Odio Profundo |BL| ©

By Mila_Darkness

5.7M 561K 731K

Dominik Evans es un joven introvertido, preso entre las paredes de su propio hogar. Maltratado por la persona... More

• Introducción
• Epígrafe
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Laguna Inestable

Capítulo 33

95.7K 9.4K 21.5K
By Mila_Darkness

Me encuentro caminando por toda mi habitación, intranquilo. No puedo detener mis pies, ni la necesidad de tocar mi cabello con desesperación, como si fuese un tic nervioso. Hace tres horas que llegué a casa, tres horas desde que Kara dijo que iría a hablar con Aaron. No hay señales de vida de ninguno, ni él regresó ni ella me mandó algún mensaje.

 Estoy en crisis. 

Era necesario aceptar el trato traicionero de mi mejor amiga, conociéndola sé que si no lo hacía ella no me dejaría hablar con el tal Liam. En verdad quiero ayudarla, y quiero demostrarme a mí mismo que puedo ser un buen amigo, que puedo devolver todo lo que la rubia ha hecho por mí. Sin mencionar que se notaba de lejos lo mal que estaba por la situación, no le haría nada bien enfrentar ella sola a ese tipo. Francamente también me da miedo que él sea peligroso, jamás permitiría que le hiciera daño a Kara. Aaron es agresivo pero dudo que llegue a lastimarla, además desde hace tiempo está tranquilo en todos los sentidos, no he oído que maltrate a más personas.

Bueno, sin contarme a mí, claro. 

En fin, lo único que me vendría bien ahora es dejar de darle vueltas al asunto. Necesito un baño caliente, con el agua hirviendo a todo lo que da. Y si la bañera contiene ácido sulfúrico, mejor. 

El ruido de la puerta siendo abierta bruscamente hace que me detenga en seco, congelándome en mi lugar. Siento cómo el temor se estanca en mi pecho, la respiración agitada que escucho detrás de mí solo consigue alterarme más. Con lentitud empiezo a darme vuelta, logro ver poco a poco lo que tanto quería evitar encontrarme: un Aaron furioso. Mis ojos quedan atrapados en los suyos, quienes me miran con una ira indescriptible.

Saltar por la ventana parece ser mi mejor alternativa. 

— ¡Tú! —grita enfurecido cerrando la puerta con demasiada fuerza, la habitación retumba—. ¡Voy a matarte! 

Sí, definitivamente es una excelente alternativa.

Me aterra pensar en lo que Kara pudo haberle dicho para enojarlo así, creo que selló mi sentencia de muerte. 

— Puedo explicarlo —digo rápidamente, defendiéndome.

— ¡No quiero una maldita explicación! —escupe caminando a paso arrasador, parece Lucifer en persona, y no el hombre guapo de la serie televisiva, sino el aterrador con cabeza de cabra—. ¡Tuve que dar malditas explicaciones por tres horas! ¡Y aún así me golpeó, esa salvaje!

Ante sus palabras me quedo viéndolo incrédulo, incapaz de decir nada. ¿Aaron dando explicaciones?  Suena como un chiste de mal gusto, él no da explicaciones. Y en el caso de que las diera... ¿Por qué lo haría? Bueno, Kara sin dudarlo se las pediría al ver mis golpes, el problema es que el rubio se mantendría callado. En realidad esa sería la mejor opción, decir una cosa puede llevar a revelar otras y no quiero que mi amiga sepa todo lo que ocurrió. Espero que él haya mentido. Maldición, Aaron ni siquiera suele mentir, aunque sé que sabe cómo hacerlo. 

El hilo de sangre que cae sobre la mandíbula del rubio llama mi atención, observo más cuidadosamente dándome cuenta que tiene el labio inferior partido. Una espantosa idea bloquea mi mente. 

— ¿Lastimaste a Kara? —pregunto temiendo su respuesta, él suelta un bufido mientras sonríe con ironía. 

