Fall ✔️ || #Wattys2015

By Angelicazg

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Ganadora de Los Premios Wattys 2015. 'Me dijo que volvería un martes, y desde ese entonces todos los días han... More

PREFACIO.
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EPILOGO.
NOTA.

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By Angelicazg

Me pase por la cabeza la camiseta morada que Clarie, la secretaria nos había entregado, era una camisa que tenía estampado una frase sobre la caridad para niños con cáncer. Ella, por el contrario llevaba una camiseta blanca estampada igual, al igual que muchos otros profesores.

Estaba con Nick y Courtney cuando Matt llego. El lugar para lavar perros era en el campus cerca del tercer bloque, estábamos en una zona verde realmente amplia. Habían carritos con todo lo que pudiéramos necesitar para lavar un perro, al lado de los carritos había un tipo de carrito para lavar a los perros, con una pequeña manguera y toallas al lado.

Clarie estaba hablando sobre lo importante que era la caridad a nuestra edad y Matt comenzó a hablar con Courtney, para mi suerte no escuchaba nada.
Eramos pocos los que íbamos a lavar perros, pero todos los grupos estaban completos. Nosotros solo éramos cuatro, y se suponía que cuatro debían lavar los perros, por parejas mientras el otro integrante debía ir por los perros y devolverlos, y al parecer a Nick le emocionaba la idea de hacer eso y como veía a Courtney con Matt, sería yo la que lavara los perros sola.

-Así que les deseo lo mejor y nos volvemos a ver en la tarde -Nick y yo fuimos hasta el final de las hileras de la derecha y tomamos los últimos dos carritos, esto solo empezaba y sentía que iba a fracasar.

Matt y Courtney tomaron el lugar del final y no dejaban de abrazarse. Para ellos la hora había llegado y no podía evitar sentirme feliz por ella, merecía el mundo entero.

-Me encanta como se te ve la camiseta, Nick -me le burlé y él no evito reírse mientras se miraba la camiseta.

-Debieron de haber escogido un color mas masculino -él comenzó a enrollar las correas en las manos y me seguí burlando de su comentario.

-Lo dices tu.

-¿Me veo muy... Ya sabes?

Me reí realmente fuerte de su pregunta, ahora viéndolo con su camiseta morada hasta un niño pequeño se daría cuenta, sin embargo el hecho de su cuerpo lo disimulaba bastante.

-¡Dejas plumas cuando caminas!

Nick me hizo un gesto para que bajada la voz, pero nadie lo había notado. Él tenía el rostro rojo de vergüenza, solo me reí mas.

-Me encanta verte así -comenzó a caminar por mi lado para irse a recoger perros y solo negué con una sonrisa -debieron haber elegido el rosado, se asentaba mas con mis ojos.

Me reí mas fuerte de su comentario y él con una sonrisa comenzó a caminar hacia donde las personas con los caninos estaban, era increíble la cantidad.
Cuando Nick estuvo lejos, me acerqué a Matt y a Courtney, entre risas ambos me miraron, no supe distinguir cual estaba más alegre que el otro.

-¿Vas a salir en la tarde con Holly? -se llevó las manos a la frente, lo había olvidado y Matt se burlo de ella.

-Mejor nos quedamos con Nick y Jack en la casa viendo películas, no quiero salir con ella.

-¿Jack?

Le pregunté sonriendo.

-Si Nick quiere, estoy segura que va a pasar la noche con él -le abrí los ojos para recordarle que Matt estaba ahí, ella solo me rodó los ojos -Matt ya sabe, Gina.

-¡Courtney! ¡No puedes ir por ahí diciendo los secretos de las personas! -estaba realmente aterrada, que supiera, Courtney jamás me había delatado a mí, pero que lo hiciera con Nick era suficiente para dudar de ella.

-No le dije yo, Gina. Nick se lo dijo hace un par de semanas cuando lo vio con Jack -me sentí incomoda con Matt pero, por suerte Nick llego en el preciso momento.

-¡Traigo los primeros!

Era Nick con dos perros, uno enorme con el pelaje color chocolate y otro diminuto on tonalidades doradas. Y tal vez, si supiera algo de perros sabría cual era el mas obediente, pero era obvio que jamás me habían interesado los animales.

-¡Nosotros el pequeño!

-Court.

Le suplique para que me dejara el pequeño a mí, pero claro estaba que se negó.
Nick me entregó la correa del chocolate y él comenzó a tirar hacia otro lugar que no era mi carrito, ni siquiera sabía como lo iba a subir.

Tan solo fue tirar un poco de la correa y quiso caminar hacia donde yo quería, no iba a ser tan complicado después de todo. Una vez en el carrito me agache para tomarlo y vi su collar: Max. Me reí al recordar al chico que solía ser en novio de Nick. Tome a Max pero era realmente pesado y ojalá ese fuera el problema, aquel estaba en que se movía demasiado y me daba miedo alzarlo.

Mire a la derecha y ellos ya estaban lavando el perro, le podía pedir ayuda a Matt, era lo mínimo que podía hacer por la amiga de su novia.

-Matt.

Lo llame en voz alta y de inmediato me miró, por suerte solo fue hacer una pequeña seña hacia Max y él se burló de mí para después irme a ayudar.

Una vez tomo el perro, este no se movió, permitiendo que Matt lo colocara en el carrito para lavarlo. Le agradecí y él volvió con Courtney. Mire a Max y se veía ridículamente enorme en una bañera tan pequeña, sin embargo no tenía en mis planes bajarlo por ahora.

