Almas perdidas

De Suicidal_voice

22K 2.8K 1K

No importa que tan perfecto seas, la sociedad te hará sentir lo contrario. Desde su nacimiento Erin Garrelson... Mais

01. El no ser capaz
02. Terminar así
03. Ratero
04. Odioso
05. Convivir
06. Perdido
07: Confesiones
08: Almas libres
09. Calma
10. Alfa y Omega
11. Lo que siempre soñaste
12. Un mal sueño
13. Pez gordo
14. Tiempo
Epílogo: Afrontar
Nota del Tío
Extra: Dos líneas

15. Mi veneno

1K 142 51
De Suicidal_voice

Oí el llanto de Nirelle.

¿Qué es esto? ¿por qué me siento tan pesado? Mi cabeza palpita por el dolor, mierda, ¿de nuevo había caído inconsciente? ¿en serio? Joder, ¿qué es ese extraño olor?

El llanto de Nirelle crecía.

—Callen a ese bebé, mierda—alguien se quejó—. Diablos, me va a explotar la cabeza.

—¿No podemos simplemente matarla? —preguntó otro con tranquilidad.

Mi instinto saltó, sentí como una corriente recorría mi cuerpo en un intento de recobrar completamente mi consciencia hasta que pude abrir mis ojos. Mi vista estaba más que borrosa, lo único que podía analizar era un suelo de cemento puro.

¿Dónde estoy?

—Matarla no está dentro de los planes—contestó otro hombre—. Aún.

Mi cabeza pesaba, pero conseguí enfocar la vista.

¿Dónde mierda estaba? ¿dónde estaba mi cachorro?

—Parece que despertó.

Una mano se aferró a mis cabellos, jalando mi cabeza para atrás sin ninguna clase de cuidado. La luz del techo me cegó por un momento, hasta que nuevamente recobré el sentido de la vista y observé mi alrededor.

—Bienvenido, joven Erin.

No reconocía ningún rostro de las personas que me rodeaban, eso era seguro. Todo estaba tan silencioso de cierta forma llegó a congelarme la sangre, pero lo peor fue cuando intenté moverme, descubriendo que me encontraba amarrado a una silla.

—¿Qué...?

—No digas alguna palabra, ¿quieres? Cualquier cosa que hagas como modo de resistencia podría perjudicar a tu cachorro—empezó a decir un hombre mientras se acercaba a mí. No creo que tenga más de treinta años.

Se quedó frente a mí.

—Solo coopera y saldrás de aquí en lo que canta un gallo.

—¿Quiénes son? —pregunté con suavidad sin quitarle la vista.

—Solo unos simples empleados y servidores de la familia Hawk—respondió, sonriendo levemente—. Oye, tranquilo. Sé un buen Omega y haz caso, ¿bien? Solo te necesitamos para un pequeño trabajo y serás libre, te lo prometo.

No respondí, simplemente mantuve mi vista en ese rostro sonriente. ¿Así que eso era? ¿me habían secuestrado los Hawk junto a Nirelle? Era un sucio movimiento para ser verdad.

El llanto de Nirelle volvió a hacerse presente.

—Mierda—chistó el hombre, rodando sus ojos con molestia—. Aunque no te prometo que vayas a salir con esa molestia.

Una vez dicho eso, soltaron mi cabeza con agresividad, robándome un quejido que intenté reprimir. La cabeza me seguía pensado, punzándome de cierta forma, pero no me importaba. En realidad, si lo pensaba a de cierta forma, cuando recobré la consciencia no sentí alguna clase de miedo a pesar de mi estado, pero ante la repentina amenazada de que no iba a salir de este lugar con Nirelle entre mis brazos, me inquietó. No, me aterró. Un fuerte miedo empezó a corroer mis huesos ante la idea de perderla, olvidándome completamente de mi malestar.

Giré mi cabeza hacia el hombre, el cual se encontraba frente a mi cachorro, observándola con evidente desagrado.

—No te atrevas a tocarla—amenacé sin dudar—, ¿me estás escuchando? ¡No la toques!

Sus ojos volvieron a mí.

—¿Qué fue lo que te dije, Omega? —contestó sin una pisca de emoción, para después hacer un gesto con su cabeza.

