The Stripper [Caché]

Galing kay JaureguiAlwaysDarks

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¿Se han imaginado tener dos vidas? ¿Ser dos personas al mismo tiempo? Apuesto a que si. Pero entre pensar y v... Higit pa

Capítulo 1 - Doble Vida
Capítulo 2 - Volviendo a Miami
Capítulo 3 - La Stripper
Capítulo 4 - Nueva Presidencia
Capítulo 5 - Primer día
Capítulo 6 - Más tiempo juntas
Capítulo 7 - El baile
Capítulo 8 - El beso
Capítulo 9 - Perdiendo el control
Capítulo 10 - Le café
Capítulo 11 - Dulce Ilusión
Capítulo 12 - Confusión
Capítulo 13 - Regalo, Paseo, Conversación
Capítulo 14 - Juegos Perversos
Capítulo 15 - Llegada Inesperada
Capítulo 16 - Reencuentro
Capítulo 17 - Conociendo La Familia, Problemas
Capítulo 18 - Un Buen Día
Capítulo 19 - Un Baile
Capítulo 20 - Volviendo a la dura realidad
Capítulo 21 - La venganza
Capítulo 22 - Perdidas
Capítulo 23 - Arriesgarse
Capítulo 24 - Fuck you all the time
Capítulo 25 - Caminos cruzados
Capítulo 26 - Peleas y Reconciliación
Capítulo 27 - Nueva Alianza
Capítulo 28 - Un día diferente
Capítulo 30 - El descubrimiento
Capítulo 31 - Confrontación
Capítulo 32 - Torbellino de sentimientos
Capítulo 33 - Cayendo en tentación
Capítulo 34 - Negociaciones
Capítulo 35 - Cosas del Pasado
Capítulo 36 - Baile de Máscaras
Capítulo 37 - Propuesta
Capítulo 38 - Cuestión de saber
Capítulo 39 - ¿Quién dirige este juego?
Capítulo 40 - ¿Todo funcionará?
Capítulo 41 - Mentir, ¿Si o no?
Capítulo 42 - Sorpresa
Capítulo 43 - El Vuelo
Capítulo 44 - Secretos
Capítulo 45 - Irse, ¿Sí o no?
Capítulo 46 - Decisión
Capítulo 47 - El Lap Dance
Capítulo 48 - Jaque Mate
Capítulo 49 - Estrategia
Capítulo 50 - La Nueva Era
Capítulo 51 - Ajuste de Cuentas
Capítulo 52 - La Pérdida
Capítulo 53 - Nuevos Tiempos
Capítulo 54 - La Boda
Capítulo 55 - El Poder
La Familia - Epílogo 1
Dos Lados - Epílogo 2
Querida Stripper - Epílogo 3 Final
Culpable Tentación

Capítulo 29 - Momentos

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POV Poché

Abrí los ojos solo para tener la certeza de que no he estado en un sueño. Estábamos exactamente donde nos habíamos acostado anoche, en el suelo de la sala cerca de la chimenea que en ese momento no tenía fuego. Mire la cómoda y vi las dos copas presentes con el restante del líquido que ni nos importó terminarlo. Mire nuestras ropas esparcidas por el suelo y me enfoque en la sudadera de Calle, tuve ganas de cogerla para sentir su dulce perfume. Cuando me di cuenta que no la necesitaba, pues tenía a la dueña del perfume acostada a mi lado, boca abajo con su espalda desnuda y el restante de su cuerpo cubierto con la sabana que estaba allí. Su cabello estaba perfecto la ganas de pasar mis manos por ellos fue enorme y no me contuve, solo me deje llevar por el momento.

Pase mis manos sobre su espalda desnuda subiendo mi mano hasta su cabello, en el cual relaje mi mano y comencé un camino allí, coloque su cabello a un lado y pude ver las marcas de su cuello que denunciaban exactamente lo que habíamos hecho la noche anterior, las marcas de amor. Amor.

Calle me amaba y yo la amaba a ella, perdidamente y locamente, aquella mujer es mi inicio y mi fin. Si, ella es. Mi vicio, mi dueña, mi paraíso en el infierno.

Empecé a distribuir besos en las marcas que tenía en su cuello, fue cuando la mujer dio señales de que se había despertado.

-Si cada vez que hacemos el amor me despiertas así, ¡tendremos que hacer el amor para siempre!- Dijo la morena con aquella voz ronca, arrastrando las palabras, llenas de mimos.

-Si se trata de una orden, tendrá que ser más clara.- Le susurre al oído llena de segundas intenciones. Dando un pequeño mordisco en el lóbulo de su oreja al final.

