El Puente ||Daryl Dixon

By Marvelera2001

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U.T.E.E.F.D.M -Segunda Parte- Temporada 09- 10 More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33

Capítulo 19

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By Marvelera2001

||Hola de Nuevo, cielo||

—Y entonces, aquella noche, al borde de la muerte, mientras el frío entumecía sus sentidos, Snape le dijo a Harry... —su labio inferior comenzó a temblar y de su boca salió un sollozo. —Lo siento, no puedo continuar. Sé que prometí que sería fuerte, pero cuando se trata de Severus simplemente no puedo porque lo juzgué tanto,tanto que aun me siento culpable. ¡Compréndeme! —

El caballo resongó y Neferet gimoteó en respuesta.

—Eres malo conmigo. Te conté incluso sobre Albus y tú solo... Haces ese ruido que sale de tu bocota, ¿cómo puedes ser tan frío?—

Obtuvo la misma respuesta por lo que únicamente bufó y recostó su espalda sobre el costado del caballo, el cual se encontraba descansando sobre una pila de ropa vieja que ella había armado en el garage de aquella maltratada casa donde había pasado la noche.

—Duérmete. Cuando salga el Sol, nos iremos. —

[•••]

Simplemente no podía creerlo. Estaba caminando fuera de la celda, donde por ocho largos años lo habían mantenido encerrado, forzando a su cuerpo a olvidar sensaciones tan básicas como lo era sentir la brisa recorriendo su cuerpo u oler el aroma de las plantas.

Pero ahí estaba Negan, de pie, frente al lado interno de muro alexandrino, saboreando un tomate que había robado de la huerta, con ropa nueva y una gorra; un morral que contenía una botella de agua y algunos tomates; además de una brújula colgando en su cuello.

Oyó el canto de las aves y disfrutó unos segundos de la salida del Sol, el cual le otorgo un poco de calidez a su cuerpo. Una vez terminó de comer, arrojó la pala hacia el exterior, oyendo su impacto contra el suelo; posterior a eso comenzó a escalar, pero su acción de saborear la libertad fue aplastada cual tractor de juguete pisado por un pie.

Judith quitó el seguro de su arma y le apuntó al ex-lider Salvador; este sonrió naturalmente.

—Pensé que eras más inteligente. — admitió Judith.— Supongo que no. —

Negan dejó salir una risita. Aquella rubia era su persona favorita.

—No vas a dispararme, niña.— aseguró, sin bajarse.

—Si, lo haré. —

—No voy a volver. Así que jale del gatillo si está segura, señorita. —

Lejos de bajar el arma, Judith la afirmó, apuntándole a su cabeza.

—¿Qué te parece esto? Yo sigo mi camino, tú, el tuyo, y no volvemos a vernos jamás. —propuso.

—Me parece que no. — negó apretando sus labios y señalando el suelo con la boca del arma.

Negan bajó y soltó un suspiro, viendo que su intentó de escapar se estaba viendo frustrado por una mujercita de nueve años nada más.

—Cuando tu mamá y tu papá me encerraron me dijeron que yo servía para algo. —le contó, con un poco más de seriedad. —Que ayudaría a mostrar que las cosas pueden cambiar. Y cambiaron...—admitió.— Mierda, claro que cambiaron. Para todos, salvo para . Mira a tu alrededor. —le pidió.— Alexandría es maravillosa, pero ¿mi parte? Cuatro paredes y una bacinilla. —

Y parecía un chantaje, algo que se vería natural en él; sin embargo, no era así. Era la verdad y Judith lo consideró unos momentos hasta que volvió a afirmar el arma, luchando internamente por dejarlo ir o no.

—Reglas son reglas. Mi mamá lo decide. No yo. —sentenció, insegura en el fondo.

—Pero puedes decidir. —contradijo.— Es como cuando conversamos. No me dejas ir. Es que no viste partir. —

—Ahí fuera no hay nada para ti. Para nadie. —

—Si.— afirmó al momento de quitarse la gorra.—Tú me conoces. Me conoces mejor que ninguna otra persona en mucho tiempo.
Así que me comprometo, me comprometo contigo a no lastimar a nadie. —enfatizó.—Aunque intenten lastimarte a mi, te juro que no los lastimaré. —

Aunque bien la pequeña tuviese nueve años y su juicio le dijera que Negan es un idiota, pudo comprenderlo además de considerar que era sincero. Así que bajó su arma y cedió ante su intento de escapar.

—Gracias.— volvió a colocar su gorra antes de retomar su escala.