—Silencio—siguió otro detrás de mí, seguido por un fuerte golpe en mi mejilla.

Mi vista volvió a nublarse por un corto lapso. Lentamente volví mi rostro hacia el hombre cercano a Nirelle. Él alzó una ceja.

—Te lo advertí, ¿no?

Apreté mi mandíbula con fuerzas. Me sentía tan impotente, tan alarmado. No sabía qué hacer exactamente, recién había empezado a tomar el peso de lo que estaba sucediendo.

Había muchos Betas en este sitio, todos estaban más que preparados ante alguna provocación. El único que parecía relajado ante la situación era el hombre cercano a mi hija, lo cual me colocaba los nervios de punta.

¿Cuál era el objetivo principal de mi secuestro?

Los Hawk siempre se vieron como la sombra ante las acciones de los Dorrance, aunque no tenía mucha información respecto a qué tipos de enfrentamientos hayan tenido, eso no me quitaba la idea de que eran capaces de todo.

Ellos... ¿me estaban usando de señuelo?

Wade.

Me estaban usando para matar a Wade.

No tardé en recordar el momento en que Wade me había contado los planes de los Hawk y su idea de acabar con los Dorrance atacando directamente su genealogía. ¿Eso significaba que también planeaban acabar con Nirelle? Ella es la última en su árbol, ella sería el punto final ante todo este complot.

Claramente no iba a dejar que eso ocurriera.

¿Qué puedo hacer? Estoy rodeado de Betas en un estado de vigilia impresionante. El otro hombre me había dicho que eran unos simples empleados, ¿eso significaba que eran como un grupo de asesinos a sueldo?

Maldición, ¿qué hago?

Estaba seguro de que Wade ya debió haberse enterado de mi ausencia, y más con el terror que estoy llegando a sentir. ¿Tardará? Eso espero, necesito algo de tiempo para poder formar un buen plan de escape junto mi cachorro.

Empecé a evaluar mi alrededor, las posiciones de cada hombre, la forma en la que me encontraba amarrado en la silla, al parecer el amarre no era del todo ajustado en mis muñecas y mis pies se encontraban libres. Solo... necesitaba liberar mis manos, correr hacia Nirelle y protegerla con mi vida.

—¿Se ha reportado algún movimiento? —preguntó el hombre a un grupo cercano que se encontraba rodeado de unas especies de monitores.

—Por ahora no, señor—contestó uno.

—Atentos, en cualquier momento los Dorrance empezarán a moverse—decía el hombre para luego sonreír—. Esto será muy rápido.

Como si hubiese sido un acto de magia, empecé a sentir una fuerte tormenta de angustia en mi pecho.

Wade ya estaba más que enterado de mi desaparición junto a Nirelle.

Debía actuar rápido. Tenía que buscar una debilidad, algo que pudiese usar para mi favor, algo que...

Escuché una puerta abrirse.

—Amo Hawk—saludó el hombre.

¿Hawk? Dirigí mi vista al Alfa que acababa de ingresar al lugar. Era un hombre alto, vestido con un traje de alta costura y una autoridad digna de un Hawk.

Digna para el heredero de la familia.

—No tenía por qué molestarse en venir, Amo—Le decía el hombre acercándose sin preocupación.

Egan Hawk frunció su ceño, tomando al hombre del cuello.

—¿Cómo sabré si todo va bien si no me reportan lo que está sucediendo? —decía entre dientes, alzando al hombre y robándole jadeos de desesperación—. No me menosprecies, Koch.

—C-claro que no lo estoy haciendo, A-amo Egan—jadeó este con evidente miedo. El Alfa lo soltó y este tosió ante la falta de oxigenación.

Me fijé que la mayor parte de los hombres se encontraban distraídos ante la conmoción de Egan Hawk, hasta el mismísimo hombre que debía vigilarme. No perdí el tiempo y empecé a desatarme sin que alguien lo notase.

Hasta que sentí la mirada de Egan sobre mí.

Me mantuve estático ante esa mirada, congelado ante el miedo y que notase que intentaba huir. No busqué su rostro entre las docenas que había, pero escuchaba como se acercaba, hasta que lo tuve delante.

—¿Este es...? —empezó a decir.