Max se sentó, iba a colaborar y no pedía nada mas. Abrí el grifo para dejar que el agua fluyera y poder mojar a Max. Coloque la mano para tocar el agua, estaba helada, sin embargo acerque la corta manguera para que el agua llegara hasta el canino, este simplemente se movió, por lo cual de inmediato deje de mojarlo, se congelaría si seguía con esa agua.

Mire a la izquierda, había otra pareja y ya estaban lavando a su perro, después de ellos había una chica sola que no tenía el perro mojado y lo estaba llenando de jabón.

-Creo que no tendrás muchos puntos si no haces nada.

Era él.

Él.

Mire al frente y ahí estaba, con su cabello perfectamente peinado, pero su rostro no se veía bien, estaba cansado, tenía ojeras y sus labios esta vez no me sonrieron. Sus ojos se detuvieron en los míos, él no estaba bien.

A diferencia mía y de todos los que estábamos lavando perros o intentando hacerlo, él tenía una camiseta blanca como todos los profesores, además tal como ellos, llevaba una tabla con hojas y un lapicero.

-Iba a hacer algo, solo que... Esto no es lo mío.

-¿Nunca has lavado un perro? -mire a Max quien estaba jugando con sus patas.

-Nunca tuve uno.

Le dije en voz baja tratando de no mirarlo a los ojos, algo estaba mal y ese pequeño detalle cambiaba algo, algo que no quería soportar.

-¡¿Nunca tuviste un perro?! -su voz fue realmente alta, pero a nadie pareció importarle. Solo negué con la cabeza mientras alzaba la vista a él.

-Un perro en un apartamento solo no es una buena idea.

Él asintió y comenzó a caminar hacia mi carrito, cada vez que se acercaba más, sentía como el pulso se me aceleraba tal como la primera vez, sentía su olor, sentía que iba a caer al sentirme culpable de su apariencia.

-Puedo ayudarte, no quiero que pierdas el día aquí.

Di varios pasos a la izquierda para darle mas espacio, sin embargo él dio los mismos varios pasos a la izquierda borrando el espacio.

Y es que, si ese espacio que estaba borrando con pasos pudiera borrar el que se apoderaba dentro de mí, ninguno de los dos estuviéramos tan distantes.

Ni podía asegurar que distantes era la palabra que necesitaba, tal cual como siempre éramos distantes, había algo que nos acercaba, había algo que permitía que reírse con él fuera cómodo, que ver una sonrisa en su rostro serio fuera la luz que necesitaba. Tal vez eso éramos, algo que ni las palabras mas diplomáticas podrían llegar a explicar, algo que solo él y yo sabíamos sentir.

-¿Puedes alcanzar el jabón, Georgina?

Lo tome del carrito del lado y se lo entregué después de que él, dejara la tabla con las hojas dentro del carrito. Evitóx completamente tocar mi mano y simplemente estaba agradecida en alguna escala por eso.

-Dame tus manos -lo mire y él asintió mostrándome su mano libre para que le diera la mía. Solo me quedaba hacerlo.

Le tendí mis dos manos y la de él las tomó de inmediato, no era de extrañarse la sensación, solo que esta vez fue diferente, esta vez él apretó mis manos al sentirlo, al sentir que había algo de lo que no podíamos correr, que había algo que ni el orgullo de ambos iba a lograr destruir.

Aplicó jabón suficiente entre mis dos manos y las soltó como alguien suelta algo que no quiere quebrar por el simple hecho de que no le pertenece.
Benjamin, dejó mas cantidad de jabón en sus manos y comenzó a enjabonar a Max. Lleve mis manos al lomo del perro y comencé a lavarlo, tal como lo hacia con el cabello, solo hasta que escuche reírse a Benjamin.

-No haces nada, Georgina, el perro no se va a quebrar -mis mejillas simplemente se colocaron rojas como reacción a su comentario, ¡Jamas había hecho esto!

Benjamin camino hasta estar suficientemente cerca de mí y me tomo las dos manos entre las suyas, a pesar de la energía que se producía comenzó a dejar mis mano sobre el pelaje de Max haciendo del movimiento que había estado haciendo, uno mas fuerte. Quiso llevar mi mano izquierda mas lejos pero la posición en la que estaba no se lo permitía. Él sin soltar mis manos se ubico detrás de mí, donde podía llegar donde él pudiera y las mías se lo permitieran.

Agachó su rostro haciendo que su respiración chocara contra la punta de mi oreja derecha, su mentón rozaba el final de mi oreja y el comienzo del cuello, su mentón suave. Sus latidos eran fuertes y daban contra mis omoplatos, eran acelerados. Sus labios no terminaron en comenzar un inocente movimiento, haciendo que mis párpados fallaran y mis piernas temblaran. El calor de los dos cuerpos, la disposición de los dos para seguir se cortaron de inmediato al escuchar a Blut.

-Benjamin.

Soltó mis manos y dio un paso de atrás alejando sus labios de mí. Los dos miramos a Blut quien no quitaba la mirada de mí, lo único que hacía era hacerme sentirme incómoda.

-Clarie te esta buscando.

Benjamin se lavo las manos y di varios pasos para darle espacio, en ningún momento alzó su mirada hacia mí y tenía la mandíbula cerrada, lo que le daba la peor expresión que había visto.

-¿Puedes esperarme con Clarie, Blut?

-No. Solo toma tu tabla y vámonos de aquí.

