Elenia bajó lentamente los escalones y apoyó la espalda contra la fría baranda. Los escalofríos habían pasado, pero la calentura de la fiebre se sentía como un infierno en sus huesos.
—Estoy bien, Matheus. Deja de preocuparte por mí como una abuela —Ella frunció el ceño, mientras él acuñaba su rostro entre sus manos.
—Lo haré, cuando esta fiebre se acabe —dijo preocupado—. Todavía puedes morir.
—Pues, a una parte de mí realmente no le importa —respondió mirándolo a los ojos.
—No quieres decir eso —Matheus la regañó.
La pelirroja quito su rostro de las manos y levantó una ceja.
— ¡Basta de tus órdenes altas y poderosas, pequeña! —El hombre declaró, moviéndose para llevarla a su habitación—. Vas a volver a la cama y si intentas dejarla de nuevo, sellaré tu puerta.
— ¡Ah! ¡Déjame! —Protestó, apartando sus manos—. Llegué aquí sola y puedo volver sola.
—Lo dudo.
—Déjame tranquila —espeto antes de vomitar sobre el piso y los zapatos del castaño.
Matheus hizo una mueca, palideciendo.
—James, ven a limpiar —ordeno Mery.
—Tengo que...
—Me aseguraré de que vuelvas a la cama —Geralt interrumpió—. Soy...
—Él mata monstruos para ganarme la vida —El hombre concluyo la oración.
— ¡Ya basta! —grito Elenia.
Matheus la miró entrecerrando los ojos y luego miró a Geralt.
—Si le haces algo, haré que te maten —dijo el protector de la joven.
—Ven, Geralt. Hay que subir dos tramos de escaleras —Le aviso, comenzando a subir con cuidado los escalones.
— ¿Prefieres que te lleve? —preguntó el peliblanco, muy cerca de ella en caso de que se cayera.
— ¿Lo estoy haciendo mal desde tu punto de vista? —Indago con sarcasmo mirando por encima de su hombro.
—No. Solo lo pregunte —respondió mirándola.
—Entonces, seguiré caminando, gracias. Ya he tenido suficiente de personas que me creen inútil en los últimos días —contesto ella, deteniéndose en el último escalón—. ¿Cómo me encontraste? —Lo miro, no se había dado cuenta de que era tan alto hasta ese momento.
—Seguí el carruaje en el que te trajeron —respondió, apoyando su brazo contra la baranda.
— ¿Por qué? Para averiguar a qué se refería, supongo.
—Porque estaba preocupado —dijo Geralt—. Y tenía curiosidad —agregó.
—Un brujo se preocupó por una chica estúpida que conoció en el bosque, y por descubrir que había un supuesto destino entre ellos —Se burló, volteándose para adentrarse por un corredor.
— ¿No crees en Destiny? —indago, mirando su espalda
—No —contesto—. El destino no es verdad. Se suponía que mis padres tendrían tres hijos. Mi madre no pudo tener más hijos después de mi hermano y yo. Destiny dijo que se suponía que mi hermano administraría las propiedades de la familia y, en cambio, desapareció, Matheus cree que está muerto.
— ¿No crees que está muerto? —interrogo Geralt, inclinando la cabeza para ver el rostro de la pelirroja.
Ella se detuvo a mitad del corredor y se giró hacia él.
—Nuestros padres murieron cuando teníamos ocho años. A los diez, mi hermano se rompió el brazo al caer de un árbol, yo estaba a tres ciudades visitando a mi tía, y lo sentí. Sentí su brazo romperse como si fuera el mío —explico la ojiazul—. ¿Crees que algo tan simple como compartir el dolor de un brazo roto sería mucho más importante para nuestro límite, que no podría sentir su propia muerte? —Replico buscando una respuesta en los ojos del brujo—. Porque no lo siento. No siento su muerte.
— ¿Qué le pasó?
Suspirando, Elenia le dio la espalda y continuó caminando hasta su habitación, dejándola abierta para que Geralt entrara, ya que se había quedado un poco atrás en el pasillo.
—Le gustaba cazar —Se sentó en su cama—. Como mi padre, de lo poco que recuerdo de él —Geralt lo hizo a su costado—. Iba a cazar todos los años. Se fue por una semana. Podía sentirlo todo el tiempo, nada parecía fuera de lo común. Pero, poco más de tres días después de que se hubiera ido... —Se detuvo, mordiéndose el labio—. Dejé de sentirlo. Como si nunca hubiera estado aquí. Le dije a Matheus, y él envió a James a buscarlo. Pero él no estaba en ese lugar. No había ni indicios de que hubiera estado ahí.
