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Departamento de Víctimas Especiales, 6:00 pm
Luego de dejar a Abigahil y a su madre en el hospital, los detectives regresaron a la estación. Tras un recorrido en silencio, Olivia se retiró sola al gimnasio, llevaba horas ahí lo cual le causó intriga a su compañero así que decidió ir a ver qué tanto hacía.
Caminó a través del pasillo, cada vez que se acercaba a la puerta una respiración agitada y golpes se hacían más fuertes. Abrió la puerta con cuidado.
-¡Huh! ¡Huh! - ahí estaba, en el centro del lugar golpeando la bolsa de arena. Sus golpes eran cada vez más intensos.
-<Lo esta haciendo de nuevo> - pensó él mirándola con atención. Llevaba puesto un pequeño short negro que dejaba en evidencia sus hermosas piernas tonificadas y un top mucho más arriba de su plano abdomen. Tragó saliva, su ropa tan pequeña le causó una cierta atracción, el sudor que recorría sus lineas perfectas gozando pasear por su hermosa piel morena, su cabello desordenado bailando de un lado a otro, el aroma que brotaba de sus poros, una mezcla salada con perfume era embriagador. Ella era un total e increíble espectáculo - vamos Liv... es suficiente - se acercó luego que escapó de su hechizo.
-¡Huh! - dio más golpes, se podía escuchar su agitada respiración y un gemido de dolor. Ya se había dado cuenta de la presencia de su compañero pero prefirió seguir en lo que estaba.
-Estas molesta ¿no es así? - tomó una toalla y se la puso en los hombros.
-¿Yo? ¡Huh! - dio un golpe - tu eres el que mezcla la ira con lagartijas ¡huh! - un golpe más.
-Ya, no más... - se interpuso, corrió la bolsa lejos - piensas en lo que pasó esta mañana ¿cierto? - la llevó a una banca a unos pasos, con la toalla secó el sudor de su rostro - sabes que no es verdad.
-¿Quién sabe? - contestó como pudo tratando de recuperar el aire.
-Liv... olvida eso. El gen del violador o asesino no existe - le tomó las manos y quitó las vendas con las que las tenía envueltas, se dio cuenta de lo enrrojecidas que estaban - ya lo hablamos, Liv... no hay ningún agente genético que defina si seremos malos o no. Somos humanos, depende de cómo seamos criados, le enseñas moral al chico, valores y el chico crecerá bien si no... tendrá problemas.
-Entonces, estas diciendo que al nacer ya estamos condenados - él se detuvo y la miró fijamente - yo no estoy tan segura de eso.
-Liv, ¿pasa algo malo?
-No, es que eso me toca demasiado cerca.
-¿Eso qué?
-Sabes, el único modo en que Abigahil tenga sentido en todo esto, es porque es una fruta del mismo árbol podrido.
-Pero tú no crees eso ¿verdad? - hubo silencio. Ella se quedó mirándolo y él continuó retirando las vendas de sus manos - no eres así.
-¿Por qué tan seguro?
-Te conozco - le sonrió - te conozco lo suficiente como para saber y asegurar que eres una mujer maravillosa - se levantó de la banca dejándola pensativa - de las mejores - agregó dando la espalda.
-Elliot...
-¿Si?
-En Houdson, ¿por qué entraste al salón donde estaba con Abigahil?
-No podía romper la promesa que te hice - de nuevo le sonrió. Una sonrisa hermosa, de medio lado, torcida y sensual - tenía que estar ahí cuando contarás tu historia.
-Gracias.
Liv tomó aire profundamente y lo soltó con un leve suspiro. Secó el sudor restante de su cuerpo y rostro y salió del gimnasio.
Entró a la ducha, por suerte había agua caliente en la regadera así que se metió debajo, por un tiempo se quedó mirando un punto fijo mientras los chorros de agua humedecian su piel morena transcribiendo así sus perfectas líneas, aspiró el vapor del agua combinado con el aroma a vainilla de su jabón sintiéndose relajada. Por un momento no pensó en nada más, sólo disfrutó de su ducha caliente.
De pronto se escuchó cantando. No entendía como o por qué pero, decidió disfrutar del canto.
Luego de la ducha, fue a su casillero en busca de cualquier prenda para cubrirse.
-¡Maldición! Olvide traer más ropa - se dijo al encontrar sólo una sudadera - quizá Elliot...
(...)
-¿Lista? - comentó Elliot al sentir su presencia.
-Lista.
Levantó la mirada.
-Esa playera no se ajusta muy bien a tu cuerpo Liv - comentó al darse cuenta que ella llevaba puesta su playera de NYPD.
-No encontré nada más en mi casillero y algo debía usar ¿no? Además tú nisiquiera te la pones y yo tengo frío.
-La quiero de vuelta - dijo sacando las llaves del auto de uno de los cajones.
-Por supuesto... En tus sueños - susurró muy bajito la última parte.
-¿Cómo dices?
-Que ya, vamos. Hace frío Elliot.
Bajaron por el ascensor. Elliot aspiró su fresco aroma y disfrutó de un cómodo silencio. En realidad no le había molestado el hurto de la playera y a pesar de ser enorme de alguna manera a ella le quedaba muy bien, ¿existirá algo que le quede mal a ella?
(...)
