Decisiones y arrepentimientos

By DalhiaOkazaki

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Levi vuelve agotado tras perder a Farlan e Isabel. Intentando comprender cuál debe ser su razón para luchar e... More

Añoranza
Una obsesión con la limpieza
El examen
Antes de partir
Reconocimiento
La nota
Calor humano
Misión suicida
Moblit Berner
Monstruo
Gracias
La habitación de al lado
El escuadrón de Levi
Bienvenido de vuelta, capitán
Muros y piedras
Dos palabras
Después de la caída
Infiltrados
El séptimo
Capitán Kenny Ackerman
Carnada
Narcolepsia
Enterrada
Palabras ahogadas
Fase 1
Fase 2
Fase 3
Estrategia
Cádaver vacío
Para siempre
Gestación

Perseguida

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By DalhiaOkazaki


Snk pertenece a Hajime Isayama

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La oscura humareda se reflejaba en la claridad de sus retinas. La ciudad estaba en llamas. O eso parecía. Dirigió su cabeza hacia los distintos focos. Solamente veía humo y más humo. El viento soplaba con fuerza conforme se internaba en aquel distrito que era rodeado por aquella densa humareda. Apenas podía respirar con aquella formación que oscurecía su capacidad su visión.

Comenzó a avanzar despacio mientras daba órdenes a su caballo de avanzar. Kenny visualizaba la escena horrorizado. Era incapaz de comprender que pretendía alcanzar Erwin Smith en sus bases, pero se había asegurado de evitar ser localizado. Alzó la mirada hacia los tejados, buscando alguna sombra. Imposible, ni siquiera sus habilidades eran las adecuadas para ver a través de su premeditado escondite. Maldito Erwin Smith...¿dónde te has escondido?, musitó mientras peinaba la zona con cautela.

- Caven, no pierdas cuidado de tu espalda. Si quieren averiguar algo de nosotros, pueden intentar sacarlo a la fuerza – escupió mientras escrudriñaba una chimenea lejana – Maldito sea, se nos ha adelantado por completo.

- Kenny, tu deber es proteger el legado de la familia Reiss. Localiza a ese infame – Rod se tornaba cada vez más nervioso - ¿Acaso pretende asesinar a mis hombres quemándolos vivos?

- Cállate maldito idiota y déjame pensar.

Las espuelas de su caballo comenzaron a disminuir su avance conforme tiraba de sus riendas hacia atrás. La humareda se tornaba blanquecina cuanto más cercana estaba del suelo. Abandonando el primero de los edificios en el que guarecían algunos soldados a sus órdenes. Ese idiota tiene razón.... los han matado a todos....Aunque....

Se adelantó hacia la puerta principal. Sus pies se arrastraban sobre el pavimento clamando por una gota de frialdad que aclarase sus ideas. Intentar equiparar el intelecto de Erwin Smith era una completa insolencia. Inalcanzable. Por mucho que intentase averiguar que tipo de dinámica intentaba proseguir solo conseguía darse contra una puerta cerrada. La misma de la que ahora se filtraba aquella humareda blanquecina.

- ¿Qué es esto? -se agachó mientras observaba que aquella humareda no poseía ningún tipo de calor y comenzaba a evaporarse conforme el contacto aumentaba a precipitarse – Caven, déjame tu arma.

Silencio a su espalda.

- ¿Caven?

Silencio de nuevo. Se giró súbitamente descubriendo a su subordinada desmayada en el suelo junto a aquel infame bastardo que comenzaba a reincorporarse. Se acercó con cuidado observando sus pupilas dilatadas. Una situación que había vivido con anterioridad y había presenciado en distintas ocasiones. ¿Acaso habían replicado aquel poder? Aunque de manera lastimosa, seguramente no durase más de unos instantes. La solemnidad del fundador no se podía duplicar en un patético laboratorio.

- ¿Ca...pitán? -repuso Caven mientras sujetaba su cabeza extrañada - ¿Qué hacemos aquí? Íbamos a internarnos en la ciudad y....

- Ya veo... ni siquiera tiene alcance para más allá de unos meros minutos. Una copia barata – se arrodilló frente a su jefe y examinó su rostro confuso – Reiss, lárgate de aquí. Caven, revisa la base central. Verifica si han modificado el armamento. Procura no respirar esta cosa. Seguramente lo habrán utilizado como distractor en más de un sitio. Cuando llegues allí, quiero que-

- ¡Abre inmediatamente esa puerta, Kenny! ¡Deben estar ardiendo! Si entráis ahora mismo podremos salvar parte de mis pertenen-

Un puñetazo aterrizó en su rostro obligándole a sellar sus palabras dentro de sus labios.