—El Omega de Wade Dorrance, Amo—contestó Koch.

No quería observarlo, no quería mirar esos ojos deseosos de sangre.

—Mírame—dijo con simpleza.

Apreté mis párpados, ocultando mi rostro en mi hombro. No recibí respuesta de él, pero sentí como su mano tomaba mi rostro, obligándome a mirarlo.

Abrí mis ojos, haciéndole frente a Egan Hawk.

—Erin Garrelson, ¿no? —decía, para luego soltarme—. Te conozco, eres un buen chico. Qué pena que terminaste implicado en esto, pero no te preocupes, tú no eres mi principal molestia y tampoco planeo hacerte algo, saldrás ileso de aquí.

—¿Matarás a Wade? —quería oírlo de su boca, necesitaba saber si estaba en lo cierto.

—Claro que lo haré—contestó sin vacilar—, también mataremos a su hija. Lo lamento, pero no podemos dejar ningún rastro de sangre Dorrance.

Sentí mi rostro arder, no sabía qué sentía específicamente, si era rabia o el más grande de los miedos ante la idea de perder a la familia que tanto luché por tener, pero una cosa era segura: No iba a dejar que nadie me quitara a Wade y a Nirelle.

Ni el mismo diablo podría quitarme a mi familia.

—No me mires así, podrás superarlo—decía sin importancia, quitando su mirada de mi rostro y dirigiéndose hacia la salida, cerca de Koch—. Bueno, espero que así sea.

Maldito hijo de puta, ¿creía que se lo dejaría fácil? ¿qué me quedaría sentado sin hacer absolutamente nada por mi familia? Estaba loco, completamente loco.

Y nuevamente la sensación de angustia mi consumió. El lazo hacía que los sentimientos de Wade fueran tan fuertes que llegaba a agobiarme, incluso más cuando empezó a mezclarse con odio.

Wade.

Fue corto, pero sentí su presencia junto a mí. Wade venía a por mí.

Debía apresurarme.

—¡Señor, estamos recibiendo nuevos mensajes! ¡Los Dorrance están a minutos de llegar aquí! —gritó un Beta a la distancia.

—¿Qué? ¿Pero cómo? —preguntó sorprendido ese tal Koch, girándose hacia Egan Hawk, siendo consumido por su mirada llena de odio—. Amo... no es lo que cree...

El Alfa liberó su autoridad, obligando, no solo a Koch, si no que a casi todos los presentes a arrodillarse ante él. Mi Omega gritó, ahogándose ante ese poder y feromonas.

No, no podía ceder ante él. Tenía que huir por el bien de Nirelle y Wade.

Aún bajo la influencia del Alfa, con desesperación volvía a forzar las ataduras de mis muñecas hasta sentir que las había aflojado. Ahora solo debía quitármelas y correr hacia Nirelle.

Mis piernas temblaron.

—¿Tanto te cuesta mantener a los Dorrance bajo vigilancia? ¿Tanto te cuesta cumplir con el plan? ¿El poder interceptarlos cuando estuviesen cerca? ¡Maldición! ¡Sabía que no debía contratar a un grupo tan patético como el de ustedes!

—¡Señor, ¡¿Qué hacemos?!—volvió a decir el Beta.

—¡Detenlos, maldita sea! —gritó Koch. Egan volvió a tener el cuello del hombre entre sus manos.

—¡Si no consigo asesinar a Wade Dorrance esta noche será toda su culpa! ¡Y todos ustedes ocuparán su maldita tumba! —Egan acercó su rostro al de Koch—. Si no consigo vengar a Mayron este día, date por pagado que te haré lo último que te queda de vida imposible.

Y en lo que Koch caía al suelo, un disparo nos robó la atención.

Wade.

Ya estaban aquí.

—¿Qué diablos...?

Una enorme puerta, que creo ser la principal del enorme almacén, fue abierta de golpe. Varios hombres reaccionaron alzando sus armas.

—¡Señor, ellos ya están aq-! —y un agujero apareció en su frente.

En cuando cayó el cadáver, una figura a sus espaldas apareció entre nosotros.

—Wade—jadeé.

Y casi la mayor parte de los hombres de Egan Hawk alzaron sus armas hacia Wade.

Silencio.