Ya en el auto, hablaron de cualquier cosa sin sentido. Luego, él se detuvo para comprar café y por ningún motivo dejó que su copiloto dejara el auto lo cual, no lo molestó en absoluto, estaba muy calentita ahí. Se tardó más de lo pensado.
-Dijiste que solo irías por café, Elliot. Llevo horas aquí - comentó frotando sus manos mientras su compañero cerraba la puerta.
-No me culpes a mi, las papas fritas son un trabajo duro.
-Y el café se convirtió en un pedido de pizza, papas fritas y... ¿fresas con crema? - frunció el ceño. Tomó su café - te vas a Indijestar.
-Aperitivo de media noche - dio el primer mordisco a su pizza - come mientras este calient... ¡Ay por Dios! ¡Esta deliciosa!
Ella no pudo evitar soltar una carcajada. Verlo comer de esa manera le causó gracia y una cierta ternura, parecia un niño de 8 años.
Luego de casi devorar dos trozos de pizza y una orden entera de papas fritas, Elliot dio marcha al auto.
Tiempo después se encontraba estacionado frente al edificio de Olivia.
-Gracias por traerme, Elliot - se quitó el cinturón - gracias.
-Espera - le tomó la mano antes que pudiera abrir por completo la puerta - iré contigo.
-No es necesario Elliot. No necesito niñera.
-No digo eso.
-Lo sé.
Se quedaron en silencio.
-¿Encenderás la luz una vez dentro? - comentó finalizando con una tierna sonrisa.
-Eres un maldito controlador - rió.
-Sólo di que lo harás.
-Bien - puso su primer pie fuera del auto - gracias por la comida.
-Sólo tomaste café - alzó una ceja.
-Exactamente... buenas noches - cerró la puerta y dio unos pasos.
-¡Hey! - Elliot se asomó por la ventana y bajó el vidrio - quiero esa playera de vuelta - reiteró señalando con un dedo.
-Ya vete ¿qué no te cansas?
-Creo que no.
-Iré a encender la maldita luz - comentó riendo mientras entraba al edificio. Saludó al portero como siempre amablemente, pasó al ascensor y oprimió el número de su piso. Había hurtado una cajita de papas fritas las cuales iba comiendo cuando su celular empezó a sonar y sabiendo quien era el remitente, atendió - al parecer no voy a librarme de ti en toda la noche.
-Sólo quiero asegurarme que vas en dirección correcta, además muero de frío; date prisa.
-Vivo en el quinto piso, eso toma su tiempo - se abre el ascensor - te dije que te fueras, no es mi culpa que mueras de frío allá abajo - comentó dando un pequeño mordisco a una papa - Sólo falta doblar el pasillo y... listo - abre la puerta y a oscuras busca el interruptor para encender la luz - ok... Ya ¿lo ves?
-Creo que no.
-Vete al diablo, Stabler.
-A ver, apaga y enciende de nuevo.
-Bien - lo hizo y miró por la ventana, veía el auto de su compañero - ya vete Elliot, enserio, es tarde.
-¿Estarás bien?
-Estaré bien... Gracias, buenas noches Elliot.
-Buenas noches, Liv... Te veré mañana.
-Adiós - colgó mirando como el auto desaparecía de su vista. Se quedó mirando a la nada a través de la ventana por un largo rato hasta que el sonido de su contestadora le hizo dar un brinco de susto.
<<Hola, soy Olivia Benson... por el momento no estoy en casa, deje su mensaje, atenderé en cuanto pueda, adiós>>
Pensó en que su voz se escuchaba horrible y que debía cambiar el mensaje. La contestadora continuó:
<<Liv, cariño, soy Cass... sé que es algo tarde y debes estar cansada, sólo quería saber como estas y si cenaste. Tu madre y yo nos preocupamos porque no llamaste en todo el día.
También quería decirte que esta es mi última semana en New York, mis plantas deben extrañarme, espero que llames en cuanto puedas y que vengas a cenar un día... Te amo cielo, adiós.
-También te amo, tía - contestó para sí misma. Volvió a la puerta donde habían varios sobres en el suelo, los tomó; sólo eran cuentas por pagar, nada nuevo. Echó la cabeza hacía atrás y respiró profundamente.
Caminó hacía la cocina a servir la café, levantó la mirada y noto la carpeta con el sobre amarillo encima de la mesita de café, volvió a ver la taza recién servida y pensó en lo insignificante que era en ese momento. No quería café, así que sacó una botella de vino y una copa. Luego, fue a su habitación y extrajo una frasada para cubrirse. Se acomodó en el sofá. Sin quitar la vista de los documentos sin abrir sirvió una copa de vino que bebió inmediatamente.
-Ok - tomó la carpeta, lo primero que vio fue una foto de su madre, pensó en lo hermosa que se veía. Después, saco del sobre una grabadora. Su corazón latía a mil por segundo. Mirando la foto, la encendió.
-"Por favor diga su nombre, señorita" - empezó a correr la grabación, al parecer ese era un oficial de policía.
-"Serena Benson"
-"¿Domicilio?"
-"Avenida West end #1104 apartamento 4B"
-"Dígame qué paso"
-"Eh.... fui v-violada"...
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DUN DUN
por fin por Dios.
Espero que hallan disfrutado la lectura.
Bye
Chris♡