— ¿Yo lastimarla a ella? —pregunta acortando la distancia entre nosotros, quedando a pocos centímetros de mi cuerpo—. ¡Tu amiga es el animal salvaje que saltó sobre mí! ¡Está loca! 

— ¡No digas eso de ella! —suelto enojado, nadie habla así de Kara—. Además eso suena a una gran mentira, mi mejor amiga es pacifista. 

— ¡Dile eso a mi labio roto! —contesta tomándome de la remera, dejando su rostro a nada del mío—. Y no sé qué te hace creer que podría golpear a una mujer. 

¿Lo dice en serio?

— Es cierto, no sé cómo se me ocurrió algo así. En verdad pareces alguien pacífico, tranquilo y apacible, muy agradable por sobre todo. Definitivamente jamás te he visto agredir a otros, mucho menos has llegado a golpearme —digo sarcásticamente, ganándome una mirada mortal de su parte. 

— Tú eres hombre —dice como si fuese la cosa más obvia del mundo. Solo puedo suspirar exasperado, sin poder creer su estúpida respuesta. 

— Vaya, no me había dado cuenta —escupo irónico—. Lamento que el tener pene sea tu justificación para agredirme, uno creería que es por el pasado turbio que tenemos, no por lo que hay entre mis piernas. 

Siento su agarre tensarse, mi comentario lo hizo enfadar más. No me extraña para nada, siempre es así, pero estoy harto de intentar controlar lo que digo. ¿Cuál es el fin? ¿Sirve de algo callarme todo cuando de igual manera podría lastimarme? 

Hoy por la mañana era tan diferente, incluso llegó a ser cariñoso. La conversación que tuvo con Kara debió haberle afectado mucho, me preocupa pensar de qué habrán hablado. O bueno, más bien qué tanto le habrá dicho Aaron. 

— No me provoques —gruñe sobre mis labios—. Y no es lo que hay entre tus piernas, simplemente es diferente golpear a un hombre que a una mujer. Ellas son más frágiles, no se saben defender, es de cobardes dañarlas. 

— No puedo creer que dijeras un comentario tan machista y absurdo —contesto en tono reprochador—. Kara es mucho más fuerte que yo, sin mencionar que sabe defenderse, tu jodido labio es la prueba de eso.

— Ella no se defendió, me atacó —responde indignado a la vez que suelta mi remera, no se aleja ni un poco de mí—. Pero en algo tienes razón, tú en verdad eres débil y no sabes defenderte. Golpearte es como golpear a una chica, además... —siento una de sus manos rodear mi cintura, de inmediato baja hasta mi trasero y lo agarra pegándome a él— También lo recibes como una.

La chispa de furia que se iba apagando se vuelve a encender por completo al oírlo decir esa porquería. Empujo su pecho con fuerza logrando que me suelte, enseguida me alejo de él. 

— ¡Eres un imbécil! —grito con mi rostro ardiendo en llamas. 

Esperaba algún grito de su parte, pero en cambio recibo una sonora carcajada. Mis ojos se abren ampliamente por la sorpresa, mirándolo con incredulidad. Ya no se ve furioso, sino todo lo contrario. 

¿Acaso enloqueció? 

— Te ves adorable cuando te sonrojas —dice sonriendo, sus ojos tienen un brillo que no logro descifrar. 

Sí, enloqueció. 

— ¿Estás bien? —pregunto cauteloso, sintiéndome incómodo por su repentino cambio de actitud.

— Sí, lo estoy —responde mientras camina hacia mí—. Es solo que estaba tan enojado que olvidé lo que debía hacer.

Bien, no entiendo nada.

— ¿Y qué es lo que debías hacer? —mi voz sale más baja de lo que hubiese querido, me pierdo en el brillo de su mirada. 

— Esto —dice tomando mi rostro entre sus manos para luego besarme suavemente. 