Segundas intenciones que no pasaron desapercibidas por Calle, que se giró totalmente desnuda, con su piel blanca y blanda, que yo me podría quedar admirando por años. Me llevo a su regazo, sentándose junto a mí, pegando su boca a mi oído para decir:

-Yo no acostumbro a pedir, Srta. Garzón, eso claramente fue una orden.- dijo con su manera prepotente y arrogante y solo, de esa manera me estremecí de pies a cabeza.

Calle comenzó a pasar sus manos por mi espalda desnuda mientras distribuía besos en mi cuello, y solo con eso ya me estaba volviendo loca.

Cogí su cabello que ya estaba en mal estado por la noche anterior, y solté una pequeña risa al acordarme nuevamente de lo que habíamos hecho ayer, no solo ayer, si no todo el fin de semana. Fue entonces cuando Calle dejo lo que estaba haciendo y me miro de una manera confundida.

-¿Le estoy haciendo cosquillas, Srta. Garzón?- La morena dijo de una manera tan linda, que solo me hizo reír de nuevo.

Calle me miro con cara de pocos amigos, porque había cortado su momento sexy. Fue entonces que decidí provocarla un poquito.

-O que, Sta. Calle, ¿perdió su momento sexy?- Dije de la manera más sarcástica que pude.

-Está jugando con fuego, Srta. Garzón.-

-No tengo miedo a quemarme. Vamos, muéstrame lo que sabes.- Provoque arrastrando cada palabra de la manera más atractiva que pude.

Pude ver el fuego en los ojos de Calle y yo sabía que iba a salir quemada, a ciencia cierta, pero yo estaba esperando para eso, necesitaba su toque, casi como un adicto necesita de su droga. Y ella era mi droga.

Había deseo en sus ojos, que ahora tenían un tono oscuro, tan oscuro que daba un aire intenso en al momento. Nos quedamos mirándonos, en una batalla ya perdida por mí, que inmediatamente desvié la vista a su boca, atractiva y carnosa. Casi no tuve tiempo en cerrar mis ojos, cuando Calle pego su cuerpo al mío y tomo mis labios en un beso abrumador.

Ella me beso con furia, con excitación, con fuerza, yo me perdía a cada segundo, una de sus, manos fue a mi cuello. Metió la mano por mi cabello y tiro hacia atrás. Para tener acceso completo a mi cuello. Gemí cuando ella empezó a chuparlo, acción que claramente estaba dejándome en el límite, y ella lo sabía. Pero ella estaba jugando, y yo le mostraría que también sabia como jugar, y muy bien.

Pero antes de que pudiera continuar su teléfono comenzó a sonar.

-¡Mierda!- Calle dijo demostrando su total irritación por la interrupción.

Calle me miro como pidiendo disculpas, y yo solo asentí bajándome de su regazo inmediatamente para que la mujer pudiera hacer que el ruido se detenga de una vez. Pensé en quien podría estar llamando a estas horas y acabe distrayéndome con la visión de lo que acababa de presenciar.

Me levante para tomar la sudadera de Calle y ponérmela. Ya que Calle se había llevado la sábana con ella. Y yo no podía agradecerle más por eso, Calle se detuvo frente a la gran ventana de cristal, de la misma manera que estaba ayer en la noche observando la lluvia que caía, pero esta vez un lindo sol brillaba allá fuera, los rayos que pasan a través de la ventana le dieron un aire angelical a Calle y ella no podría ser aún más bella, si eso fuera posible, por supuesto. Con su pelo desordenado, y la sabana que cubría la cintura para abajo solamente, dejando ver todas las marcas de mis uñas que gritaban en contraste con su piel pálida. Me acorde de una canción de Lana, que encajaba perfectamente en este mismo momento.

''Oh that grace, oh that body,

Oh that face, makes me wanna party. She's my Sun.

She makes me shine like diamonds.''

("Oh que esa gracia, Oh ese cuerpo,

Oh esa cara, me hace querer ir de fiesta. Ella es mi sol.

Ella me hace brillar como un diamante".)

Cantaba en mis pensamientos mirándola a ella, que parecía estar triste por la conversación.

Camine en dirección a ella y sin que lo notara, la abracé por detrás sintiendo su dulce perfume invadiendo mis fosas nasales cuando sentí que sus músculos se relajaban en mi brazos, coloque su cabello para un lado y apoye mi cabeza en su hombro y solo me quede allí, mirando el gran jardín de afuera.

-Es hermoso, ¿verdad?-

-¿Eh?- Pregunte confundida.

No me había dado cuenta que Calle ya había terminado la llamada.