—Oye.— lo detuvo, mirándolo con el entrecejo fruncido. —¿Estuviste en mi dormitorio? —

Negan comprendió aquello cuando levantó la brújula que colgaba en su cuello.

—¿Te la devuelvo? —

—Quédatela. Te ayudará a encontrar tu camino. —aseguró. Ante esto, el de barba bicolor asintió con una sonrisa genuina y volvió a escalar. —Pero si vuelvo a verte, te disparo. —

—Si. Es lo que haría yo. —

[•••]

En la mañana...

Daryl miró unos segundos sobre su hombro, donde dos mujeres completamente desconocidas para él, iban montadas a caballo frente al de Eugene y en paralelo al que Jesús guiaba junto a Aaron llevando el cadáver de Eduardo.

Michonne, quien estaba a su lado, las observó también y comprendió al instante la extrañeza del cazador.

—Judith los encontró.— explicó, mirando nuevamente al frente con una seriedad implacable. —Los avaló y yo también.—

—De acuerdo.— asintió algo distraído.

—Significará mucho para ellos que lo llevemos.—comentó, refiriéndose a Eduardo.—Que lo enterremos. —

—Lamento no haberte podido dar eso.— manifestó apenado, en relación a su hermano caído en aquel puente.

—Y yo lamento no habernos dado eso a los dos. — lo miró, comprensiva. Daryl acarició su hombro y ella palmeó su mano en respuesta. —Gracias por buscarlo junto a Nef. Y por... lo de después. —

—Nos siguen. — advirtió Magna, así como también Perro lo hizo mediante sus ladridos al ver algunos caminantes a través de los árboles.

—¿Serán la versión clásica o la nueva? —cuestionó Eugene.

—Averigüemoslo.— propuso el cazador. —Buen perro. —

[•••]

Seis caminantes fueron los que cruzaron por aquel puente, donde Daryl los esperaba del otro lado, en solitario, con su ballesta en mano.

Su primera flecha dio a parar en el muslo de uno de ellos, el cual simplemente siguió caminando. El segundo intento, sin embargo, provocó que el "caminante" gimiera adolorido y los muertos verdaderos se abalanzaran a devorarlo.

Michonne, Yumiko y Magna llegaron a su lado, pues dos caminantes seguían de pie.

La morena se desenfundó su katana y se enfrentó al primero, el cual dejó a relucir un cuchillo con el que se la atacó; no obstante, Michonne fue más rápida y cortó su mano para luego atravesar su cráneo, matándolo en cuestión de segundos.

El segundo caminante, tembloroso por verse acorralado, simplemente soltó su cuchillo y se arrodilló con sus manos en alto mientras Daryl le apuntaba a su cabeza con la ballesta.

El cazador le arrebató la máscara y sus ojos apreciaron a una chiquilla adolescente, con cabello negro y largo, piel blanca y sucia, y ojos negros desbordantes de miedo y angustia.

—P-por favor, no me maten.— suplicó.

Daryl, aun apuntándole, le arrojó la máscara a Michonne y esta la tomó en el aire, acercándose a la azabache de forma amenazante.

—¿Cuántos? —masculló.

—P-por favor.—pidió entre lágrimas. —U-ustedes ma-mataron a todos, solo quedo yo... —

Michonne posó el filo de su espada sobre su garganta.

—No te creo. —

—No tenemos tiempo.—gruñó Daryl.— Hay que llevarla con nosotros. —

Michonne le miró extrañada por unos segundos; sin embargo, no había persona más confiable en el mundo que Daryl Dixon, por lo que retiró su arma y aceptó su propuesta de inmediato.

El cazador obligó a la joven a levantarse y esta fue acorralada de forma bruta por Michonne.

—Si intentas algo, no tendrás que fingir... —

[•••]

A media mañana...

Negan descansó un rato sobre el piso de una camioneta vieja y oxidada mientras bebía un poco de agua y comía un tomate. No obstante, su desayuno se vio interrumpido por un molesto caminante golpeó las ventanas del otro lado.

Guardando sus cosas en el morral, tomó su pala y caminó hacia el muerto, al cual le dio un golpe de costado tan fuerte que su rostro fue removido, mostrando la carne podrida bajo la piel. Un segundo golpe, ahora sobre su cabeza fue el que acabó con el convertido, permitiéndole a Negan descansar unos segundos mientras se recargaba sobre otra camioneta.

De pronto sintió que algo jalaba su cinturón; otro caminante.

