30 Días en detención ©

By jennifferplopez

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Ella tan fuego y él tan decidido a quemarse... ❝Nunca se está lo suficientemente jodido ni lo suficientemente... More

Sinopsis.
Prólogo.
Epígrafe + Dedicatoria.
Reparto.
Booktrailer + Playlist.
Conociendo a los personajes.
Capítulo 01.
Capítulo 02.
Capítulo 03.
Capítulo 04.
Capítulo 05.
Capítulo 06.
Capítulo 07.
Capítulo 08.
Capítulo 09.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo extra.
Capítulo 18.

Capítulo 15.

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By jennifferplopez



Capítulo quince - Fiesta, venganzas e imprevistos.

𝘾𝙖𝙥𝙞́𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙙𝙚𝙙𝙞𝙘𝙖𝙙𝙤 𝙖 @𝙖𝙯𝙪𝙡.𝙙𝙚𝙗𝙖𝙧𝙩𝙤𝙡𝙤 (𝙉𝙤 𝙨𝙚́ 𝙨𝙞 𝙖𝙨𝙞́ 𝙨𝙚𝙧𝙖́ 𝙩𝙪 𝙪𝙨𝙪𝙖𝙧𝙞𝙤 𝙙𝙚 𝙬𝙖𝙩𝙩𝙥𝙖𝙙, 𝙥𝙚𝙧𝙤 𝙨𝙚́ 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙣 𝙄𝙂 𝙨𝙞́). 𝙈𝙚 𝙡𝙡𝙚𝙜𝙤́ 𝙩𝙪 𝙢𝙚𝙣𝙨𝙖𝙟𝙚, 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤𝙨𝙖 ¡𝙂𝙧𝙖𝙘𝙞𝙖𝙨, 𝙥𝙤𝙧 𝙚𝙨𝙤!

Por fis, reproduzcan la canción de multimedia en el momento justo. Ya sabrán cuándo es. 7w7

(...)

—Quita esa sonrisa comemierda. Vine porque no tenía otra cosa que hacer — encoge los hombros a la defensiva, evadiendo mi mirada.

—¿Ajá? Y ver televisión no era un mejor plan? Según tú —provoco sonriendo.

—Sí, pero se fue la electricidad —se encoge de hombros nuevamente.

—Qué conveniente —asiento—. ¿No será porque un sexy chico te subestimó no?

—Pfff, ¿sexy chico? Te quieres mucho como para darte consuelo mintiéndote de esa forma, ¿no? —ahora sí me mira.

Está evadiendo el tema.

—De tanto que me lo dicen terminé creyéndomelo —sonrío inocente.

—Que mentirosas suelen ser las personas que te rodean.

—¿Lo dices por ti? —arqueo las cejas.

Suspira con molestia y termina por quedarse callada.

—¿Me muestras dónde puedo cambiarme, o te vas a quedar viéndome como un estúpido?

—Lo que digas, fierita.

Bufa por el apodo.

Camino delante de ella para mostrarle el camino, pero siento su mirada fija en mi trasero, volteo y, en efecto, me está viendo el culo.

—¿Te gusta lo que ves? —levanto una de las camisuras de mis labios. Ella rueda los ojos.

—He visto, mejores, pero debo admitir que sí, me gusta lo que veo.

Sus palabras me sorprenden, y es que con Miley nunca se sabe qué esperar.

Llegamos a la amplia cabaña en la que Paty ha adaptado varios cubículos que sirven como vestidores. Cuando llegamos hay chicos embriagándose y enrollándose. Lo normal. La llevo hasta uno de los cubículos y le hago seña para que pase. Hasta ahora me dijo en un bultito que llevaba al hombro en el que supongo que lleva algo de ropa para cuando termine la fiesta.

Ella entra y sale pocos minutos después dejándome con los ojos desorbitados y la boca seca.

Tremenda hembra.

Mientras hago mi repaso visual por su cuerpo descubro cosas nuevas que claramente capturan mi atención, entre ellas; leves cicatrices distorsionadas por lo alto de sus muslos, parecen ser de cortes o algo así, no se ven con nitidez porque al parecer no son nada recientes. Algunas son pequeñas y otras un poquito más grandes, pero no siguen un patrón. La parte de abajo de su biquini es tan pequeñita que me hace retener la respiración. Lo próximo que noto es un tatuaje en la parte baja de su seno izquierdo, el cual dice en letras pequeñas: "She is art"

Dejo escapar el aire que contenía por la boca para luego sonreír embobado, porque si el arte se canalizara en un nombre en específico, ese sería Miley Grey.

Cuando mi mirada viaja nuevamente a esas leves y poco visibles cicatrices escucho cómo se aclara la garganta para hacerme notar su presencia.

—Estás ardiente —me sincero porque así soy yo, pensamientos como esos no me los puedo guardar.

—Sí, tú amigo allá abajo lo hace notar —señala mi entrepierna divertida.

Miro hacia abajo y maldigo porque lo que creía que era una pequeña erección se hace notar al llevar el pantalón aún mojado.

«Pasando pena, Flavio». Me reprendo mentalmente.

—¿Vamos al agua? —pregunto para evadir el tema y lograr salir de esta situación bochornosa.

—Sí, me urge mojarme —sonríe pícara.

Estrecho los ojos.

—Eres una pervertida en potencia, Miley Grey— niego con la cabeza y le hago ademanes que camine delante —las damas primero.

—Palabras de alguien que quiere verme el culo, pero tranquilo, yo hice lo mismo. —se encoge de hombros y se adelanta.

Yo efectivamente estanco mi vista en su apetecible trasero, pero no por mucho tiempo debido al miedo de incrementar el dolor de pelotas que me cargo.

Puse la cámara que colgaba de mi cuello a la altura de mis ojos para capturar su figura que se volvía maravillosa entremezclándose con todas esas personas, que si me lo preguntan, parecen simples mortales en comparación con ella. Miley parecía saber que se veía como toda una diosa porque sus pasos se veían seguros mientras sus caderas hacían un baile sutil, pero matador que me tenían malditamente idiotizado.

Hice una toma rápida de ese viaje de piernas adueñándose de cada sitio por el que pasaba. Mi sonrisa no se borraba de mi rostro y mi pulso no parecía querer regularse. Estaba sintiendo calor, mucho para una noche fría como esta.

Las luces neón que Paty había mandado a instalar a las orillas de la piscina y por todo el jardín la hacía lucir más malditamente inalcanzable porque destacaba entre tantos. De pronto las personas empezaron a notarla, muchos se vieron sorprendidos, algunas chicas le dirigían miradas de envidia, mientras que otros chicos se la comían con la vista.

Y claro está, nunca faltaban esos que no parecían querer guardarse nada para ellos y su único trabajo es querer humillar, pero Miley parecía tener una maestría en ignorarlos. No les dejaba el paso, al contrario, ellos lo hacían con ella, algunos con recelo, otros con miedo ¿a qué? Ni puta idea, y otros con lo que parece ser molestia.

Adelanté mis pasos para igualarla, una vez estuve al compás de sus pasos un par de chicos se dirigieron a mí, pero sin apartar la vista de Miley.

—Ten cuidado, Flavio. La tipa está bien buena, sí, pero está mucho más jodida que la situación. Te recomendamos que solo la folles y ya. No te conviene rodearte de personas como ella —terminan riéndose.

Entorno mis ojos con molestia y pienso responderles, pero Miley se me adelanta. No para mandarlos al diablo como pensé que haría, sino para enseñarles su bonito dedo del medio y seguir como si nada.

¿Cuándo dejará de sorprenderme?

—¿No piensas decirles nada? —pregunto aún estoico —. ¿No te importa lo que dicen de ti y las etiquetas que constantemente te ponen ?

Se encoge de hombros.

—Si la gente te pone etiquetas, límpiate el culo con ellas cuando defecas —dice como si nada y y tira la goma de mascar al cesto de basura más cercano.

Sonrío.

—Cuando sea grande quiero ser como tú —sonrío y sin pensarlo paso uno de mis brazos por sus hombros.

—Espacio personal, chico intenso —golpea mi brazo para que lo quite y se aleja unos pasos de mí como si le molestara mi cercanía —. ¿Qué te he dicho de esos impulsos tontos, querubín?— arquea una ceja con molestia.

—¿Te altera mi cercanía, fierita? — la agarro por uno de sus hombros para hacer que se detenga y le sonrío con picardía.

¿Saben? Yo no suelo ser así tan... lanzado con las chicas, ni tan intenso como dice, pero esta fiera sangrona saca un lado de mí que no reconozco.

—Yo diría que me irrita tu presencia —ladea sus labios.

Tomo la cámara en manos para intentar capturar sus gestos en una fotografía, pero me lo impide tapando el lente de la cámara con una de sus palmas.

—¿Me das un permiso?, intento capturar algo mucho más lindo que un paisaje.