-¡El jardín, Pouch! Es lindo. ¿En qué mundo estas?- Pregunto mirándome un poco distraída.

-En nuestro mundo.- Hable muy cerca de su oído, colocando un beso en su oreja, sus vellos se erizaron inmediatamente.

Nos quedamos en silencio por algunos minutos, cuando ella finalmente hablo.

-Recibí una llamada de Juliana.-

Calle estaba en silencio otra vez, y yo sabía que algo estaba mal.

-Mi padre está muy enfermo, el empeoro desde la última vez que estuvimos allá. Cada día que pasa el empeora.-

Silencio. Era lo que estaba sucediendo en ese momento.

-Sabes, Poché, mi mayor temor es que no nos reconozca más, que no me reconozca más. Pero sé que es inevitable, un día se despertara y la vida nos dará una mala pasada a todos nosotros a la vez, y me da miedo...

Calle estaba abriéndose, como en la primera vez que estuvimos en su casa, pero esta vez fue peor, se de su dolor, y se cómo se siente. Quería abrazarla y protegerla de todo, pero no podía por que la necesitaba para que me proteja también. Pero mientras estábamos allí en nuestro mundo, podría ocurrir. Solo entonces la presioné más fuerte contra mi cuerpo como si pudiera pasarme todo su dolor a mí en aquel abrazo, y así lo hizo porque ya estaba más relajada y continuo hablando.

-Él es mi héroe, Pouch si estoy donde estoy es por él. Si yo soy quien soy, fue porque él me enseño todo lo que sé, el me hizo ser la mujer que soy hoy. Y le debo todo a él.-

El silencio estaba presente de nuevo, no podía decir nada, ella no lo necesitaba ahora, solo quería a alguien que la escuche, y eso es lo que yo estaba haciendo. Ella suspiró pesadamente y se encogió más en mis brazos, a pesar de que soy más pequeña que ella, de alguna manera me sentía capaz de mantenernos en nuestra burbuja, al menos por un tiempo. Al menos en ese momento, me sentí capaz.

-Él me traía aquí siempre que podía y nos sentábamos justo allí, debajo de ese árbol. Él me contaba historias de los demás y de sí mismo. Amaba cada segundo con él, si pudiera, Poché, volvería...- Hizo una pausa, sólo para pasar la mano por sus ojos, acto que anunciaba su llanto.

Aquello rompió mi corazón de todas las formas posibles, Calle estaba vulnerable, sin su armadura.

-Sabes, eres la primera mujer que he traído aquí.- Ella hablo poniéndose frente a mí, cambiando de tema.

Nuestros ojos se encontraron y todo a mí alrededor desapareció. Sus ojos estaban más claros que nunca, de un color café claro. Su iris demostraba su vulnerabilidad, su franqueza y su cuidado a lo que estaba a punto de decir.

-Poché... te amo.-

Ella dijo aquello mirándome a los ojos. Sostuvimos nuestra mirada, hasta que sentí una lágrima corriendo por mi mejilla que Calle trató de extinguir con una mano, ya que la otra sostenía la sábana.

Y besó donde antes estaba la lágrima.

-Y yo Te amo, Calle.-

Ahí no había Daniela Calle, no había Poché Garzón, no existía María José. Éramos sólo nosotras y los sentimientos que no nos cabían más en el pecho.

Era amor.

-Si yo pudiese quedarme contigo aquí mucho tiempo...--dijo la mujer mirándome con cariño.- En nuestro mundo.

-Eso sería realmente maravilloso, Calle- dije casi al mismo tiempo que ella.

-Sí, Pouch, en nuestro mundo.- Tomándome absolutamente por sorpresa. Ella me besó.

Un beso de aquellos apasionados, de aquellos de película, que te cortan la respiración y te llevan a las nubes. Me sentí flotando, me sentía completa, feliz, realizada . Me sentía enamorada. Sí, completamente enamorada de Calle.

Después de nuestro momento en la sala, nos fuimos a tomar un baño, separadas claro. Caso contrario no iríamos a la empresa hoy, ya fuera todavía tendríamos que pasar a la casa de Martha a dejar Valentina, que en ese momento ya se había levantado y tomado su baño. Ah, Vale... cómo me gustaría que viviera conmigo, cómo me gustaría que pudiera tener una vida mejor, poderle dar a ella todo lo que yo no tuve. Darle amor, afecto, una infancia, darle una familia de verdad. Pero por el momento, mi vida era un desastre.

Dios, aún tenía que encarar a Lina. Después de haberle negado un baile, nunca había hecho eso. Y de la forma en que conocía a la mujer, sabía que estaba en problemas, y esta vez María José no tenía nada que ver con eso.