— ¿Y luego que hizo Matheus? —Miro a la joven, viendo las lágrimas gotear de su rostro.
—Él y varios otros pasaron semanas buscando en el área donde habría estado, con la esperanza de encontrar algún rastro de él, pero no había nada. Todos pensaron que había encontrado algún tipo de final, atacado por un monstruo, caído de un acantilado o simplemente se escapó. Pero, si hubiera huido, no se habría ido sin mí, o sin decirme algo.
— ¿Él estaba actuando de manera extraña antes de irse?
—No. Actuaba normal —dijo la muchacha—. Es difícil esconder cosas, incluso tu secreto más oscuro de alguien con quien has compartido un útero durante nueve meses —Sollozó.
Suspirando, Geralt envolvió su brazo alrededor de los hombros de la chica y la llevo contra su pecho, pasando sus dedos por su cabello mientras su cabeza descansaba sobre su hombro.
—Si todavía está vivo, allá afuera... donde sea. Estoy seguro de que serás tú quien lo encuentre, Elenia —Susurró contra su cabello—. Y tampoco creo en el destino —agregó, tratando de hacerla reír, lo que logró un poco.
—Gracias, Geralt —dijo, inclinando la cabeza hacia atrás para mirarlo—. Por encontrarme en el bosque, salvarme y todo esto.
—De nada —Él le sonrió, sintiendo la rigidez en su rostro por lo poco que lo hacía.
Se miraron el uno al otro por un largo momento, el aire entre ellos no era nada. Geralt levantó la mano para apartar un mechón de cabello del rostro de la joven, su pulgar e índice descansaban sobre su barbilla como si el aire entre ellos desapareciera lentamente, acercándolos el uno al otro con cada segundo que pasaba.
— ¡No! —Gritó Matheus, y al instante se distanciaron—. ¡Qué están haciendo! —Gruño, de pie en la puerta abierta, sus ojos mirándolo como si hubiera visto el infierno surgir ante él.
—Bueno, si te hubiera vomitado un poco más, creo que nos habríamos besado —Bromeó la pelirroja, pero la seriedad en su voz no ayudó a la expresión del rostro de su protector—. Mery, ¿por qué no le encuentras a Geralt algo de comer y una habitación? —Llamó a la criada que sabía que estaba en el pasillo detrás del hombre—. Eso si deseas quedarte.
—No me importaría una buena comida —respondió el peliblanco mirando a la ojiazul—. O una cama suave para pasar la noche —agregó, encontrándose con los ojos asesinos de Matheus.
—Maravilloso, Mery te mostrará todo lo que quieras y te dará lo que necesites —Elenia le sonrió y asintió con la cabeza a la sirvienta—. Gracias, Mery.
—De nada, señorita —La mujer hizo una reverencia inclinándose ante ella.
— ¿Estás enojada? —indago el hombre, cuando Geralt y la criada desaparecieron—. Tiene que ser tu fiebre. La chica racional que ayudé a criar nunca sería tan tonta como para entretener a un brujo.
—Mi madre no crió a una mujer grosera, y tú tampoco, Mat —respondió, suspirando—. Además, antes entretenías a un brujo en la casa —agregó.
—Le di de comer y él acampó en el patio —corrigió.
—Witcher o No. Destiny o No. Él me salvó la vida y eso merece una buena comida y una cómoda cama.
La joven suspiro fuerte y presiono sus labios con fuerza. El hombre se sentó a su lado y comenzó a soltar el vendaje para revisar la herida.
—Quiero que tomes algunas hierbas más y un poco de té y caldo, antes de tomar otro descanso —le dijo suavemente.
—Muy bien, Mat —Ella suspiró.
Matheus le sonrió y besó su frente antes de preparar las hierbas, luego bajó a buscarle un poco de té y caldo. Asegurándose de que las hierbas tuvieran efecto, se las arregló para que ella tomara todo lo que él le había ordenado. La arropo y abrió la ventana para dejar entrar el aire fresco y salió de la habitación. Miró hacia ambos lados del pasillo antes de sacar una llave de su túnica y cerró la puerta del dormitorio de Elenia, puso su mano sobre la cerradura y pronunció un hechizo antes de irse a su estudio.