—Tu estúpida cámara me enfocaba a mí — escupe como si no lo supiera con molestia.

—Exactamente —sonrío.

Rueda sus ojos.

—Mantén esa estúpida cosa lejos de mí —jadeo indignado.

—No ofendas a Sofi.

Miley arquea una ceja.

—¿Nombraste "Sofi" a eso?

Ignoro su mirada burlona mientras finjo quitar polvo inexistente de mi vieja amiga Sofi.

—No es tan raro —respondo a la defensiva.

—Sí lo es —aplana sus labios para evitar sonreír —como todo lo que tiene que ver contigo.

Una estruendosa y pegajosa pista de alguna canción empieza a resonar por todo lo alto salvándome de responder. Todos chillan y comienzan a gritar anticipándose a la canción.

Me doy cuenta de que de hecho, estamos casi a la orilla de la piscina donde están la gran mayoría de personas. Mi grupo de amigos siguen en la misma esquina, veo que Dorian al igual que Cristal ya están integrados en el grupo, pero mi amigo no está siendo muy parlanchín.

Algunos cuantos adolescentes salen del agua para bailar la canción que resulta ser muy insinuante y atrevida, pero que sin dudas provoca bailar.

Reconozco la canción Gimme more de Britney Spears.

Wff, tiempo sin escucharla.

Sonrío travieso y aprovechando que hoy parezco estar en mi mayor faceta como atrevido, tomo el brazo de Miley y la jalo hasta que choca contra mi pecho. Cosa que la sorprende y hace que pierda el equilibrio.

Con mis manos en sus caderas logro estabilizarla.

—¿Bailamos, fiera? —me atrevo a preguntar arriesgándome a ser mutilado por sus bellas manos.

Sus cejas se disparan hacia arriba en sorpresa, pero se recompone rápidamente.

—En tus sueños más húmedos, imbécil —riñe intentando safarse, pero mi agarre se afianza pegándola más a mí.

—En mis sueños húmedos hacemos algo un tanto más delicioso que bailar y con menos prendas —me escucho decir.

«¿Qué demonios me está pasando?»

Supongo que la sangrona se pregunta lo mismo por su gesto de confusión.

—No haré eso de restregarme contigo —frunce la nariz.

—¿Te da pena? Seguro que eres una frígida que no sabe ni mover la cintura. Una lástima —chasqueo la lengua despectivamente después de retarla por segunda vez.

Debo de querer poco mis pelotas como para seguir haciendo eso. Pero decido que soy un hombre arriesgado.

Miley entreabre sus apetecibles labios estupefacta.

—Eres un bastardo infeliz —acusa molesta—, uno que va a terminar con una maldita erección que perforará tus pantalones de niña.

Es lo que dice antes de pasar sus brazos por mi cuello, darme una mirada desafiante y empezar a moverse al ritmo de la música.

Esa es mi señal para saber que ha aceptado el reto.

Así que por segunda vez durante el día, estaré demostrando mis habilidades de baile recién descubiertas.

Suben el volumen de la música aún más, y yo me encargo de prestar toda mi atención en esta chica que últimamente ha estado volviéndome un loco intenso y desesperado por su atención.

Sin ningún tipo de vergüenza muevo mis caderas de manera seductora mientras dirijo mi mano a su espalda baja para acercarla aún más a mí. Ella arquea las cejas, pero no se queda atrás, mueve mágicamente su cintura mientras enreda sus manos en mi cabello y pronuncia muy bajito las letras de tan insinuante canción.

—𝘌𝘷𝘦𝘳𝘺𝘵𝘪𝘮𝘦 𝘵𝘩𝘦𝘺 𝘵𝘶𝘳𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘭𝘪𝘨𝘩𝘵𝘴 𝘥𝘰𝘸𝘯... (cada vez que ellos apagan las luces)

Creo que un suspiro escapa de mis labios debido a lo melodiosa y excitante que resulta ser su voz al cantar.

—... 𝘍𝘦𝘦𝘭𝘴 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘯𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘦𝘭𝘴𝘦 𝘪𝘯 𝘵𝘩𝘦 𝘳𝘰𝘰𝘮 𝘣𝘶𝘵 𝘺𝘰𝘶 (siento que no hay nadie en la habitación excepto tú) —continúa mientras desliza una de sus manos por mi torso sin dejar de moverse de manera lenta al ritmo de la música.

Nuestros cuerpos se acoplan a la maravilla al igual que nuestros movimientos, incluso parecen ensayados.

De un momento a otro escucho una risita por lo bajo y un par de manos se encarga de quitar la cámara que colgaba de mi cuello. Paty.

—Hazme sentir orgullosa y mueve ese esqueleto hasta hacerle derretir ese corazón de hielo y relajar esos gestos rudos— murmura en mi oído antes de salir corriendo. Yo solo la escucho y río por lo bajo sin dejar de hacer mis movimientos. De reojo veo cómo vuelve con el grupo de chicos que ahora supongo tiene toda su atención en nosotros.

Siento cada una de las miradas, pero no me cohibo. Miley parece ignorar a todos, excepto a mí. Me encanta eso.

—𝘊𝘢𝘮𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘳𝘦 𝘧𝘭𝘢𝘴𝘩𝘪𝘯𝘨 𝘸𝘩𝘪𝘭𝘦 𝘸𝘦'𝘳𝘦 𝘥𝘪𝘳𝘵𝘺 𝘥𝘢𝘯𝘤𝘪𝘯𝘨.(Flashes de cámaras mientras estamos bailamos sucio).

Ahora soy yo quien susurra en su oído. Puede que no tenga una voz melodiosa como la de ella, pero creo que no lo hago tan mal porque suspira.

Haciendo justicia a las letras, percibo varios flashes en nuestra dirección, pero trato de no darle importancia. Supongo que esa es Paty.

No somos los únicos haciendo eso del baile subido de tono, al contrario, estamos rodeados de muchos adolescentes rozando sus cuerpos, pero nosotros parecemos llamar la atención aún más que lo otros.

𝘛𝘩𝘦𝘺 𝘬𝘦𝘦𝘱 𝘸𝘢𝘵𝘤𝘩𝘪𝘯𝘨, 𝘬𝘦𝘦𝘱 𝘸𝘢𝘵𝘤𝘩𝘪𝘯𝘨. (Ellos están mirando, siguen mirando).

𝘍𝘦𝘦𝘭𝘴 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘵𝘩𝘦 𝘤𝘳𝘰𝘸𝘥 𝘪𝘴 𝘴𝘢𝘺𝘪𝘯𝘨... (Es como si la multitud estuviera diciendo)

𝘎𝘪𝘮𝘮𝘦, 𝘨𝘪𝘮𝘮𝘦 𝘮𝘰𝘳𝘦. (Dame, dame más)

Es cuando la canción llega a su punto más caliente que Miley se voltea y decide hondear sus caderas y con una de sus manos sujetar su cabello como si estuviese realmente acalorada. Inclina su rostro para verme fijamente mientras sigue haciendo sus movimientos y yo no me quedo atrás; mis manos hormiguean por tocarla, así que mi mano izquierda la poso sobre su abdomen plano mientras con la otra decido sostener por ella su mata de cabello.

Los chicos vitorean, silban y aplauden.

Decido darles una mirada fugaz que me deja ver a las chicas gratamente sorprendidas, los chicos me observan orgullosos, como si le estuviera haciendo un favor a nuestro género, Paty sonríe maravillada mientras no deja de fotografiar y Dorian me observa descolocado.

Vuelvo a prestar toda mi atención en esta fiera ardiente.

—...𝘠𝘰𝘶 𝘨𝘰𝘵 𝘮𝘦 𝘪𝘯 𝘢 𝘤𝘳𝘢𝘻𝘺 𝘱𝘰𝘴𝘪𝘵𝘪𝘰𝘯 (me tienes en una posición alocada) —susurro en su oído cuando decide mover su culo contra mí haciéndome apretar mis párpados para recolectar fuerzas de lo más profundo de mi ser y evitarme explotar y devorarmela ahí frente a todos.

...𝘞𝘦 𝘤𝘢𝘯 𝘨𝘦𝘵 𝘥𝘰𝘸𝘯 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘵𝘩𝘦𝘳𝘦'𝘴 𝘯𝘰 𝘰𝘯𝘦 𝘢𝘳𝘰𝘶𝘯𝘥.(Podemos agacharnos como si no hubiese nadie al rededor)

Cuando escuchamos esa parte ambos bajamos hasta el piso como si estuviésemos sincronizados y volvemos a subir.

Decido soltar su pelo y llevar mis dos manos a sus caderas para guiarlas al ritmo mío y hacer con ella lo que me plazca, mientras Miley echa su cabeza hacia atrás descansándola en mi pecho sin dejar de pronunciar las letras de la canción.

