Gilbert.
Muevo con desgano la cuchara para mezclar el café con leche mientras espero que las tostadas estén listas. Tengo la televisión encendida en el mismo canal que papá veía hace un año, están pasando la historia del mausoleo Taj Mahal de India, pero no me fijo mucho en lo que dicen, a diferencia de Lucy que lo mira atenta mientras toma su té apoyada en la mesada esperando a que las verduras salteadas estén listas.
—Qué triste y romántico a la vez, ¿no te parece? —me pregunta revolviendo con una cuchara de palo el contenido de la sartén.
No se a qué se refiere. —¿Ah?
—La historia del mausoleo, ¿qué más? responde mirándome con los ojos entrecerrados.—Estás muy callado, ¿te encuentras bien?
—Sí, ¿porqué no lo estaría? —mi tono indica todo lo contrario, así que le sonrío mientras saco las tostadas ya listas del aparato.
Lucy no me cree y me mira preocupada, así que cuando me dirijo a buscar la mermelada de la alacena, la rodeó con los brazos y le dejo un beso en la cabeza. —Estoy bien, Lucy. De verdad, solo que dejar a papá solo tanto rato para ir a la escuela no me gusta.
Ella se suelta del agarre, me mira con un dramático gesto de enfado y me golpea despacio con la cuchara de palo en la cabeza. —¿Solo? ¿Y yo qué soy? ¿Un fantasma?
—No...—me corrigo soltando una risita y sobandome donde me golpeó la cuchara— no digo que solo, pero si pasa algo me gustaría estar aquí, por si acaso..ya sabes.
Ella asiente poniendo las verduras encima del plato donde tiene el desayuno ya listo para papá y yo la rodeo para sacar la mermelada y ponerla en mi pan.
—Si algo sucede, serás el primero en enterarte. Además, está en buenas manos, no lo dejaré solo ni cuando vaya a el baño.
Asiento sonriendo. —Gracias, Lucy.
Ahora ella me abraza y besa mi mejilla. Recoge la bandeja, y yo alcanzo a robarle una verdura con las manos, me golpea otra vez con la cuchara en la mano, y se dirige a la habitación de papá.
Me quedo solo con el ruido de fondo de la televisión. Aún hablan de porqué el gran mogol mandó a construir el blanco mausoleo. Apoyo el codo en la mesa y la cara en la mano para mirar la pantalla. Desconecto al instante, muchas cosas en mi cabeza me distraen como para ponerle atención a un documental sobre monumentos.
Papá había llegado a casa hace cuatro días y realmente sentía como si viviera en otra realidad donde él no estaba enfermo, yo volvía de la escuela después del viaje, y cenabamos juntos por las noches hablando de porqué estaba mal votar en las elecciones por Hesilton.
Doy el último sorbo a mi café con leche y reviso el reloj. 8:56. En WhatsApp tengo muchos mensajes pero nada de ganas de responder así que mejor comienzo a ver mi Inicio de Instagram.
Cuando conocí a Prissy Andrews ocupaba frenos y lentes. Era increíble lo que había cambiado en los últimos años abandonando totalmente su aspecto infantil y aniñado. Le di me gusta.
Jossie Pye le había contestado la foto y se había armado una especie de discusión entre Billy y ella, nada fuera de lo normal. Seguramente hoy cuando llegue a la escuela ya estarán besándose en los rincones como siempre.
Abrí el perfil de Jossie Pye, aún estaba molesto con las cosas que había dicho la última vez que nos vimos, pero acostumbrado. Era parte de su personalidad decir cosas fuera de lugar y totalmente irritantes, habíamos sido amigos cuando pequeños y quizás por eso la soportaba, por la costumbre.
—¿Aún aquí? —pregunta Lucy entrando en la cocina con la bandeja intacta— Ya se te está haciendo tarde, niño.
Apunte con la cabeza la comida y ella me miró despreocupada. —No te preocupes tanto. —replicó– estaba durmiendo y no quise despertarlo, es todo. Yo le doy tu saludo de buenos días cuando despierte.
Asentí y fui a lavarme los dientes al baño corriendo, ya sé me había hecho tarde. Otro vistazo al reloj. 9:05. Le doy otro beso en la mejilla a Lucy al pasar por la cocina y salgo a la calle.
◇
Me quito los auriculares envolviendo mi teléfono con ellos y lo acomodó en el bolsillo de mi chaqueta al entrar a la tan conocida escuela en la que he estado desde el jardín de niños. La misma gente de siempre me saluda en los corredores, los mismos profesores, los mismos auxiliares.
Evito a los chicos del Clan Avonlea porque no estoy de humor y trato de entrar a la sala desapercibido pero Moody me grita a la lejanía justo cuando estoy a pasos de lograrlo.
—¡Gil! —exclama sonriente, me volteo y lo saludo con la mano— Ven aquí, hay noticias nuevas.
Me acerco con la mejor sonrisa que puedo y noto que están todos menos Prissy apoyados en la pared conversando animados, lo que no es para nada extraño porque al ser de cursos diferentes ese lugar tiende a ser el espacio de encuentro.
Ruby me saluda al llegar ahí con casi un grito. —¡Volviste!
Asiento y Jossie que está apoyada en el cuerpo de Billy —se los dije— le contesta soltando un suspiro irónico. —No, Ruby. Vino a comprar papas a la verdulería de la cafetería. —aparta los ojos del teléfono para ponerlos en blanco– Claro que volvió.
Diana mira con el ceño ligeramente fruncido a su amiga pero luego se voltea hacia mí. —Llegó un niño nuevo a Green Gables.
La miré confundido, es muy extraño que personas vengan a vivir a Avonlea, la mayoría ha vivido aquí varias generaciones. Además, ¿La Señora y el Señor Cuthbert con un niño?
—Ajá, la Señora Rachel le contó a los padres de Diana que los hermanos Cuthbert mandaron a adoptar a un huérfano. –asintió Jane dándole un mordisco a un sándwich, y subiendo las cejas en gesto coqueto—Y creo que tiene nuestra edad.
—Espero que sea lindo. —comentó Tillie y Ruby soltó una risa en complicidad dándole la razón.
Paul y Jeffer la miraron entre confundidos y celosos, pero ella no les hizo ni caso.
—Es un huérfano, Tillie. —soltó con desagrado Jossie sin apartar la vista de su teléfono.
—Ustedes encuentran todo el mundo lindo, así que a no ser que tenga tres brazos y uno de ellos cocido en la frente, seguramente será lindo a sus ojos. —dijo ignorando el comentario de Jossie y riendo Diana, risas que contagiaron a todos menos a los dos enamorados de Tillie.
El timbre de inicio de clases sonó y todos fuimos a nuestras correspondientes clases.