Parecía como si le hablara a su novio, lo cual solo hacia esto mas incomodo. Benjamin se secó las manos en la toalla y saco su tabla del carrito.

-Gracias por tu ayuda, Benjamin.

-Siempre es un placer -yo asentí y él hizo lo mismo.

-¡Benny!

No sabía si reírme de como Blut lo llamaba o si querer acercarme a ella y arrancarle el poco cabello que tenía.

-Hasta luego, Georgina.

Su tono era tan frío como si lo que había acabado de pasar fuera solo una ilusión mía. Era irritante.

Nueve de la noche y Jack había elegido ver El cuaderno de Noah.

Matt estaba acostado en el suelo con Courtney mientras Jack y Nick estaban en la esquina derecha del sofá frente a televisor, todos tenían sus mantas y sus pijamas. Mi diferencia era que, mi manta era solo para mí, por lo cual me sentía mas afortunada, pero a decir verdad era casi deprimente estar rodeada por dos parejas que no dejaban de abrazarse.

Me hice un espacio junto a Nick para terminar de ver la película.
Y era detestable toda la película, no dejaba de pensar que tal vez en un futuro las cosas con Benjamin se calmarían, pero eso no sucedería. Mi suerte no corría como en la película. A pesar de los años y de todas las personas que se interponían, incluso ellos, el amor se conservaba hasta tiempos que no sería posible asegurar.

Tal vez todos estábamos destinados a alguien, solo que la arrogancia no nos permitiría llegar a esa persona.

-Gina, tengo hambre -Nick me dijo en voz baja, no me pensaba levantar.

-Sabes que puedes ir a la cocina cada vez que quieras -le respondí y me rodó los ojos.

-¿Cómo te atreves a pensar que soy capaz de ir a comer lo que quiera?

Solo me reí. Eso lo hacia cada vez que estaba en el apartamento.
Él me movió el brazo para que me levantará para poder ir a la cocina. Me senté derecha al igual que Jack lo hizo.

Una vez Nick se levantó, me tire en el sofá en el espacio que había dejado. Estaba mas cansada de lo que había pensado, lavar perros era agotador.

Mire el televisor, los tres estaban concentrados en la película, pero estaba cansada de verla, quería descansar, o incluso ver otra película.

Me levante para ir a la cocina con Nick y comer cualquier cosa. Jack me pegó con la almohada de Nick, en mi trasero para que terminara de pasar rápido y dejarlo ver la película.

Terminé de pasar corriendo hacia la cocina y Nick me miró mientras cerraba la nutella con la cuchara en la boca. Abrí el refrigerador, habían una incontable cantidad de vegetales y bebidas, nada interesante para la hora y la ocasión. Me giré y fui hasta donde Nick, quien terminaba de comer la nutella de su cuchara mientras yo volvía a sacar el tarro.

-¡Gina! Tu celular esta vibrando.

Debía ser mi mamá. Tome una cuchara para después abrir la nutella.

-¡Gina! ¡Creo que son mensajes y quien sea esta desesperado!

Mi mamá solo solía dejarme mensajes después de llamarme cuando era casi de vida o muerte, además no solía llamarme en la noche de un fin de semana. Algo seguro había sucedido.

Deje la cuchara y el tarro junto a Nick y volví al sofá corriendo a buscar mi teléfono entre la manta y las almohadas.

Una vez lo tuve en mi mano mire la pantalla, no había sido una llamada de mi mamá, eran mensajes. Eran siete mensajes de Benjamin.

En mi desespero desbloquee la pantalla y abrí los mensajes de él.

Te extraño
perdón por ser un idiota
y no quiero estar mal contigo
no volveré a hablarte mal
me estoy tragando mi orgullo por ti
espero que te des cuenta de las cosas
se que me quieres como yo a ti y es una tonteria estar siempre mal.

Me senté en el sofá a leer casi veinte veces los mismos mensajes. Benjamin me extrañaba, Benjamin me extrañaba.

Era fascinante la manera que esos mensajes comenzaron a llenar poco a poco mi espacio. Por esos mensajes había estado esperando unos eternos días y finalmente estaban ahí y no sabía que responder.

Y justo en el momento que creí tener las palabras, su nombre iluminó la pantalla, era una llamada. Me levante y salí corriendo al balcón dandole la menor importancia a Nick que había llegado al sofá.

Una vez cerré la puerta, deslice el pulgar para responder. Estaba completamente en paz conmigo misma.

-Los leíste.

Fue su primera frase. Me senté en el sofá blanca y subí las piernas.

-Los leí.

-Sabes que no me puedo ir con la culpa completa, pero te juro Georgina, que ayer en Free Lake, solo quería estar contigo, y lo siento si fui duro con lo que te dije cuando estabas en mi casa y yo...

-Lo siento.

Lo interrumpí y sentí su respiración al otro lado, para ninguno de los dos era sencillo esto, pero lo intentábamos y era lo que contaba.

-¿Podemos vernos? Estoy a varias cuadras de tu apartamento, podemos ir a mi casa, estoy cansado para salir, y hablar, necesitamos hablar y necesito decirte tantas cosas, Gina.

Todo estaba saliendo bien.

-Dame diez minutos me visto, nos vemos abajo.

-Muévete que la noche nos queda corta para todo lo que tenemos que hablar -no evite reírme y él hizo lo mismo y lo bien que su risa se sentía.

-Nos vemos -dije finalmente para bloquear la pantalla.