Estamos sudados así que nuestros cuerpos resbalan, no por eso nos detenemos.

Mis ojos no dejan de ver con anhelo sus labios. Ella enfoca esos pozos marrones en mí con fijeza provocando que desvíe mi mirada hacia ellos y logro detectar un brillo distinto. Me gusta. Joder que me gusta.

𝘛𝘩𝘦𝘺 𝘬𝘦𝘦𝘱 𝘸𝘢𝘵𝘤𝘩𝘪𝘯𝘨, 𝘬𝘦𝘦𝘱 𝘸𝘢𝘵𝘤𝘩𝘪𝘯𝘨. (Ellos siguen mirando, siguen mirando)

𝘍𝘦𝘦𝘭𝘴 𝘭𝘪𝘬𝘦 𝘵𝘩𝘦 𝘤𝘳𝘰𝘸𝘥 𝘪𝘴 𝘴𝘢𝘺𝘪𝘯𝘨... (Es como si la multitud estuviera diciendo)

Afianzo mi agarre en sus caderas enterrando mis dedos en su piel para luego darle una media vuelta de manera un poco ruda, pero sin lastimarla. Nuestros cuerpos chocan y sus manos viajan a mi pecho bañado por una capa de sudor.

Los chicos gritan alocados.

(Dame, dame más)

Gimme more. (Dame más)

Miley arrastra una mano por mi cuello hasta llegar a mi nuca y con la misma rudeza que empleé para darle la media vuelta, hace que mi rostro esté a escasa distancia de la suya, su nariz rosando la mía, nuestra respiración errática entremezclándose.

Su mirada fija en mis labios.

La mía fija en los suyos.

Cierro los ojos esperando ese beso arrollador, pero recibo algo que me descoloca; un mordisco en mi barbilla. Gruño por lo bajo.

Admito que esto del baile fue solo una excusa para poder tener su cuerpo tan pegado al mío. Y no me arrepiento.

Mi vista viaja hacia ese cautivante cuello que me tienta a lamer y morder. Está rojizo y usa una de sus manos para rascarse de manera disimulada fingiendo que solo se manosea.

Quito su mano llevándola hacia mi espalda, mientras yo hago lo que ya se me ha vuelto habitual. Me inclino y soplo para disminuir el ardor. Sus uñas recorren toda mi espalda dejando posibles rasguños que me tienen delirando. Nuestras caderas en ningún momento dejan de moverse a la par. La tengo justo en el centro con una de sus piernas entrelazada con una de la mía. Continúo soplando levemente y antes de sacar mi cabeza del escondite de su cuello dejo un casto beso que la hace estremecerse.

Mi pulso está tan desbocado que me da miedo que simplemente se me salga el corazón, o me dé un maldito ataque.

«No puedo morirme sin publicar aunque sea un libro.

Peor aún, no puedo morirme sin degustar a esta fiera que bombardea sus caderas con las mías, la misma fiera sangrona causante de mis recientes erecciones».

Seguimos rozándonos y haciendo movimientos endiablados, mi erección ha alcanzado el límite y del dolor en mis pelotas es mejor ni hablar. Todo se vuelve peor cuando los pezones de Miley creen que es hora de unirse a todo este rollo, endureciéndose y haciéndose notar detrás de esa fina tela del bikini.

Miley me hace dar una media vuelta y damos algunos pasos sin dejar de movernos, se separa de mí y rozándome con una mano decide dar una vuelta a mi alrededor como si fuese su presa, cuando vuelve a estar frente a mí tiro de ella por la cintura como si no soportara ni la más corta distancia entre nosotros.

Juro que estoy a punto de rogarle que me deje devorarle la boca, pero noto que no será necesario cuando vuelve a hacer que me incline hacia ella, nuestras miradas chocando al igual que nuestras caderas, entonces veo más que decisión en ellos.

Ella muerde su labio inferior y yo relamo los míos con anticipación. Se acerca de manera tortuosa hasta que nuestros labios están rozándose. Cierro los ojos casi lanzando un vergonzoso gemido de anticipación.

Entonces pasa.

Malditamente pasa.

Miley ejerce presión en mi pecho empujándome hasta que sin darme cuenta, estoy siendo lanzado de espalda a la piscina. El agua salpica de una forma épica y me encuentro en segundos en el fondo de la piscina.

Incluso creo que trago un poco de agua porque la caída fue una absoluta sorpresa. Con mis pies me impulso hacia la superficie y tomo una profunda bocanada de aire cuando mi cabeza logra salir del agua y luego de eso toso vergonzosamente.

Escucho jadeos de sorpresa, risas, abucheos, silbidos y hasta aplausos.

Indígnate.

Malditamente indignante.

Despejo todo rastro de agua de mis ojos y los estrecho hasta localizar a la que es sin duda un demonio encarnado en una chica sexy. Está agachada con una de sus rodillas contra la orilla de la piscina y una de las esquinas de sus labios alzadas al igual que sus cejas.

Nado hasta ella y le doy una mirada que muy bien podría matarla si dispararan dagas.

—Eso es para que aprendas a no retar a Miley Grey. Nadie lo hace y sale ileso y triunfante.

—¿Fue algo así como una venganza? —pregunto descolocado. Debo admitir que yo realmente no esperaba esto.

—Me retaste dos veces, ¿creíste que vine solo por eso? —se carcajea divertida y maldita sea, mi enojo se difumina dejándole paso a un calor en el pecho. Yo definitivamente podría poner el sonido de su risa como tono de despertador. Y así sea a las seis de la mañana, si la escucho, me levantaría plenamente feliz.

»Vine para darte una puta lección, y por la comida, claro —se encoge de hombros y se incorpora dirigiéndose de hecho al área de picaderas.

Un suspiro largo se me escapa mientras tomo impulso con las manos en la orilla de la piscina y salgo. Camino hasta llegar a la esquina donde están mis amigos, muchos dentro del agua y otros simplemente sentados en los bordes, pero sin duda todos riéndose.

—Amigo, eso fue brutal —se burla Gabe. Lo observo molesto.

—Oh, sean buenos con él, debe de tener un fuerte dolor de pelotas —ríe Robbie.

—Fue lo más caliente, sucio, excitante y vergonzoso que he visto —se une Jaggie.

—Cállense —siseo.

—No te molestes, Flav. Ese baile estuvo ardiente —se abanica Clary con las manos —, ¡y esos movimientos parecían hasta ensayados!

—Concuerdo —asiente Beck.

—Lo mejor fue sin duda cuando te arrastró sin darte cuenta hasta el borde de la piscina y te hizo creer que ella malditamente te iba a besar, luego ¡boom! te empujó de una forma épica —narra Gabe en medio de un ataque de risa.

Entorno los ojos en su dirección.

—No necesito que lo recuerdes, ya lo viví.

—Ah, eran como el puto centro de atención, te puedo asegurar que mañana estarás en la columna de chismes del periódico escolar.

Hago una mueca molesta con mis labios.

—No si soy yo quien lo redacto, molesta Paty.

—No sabía que vendría —haba Dorian por primera vez en tono serio.

—Yo sí sabía que tarde o temprano llegaría, Flav se encargó de convencerla —responde Paty.

—Solo la invité, no fue como que le insistí o rogué para que viniera —le restó importancia.

—¿Es algo así como tu novia? —cuestiona Derek divertido.

—Ya quisiera —ríe Patricia.

—Con amigos como tú no pido enemigos —bufo.

—¿Entonces puedo ir por ella? Está malditamente buena —habla Flynn.

—¿Buena? ¿No viste cómo le queda ese pequeño bikini? Joder —delira Gabe.

—No, y cómo se mueve la condenada —suspira Robbie.

—Sí, yo creo que...

—Ya, dejen de babear por ella —interrumpo frunciendo el ceño.

Dorian arquea una ceja.

—¿Entonces eres el único que puede putamente babear por ella?

—Solo te falta que la orines —ríe Sol.

—Son molestos, muy molestos —ruedo los ojos—. Mejor métanse al agua a ver si se callan de una vez —digo tomando mi cámara y poniéndome de pie.

—Seguro que va detrás de ella — asegura Clary.

Los ignoro y me dirijo a la cabaña donde se encuentra Miley engullendo bocadillos sin hacer contacto visual con nadie. Camino hasta ubicarme detrás de ella y estirar mi brazo hasta tomar un nacho, hundirlo en queso derretido y llevarlo a mi boca.

Siento a la fiera de Miley tensarse antes de alejarse y voltearse de manera brusca hacia mí.

—Te pasaste —señalo.

Encoge sus hombros como si no le importara lo que le estoy diciendo y continúa en lo suyo. Empiezo a despotricar diciéndole que me dejó en ridícula frente a mis amigos, pero ella se muestra imperturbable.