- ¡Cállate! Es una mera estratagema. - observó el cuerpo inconsciente del hombre postrado ante sus pies – Parece que el amo por fin se arrodilla frente al perro. Por fin se ha callado....

- ¿Qué hacemos con él, capitán? - Caven comenzó a visualizar sus constantes vitales mientras intentaba sujetar su menudo cuerpo.

-Déjalo escondido en alguna cuneta. Será un estorbo si intentamos imponernos a Erwin Smith con ese imbécil gritando. - si a mí no me ha afectado.... ¿dónde estás escondido, Levi?

- Capitán, indique órdenes.

- Dírigete a la base central – su mirada peinaba la zona que los rodeaba lleno de aquella oscuridad fundida en un humo penetrante. Su instinto se agudizaba a cada centímetro que examinaba sin descanso – Mantén tu arma cargada, Caven. Y aprieta el gatillo sin vacilar.

- Entendido. ¿Se dirigirá a la base norte, capitán?

- Je..... - una sonrisa emergió en sus comisuras elevándolas, una presencia conocida que entraba dentro de su radar interno – No, hay otro sitio al que debo ir antes.

Su subordinada comenzó a galopar en la dirección indicada mientras rememoraba internamente sus órdenes. Kenny se giró y se apoyó en la grupa de su caballo.

Lo siento Levi. Será mejor posponer nuestro encuentro hasta que hayas aprendido a cambiarte sólo los pañales.

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Erwin permanecía agazapado contra el tejado mientras observaba que su pátina negra comenzaba a ascender hasta el cielo. El tiempo se agotaba. Y debían organizarse para buscar a Hanji. La inmensidad del cielo abierto mostraba un atardecer que les otorgaría de una nueva posibilidad de ocultarse cuando aquellas humaredas se disipasen en la estratosfera.

Perfectamente calculado, su cerebro era algo demasiado valioso que no podía permitirse que desapareciera. No aún. Una figura apareció en la línea del horizonte avanzando hacia él. Con un aspecto algo torpe y colosal. Un tamaño ligeramente mayor a la media. Sonrió con tranquilidad mientras observaba a su subordinado aparecer.

- ¿Te han dado muchos problemas, Mike?

- Para nada, se han echado a dormir en cuanto arrojé esa cosa. Ni siquiera han sido conscientes de que me he paseado por allí con plena naturalidad. No se cómo Hanji ha diseñado esa cosa, pero funciona.

-Perfecto, porque no podemos replicarlo de nuevo. Hemos agotado nuestras cartas.

- ¿Qué quieres decir?

-Amplificó un compuesto que extrajo de la granja. Pero al no tener más de la base no podemos realizar más incursiones. Hoy nos jugamos todo. Hasta que encontremos otra carta que ella pueda desencriptar con su ciencia. De momento. Es todo lo que tenemos.

-¡Comandante! - bramó una voz lastimera que vibraba con cada pequeña resonancia.

-¡Nanaba! - Mike interceptó a la mujer que cojeaba mientras agarraba con fuerza un artefacto semidestruido bañado en su propia sangre -¿Qué ha ocurrido?

-Algunos de los soldados despertaron antes de tiempo..... Supongo que el compuesto difiere en cada organismo. - tosió con fuerza mientras mantenía su brazo extendido, permitiendo que una gruesa venda cubriese sus heridas – Encontré esto en uno de sus almacenes de armamento. Creo que intentan desarrollar algún nuevo tipo de arma.

- ¿Qué es esto? - los azulados ojos de Erwin se tornaron apagados mientras examinaba el objeto – Parece una pistola.

- Ya han cargado con munición antes contra nosotros. Un cañón más grande no les dará más poder, Erwin.

-Necesito que Hanji examine este objeto – observó el metal dañado mientras las finas líneas de su piel traspasaban el frío acero –¿Qué ves en él, Mike?

-Veamos... - su olfato excesivamente desarrollado aspiró un aroma reconocido que le transportaba a algunos meses atrás – Encuentro retazos de algo parecido a la pólvora que encontramos en los cadáveres en el bosque. Aquellos pedazos de carne apestaban igual que este cacharro.

- Podría tener una correlación. Tal vez intentasen probar algún nuevo tipo de arma utilizando aquellos cuerpos.