Ibamos a hablar y probablemente eso era lo que mas me inquietaba, jamas habíamos hablando, siempre eran los gritos y las fuertes palabras.

Abrí la puerta para salir del balcón y Nick giró a verme, evite mirarlo y pase por el frente de todos para ir a mi habitación para arreglarme.

Tome unos pantalones negros con un suéter rosa pálido, encontré mis botas negras debajo de la cama y me las coloque mientras revisaba que Benjamin no me hubiera llamado, no lo había hecho. Me mire al espejo y mi cabello era un nido de pájaros, busque el beanie gris de Ben en mi mesita de noche pero lo encontré debajo de mi almohada.

Después de acomodar el beanie para no parecer una recién levantada, tome mi teléfono y salí de mi habitación teniendo por seguro que no necesitaría la mochila.

-¿Para dónde vas? -Courtney estaba en la cocina y no la había visto hasta que hablo.

-Voy a salir con alguien -tome unas llaves de la isla.
-¡Con Benjamin! -yo asentí y ella me miro sonriendo -no traigas bebés.

-¡Courtney!

Comencé a caminar hacia la puerta y ella se burlo del comentario.

-Te cuidas, Gina.

Asentí y abrí la puerta para después cerrarla detrás de mí.
Con la sonrisa que no explicaba llame el ascensor que de inmediato abrió las puertas, entré y marque el Lobby. Y a pesar de querer estar con Benjamin estaba terminando conmigo, bien sabia que no tenia la menor idea de que hacer cuando lo viera.
Las puertas se abrieron en el Lobby y cuando mire hacia las puertas principales no había nadie, todavía no había llegado. Sin embargo, fui hasta las puertas principales y empuje la del lado derecho y me gire para cerrarla con cuidado.

Mire hacia la calle y ahí estaba. Estaba fuera de su camioneta y me sonrió al mirarme. Seguía con la camiseta blanca que tenía en el campus. Baje las escaleras para acercarme a él, al parecer no sabia que hacer tampoco, solo me miro, estaba cansado como lo había dicho, pero aun así estaba allí conmigo.

Sus brazos se abrieron y se cerraron una vez mi cuerpo estuvo con el de él y mis brazos estuvieron alrededor de su abdomen. Su respiración era lo único que podía escuchar y era lo único que necesitaba escuchar. Todo el peso que de algún lugar provenía se había ido, y poco a poco el espacio se hacia cada vez mas pequeño.

Sus brazos dejaron mi cuerpo y alcé la vista hacia su rostro, detrás de sus labios y a pesar del cansancio que su mirada mostraba, se escondía una pequeña sonrisa, la cual podría quedarme viendo horas.

-Lo siento muchísimo, Ben... Benja...

Comenzó a hacer un sonido para que dejara de hablar, de inmediato lo hice y él llevo su mano a mi cabello.

-Ben esta bien para ser tu quien lo diga.

Me dijo sin dejar de acariciar mi cabello una y otra vez. Solo me reí de su comentario y asentí.

-Yo también lo siento mucho, mucho, huesitos -ninguno encontraba palabras para expresarse allí parados, parecía que el silencio se convertía en nuestro mejor amigo.

-Podemos hablar adentro, el frío aquí es asqueroso.

Agrego y se giró para quitar los seguros y caminar hacia su puerta.
Fui hasta la puerta para abrirla y subirme, claro estaba que él ya estaba adentro concentrado en su cinturón, solo hice lo mismo mientras Benjamin encendía la camioneta.
La música lleno el pequeño espacio y de inmediato el bajo el volumen.

-Eres muy ruidoso -comenté frunciendo aun el ceño debido a la alta música.

-Si tuvieras idea de lo cansado que estoy, Gina. De otra manera caería dormido.

-¿Aún así quieres que hablemos? Podemos hacerlo otro día, cuando estés bien -estaba dispuesta a bajarme, no quería accidentes o cosas similares, o incluso que conservara ese terrible estado por mi culpa.

-¡Claro que no! ¿Si no es hoy entonces cuando?

Solo asentí pero seguí sintiéndome culpable. Benjamin volvió a subir el volumen de la música, pero esta vez, fue prudente y lo subió a un tono en el que pudiéramos conversar. Él adelanto las canciones hasta dejarla en el número 67, losing my religion, finalmente comenzó a conducir.

-Como te estaba diciendo, se que fui duro el día en mi casa, pero eras muy terca, solo pensaste en como te sentías y no se te paso por la mente como yo lo hacia. Como sea, te juro que no voy a volver a hablarte de esa manera.

Una que otra vez quitaba su mirada de la carretera para mirarme, lo único que me colocaba mas nerviosa. Además, lo que me decía no era nada diferente a lo que ya sabía, solo por el hecho de que pensaba no volver a ser tan fuerte conmigo.

-Lo sé, y perdón, jamas quise ser grosera, pero como comenzaste a reírte solo pensé que era un tipo de juego todo, por lo cual no pensé que te afectaría.

-No juego con lo que siento.

Pareciera que lo hiciera.

-Lo tendré en cuenta, pero por ahora, perdón -volví a decirlo, se sentía bien hacerlo, tenía la esperanza de que de ahora en adelante todo cambiaría.

-Disculpa aceptada.

Me dijo con entusiasmo y no evite sentir aquella esperanza con las oportunidades que nunca. Benjamin se giro para sonreír, una sonrisa tan pulida y que le hacía varias y pequeñas arrugas en su rostro, de igual manera me tendió su mano para chocarla con la mía. Tendí mi mano para encontrarme con la de él y el sonido de ambas, fue realmente fuerte.