Y Alba, tengo que llamarla. Después del episodio de la oficina no he hablado con ella, pero por la forma en que resultaron las cosas, era mejor no hablar de lo mismo. Y lo peor de todo es que Calle entiende todo mal. Alba es sólo una amiga, y nunca habíamos pasado de ser eso.

Y tenía a María José. Eso, con mucho, era mi mayor problema, mas también mi mayor solución. No sabía qué hacer, estaba perdida.

Tomamos café como una familia típica estadounidense. Esta vez no fue Calle que preparó el café, fueron los empleados, que deberían de estar muy aburridos por nuestro "pequeño" desastre de anoche. No demoramos en terminar y ya estábamos listas esperando el helicóptero de Calle para volver a la dura realidad.

Descenderíamos en la casa de Calle, y de ahí me acompañaría a llevar a Vale, que por milagro conseguí todo lo que quería, no necesitaba pedirle a Calle que nos llevara, ya que la morena se comprometió a llevar a la pequeña en su gran coche. Vale era todas sonrisas.

Yo que no estaba muy contenta, tendría que encontrarme cara a cara con Martha, que no dudaba nada de que estaba con ese pedazo de mierda en la casa de nuevo. Ugh... Esta semana ya estaba comenzando agitada.

El viaje en helicóptero a la casa de Calle fue muy tranquilo. Vale siguió adelante con el piloto, mientras que Calle y yo estábamos atrás. Estaba con un aspecto diferente, sus ojos estaban vacíos, su mirada hacia la nada y apenas sujetaba mi mano, con nuestros dedos entrelazados hacia un pequeño cariño con su pulgar.

-¿Calle?- La Llame de manera suave.

No hubo respuesta, ella sólo permaneció inerte en sus pensamientos. Yo sabía que la llamada de Juliana golpeó en su mente, porque las palabras de Calle estaban presentes en mis pensamientos:

''Sabes, Poché, mi mayor temor es que un día no nos reconozca más, que no me reconozca más. Pero sé que es inevitable, un día se despertará y la vida nos dará una mala pasada a todos nosotros, y eso me asusta... ''

Las palabras que le dolían a ella también me dolían a mí.

-¿Calle?- hablé por segunda vez fue cuando ella desvió la atención de la ventana y me miró. Sus ojos me decían tanto.

Nuestros ojos se conectaron de una manera mágica, como si hubieran sido atraídos por un imán. Aquellos ojos cafés, tan claros, capaces de aligerar mi vida y salvarme... sí, los ojos de Calle eran mi refugio, mi bálsamo, mi salvación. Mientras yo tuviera aquellos ojos, me sentiría segura. Y yo haría lo mismo con ella, sería su salvación, la ayudaría a pasar por esto, y no me alejaría de su lado, independientemente de lo que suceda.

Pegué nuestras frentes, y puse mis dos manos en cada una de sus mejillas. Tarareando suavemente un fragmento de una canción que yo sabía que iba a tener sentido para Calle:

--"I Promise you don't have to be afraid (te lo prometo, no tienes que tener miedo)

I'll wait, love is here and here to stay (Voy a esperar, el amor está aquí y está aquí para quedarse) So lay your head on me...'' (así que apoya tu cabeza en mí. ")

--"Te amaré hasta en los días de tormenta Calle."-- Dije mirando fijamente a la hermosa mujer.

- Tu no podrías ser mejor, ¿no es así?- Calle susurró antes de sellar nuestros labios de una manera suave. El beso duró sólo unos segundos, Calle rompió nuestro contacto cuando una pequeña voz nos llamó.

-¡Mai, ¡Dada! ¡Miren! las personas parecen pequeñas hormigas ahí abajo.-Vale Habló con una sonrisa gigante.

Calle sonrió y me miró como si me agradeciera por ese momento. Yo sabía que había sido más que un fin de semana para ella. Yo la tenía en todos los sentidos. Vi cada lado de Daniela Calle, en cada sentido, cada grieta, cada detalle de esa mujer lo guarde.

-"Mai", no me has dicho de dónde surgió ese apodo, Pouch.- la hermosa mujer me miró con una mirada curiosa.

Cuando Vale habló, sentí que mi corazón se detuvo y pude jurar que Calle me arrojaría de ese helicóptero si sabía mi nombre completo.

-Es por el otro nombre de Pouch, ¡dah!.-

-¿Otro nombre?- Calle me dio una mirada como pidiendo respuestas.

Fue entonces cuando el piloto nos avisó que debíamos prepararnos para aterrizar. Nunca agradecí tanto a Dios.