—Mierda.—protestó, tirando su cuerpo hacia adelante, logrando solo que el caminante se desprenda de sus piernas y caiga al suelo, aplastando su morral. Frustrado por esto, Negan cortó su cabeza con la punta de la pala y luego revisó su bolsa, encontrando los tomates hechos puré y su botella aplastada y vacía. —Doble mierda. —

[•••]

Al encontrar un pequeño río, el ex-líder Salvador se acuchilló en frente para capturar un poco de agua con sus manos y llevarla a su boca rápidamente de lo sediento que estaba. No obstante, la sensación tan asquerosa que le produjo como si con un palo sacudieran sus intestinos, le hizo vomitar absolutamente todo lo que en su estómago traía.

Jadeó cansado y cayó se rodillas. Notó entonces que su camisa había sido mojada y la desabotonó de un tirón, quedándose solo con una camiseta gris de mangas cortas.

Un relincho le hizo alzar su vista. Al hacerlo comprobó que, en efecto, un caballo tomaba agua y comía pasto a la orilla del mismo río, no muy lejano a él.

Sonrió, viendo que un poquito de suerte llegaba a su ser y, a punto de incorporarse para intentar domarlo, algo de poco peso impactó contra su cabeza.

—Auch.—se quejó y de la nada quedó sorprendido al ver en el suelo aquello que lo había golpeado; una botella de agua. Cuando quiso agacharse a tomarla, nuevamente su cabeza fue golpeada, esta vez, por una manzana. —¿Qué cara..? ¡Puta madre! —volteó exaltado cuando una catarata naranja cayó detrás de él. La oji-negra, de cabeza, suspendida de la rama de un árbol, cruzó sus brazos y lo miró con un enfado notable.

—¿Me puedes explicar qué carajo está sucediendo aquí? —

Por más sorprendido que estuviera, Negan la repasó con la mirada, siendo la primera vez en años que volvía a tenerla tan cerca.

Cayendo en cuenta de que no era un producto de su imaginación, soslayó una sonrisa socarrona y relamió sus dientes superiores.

—Hola de nuevo, cielo. —

[•••]

La entrada de Daryl y los demás a Hilltop había sido recibida con una alegría absoluta que se disolvió como la sal en agua en cuestión de segundos por dos motivos. El primero, miedo, miedo por aquella chiquilla atada de manos y con una venda en sus ojos; y el segundo, tristeza, por ver a uno de los miembros más antiguos de la comunidad, muerto.

El cazador se adelantó unos pasos cuando su hijo caminó hacia él. Se hincó en una rodilla y revolvió sus cabellos ensortijados.

—¿Y tu madre? —preguntó. Tenía muchas ganas de estar con ella.

—En Alexandría. —

—¿Y te dejó aquí? —preguntó, sorprendido.

—No, quise quedarme. Estuve todo el tiempo con la tía Tara y con Earl, aprendiendo. —

—¿Y Henry? — no obtuvo respuesta. —Nilo... —instó.

—El muy idiota se emborrachó y vomitó, literalmente, hasta las botas de Tara. Lo encerraron en una de las celdas como castigo, hoy cumple su segundo día y se supone que mañana será liberado. —

[•••]

—¿Y crees en verdad que hay algo para tí aquí afuera? —cuestionó la pelinaranja caminando a la par de Negan a la vez que guiaba al caballo por las riendas.

—No lo sé, tú dime. ¿No fuiste tú la Caperucita ardiente que fue a vivir al bosque con su cazador, comiendo perdices y cogiendo felices? —

—Basta. —rió, golpeando su estómago sin fuerza. —Sé que fueron seis años buscándolo...—suspiró y Negan contempló de reojo que su rostro se ponía serio y nostálgico.— La verdad es que solo lo hicimos durante los primeros dos. De pronto estuvimos tan acostumbrados que solo... Nos quedamos ahí. A Nilo le gusta y a Daryl también. Así que... —alzó sus hombros, dejando la frase así.

—Falta alguien en esta ecuación. —

—Yo soy feliz si ellos son felices. —admitió orgullosa; pero Negan se rió en su cara, sin estar de acuerdo con ello.

—Lo que digas, preciosa. —

Minutos de paz amena surgió entre ambos mientras exploraban unos edificios abandonados.

Pero Negan regresó a verla y recuerdos imborrables que los implicaban a ellos dos, desnudos, uno encima del otro, provocando que su lengua no pudiera controlarse.

—Oye... —la llamó y Nefera volteó a verlo, creyendo que por su mirada, diría algo importante.

—¿Hm..? —

—¿Tus pechos crecieron? Porque se ven... —

—¡Oh , cállate! —rió divertida.


[•••]

En los calabozos de Hilltop...