-Me agrada este humor tuyo -solté y segundos después de no escuchar una respuesta quise haber regresado el tiempo y no haber dicho nada. ¡Que enrome error!

-Siempre soy así -me burlé de su comentario y él sonrió sin dejar de mirar la carretera.

-Tal vez nos hubiéramos evitado mucho si me hubieras pedido el saco con esta fase tuya.

Él solo negó sin intensión alguna de mirarme.

-No lo hubiera tenido tan seguido en ese entonces.

-¿Qué quieres decir?

Pregunte sintiéndome un poco perdida. ¿No solía tener este increíble humor constantemente?

-Nada.

Se giró y me sonrió, por el contrario, le fruncí el ceño y él volvió a sonreír bajando la velocidad. Mire al frente y habíamos llegado, él saco las llaves de sus jeans y presionó un botón para que de inmediato las puertas del garaje se abrieran, ¿no pensaba llevarme de vuelta al apartamento?

Estacionó la camioneta para quitar los seguros y así ambos bajarnos. Él tomo su abrigo beige de la parte trasera mientras yo me bajaba y me daba cuenta que el vidrio seguía en la mesa del fondo, también lo hacia la casa oscura.

-Por cierto, Benjamin Pascoe.

Ben me tendió la mano derecha para estrecharla mientras subíamos las escaleras hacia la casa, tome su mano y él la apretó mientras seguía hacia el fondo.

-¿Georgina Blair?

No tenía la menor idea la razón de su repentina presentación, pero su buen humor disculpaba lo que quisiera hacer.

-Encantado de conocerte.

Fruncí el ceño y él me miro para reírse de mi expresión. Continuo caminando hacia el patio trasero y abrió la puerta para dejarme salir primero y luego él. Me señaló los muebles y me senté en uno, Benjamin hizo lo mismo y se sentó justo a mi lado con el abrigo en el brazo derecho, era realmente caliente. Lo tome y envolví mis manos en el abrigo para calentarlas.

-¿Dónde estabas cuando hablamos?

Mire a la derecha, el sinfín de árboles a los cuales las hojas ya le fallaban, estaban tiñéndose y estaban listas para dejar el árbol. Sobre la copa de todos, se veía el cielo, cada punto de estrella, pero no la luna, sin embargo era sorprendente y hermoso.

-A varias cuadras, había acabado de salir del campus.

Asentí, aun tenía la duda de porqué llevaba la camiseta blanca y no me quedaría con esa duda cuando esa noche parecía estar tan abierto.

-¿Por qué tenias una camiseta blanca y no morada? Ademas ¡¿Por qué todo lo tuyo es blanco?!

Él suspiro y asintió para darse media vuelta y verme mejor, hice lo mismo. Estábamos frente a frente.

-Vas a ser la primera persona en saber tanto y espero no hacer un error contándote, y el día que cuentes algo piensa que si me llego a enterar no me importa lo que tengamos, ese día todo va a acabar. Mi vida es lo mas privado y espero que entiendas".

Me lo iba a contar todo, a mí y como yo, tenía esperanzas en ambos.

-Soy Benjamin Pascoe.

-Eso lo sé -le respondí y de inmediato su humor cambió, se tensó y cerró su mandíbula con fuerza.

-Entonces supongo que sabes quien soy.

-¡Eso esta claro!

-Genial, me hubieras dicho antes que sabias que soy italiano y mi familia es la mayor distribuidora de vinos en Italia y próximamente en America. ¡Deja de ser ridícula, Georgina! Si se te da la maldita gana quédate y escúchame, si lo sabes todo pide un taxi y vete.

De ahí provenía su apellido. Pascoe. Lo había visto en una botella de vino tiempo atrás.
Mi mandíbula casi toca el suelo, no sabía si sorprenderme por lo que decía o por sus palabras. Era duro y su humor se había ido.

-Me voy, no porque lo sepa todo, sino porque eres el ser mas grosero que conozco y no me interesa estar con alguien así.

Me levante dejando su abrigo en el mueble y saque mi teléfono dispuesta a llamar a Bob para que pasara por mí pero la mano de Benjamin me quito el teléfono y lo bloqueo.

-Lo siento, eres molesta, pero lo siento, ¿esta bien? -él se levanto guardando mi teléfono en sus jeans.

-Dame mi teléfono. Dijiste que no ibas a volver a tratarme así y lo hiciste -Benjamin me tomo las muñecas y tiro de mi hacia él.

-Estoy tratando, Georgina, estoy haciendo un esfuerzo enorme para cambiar para ti, te pido me disculpes esta vez y las muchas que están por venir, sabes que el camino no va a ser fácil pero lo mas probable es que valga la pena, ¿puedes volver a tomas asiento y escucharme? porque también espero escuchar tu historia.

Iba a cambiar y no era exactamente lo que buscaba, pero demostraba que le interesaba y ahí estaba el punto.

Me solté de sus manos y retrocedí varios pasos para sentarme una vez y colocar mis manos debajo de su abrigo. Él hizo lo mismo, solo que en esta ocasión se sentó como me pidió que no lo hiciera y junto a mí, de inmediato me gire la mirar al frente y no a él.

