un cuerpo hacia otro, queriendo más y dejando que las llamas del placer los consumieran por completo.
Sus pequeñas manos viajaron hasta el cuello de la camisa del alfa y desligó esa parte bajando sus dedos cuidadosamente hacia la nuca de éste y acariciando los cabellos rizados del mayor en su dedo. Gimió contra su boca cuando sus erecciones chocaron por encima de los pantalones y Emilio bajo sus manos hasta el trasero del omega manoseándolo a su gusto.
—¿Quieres que te folle pequeña puta? —preguntó en un murmuró ardiente contra sus labios, la sonrisa ladina del alfa hizo que las piernas del omega temblara y asintiera sin ningún remordimiento por aquel apodo —. ¿Qué tanto lo quieres?.
—Tanto como lo desea usted —susurro contra los labios del contrario y la sonrisa socarrona del alfa se ensanchó más en su rostro.
Emilio pegó una vez más el delicado cuerpo del omega, sintiendo como éste temblaba por los toques para nada inocentes de su parte, cogió la cintura del contrario y tomó su corbata desatándola de su cuello. Jadeo contra su boca, sus labios se volvieron a unir y sus cuerpos ardían, deseosos por probarse una vez más.
Las delicadas muñecas del omega fueron tomadas y atadas por la corbata de su jefe, posicionándolas detrás de su espalda baja. Gimió contra su boca cuando los dientes del alfa atraparon su labio inferior y tiraron de este sin ninguna delicadeza. Los rizos del mayor se movían al compás de sus movimientos y sus caderas chocando lo hacían aún más caliente.
Ambos cuerpos se encaminaron entre besos y manoseos hacia una de las sillas que se posicionaban cerca de la sala, Emilio jugueteó con su sumiso, jugando con el cierre del pantalón de este haciendo sonrojarse por las penetrantes y rudas miradas que le lanzaba. Amando la manera en que las mejillas del omega se tornaban de un color amapola y la manera en que el chico se cohibía y se hacía tan tímido, solo para él.
Las ganas de hacerlo sentir placer no se le iban de la cabeza, y eso lo volvía aún más desquiciado de lo que ya estaba, él nunca pensó en el placer de su amante, él sólo quería saciar su hambre, pero mirarlo, tan vulnerable, tan tímido y tan inocente, quería hacerlo tocar las estrellas con sus propias manos, olvidando de su cabeza por quien estaba tan molesto.
—Tan caliente, para mi —susurro entre dientes tomando asiento en la silla, su mirada subió de los pies a la cabeza del chico, delineando con sus dedos las curvas que se dibujaban en las caderas estrechas y sus muslos bien formados —. Ven cariño, quiero que pruebes lo que tengo para ti.
Tomaron con fuerza la cintura del omega y lo jalo hacia él, obligándolo a abrir sus piernas y tomar asiento en su regazo, le sonrió mostrando sus colmillos deseosos por marcar toda la piel del menor, sus manos traviesas queriendo descubrir hasta el último pedazo de piel en ese cuerpo tan divino.
Los botones de la camisa blanca e impecable del omega, salieron disparados en diferentes locaciones de la casa, dejando expuesto los rosados y erectos pezones rosáceos del menor, Emilio sonrió con hambre mirando su postre y tomó lo que sobraba de la corbata halando de ella y haciendo que la espalda del menor se arqueara, relamió sus labios porque sin duda se veía tan delicioso.
—Te ves tan apetitoso —murmuró cerca de su oído haciéndolo temblar, pasó su lengua por el lóbulo de éste y lo mordió con cuidado bajando su húmeda lengua por el cuello del menor y delineando sus clavícula —. Tan lindo y delicioso para mi, ¿no es así?.
—S-Sí —murmuró Joaquín perdido entre la locura de la realidad y el placer, perdiendo la cordura que le quedaba y hundiéndose en el éxtasis.
—Le estás fallando a tu abuela, niño malo —susurro burlón y bajo su lengua por el pecho del menor y chupo con fuerza el valle que dividía el pecho del menor haciéndolo gemir —. El alfa se está comiendo al omega mucho más antes.
Joaquín gimió moviendo sus caderas, rozando su trasero con el miembro duro del alfa, que se marcaba en aquel pantalón. Emilio lo miro alzando su mirada y contuvo la respiración gimiendo cuando las caderas del omega se movieron en círculos virando los ojos por lo delicioso que se sentía, pasó su lengua por los pezones sensibles del menor haciéndolo gemir y bajo sus manos hasta el cierre del pantalón del omega.
Jugueteó con el cierre del pantalón del menor mirándolo tan ansioso y lo bajo si cuidado metiendo su mano, Joaquín gimió tirando la cabeza hacia atrás cuando las manos del mayor tomaron su miembro y lo sacó de su bóxer, maceándolo. Movió sus caderas con más entusiasmo al sentir el estímulo tan delicioso que experimentaba.
Los labios del alfa llegaron hasta su cuello y empezó a succionar sin cuidado alguno, su mano moviéndose tan experta sobre el húmedo miembro viril del omega, humedeciendo la cabeza con los mismos líquidos preseminales del menor, bajo sus labios hasta los pezones y chupo y mordió ambos, escuchando los gemidos del menor.
—Sabe tan delicioso señorito Bondoni —musitó el mayor con un tono ronco haciendo temblar al menor por los movimientos de su mano —. Tan exquisito.
—J-Joder sólo folláme —gimió arqueando su espalda y Emilio sonrió mordiendo sin cuidado la piel del omega.
—¿Eso quieres?.
—Lo necesito.