El soberano comandante torció los tobillos mientras observaba su alrededor de nuevo. El tiempo decrecía con cada minuto que pasaba. Los ciudadanos tomaban su parte en aquella guerra silenciosa. Dónde la batalla sería ganada cuando sus manos se llenasen de palabras, y no de sangre. Suspiró en voz baja mientras ansiaba poder haber creado una distracción lo suficientemente potente para que su subordinada cumpliese con su misión.

Un muchacho jadeante y con el costado arañado en finas líneas carmesí apareció ante su vista. Frunció el ceño extrañado. Moblit no debía volver sólo. El soldado se derrumbó sobre las tejas cubiertas de moho mientras se sujetaba el costado.

- Me han..... descubierto – jadeos insonoros, apenas más allá de un susurro – Sus hombres... están entrenados como bestias, comandante....

-¿Cuántos? - preguntó sin dejar de sostener la mano del hombre, intentando tranquilizarle mientras examinaba su herida.

-Tres..... Sólo........ sólo he podido acabar con..... uno –extraña acuosidad que amenazaba con poblar sus cuencas oculares –Jamás había......

-Lamento haberte puesto en esta tesitura, Moblit. Hanji confía en tí, Levi también. Creo en ellos, y creo en tí. Espero no tener que volver a pedirte que reduzcas a otro enemigo a cenizas.

- No, comandante. Conozco el alcance de mi deber como soldado. Debo ser yo quién se disculpe por no haber acabado con el enemigo totalmente....

- No eres una máquina, Moblit. Descansa. - dobló su cuerpo hacia atrás dirigiéndose hacia el exterior - ¿Dónde está Levi?

- El capitán Levi.... - Moblit fruncía el ceño mientras sus dedos recorrían su camisa manchada en sudor y sangre – Tenía un asunto que terminar.

- Mike, mantén la posición y ocúpate de ellos dos.

- ¿Dónde irás, Erwin?

- Voy a buscar a Levi.

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Sus pies volaban con celeridad en aquel reducido espacio. Decenas de soldados durmiendo a su alrededor. Mientras aquella neblina le rodeaba por completo. Su mano acarició un retazo de cúmulo, atravesando su epitelio. Inerte. Como si de aire puro se tratase. No entendía el misterio de aquel extraño instrumento de ataque diseñado por la ciencia.

Ni su extraña inmunidad. Levi alzó la vista y empezó a contar mentalmente. Uno, dos, tres. Aquel compuesto replicado en vasos de precipitado no tendría el mismo efecto que aquella sustancia que encontraron en la granja. Probablemente no tardasen más de unos minutos en reincorporarse y posiblemente no consiguieran atacar a sus recuerdos.

Los cuerpos aparentemente inertes de aquellos guardias parecían relajados, como si aquella guerra no llevase librándose más de un siglo. Ajenos a la auténtica realidad que les acompañaba. Giró su vista hacia la derecha. Algunos barriles de alcohol. Con un olor penetrante y químico. Probablemente también experimentasen en aquella morada de armamento con posibles maneras de agredir con mayor vehemencia a sus enemigos.

Levi frunció el ceño intentando vislumbrar un posible futuro en el que él mismo sería acribillado por aquellas decenas de cañones que había visto escasos minutos atrás. ¿Cuál de todas esas escopetas sería la que le volaría la cabeza?

Doscientos siete, doscientos ocho. ¿Dónde está ese maldito? Se agazapó sobre uno de los soldados y examinó sus ropajes. Demasiado conocidos. Aquel emblema bordado sobre su pecho parecía adquirir otra connotación. Algo que había observado en las altas esferas del gobierno en demasiadas ocasiones. Cada maldita reunión antes de una misión. Cada maldita respuesta negativa de proseguir su avance. Cada maldita orden restringuiendo a Erwin. Cada maldito segundo que luchaban por contradecir sus órdenes. Cada maldita vez.

- Así que estáis más cerca de lo que creíamos.... - murmuró apenas separando sus labios.

La puerta principal se abrió con sigilo. Levi alzó su cuerpo y saltó hacia una viga cerca. Una mujer con cabello rubio entró con un pañuelo sobre la boca. Muy inteligente. La observó con cuidado mientras sus sigilosos pasos le guiaban a través de aquel laberinto de madera que coronaba el techo.

La mujer procedió a agacharse junto a uno de los hombres y le tomó el pulso. Permaneció inmutable mientras parecía contar mentalmente. Esa mujer es uno de ellos....