-Como te decía, viví en Italia hasta los dieciséis, para ese entonces mi hermano mayor, Marco, iba a empezar a estudiar literatura en UOP, mis papas pensaron que sería una oportunidad grandiosa para comenzar el negocio de vinos en América y eligieron Nevada para vivir, pero Marco insistía en que él se vendría a Portland. La condición para dejar Nevada era venir conmigo a esta casa, me acuerdo que discutíamos todo el tiempo, los dos teníamos un humor terrible, ahora ni hablar de cuando traía a su novia. El tiempo paso y dos años después yo iba a comenzar en UOP, todo iba jodidamente bien, Gina, habíamos aprendido a vivir los dos, incluso con su novia.

Se quedó en silencio mirando la pared del frente. Lo mire y estaba negando con la cabeza, una y otra vez.

-Un día entré a la casa y Marco estaba en la cocina, era viernes y me senté en la barra, tal como tu y yo lo hacemos, sentarnos en la barra a esperar la comida. Él estaba tan feliz y ese día como todos los anteriores maldijo por su dolor de cabeza, no paré de decirle que se tomara algo y se callara. Ese día llevaba los vasos hacia la barra pero se le cayeron, él no entendió porqué, yo me levanté y me fui a mi habitación que en ese entonces solía tener mas colores al igual que todo lo que usaba, era diferente a Marco, todo lo suyo era blanco. Y justo cuando me acosté en la cama, Marco comenzó a gritar, daba miedo si te digo la verdad. No dejaba de gritar, incluso gritaba mi nombre, sonaba como si lo estuvieran matando, pensé que estaba exagerando su dolor de cabeza, pero aun así baje.

Benjamin se llevo la mano a la cara y la apoyo sobre sus piernas. No sabía que sucedería en su historia pero no sonaba ser algo bueno. Coloqué mi mano izquierda sobre su espalda para comenzar a hacer un movimiento continuo, él quito su mano del rostro y me tomo por los hombros para estrecharme contra él. Segundos después me dejo y asintió.

-Llegue a a cocina y no lo vi pero si lo escuchaba, estaba en el suelo y no dejaba de gritar, me pidió que llamara a una ambulancia, yo estaba mas que sorprendido y asustado por lo que estaba pasando y llame a la ambulancia, cuando llegó Marco ya no gritaba. En la ambulancia me pidió que dejara mi terrible humor y me dijo que algún día nos íbamos a ver. Murió esa misma tarde, tenía cáncer en el cerebro y ya no había nada que hacer. Todo me pareció tan injusto, mi hermano mayor había muerto.

Lo miré y sus ojos se encontraron con los míos, estaban llenos de lagrimas, Benjamin solo los cerró y me arrodille en el mueble para estar mas cerca de él. No me imaginaba perder a un hermano, era hija única, pero solo perder a alguien que quieres me parecía terrible.

Las lágrimas se le escapaban con los ojos cerrados y me sentía terrible por él, cubrí mi mano con el puño del suéter y me acerqué a él para secar sus mejillas con cuidado. Benjamin abrió sus ojos y una avalancha de lágrimas salieron, solo me acerqué mas hasta el punto en que mi cuerpo se tocara con el de él, y continue pasando mi mano por su rostro. Mire a sus ojos y las lágrimas se estaban yendo, pero su mirada continuaba en la mía, y no pensaba dejarla.

-¿Te puedo besar?

Me reí de su pregunta y le puse la mano que había pasado por su rostro en el pecho. Sus ojos seguían en los míos y sus labios mostraban una pequeña sonrisa, no evite asentir sonriendo.

Su rostro se acercó al mío y sentí como el calor de ambos cuerpos subía sin que sus labios hubieran tocado los míos. Benjamin dejo de acercarse a mi a milímetros de mis labios, pero me incliné sobre él para llegar a los suyos. Él sonrió y lo sentí con mis labios, pero de inmediato sus labios comenzaron a moverse con los míos, sus movimientos eran bruscos pero cuidadosos. Tomo mi mano derecha y la quito de su pecho para luego tomar mi pierna derecha y pasarla sobre las de él y quedar sentada sobre sus piernas.

Los latidos de ambos eran cada vez mas y mas fuertes y la desesperación por conocer mas allá de ambos iba llenando el espacio que horas antes estaba vacío. Sus manos no dejaban de dar vueltas con mi cabello desde el cuello hasta cintura hasta que sus labios comenzaron a dejar de moverse y comencé a dejar los suyos, él me sonrió y mis manos volvieron a su pecho.

-Es tu turno.

Me dijo en voz baja y me asuste por el hecho de ser abierta respecto a mi pasado.

-No has terminado -él subió sus cejas.

-Claro que si, la muerte de Marco es la razón por la cual soy quien soy ahora, por la cual no tomo, me visto de blanco, voy al gimnasio. Sabes de donde soy, quien soy y porque estoy aquí. Es tu turno.

No sería tan malo decirle que había sucedido meses atrás. Todo iba de parte y parte.

-¿Puedo quedarme sentada aquí?

Mis mejillas se tornaron rojas pero la risa de Benjamin las hizo devolver a su color natural. Él asintió para sonreírme después.

-Mi novio se llamaba Cooper, pensaba que íbamos a estar juntos por siempre y Courtney no dejaba de decir que Cooper le caía mas que mal, la llegue incluso a considerar una celosa, pero un día a mediados del año pasado llegue a mi clase y todos se comenzaron a reír, no entendía la razón, me senté y los murmullos continuaban, a los minutos entró Courtney y me saco del salón, una vez afuera las miradas seguían, los murmullos y las risas. Courtney me entrego su teléfono con fotos.