Hunde sus dedos índice y mayor en un pequeño bol con queso derretido y lo lleva a sus labios lamiendo hasta el último rastro.

Ladeo mis labios en una mueca de asco.

—Eres una cochina, Miley.

Dando su última lamida saca primero su dedo índice y luego el mayor para finalmente hacerme un gesto grosero con él.

Contra todo pronóstico río sonoramente en lo que ella decide acercarse hacia donde algunos chicos se están sirviendo bebidas.

La sigo.

—Deja de seguirme el culo —sisea.

—No tengo la culpa de que nos estemos dirigiendo al mismo lugar —respondo fingiendo inocencia.

Hay diferentes tipos de bebidas, cócteles, cervezas, refrescos y hasta ron. Estira su mano como si fuese a tomar una cerveza, pero a último momento la deja paralizada en el aire dudando. Termina por cerrar su puño para luego coger una lata de refresco.

Estrecho mis ojos con curiosidad y trato de morderme la lengua para no ser imprudente.

Trato, pero fracaso.

—¿No tomas alcohol?

Ella se tensa ante mi pregunta, pero luego suspira.

—Ya no tanto, prefiero evitarlo —musita antes de darle un trago a su refresco.

Yo por mi parte decido que no tomaré más alcohol por hoy, así que me voy por mi fiel amiga.

La Coca-Cola.

Minutos después estamos caminando de regreso hacia la piscina por lo que recuerdo que aún no le he reclamado.

—Por tú culpa seré la burla de mis compañeros hasta quién sabe cuándo —arrugo el entrecejo.

—Tú te lo buscaste, chico intenso —chasquea la lengua.

—Pero lo disfrutaste tanto como yo —sonrío lobuno.

—¿Hacerte pasar pena? Desde luego —encoge uno de sus hombros.

—No, restregar tu bonito culo contra mi entrepierna.

Se detiene por unos segundos, pero luego se recompone y agiliza sus pasos. Trato de alcanzarla entre risas pero algunos conocidos me interceptan para saludarme, otros para averiguar y otro poco para socializar.

Cuando termino de llegar diviso a la fierita sumergida dentro del agua y allí, rodeada de tantas personas, pero a la vez alejada de ellas, resalta como ninguna, al menos para mis ojos. Se ve completamente inalcanzable, fuera de mi liga.

Trago saliva y me dispongo a ir por mi cámara para fotografiarla, pero cuando mi grupo de amigos se dan cuenta de mi presencia comienza el desmadre.

Todos gritan a coro burlándose de mí:

"Y la culpa no era mía, ni cómo bailaba, ni cómo reía. Y la culpa no era mía, ni cómo bailaba ni cómo reía. ¡El cachondo eras tú! ¡El pendejo eras tú! ¡El empalmado eras tú! ¡El embobado eras tú!"

Ellos cantan a la vez que aplauden, yo gimo resignado porque ya sabía que no se podían quedar callados.

Repito, con amigos como ellos no hacen falta enemigos.

—¡Son unos traidores de puta madre! —trato de parecer enfadado pero cuando continúan con la cancioncita nefasta termino por reír.

Paty sale del agua y se acerca en lo que yo cuelgo la tira de la cámara en mi cuello y la sostengo dispuesto a capturar más momentos memorables.

—Tienes mucho que explicar, Flav —me dice.

Me hago el desentendido.

—No le debo explicaciones a amigas traicioneras —eso provoca que ría y para apaciguarme me de un sonoro beso en la mejilla.

—Para eso estamos los mejores amigos, para burlarnos de las desastrosas experiencias.

—Maravilloso concepto de amistad el tuyo, patito.

Se encoge de hombros y se encamina en dirección a su mansión.

Localizo con la vista a Dorian y él me está mirando con ese ceño fruncido que me tiene confundido, no entiendo el porqué estoy siendo receptor de esa mirada desde hace ya un rato.

Camino por los al rededores de la piscina mientras que con el lente de mi cámara enfoco desde la distancia hacia el centro de la piscina donde desciende la delgada figura de Miley que con sus manos echa para atrás su pelo y se deshace del resto de agua en su cara. Espero un poco antes de capturarla y lo hago justo en el momento en que sus labios se entreabren para llevar aire a sus pulmones.

Majestuoso.

Si te fijas con atención te das cuenta que ella parece no encajar entre ese tumulto de gente rodeándola, todos ríen y socializan. Ella... solo es ella.

Río por lo bajo porque estoy cada vez más seguro que esa mujer no nació para encajar en esta aburrida y patética sociedad, ella nació para brillar y destacar. Para bien o para mal.

Reprimo mis instintos de seguirla hasta donde se encuentra porque estoy empezando a creer que realmente parezco un perrito faldero intenso.

Cuando Paty vuelve, juntos nos sentamos a la orilla del borde ella burlándose nuevamente y tratando de sacarme información, la cual no obtiene por traicionera. Desiste y cambia de tema.

—¿No crees que Dorian está como un poco serio? —cuestiona la rubia con su mirada fija en nuestro amigo, la imito estudiándolo con la mirada.

—Es así cuando se rodea con otras personas que no son de su entorno, sabes que no tiene esa capacidad y soltura para socializar como nosotros —digo.

—No es que no posea dicha capacidad, es que no le interesa mucho.

—No más de lo necesario —añado.

—No se separa de su amiguita —señala.

—Es su invitada, es lógico que permanezca a su lado.

Mi amiga arquea una ceja.

—Cállate, Flavio —resopla.

Estrecho mis ojos con sospecha.

—¿Te cae mal Cristal? —cuestiono divertido.

—¿Debería?

—No lo sé, dímelo tú —sonrío.

—Supongo que no, solo que es raro que Dorian traiga a una chica consigo a una fiesta.

—¿Debería de traer un chico entonces? —continuó provocándola.

—No seas molesto, sabes a lo que me refiero —rueda los ojos—. Aunque si a Dorian le fuesen los hombres tú serías su chico.

Río porque eso es lo que ha dicho en varias ocasiones.

—Sería muy afortunado entonces.

—¿Tú? —pregunta sonriendo.

—No, loca, él —terminamos riendo.

—Pensé que ese tipo de chicas no eran su tipo—continúa con el tema de Dorian y su amiga.

—¿A que te refieres?— curioseo.

—Rubias, ojitos claros, pequeñas, bonitas, sencillas —arruga sus labio y la señala —así.

Arqueo mis cejas.

—¿Como tú?

Eso parece descolocarla durante unos segundos.

—¿Ah?

—Casualmente dijiste tu propia descripción.

—Me refería a Cristal, Flavio —responde entre dientes.

—¿Por qué pensaste que una chica así no sería su tipo? —cuestiono creyendo saber por dónde va todo esto —. ¿Crees que es mucho para él?

Se sorprende por mis palabras directas, pero niega repetidas veces.

—No, no, no es por eso. Por supuesto que merece una chica así, es solo que... —suspira con su vista fija en las personas dentro de la piscina.

—¿Qué?

—Oye, ¿ese no es André? —pregunta cambiando descaradamente de tema, voy a refutar, pero frunzo el ceño cuando en efecto encuentro a André succionando la boca de una chica que no es su novia.

André es un compañero de curso de nosotros, al igual que yo es muy sociable dentro del School Brunx y pertenece al club de debates del instituto, también es conocido porque se pavonea con su novia Lindsey, que pertenece al consejo estudiantil. Ambos están locos el uno por el otro, o eso parecía.

—Tragándose a la hermana de su novia —dejo escapar sorprendido.

La chica con la que se está besando es la hermana de Lindsey que también va al School Brunx, solo que un año menos que nosotros.

—Bastardo infiel, ¿cómo es que hace eso tan deliberadamente?

—Creo que está borracho, aunque no lo justifica en lo absoluto, sigue siendo un acto igual de vil —apunto.

—Yo prefiero no presenciar una infidelidad tan baja como esta. No estoy de acuerdo con referirme al género femenino con insultos como perra o zorra, pero ella me lo pone difícil.

—¿A dónde vas? —pregunto cuando veo su intención de irse.

—A alcoholizarme un poquito, no tolero eso. Terminaré echándolo de mi casa por perro infiel.

Se pone de pie y se aleja hasta donde están los chicos.

Varias personas ya se han percatado de lo que está haciendo André, pero la mayoría solo lo ignora, algunos se alejan, otros le dan miradas de odio y unos pocos idotas vitorean que se esté manoseando con Abril como si no tuviese una novia.

Todo empeora cuando minutos después visualizo a Lindsey acercándose a la piscina mientras que con una sonrisa amable saluda a todos a su paso como siempre.

Mierda.

Siento una presencia a mi lado y me distraigo unos segundos cuando noto que es Miley sentándose en el bordillo de la piscina a mi lado, pero nuevamente llevo mi vista hacia Lindsey que se acerca cada vez más y luego hacia André que continúa besuqueándose con la hermana de su novia.