—Wade Dorrance, qué sorpresa tenerte aquí—saludó Egan manteniendo su compostura, formando una socarrona sonrisa.

—Es todo un placer—contestó este con falsa cortesía—. Aunque debo decir que no esperaba tener que verte de esta forma.

—No te preocupes, esto será más acogedor de lo que crees—contestó soltando una pequeña risa—. Tú solo espera y verás, ¿bien?

Y sus ojos destellaron ante su sed de sangre.

Adelante.

Y miles de disparos retumbaron en el aire.

Casi perdí el aliento cuando el sonido llegó a mis oídos, pero pude aliviarme ligeramente al ver como Wade se ocultó antes de que las balas le hicieran daño.

—¡Corran! ¡Atrápenlo!

Entonces varios hombres ingresaron al recinto a montones, disparando a sus contrincantes. Aproveché el momento que el hombre que me vigilaba se distraía para desatarme completamente y tratar de alejarme, pero el hombre me jaló de la ropa, colocándome el arma en la cien.

—¿Adónde crees que vas, Omega? —amenazó.

No perdí más tiempo, me agaché de golpe y lo empujé, justo cuando el chico estaba dispuesto a asesinarme, su cabeza fue atravesada por una bala.

—¡Joven, sígame! —gritó uno de los hombres de Wade—¡Tenemos que salir de aquí!

—¡No me iré sin Nirelle! —contesté. El hombre se lanzó encima mío, obligándome a agacharme mientras varios disparos nos rodeaban.

Busqué sin dudar a Nirelle entre los hombres y cadáveres. Estaba cerca de Koch.

Debía ir por ella.

—¿Joven?

Tenía que ir por ella.

Corrí con todas mis energías hacia Nirelle.

—¡Joven, alto! —escuché a mis espaldas.

Ya no podía pensar, no tenía tiempo para analizar lo que hacía ni lo que estaba ocurriendo, no podía ni siquiera razonar en si lo que estaba haciendo era una enorme locura o si estaba bien.

Era solo mi instinto y yo ante el mundo.

Solo pensaba en mi hija.

Me derribaron, sintiendo como alguien golpeaba mi rostro con fuerzas.

—Maldito Omega—jadeó otro hombre. Cubrí mi rostro con mi antebrazo—. ¡Solo muere!

Reaccioné al ver el brillo de su cuchillo y detuve su mano, sintiendo levemente el frío del metal a milímetros de mi cuello. Vi de reojo como Koch hablaba entre gritos con Egan y este fijaba su vista en Nirelle. Tenía que apresurarme. Apreté mi mandíbula y junté todas mis fuerzas para desviar el cuchillo y golpear en el rostro del hombre, seguido por un golpe en su estómago.

—¡Déjame en paz!

Le quité el cuchillo de las manos, enterrándoselo en el nacimiento de su cuello. Rápidamente me lo quité de encima y me cubrí ante la nueva ola de balas. Podía notar como los cadáveres que caían al suelo eran cada vez más, pero no había rastro de Wade.

Tenía que actuar rápido.

Corrí hacia Nirelle. Egan se encontraba sosteniendo una puerta, mientras se notaba que apresuraba a alguien.

A Koch.

El hombre se dirigía hacia mi hija.

Me lancé sobre su cuerpo, derribándolo antes de que tocara a Nirelle. Nuestros cuerpos se estrellaron contra el suelo sin cuidado, provocando que rodase a pocos pasos de Koch.

—¡Mierda! ¡Tú...! maldito—jadeó este, levantándose del suelo.

No me quedé a atrás y le di frente.

—Te dije que no ibas a tocar a Nirelle—amenacé.

—¿Ah? ¿Lo decías en serio? —decía arrastrando sus palabras.

—¡Koch, no perdamos más tiempo! —gritó Egan aún cercano a la puerta—¡Tenemos que irnos!

—Usted retírese, señor. No tardaré más de dos minutos, ya lo alcanzaré.

Miré el rostro de Egan dudar, pero se largó seguido por otros dos hombres. Al volver a Koch, este limpió el rastro de sangre en su nariz con el pulgar.

—Vamos a divertirnos, ¿no?