Nos bajamos del helicóptero hacia el auto de Calle, para entonces, ya nos estaban esperando. Alfredo estaba de pie, impecable como siempre.

Por último, Paula había tenido suerte de tener a ese apuesto joven a su lado. Tan pronto como nos vio, Alfredo nos recibió.

-Buenos días, Sra Calle, señorita Garzón.-

-Buenos días, Alfredo.- dijeron casi al unísono y luego se miraron entre sí con una risa.

-Y usted debe ser Valentina Garzón. La hermana pequeña de la señorita Garzón.- Alfredo dijo extendiendo la mano para Vale.

La pequeña extendió su pequeña mano con una gran amabilidad y la mejor pose dijo:

-Señorita Valentina Garzón. Pero me puedes llamar Vale. Usted parece ser amigable.-Dijo haciendo hincapié en el "señorita" y dejando caer un guiño al joven quien se sonrojo por el precoz gesto de la pequeña frente a él.

-Muy bien, señorita Vale. Mi nombre es Alfredo Flores y voy a ser su chofer esta mañana.- Dijo de manera amigable para la niña, abriendo la puerta para adentrarnos al gran coche.

En el interior del coche, Calle sacó el teléfono móvil que no paraba de sonar, tecleando sin parar para responder, y parecía ser algo importante, ya que se tomó toda su atención.

Vale miraba las calles y hablaba cosas al azar con Alfredo, ¿y yo? Bueno, yo estaba perdida en mis propios pensamientos.

Sólo me di cuenta de que habíamos llegado a casa cuando Alfredo lo anunció. Vale saltó al regazo de Calle, que acababa de terminar una llamada.

-Gracias, Dada, por haberme permitido pasar el fin de semana en tu enorme casa, te extrañare. ¿Prometes que vas a venir a visitarme?- Vale Habló con cierta tristeza en su voz.

Calle notó la tristeza.

-Hey, pequeña, pero esta no va a ser la última vez que nos veamos. Prometo que la próxima vez será aún mejor.- Calle dijo con tan cálida voz que me encontré con que la escena más linda del mundo.

-¿Lo prometes con el dedo meñique?-- Vale preguntó levantando su dedo meñique para que Calle pudiera hacer lo mismo y sellar una promesa.

Calle levantó su dedo meñique agarrando a Vale y se levantó de inmediato, luego de depositar un pequeño beso en la frente de ella. Vale saltó de su regazo al mío para salir por la puerta que Alfredo ya había abierto.

Hicieron una especie de "dame cinco" que sólo podía ser reconocido por ellos. Salí del coche tomando la mochila y el osito de peluche de Vale que Calle había conseguido la noche del parque de diversiones para la pequeña. Con cuidado, Alfredo se acercó a mí para salir del coche. Fui a la puerta de la casa, sonó el timbre de la puerta y espere.

Martha apareció con cara de pocos amigos, desviando su atención de mí hacia lo que estaba detrás, y yo sabía lo que ella estaba mirando; el coche aparcado de Calle.

Me incliné para besar a la pequeña junto a mí y darle un gran abrazo.

-Te echaré de menos, enana. Recuerda que siempre puedes ir de visita. Te quiero, niña.- Dije escondiendo mi deseo de llorar detrás de esas palabras.

-Siempre que pueda, Mai, lo haré. Te quiero mucho.- La pequeña dijo tomando su oso y su mochila desapareciendo por la puerta.

Me levanté y me encontré con una curiosa y furiosa Martha al mismo tiempo. Una vez que tuvo la oportunidad ella soltó:

-Parece que encontraste un bobo para engañar, no es así, Poché- La mujer dijo con desdén.

-Y Parece que piensas en lo que no es. ¿No te cansas de meterte en mi vida, Martha?-escupí Las palabras en esa mujer.

-Soy tu madre, Poché, por desgracia soy tu madre, y si, me meto en tu vida. No porque te volviste una perra tengo que ver que seas una cualquiera. Pero por lo que veo, no eres estúpida, al menos puedes encontrar a alguien con dinero para tu propio bien.-- Ella dejó salir todo a la vez y sentí que me hervía la sangre.

Me acerque a ella, yo era un poco más alta a causa de los zapatos que llevaba y mi deseo era darle una bofetada, pero no quise. Ella no se lo merecía, ni yo.

-En Primer lugar, Martha, no eres mi madre, nunca lo fuiste.- Me sentí caliente, caliente de rabia por eso tan insignificante.

-En Segundo lugar, una perra es lo que se encuentra en la esquina, y nunca he necesitado ir a una esquina para apoyarme ni apoyarte.- escupí las palabras en su cara.