Emilio sonrió moviendo su mano más rápido sobre el pene del menor, mirando sus gestos tan dulces y eróticos que lo hacían perderse en él. Soltó el miembro del menor y quitó el botón de su pantalón metiendo su mano y sacando su miembro erguido, Joaquín lo miro y gimió, ese pedazo de carne, tan deseoso de él y que lo follara.
—¿Qué tanto lo necesita mi señorito? —preguntó golpeando la cabeza de su pene contra el del omega, Joaquín gimió ante aquello.
—Tanto como al mismo aire para respirar —musitó y elevó sus caderas para que se bajara los pantalones y el alfa alineara su miembro contra él.
Emilio sonrió tomando las caderas del omega con una mano y con la otra alineó su pene en la dilatada entrada del omega, bajo hundiendo poco a poco su miembro en él y sus ojos degustaron la forma en que el culo del chico succionaba su pene, las cálidas paredes del omega lo abrazaron, apretándolo tan delicioso y ambos gimieron al sentirse.
Joaquin jadeo sintiendo como el miembro viril del alfa se hundía hasta lo más fondo de su ser, sus entrañas sintieron la corriente de placer atravesarle todo el cuerpo, y la sombras oscuras del placer consumiéndolos a ambos, las gotas de sudor cristalinas y pequeñas se resbalaban por ambas frentes y sus labios hacían dos perfectas O degustado el placer que sentían.
Las enormes manos del alfa sujetaron con firmeza la cadera del omega, marcando perfectamente sus grandes y huesudos dedos en su piel, Emilio alzó al omega y lo bajo de golpe hundiéndose en él hasta el fondo, Joaquín gimió echando la cabeza hacia atrás cuando el alfa repitió esa acción una y otra vez, llevando a que arqueara su cuerpo y expusiera su pecaminoso cuerpo.
—Tan apretado —susurro entre dientes empujándose contra el omega y lo alzó haciendo que el omega abrazara su cadera con sus piernas —. Tan caliente —musitó recargando al menor con el borde del respaldo del sofá y salió por completo del menor para empujarse con más fuerza contra él entrando hasta el fondo haciéndolo gemir —. Tan delicioso.
Joaquín gimió abrazando con más fuerza la cintura del mayor sintiendo las estocadas profundas y lentas que el alfa le daba, golpeando con facilidad su punto, a este punto la poca cordura que les quedaba a ambos había desaparecido por completo dejándolo que sus instintos salvajes los dominaran y los llevaran al cielo.
La mirada caliente y pesada del alfa buscó los ojos dilatados del menor, sus mejillas rojas y pequeños rizos pegados a su frente por el sudor, el ambiente húmedo y el sonido obsceno de sus pieles chocar con fuerza, las bolas del alfa golpeando con fuerza el trasero desnudó del menor llevándolo al éxtasis del placer.
Ambas bocas formaban una perfecta O, gimiendo y jadeando al compás que sus cuerpos calientes y ansiosos se movían perdiéndose en la exquisita locura del placer, la sonrisa socarrona del mayor lo hacía llevar hasta el infinito, tocar los planetas y las estrellas con sus propias manos, sus miradas conectándose y ambos en una misma sintonía.
Las caderas del mayor se movían lento pero duro contra él, arremetiendo tan profundo y sacando suspiros y gemidos puros, las manos del mayor sostenían con firmeza al omega, arremetiendo contra él, llegando fácilmente al punto dulce del omega haciéndolo delirar y gemir su nombre tan alto.
—Dios si —musitó en un gemido ahogado, Emilio gimió contra su cuello arremetiendo tan deliciosamente y nalgueo su muslo.
—Soy yo quien te está follando, no Dios —musitó chupando el cuello del menor haciéndolo lloriquear, Joaquín echo la cabeza hacia atrás aferrándose a los hombros anchos del alfa.
—Oh si, ahí, ahí —gimió contra sus labios, sus manos atrapadas detrás de su espalda y atadas, Emilio sonrió y se acercó mordiendo el labio inferior del alfa, una embestida fue dura haciéndolo gemir —. Ah~, mierda si.
El ambiente cada vez se tornaba más húmedo y caliente, los gemidos de ambos eran lo único que se escuchaba en aquella habitación al compás de las pieles chocar, los gruñidos y jadeos, los lloriqueos de un omega caliente y las feromonas abrazándose entre sí y embriagando aquella habitación.
Las caderas del alfa se tornaron más erráticas y frenéticas contra el delicado y cansado cuerpo del omega, ambos gimiendo y jadeando, la mano del alfa buscó el miembro del omega empezando a bombearlo contra sus abdómenes.
El cuerpo del omega empezó a temblar por los espasmos del orgasmos golpeándolo, las embestidas del alfa se volvieron más frenéticas y escuchar los gruñidos y jadeos del mayor lo hacían volverse loco. La forma en que lo masturbaba era tan exquisita que lo hacía delirar, grito su nombre y gimió en alto el nombre de su jefe corriéndose.
Emilio jadeó contra él y sintió las paredes del omega apretarlo cada vez más. Gimió y gruñó corriéndose y sintiendo el nudo formarse dentro del menor, los chorros de su semen salieron disparados llenando el interior del omega, evitando que salieran por el nudo, Joaquín gimió, las manos del alfa se apoyaron en el respaldo del sofá descansando su cabeza en el hombro del omega.
Joaquín cerró los ojos, sabiendo el desastre en que se había convertido y el desastre que tenía entre sus piernas.
o-o-o-o
Omg xd es el smut más caliente que he escrito xd estaba
fachera no?
Lamento desaparecer tanto tiempo, espero ya no hacerlo, también espero les haya gustado y dejen su estrellita y su comentario que yo no me enojo :D
Si lo escuchan con Or nah, Pillowtalk, es otro nivel puerks.
Se los recomiendo.
Bueno, se me cuidan el de atrás puerks 💜