—¿Cuántos más hay?—repitió Michonne, severa, mientras veía sin pena alguna a la chica sollozando desesperada frente a ella, sobre una silla.

—Están todos muertos.— lloriqueó. —Mi familia está muerta. Por favor, déjenme... —

—No hasta que respondas mis preguntas.— sentenció la morena.

—Empieza por decirnos tu nombre. —exigió Tara. Jesús y Daryl solo la veían desde el otro lado de los barrotes y Henry escuchaba atentamente desde su celda.

—Ya les dije que no tengo nombre. Ninguno tenía nombre. Ninguno tenía. No usábamos nombres. —explicó, retorciéndose.

—¿Cómo se manejaban? —continuó Tara.

—¿por qué usaban esas pieles? —preguntó Jesús, el único que se manejaba con parsimonia.

—¡Responde! —exigió Daryl, harto de su llanto.

—No eran...—su voz se volvió un hilo entre más desesperada estaba. —Eran buenas personas. Buenas personas. Haciamos eso para sobrevivir. Sólo deseábamos eso. Sobrevivir. —

—¿Tenían que hacer esto? —cuestionó Tara, refiriéndose al asesinato de Eduardo.

—No lo entenderían... —sollozó.

—Esfuérzate para explicar. —demandó Michonne. —¿qué diablos hacían? —

—Solo queríamos saber si ustedes también eran buenos. —aseguró.— Pero nos atacaron y mataron.—les recordó, enojada.— Están todos muertos. No me quedó nada. —

Michonne se inclinó frente a ella, acercándose a su rostro.

—¿Qué información tenía tu gente sobre nosotros?—

—¿Sabían de este lugar? —indagó Jesús.

—No sé... no sé nada...A mi no me decían nada. Por favor, dejen de preguntarme. Déjenme, por favor. Déjenme en paz.— imploró.

[•••]

—Solo uno, anda. —pidió, encantador.

—Que no. — rió divertida. Odiaba sentirse tan bien con él como así él adoraba su compañía.

—Uno solo. Dos segundos. —

—¡No! —

—Un pecho, anda. —

—Eres un imbécil... —rió deteniéndose al igual que él con una expresión divertida. — "Ropa Masculina, Exprésate".— leyó el cartel de una tienda con cierto misterio, dándole propaganda. —¿Se supone que aquí, mientras tú buscas qué prenda te queda mejor, yo tengo que sentarme sobre un sillón a esperarte y decirte lo lindo que te ves con un vestido azul puesto? —se burló.

—¿Eso no hacen los buenos esposos? —retrucó sugestivo.

—En tus sueños, cariño. —lo miró desafiante.

—Acuérdate de esto, cielo... —dijo, al momento de ingresar a la tienda a través de la ventana rota del escaparate. —... Algún día, tú serás mi esposa. —

—Repítelo hasta que te lo creas. —lo siguió y luego de comprobar que el lugar se hallaba despejado, se adentraron con sumo sigilo, deteniéndose frente a un cartel que hizo feliz a Negan.

"Articulos de cuero ▶"

Del suelo recogió una linterna y tras darle algunos golpecitos, logró iluminar el lugar deteniéndose en un perchero con varias chaquetas de cuero.

Volteó divertido al oir los resortes chillando tras él y la encontró sentada sobre un sofá, con una sonrisa jocosa y burlescas en sus deseables labios.

—La primera. —le sugirió y Negan tomó esa chaqueta, sencilla pero suficiente, y la sacudió para alejar a las telarañas y el polvo. Al momento de colocársela, la satisfacción corrió en su cuerpo como la sangre por las venas. —Perfecta.—

El salvador le dedicó una sonrisa seductora que fue interrumpida por un gesto preocupado al momento en que guturales gruñidos sonaron en la sala.

Neferet se incorporó, muy lentamente, pues la amenza no se trataba de un tonto caminante; sino, de un salvaje y muy, muy hambriento perro.


—Hola perrito.— saludó Negan, manteniendo esperanzas de amigarse con el rabioso can; este sin embargo les ladró y dos perros más aparecieron.

En esos momentos de tensión pura, Neferet sintió que su muñeca era rodeada firmemente por el de barba bicolor.

—¡Corre! ¡Corre! ¡Corre! —tiró de ella, comenzando la carrera más veloz de sus vidas mientras que los furiosos perros los perseguían casi mordiendo sus talones.

—¡Arriba! —señaló Neferet unos estantes.

Y Negan no discutió al momento de subirse para luego impulsarla con fuerza, provocando que ella quedara encima de su cuerpo, cara a cara, tan cerca que sus respiraciones se entremezclaban de forma embriagadora.