- En tercer lugar, se lo doy a quien quiero. Y en cuarto lugar, Martha, tú eres la tonta aquí, tan tonta que te dejas manipular por esa basura, lo sigues aceptando, lo trajiste de nuevo a mi casa y le das todo mi dinero a él.- Con cada palabra que pronunciada, el peso en mis hombros era liberado.

Cuando Martha iba a abrir la boca, me di cuenta de que había alguien detrás de mí y me di cuenta al toparme con una Calle extremadamente perfecta.

-Poché, ¿hay algún problema? ya es tiempo de irse, ¿de acuerdo?- Calle extendió sus manos, volví a mirar a Martha una última vez antes de volver la vista a la hermosa mujer que me estaba esperando.

-No hemos terminado, Poché.-

-Sí, ya ha terminado señora Garzón.- Calle dijo en su tono de autoridad. -Si se me permite, tengo compromisos importantes con mi mujer. Pásela bien.- Calle dijo, dejando el lugar con su característica superioridad, tomándome de la mano, dejando a una Martha estática.

Alfredo esperaba con la puerta abierta. Calle me cedió el paso, se sentó a mi lado y me cogió la mano entrelazando sus dedos pálidos con los míos, permaneciendo en silencio mientras Alfredo arrancó el coche.

-"¿Mi mujer?"- decidí romper el silencio de la mejor manera posible.

-Sí, señorita Garzón. Mi mujer.- Dijo Calle con su tono arrogante y autoritario, desviando la mirada desde la calle a mi dirección.

Ese tono que me excitaba de forma rápida y de manera letal.

-Eso suena como una orden, señora Calle.- dije mordiendo mi labio inferior de la forma en que sabía que volvía loca a Calle.

Sus ojos miraron abajo hacia mis labios. ¡Bingo!

-Aquí no, Poché, por favor.- Dijo Calle desviando la mirada hacia el dispositivo en sus manos y en la parte delantera del coche en la que estaba Alfredo.

Me limite a asentir y relajarme a la espera de llegar a la empresa.

Quince minutos más tarde, bajamos ya frente de la empresa. Entramos triunfalmente, todos en la sala se detuvieron para mirarnos a nosotras. Ahí solo estaban la jefa y la secretaria. Y tuve que recordar eso. Todos los ojos estaban en Calle, que estaba divina en ese traje negro, y tacones altos del mismo color, los lentes oscuros en la cara, su inseparable lápiz labial rojo y el pelo suelto, cayendo sobre la espalda de una manera increíble.

Entramos en el ascensor y Calle hablaba por el teléfono. Aproveché la oportunidad y envíe un mensaje a Paula que me encontrara, para hablar con ella urgentemente. Cuando llegamos a nuestro piso, Calle se dirigió a su oficina tan centrada en su charla que apenas me habló. Lo entendí como una clara señal de que la llamada es más importante.

Me senté en mi escritorio lista para otro día de trabajo, cuando vi una figura bien conocida por mí. Paula. Apenas lo podía creer.

Me levanté de manera rápida, siendo recibida por una Paula feliz y de buen humor.

-¡Wow! Creo que eres la prueba viviente de que el sexo es bueno para el estado de ánimo.- Solté una burla.

-Cállate, Poché, antes de que te golpee. Ahora ven y dime cada pequeña cosa.-Dijo la mayor tirando de mí a una de las salas de reuniones que estaban allí.


POV Matu

No podía creer lo que Lina me había contado. Pasamos un par de horas hablando de lo que se debe hacer para poner fin a esta farsa. Y ya era hora de poner nuestro plan de acción. Daniela Calle era mía y de nadie más.

Entré a "Industrias Calle" como un huracán. Poco me preocupe por el aspecto que tenía, yo sabía que el juego estaba cambiando, y debía mostrarle a Poché quien realmente tenía la ventaja.

Pronto llamé el ascensor y no pasó mucho tiempo en llegar. Me acerqué consiguiendo algunas miradas pecaminosas. Parecía que estuve en ese armario de metal desde hace un siglo cuando el ascensor se detuvo finalmente en la planta superior. Llegué al cubículo de Poché, vacío. Pero he oído algunas voces procedentes de una de las salas de reuniones, pensé que sería Calle ya que la habitación estaba cerrada y su "perro pequeño" no estaba en su escritorio, decidí seguir el ruido para ver quién era.