Simplemente me lleve las manos al rostro de vergüenza al solo recordar lo que había sucedido.

-Había vendido mi ropa interior en Amazon.

Le dije en voz baja y mirándolo. Miles de pensamientos deberían estar pasando por su cabeza y yo solo sentí mas vergüenza de la que esperaba.

-¿Que hiciste? -dijo finalmente evaporando mis malos sentimientos al respecto.

-Lo busque y se estaba burlando de mí. No fui a clases, me fui para el hospital y me quede en la planta de cirugía, no dejaba de llorar, luego a las siete de la noche mi papá llego con un café en la mano saludando a todas las enfermeras y comenzó a hablar en frente mío sobre la cirugía de las ocho, justo cuando se giro me vio. Cuando le conté hizo aplazar su cirugía y me llevo hasta el apartamento, mi mamá apenas estaba llegando. No dejaba de pedirles que nos fuéramos de Nueva York, para mi suerte, Courtney estaba pensando en dejar Nueva York. Pero la semana siguiente me digne a volver a clases, Cooper no dejaba de decirme cuando lo sentía, y por supuesto lo perdoné, me engañaba y volvía a caer, hasta que una noche, estábamos con todos sus amigos y su mano se alzó.

La mirada de Benjamin se asimilo a la mía cuando él me contaba sobre él, me reí de su rostro y le puse la mano en este para que me dejara de mirar así.

-Termine en el hospital llorando por mi papá para que me buscara un cirujano plástico y me cerrara la mejilla derecha.

-Maldito hijo de puta.

Asentí, así era. Su mano subió hasta mi mejilla derecha para recorrerla una y otra vez. No iba a encontrar ninguna cicatriz por mas que intentara buscarla, las manos de ese cirujano fueron mi luz en ese momento, por suerte libre de cicatrices en mi cuerpo, pero no en mi interior.

-Benjamin.

Le dije en voz baja pasando mi pierna derecha por encima de las de él para colocarme de pie.

-Aquí estoy.

-¿Me llevas a mi apartamento?

Lo mire e hizo una mueca.

-Estoy cansado, Georgina. Te presto mi cama, no he dormido bien, mañana te llevo -no había llevado nada para arreglarme, tampoco le había avisado a Courtney y mi teléfono estaba a punto de morir.

-No tengo nada aquí.

-¡Gina!

Su voz solo suplicaba que lo dejara descansar, y aunque eso quisiera me molestaba que me hubiera llamada y no estuviera dispuesto a llevarme.

-Tengo un abrigo y unas botas piel con un pantalón negro que dejaste el día que te fuiste a la piscina -me reí realmente fuerte de su comentario, no me había ido a la piscina.

-Me tiraste a la piscina, lo cual es muy diferente.

Él sonrió y se puso de pie, para ir hacia la puerta y abrirla. Seguí sus pasos hacia el segundo piso, toda la sala estaba en perfecto orden y la vista desde su lugar permitía ver la luna que hace minutos no pudimos ver.

Benjamin entró a su habitación y entre detrás de él. Él se saco la camiseta blanca estampada y la tiro sobre el sofá que tenía un sinfín de camisetas y camisas arrugadas, al igual que habían medias. Benjamin me entregó una sudadera gris y unas medias blancas y mientras el se pasaba otra camiseta blanca estampada, coloque mi teléfono sobre su mesa de noche y volví a ver su cuaderno de cuero café, tenía la portada rayada con su letra que no conocía hasta ese momento.

Tome el pequeño cuaderno y tenía un resorte que lo cerraba, sus hojas parecían gastadas al igual que su portada, estaba llevaba una palabra SOUL.

-No toques eso.

El salto hizo que su cuaderno llegara al suelo. Su nombre era inquietante y dejaba mucho por pensar sobre él y sobre su pensamiento.

-Lo... Lo siento.

Se acercó hasta donde estaba y se agacho por el cuaderno para luego abrir un cajón y sacar un lapicero negro con piedras negras en la parte superior.

-Que duermas bien, Georgina.

Su humor era diferente al de hace unos minutos, sin embargo con una pequeña sonrisa y su cuaderno en la mano caminó hasta la puerta ya usando un pantalón rojo a cuadros y una camiseta blanca estampada con la frase ESTO ES UNA CAMISETA BLANCA.
Lo mas probable era que se hubiera molestado por haber tomado ese cuaderno. Restándole importancia, le mande un mensaje a Courtney avisándole que me quedaría en la casa de Benjamin para luego quitarme toda mi ropa y colocarme la sudadera y las medias de él. Olían a él, como si las hubiera usado hace segundos.

Me tape con el edredón blanco en la cama, y un remolino de todo lo que había acabado de suceder llenaba mi espacio, Benjamin era alguien que ni en un millón de años hubiera esperado que fuera. Y como si fuera poco, había sido completamente abierto conmigo, eso era lo especial. que lo había sido conmigo y no con alguien mas, o al menos eso era lo que me hacia entender.

Tal vez los siguientes días me darían a ver que iba a suceder con él, aun no sabía que quería, e incluso nada claro tenía yo sobre él, y dudaba que llegara a tener algo claro con Benjamin, él era mi nube propia.