Mientras los perros olfateban el lugar en busca del rastro confuso, Negan sonrió con burla debido a la situación; y Neferet solo pudo esconder su rostro en su cuello, deseando con todas sus fuerzas que aquel sentimiento de curiosidad que solo él le provocaba, volviera a arremeter contra su cuerpo.

Los perros se alejaron pocos segundos después y con un silencio absoluto, ambos bajaron del estante, atravesando una puerta que los llevaba por un pasillo derecho a la salida de emergencia.

Llegaron allí, viendo esperanzados el típico cártel verde sobre la puerta. No obstante, sus ilusiones se fueron al caño cuando, al forcejear con la salida, esta se hallaba trabada.

Neferet volteó alarmada cuando la otra puerta comenzó a ser golpeada.

—Tiene que ser una broma. —dijo y en un tercer intento, los tres perros lograron abrirse paso, provocando que desesperadamente forcejearan con la puerta. —¡Carajo! ¡Carajo! ¡Carajo! —

Ninguno comprendió absolutamente nada hasta que Negan abrió la puerta, encontrándose con un caminante al cual tomó de ambos brazos. Neferet salió y el azabache arrojó al muerto antes de seguirla, cerrando fuertemente la puerta sobre la que ambos se recargaron, cansados, oyendo cómo los perros gruñian al devorar al caminante.

—En otras circunstancias...—jadeó Negan. —...si no le fueras tan estúpidamente fiel a tu esposo, te cogería duro contra esta puerta. —confesó.

—En otras circunstancias... —tragó saliva al hallar su garganta seca. —... Si no le fuera tan estúpidamente fiel a mi esposo, te dejaría que me cogieras duro contra esta puerta. —

[•••]

—No le creo una maldita palabra. — masculló, Daryl, al salir al exterior junto a Michonne, Jesús y Tara.

—Podríamos intentar mañana.—sugirió Tara, intentando calmarlo.

—Tendrán que hacerlo sin mi. —advirtió Michonne. —Me llevo a los míos a primera hora. No puedo arriesgarme a que no sepan esto en casa. —

—Está bien.—asintió Tara, resignada a la idea de que Michonne pudiera cambiar de opinión.

—Si. Gracias por estar aquí y ayudar.—sonrió Jesús. —Hablé con el grupo que trajiste. Voy a permitir que se quede. —

—Gracias, Jesús.—

El castaño asintió y, junto a Tara, se retiraron.

—Es un peligro tenerla aquí. —habló Michonne,una vez se quedó a solas con el cazador. —Lo sabes. Los dos lo sabemos. —


—Lo sé. —afirmó.— La haré hablar.—

—Si no habla, sabes lo que debes hacer. —


[•••]

—¿El alcohol siempre te hace sentir tan mal? — preguntó Henry, sentado en medio de Nilo y Daryl, mientras que en frente de ellos se cavaba la tumba para Eduardo.

—No. Pero sí actuar como estúpido. —respondió Nilo y Daryl volteó su mirada divertido, pensando en que ese era el vocabulario de la pelinaranja. Henry bufó, odiaba a ese mocoso.

—¿En qué diablos pensabas?— regañó Daryl, una vez acabó el juego de miradas desafiantes que el rubio y el pelinaranja se dedicaban.

—No pensaba en nada.—

—Ah, ¿pensabas?—retrucó el pequeño de casi ocho años.

—Nilo...— regañó Daryl.

—El aire fresco me ayuda... —admitió Henry, ignorándolo.

—No te acostumbres, rapunzel. En dos minutos volverás allí.— contradijo Nilo; Henry miró incrédulo al cazador.

—¿De verdad? —

—Si.— asintió Daryl,son verlo. — Rose dijo que faltaba otra noche. Y así será. —

—Daryl, lo siento mucho, de verdad.—expresó sincero y Daryl asintió mirando sus manos. —Solo quiero encontrar mi lugar. Sabía quién era en el Reino. Pero ¿quién soy aquí? —

—Lo harás... — aseguró, esta vez, Nilo, provocando que Henry lo mirase con sorpresa y agradecimiento. —... En tus sueños. —completó, divertido.

[•••]

Luego de recorrer kilómetros y kilómetros a pie, la gran fábrica, desbordante de recuerdos buenos y malos, se halló frente a ellos.

—Hogar, dulce hogar.— sonrió Negan.


















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¿Ustedes qué dicen? ¿Nuestra chica siente cosas por Negan?

Las leo😉

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