Miley sigue mi mirada y frunce bastante el ceño.

—Esto va a ser muy duro para ella —musito sintiendo empatía por la chica.

Trato de incorporarme para evitar el que Lindsey se acerque más y así evitarle este mal momento, pero Miley parece leer mis intenciones por lo que con una mano en mi brazo detiene mis movimientos.

—No lo hagas, si evitas que presencie tal acto puede que le ahorres un desagradable momento, pero eventualmente sucederá, y será peor para ella.

Sus palabras me hacen entrar en razón por lo que me acomodo nuevamente.

—Es que... —Intento explicarle.

—Puede que por querer evitarle momentáneamente una desilusión contribuyas a más días, semanas, meses o quizá años de un dolor que tarde o temprano terminará enfrentando. Porque colapsará eventualmente. Mientras más pronto abra los ojos y enfrente la realidad, mucho mejor —Miley encoge sus hombros con la mirada en el agua cristalina de la piscina.

Escucho la voz de Lindsey a mi espalda saludando a unos que otros compañeros hasta que posa su mano en mi hombro como saludo.

—Hola, Flavio.

—Mhmm... Hola, Lind. No pensé que vendrías por lo que dijiste por el grupo de whatsApp.

Ella ríe despreocupada.

—Sí, es que logré terminar con mi compromiso antes y decidí pasarme un rato, además que And estaba un poco disgustado conmigo por no venir con él —hace una mueca lastimera y recorre el área con la vista —¿No lo has visto?

Voy a responderle, pero me percato de que no hace falta ya que se tensa cuando encuentra a su novio besándose con su hermana.

Un pequeño jadeo se escucha por su parte.

—No...

Maldición, nunca me había visto envuelto en una situación tan incomoda como esta.

Los ojos claros de Lindsey se cristalizan debido a las lágrimas y su piel pálida se torna rojiza. Lleva una de sus palmas a su pecho como si así tratara de disminuir el dolor que me imagino ha de estar sintiendo.

Uno de los chicos al rededor de André lo codean para que se percate de la presencia de su chica, bueno, no sé si seguirme refiriendo a ella como su novia es una buena idea.

Cuando el chico la visualiza empuja a Abril lejos de su cuerpo como si su cercanía le quemara.

De manera simultánea las personas que se encuentran aún dentro de la piscina van saliendo como si quisieran evitarse el drama que está a punto de detonar.

En cuestión de segundos solo queda él y la chica dentro del agua, per parece reaccionar y sale de manera rápida acercándose hacia la rubia.

—C-cariño...

—No me toques, André —sisea Lindsey en medio de un sollozo.

—Perdón mi amor, no... no sé cómo fue qué pasó. Déjame explicarte...

—No hace falta, ya he visto cómo te tragabas a mi hermana delante de todos —la chica se limpia de manera brusca las lágrimas que derrama.

—Hermanastra —corrige Abril sosteniendo el brazo de André cuando llega hasta donde está él.

—Suéltame —gruñe el susodicho sacándose del agarre de Abril.

—Sé que posiblemente estaré pasando la mayor de las vergüenzas, pero necesito saber ¿por qué? Estaba siendo la mejor novia —sus labios y manos temblaban mientras hablaba atropelladamente —me puse incluso en contra de mis padres por salir contigo, cambié para ti, traté con todas mis fuerzas ser la mejor novia y la más comprensiva. Te complacía sexualmente incluso cuando no quería hacerlo solo para que no fueras a buscar lo que yo no te podía dar en otras ¡y fue exactamente lo que hiciste maldita sea!

Mierda, las palabras que salen de ella tienen tanto sentimiento y dolor que noto cómo a algunas chicas se les agua los ojos también.

—Solo fue un beso, cariño —intentó justificarse de una manera nefasta.

—¿Y se supone que eso debería disminuir el dolor de la tradición que me escuece en el pecho? ¡Pues no! ¡No, André!

—Estás exagerando, nena, solo fue un beso de borrachera, no significa nada.

—No significará nada para ti, pero para mí significan dos años desperdiciados a la basura, significa traición, significa que todas las personas que me advirtieron que no valías la pena y que no me merecías tenían razón —solloza más fuerte mientras más lágrimas son derramadas sin control—. Significa jodidamente tanto porque ahora entiendo que traté de formarme como novia ejemplar para que tus padres me aceptaran, para ser suficiente para ti cuando el que terminó siendo insuficiente fuiste tú.

»Dejé de ser yo para encajar contigo, limé mis piezas para acoplarlas y hacer que encajasen con la tuyas. Me despojé de piezas realmente importantes de mí para formar parte de tu estúpido rompecabezas ¡Menuda idiotez!

—Lind, no hagas un escándalo, discutamos esto en el camino —intentó acercarse, pero se ganó una bofetada que le viró el rostro.

—¡Que no me toques con esas sucias manos! Tú y yo no vamos juntos a ningún lado, perro infiel.

Miley silva bajito.

—¡No hagas un puto escándalo, joder! Solo fue un maldito beso, Lindsey.

La chica jadeó indignada y dolida.

—¿solo un beso? ¿Cómo demonios te sentirías si fuese por ahí a besar delante de todos a tu hermano? Maldita sea que hasta decirlo es un acto bajo y vil.

André frunce el ceño.

—No lo pensé, ¿sí? No lo hice, pero estoy arrepentido.

—Ese es tu problema y el de todos los putos infieles, no piensan ¡no lo hacen! Si las personas pensaran cómo se sentirían ellas mismas si los otros le hicieran lo mismo que le están haciendo, si practicaran la empatía y se pusieran en los zapatos del otro, te aseguro que no habrían infidelidades, no existieran maldades, mucho menos abundarían los corazones rotos.

Lindsey le da la espalda paramarcharse, pero él la detiene.

—No puedes simplemente dejarme, cariño, no puedes acabar con lo nuestro —en vez de una súplica suena como una orden.

—No lo hice yo, no fui yo quien acabó con "lo nuestro" fuiste tú cuando decidiste que lo que yo te ofrecía no era suficiente —la rubia traga con dificultad y da pasos lejos de él.

»No te mentiré diciendo que no me duele, porque maldita sea, cómo lastima —jadea con la mano en el corazón— pero te puedo asegurar que el dolor no será eterno, tarde o temprano lo superaré, y algún día encontraré a una persona que despierte en mí el deseo de volver a arriesgarme, de volver a entregarme, pero no será por completo como lo hice contigo, porque me enseñaste bastante.

»Mi error fue entregarme completamente a un ser que no supo valorar mis piezas. Bien dicen que el que se entrega por completo, jamás regresa entero.

—Lind...

—Tarde o temprano yo lo superaré y volveré a amar, encontraré a una persona que lo apueste todo por mí, como merezco, ¿pero tú? —ríe sin una pizca de humor— tú no encontrarás a alguien lo suficientemente estúpida y arriesgada para amarte como yo lo hice. ¿Sabes por qué? Porque las cosas y personas buenas solo pasan por tu vida una sola vez.

»Y contigo no me molesto en malgastar saliva, porque yo pude haber perdido un novio de dos años, pero tú perdiste a una hermana y una amiga de toda la vida —sisea en dirección a Abril y son las últimas palabras que dice antes de marcharse.

Un par de chicas la acompañan para asegurarse de que esté bien, el resto ignora la presencia de la alimaña infiel.

—Vamos, mi amor. Igual no vale la pena —le dice Abril a André, pero este la aleja de él y sale detrás de Lindsey.

Miley se pone de pie y camina hasta donde se encuentra la muchacha observándola despectivamente.

—Hazte un favor, recoge tus cosas y lo que se te cayó y lárgate —dice señalándole el piso y mirándola como si le causara repulsión.

La chica le arquea una ceja sin dejarse intimidar y responde: —No se me queda nada importante en esta nefasta fiesta.

—Yo creo que sí, allí está tú dignidad y amor propio —señala Miley nuevamente hacia el piso con total molestia.

Abril la insulta y luego desaparece.

La fiera toma asiento nuevamente a mi lado y su ceño se mantiene fruncido al igual que los puños de sus manos apretados. Me dedico a observarla con curiosidad.

El ambiente sigue un poco tenso y silencioso después de la escena que acaba de pasar.

—Malditos infieles —despotrica con su voz cara gafa de desprecio.

—¿Alguna mala experiencia? —curioseo.

—¿Debo de haber tenido una mala experiencia con perros infieles para odiarlos? —cuestiona tajante.

Suspiro.

—No, tienes razón.

—Me da pena, pero sobre todo me repugna.

—¿Lindsey te da pena? —arqueo mis cejas, ella las frunce.

—Ella no, el bastardo de André. La pena la causa él porque de los dos, quien pierde a quién es el infiel —termina por encogerse de hombros.