Comenzó a ponderarse si sería una buena venganza raptar a una mujer perteneciente a los suyos. Pero eso haría que no pudiera satisfacerse de ver la cara de aquel bastardo cuando repitiese en esa desconocida todo aquello que habían hecho a Hanji. Y sabía que no sería suficiente para saciar su sed.

Ella prosiguió su camino examinado cada cuerpo. Se acercó junto a unade las barricas y abrió el pequeño grifo con la intención de examinar su contenido. Levi saltó desde el techo detrás de ella, aprovechando la distracción en la que pretendía posiblemente beber. La agarró desde el cuello por detrás y comenzó a retroceder.

- ¿Dónde está tu maldito líder? - susurró en su oreja mientras su cierre sobre su cuello se volvía más certero.

- Je,je, je – una risa nerviosa se apoderó de ella.

-¿¡Dónde está esa maldita mierda!?

- El capitán estaba en lo cierto. No podríamos engañarte fácilmente.

- ¿Quién es y de qué me conoce? - su voz se tornó nerviosa mientras decenas de imágenes agolpaban sus sienes. Alguien conocido, alguien que prefería preservar en su pasado.

- ¡Ja,ja, ja! - una sonrisa ensombreció su cara mientras volvía a repetir– No podemos engañarte fácilmente.

- ¿Qué es lo que....? - su instinto le hizo girarte rápidamente observando a un soldado que se había levantado y parecía tambalear.

Aquel primero al que había tomado sus constantes vitales. Demasiado atento a sus acciones, se había encargado de dejarle un arma con la que defenderse. La misma que apuntaba ahora hacia él mismo. La espada que sobresalía de su equipo encontró un espacio junto a la delicada piel del cuello de ella, manchándola de su sangre con lentitud.

- No me importa degollarla ahora mismo. Cualquiera de los dos me vale cómo carnaza para atraer al líder de vuestra manada. Tú decides. Antes de que dispares, la cabeza de tu compañera rodará hasta tus pies. Y la metralla de tu arma se alojará en su pecho.

-¡Dispara! - ordenó la mujer alzando la voz.

Levi se arrojó hacia el suelo utilizando el cuerpo de la mujer como escudo mientras no perdía la vista de la dirección de la bala. Mientras aterrizaba sobre el suelo se percató que aquella senda jamás había apuntado hacia él. Sino a su espalda. Dónde aquellos barriles comenzaban a encharcar el suelo bajo ellos. Un agujero que bombeaba continuamente aquella apestosa sustancia.

Sus pies mojados por aquella sustancia compuesta de alcohol. Excesivamente penetrante. Frunció el ceño. Parece que aquellos soldados estaban demasiado bien entrenados. En lugar de almacenar aquello que les emborracharía, preservaban alcohol para curar sus heridas.

No conocía demasiado bien los compuestos. Pero aquel era algo que en demasiadas ocasiones había podido llegar a vislumbrar. Metido en en diminutos frascos en aquel polvoriento laboratorio que visitaba a menudo. Etanol. Un compuesto altamente inflamable, y que goteaba lentamente hasta manchar la pólvora que yacía a tan sólo unos escalones de su posición.

El soldado levantó su arma dispuesto a disparar de nuevo. Levi abandonó su posición dispuesto a placar a su presa antes de que volviese a disparar.

A varios metros de aquel edificio, Erwin lanzaba sus ganchos mientras sobrevolaba la ciudad. Apenas tardó unos segundos en alcanzar su objetivo. Apenas unos segundos para observar aquel edificio que debía asegurar Levi fundirse en una enorme explosión.

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Los ligeros pasos de Hanji la adentraban cada vez más entre aquellos enrevesados pasillos que se llenaban de rumores. Rumores de algún ciudadano indignado que había decidido clamar una venganza y había desembocado en en una saga de incendios alicientados por las corrientes de aire. Las voces de los soldados corriendo despavoridos confirmaban aún más la hipótesis de Erwin.

Se agazapó en una esquina observando como se vaciaba su camino y aquellos que debían ser su impedimento desaparecían de su vista.

Alzó el cañón de su escopeta mientras sus pisadas se volvían más certeras con cada metro recorrido. Añoraba su viejo equipo. Aquel que le acompañaba durante años, pero si era descubierta no podría justificar llevar aquel armamento atado a su cuerpo. Aquel cañón humeante sería más fácil de ocultar.