El acto me asombra tanto que estoy varios segundos inmóvil, sin saber cómo reaccionar. En cuanto comprendo lo que ocurre no lo dudo dos veces, le sigo el beso. Mis manos terminan aferrándose a su pecho mientras las suyas me toman de la cintura con cuidado. 

— ¿Por qué haces esto? —pregunto rompiendo el beso, sin apartarme. 

— Porque me equivoqué —contesta en un tono derrotado, acariciándome—. Tuve que haberte creído, lo siento. 

Una sensación cálida recorre todo mi cuerpo, el corazón me late demasiado rápido. Él no sabe cuánto necesitaba que dijera eso, yo tampoco lo supe hasta ahora. Siento como si un peso enorme se hubiese ido de mis hombros, es liberador. 

— ¿En verdad me crees? —la pregunta escapa de mis labios, esperanzada. 

—Sí, lo hago —responde con seguridad—. Tu amiga hizo que me diera cuenta de muchas cosas. 

Casi me atraganto con mi propia saliva ante la mención de la rubia, estoy seguro que mi rostro refleja todo el pánico que siento en este momento. 

— ¿Qué le dijiste? —suelto en un susurro ansioso. 

— Hablamos de muchas cosas —su voz suena despreocupada, lo que me hace entrar más en pánico. 

— ¿De qué hablaron? —pregunto mirándolo fijamente.

— Y de todo, Dominik, le conté todo —contesta exasperado—. Por algo tengo el labio roto, ¿no crees? 

Ni siquiera me atrevo a preguntarle si con ''todo'' se refiere a TODO, porque ya sé su respuesta. El maldito decidió ser completamente sincero con Kara.

Mierda, estoy jodido. 

Pero hay algo que no cuadra en esto...

— ¿Cómo es que sigues vivo? —aunque mi voz suena seria, Aaron se ríe como si contase un chiste. 

— Ella realmente se enfureció, digamos que sí pude sentir sus ganas de matarme, da un jodido miedo verla en ese estado —dice apretando levemente el agarre que tiene sobre mi cintura, en un gesto afectivo—. Y estuve tan enojado cuando llegué porque no le explicaste nada a tu amiga, tuve que decirle todo yo. Pero lo extraño es que, aunque me insultó de maneras que jamás creí escuchar en una chica, me entendió. 

— Sí, Kara suele ser bastante comprensiva —digo con cariño. 

— Lo fue, y agresiva también —dice lamiendo su labio, recordándome el golpe que le dio—. Aunque lo reconozco, me lo merecía —parpadeo incrédulo, debo haber escuchado mal—. Hey, no me mires así, lo digo en serio. Me equivoqué mucho contigo y te lastimé cuando no debí hacerlo, tú nunca mentiste. 

— ¿Te diste cuenta de eso porque ella te lo dijo? —pregunto apartando la mirada. 

— En parte sí, pero después de lo que dijiste ayer — levanta mi barbilla, conectando sus ojos con los míos— me costó demasiado creer que estabas fingiendo. 

— No fingía —interrumpo enseguida.

— Lo sé —contesta dándome un rápido beso en los labios, sorprendiéndome— Dominik, todavía estoy confundido con todo lo que nos pasa, pero de algo estoy seguro: no quiero volver a lastimarte. No lo deseo como antes, ni le veo un sentido real cuando sé que tengo más ganas de besarte que otra cosa. 

¿Por qué mi corazón late tan rápido?

— Aaron... — quiero encontrar algo para decirle pero él me interrumpe negando con la cabeza. 

— No digas nada —susurra acariciando mi rostro—. La semana que pasé sin ti también hizo que me diera cuenta de muchas cosas, una de ellas fue la manera que me afectaba el creer que pudiste haberme engañado. Por eso quería estar lejos de ti, porque sé que comienzas a tener poder sobre mí y no quería que lo notaras, pero ahora ya no me importa. 