Por un momento se hace un silencio incómodo en el lugar, luego noto como cada quien sigue en lo suyo como si no hubiese pasado nada.

Miley y yo permanecíamos sentados los dos uno al lado del otro sentados a la orilla de la piscina y con los pies jugueteando en el agua. En silencio. Tengo que admitir que me sorprende que aún no haya intentado ahorcarme.

Y ahí sentado cerca, con nuestras rodillas rozándose, me percato de que en el dorso de sus mano, al rededor de estas y en sus antebrazos hay leves rasguños o cortes como los de sus muslos, casi invisibles, pero existentes.

Decido dejarlo pasar para no incomodarla.

—Oye, pequeña fiera —la llamo por el mote que siento le va perfecto, como todos los que le he puesto. Ladea la cabeza al observarme esperando que hable—. Puede que suene tonta la pregunta y sé que no viene al caso, pero ¿crees en el amor?

Con la escena de la que fuimos testigos hace un rato la pregunta se me ha clavado en la mente. Ellos dos parecían muy enamorados, pero según las palabras de Lind, era más una fachada que ella se encargaba de mostrarle a todos, incluso a ella misma.

Miley mira hacia el horizonte, supongo que pensando su respuesta, ladea sus labios en una mueca de molestia hasta que decide hablar aún mirando al frente.

—Siempre debemos creer en el amor —responde sin una pizca de emoción en la voz y a último momento conecta sus ojos con los míos, que no dejan de observarla impasible—, aunque solo nos dure un polvo...

Sus palabras me descolocan y sonrío confuso, pero maravillado.

—¿Nos besamos? —suelto.

Disfruto ver su rostro contrariado por la sorpresa, pero luego se recompone y dibuja un gesto de irritación.

—No. supéralo.

—Algún día será —me encojo de hombros.

—Eres masoquista, por lo que veo —frunce los labios.

—Parece, pero no lo sabía hasta que senté mi hermoso culo en aquel pupitre de tu posesión.

Creo ver un destello de diversión en sus ojos oscuros, pero lo borra con rapidez para paseando varias veces.

—Y desde ese momento has tenido las pelotas para retarme —dice como si todavía no se lo creyera.

—Y tú de soportarme —añado.

—Tarea difícil. Eres muy intenso —rueda los ojos.

Voy a responder, pero la figura de Paty se sienta entre Miley y yo.

—Te juro que a veces lo odio tanto —musita.

Arrugo mi rostro con preocupación.

—¿Qué paso, patito? —pregunto captando el olor a alcohol que destila mi amiga.

—Dorian —dice como si eso respondiera todas las preguntas, pero lo que provoca es más confusión.

—¿Otra vez discutieron? —pregunto cansado — No entiendo porqué diablos siempre están discutiendo.

—Está vez te juro que se pasó, Flav. Él... —sus palabras arrastradas muy difícilmente puedo lograr a entenderlas.

—¿Qué? —la motivó a continuar con su explicación, pero pasa sus dedos por las camisuras de sus ojos y se pone de pie.

—No lo entiendo, pero ya no me interesa hacerlo. Me largo a beber, eso soy puedo hacerlo fácil —dice y se va a reunirse con un gran grupo de chicos, incluidos mis amigos sentados en el pasto del césped. Desde donde estoy puedo verla llevando una botella de cerveza a su boca y tragar sin siquiera tomar receso.

—Y yo no los entiendo a ustedes —musito para mí.

—Es porque estás más ciego que Dora y esa chica del pelo azul de la famosa serie animada — Miley me recuerda su presencia.

Arqueo mis cejas.

—¿A qué te refieres? —cuestiono.

—Lo qué pasa entre tus amigos no es de mi incumbencia, ni que seas un ciego tampoco.

—Siempre tan amable —digo con sarcasmo.

Ya hemos pasado en la misma posición al menos más de media hora, no hemos hablado mucho, pero como he disfrutado de su compañía, pero por supuesto que lo arruina cuando dice:

—Yo creo que es hora de irme —intenta levantarse.

La detengo provocando que su culo aterrice en mi regazo.

Uy, que desgracia.

—La noche recién comienza, fiera.

Hace el movimiento ese con sus cejas que me hace fruncir el ceño y por no saber hacerlo.

—¿Desde cuándo eres el alma de la fiesta?

—Ya te he dicho que no solo soy un nerd de estudios —me encojo de hombros sujetando con fuerza sus caderas aguantándome las ganas de restregar su bonito trasero contra mi entrepierna.

¿Qué? No soy de palo, hombre.

—Quita tus manos de mi trasero, ¿quieres?

—Oh —digo con fingida sorpresa —. Tienes como un imán por dentro que me atrae hacia ti —murmuro cerca de su oído —. Juro que nunca he sido tan tocón con una chica como lo estoy siendo contigo.

—No detecto arrepentimientos por eso —dice esperando que aleje mis manos.

—Porque no me disculpo por actos de los que realmente no me arrepiento. Y tocarte nunca, pero nunca será algo por lo que me arrepentiré.

De repente su rostro que rara vez está del todo relajado como ahora, se torna tenso y preocupante. Usa sus manos para alejar las mías de ella y ponerse de pie.

—No digas eso, no me conoces y por tu bien es mejor que mantengas la distancia. No me gusta ser tocada —dice entre dientes.

Me pongo de pie sin entender nada.

—Pues no te veo incómoda cuando lo hago, al contrario, noto cómo tus vellos se erizan, cómo te estremeces y desconectas de todo. Eres muy receptiva a mi tacto, Miley. No actúes como si mi contacto te asqueara porque sabes no es así. Y no se siente bonito que me hagas creer eso —frunzo bastante el ceño— jamás me atrevería a tocar a nadie que no desee ser tocada, por más que me esté muriendo de ganas por hacerlo.

Solo de imaginar que ella está pensando eso de mí me hace hervir la sangre y contener la molestia que eso me produce.

Sus pupilas se mueven de manera rápida hacia los lados, eso como si no entendiese de lo que hablo, pero estoy seguro de que recién se da cuenta de que sí disfruta nuestro cortos momentos de roces, y se ve notablemente sorprendida.

—Ese es el problema —murmura para sí misma, pero alcanzo a escuchar.

«¿Qué carajos con Miley? A veces simplemente no entiendo su forma ser.

—El problema es que quisieras que mi toque te asqueara o molestara, pero no es así —Me acerco a ella comprendiendo y, de manera lenta para darle oportunidad de detenerme, cepillo su barbilla con dos de mis dedos.

Cierra sus ojos para abrirlos segundos después y quedarse viendo por detrás de mí.

—No me gusta lo asquerosamente debilucha que me pongo cuando lo haces —admite. Sonrío complacido sin dejar de acariciarla.

—Aunque no lo creas, a mí también me sorprende, pero no me opongo. Me cautiva lo nuevo y me atraen las nuevas sensaciones.

—Mmm. Mejor me voy.

Entrecierro los ojos.

—No, espérate un rato más y Dorian y yo te llevamos. Está muy oscuro ya y supongo que no vives nada cerca.

Frunce el ceño y chasquea la lengua.

—Mejor ve a atender a tus amigos.

—Estoy contigo —conecta su vista con la mía.

—No soy tu amiga.

—Me alegro de que no me mandes a la friendzone, porque lo que quiero de ti no es precisamente una amistad —me encojo de hombros, aunque eso debería de preocuparme debido a que me acerqué a ella precisamente por dos razones, y esa era una.

Al diablo con eso.

Bufa y vuelve su mirada nuevamente detrás de mí.

—Tus amigos...

—Mis amigos saben divertirse muy bien por su cuenta —digo divertido.

—Se nota —señala detrás de mí, sigo su mirada hacia Paty y lo que veo me deja descolocado.

Me acerco con premura hacia donde yace al rededor de un par de chicos y chicas y algunos de mis compañeros de trabajo mientras todos beben sin descanso.

Pero eso no es lo que me tiene jodidamente asombrando, sino la situación en la que está mi amiga.

Río fuerte porque es lo único que me sale hacer. No lo puedo creer, ahí está Paty besándose con Jaggie, quien le come la boca sin reparos y parece que lo están disfrutando demasiado, específicamente Patricia, ya que hasta deja que le apretuje las tetas. Esto se salió de control.

Algunos chicos están babeando porque la imagen es algo erótico de ver, tengo que admitirlo. Otros están maravillados y algunas chicas se notan curiosas.

Paty está ahorcadas encima de Jaggie mientras sus labios devoran los de la otra y hacen a sus lenguas y manos partícipes de ese encuentro. Jaggie abandona uno de sus senos para masajear su culo y mi amiga se frota sin descanso sobre su conquista.

—Oh mierda, esto es caliente —dice Gabe.

—Si siguen haciendo eso terminaré pajeandome en un rincón de la casa —murmura Robbie sin dejar de ver la escena y Drake lo golpea por sus palabras.