Tal vez danzaba mientras sus zancadas se volvían cada vez más grandes. Corriendo a través de algo muy lejano a su auténtico hogar. Pero se desenvolvía con soltura. Como si hubiera caminado entre aquellos corredores cientos de veces. Se detuvo en un punto cave mientras examinaba la zona. Pasos a su alrededor. Retiró el seguro de su arma y continúo dando amplios pasos mientras apuntaba con ella.

Algunos soldados atravesaban un pasillo lejano distante de ella. Se dirigen hacia las dependencias reales... Erwin tenía razón. Priorizarán la defensa de aquello que consideran valioso. Pero no es vuestro títere lo que ahora me interesa. Musitó en su mente mientras visualizaba una enorme puerta doble que mantenía retenido al falso rey.

Corrió en dirección contraria hacia un corredor alargado y deshabitado. Suspiró hondo y abrió una diminuta puerta de madera desgastada. Una sala frecuentemente utilizada. Pero jamás con un objetivo útil. La sala de archivos. Sus pasos la hicieron avanzar hacia delante. Cientos de estanterías llenas de libros y documentos. Ventanales inmensos que dejaban entrar la luz hasta el último recodo del día. Se aproximó hacia un estante próximo y extrajo un simple documento.

Nada interesante, simple política de raciocinio. Sus dedos rozaban cada pequeña carpeta cargada de aquel papiro que sangraba tinta. Continuó abriendo cada pequeña carpeta hasta encontrarse por azar un documento reciente escrito por ella misma. Una misión no demasiado lejana. Sonrisa nostálgica al percatarse de que no todos sus estudios se desestimaban.

Hanji, concéntrate. Aquí debe haber millares de documentos. No tienes tiempo de leerlos uno por uno.

Prosiguió avanzando mientra se fijaba en su sombra proyectada en el suelo por los amplios ventanales. Lo que busco debe tener más de cien años, no aguantaría la presencia de luz tan directa. La presencia de su proyección en el suelo le traslada una extraña sensación. Aparentemente dispar. Y extrañamente torcida con respecto a la disposición de las estanterías, que parecen torcerse varios milímetros conforme avanza. Ninguno de aquellos documentos estaría completamente protegido. Aquellos amplios ventanales. El propio mobiliario reflejaba los haces de luz sobre los miles de libros. Al fondo una serie de espejos permitían que se iluminase sin la necesidad de un candil. Cristales dorados que colgaban del techo como meros adornos. Apartados dorados para la lectura. Una disposición para propagar la mayor cantidad de iluminación posible. Una perfecta habitación de lectura.

Mientras continuaba avanzando su sombra volvía a indicarle algo que había obviado. La dirección cambiaba lentamente. Conforme el día avanza el sol desata su ira sobre aquellos delicados documentos con una orientación distinta.

Hanji se puso de espaldas y alzó su brazo delante de ella. Simulando un reloj de arena, siguiendo el rumbo de su sombra según las horas. Deteniéndose en un diminuto estante que no parecía reflejar ningún tipo de luz. Escondido a la vista. Nadie se fijaría en un estante cualquiera entre miles de ellos.

Comenzó a acercarse deseosa de acariciar el delicado cuero que recubría aquella senda de libros cuando la sombra de la ventana dejó de ser uniforme. Sujetó su arma hacia el frente y caminó varios pasos comprobando que la sombra volvía a ser recta, perfectamente delimitada. Una sonrisa elevó las comisuras de sus labios.

Volvió a avanzar mientras observaba uno de los espejos. Que le devolvía la imagen de su propio rostro rodeado de luz tras ella. Un leve siseo provocó que la luz variara un instante. Giró sus talones inmediatamente apuntando hacia la ventana. La figura tropezó y se golpeó contra la ventana.

- ¡Dejá de esconderte y sal de una vez! - gritó mientras apuntaba hacia la ventana.

Comenzóa correr en dirección a la ventana con la escopeta apoyada contra su pecho. Duramente sostenida mientras apuntaba a su agresor que se escondía tras el postigo de la ventana. Abrió rápidamente, la ira bullía por sus sienes.

Se asomó hacia el exterior y apuntó hacia su costado, la rabia bullendo sin parar, solamente acrecentando su enfado.

- No queda duda de porqué no superaste el entrenamiento, Mai – expresó completamente airada – Entra.

Alzó una mano hacia la joven doctora que parecía temblar aún aferrada al aféizar. Hanji observó detenidamente el equipo que portaba deteniéndose en las muescas recientes. Posiblemente hubiese tropezado continuamente intentando seguirla. Su torpeza era incapaz de mantener la estabilidad del equipo. Probablemente los pistones traseros apenas serían capaz de llevarla de vuelta.