No puedo resistirme más, pongo mis brazos alrededor de su cuello y lo atraigo hacia mí, besándolo con brusquedad. El corresponde al instante, sin tanta fuerza ni desesperación, marcando un ritmo más lento, más íntimo. Es la primera vez que un beso suyo llega tan profundo en mí, transmitiéndome emociones que jamás creí sentir. 

Ya no es algo sexual, es algo más.

— Dominik... —su voz rota termina con nuestro beso. Al separarme de él noto cómo una lágrima se desliza por su mejilla haciendo que mi respiración se detenga, inconscientemente pongo mi mano en su rostro y la corro—. No sé cómo debería sentirme, y eso hace que me enfurezca. Ya no puedo decir que te odie en verdad, me estaría mintiendo a mí mismo, pero sí hay una parte de mí que lo hace. Y no quiero que sea así, no quiero seguir odiándote. 

Mi vista se vuelve borrosa, una fuerte opresión ocupa mi pecho. Las lágrimas no tardan en derramarse como ríos melancólicos sobre mi piel, destructoras, devastadoras.

— Lo entiendo, Aaron, de verdad lo hago —susurro tratando de estabilizar mi voz—. Quizás nunca olvides todas las cosas que te hice porque fueron horribles, y te juro que haría cualquier cosa para cambiar el pasado si pudiera. Ya te lo he dicho, sé que merezco tu odio, sé que merecía la mayoría de las cosas que me hiciste. Arruiné tu infancia, tu vida, y me odio tanto por haberlo hecho. 

— Basta, deja de decir eso —dice abrazándome con cuidado, pegándome a su pecho—. No quiero que te odies, en este momento lo único que quiero es besarte. 

Y así lo hace. 

Me besa como si nuestro pasado no existiera, como si fuésemos dos personas libres de la crueldad del destino. Acaricia mi cuerpo sin prisas, sin fuerza, solo con delicadeza. Y no siento miedo, me siento seguro. Sus dedos recorren mi cuello, mi pecho, llenándome de calidez. Porque no solo es piel lo que toca, sino mucho más. Me ahogo en una sensación agradable, placentera, que cubre los vacíos enormes de mi ser haciéndome sentir completo. 

¿A esto le llaman felicidad? 

---------------------------------------------------------------------------------------

¡Hola! Bueno, ahí les traje el nuevo capítulo de la novela.

¿Qué les pareció?

Al principio quería que este capítulo tuviera lo que ya leyeron más el encuentro de Dominik con el hermano de Rose  (Liam). Pero no hubiese quedado bien, creo que es mejor dejar eso para el siguiente capítulo, además de otras cosas que planeo agregar. 

Esta vez no tengo mucho que decirles, aunque me gustaría agradecerles por el apoyo que le están dando a la novela, con esto de las promociones en Facebook la novela casi llega a los 14k, me pone muy feliz. ♥ ♥ ♥

Ahora les voy a dejar otros memes más que hice (igual de cutres, como siempre JAJJA), ya se está haciendo una costumbre ponerlos acá. 

Y esta no es un meme, pero es uno de los diálogos que me gustó y quedó genial con la imagen de fondo JAJAJAJAJ  ¿Recuerdan esa parte?  

Bueno, eso sería todo. 

¡Muchas gracias por leerme!






Continue Reading

You'll Also Like

1.2K 122 18
Klaus siempre se considero un chico heterosexual. Y cuando conoce a Derek, descubre que no puede dejar de mirarlo. Pero eso es normal, ¿no? que pens...
64.9K 7.7K 35
"Tienes que estar bromeando", fueron las ofensivas palabras lanzadas por la pequeña chica de cabello castaño ondulado y ojos felinos. A pesar de su t...
1.3M 90.5K 43
Lukas Roden un chico de 17 años, cruza por una de las etapas frustrantes de la vida, la adolescencia. La Preparatoria Claremont Babson en Estados Un...