Ya no me quedaban más energías para seguir, pero me obligué a defenderme de sus golpes. Evadí los golpes que pude, pero Koch era mucho más rápido y experimentado que yo. Pateó mi estómago cuando volví a caer al suelo, robándome un fuerte jadeo.

—Bueno, al menos me aseguro de que no estés embarazado de nuevo—rio este.

Me dolía, mierda, como dolía.

—Sé un buen Omega y quédate ahí, ¿quieres? —decía, verificando si quedaban balas en su pistola—. Ahora, mira como tu cachorro muere.

No lo pensé dos veces, solo me lancé, pero no sobre Koch.

Sino sobre Nirelle.

Nirelle soltó un fuerte gritó entre su llanto cuando caí casi de golpe sobre su cuerpo en el momento del disparo. Un enorme dolor me corroía, pero se me hacía tan efímero que contuve el aliento.

—Pero ¿qué estás haciendo? ¿Ah? —oí decir a Koch—. Bueno, morir junto a tu cachorro no suena tan mal.

Volvió a disparar.

—Tranquila, Nirelle—susurré con dulzura, acariciando su rostro con suavidad a pesar de mi temblor—. Mami ya está aquí...

—¡Joven Erin! —gritaron.

Al girarme un enorme cuerpo cubrió el de Koch, seguido por unos golpes en el rostro del hombre. Pude mirar sin problemas como la vida de ese tal Koch desaparecía en cuanto su cabeza se giraba entre las manos del otro.

—¡Es hora de retirarnos! —gritó. No tardé en reconocer al guardaespaldas personal de Wade.

Estreché a Nirelle entre mis brazos con cuidado mientras el hombre me protegía, defendiéndome entre los hombres que nos rodeaban.

—¡Erin! —escuché.

Me esforcé a fijar mi vista para poder encontrarme con esos rizos castaños, esa calidez de mi Alfa, que tanto extrañé en estos momentos. Corrí hacia él ante la tormenta de disparos hasta llegar a su escondite, tenerlo frente a mí y rodearme con sus brazos con seguridad.

—Wade—jadeé aliviado.

—Estás aquí—murmuró agobiado—, mierda, estás aquí.

No me importó que el sonido de las balas, los jadeos entre luchas y los gritos desesperados me siguieran atormentando porque, estaba al fin con mi Alfa, tenía a mi cachorro conmigo, protegido por nuestros cuerpos.

A salvo.

Su aroma me arropó y mi cuerpo se dejó caer.

—¿Erin? —murmuró Wade.

Ya no tenía fuerzas para seguir, al fin estaba con mi familia.

—¡Darnell, sostén a Nirelle! —gritó Wade.

El guardaespaldas de Wade dejó de lado su arma y sostuvo con cuidado a Nirelle contra su pecho, dejando acceso libre a Wade para que pudiese recostarme.

—Mierda—murmuró.

Me duele la espalda, el estómago y el vientre, puede que duela algo más, pero no tengo ni idea. Es un dolor tan grande que me dejaba sin aliento entre el calor que sentía.

Me aferré a los brazos de Wade.

—Erin.

—¿Wade? —susurré—¿Estoy herido, Wade?

Sus labios temblaron ante mi pregunta. Podía notar la negación absoluta en sus ojos y en cómo se aferraba a mi cuerpo con fuerzas.

—Tranquilo, ya saldremos de aquí—decía con dificultad—. Te prometo que saldremos y te recuperarás. S-solo...

—¡Joven Amo! —gritó un hombre acercándose a nosotros, cubriendose en un lugar cercano ante los disparos—¡Están llegando refuerzos, no creo que podremos seguir aguatando!

—Maldición—jadeó Darnell, fijándose en mí y luego en Wade.

—Necesito que abran un camino que para podamos salir, ¡Y rápido! —ordenó Wade sin titubear—¡Ya tenemos a Erin, es hora de la retirada!

El hombre asintió y volvió a alejarse.

Volví mi vista a Nirelle, al fin se había calmado un poco, pero sus ojos se encontraban rojos e hinchados de tanto llanto. Teníamos que salir, pero no tenía las suficientes energías para moverme, e incluso mis piernas no alcanzaban a responder como quisiera.

Empezaba a tener frío.