Paty se separa de Jaggie –supongo que para tomar aire– atrapando entre sus dientes su labio inferior, pero en seguida Jaggie vuelve a adueñarse de su boca.

Me aclaro la garganta.

¿Por qué demonios ninguno podemos quitar los ojos de esa escena?

—Creo que tu amigo te necesita más que Patricia en este momento —habla Miley y la observo solo para ver como su mirada se dirige hasta otro punto algo más lejano, y cuando encuentro el destino siento mi cuerpo tensarse de inmediato y mi pulso comenzar a acelerarse debido a la ira contenida.

—¿Qué demonios, Dorian? —exclamo con sorpresa y un enojo creciente—¿cómo diablos te atreves? ¿Y qué mierdas hace ese animal aquí?

Lanzo preguntas al azar en voz muy alta, pero para mí mismo.

Me encamino a grandes zanacadas hacia donde está mi amigo con ese bastardo hablándole. Trato de calmarme antes de llegar porque sé que está es una batalla con la que aún lucha Dorian y que ese tipo se aparezca en su vida nuevamente no es buena señal.

—¿Qué diablos haces aquí? —escupo una vez he llegado hacia ellos. Dorian me mira con sorpresa y logro ver angustia en sus ojos.

Trato de calmarme, pero es imposible con la nefasta presencia de Sheo, el causante de muchas desgracias en la vida de Dorian.

Le arrebato una bolsita con pastillas de colores a mi amigo y luego procedo a colocarme en el medio, como si lo protegiera de toda la maldad que trae Sheo consigo. Es pura destrucción y arrasa con cualquiera a su paso.

Sé que solo destilo veneno en contra de él, pero es pura basura y se lo tiene merecido.

—Es una fiesta, niño, vine a divertirme y traer diversión a este aburrido lugar —expresa con burla sin dejar de ver a Dorian.

Le tiro a la cara la bolsita con su mierda.

—Lárgate con toda tu basura, aquí no eres bienvenido.

—Te ves tan patético intentando proteger a alguien que no quiere ser protegido, a él le gusta esto, lo que soy y lo que le ofrezco. Estaba a punto de adentrarse a la diversión cuando llegaste a arruinarlo —escupe con desprecio.

—Mentira, es mentira, amigo... Él... Él intentó convencerme, pero estaba mandándolo al diablo cuando apareciste —dice mi amigo desesperado, puedo notar el miedo de que no crea en sus palabras, pero yo sé de su lucha, lo conozco. Él dice la verdad.

—Te creo, amigo. No tienes ni que jurármelo. Confío en ti.

—Si confiaras en él no estuvieras aquí, ¿ese es tu amigo?— cuestiona en dirección a Dorian con burla —. Ni siquiera cree que puedes rechazar estos dulces, no te cree capaz.

Mis puños se cierran con fuerza. Las veces en las que me he molestado con tanta potencia como ahora son escasas. Sucede cuando se meten con los míos, no lo tolero.

—¡Eso no es así! Sí confío en él, porque ha demostrado hasta ahora que puede mantenerse limpio, pero no es sano cuando personas de tu calaña quieren introducirlo de nuevo en ese maldito mundo de dónde le ha costado salir.

—No puedes impedirme acercarme a él, es mi amigo incluso antes de que lo conocieras. Eres un puto metiche —gruñe.

—¿Te haces llamar amigo cuando lo único que has hecho es joderlo? Estas enfermo, busca ayuda o vete a podrirte en tu miseria tu solito, pero no vengas a querer arrástralo contigo —estrecho mis ojos con enojo.

—Lárgate de una puta vez, Sheo y por lo que más quiera ya déjame en paz —sisea Dorian poniéndose a mi lado. El da dos pasos hacia adelante para acercarse a mi amigo pero yo me interpongo nuevamente.

Siento mis puños apretarse aún más y no puedo evitar salir en defensa de Dorian, es mi mejor amigo y odiaría que volviera a caer en ese oscuro agujero.

—¡Déjalo en paz, con un demonio! ¿No ves que lo único que has hecho es joderle la vida? Ya no lo busques, maldita sea —siseo al borde de la cordura.

Sé que he llamado la atención de algunas personas que rondan por los alrededores, pero lo ignoro. Agradezco que Paty esté lo suficientemente alejada como para percatarse, porque con la cantidad de alcohol que lleva en su sistema puedo imaginarme el alboroto que armaría con tal de sacar a esa basura de su casa.

—Lárgate, Sheo —la voz cortante y filosa de Miley intercede tomándonos a todos por sorpresa.

¿Está defendiendo a Dorian?

Sheo se recupera de su sorpresa con facilidad para luego sonreír con malicia.

—Otra vez nos encontramos, pero ahora luces más sobria y...

—Que te largues de una puta vez —repite esta vez enterrándole sus uñas en su delgaducho brazo.

Sheo es desgarbado y pálido, su pelo castaño está revoltoso y sus ojos marrones acompañados de ojeras profundas. Luce más viejo de lo que realmente es. A pesar de la situación no borra esa sonrisa maldita que siempre lleva.

—Vamos, los chicos que antes solían ser divertidos ahora fingen ser buenos —resopla—. De esta vida uno no sale tan fácilmente —termina por decir con claro resentimiento.

Sus palabras son como un balde de agua fría, ¿qué tiene que ver él con Miley y por qué parece conocerla desde antes?

—Deja de dar lástima y por tu bien es mejor que arrastres tu pordioseo y seco trasero de este lugar antes de que llame a la policía para informar que estás vendiendo drogas en una fiesta repleta de menores de edad. Eso, encima de que te le estás acercando al chico que tiene una orden de alejamiento en tu contra.

Sus plantas están cargadas de veneno y cuando termina de hablar dibuja una pequeña, pero malévola sonrisa.

Un momento...

¿Ella cómo sabe de la orden de restricción que los padres de Dorian pusieron en contra de Sheo?

El mencionado bufa con aburrimiento antes de perderse de nuestra vista y de la fiesta.

Cuando han pasado unos minutos noto cómo Dorian y Miley al igual que yo relajan sus tensos gestos.

—Este...

—No me preguntes nada, por favor —me pide Miley en tono cansado.

—Solo te iba a agradecer por... ya sabes, defender a Dorian.

Resopla.

—Yo no defendí a nadie. Mejor voy por algo de beber, toda esta situación me dio sed —y así desaparece de manera rápida.

Río por lo bajo para luego prestar atención a mi amigo.

—¿Todo bien? —cuestiono preocupado.

Me relajo cuando me da su sonrisa divertida.

—Deja de putamente actuar como un puto novio celoso y preocupado. Estoy muy bien.

—Sé que no lo estás del todo, pero ya lo estarás. Me siento orgulloso, aunque al principio me molesté injustamente contigo.

—¿Orgulloso? —pregunta con incredulidad.

—Por tú fuerza de resistencia —admito —eres fuerte —me acerco y para molestarlo más le doy un beso en la frente.

—Quita —trata de golpearme —guarda esas demostraciones de afecto para cuando estemos solos, sudorosos y te toque el papel de pasiva.

Frunzo el ceño.

—¡Oye, gran imbécil! —me quejo mientras caminamos directo hacia donde están todos ajenos a lo qué paso de este lado hace a penas unos minutos—. Tú serías la pasiva que grite que se la meta más profundo.

Y así es como la tensión termina de desaparecer entre nosotros.

—No le digas a Paty —murmura.

—No le diré, pero solo porque siento que mañana no recordará lo que sea que le diga. —río.

—¿De qué putas hablas? —mi amigo arruga su frente.

—La ultima vez que la vi estaba bebiendo y besando a chicas.

—¿Estás de joda?

—No. Ya la verás con tus propios ojos.

—No es bueno que tome mucho, lo sabes —dice con preocupación.

—Lo sé, como también sé que cuando se emborracha es únicamente para olvidar momentáneamente algún suceso que le haya dolido lo suficiente como para no soportarlo sobria, o simplemente para calmar su ira. Lo cual sucede muy poco.

—Mierda... —deja salir con lo que reconozco como culpabilidad, lo veo a la cara y confirmo.

—¿Qué diablos le hiciste, Dorian? Aún puedo romperte la cara.

—Yo no hice nada.

—¿Seguro? Porque recuerdo haberla notado enojada y casi llorando cuando se me acerco hace un poco más de una hora despotricando sobre ti.

—Discusiones como cualquier otra —se encoge de hombros, pero sigue preocupado.

—Ustedes discuten cientos de veces, pero ella no termina casi llorando, bebiendo y besando a chicas —refuto buscando a la pequeña rubia cuando ya hemos llegado donde están todos.

—A mí no me culpes sobre sus gustos lésbicos. Creo que se cansó de los penes y ahora le van las tetas —sisea.