- ¿A quién has robado el equipo? - sus dedos evaluaron el daño, tal vez se averiase antes de llegar al cuartel - ¿Y este uniforme?

- C-cogí el equipo de repuesto de Moblit y su uniforme, capitana.

- Los guardias no se darán cuenta cuando salgas. Están ocupados. Aprovecha y sal por la entrada posterior y vuelve al cuartel inmediatamente.

- No –repuso.

- Es peligroso, Mai. Te ordeno que vuelvas.

- No pienso dejar que-

- Olvida ese tema Mai. Soy tu superior, no me obligues a recluirte en un calabozo durante cuatro meses.

- No me importa.

- Tan cabezota.... Me recuerdas a alguien... - suspiró en voz baja mientras evaluaba el tiempo que le quedaba. El crepúsculo acontecería en breve y Erwin no podría mantener demasiado tiempo su distracción – Si vas a quedarte, necesito que montes guardia. Debo buscar algo.

La chica asintió mientras sostenía la escopeta sin demasiado éxito. Se asomó hacia el exterior observando las tenues sombras que comenzaban a difuminarse por la entrada de luz. Hanji prosiguió con su labor.

Frente a ella, se encontraban decenas de libros que parecían excesivamente cuidados, los títulos no demandaban información relevante. Alguna política anticuada de raciocinio y tal vez algunos edictos inservibles. Intentó agarrar el primero cuando algo extraño llamó su atención. Podía observar el fondo del estante, pero había algo distinto. Se dispuso a retirarlos uno a uno. Aquella extraña sensación crecía.

Se separó unos instantes confusa. Mai la observaba obviando su guardia, curiosa por sus aspavientos. Hanji tuvo un extraño presentimiento y comenzó a retirar el estante adyacente. Decenas de libros que comenzaron a aterrizar en sus pies. Y sus sospechas se confirmaron.

- El grosor es distinto.... - sus dedos arañaron la madera rojiza, la más valiosa información no sería encontrada tan fácilmente –Necesito algo cortante. Mai, ¿has traído alguna de las espadas del equipo?

- N-no capitana....

-Dijiste que habías cogido el uniforme de Moblit, ¿cierto? - se aproximó hacia ella y comenzó a rebuscar entre los bolsillos interiores de la chaqueta – Lo sabía. Siempre prevenido.

- ¿U-un lápiz? - dijo mientras observaba el tosco trozo de madera tallada que aparecía en el bolsillo interior.

- Él siempre procura estar atento para dibujar aquello que yo le solicito. Bien, pásame la escopeta.

Mai frunció el ceño mientras observaba como aquel trozo de madera comenzaba a clavarse en una diminuta rendija al final del estante. Su capitana comenzó a utilizar la culata del arma para favorecer la fijación.

Acto seguido, comenzó a empujar la base del instrumento de madera, provocando que la tabla comenzara a moverse hacia afuera. Una extraña palanca improvisada que se rompería si no actuaba con cuidado. Prosiguió con cuidado hasta que sus pesquisas dieron resultado.

- ¿U-un compartimento secreto?

Hanji ignoró sus preguntas mientras comenzaba a examinar unas pequeñas bolsas de tela que parecían proteger alrededor de una docena de documentos y libros. Sujetó el primero y comenzó a desenrollarlo con cuidado. A pesar de haber sido preservado de la luz y la humedad, no estaba exento del daño exterior.

Sus falanges acariciaron con cuidado el título de la portada. Extrañada, frunció el ceño. No parecían palabras, sino un símbolo cruzado. Tal vez algún clan extinto, de los cientos que había asesinado la policía militar en las sombras y que no deseaban que se supiese de su existencia. Abrió sus páginas con cuidado observando cientos de rostros con ojos alargados. Su intuición había sido certera. Pero aquello no era lo que necesitaba en ese momento. Un clan extinto no sería primordial en ese instante.

Comenzó a examinar con cuidado hasta observar un paquete envuelto con más premura que el resto. Posiblemente el más antiguo de ellos. Alargó su brazo y lo acercó hacia ella. La sonrisa volvió a su rostro cuando observó un árbol genealógico en la portada. Procedió a abrir las hojas intentando anotar mentalmente los primeros datos recabados desde más de cien años atrás. Un rey considerado cómo un dios. Aquellas extrañas ilustraciones no paraban de mostrar una figura divina con una corona en su cabeza rodeada de 8 caballeros que la protegían. Probablemente un séquito.