Como pudo haber pasado horas, pudieron pasar segundos, pero el sueño no había llegado, necesitaba tomar algo caliente para poder dormir. Me levante tirando el edredón a un lado, estaba casi sudando con el calor de ese delgado pedazo de tela. Pase la puerta y vi a Benjamin dormido con una manta blanca en el sofá, el la mesa del centro estaba su a cuaderno y su lapicero. Sus ojos estaban cerrados finalmente al igual que sus labios, parecía estar descansando después de tanto, se veía como alguien inofensivo que no tenía idea de lo que hacia, desvíe mi mirada hacia la mesa, podía tomarlo y ver que tenía dentro, él estaba dormido y no se daría por enterado, no tardaría mucho.

Di varios pasos hasta la mesa negra que estaba a centímetros de él, baje mi mano hasta tocar el cuaderno y con solo hacer eso sentía como el sudor mojaba la sudadera y las medias. Benjamin se movió y me hizo soltar el cuaderno logrando hacer un sonido fuerte contra la mesa, él se giro para que su cara quedara mirándome. Esto podría llegar a ser peor que robar un banco.

-Georgina.

Sus palabras salieron de su boca, difícilmente se reconocían, solo subí mis manos para que estuvieran lejos de su cuaderno y de la mesa por si abría los ojos. Sacó sus manos de la manta y como lo había pensado, sus ojos se abrieron.

-¿Qué haces?

¿Qué hacia? Solo tratar de leer tu cuaderno mientras dormías.

-No podía dormir, iba abajo a calentar algo para tomar y pensé que necesitabas algo.

¿Qué diablos iba a necesitar una persona dormida? Tal vez que no lean sus cosas.

-Duerme conmigo -sus palabras eran perezosas, y sus ojos no lograban mantenerse abiertos como para mirarme.

-Tal vez después de tomar algo.

¿Qué iba mal conmigo? ¿Dormir con él? La cuestión era que ya le había dicho que así iba a ser, y como podía que se quedara dormido, podía recordar mis palabras.
Benjamin asintió y con una frágil sonrisa y el cabello hecho un desastre se giró y se cubrió con su manta, para seguir durmiendo.

Mire el cuaderno en la mesa, Benjamin aun estaba suficientemente dormido para llegar a girarse y decirme algo sobre tener su cuaderno. Lo tome y de inmediato me gire para bajar las escaleras lo mas rápido posible con el corazón mas rápido de lo que pude haber esperado alguna vez tenerlo. Con el cuaderno en su mano llegue a la cocina y lo deje sobre la isla mientras abría el refrigerador y buscaba leche para calentar, justo cuando la encontré, tome un recipiente para poner un poco y luego colocarlo a calentar.
Me apoye en la isla y tome el cuaderno café, no debía abrirlo pero como mucho decían, la curiosidad mató al gato. Abrí el cuaderno mientras mis manos temblaban, la primera pagina tenía letras.

"No creía que esta tierra pudiese contener un sitio para sufrimientos y terrores tan inhumanos; y usted, Utterson, no tiene que hacer mas que una sola cosa: aliviar mis sufrimientos, y para ello, respetar mis silencios".

El extraño caso, una frase de ese libro con su cuidadosa caligrafía, era pulida y completamente legible, nada comprado con la mía.
Pase la página, no había fecha, solo la misma caligrafía.

Tal vez todo fue un error que jamas seré capaz de arreglar. Cada día siento la desesperación de encontrar algo, alguien. Algún día este torbellino va a terminar.
2010.

Había sido el año en que Marco había muerto.
Adelante varias paginas para adelantar un par de años, tal vez 2011 debería ser la zona en la que estaba, pero al mirar el final de la página marcaba este año.

Ni se que diablos hacer con ella. Pensar en que sentir respecto solo me hace querer ir a buscarla y decirle que tal vez la quiera.
2013.

Ella.
Había alguien en su vida, no era yo. No se puede querer a alguien solo por saber su nombre.
Adelante hasta la ultima hoja.

Tenerla cerca es lo mejor que me ha sucedido durante un largo tiempo. Si tan solo Marco pudiera verla, tal vez estaría gritándome que debo cambiar, trato de hacerlo, no quiero...

-¿Puedes entregarme mi cuaderno?

Sentí como la sangre dejaba de correr y la respiración abandonaba mi cuerpo. Era Benjamin pidiéndome su cuaderno, el cual me había dicho que no tocara.

Vi su cuerpo bajando la leche del calor para después girarse, no parecía estar molesto, solo cansado, con mi mano temblando tendí la mano para devolverle su cuaderno.

-No me gusta que vean eso, Georgina.

-Lo lamento, de verd...

-Ya me lo dijiste -mi rostro no era capaz de encontrarse con su mirada -No vuelvas a tocar esto.

Solo asentí y me atreví a alzar la mirada hacia él, pero ya se estaba girando para dejar la cocina con el cuaderno en la mano y su cabello como un nido, tal como el mío. Me acerqué a la lecha aun temblando y sintiendo todo mi cuerpo frío tome un vaso oara servir la leche, ya no la quería, quería irme a dormir.

Deje el vaso en el mesón y salí de la cocina mientras me sujetaba el cabello con este mismo. Subí las escaleras y lleve mis mas profundos pensamientos a querer que Benjamin ya se hubiera acostado, pero al llegar al final de las escaleras, lo vi sentado con los codos sobre sus rodillas cubriéndose el rostro el rostro.

-Georgina.

Su voz iba a acabar conmigo antes de que un infarto lo hiciera. Gire mi cabeza para mirarlo y sus manos habían dejado su rostro, ni me miraba a mi, ni me sonreía, solo estaba ahí.

-Dijiste que ibas a dormir conmigo.

Y si me iban a castigar por esto, el infierno sería un buen lugar a su lado.

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