— ¡Steven!. —
Exclamo con un tono preocupado aquel hombre de larga melena café mientras agitados jadeos se escapan de su boca por la apresurada carrera que había llevado a cabo al querer llegar a la casa de playa en la que varias gemas y, su único, hijo le esperaban con paciencia.
Cuando abrió la puerta principal de aquella vivienda se topo con la figura del joven mitad gema sentada sobre aquel mueble junto a las escaleras con una de sus manos en su mentón, cubriendo parte de su claramente inseguro rostro, y la otra se hallaba reposada sobre una de sus piernas.
La perla rosa, Volleyball, tenía una mirada completamente desconcertada. Pasaba por sus temblorosos brazos sus inquietas manos, con frenesí, en un intento de mantener la calma en su propia persona. Mantenerse tranquila en la extraña situación que se presentaba.
Junto a esta se encontraba la otra perla, sencillamente llamada Perla, quien demostraba con su mirada tener muchas dudas rondando por su cabeza. Dudas y preguntas que necesitaban respuestas con urgencia. Porque lo lograba entender que estaba sucediendo.
Las gemas fusionadas, ahora juntas dando con eso la presencia de la fusión Garnet, estaba un poco alejada de la crisis. Golpeaba con su pie izquierdo el piso con impaciencia. Los brazos cruzados contra su firme pecho y los gruesos labios apretados con incomodidad.
Cerca de esta última mencionada se hallaba la gema de blanquecina melena, Amatista, quien comía con intranquilidad una bolsa de papas. Intentando verse relajada y despreocupada pero fallando miserablemente. Su masticar rápido y sus levemente temblorosas manos la delataban.
Fue allí que el recién llegado al interior de aquel hogar capto la presencia de una quinta y desconocida gema.
Sus tonos rosas provocaron que en su mirada se destacara la confusión y el asombro. Sin poder evitarlo le dio una mirada a la gema rosa que se abrazaba a si misma con nervios. Esta, al sentirse observaba, tembló en su lugar con inseguridad.
— ¿Qué esta pasando?. —pregunto luego de mantenerse en silencio por unos breves instantes.
— Eso quisiéramos saber, papá. —respondió el único adolescente en la sala.
Con frustración paso llevo ambas manos a su rostro para pasarlas por este con desespero. ¿Por qué ahora descubría nuevos secretos de su madre?.
Descubrió su rostro, para soltar un cansado suspiro, y llevar su agotada mirada hacia la nueva gema.
— ¿Puedes decirnos quién eres?. —lanzo la pregunta hacia la gema de tonos rosas.
— Como guste, mi Diamante Rosa. —realizo una reverencia hacia su dirección. Una pequeña y suave sonrisa decoraba su pálido rostro rosa.
Al escuchar la forma en la que fue llamado no pudo evitar mostrar una mueca. Asqueado de ser llamado por ese título que no le pertenecía. Al que había sido obligado a cargar por ser el hijo y heredero de la gema de su madre.
La desconocida gema dio pasos elegantes hacia el centro de la habitación. Como si danzara en aquella pequeña marcha. Acerco sus manos hacia la gema que se hallaba en donde debería ir su ombligo, si fuera humana, y de esta hermosa piedra rosa emergió un holograma.
Empezó a explicar de quien se trataba su persona.
— Me disculpo por la tardía presentación. Soy una perla de repuesto. Perla que ha estado esperando durante mucho tiempo que usted necesitara de los servicios de una nueva perla. Mi creación fue ordenada para prevenir futuros problemas o descontentos. Si mi Diamante Rosa, aquí presente, tenía algún inconveniente o insatisfacción por su actual perla asignada entonces yo tomaría el lugar de esta para servirle como su fiel servidora. —
Los presentes en la sala escuchaban la explicación en silencio. Procesando sus palabras.
— ¿Por qué se ordenaría la creación de otra perla rosa?. —se atrevió a preguntar el peli-negro.
La gema sonrió con dulzura hacia su dirección. Le incomodo un poco aquel gesto pero no aparto su mirada.
— Mi Diamante Rosa era conocida por sus arranques de ira, caprichosos y testarudos. Así que, las otras Diamantes, ordenaron la creación de una gema rosa de repuesto por si llegaba el momento en que se necesitara de una nueva para aquella Diamante Rosa. De esa manera evitarían tener que escuchar sus quejas y podrían ofrecerme al instante como su nueva perla. Sin hacerla esperar. —
Respondió directa. Sin temor a que sus palabras ocasionaran algún castigo contra ella por su osadía.
Estrujo su entrecejo con irritación.
— Sabes que yo no soy esa Diamante Rosa, ¿verdad?. —lanzo la pregunta.
— Puedo saber que no lo es. No es a quien me ordenaron servir cuando llegara el momento. Pero... —pauso antes de continuar. — Puedo asegurar que puedo sentir en mi que lleva la esencia de mi Diamante Rosa. Así que debo servirle como debí servirle a ella. —al terminar cerro sus ojos. Mostrándose inofensiva y adorable.
Apenas todo estaba comenzando y ya quería marcharse. Olvidarse de todo. Las acciones pasadas de su madre nunca lo dejarían en paz. Volvían siempre a saldar cuentas con él. Como si hubiera tenido algo que ver con aquello.
— ¿Por qué nunca se nos informo de esto?. —esta vez, quien tomo la palabra, fue la colorida perla. Que no se centraba en algún color para ayudar a encontrar a quien pertenecía. Perla.
La perla rosa observo a la responsable de la pregunta.
— Se mantuvo en secreto. Se quería evitar que mi Diamante Rosa tuviera la idea de querer dos perlas bajo sus servicios así que se me mantuvo encerrada hasta que se me necesitara. —explico con tranquilidad.
— ¿Por qué estas aquí? ¿Por qué ahora?. —ahora fue el turno de la primera perla rosa en hablar. Volleyball.
Antes de responder se quedo en silencio por unos segundos. Pensando en su respuesta.
— Realmente mis servicios no fueron buscados. Pero mi despertar solo significa que mi Diamante Rosa necesita de alguien. Alguien que lo apoye y este allí para él. —llevo una de sus manos a su pecho en un delicado toque. — Yo estoy dispuesta a ofrecer mis servicios, cuidados y compañía. Porque mi único propósito es servirle hasta el día en que mi gema se quiebre o él deje de existir. —aclaro firme. Decidida.
Todas las miradas se posaron sobre el chico mitad gema. Extrañados. ¿Aquel joven necesitaba ayuda?.
Al verse analizado por tantas miradas empezó a sudar frío. Temiendo que vieran lo que tanto intentaba ocultar. Rápidamente llevo su mirada hacia la nueva gema. ¿Cómo ella sabía que se encontraba...emocionalmente inestable?.
La gema, al notar la penetrante mirada del adolescente, es que volvió a posar la suya sobre este y mostrarle amorosa sonrisa. Inocente.
Apego su espalda en el espaldar del mueble. No comprendía que estaba pasando.
Sus ojos se abrieron exageradamente al tenerla frente a él. Muy cerca de su rostro. Se había acercando demasiado rápido. Él estaba muy aturdido como para reacción con tanta prisa y alejarse.
Lo tomo de las mejillas y le sonrió amplia mente.
— Descuide, mi Diamante rosa. Yo estoy aquí para usted. —
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¡Aquí un nuevo capitulo de este libro!
¿Ha pasado mucho tiempo verdad?
¡Wow! Sí que lo ha hecho.
¡Realmente espero que les haya gustado!
Les pido que dejen en los comentarios lo que opinan.
Ya la historia empieza a tomar un camino.
¡Nos vemos en otro capitulo!