Tan pronto como me acercaba a la habitación pude oír dos voces, una era Poché. Estaba segura. Y la otra voz me era familiar, reconozco esa voz en cualquier momento, era la voz de su pequeña amiga, la que estaba enrollada con Alfredo. Paula. Sí, esa totalmente ignorante pequeña mujer. Parecía que eran mejores amigas.

Podía escuchar algunas partes, habló de una discusión con una tal Martha que Calle había detenido. Hablaron de algo relacionado con el "Imperio". Exactamente a lo que he venido. Cuando se embarcaron en este tema, sabía que iba a ser mi señal. Me gustaría actuar ahora. Entré en la habitación sin incluso golpear y las dos se volvieron hacia mí con los ojos muy abiertos y claramente nerviosas. Se miraron la una a la otra yo solo las miré.

-¿Interrumpo algo?- dije con cautela y muy tranquila. Paula fue la primera en responder, con su afilada lengua.

-Sí, si lo haces. De hecho siempre interrumpes en la vida de los demás, Matu.-

Poché que permanecia en silencio miro estática a su amiga quien solo sonrió.

-La única que interrumpe la vida de los demás es su amiga, Paula, que por cierto es muy buena en eso, quería saber, cómo haces para disimular tan bien, Poché.-solté una mirada penetrante a Poché quien pronto se recompuso, ambas me miraron.

-¿Cómo hago el qué Matu?-- Ella me respondió con rudeza. Estaba nerviosa. Y eso fue genial.

-Tú sabes, Poché. O mejor incluso, quería tener una conversación contigo, ¿podemos? Es de tu interés, te lo aseguro.-

Paula miró a Poché, que asintió con la cabeza, dejando la habitación, dejándonos solas. Matu 1-0 Garzón. Tan pronto como oí el portazo, y me aseguré de que la leona se había ido y estábamos sólo ella y yo, era la hora, era la hora de jugar.

-¿Qué deseas Matu? Solo dilo y terminemos con esto.-

-Poché, querida apenas estamos empezando.- Dije mientras me acercaba a la mujer que empezaba a mirarme con ojos furiosos.

-¿Comenzando qué exactamente? ¿Se puede saber?-

-Esto Poché, nuestra conversación. ¿O es que realmente crees eso de engañarme con esa pequeña doble vida tuya?- solté de una vez la bomba.

Poché quedo estática, pude ver la sangre parar de correr por su cara. Ella no se esperaba eso y la atrapé justo como yo quería.

-¿Qué es esto, Poché? ¿De verdad creíste que no lo descubriría? Me pregunto cómo una mujer como Calle, inteligente y poderosa, no descubrió tu farsa.- Dije mirando fijamente a La mujer que se limitó a quedar frente a mí sin palabras. Tomé eso como que solo era una niñita inofensiva y me acerqué.

-Al mismo tiempo que estoy esperando la caída de tu máscara, realmente quiero saber el final de esta historia. Bueno, en realidad el final ya lo sé. Y es este: Calle se dará cuenta de que no eres más que una puta que quiere su dinero, al igual que todos los demás. Te despedirá porque estará demasiado disgustada viendo tu cínico rostro pasar por allí. Y luego vendrá corriendo a mis brazos, los únicos brazos en los que puede confiar de verdad. Debido a que no eres más que una pequeña puta barata.- escupí cada palabra muy cerca de su rostro, a la espera de su reacción.

Poché parecía haber alimentado sus fuerzas con esas palabras llevando la mano para golpearme a la cara, y con eso sabía que había conseguido exactamente lo que quería.

La miré a los ojos y dije:

-Adelante, golpéame eso me da una razón más para ir a la oficina de Calle a decirle todo. Vamos, Poché, adelante demuestra que eres una mujer, y yo voy a mostrarte que soy el triple de lo que eres. Porque esta charada con Calle no es nada más que sólo un buen polvo. Porque eso es todo lo que ella quería contigo.

Así que Poché, te estoy dando la oportunidad de salir de mi camino, antes de que maldigas el día en que te convertiste en María José.- Dije todo en un tono serio, mientras que Poché fijaba su mirada en mi con ojos mortíferos. Estoy segura de que si ella pudiera matar con la mirada, yo ya no estaría en este mundo nunca más sin duda.

Poché tenía la mano a centímetros de mi cara.

Sólo aparté la mirada de sus ojos a su mano y volví a sus ojos para terminar con broche de oro.

--Sabía que tomarías la decisión correcta Garzón. Que tengas un lindo día. Y recuerda, te daré hasta el próximo baile de María José para que le cuentes a Calle. De lo contrario, no se molesten en aparecer por aquí al día siguiente.-

Salí de la misma manera que entré, en el grandioso silencio. La sala quedó vacía. Decidí no hablar con Calle hoy, simplemente me fui hacia los ascensores y salí, sintiéndome victoriosa.