Envolvió de nuevo aquel escrito y lo escondió dentro de sus pertenencias.

- ¿Qué son estos libros, capitana? - comenzó a leer un libro en sus manos y frunció el ceño extrañada - ¿Ackerman?

- No descuides la guardia, M-

Hanji se arrojó junto a la muchacha mientras observaba un disparo aterrizar cerca de sus cabezas. Cientos de virutas de papel sobrevolaron por el aire. Permaneció atenta mientras observaba otro disparo que penetraba a varios metros de ellas. Seguido de otro, otro. Completamente aleatorios. Disparos de advertencia.

Se pegó sobre el borde de la estantería mientras visualizaba el suelo. No estaban solas. Una sombra tremendamente alargada inundaba toda la habitación. Y el sol no le permitiría gozar de esa ventaja de su posición durante más tiempo.

Intentó sopesar las posibilidades. Aquella ventaja también había sido una ventaja para el enemigo, cuyos pasos comenzaban a evaluar toda la habitación como si pretendiese captar las vibraciones del suelo hechas por sus propios cuerpos. Ahora solo las protegía la oscuridad de aquel pequeño estante, pero eso desaparecería en apenas unos instantes.

- No está permitido que las ratas entren en los archivos reales – una voz ronca, que parecía divertirse con aquella situación. Y que conocía demasiado bien.

Necesitaba pensar rápido, o tanto ella como Mai revivirían los sucesos de varios meses atrás. Su corazón comenzó a latir más rápido a cada segundo que pasaba. Tal vez esta vez no gozarían de la misma suerte de dejarlas vivas a varios metros bajo tierra. Y si aquella pistola aún estaba cargada tenía aún dos posibilidades de acertarles en el cráneo a cada una.

- Llevo siguiendo tus asquerosos pasos demasiado tiempo. Un tufo maloliente que mancha el suelo de mi hogar. - su voz ronca parecía aspirar cada halo de aliento que inundaba su habitación, como si rastrease su olor – Aunque no esperaba que volviese a mandarte a tí, Hanji Zoe.....

-C-capitana – Mai intentó susurrar mientras Hanji le ponía una mano delante de su boca – (¿de qué conoce a ese hombre?) -intentó gesticular.

- Shhhh– sus ojos no se detenían de aquella ondeante sombra que recorría con cuidado aquel laberinto inundado de páginas amarillentas -¿Acaso esperabas encontrarte aquí a Erwin? Matarías dos pájaros de un tiro.

Mai abrió los ojos confusa. La sombra se detuvo un instante y comenzó a avanzar hasta su posición. Hanji sonrió tranquila mientras comenzaba a manipular su equipo tridimensional.

-(¡Delatará nuestra posición!)

-Hubiera sido un detalle encontrarme a tu jefe lejos de su escondite –el hombre continuó avanzando. Un seguro retirándose le indicó que su arma sería disparada con facilidad.

- No es mi jefe el único que permanece retirado – prosiguió Hanj imientras ignoraba la aferrante sombra que se aproximaba cada vez más.

- Touché– replicó la sombra.

Hanji levantó la mirada y se encontró con la de una asustada doctora de clínica que había intentado jugar a ser soldado por un día. Levantó su mano y acarició su mejilla intentando darle confianza. Uno de sus dedos ascendió hasta su oreja indicando algo detrás suya. Mai torció el cuello instintivamente. El sol se ponía cada vez más. El enemigo era consciente de que su posición seguiría siendo delatada mientras su sombra siguiese unida a su cuerpo. Avanzaba despacio esperando poder atacar por la espalda.

¿Acaso aquella mujer había delatado su posición a propósito? Guiarles hasta allí. Hasta el lugar dónde se encontraban. Dejando un recodo abierto más allá como posibilidad de escape. Pero no conocía a su enemigo. Y si aquella mujer estaba siendo tan prevenida solo había una ruta de escape. Demasiado estrecha para que ambas pudiesen utilizarla.

- Cuando de la orden quiero que corras hasta la última ventana del corredor. Dispara tus ganchos y sal de aquí inmediatamente – susurró mientras la oscuridad comenzaba a fundir la sombra que delataba a su agresor.

-C-capitana, yo....

- Hazme caso. Confía en mí.

La penumbra dio lugar al ocaso y aquellas pisadas sonoras comenzaron a ser invisibles. Fundiéndose con sus esperanzas, que desaparecían a cada segundo que pasaba. Hanji dirigió una mirada tras Mai, sujetó su hombro con fuerza mientras terminaba de ajustar su equipo de huida. Desenroscó una de las botellas de gas que la propulsaban,dañada debido al uso inadecuado.