—O a lo mejor no consiguió el pene que quería y decidió probar con tetas para intentar olvidar ese pene terco que no quiere entrar en su orificio —responde la voz de Miley situándose al lado de Dorian con la vista al frente.

Ambos la observamos con sospecha, pero ella se encoge de hombros.

—Es una simple teoría.

Mi amigo bufa, pero parece recordar algo.

—¿Dónde mierdas estará Cristal?

—¿La rubia delgada con la que anduviste besándote por los rincones? Se fue hace un rato luego de discutir con la amiga de ustedes, que, creo que ya ha tenido mucho por hoy.

—Me lleva el diablo —soltamos Dorian y yo al unísono.

Buscamos su pequeña figura hasta que la encontramos, está en una ronda en el piso jugando un juego de mesa que en vez de fichas, lo que se utilizan son vasos chupitos repletos de alcohol y ahora entiendo todo. Patricia es pésima con cualquier tipo de juego, supongo que por eso está hasta el tope. Va perdiendo.

Me reiría, pero siento que detrás de la decisión de emborracharse en tan solo un par de horas hay una razón. Cabe destacar que mi amiga no es buena bebedora, solo hace falta tres vasos de cerveza para que esté "Happy" como ella dice.

—Se emborrachó en tiempo récord —dice Dorian caminando hacia ella a mi lado.

—Gracias a ti, supongo —va a refutar, pero me adelanto—. No me niegues nada, mañana tendremos una conversación los tres, tú para comentarle lo que sucedió con Sheo, ella para explicar sus razones por la que discutió con tu Cristal y para que ambos me cuenten qué pasa entre ustedes.

—Y tú no te quedas atrás, tú vas a decirnos qué te traes con Miley.

Llegamos hasta donde está y mi amigo la alza en brazos colgándola como un saco de papas en sus hombros.

—Perdonen ustedes, pero la fiesta ya acabó y, gracias por su puta presencia. Ya pueden irse— grita Dorian y lanzo una carcajada.

Todos abuchean, pero se ponen de pie.

—¡Dorian Cooper cara de mierda, suéltame ahora! —exclama mi amiga y tal y como lo pide, la suelta dejándola caer de bruces en el césped.

—¡DORIAN! —reclamamos Paty y yo al unísono, ella irritada y yo aguantando las ganas de reírme.

—¡Me pidió que la soltara, no putas jodas! — se excusa entre risas.

—¿Y desde cuando haces lo que te digo? —mi amiga se pone de pie tambaleándose.

—Iré a despedirme de mis compañeros de trabajo y vuelvo por ustedes —digo alejándome e interceptando al gran grupo de burlones.

—Apareció el Flavio —dice Gabe.

—¡Si vas a seguir invitándonos a fiestas vergas como estas vas a ser mi nuevo mejor amigo! —grita Robbie exaltado.

—No seas un lame culos, Robbie —dice Sol entre risas.

—Bueno, nosotros nos estamos yendo, gracias, amigo —dice Derek —. Ya estábamos necesitando una noche de estas.

Todos están vestidos y con sus bultos al hombro listos para irse.

Compartimos unas cuantas palabras más y luego se marchan, pero antes de que Jaggie se vaya la tomo por el brazo.

—Tú y yo hablaremos luego —entrecierro mis ojos. Ella sonríe con fingida inocencia.

—¿Sobre qué?

—Sobre ese beso y manoseo que compartiste con mi amiga —digo divertido.

Bufa restándole importancia y se dispone a marcharse.

—¡Fue un manoseo entre compañeras! ¡Ya sabes, pa' forjar la amistad que va naciendo! —exclama y termina desapareciendo.

Río.

Cuando me doy la vuelta me encuentro con Miley ya vestida con un corto y fino vestido blanco playero y un pequeño bulto donde supongo lleva su ropa mojada.

—¿Te vas? —pregunto.

—Tengo una casa —responde sin inmutarse.

—Puedes esperar un minuto y Dorian y yo te dejamos en tu casa —sugiero algo preocupado de que se niegue. Ya está bastante oscuro.

—Ya pedí un mototaxi —señala su celular.

Arrugo mis cejas.

—¿Tienes idea de lo que te costará pagar uno de esos para que te transporte desde esta zona hasta tu casa? Y de todos modos, ¿por qué no un taxi común? Es más riesgoso andar a estas horas en un mototaxi.

—Gracias por preocuparte por mis bolsillos, pero si lo llamé es porque puedo pagarlo. Y ya estoy acostumbrada a andar en uno de esos. —escupe y sonrío por su brusquedad.

—¿Tanto te cuesta aceptar un aventón? —esta mujer si es terca, pero cómo me pone su necedad.

—Gracias por... esto —señala la fiesta —fue un placer poner tu culo retador en su sitio.

Ladeo los labios recordando la vergüenza que me hizo pasar.

—No eres graciosa —acuso.

—Que bueno, porque no intentaba serlo —dice y comienza a alejarse.

—¡Nos vemos mañana en tutorías! —voceo y aún de espaldas me regala el dulce gesto de su dedo de en medio.

—¡Y en detención, por desgracia!

Sonrío.

Sí, y en detención...

Tardo un poco antes de llegar al vestíbulo donde están mis dos amigos porque primero me percato de que todo esté en orden, a pesar de los desagradables imprevistos, fue una fiesta tranquila, pero divertida. Algunos empleados rondan de un lugar a otro limpiando poco del desastre que quedó. Eso hace que me detenga y luego empiece a ayudar a los empleados.

—Señor, ¿qué hace? No es necesario. Para eso estamos nosotros —dice un joven. Sonrío.

—No me molesta ayudar a recoger parte del alboroto que ayudé a crear. Es lo que deberían de hacer todos al terminar una fiesta y no dejárselo todos a los empleados.

El hombre sonríe en agradecimiento y me deja ayudarlo.

Minutos después, me despido de algunos empleados y me adentro al vestíbulo de la casa donde Dorian está luchando contra una ebria Paty que parece estar reprochándole algo.

—¿Todo bien por aquí?

—Esta niña indeseable no colabora —gruñe Dorian.

—Niñas tus pelotas —ataca la rubia.

—Oye, está tarde ya, necesito ir a casa, no me gusta que mamá pase tantas horas sola y hoy ha pasado el día así —intervengo, pero me quedo mirando a mi amiga, no me gustaría dejarla sola en casa. Sus padres como de costumbre no están.

Mi amigo parece leer mi expresión, por lo que me dice:

—Tranquilo, vete en mi coche, yo me encargo del culo gordo y borracho de patito —dice arrugando los labios ante el apodo por el que suelo llamarla.

—Pero bien que deseas mi culo gordo después de haber estado con puro culos flacos.

Río por lo bajo.

—No hace falta que denigremos los culos, sean grandes, pequeños, flacos o gordos. Solo amémoslos.

Dorian rueda los ojos fastidiado.

—Claro que dirías algo tan vomitivamente motivacional como eso.

—No sé si irme más tranquilo sabiendo que tú serás el que estará a cargo de ella —digo con honestidad.

Me da una mirada de indignación.

—Lo peor que podría pasarle es que la ahogue mientras duerme— me lanza las llaves de su coche antes de cargarla para llevarla sobre su hombro al segundo piso donde está su habitación —si puedes pasa por mi casa y hazle saber a mis padres el porqué amaneceré afuera.

—No tenías que pedirlo, lo haría de todos modos.

Salgo de la mansión camino al coche de mi amigo y me lamento mentalmente porque mañana me tocará madrugar para ir a casa de mi amigo y pasar por su uniforme para que pueda cambiarse aquí y llevarlos al instituto. Es lo qué pasa cuando uso su auto.

No puede decir que no lo amo cuando estoy dispuesto a madrugar para salvar su puto culo.

Bostezo y emprendo el camino a casa.

Esta ha sido una larga noche.

Qué puta fiesta.

Y otra vez, uno de mis últimos pensamientos termina siendo ella...

La fiera sangrona.

Miro por cortos segundos mi cámara que descansa en el asiento de copiloto y sonrío.

***************************

¡Cucarachooooneees!
Casi 11,000 palabaras. ¡Siento que envejecí un poco escribiendo este capítulo!

¡INFINITAS GRACIAS POR LAS 200 MIL LECTURAS! Les amo.

En otras noticias, no sé si saben que tengo una historia en destacado en mi Instagram con mensajitos y comentarios que hacen del libro que me han encantado. Quién sabe si andas pululando por ahí. 7w7.

Muchas cosas pasaron en este cap, pero ¿cuál te dejo más intrigadx?

Recuerda seguirme para mantenerte informado. En Instagram y twitter como: Jennifferplopez.

Cuenta del libro: 30diasendetencion.libro.

Hashtag: #TeamJloreaders

Viva Flavey.

Hasta el próximo cap, les amo.

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