POV Poché

Ira. Disgusto. Humillación. Era todo lo que estaba sintiendo en ese momento. Como hubiera querido abofetearla. Pero eso era exactamente lo que ella quería, ya he entendido su juego. Y eso no sería así. Ella quería jugar, pero le mostraré que esto va mucho más allá de Poché/María José. Ella estaba entrando en un juego que sólo yo podía ganar y sabía exactamente quién me ayudaría. Tomé mi teléfono marcando ese número ya conocido para mí.

-¡Hey! Realmente necesito tu ayuda. Nos vemos para el almuerzo en unos ¿cuarenta minutos? Matu se enteró, y tengo que arreglar esto.-

[...]

No he sabido nada de Calle en toda la mañana, sólo pregunto para que transfiriera sus llamadas, cancelara las citas a sus reuniones del día y que no fuera molestada.

Habían pasado cuarenta minutos. Así que decidí ir a comer. Tenía algunos asuntos que atender y una persona a la cual encontrar.

[...]

Ya eran las 16:00, casi el fin del horario de trabajo. Calle no salió en todo el día, sólo se quedó en su oficina, decidí no darle importancia.

Yo estaba completamente absorta en mi trabajo cuando una voz familiar llamó mi atención. Miré hacia arriba encontrándome con Alba.


POV Calle

El día de hoy estaba totalmente lleno, El teléfono seguía sonando, y tenía que concentrarme, actualmente, lo necesitaba. Si no me concentro en el trabajo lo haré en mi padre y lo último que quería era perder mi tiempo y pasar mi día emborrachándome. Por un momento, me hubiera gustado que Alba estuviera aquí conmigo, ella era la única que me entendía, por supuesto tenía a Poché también, pero Alba estuvo siempre conmigo, ella lo sabe todo, ella es el tipo de amiga que siempre hace lo que sea con tal de que me sienta mejor independientemente de lo que este pasando, ella siempre estaba viva, diciendo frases como: ¡una mierda! y haciéndote reír. Por un momento me maldije por haberla tratado de esa manera, creo que debería pedir disculpas por ello. Agarré mi teléfono decidiendo llamarla para hacer algo.

Cuando un huracán de alegría entró en mi oficina.

-¡Hola, Perra!- Dijo la mujer saltando delante de mí.

Y para mi sorpresa, no era otra que Alba Paul Ferrer la que estaba presente. Mi corazón estaba lleno de esperanza en ese momento, me sentí más ligera con su sola presencia.

Se tiró en el sofá que estaba allí y yo me levanté yendo hacia ella para tirarme en el sofá también. Encogiéndome en sus brazos.

-Nunca he estado tan feliz de verte, Alba.-

-Lo sé, perra, no puedes vivir sin mí. Y como prueba de que he olvidado que fuiste una ogro celosa, estoy aquí de nuevo.- Habló la mujer causándome una débil sonrisa.

Ese momento me recordó el día en que mi padre tuvo su primer episodio de pérdida de memoria y descubrió su enfermedad. Ese día fue terrible, y la única persona que estuvo a mi lado ese día fue Alba. Y supe en ese momento que la necesitaba más que nunca, Yo necesitaba decirle la locura que estaba viviendo, la guerra que mi corazón y mi cabeza estaban teniendo, mis sentimientos que se vuelven contradictorios, y sólo ella podía ayudarme, Alba era mi ángel.

-¡Jesús! Te ves terrible.-

-Necesito un poco de tiempo.-

-Así que creo que es un buen momento para nosotras e ir a nuestro lugar favorito, ¿Qué te parece? ¿Estas dentro?-dijo Alba presionándome contra sus brazos.

-¿Solo tu y yo? ¿Como en los viejos tiempos?

-Sí, Cal, Tu y yo y un chingo de bebida. Como en los viejos tiempos.-

Me pareció muy bien su propuesta, tal vez debería ir, tal vez debía tener un tiempo para mi misma, para pensar en mí, deberían tomarme un tiempo lejos de esta locura. Y nada mejor que una buena compañía y una bebida para relajar la mente.

-Trato, Perra. ¿Cuando vamos?-

-Ahora.-

Había llegado el momento de tomar las riendas. Era ahora que necesitaba tomar una decisión en mi vida.

¿Poché Garzón o María José Guzmán? ¿El amor o el deseo? ¿La razón o Los sentimientos? ¿La Stripper o La Secretaria?

Yo tomaría una decisión. Lo necesitaba.


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With luvv, Danvdzz

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