Mai temblaba asustada, Hanji continuó manipulando la otra botella mientras parecía estar desarrollando la potencia de su equipo.

- Si disparas dos veces seguidas en tiempos cortos conseguirás mayor propulsión y no dañarás la botella – palabras que apenas se diferenciaban de un susurro – Busca un lugar seguro, deshazte de este equipo y uniforme y vuelve al cuartel.

Ojos castaños determinados, que no perdían de vista los suyos, reflejando aquello que estaba tras su espalda. Un crujido llamó su atención. Se giró instintiva buscando a su agresor en la espalda. Vacía. Completamente vacía. Hanji se incorporó de golpe, arrojó la bombona hacia el techo y disparó contra ella.

Estalló al instante provocando una oleada de fuego que comenzó a arañar el techo. Mai observó horrorizada la situación. Una figura masculina se escoraba desde el techo esquivando aquella vorágine de fuego que continuaba atacando las incipientes vigas de madera policromada.

- ¡Vete!- gritó su superior mientras volvía a disparar hacia el techo manteniendo retenido a aquella figura.

-¡Maldita zorra! - bramó aquel desconocido.

Sus pies resbalaron del suelo mientras se aproximaba hacia su destino. Sus pasos no se detenían mientras las palpitaciones atormentaban sus oídos. Solo pensaba en escapar de allí. Unos escasos centímetros le separaban de su libertad. Entonces se giró y lo vio. El rostro alegre de aquel hombre que la había estado observando mientras escapaba.

Una de sus manos continuaba disparando a su capitana sin necesidad de apuntarla. Letal, audaz. El temor creció en ella y las ganas de llorar insuflaban su alma. ¿Acaso aquel hombre era la razón de que aquella valerosa mujer hubiera permanecido inconsciente durante aquel tiempo atrás? ¿La razón de sus últimos chequeos médicos?

El enemigo era aterrador. Y jamás podría confrontarlo. Mientras las perlas cristalinas resbalaban por sus mejillas se dejó propulsar por el gas que había en su costado, disparando su espalda hacia el exterior. Los ganchos de sujeción abandonaron su costado hasta clavarse en un edificio cercano. Mientras ascendía recordó los consejos de Hanji. Dos toques rápidos harían que el impulso fuera mayor. Llegaría sin problemas hacia el otro lado de la calle.

Sus dedos permanecieron impasibles mientras su cuerpo comenzaba a convertirse en un péndulo que oscilaba hacia el sitio de origen. Extendió su brazo hacia aquella ventana. Hanji la miraba horrorizada mientras no para de disparar hacia una dirección, intentando disuadir a su enemigo. Aquella mano continuó extendida. Lágrimas cristalinas que volaban por el cielo, como si de gotas de lluvia se tratasen.

Hanji se incorporó sobre el alfeizar de la ventana y saltó sin dudarlo. Se sujetó con fuerza al torso de Mai. Notó que sus dedos volvían a impulsar sus cuerpos por el cielo.

Después sus oídos ensordecieron por un último disparo. Que se coordinaba con la enorme mancha de sangre que comenzaba a inundar su abdomen.

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Muchas gracias por vuestra paciencia. Lamento mucho no traeros capítulos tan a menudo. Pero me cuesta bastante sentirme motivada para escribir. Si os gusta la historia dejad un comentario y compartidla con aquellos a los que le pueda gustar, eso me ayuda muchísimo.

Espero que estéis pasando de manera adecuada la cuarentena y rodeados de vuestros seres queridos. A mí me ha tocado pasarla sola y aislada de mi familia que vive muy lejos. Así que me he dedicado por entero a mi dibujo. Chequead mi cuenta de instagram si queréis ver más imágenes levihan y de snk. Buscad @dokashibichan.

Con respecto al especial 10k, por votación popular salió lemon. Así que cuando lleguemos tendré preparado un oneshot y unas ilustraciones picantes y R-18. Pero debido a la censura en wattpad tendré que pasar un enlace para que podáis verlas. De nuevo, gracias a los pocos que aún perduráis apoyando esta historia. ¡Sois la razón de que le vaya a dar un final a esta historia!

¡Nosleemos!

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Aquí te dice que te toca desde en relacion con un creepypasta o sola 13/03/2020 #1 en pasta 04/11/2020 #1 en crepy