—Mierda, tenemos que irnos inmediatamente—murmuraba Wade ante la desesperación.

—No podemos, estamos rodeados. Necesitamos una señal para poder movilizarnos, solo espere, ¿bien? Por ahora solo presione la herida para que no pierda más sangre—decía Darnell alzando su vista a los alrededores, hasta que una nueva ráfaga de balas nos obligó a protegernos.

—¿Esperar? —jadeó Wade—¡No creo que Erin pueda seguir soportándolo!

Y era verdad, aunque todo se me hiciera ligero, sabía que no debía estar bien. Mi cuerpo estaba perdiendo calor, estaba perdiendo.

No sabía cuánto tiempo me quedaba.

—¿Erin?

—Quiero que sepas que... estoy muy feliz con el tiempo que tuvimos, me hiciste la persona más afortunada del mundo al poder recibir todo tu amor... Gracias, por ayudarme a vivir un sueño.

Sus ojos se abrieron ante mis palabras, más que sorprendido por lo que acababa de decir.

No podía creerlo.

—No, Erin, no digas esas cosas... Yo... —empezó a decir con dificultad, como si tuviera un enorme nudo en su garganta que le impedía hablar.

No quería hacerle eso, pero temía que no alcanzara a decirle alguna palabra en caso dé.

Era el momento.

—Te amo, Wade.

Su cuerpo se congeló de golpe, su rostro se encontraba sin expresión alguna, con su boca entreabierta y unos ojos casi muertos, sin luz. Apretó su mandíbula, bajando la vista, frustrado.

—¿Amo? —preguntó Darnell temeroso de lo que estaba por ocurrir.

Fue solo lapso de un segundo cuando todo se congeló a nuestro alrededor, los disparos se detuvieron de golpe, reemplazándolos por sordos sonidos de las armas al estrellarse contra el suelo.

—A-Amo...—murmuró uno de los seguidores de Wade con dificultad.

Solo había una explicación para lo que estaba ocurriendo: Wade estaba usando su autoridad.

—Te salvaré—murmuró Wade, alzando su vista con decisión—. Resiste.

—¡Disparen! —gritó Darnell.

Era una ráfaga de disparos cercanos a nosotros. Darnell observó la escena, volviéndose al Alfa, asintiendo.

—¡Es hora, vamos!

Wade me sostuvo entre sus brazos con facilidad mientras corría hacia la salida del lugar.

—Nirelle...—jadeé.

—¡Está aquí! ¡No se preocupe! —me contestó el guardaespaldas de Wade junto a nosotros seguido de varios hombres.

Nos adentramos en un auto.

—¡Dense prisa! —exclamó Wade—¡Hay que llevarlo al hospital más cercano! ¡AHORA!

Todo empezaba a ser más lento, tan extraño. Mis heridas ya no dolían, no sentía nada en realidad. Era como convertirse en una pluma, tan ligera mientras caía.

Observé a Wade y su rostro preocupado, la forma que fruncía sus labios, la forma en la que sus ojos viajaban por todos lados mientras analizaba el camino. Su mano apretó la mía.

—W-Wade...—murmuré casi inaudible.

Sus ojos se encontraron con los míos, y yo, casi sin nada de energías, le sonreí.

—¿Erin? —preguntó.

—Estoy... aquí—susurré, manteniendo mi sonrisa—, contigo, siempre...

Siempre.

No pude mantener mi consciencia por más tiempo, por lo que, teniendo la viva imagen de Wade en mi memoria, caí en un mundo blanco.

Blanco, que luego se transformó en negro. 

Continue lendo

Você também vai gostar

57.6K 4.3K 112
Aarón un joven que a pesar de no tener una vida tan glamurosa como sus demás amigos, lidia con su realidad día tras día, pero la vida tiene giros ine...
Eres Mia (Completa) De STEFI.LM

Ficção Adolescente

475K 23.4K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
148K 13.8K 98
Sinopsis. Los 41 han regresado para decirle Adiós al mejor juego que han jugado sus vidas y que mejor que trayendo a aquellos que más querían con sus...
392K 18.2K 80
Esta es la historia de Aaron y Stephen, dos principiantes en el amor con mentalidades y metas distintas, contada desde la perspectiva de ambos. El am...